jueves, 18 de julio de 2019

LOS DISPAROS Y LAS CONTRASEÑAS DEL CHACHO MANAUTA


Continuidad del cap.5 de los Apuntes para una Historia del Mundo Entrerriano

La ficción es el otro reprimido de
la historia”
MICHEL DE CERTEAU

...Se armaban terribles discusiones sobre
Bioy Casares, David Viñas, el padre
Castellani, Manauta y la política
de YPF...”
JULIO CORTÁZAR
Rayuela


Juan José “Chacho” Manauta también nació en Gualeguay, en 1919. Su infancia y su juventud estuvieron marcadas por una escuela sostenida por su madre maestra y por la historias del almacén de su padre. A esto se le agregan sus lecturas en la Biblioteca de la Sociedad de Fomento Educacional gualeya dirigida en ese tiempo por Juan L. Ortiz y Carlos Mastronardi. Después, el joven Manauta estudiará Letras en la Universidad de La Plata y será militante del Partido Comunista, al igual que su paisano Amaro Villanueva. Los textos del Chacho son una maravillosa síntesis dialéctica de esos mundos culturales que lo formaron. La militancia, la cárcel y las amenazas lo aventaron a BsAs. Escribió siempre con la memoria viva de su tierra. Un mapa de nuestra provincia lo acompañó hasta el final de sus días. Se recibió de maestro normalista en su pueblo, pero enseñó poco y nada en las aulas: el catolicismo obligatorio y otras incomodidades ideológicas y personales lo llevaron a dedicarse a enseñar con el periodismo y con su literatura, con su poesía, sus novelas, sus cuentos y sus guiones para teatro y cine. Para nosotros, las páginas de Manauta expresan, con una claridad notable, la conciencia crítica entrerriana contemporánea. Y mal que les pese a sus lectores conservadores, en sus páginas hay fuertes disparos literarios, históricos y políticos que retumban en el presente. Esos disparos son indicios que podemos repensar hoy, son las contraseñas que nos dejó el Chacho Manauta para que comprendamos con agudeza los valores, el drama y los desafíos de nuestro pueblo.

El gran trabajo de la Eduner


CONTRASEÑA: LAS TIERRAS BLANCAS

...El hombre prudente debe elegir únicamente los caminos
trillados por algunos varones insignes, e imitar a los de ellos
que sobrepujaron a los demás, a fin de que si no consigue
igualarlos, tengan sus acciones a lo menos alguna semejanza
con las suyas. Debe hacer como los ballesteros bien
advertidos que, viendo su blanco muy distante para la fuerza
de su arco, apuntan mucho más alto que el objeto que tienen
en mira, no para que su vigor y flechas alcancen a un punto
de mira en esta altura, sino a fin de poder, asestando así,
llegar en línea parabólica a su verdadero blanco...”
NICOLÁS MAQUIAVELO
De las soberanías nuevas que uno adquiere
con sus propias armas y valor”

La primer novela de Manauta fue “Los aventados”, publicada en 1952. La fuerte crítica que recibió lo llevó a ser un corrector obsesivo de sus propios trabajos desde ese momento. Con ese aprendizaje, escribió “Las Tierras Blancas”, novela que aparece en 1956 y que recibe la Faja de Honor de la Sociedad Argentina de Escritores (SADE). La lectura de éste clásico de la literatura argentina nos muestra la vida de esa familia humilde, empujada como tantas por los intereses sistémicos a los márgenes de la vida social, a las tierras que no son buenas para el cultivo, porque esas están en manos de los que no aparecen en la novela, de los que no sabemos su nombre. “Las tierras blancas” es la contraseña de Manauta para reflexionar sobre el histórico problema de la tierra, de sus propietarios formales, de los que la trabajan sin ser propietarios y del uso de la misma. Está demás decir que esa contraseña no ha perdido actualidad. El autor denuncia con fuerza el hambre que persigue a Odiseo -el gurí protagonista- y a su familia, que se acerca a comer las sobras que han quedado en el cuartel. La metáfora histórica y política pudo tener un doble sentido en su momento: una crítica al estado providencial peronista, que no pudo o no quiso superar la macrocefalia geográfica, y sobre todo una crítica a la autodenominada “Revolución Libertadora” que había asumido de facto el poder en 1955. La alternancia entre el yin liberal y el yan populista no fue muy lejos, más bien retrocedió: en 2019, los tristes y violentos números estadísticos indican que la pobreza -es decir, la política dominante- afecta a un 35% de los argentinos y que más de un millón de niños y jóvenes no cuentan con una cena en sus vidas.

A la miseria del alcoholismo, la prostitución, el robo sazonadas por un electoralismo tan sucio como transversal se le contrapone la conciencia de la madre, el otro personaje central de la novela del escritor gualeyo. Los pobres tienen que aprender a organizarse y a defenderse: esta madre toma nota mentalmente de lo que habría que hacer, como lo hizo aquella madre escrita por Máximo Gorki, el primer libro que Manauta dice haber leído en serio. Esta madre de las tierras blancas aprende con otros, las ideas de organización, empoderamiento y lucha:

“...Eso y muy poco más es todo lo que recuerdo de aquella conversación. Pero don Olegario recomendaba a los pobres de las tierras blancas que nos juntáramos para resistirles a los políticos coimeros, a los estancieros y a los ricos. Formaban parte de un partido de pobres o algo así, en el que los mismos pobres eran candidatos a gobernar...”

"Odiseo": versión rumana de
"Las tierras blancas"

PASADO Y PRESENTE DE NUESTRA ODISEA

La hipótesis es muy leninista: la conciencia de la opresión va a venir desde afuera del oprimido. Sigue siendo una provocación polémica. En cualquier caso, ese anhelo socialista y popular se ha postergado sin fecha. El pueblo pobre pelea todos los días de diferentes maneras su lucha, pero todavía no encuentra la fórmula de su organización y su soberanía confederal. No la encuentra en esa novela de Manauta, tal vez porque el libro reflejaba la realidad política y social del país. El gurí se llama Odiseo y su vida es más trágica que la del personaje griego del mismo nombre que el escritor seguramente leyó como parte de la formación clásica en humanidades y letras. Leer, en el sentido reflexivo del concepto, es reescribir dijo alguna vez Paulo Freire. Manauta es un ejemplo extraordinario de lectura freireana en nuestra tierra.

Queda abierta la discusión sobre la personalidad de esa madre y sobre esos seres marginados. Es cierto que la idea del poder popular queda solo como idea en la madre de las tierras blancas: como hemos dicho, refleja literariamente una época. Pero la intención queda lanzada en la obra y llega hasta el presente. Tal vez esta sea la odisea manautiana. Quien sabe si ese propósito combativo no se frustró porque jugó con las mismas cartas del poder que enfrentaba. Ese peligro late siempre, y no es muy fácil de evitar. La odisea de la liberación nacional y social llegó a lo más alto de la ola en 1973 y no supo resolver los enigmas y las amenazas del Cíclope y de la Diosa Calypso. Hoy el duro aprendizaje tal vez la haya dejado cerca de Itaca aunque no se ha dado cuenta: el poder popular es ética y justicia ambiental, cooperación, autogestión, planificación, economía política y cultura propias: es autosustentabilidad en el profundo sentido político del término. La odisea de nuestro tiempo termina -es decir recomienza- en la autosustentabilidad, que es la manera sólida y segura de volver a nosotros mismos y a los valores originales de nuestra tierra. Contra todo pronóstico y todo determinismo, la familia de las Tierras Blancas se quedó en Entre Ríos: esa resistencia dolorosa e impresionante es el primer paso para encontrarse algún día con la soberanía particular traducida como autosustentabilidad. La madre piensa en lo que le pasa a su esposo:

...Me di cuenta entonces de que no nos abandonaría jamás, que soportaría como un castigo nuestra vida junto a la suya, porque nosotros le recordábamos la antigua colonia, su chacra, que todos los años, siendo la misma, era distinta. Nosotros le recordábamos esa tierra, de la que el nunca quiso separarse, y es posible que, sin saberlo, tampoco quisiera olvidarla, pese a que sabía que jamás la recuperaría, que jamás lo llamarían para que la labrara de nuevo...

Don Olegario explica la alternativa, y ésto también lo comenta la Madre:

“...Y le digo más: quizás algún día, esos mismos campesinos, considerando que solos y aislados producían poco y ganaban poco, decidirían juntar sus propias tierras en una gran tierra de todos, de la que todos fueran dueños, y trabajarla en común para sacarle mayor provecho ...”

En Setiembre de 2019, año del centenario del nacimiento de Manauta, dos noticias de la actualidad política nacional e internacional, parecen ser nuevos capítulos de nuestra larga novela sobre las tierras blancas y las otras: un referente de los movimientos sociales en Argentina volvió a plantear públicamente la necesaria discusión sobre una reforma agraria en nuestro país, sumándole criteriosamente las ideas de economía social, sustentabilidad y la devolución de tierras a nuestros pueblos nativos. Algunos salieron de nuevo fantasmagóricamente a rechazar la idea, diciendo que, mantener el actual orden económico, social, extractivo y envenenado es "defender la república". Es la vieja idea rivadaviana, mitrista y oligarca de república que no termina de morir.

En este mismo contexto, el joven argentino Bruno Rodríguez -19 años- se plantó junto a la adolescente ecologista sueca Greta Thunberg en la ONU y dijo con una claridad impecable de sobreviviente y resiliente de la república de las tierras blancas que, "vengo de un país de Latinoamérica. La historia de nuestra región es la de cinco siglos de saqueo. Para nosotros, el concepto de justicia ecológica y medioambiental está ligado a los Derechos Humanos, la justicia social y la soberanía nacional sobre nuestros recursos naturales".

La clave soberana

NO MÁS RETROCESO. CONSTRUIR EL HOGAR EN PAZ

Otras historias de Manauta aportarán más claves para pensar esta odisea local y regional. Cierto es que esta crónica se parece más a la situación de los troyanos en desgracia y no a la de los aqueos invasores. Odiseo podía haberse llamado Eneas, pero el Chacho prefirió plantear así su lectura de la tragedia homérica. El escritor gualeyo escribió sobre nuestra no siempre visible Ilíada política y social. Al poeta latino Virgilio lo cita en “Las tierras del Mayor”: tal vez sea otra clave del mismo asunto. ¿Hasta adónde se puede retroceder en la guerra política y económica no declarada?. Escribió nuestro autor, en medio de la narración sobre la vida en esas tierras ásperas que, “era posible contemplar un miserable panorama de ranchos desperdigados y sin orden desplegándose en las tierras blancas, con el lujo inaudito del río y su corona tangencial brillante, que tras de limitar con una especie de rúbrica lo habitable, propiciaba después el hirsuto paisaje de ceibos y espinillos, donde retrocedía el pasado aborigen y matrero de la soledad entrerriana”. Hoy retrocede también el paisaje. Hay que enfrentar el retroceso.

En una parte de esta novela, Manauta se pregunta ante el cuadro de miseria si “¿pueden llamarse familias las que viven en este rancherío? ¿Puede llamarse familia la mía?”. La construcción amorosa y tranquila de un hogar parece anhelarse y reiterarse en el bello cuento “Los horneros” que el autor incluyó en su libro “Cuentos para la Dueña Dolorida”, su primer libro de este género, publicado en 1961. El abuelo de ese relato mira detenidamente a los pájaros caseros hacer su nido. “¿En qué piensa el abuelo?”, se pregunta el chico… En 1957, la Editorial Apis de Rosario distribuía la quinta edición de su manual de lectura escolar “El hogar de los argentinos”, una antología argentina y americana que leía nuestra madre en quinto grado. Había una ilusión pedagógica, en el doble sentido del concepto. El conservadurismo de las páginas del libro oficial no afecta en nada su potencia formativa y su belleza. ¿Cómo pensar hoy un Hogar de los Argentinos desde la Educación Popular, federal y democrática?.

Bien leída, “Las Tierras Blancas” nos muestra que para los pobres, la denominada sociedad líquida, es decir la situación de precariedad e inseguridad permanentes, se anticipó hace rato. Angélica y el primo, dos personajes de la novela, “no se juntan, por miedo a separarse después”. Nos explica esa madre, lúcida y resiliente, que “no es extraño, por lo tanto, que la Angélica y el Primo no parezcan querer juntarse, y juraría que ni siquiera se les ha ocurrido esa idea porque ambos llevan hasta en la misma sangre el recuerdo doloroso de la disgregación y la ruptura, de los adioses con lagrimas al lugar donde nacieron; y piensan, sin duda, o no lo piensan, sino que les tiembla en el corazón el miedo a juntarse, porque sospechan que al cabo de los años se verán obligados a separarse y disgregarse como antes para subsistir, a abandonar a los hijos y a darlos –como hay tantos, y el Primo es uno de ellos: dado, abandonado, recogido y vuelto a dejar-, porque se les haría difícil darles de comer, vestirlos, sin pensar ya en educarlos. La gente, pues, tiende a irse, a separarse, y yo, como don Olegario y el muchacho de anteojos, pienso que debiera ser al revés. Porque si a todos, al revés, se les diera por juntarse (pero todos), y por no abandonar las tierras que labraron, no veo, como no veían don Olegario y el muchacho corto de vista, que fuerza sería capaz de disgregarlos y aventarlos...”

SER MADRE, ANTES Y AHORA

Mi convicción profunda es que lo femenino y lo maternal
tiene toda su originalidad por fuera del poder”
JULIA KRISTEVA
La travesía amorosa”
Página 12, 18/11/2011

...Ella era responsable ante la superioridad de una
asistencia mínima de los alumnos a la escuela,
aunque la superioridad no se sintiera responsable
en absoluto por la miseria que mermaba dicha
asistencia...”
JUAN JOSÉ MANAUTA
El agachao”, en
Los degolladores” (1980)

La figura de la Madre podría pensarse tranquilamente como otra contraseña de Manauta. Es un personaje fuerte en “Las Tierras Blancas” y es una personalidad destacada en varios de sus trabajos. “Para la madre, el hijo nunca termina de nacer”, escribe el gualeyo, quién nos habla después de sus “tres madres” -la biológica, una mujer del deseo y una buena vecina- en el muy freudiano cuento “Pequeña Memoria”, incluido en su libro “Los degolladores”, su segundo trabajo de cuentos publicado en el año 1980, en medio de la última dictadura militar que lo tenía marcado en las denominadas listas negras. El rol de la madre fue un tema en el que Manauta se diferenció de Hugo del Carril, cuando éste presentó su versión de Las Tierras Blancas para el cine. El escritor de Gualeguay actuó en la película pero marcó sus diferencias en el trato que el cineasta dio a la figura materna. Una copia de ese film pudo recuperarse cuando el Chacho entraba en el final de sus días.

El escritor confesó alguna vez que “Odiseo” había sido un alumno de la escuela de su madre. ¿Sería hoy una escuela fumigada?. La maternidad es un tema clave para Manauta y es, más que nunca, un tema clave para nuestro tiempo. Para la semióloga y psicoanalista europea Julia Kristeva, “la maternidad es un renacer permanente porque nos ubica en el lugar de acompañar la fragilidad de lo humano”, y es fundamental repensarla hoy frente al avance del movimiento feminista. A la maternidad “le falta una filosofía” -le dijo Kristeva en una entrevista a Verónica Gago en Página 12-, agregando que “somos la única civilización, como laicos, que no la piensa filosóficamente”, y que por eso, la “pasión maternal” es un desafío para los feminismos. Para los feminismos y para todos.



CONTRASEÑA: LUCÍA

Ni Amaro, che, te salva de chabón
con su arte de cebar el cimarrón”
Carta de MANAUTA a un joven paranaense
al que enseñó a leer y escribir y en la cárcel

"El cuento es como una piedra que cae en un estanque"
JUAN JOSÉ MANAUTA

El cuento “Lucía (el señor Cervantes)” fue incluido por Manauta en su primer libro de cuentos dedicados a esa dolorida dueña cervantina. Es un texto sencillo, hermoso y directo para pensar las relaciones entre el peronismo y las ideas socialistas, dos formas del espíritu político quijotesco en Argentina. Por lo demás, nuestro autor supo decir que la mitad del idioma español nos pertenece después de 1492. A algunos le podrá parecer esquemático, pero la reflexión crítica de la historia de “Lucía” es muy provocadora. La muchacha, mucama de la pensión y adherente al peronismo, está enamorada de Julio, estudiante de Letras y comunista según dicen. Mientras lo espera, una noche ella toma uno de sus libros: es de Cervantes. No entiende mucho, pero al azar se encuentra con la frase “allí donde hay amor, hay dolor”. Después la chica nos cuenta que en la pensión, además de decir que Julio es comunista “o algo así”, lo llaman “filósofo”, “pero él fue el único que no se rió de mí después del 16 de setiembre. Tampoco se burló”. La joven está recordando el golpe militar contra el gobierno de Perón, en 1955 y agrega que le dijo a su compañero intelectual que “ya no está Perón. Ahora la gente de la pensión me mira como faltandome el respeto, me miran como si anduviera desnuda”. La respuesta de Julio es seria e interpelante desde un punto de vista político: “entonces lo que te dio Perón él mismo se lo llevó al huir”. Unos diez años después, Arturo Sampay -vocero de la constituyente social de 1949- se hacía una autocrítica en ese mismo sentido: la clase obrera y el pueblo mayoritariamente habían apostado por un líder y no por el fortalecimiento del poder popular y la autodeterminación colectiva. La contraseña “Lucía” abre la puerta o el programa para discutir las ideas políticas en Argentina y en el mundo, las ideas de los gobernantes, la de los militantes y las del pueblo.

La crítica de Manauta va dirigida a la autolimitación del peronismo pero va dirigida también a sus compañeros del PC, de ese partido que entendía a la formación de de Perón simplemente como una forma de fascismo. El militante de izquierda no se burla de su compañera peronista, le hace un llamado de atención ideológico estando junto a ella. El escritor entrerriano se irá distanciando poco a poco del comunismo. Su novela “Papá José” no fue bien vista por sus camaradas stalinistas en 1958. Manauta seguirá pensando que el marxismo es la mejor filosofía y que los soviéticos “ensuciaron y desprestigiaron la idea del socialismo”. En Diciembre de 1994, la Corte Suprema argentina falla a favor del escritor de nuestra provincia en un juicio contra la Embajada Rusa por 28 años de aportes laborales atrasados. El Chacho había sido redactor de la Revista Novedades de ese país que pasó del poder a los soviets, a la nomenklatura y a la perestroika como fase superior del burocratismo. “Si algo aprendí en el PC -dijo Manauta- es que las relaciones laborales deben ser sagradas. Los derechos del trabajador son inalienables,aunque se trate de la Unión Soviética. Ya se vio después que pasó allá: eso me quitó todo escrúpulo para demandarlos”. Las convicciones de Manauta triunfaban en la justicia, en los márgenes de nuestro cuestionado sistema judicial. Y lo hacía en pleno menemismo y a cinco años de la caída del Muro de Berlín: algunos bolaceros andaban hablando por ahí del “fin de la historia”.

El autor de “Lucía” conoció la cárcel un par de veces por su militancia comunista. Estuvo a la sombra durante el gobierno militar del GOU en dos ocasiones. En la última detención -en 1945- “el jefe de policía -en Devoto, dice el escritor- nos reunió a los presos entrerrianos para informar que por gestión del coronel Perón saldríamos libres; aunque nos prohibía regresar a nuestra provincia”. La guerra fría era implacable. Manauta regresó de vez en cuando a Entre Ríos, para distintos encuentros y homenajes. Lo seducía la idea de Mao Tsé Tung de incorporar “el ejército cultural” a la lucha de todo el pueblo. En 1963, el propio escritor de Gualeguay aparece como personaje en la novela “Rayuela”, de Julio Cortázar. En 1976 viajó a Cuba para ser jurado en el Premio Casa de las Américas. No se rindió nunca, como los partisanos gauchos de sus cuentos. Sus cenizas fueron arrojadas al río Gualeguay, tras su muerte en 2013, desde el Puente Pellegrini, el mismo que cruzaron Odiseo y su familia para llegar a las tierras blancas. Paradójicamente, la versión cinematográfica de esta novela fue realizada por la gran voz del peronismo que fue Hugo del Carril. El Chacho tuvo una buena relación con el cantor y director, más allá de las citadas diferencia sobre el rol de la madre en el film. Tal vez el cuento “Lucía” fue una vuelta de tuerca sobre todo eso. Para Manauta, Del Carril era “un peronista de izquierda, un hombre muy cercano al marxismo… era del mejor peronismo, del peronismo proletario, de la clase baja. No nos llevábamos mal, no nos peleábamos. Era un hombre muy lúcido... y era peronista hasta por ahí nomás, porque el peronismo no lo trató muy bien, incluso hasta estuvo preso”. ¿No es “Lucía” una contraseña para entrar a la gran microhistoria política argentina?.

CONTRASEÑA: LA TERCEROLA. EL PASADO PRÁCTICO

...No me pregunten la edad,
tengo los años de todos,
yo elegí entre muchos modos,
ser más viejo que mi edad.
Y los años de verdad,
son los tiros que he tirado,
nazco en cada fusilado,
y aunque el cuerpo se me muera,
tendré la edad verdadera,
del niño que he liberado...”
MILONGA DEL FUSILADO
Carlos María Gutiérrez y Pepe Guerra

Observe ese moro, le dije. Es mi caballo.
Nadie lo comerá”
JUAN JOSÉ MANAUTA
El jinete y su perro”, en
Los degolladores”

“La Tercerola” es un cuento que Manauta publicó en su libro “Disparos en la Calle”, en 1985, y hace referencia literaria a un fusil que pasa de mano en mano entre milicianos jordanistas. El propio Ricardo López Jordán (hijo) se lo obsequia al Mayor Ponciano Alarcón, gran personaje de los cuentos manautianos, y éste al soldado Martin Flaco. Alarcón fue un personaje real que se terminó transformando en figura repetida de la literatura microhistórica del escritor gualeyo. Alarcón y Martin Flaco son a la literatura de Manauta lo que Menocchio es a la historia indiciaria de Carlo Ginzburg en “El queso y los gusanos”, obra que según Alberto Manguel nos muestra el cosmos según un molinero del siglo XVI, y que “éste último es el ejemplo más conocido de un género nuevo, la “micro-historia”, que Ginzburg definió como “la ciencia de lo real”. El término, dice Ginzburg, proviene de la idea del microscopio, donde el prefijo alude a la intensidad del escrutinio, no a la escala del objeto escrudiñado”.

La tercerola

La tercerola es un verdadero símbolo histórico en los textos de Manauta. De ser un arma para la defensa de la soberanía provincial y el federalismo, pasa a ser arma para la defensa propia cuando esos gauchitos tienen que enfrentar a especuladores y estafadores, mientras sobreviven con dignidad a la derrota militar frente a los porteños. La tercerola está en poder de esos muchachos de pueblo que también rechazan la trata y la prostitución. Los “porteños” podría ser otra contraseña: la idea puede simbolizar -según como la leamos- al poder dominante y opresor en 1873, en 1955, en 1966 y en 1976, según como quiera leerse, o puede ampliarse la serie numérica, si incluimos “Las tierras blancas” en la reflexión crítica general. Para Amaro Villanueva, el sentido esencial del Martin Fierro era que ese personaje y sus compañeros terminan confundiéndose con el pueblo, calentando el fuego de las luchas por abajo. Para Manauta, la tercerola jordanista tiene un destino parecido: es la afirmación de la memoria y los valores del pueblo entrerriano en manos del propio pueblo que no huye, ni se exilia ni negocia con el roquismo en cualquiera de sus formas. “Es una retirada, no una juida” dice Ponciano Alarcón en el cuento “El nombre”.

El pasado histórico, el pasado de unos cuantos libros de Historia, nos habla de derrota, de gobiernos conservadores y de los que aparentemente no lo son tanto, asociados al progreso sin mucha democracia ni antes ni después del sufragio masculino obligatorio. Otros transforman las luchas en anécdotas folklóricas, que es una variante en la forma de hablar de la derrota. Pero hay otro pasado, según Hayden White, que es el pasado práctico, el pasado vivo del que se nutre la literatura manutiana. El excelente blog “Conceptos e Historias” nos explica la idea del pasado práctico. Este, “es esa porción del pretérito a la que acudimos cuando tenemos que responder a la pregunta kantiana “¿qué debo hacer?”, es decir, cuando lo que está en juego no es tanto establecer los hechos como ponderar los valores y, sobre de todo, hacer algo. Ese pasado se identifica con lo que Reinhart Koselleck llamó ‘espacio de experiencia’, ese pasado presente cuyos acontecimientos hemos incorporado y podemos movilizar para guiar nuestra conducta o pronosticar el futuro, y que tiene la textura palpable de la vida”. Con White nos acercamos a una reconciliación entre Literatura e Historia, pero en nuestro caso no para abandonar los hechos y sus consecuencias, sino para repensarlos en sentido microhistórico.

CONTRASEÑA: ZAMBA DEL LINO

Manauta escribió la letra de la Zamba del Lino en 1967. Oscar Matus le puso la música y la canción fue parte del disco “Matuseando” que ese compositor compartió con Rodolfo Mederos. Liliana Herrero la incluyó en su discos, en 1973 y 1998. En internet hay varias versiones hermosas que se suman a la de la artista de Villaguay radicada en Rosario. Pueden escucharse por ejemplo, las de Clara Cantore, la de Liliana Monai, César Spais y Chela Martínez, la de Ácido Criollo, y una versión de Marina Luppi que en Youtube se oye con una introducción del propio Chacho Manuta leyendo un fragmento de su poema “El linar”.

Para nosotros, la Zamba del Lino es una contraseña para pensar aquella Entre Ríos no dominada por los agrotóxicos. Lee el Chacho:

...La flor de lino.
Sobre colinas íntimas, fugaces, ondula su pudor;
madura al viento su colorido
que una mirada a lo alto le concede.
Viene con luz de arriba, desde las islas frágiles del cielo,
desde un oleaje desgarrado, desde la lluvia,
con su cristal deshecho, desde los pájaros,
como en un vuelo mágico, dormida.
Pero nace de abajo, desde napas celestes enterradas,
desde las mariposas sumergidas,
desde la tierra atenta de los surcos...”

La producción tenía su belleza más allá de los problemas y la dureza de esos tiempos, y esa belleza idealizada aquí no contaminaba la belleza de la naturaleza, ni tenía que dar justificaciones a algún veneno extranjero. El progreso mal entendido y no controlado política y culturalmente le iba dando golpes importantes al campo, entendido todavía como tierra. El progreso mal entendido iba empujando y expulsando. “¿Dónde estarán los hombres?, ¿Qué fue de sus caballos?”, se preguntó Manauta en “El linar”, y en “La alegría” dijo: “He vivido, entre ríos, la alegría. He escuchado decir “esta es la tierra”. Alguna vez habrá que ponerse firme y fomentar una agricultura con agricultores y una tierra para los que la trabajen y la cuiden, cuidando también a su comunidad, a su pueblo y a sus escuelas. Por lo demás, es muy significativo escuchar una zamba con contenido entrerriano y litoraleño. Es una zamba federal, mucho mejor que el folklore “argentino” administrado por los medios y negocios centralizados en BsAs.

El Chacho Manauta

CONTRASEÑA: ENTRE DOS RÍOS

Está bien el tradicionalismo folklórico,
pero si coincide con el nacionalismo.
Nada expresa por sí mismo”
RODOLFO IRAZUSTA

Es bueno regresar a su primera imagen,
cuando el agua era nueva, balbuceando el
contorno.
¿Quién puede imaginar la soledad, el alba,
la brisa fundadora que animó las fogatas?”
JUAN JOSÉ MANAUTA
Un río”

En 2009, Manauta corregió y reeditó su segundo libro de poemas “Entre dos ríos”, trabajo que había publicado originalmente en 1956 y que revisó para festejar su cumpleaños número noventa. A esta altura, los reconocimientos, premios y homenajes se multiplicaban para el escritor entrerriano. En 2006, la EDUNER había publicado sus cuentos completos. En 2015, la misma prestigiosa editorial universitaria publica la Poesía Completa del gualeyo. En la primera parte de su obra poética puede verse claramente la influencia de Juan L. Ortiz: era imposible para la tierra salir de la órbita del sol de la cultura en Gualeguay. Manauta tomó distancia prudente después con su prosa, pero no dejó de expresarse bellamente con la poesía, más allá de alguna palabra del viejo castellano muy español que hoy nos hace ruido. El título es una clara contraseña para pensar nuestra identidad entrerriana, nuestra historia, nuestro paisaje, nuestra cultura y las contradicciones entre el pasado y el presente. “Entre dos ríos” es una variante dialectal, fenomenológica, del idioma poético de Juan L., de Mastronardi y de buena parte de nuestros grandes escritores. “Entre dos ríos” no habla de un fresco abrazo de agua, describe una situación, invita a pensar una circunstancia. El mismo progreso descontrolado y ecocida del que hablábamos antes afecta fuertemente hoy la posibilidad de afirmar con vitalidad la vida en y entre nuestros dos ríos. “Entre dos ríos” es una contraseña para pensar críticamente lo que hemos sido, lo que somos y lo que debemos ser.

Pensemos , si no, el poema “El paisaje y el hombre”, que el Chacho incluyó en su primer libro de versos:

Todo sube en la quietud levemente azulada
de esta infinita mujer de tala y sauce,
esta mujer de aquí,
asomada al cielo caído en el río
como un flor de luz.
La vida tenue se escapa,
casi transparente, por las chimeneas de las casitas, loma arriba.
¿Qué será esto inclinado al paisaje
mirador de lo verde y lo lejano?

Son tan tiernos el pájaro y la nube
que en un momento parecen escucharse y comprenderse,
y la vaca, como un árbol más del campo,
apenas vuelve sus ojos, comprendiendo.

Pienso en el hombre que tiene su raíz en esta tierra,
que alimenta su mirada hacia las lomas rojizas
y así, con sus pies nacidos en lo hondo de la hierba,
ha tenido que ponerle ruedas a su rancho.
Mientras, el campo sigue bajando hacia el atardecer
y la brisa pasa como blando cuchillo,
cortándoles el olor a los retoños.
En cada hoja ondea un oculto deseo
de abrazar la tierra y morir
para nacer nuevo
y seguir siendo joven, húmeda y brillante.

¡No, no! No tiene dueños la tierra verdadera:
el chisperío rojo del seibo ¿para quién florece?
O su hermano gemelo el cardenal
¿quién le ordena su canto?...

El río sigue llevando la tarde
y desata poco a poco su cinta roja
entre los juncos amorosos.”

Lo mismo para el poema “Un río”, como para tantas otras expresiones de nuestra cultura en la poesía, la prosa, el canto, el teatro: ¿cómo evitar la melancolía? ¿cómo evitar las lecturas folklóricas -pasivas- y “culturales” que el propio autor rechazaría?. ¿Cómo evitar que se apaguen las brasas de la cultura encendida? ¿Cómo hacer para que nuestra cultura no quede sólo en brasas o escombros de la historia, de la política posibilista y del neocolonialismo mediático?. La afirmación política y educativa de nuestra cultura debe ser parte de la reapropiación democrática y comunitaria de nuestra tierra y nuestros derechos. Necesitamos fortalecer solidariamente las redes educativas, sociales y culturales que afirman lo nuestro.

CONTRASEÑA: TREN GAUCHO

Despierto, uno elige qué soñar”
JUAN JOSÉ MANAUTA

Manauta publicó el cuento “Tren Gaucho” en su libro “Los degolladores” de 1980. El texto había sido escrito en 1968. De la mano de la cineasta Gabriela David, se transformó en un cortometraje realizado en 1988, multipremiado, que puede verse en internet. Los gurises que changuean en los basurales transforman una carretilla en un trencito para presentar en el carnaval. Esa máquina, tierna y patética, representa el primer tren que se puso en marcha en épocas de Urquiza. “Tren Gaucho” es una contraseña fuerte para discutir la historia de nuestros ferrocarriles y la política estatal ferroviaria. Es una contraseña para volver sobre la historia de los ferrocarriles de Raúl Scalabrini Ortiz y sobre ciertas nacionalizaciones a favor de los ingleses que denunciara Julio Irazusta. En Manauta, la idea quería representar el devenir real de aquel anhelo progresista. Hoy, el cuento es una interpelación mucho más fuerte, es un escupitajo sobre los versos políticos referidos a las inversiones estratégicas y al desarrollo. “¡Viva Perón!”, gritaban algunos durante el paso de la humilde pero orgullosa carroza. Lo mismo gritaban otros durante el infame carnaval menemista en los ´90.

El ex gobernador y sus sueños
caros para el pueblo

En 2010, el gobierno de Urribarri anunciaba con bombos y platillos la reactivación del sistema ferroviario. En un par de años, los trenes Paraná-Concepción del Uruguay, Paraná-Federal y Basavilbaso-Villaguay quedaron suspendidos. Lo mismo para la fantochada del “Tren de los Pueblos Libres” que iba a venir de BsAs y despues de pasar por nuestra provincia, iba a ingresar a la hermana República Oriental del Uruguay. Queda el ramal Paraná-Colonia Avellaneda, que muchos habitantes de la capital descubrieron cuando tuvieron que buscar una alternativa ante el paro de colectivos realizado en julio de 2019. Ahí algunos medios se pusieron a repensar la necesidad de una política más seria de desarrollo ferroviario. Sería importante salir de los discursos de ocasión y los impresentables e impunes shows electoraleros y definir una política seria que haga del tren una solución para el traslado del pueblo. Tal vez Manauta escribió el guión de un largo y bochornoso sueño político entrerriano. Eso sí, sus personajes tratan de no perder la dignidad.

CONTRASEÑA: NIMUENDAJÚ

La tradición es la fe viviente de nuestros muertos y
tradicionalismo es la fe muerta de los vivos”
RENÉ KRÜEGER

...En toda época ha de intentarse arrancar la tradición al
respectivo conformismo que está a punto de subyugarla.
El Mesías no viene únicamente como redentor; viene como
vencedor del Anticristo. El don de encender en lo pasado
la chispa de la esperanza sólo es inherente al historiador
que está penetrado de lo siguiente: tampoco los muertos
estarán seguros ante el enemigo cuando éste venza.
Y este enemigo no ha cesado de vencer. ...”
WALTER BENJAMIN
Tesis de Filosofía de la Historia” (1940)


El “Chacho” Manauta escribió el cuento “El nombre” en 1985. Este relato fue publicado con el título “Voyage du sud”, en francés - “Viaje al Sur” - como parte de un libro compartido entre escritores argentinos y canadienses, en Quebec, en 1989. El autor lo incluyó después en “Colinas de Octubre”, volumen difundido por la Editorial de Entre Ríos en 1995 tras otorgarle el Premio Fray Mocho dos años antes. El relato comienza con los gauchitos saliendo del prostíbulo -no aparece este concepto, pero queda claro lo que hacían- de la Juana Bogado. El duro realismo del autor da paso después a la historia de un cocinero subalterno. “Nimuendajú” es el nombre en guaraní con el que el personaje indio -primero denominado Yeheró- quiere bautizarse antes de morir. Para nosotros, “Nimuendajú” es la contraseña decisiva de Manauta. El escritor le hace decir al Mayor Ponciano Alarcón, su gran personaje microhistórico, que lo que sabe del idioma guaraní lo aprendió -nada más ni nada menos- que de “Andrés Artigas”. Cuando el Mayor le pregunta al nativo porqué eligió ese nombre, este le contesta: “O marä´eÿ rä chupity ma va´e”. Con lo quiso decirme, más o menos -explica Alarcón- “que él era el que ya no podía sufrir daño, con ese nombre, y que ha alcanzado el estado eterno, o más que eterno -me quiso decir- indestructible”.

Seguidamente, el Mayor habla con el soldado Martín Flaco y hace una reflexión crítica extraordinaria y profunda sobre las diferentes formas de bautizar y sobre nuestra historia y nuestra cultura en general. Dice el viejo miliciano federal:

Nos han puesto un nombre: a mí, Ponciano, y a vos, Martín. ¿Y qué quisieron decir con eso nuestros padres?. Nada, Martín, nada.
Entre nosotros, dicen que el bautismo borra el pecado original. Pero yo no me engaño. Debieran decir el pecado que cometieron nuestros padres al concebirnos. Entre los guaraníes, lo profano es sagrado, y todo se vuelve distinto. No se apunta al pasado, cercano o remoto, sino al futuro del que bautizan. De niños les ponen un nombre provisorio. Después cuando el hombre es consciente, él mismo se lo cambia. Entonces, el nombre se convierte en un pedazo del alma del poseedor, en un comprometimiento. Hombre y nombre se identifican y forman un todo inseparable. Esto me lo explicó una vez Andresito. Y más adelante, enfermo o herido en el combate, cuando se han agotado todos los recursos para salvar su vida, se apela al último, cambiarle el nombre. El moribundo, con esa nueva dote, hasta cierto punto empieza a ser otra persona. Y eso fue lo que quiso Yeheró -y agregó con todo desparpajo, como si él mismo se hubiese vuelto de repente un infiel-: sí que nos valdría. Ahora seríamos indestructibles, y tal vez transparentes, y esos porteños no nos verían el pelo ni de cerca...

Andresito

LECTURAS CON FE


“…Indicios mínimos han sido considerados, una y otra vez,
como elementos reveladores de fenómenos más generales:
la visión del mundo de una clase social, o bien de un
escritor, o de una sociedad entera”
CARLO GINZBURG
Señales. Raíces de un Paradigma Indiciario”

En diciembre de 2014, el hermano presidente boliviano Evo Morales recibió el Doctorado Honoris Causa en la UNER. Su visita se generó en el marco de la costosa y discutida Cumbre del Mercosur en Paraná. Muchos de los que aplaudieron eran los mismos que habían aplaudido la mentada reactivación ferroviaria y otros sueños playeros y cosecheros. Alguien tuvo la muy buena idea de regalarle al líder indígena y socialista un ejemplar de los Cuentos Completos de Manauta. ¿Habrá podido leer “El nombre”? ¿Podremos bautizarnos todos un día en la pascua política del Buen Vivir que la propia constitución boliviana reformada promete?.

Evo hojeando al Chacho

Antes de “El nombre”, Manauta había citado un capítulo bíblico para comenzar sus “Disparos en la calle”. Esa otra fe profunda se presentaba como introducción a un libro que comenzaba con el cuento “Las tierras del Mayor”. Un cristianismo social y solidario se refleja en esas páginas sagradas: “Y la multitud de los que habían creído era de un corazón y un alma; y ninguno decía ser suyo propio nada de lo que poseía, sino que tenían todas las cosas en común. Y con gran poder los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús, y abundante gracia era sobre todos ellos. Así que no había entre ellos ningún necesitado; porque todos los que poseían heredades o casas, las vendían, y traían el precio de lo vendido, y lo ponían a los pies de los apóstoles; y se repartía a cada uno según su necesidad” (Hechos IV, 32-35). Los criollos fuertes de espíritu parecen siempre superar las necesidades y compartir lo poco que tienen: el drama es que todavía no han encontrado a los apóstoles que repartan todo con justicia.
Probablemente no haya sido casualidad que ese gran cuento de Manauta haya sido leído, valorado y publicado en Quebec. Esa provincia canadiense, francófona en un país mayoritariamente angloparlante, ha desarrollado batallas soberanistas y federales tan fuertes como las nuestras. A una parte de su literatura contemporánea la discuten como “la novela de la tierra”. Podría ser una caracterización que también le demos a la nuestra. De esos lares es el Prof. Charles Taylor, un imprescindible filósofo de nuestro tiempo. Las obras de Taylor tratan de tender puentes entre fe y razón, ilustración y comunitarismo, pensamiento y acción política, soberanías particulares, federalismo, multiculturalismo y democracia. Si la pretendida república argentina se fundó con lecturas muy particulares de Rousseau o de Hamilton y Madison -otros se han fanatizado hasta el sadismo insaciable con Adam Smith-, hoy debe refundarse leyendo y discutiendo, entre otros, a Charles Taylor. Taylor, Alejo Peyret, Marcos Sastre y las Instrucciones artiguistas de 1813 podrían ser un buen punto de partida.

Manauta se definía como jordanista pero no como antiurquicista. En eso intentaba ser coherente como entrerriano. La memoria federalista late en sus personajes. “La idea federal tendría mucho que agradecerles” dice profundamente en “Las doradas colinas de octubre” ( del libro “Colinas de Octubre” de 1995), hablando de esos valientes y sufridos gauchos en retirada. La soberanía provincial y el federalismo eran cuestiones sagradas para ese pueblo que lo dio todo en la lucha. En “Forajido” (también de “Colinas”), la protagonista es Dolores Puig, la mujer del ex gobernador detenido López Jordán. Olivia Reinhardt y Guille Lugrin incluyeron el personaje manautiano de “Bita” (del libro “El llevador de almas”, de 1998) en su excelente obra de teatro, “Jordán, un pueblo en armas”, que el Grupo Candilejitas presentó en 2018. Bita discute fuerte con el caudillo en esta obra. En la era del Ni Una Menos y de los pañuelos verdes en movimiento, “Bita” es releída por Reinhardt y Lugrin como contraseña para volver a pensar el rol de la mujer en nuestra historia federal y para repensar al propio Manauta, que no era de darle mucha independencia a la mujer en sus escritos, reflejando como hemos dicho una época, sin forzar alternativas en este sentido. ¿Corregiría hoy sus relatos el Chacho?.

La literatura de Manauta espera nuestras lecturas y nuestras relecturas. Ahí está la picardía de “Diana” en su visita y la paradoja de “Hablando con el perro” ( en “Cuentos para la dueña dolorida”), el mano a mano entre el paisano y “el tigre” ( de “El llevador de almas”) -los chicos de la Villa 31 visitaban al escritor para hablar de ese cuento-, la simple belleza de “Mi pueblo en tres estampas” (en los “Relatos Breves”, en la edición ampliada de los Cuentos por la UNER) , la divertida y preocupante historia de “El aquelarre” (incluida en “Los degolladores”), y esas narraciones inconclusas -incorporadas en la 2da edición que la EDUNER hizo de los Cuentos en 2014- que el Chacho dejó abiertas, como “La vuelta del guacho”, cuya alma vuelve a su pago en una bolsa traída por Jacinto Galarza o “La mujer del administrador”, que comienza con un “cuando ella entró, se me estancó la respiración”. Quizá los docentes, los estudiantes y los lectores puedan pensar la o las formas de continuar esos relatos, usando creadoramente las contraseñas que nos dejó el Chacho Manauta.

Prof.Mauricio Castaldo
María Grande, Entre Ríos
Julio 2019


Portada de Eduner para la
Poesía Completa de Manauta

NOTAS:

Nuestra primer lectura de los cuentos de Manauta fue realizada en la 1ra edición de los mismos por parte de la EDUNER en 2006. Gracias a nuestro compañero Diego López, accedimos a la 2da edición ampliada, en la que basamos buena parte de estos apuntes: ver JUAN JOSÉ MANAUTA, “Cuentos Completos”, 2da edición ampliada y comentada, Paraná, EDUNER, 2014, con introducción de Sergio Delgado y Federico Bibbó y una impecable cronología escrita por Gustavo Esteban Martínez. La edición de sus poemas también bajo la dirección de Sergio Delgado, en J.J.MANAUTA, “Poesía Completa”, Paraná, EDUNER, 2015. Una versión digital de “Las tierras blancas”, en http://www.autoresdeconcordia.com.ar/articulos.php?idArticulo=455 . Lo mismo para el poema “El paisaje y el hombre”, en http://www.autoresdeconcordia.com.ar/articulos.php?idArticulo=1029 . El referente de los movimientos sociales que volvió a plantear la reforma agraria es Juan Grabois. Su propuesta puede leerse en "Grabois propuso una reforma agraria y redistribuir la tierra", Diario El Cronista, BsAs, 3/9/2019, en https://www.cronista.com/economiapolitica/Grabois-propuso-una-reforma-agraria-y-redistribuir-la-tierra-20190903-0034.html . Las palabras del ambientalista argentino, en "Bruno Rodríguez, el joven argentino habló junto a Greta Thunberg en la ONU: "No veremos cambios sin lucha", Diario Tiempo Argentino, 21/9/2019, en https://www.tiempoar.com.ar/nota/bruno-rodriguez-representante-argentino-en-el-evento-contra-el-cambio-climatico-en-la-onu-no-veremos-cambios-sin-lucha . Valiosas notas sobre Manauta pueden leerse en el archivo digital del diario Página 12 de BsAs; por ejemplo, ANGEL BERLANGA, “El Río del Futuro”, 5/5/2013, https://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/libros/10-5018-2013-05-05.html , WALTER LEZCANO, “He vivido Entre Ríos”, 28/6/2015, en https://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/libros/10-5621-2015-06-28.html , SILVINA FRIERA, “Un radiógrafo de la sociedad argentina”, 25/4/2013, en https://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/espectaculos/4-28469-2013-04-25.html . Sus poemas “El paisaje y el hombre” y “La hora dulce”, en https://poetassigloveintiuno.blogspot.com/2016/12/juan-jose-manauta-19708.html . La “Zamba del Lino”, versión de MARINA LUPPI con la voz de Manauta, en https://www.youtube.com/watch?v=NI0HUXrIEvk . Un buen análisis de la literatura de Manauta en el marco de la historia política y cultural argentina realiza PABLO EDMUNDO HEREDIA en “La Nación popular. Modelos políticos de revitalización de las culturas regionales (Renovación narrativa y representación discursiva. 1945-1976)”, Archivo del Cervantes Virtual, en http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/la-nacion-popular-modelos-politicos-de-revitalizacion-de-las-culturas-regionales-renovacion-narrativa-y-representacion-discursiva-1945-1976/html/d78902ec-d5a1-11e1-b1fb-00163ebf5e63_3.html#I_0_ . Una mirada a la obra de Manauta junto a la del escritor brasileño Graciliano Ramos hace FLORENCIA ROMINA VITERBO en “Determinismo y denuncia en las periferias argentina y brasileña: Las tierras blancas de Juan José Manauta y Vidas secas de Graciliano Ramos”, BsAs, Octubre-Noviembre de 2008, I Jornadas Internacionales de Investigación y Debate Político, http://www.razonyrevolucion.org/jorn/PONENCIAS%20EN%20PDF/Mesa%2018/Ponencia%20Ramos-Manauta.pdf . La farsa de la reactivación ferrocarrilera provincial en “El fin del tren: Otro ejemplo del gran teatro”, Diario El Entre Ríos de Colón, 24/8/2017, https://www.elentrerios.com/actualidad/el-fin-del-tren-otro-ejemplo-del-gran-teatro.htm . Sobre Ginzburg y la microhistoria, ver ALBERTO MANGUEL, “La asociación de ideas como técnica, Clarín, BsAs, Revista Ñ, 29/11/2016, https://www.clarin.com/ideas/ideas-tecnica_0_Hkw1rLdPQl.html . Sobre el concepto de pasado práctico de Hayden White, ver Vladimir López Arcañiz, “El pasado práctico”, 30/9/2015, en https://chs.hypotheses.org/275 . El “Tren Gaucho”, en https://www.youtube.com/watch?v=fsmMFfnNZOo . El libro de Scalabrini Ortiz, en http://www.labaldrich.com.ar/wp-content/uploads/2014/04/Ra%C3%BAl%20Scalabrini%20Ortiz%20-%20Historia%20de%20los%20Ferrocarriles%20Argentinos.pdf , el de Julio Irazusta, en https://kupdf.net/download/peron-y-la-crisis-argentina-julio-irazusta-pdf_58cb30aadc0d606f13c34614_pdf . ¿Quién puede seguir siendo inocente después de leer a Manauta y al hispano Juan Marsé?, se preguntan sartreanamente DANELA GIRAUD e IRENE de ANGELI (UADER) en su ponencia "Contextos socioculturales en España y Argentina durante la década del 50: dos miradas de denuncia y acción política", en https://www.academia.edu/14263943/Ponencia_comparada_2014._Giraud