“...¿No
es este sueño esencialmente
el
homenaje a la realidad fallida?...”
JACQUES
LACAN
“...“Para
mí el sueño”, dijo,
“para
mí el sueño ha venido
a
ocupar el lugar de los recuerdos...”
RICARDO
PIGLIA
“Respiración
Artificial”
I
– EL MUNDO ENTRERRIANO ENTRE 1820 y 1876, Y EL INCONSCIENTE
FEDERAL:
Una
extraordinaria cantidad de cosas pasaron en Entre Ríos entre la
derrota y muerte de Ramírez (1821) y la derrota de las rebeliones
jordanistas que buscaron reafirmar la memoria y la soberanía
particular federada en el período post-urquicista. Nuestra tierra
fue “el Vietnam del Siglo XIX”: a la resistencia multicultural
artiguista y a la defensa de la República de Entre Ríos le
siguieron el intento de continuidad ramirista con Don Ricardo López
Jordán padre, su derrota, sus intentonas fracasadas -donde
participará el joven Justo José de Urquiza- y la intervención
santafesina y porteña de nuestra provincia, que muchos han
denominado mal como la época de la “anarquía” entrerriana. Las
batallas continuaron en distintas zonas del territorio entrerriano,
antes, durante y después del gobierno de Urquiza. El jordanismo -la
defensa de Entre Ríos comandada por Ricardo López Jordán hijo-
también hizo de cada pueblo y de cada arroyo una trinchera de lucha,
pero la rebeldía soberana fue aplastada por los fusiles remingtons
de BsAs, enviados por Sarmiento, hacia 1873.
Esa
Entre Ríos derrotada y contenida primero en 1821, sufrió una
verdadera intervención política de gobernantes adictos y
dependientes del gobernador de Santa Fe, Estanislao López y después
-y un tiempo a la par de la influencia del anterior- del gobernador
de BsAs, Juan Manuel de Rosas. Ahora bien, todo intervencionismo vertical,
como toda hegemonía, nunca puede ser absoluto: ningún gobernante de
ese período pudo borrar la memoria federal, el inconsciente federal,
el deseo soberano profundo del pueblo entrerriano ni pudo acallar las
voces que reclamaban dignidad, justicia, respeto y soberanía
particular. En cada hecho histórico puede analizarse la correlación
de fuerzas en pugna y en tensión que se expresan en él o que están
detrás de él y de los discursos que se generan. Hay un estruendo de
las batallas, una sangre seca, que no siempre es fácilmente
perceptible, en cada hecho de la Historia (1).
Lucio Norberto Mansilla
Óleo de Goulu
El
porteño Mansilla, gobernó como interventor de Entre Ríos un par de
años desde 1821. Para algunos historiadores y ensayistas, que
deberían dejar de vivir en la Casa de Gobierno, Mansilla “modernizó”
Entre Ríos. Lo cierto es que Lucio N. Mansilla vivió de la política y la
corruptela de su gobierno parece lamentablemente haber hecho escuela
en Entre Ríos: tantos gobernantes aporteñados -sean de adentro o de
afuera- han vivido y se han enriquecido con la plata y el sacrificio
del pueblo. Para decirlo en términos actuales, Mansilla, como otros,
fue un
chanta, un bandido y un corrupto.
POLÍTICOS
ZÁNGANOS VS POLÍTICOS RESPONSABLES:
El
Prof. Urquiza Almandoz nos da detalles críticos sobre la “gestión”
de Mansilla en su “Historia Económica y Social de Entre Ríos”:
en Diciembre de 1821, Mansilla -que sólo iba a cobrar el sueldo de
gobernador- pide que se le sume un ingreso por su “trabajo militar”
que había consistido en contribuir a la derrota y muerte de
Francisco “Pancho” Ramírez, sobornando a civiles y militares,
entre otras cosas. La Legislatura provincial, siempre tan permeable
al poder dominante, aceptó: 2.800 pesos de aquella época como
gobernador y 3.500 como militar. Una estafa grande, pagada por el
pueblo trabajador, como siempre. En 1822 si tuvo una idea coherente:
dispuso que el sueldo -la “dieta”- de los legisladores sea
reducido a la mitad en los períodos de receso. ¿Que más hizo
además de aumentar el gasto político del ejecutivo? Aumentar la
deuda, como hacen todos los políticos de su calaña. A un empréstito
interno forzoso de 10.000 pesos (que se le sacaba a comerciantes y
hacendados) en 1823, se le sumó un empréstito de 18.000 pesos en
BsAs. Después hubo más endeudamiento y negociados. “Finalidades
no demasiado claras”, dice Urquiza Almandoz (2). En una sesión del
Congreso Nacional de Febrero de 1825, el diputado Gorriti acusa a
Mansilla -designado “representante” de E.Ríos- de querer anexar
los territorios de nuestra provincia y de Corrientes al de BsAs. Un
chanta centralista que, fiel a su cuñado Rosas y a la política de
BsAs, termina siendo -en 1845, país generoso- héroe del Combate de
la Vuelta de Obligado.
¡
Tantos recursos se han robado y despilfarrado hasta hoy del pueblo
que trabaja! ¡Tantos sacrificios se le han pedido al pueblo mientras
los gobernantes viven como reyes y príncipes! ¡Tanto más se podría
hacer si pudiéramos ahorrar e invertir en el pueblo lo que se roban!
¿Cuándo será la hora de que el pueblo exija sin contemplaciones la
distribución justa de la austeridad? (3).
El
propio diputado Urquiza, que recién se iniciaba en la política, fue
quién propuso que Mansilla no volviera a pisar Entre Ríos. Pensemos
que pasaría si se aplicara hoy ese escarmiento a los que hacen
política como Mansilla.
Otros
gobernantes se comportaron distinto y fueron honestos, austeros y
escrupulosos con la plata del pueblo. Francisco Ramírez mismo le
respondió en una ocasión a su ministro Cipriano de Urquiza (hermano
de Justo José) sobre el proyecto de Reglamento de Hacienda que
hiciera sacar copias y lo pusiera en vigencia porque “los que
administramos rentas públicas debemos siempre ser escrupulosos en
hacer saber al pueblo su inversión”. Un buen ejemplo que deberían
tomar y practicar todos aquellos que se llenan la boca hablando de
“Pancho” Ramírez. Lo mismo el ejemplo del ministro de la
Confederación Argentina en crisis, Vicente del Castillo, quién
comprometió sus bienes a favor de los acreedores del Estado, como
garantía de la deuda nacional (4).
REBELDÍA
GAUCHA Y POPULAR FRENTE A LA CHANTADA POLÍTICA:
A
principios de nuestro Siglo XXI, Entre Ríos se sigue endeudando en
distintas ventanillas mientras sigue entregando sin discutir, el 75%
de sus recursos económicos al gobierno central, y mientras se
multiplican las graves denuncias de corrupción política y de
saqueo.
Pero
ni Entre Ríos ni ninguna sociedad se reducen a la política y a la
vida de sus gobernantes. Así como hubo un Mansilla, y después un
León Sola, un Vicente Zapata, un Barrenechea, un Espino y un García
de Zúñiga, también hubo un Tomás Cóceres, que encabezó una
rebelión primero contra la estafa del papel moneda porteño sin
respaldo y la complicidad de la clase política provincial con el
mismo. Y después, defendió el derecho popular de que las vaquitas
de la guerra con el Brasil dejaran de ser ajenas. Hemos definido ya a
Cóceres en otro trabajo, que puede leerse libremente en internet,
como “el
rebelde de María Grande frente a la Entre Ríos rivadaviana”
(5).
Un inconsciente ese Cóceres, un inconsciente para el sistema, porque
seguramente para el sistema dominante, la conciencia de nuestros
derechos es una inconsciencia política. Pero es sabido que el
inconsciente es la expresión de un deseo que no se entrega.
Poco
antes de la rebelión conducida por Cóceres, Entre Ríos -la Entre
Ríos intervenida- había aprobado su Estatuto Constitucional en 1822
y se había expresado por el federalismo en una consulta popular
-hecha con las formas de esa época- para definir la posición de los
diputados provinciales en el Congreso Constituyente de las Provincias
Unidas que se inició en 1824 y que terminaría con la presidencia
fracasada del unitario Bernardino Rivadavia y con una pretensión
constitucional centralista que Entre Ríos no aceptó ni acató. Las
luchas políticas y sociales, la complejidad y la dialéctica de las
luchas, las tensiones, las presiones del poder y la presión popular
antagonista, pueden apreciarse en cada hecho histórico como dijimos.
La Bandera de Entre Ríos creada durante el gobierno
de Pascual Echagüe y utilizada en todas las luchas federales
encabezadas por Urquiza y López Jordán (h)
MEMORIA
FEDERAL Y UN MUNDO ENTRERRIANO EN FORMACIÓN:
En
el período final del intervencionismo político, el santafesino
Pascual Echagüe es designado bajo presión política y militar como
gobernador de Entre Ríos. Pero el propio Echagüe consagró una
bandera tricolor -dando vuelta la página frente a la hegemonía
“celeste y blanca” odiosa de Mansilla- y respetó un calendario
histórico entrerriano y federalista, que medía el tiempo contando
los años pasados de las grandes luchas. Esto continuó con Urquiza.
En el encabezamiento del Pronunciamiento de este último contra Rosas
en 1851 puede leerse: “Año 42 de la Libertad, 37 de la Federación
Entrerriana, 36 de la Independencia y 22 de la Confederación
Argentina” (6). Era una especie de jacobinismo panza verde y
federal que estaba en los discursos del poder. Era el inconsciente
entrerriano y federal que latía. El poder dominante, la clase
dominante, muchas veces manipula la memoria histórica para contener
las luchas y su identidad. Pero la memoria está allí, insistimos, como parte de un inconsciente colectivo. Ese inconsciente político de las multitudes, su deseo profundo -afectado
de distintas maneras por el contexto del que es parte activa-, vigila y presiona a caudillos y gobernantes.
El
pequeño mundo entrerriano se fue formando con los movimientos
regionales de nuestras primeras culturas, con el mestizaje social y
cultural forjado en y contra la política colonial, y con la llegada
de inmigrantes de distintos países que quedó documentada en un
Censo que mandó hacer Ramírez hacia 1820. Allí se puede observar
que en Entre Ríos “había 646 inmigrantes radicados en un 80% en
el triángulo Concepción del Uruguay – Gualeguay – Gualeguaychú
y cuyas nacionalidades de orígenes eran paraguayos, españoles,
portugueses, peruanos, chilenos, ingleses, franceses, irlandeses,
italianos, etc”(7).
Nos
resulta extraño entonces que muchos autores y algunos políticos
hayan hablado del “aislamiento” de Entre Ríos. Uno puede hablar
de insularidad, de autonomía, de desarrollo sociocultural específico
pero toda nuestra dinámica histórica desmiente esa idea
desarrollista del “aislamiento”. Los propios gobernantes que
bautizaron “Hernandarias” -y no “Campusano” ni “Caraví”-
al Túnel Subfluvial Paraná-Santa Fe, inaugurado en 1969 podrían
haber pensado que el propio colonizador imperial era un hombre poco
preocupado por los “aislamientos”, como su suegro Juan de Garay y tantos
otros. La colonialidad ideológica ha sido larga, larga, y sigue
lastimando.
En
el ámbito de la economía, subordinandose -y peleando a veces- con
la política dominante del puerto de BsAs desde 1820, Entre Ríos
muestra datos de exportación e importación muy interesantes, que
también desmienten el trillado y hueco concepto de “aislamiento”.
Hacia 1849 – 1850, durante el pujante gobierno de Urquiza, el
mercado consumidor extranjero de los productos entrerrianos estaba
referido principalmente a Inglaterra, España y Estados Unidos para
los cueros; Inglaterra, Francia y Alemania para el sebo y la grasa;
Paraguay para jabón, velas y aceite de potro; Brasil, Cuba, Puerto
Rico e Inglaterra para la carne salada -alimento de mercados
esclavistas-; y Estados Unidos e Inglaterra para las lanas. En cuanto
a las importaciones, amplía Urquiza Almandoz citando a Beatriz
Bosch-, abarcaban diversos renglones para la vida diaria. Entre
ellos, azúcar del Brasil y de La Habana, arroz del Brasil y de la
Carolina, aguardientes de España y Francia, miel de Brasil,
aceitunas de Málaga y Sevilla, azafrán de Castilla, chorizos de
Extremadura, fideos de Génova, pasas de Málaga, quesos de Holanda,
vinos de España y Francia, y alguna vez, harina de los Estados
Unidos” (8).
Triunfo de los milicianos de Urquiza en la Batalla de Vences (1847)
MI MONTIEL DE
LEYENDA Y DE GLORIA
“Ya
hemos visto como fueron vencidos Artigas y Ramírez.
Al
primero lo vengará Lavalleja, al segundo Urquiza”
BENIGNO
TEIJEIRO MARTÍNEZ
“...Oribe
se acampó en Las Conchas en el mes de marzo,
y
estábamos en noviembre y ni pensaba moverse en busca
de
Rivera, consumiéndonos innumerables haciendas, pues
a
mí solo me comió 4.000 reses. Al fin, mediante la corrida
que
pegó Rivera a Urquiza, marchó sobre éste y tuvo lugar
la
acción del Arroyo Grande, en la que fue derrotado Rivera”
LA
“MEMORIA” DE DON ANTONIO CRESPO, en
ISIDORO
J. RUIZ MORENO
“Estudios
y Documentos de Historia Entrerriana” (Tomo I)
Varios
hechos y procesos destacados se sucedieron en la época en que Entre
Ríos estuvo intervenida políticamente -como hemos señalado- por Santa Fe y por BsAs
(1821-1841). Se batalló contra el Brasil para recuperar la Provincia
Oriental invadida, pero al final los acuerdos burgueses hicieron de
Uruguay un país aparte. En Brasil, la Revolución de los Farrapos
(1835-1845) quiso hacer de Río Grande do Sul un País Gaúcho
(gaúsho). Se desarrolló la novelesca presencia de Garibaldi en el
Río de la Plata y en Entre Ríos: prócer liberal a caballo en los
mármoles de Italia después; aprendió a galopar en estas tierras
para tratar de escapar a las guachiadas que le pegaban los federales
rosistas. En las Malvinas ocupadas, el gaucho Antonio Rivero arreaba
espíritu montielero y enfrentaba con un puñado de cumpas a los
patrones británicos. En Entre Ríos, como dijimos antes, se hacía
una consulta por el proyecto constitucional unitario de los
rivadavianos en 1826 y la respuesta política era un No. Entre Marzo
de 1838 y Octubre de 1840, la Confederación Argentina fue puesta a
prueba por el bloqueo imperial francés al Río de la Plata y salió
airosa con fuerza, coraje y dignidad. La combinación extranjera con
los unitarios en el Litoral y con los colorados uruguayos llevó al
límite a la resistencia entrerriana y popular. Las guerrillas
entrerrianas y la solidaridad federal pudieron al final contra la
invasión unitaria y sus desinteligencias. Igualmente, al final, el
desgaste del proceso de lucha militar y política se termina llevando
puesto al gobernador Echagüe, que renuncia y deja paso en 1841 a la
gran figura que venía creciendo y que todos miraban expectantes:
Justo José de Urquiza.
Urquiza
tomó el poder en las condiciones más complicadas, con la provincia
ocupada por los unitarios. Pero su inteligencia estratégica, sus
movimientos, el manejo de los tiempos, el refuerzo de sus aliados
rosistas en ese momento le fueron dando las victorias que lo
consolidaron como líder regional. Entre 1845 y 1850, la
Confederación Argentina comandada por Rosas sufrió un nuevo
bloqueo, ésta vez anglo-francés, y la Entre Ríos de Urquiza supo
combinar fuerza y adhesión al federalismo dominante -rechazando por
ejemplo la idea de ser parte de una República de la Mesopotamia y del Río Uruguay-,
con equilibrio y negociación. La BsAs bloqueada resistió, pero
retrocedió económicamente, y la Entre Ríos de Urquiza comerció
directa y clandestinamente con los europeos que controlaban la ruta
comercial fluvial. Por primera vez, se daba vuelta la tortilla y la
Entre Ríos de Urquiza y Crespo -gobernador suplente y delegado del
caudillo, que estaba de campaña militar casi permanente- le hacía a
BsAs lo que BsAs le venía haciendo a las provincias desde la época
colonial.
CAMBIO
DE ROPAS DEL COLONIAJE
“...¿Dónde
está el Edipo, que responda al reto de la terrible Esfinge,
que
adivine el misterio de sus palabras, que la obligue a
estrellarse
la cabeza contra las rocas del Plata, como la Esfinge
de
la fábula contra las rocas del Ismeno?...”
OLEGARIO
V. ANDRADE
“Las
dos políticas”
“...Se
puede constatar en expedientes judiciales de aquellos tiempos,
cuando
a alguien se le preguntaba por su nacionalidad, y aunque fuese
persona
instruída, contestaba ser entrerriano, y así pasaba
en
otras provincias; para ellos, el “argentino” era el porteño...”
JULIO
OSCAR BLANCHE
“La
Paz Entrerriana. Miscelánea del Pasado”
En
BsAs, el poder había pasado de la política centralista de Rivadavia
a la de Rosas, pero desde el punto de vista de los intereses de los
sectores sociales más poderosos, hay más continuidades que los
supuestos cambios que algunas voces nacionalistas quieren hacernos
creer. Los hacendados porteños se vistieron hipócritamente de
“federalistas” con Juan Manuel de Rosas a la cabeza cuando ya no
pudieron forzar más a las provincias a aceptar su política
unitaria. Pero el centralismo continuó, incluso con más fuerza en
algunos aspectos (9).
Años
más tarde, cuando la fuerza de Urquiza empezaba a declinar por
decisión propia, después de todo lo que había avanzado, Olegario
Víctor Andrade y Juan Bautista Alberdi, dos de las espadas
intelectuales del federalismo urquicista, denunciaron públicamente
que en lo que se llamó primero las Provincias Unidas y después
Confederación Argentina, existieron dos políticas: la política de
BsAs, y la política de las provincias, la resistencia federalista.
Para Alberdi, eran dos países distintos políticamente. Se firmaba
incluso “nacionalidad entrerriano” acá en algunos documentos.
Andrade había anticipado lo mismo en 1866 en ese balance crítico
memorable y actual que tituló “Las dos políticas”. Para el gran
escritor militante de Gualeguaychú, la política de BsAs había sido
lisa y llanamente la continuidad del coloniaje, desmitificando y
deconstruyendo incluso el discurso patriótico oficial del 25 de
Mayo. Afirma Andrade:
“…La
Metrópoli había cambiado de nombre. En vez de Madrid se llamaba
Buenos Aires. Las leyes de restricción y exclusivismo cambiaron
también de distintivo. En vez de las reales armas, ostentaron desde
entonces la escarapela azul y blanca. Pero las leyes no cambiaron ni
en la letra ni en el espíritu.
En
vez del coloniaje extranjero y monárquico, tuvimos desde 1810 el
coloniaje doméstico y republicano. ¡La fábula de las ranas
pidiendo rey! Desde ese día data la política de un partido
localista de Buenos Aires...”
Desde
ese día también, dice la pluma surgida en un nido de cóndores,
surgió la resistencia de las provincias y sus caudillos, que
continuará -anticipaba el poeta- preguntándose en voz alta, para
discutir con pasión y argumentos profundos frente a los
intelectuales de la “civilización”:
“...¿Por
qué el caudillaje no desaparece con el caudillo? ¿Por qué el mal
no desaparece con su personificación? Porque representa ideas,
intereses y fines que el plomo no mata, que la persecución no
aniquila. Porque en el seno de cada hecho hay un pensamiento, en el
seno de cada organización un principio de vida, como ha dicho un
filósofo español. Los hombres que se agitan en la superficie de la
historia son ideas que el espíritu humano concreta en grandes
personalidades. ¿Cuáles son esas ideas, esos intereses?. Los
caudillos representan la resistencia de los pueblos al ascendiente
usurpado, a la codicia sórdida, de la política centralista de
Buenos Aires. Los caudillos son la personificación ruda, informe
muchas veces, de la idea de la igualdad federal...” (10)
Seguimos
sintiendo lo mismo que Andrade los entrerrianos cuando escuchamos a
un porteño charlatán o creido, o cuando tenemos que soportar la
infinita estupidez y mediocridad porteñocéntrica de los mediáticos
de toda laya.
Olegario Víctor Andrade, entrerriano
nacido en Brasil
UN
PRIMER REVISIONISMO
Bien
leído, este documento de Andrade puede ser considerado una de las
primeras obras fundantes del denominado revisionismo histórico, si
es que no es la primera. Mitre había iniciado desde el poder la
historiografía oficial con su “Historia de Belgrano”, en 1857:
más de 160 años de operatividad pedagógica lo ponen en camino de
un probable récord hegemónico. Andrade anticipa así las
reflexiones críticas de Benigno Teijeiro Martínez, ese gallego
genial, que cuando empezaba el Siglo XX, plantó su “Historia de
Entre Ríos”. Esa historia provincial es interpretada por Jose
Carlos Chiaramonte como parte de una primer corriente revisionista
-entendiendo revisionismo en sentido amplio y profundo-, a la que se
sumarían después y entre otros, Luis V. Varela, Jose Nicolás
Matienzo, Emilio Ravignani y Jose Luis Busaniche, entre otros.
Después viene la segunda corriente revisionista, la más conocida,
que en otro contexto va a realizar una limitada y parcial crítica
nacionalista al liberalismo (11).
Siempre
será difícil ponerse de acuerdo con aquellos folkloristas de la
historiografía pretendidamente revisionista y nacionalista si, para
criticar a liberales centralistas, se afirman en la valoración de
conservadores centralistas. Ese revisionismo rosista tiene capítulos
paradójicos y extraños: reivindican a López Jordán, a José
Hernández, al Chacho Peñaloza y a Felipe Varela, pero todas éstas
grandes figuras fueron urquicistas, porque tal vez habían sacado
cuentas de que con Rosas no había mucho futuro.
Frente
a los que han rezado sus plegarias historiográficas al que huyó
galopando de la derrota de Caseros a refugiarse en el Consulado
Británico, hay otras voces que han militado en el campo nacional y
popular y que se han tomado el trabajo de estudiar a fondo y reflexionar seriamente sobre nuestra historia. Arturo Sampay, ese brillante jurista entrerriano
que fue protagonista activo de la elaboración de la Constitución
nacionalista y social que el peronismo promovió en 1949, nos propone
pensar en su libro “Constitución y Pueblo”, la progresividad
política que la Constitución de 1853 -elogiada por el propio Gral
Perón en su mensaje de apertura a la Constituyente popular- tenía
para la sociedad argentina, más allá por supuesto de sus
contradicciones y limitaciones en el marco hegemónico del momento.
En la dialéctica llana de Sampay, la constitución era oligárquica
y liberal, pero por un lado significaba el paso de lo que el denomina
un feudalismo político a un desarrollo capitalista moderno -que se
frustra, porque el proyecto urquicista fracasa y retrocede, y porque
esa constitución limitada, maniatada y reformada a gusto de BsAs
después, arranca su vida operativa nacional cuando el capitalismo
pasa de una etapa que se denominaba de libre concurrerencia a la
etapa imperialista.
El Dr. Arturo Sampay
LA
POTENCIALIDAD DE LA EDUCACIÓN CONSTITUYENTE
“...Augustos
diputados de la Nación nombró Urquiza a los del Congreso
Constituyente,
y
no estuvieron por debajo de ese adjetivo; reconstruyeron la Patria;
terminaron
con
las luchas y unieron indisolublemente al pueblo y a la soberanía,
renunciando
a
todo interés que estuviera por debajo del bienestar de la Nación.
De esta manera se elaboró nuestra Carta Magna, no sólo para legislar sino
De esta manera se elaboró nuestra Carta Magna, no sólo para legislar sino
para
organizar, defender y unir a la Argentina...”
Discurso
del General Juan Domingo Perón
ante
la Asamblea Constituyente Reformadora
27/1/1949
Uno
puede acordar en gran parte con las ideas Sampay y poner matices hoy
en algunas cosas, pero lo más interesante es que éste gran referente de
nuestra filosofía del derecho -que supo investigar y escribir
también sobre el conservadurismo de Rosas- dice también que, por
otro lado, la Constitución de 1853 abría paso a la necesaria
masificación de la educación popular formal y con ello a una
transformación social extraordinaria. Grandes educadores militaron
con Urquiza: Marcos Sastre, Alberto Larroque, Alejo Peyret y Juan
María Gutierrez, entre otros. Gutierrez fue una de las voces
importantes de la Convención Constituyente de 1853, y despues
ministro del Presidente Urquiza, pero nosotros nos queremos quedar
acá con el rescate que Sampay hace de las ideas de Juan Francisco
Seguí, redactor del Pronunciamiento, constituyente, urquicista de la
primera línea. Para Seguí, y aún moviéndose dentro de las lógicas
ilustradas de su época:
“La
educación primaria gratuita tiene por principal objeto poner al
alcance de todo el mundo los conocimientos primarios, sin los que la
civilización de los pueblos no podría dar un paso.
Esta
prescripción terminante del Código de Mayo -agrega- se propone
asegurar para el porvenir el desarrollo ulterior de las masas
argentinas, bajo la íntima convicción de que la instrucción
elemental es condición sine qua non para el recto ejercicio de las
instituciones republicanas, no siendo sin ella la democracia más
que un bello nombre explotado por las oligarquías que la
prostituyen” (12).
La
Constitución, la ley, la justicia, la democracia, la educación
pública siguen siendo bellos conceptos hoy, bellos nombres que se
les da a algunas ideas abstractas. Esa potencialidad educativa -esa
riqueza, esa complejidad- ha resistido y resiste como puede a las
presiones hegemónicas y a sus hipocresías y cinismos, pero si el
pueblo no se recupera y no se autodetermina, la democracia va a
seguir siendo un bello nombre, un bello concepto, explotado por las
oligarquías que la prostituyen.
Juan Francisco Seguí
J.F. Seguí argumentado con fuerza en el centro de la Convención Constituyente
Antonio Alice, "Los Constituyentes del 53"
SUEÑOS Y
PSICOANÁLISIS POLÍTICO
“...La
“micro-historia”, que Carlo Ginzburg definió como “la ciencia
de lo real”.
El
término, dice Ginzburg, proviene de la idea del microscopio, donde
el prefijo
alude
a la intensidad del escrutinio, no a la escala del objeto
escudriñado...”
Alberto
Manguel, “La asociación de ideas como técnica”
Revista
Ñ, BsAs, 29/11/2016
Los
intérpretes del sueño de Urquiza, de la Entre Ríos que Urquiza
soñó, han sido verdaderos héroes del psicoanálisis político.
Supieron desarrollar una (in)conciencia creadora y comprometida que,
claramente, fue más allá de las buenas intenciones discursivas del
caudillo. Jorge Clark, por ejemplo, vicerector del Colegio de
Concepción del Uruguay en la época complicada de crisis de la
Confederación tras la retirada de Urquiza en Pavón y la acumulación
de deudas y complicaciones, se endeudó personalmente y dió su vida
para intentar sostener el Colegio, más allá de que Urquiza había
dispuesto su cierre provisorio. Carlos Mastronardi nos relató este
drama en el gran libro de la cultura entrerriana que tituló
“Memorias de un Provinciano”. Escribe Mastronardi:
“…
Un año después (1862), ya disuelto el gobierno de la Confederación,
el General Urquiza arbitró que se cerrara el Colegio de modo
provisional, es decir, hasta que las condiciones del erario público
permitiesen su reapertura. Así se hizo. Luego de muchas vicisitudes,
los alumnos volvieron a las aulas, pero nuevos inconvenientes
trabaron su recomienzo. Entre tanto, el abnegado y sensible Clark
seguía contrayendo deudas, como funcionario administrativo, para
mantener abiertas las puertas de aquella casa que era su gran pasión.
Trágico fue su fin. La probidad y la delicadeza que estaban en las
entrañas de su ser, no le mostraron otra salida que el suicidio.
Murió por el Colegio del Uruguay, que desde 1861 hasta 1871, año en
que fue nombrado rector el Dr.Agustin Alió, vivió sus horas más
sombrías.
Abogado,
periodista y orador, el Dr. Alió era un republicano español que se
había establecido en nuestro país despues de la restauración de
los Borbones...” (13).
Alió
tuvo que enfrentar más adelante una rebelión de los estudiantes. No
dejemos de buscar y leer entonces a Mastronardi, hermano literario de Borges y ex alumno del Colegio del Uruguay.
El histórico Colegio del Uruguay
SENDEROS
DE UNA HERENCIA EDUCATIVA
“Mi
heredero es el Colegio”, supo decir Urquiza, en alguna
manifestación de sus buenas intenciones. Y esa herencia fue grande,
variada y heterogénea. Grandes personalidades de la política, de la
ciencia y de la cultura estudiaron en el Colegio. Presidentes,
vicepresidentes y hombres de Estado no sólo de Argentina sino
también de países vecinos de Sudamérica cursaron en sus aulas -los
pueblos algún día harán valoración crítica de que se aprendió o
para que se aprendió, si es que caben esas preguntas-, pero también
lo hicieron grandes luchadores federalistas y democráticos, como
Cecilio Berón -hijo del rebelde caudillo de La Paz, Antonio Berón-
asesinado cobarde y vilmente por los nacionales en la última
rebelión jordanista de 1876, y como los Hermanos Kennedy, aquellos
revolucionarios yrigoyenistas que quisieron sostener solos la
democracia argentina en 1932 (14).
La
grandeza es tal del proyecto educativo urquicista que sus senderos se
bifurcan, y uno corre el riesgo de perderse en los análisis y las
valoraciones si se deja apurar por su simplismo o por su necesidad
ideológica.
Y en
las aulas del Colegio enseñó el gran, el muy grande entre los
grandes, Alejo Peyret. Ese francés que se hizo entrerriano y federal
para intentar realizar en nuestra tierra las promesas de “liberté,
egalité y fraternité” que Europa prometía pero traicionaba. En
una de sus extraordinarias intervenciones públicas -siendo orador en
una fiesta a beneficio de la Biblioteca El Porvenir de C.del Uruguay-
aprovechó a reafirmar su ideal educativo.
Alexis Pierre Louis Édouard Peyret,
nuestro Alejo Peyret
PEYRET
O LA EDUCACIÓN
¿Cuántas
inteligencias, cuántos genios nos hemos perdido por no tener una
educación pública movilizadora?, se preguntó Peyret. Y después,
interpeló para siempre a nuestro pueblo, diciendo:
“...Republicanos,
no podemos consentir en que haya una aristocracia intelectual, una
casta de letrados y doctores que se arroguen el monopolio de las
luces, y que a fuer de tal, usurpe el gobierno y la administración,
por no decir la explotación de los pueblos.
No
podemos consentir -continuó Peyret- que la sociedad quede
perpetuamente dividida en dos clases, la de los hombres de pluma y la
de los hombres de trabajo, la de los productores y la de los
consumidores ociosos.
Queremos,
sí, que todos los hombres sean artífices, que todos trabajen con
sus manos y con su cabeza, que todos sean igualmente productores,
capaces de escribir un discurso, un alegato de bien probado, y
también de edificar una pared y de construir un marco de ventana, de
gobernar una provincia y de dirigir una máquina de vapor.
Queremos,
en una palabra, la educación integral, es decir, el completo
desarrollo de todas las facultades humanas en cada individuo para
conseguir la constitución perfecta de la sociedad democrática,
borrando para siempre los vestigios de aristocracia, de feudalismo,
de explotación del hombre por el hombre, bajo cualquier nombre que
se disfrace...” (15)
El desafío que
nos planteó Peyret está pendiente.
MARCOS
SASTRE Y LA REPÚBLICA DEL CAMUATÍ
La
otra parte del ideal pedagógico federal la había expresado Marcos
Sastre, el educador oriental exiliado y formado en la Argentina.
Padrino librero de la Generación de 1837, Sastre enfrentó las
persecuciones de mazorqueros rosistas primero y de antiurquicistas
porteños después, trabajando incansablemente por la educación
pública en las provincias de Santa Fe y Entre Ríos, y después en
BsAs y en la República Argentina unificada a la fuerza. Fue, junto
con Peyret, uno de los grandes educadores de su época, sin nada que
envidiarle a Sarmiento, por ejemplo. Su labor se extendió por muchos
años. Preocupado por el aprendizaje de los jóvenes, redactó sus
propios libros y manuales de lectura. Su “Anagnosia” (Lectura)
publicada en 1849 es un verdadero “Yo si puedo” de la lucha
educativa en el Siglo XIX.
Pero
aquí nos interesa remarcar los ideales que lleva en sus entrañas el
libro “El Tempe Argentino” (el Tempe es el Delta), maravilloso y
extraordinario trabajo de estudio, reflexión y sugerencias -también
actual, más que nunca- que Sastre empezó a pergeñar en su retiro
político al Delta en la época de Rosas y que publicó después, siendo
funcionario educativo. El Tempe es el gran libro educativo de
respetado a ambos lados de una Argentina que todavía no estaba unida
-Paraná era capital de la Confederación Argentina y BsAs era un
Estado aparte- y es una idea pedagógica y cultural que supera por su
profundidad y su energía no solamente la política de Urquiza, de
Mitre, de Sarmiento, sino las propias gestiones de Sastre.
Marcos Sastre
SENCILLEZ,
PRACTICIDAD Y ECONOMÍA SOCIAL
Para
nosotros, el capítulo del Tempe que expresa en toda su potencia el
espíritu del autor es el que habla del Camuatí. Allí Sastre nos
invita a pensar, en primer lugar, la diferencia entre la abeja
europea y el camuatí americano, diciendonos que,
“...Las
abejas tienen que emplear el néctar de las flores para hacer sus
construcciones, porque de la miel se forma la cera en sus estómagos,
secretándose por los anillos inferiores del abdomen, sin
intervención de su industria. Más ecónomos e industriosos, los
camuatíes no sacrifican, como aquéllas, una parte de su tesoro
melífluo para construir su morada y sus panales; preparan ellos
mismos una pasta idéntica a la del papel, hecha de la albura de los
árboles secos, cuyas fibras arrancan, trituran y humectan con sus
mandíbulas, dándole más o menos consistencia, según lo requiere
la arquitectura del edificio. Con este arte singular hallan en todo
tiempo materiales abundantes, cuando la abeja tiene que esperar la
estación de las flores para emprender sus trabajos.
Reducido
el alimento de la abeja a las frutas -continúa Sastre-, las flores y
la miel de su despensa, suele agotársele ésta y padecer de
necesidad en los inviernos prolongados. Pero el camuati, que puede y
sabe economizar sus provisiones, sustentándose con insectos, vive
siempre en la abundancia, prestando al mismo tiempo, como
insectívoro, un importante servicio a la agricultura”.
El ejemplo del Camuatí
Para
Sastre, y estamos en 1858 (!), los humanos debemos aprender de la
organización vital y social del camuatí, de su democracia y de su
economía social:
“En
cuanto a la organización de estas dos admirables sociedades -explica
el educador oriental-, no me es posible aún formar un paralelo
exacto, porque todavía no he hecho un estudio detenido de la
economía social del camuatí. No obstante, de la igualdad que he
observado en todos sus individuos, de la similitud de todos los
alveolos entre sí, y de la no existencia de los zánganos, se puede
inferir que el sistema gubernativo del camuatí es análogo a la
democracia, y por consiguiente es muy aventajado al gobierno de las
abejas. Tienen éstas la fatalidad (como muchas sociedades europeas)
de alimentar en su seno una clase privilegiada de ciudadanos que
viven sin trabajar, llamados zánganos; bien que son de tiempo en
tiempo expulsados por el pueblo. El camuatí se compone únicamente
de ciudadanos laboriosos, que con su industria y trabajo contribuyen
a formar una habitación, una provisión y una defensa común, que
aseguran el bienestar individual…
...Cuando
el supremo Hacedor formó al hombre, dotándolo de la inteligencia y
del libre albedrío, parece que quiso dejarle a sus ojos, en la
colmena y el camuatí, una lección viva y perpetua del orden social,
para que por él se modelasen las sociedades humanas. Pero ¡cuan
poco se ha sabido aprovechar de estos divinos ejemplos!
DOS
REPÚBLICAS. DOS FILOSOFÍAS
A
renglón seguido, vuelve a diferenciar la naturaleza europea y la
americana, incluyendo las ideas filosóficas en ese paralelismo crítico entre la República Platónica y la República del Camuatí, a la que piensa con un ideal misionero y casi tercermundista:
“No carece de verosimilitud que la colmena del Viejo Mundo haya sido la que inspiró a Platón el ideal de su República -dice quien fuera Inspector General de Escuelas de Urquiza-, aunque admitiendo la división de clase o categorías y la esclavitud, porque la luz divina del Evangelio no había llegado aún para disipar los grandes errores de la humana política. Empero en el nuevo mundo tuvo el hombre un modelo más acabado en la república del camuatí, y una inspiración más pura en la religión para establecer la sociedad sobre la base de la fraternidad y mancomunidad, como en aquellas colmenas de hombres de las reducciones guaraníes, tan celebradas, que florecieron en la misma patria del camuatí”
Sastre
se mantiene acá, de manera epistemológicamente extraordinaria,
fuera del antropocentrismo occidental e insiste, cuando piensa al
camuatí avispa-social o al camuatí panal:
“¡Admirable
combinación de voluntades, esfuerzos e interés, que da por
resultado el orden, la paz, la seguridad y la abundancia para todos!
Economía social, por cierto muy superior a lo general de la
civilización humana, donde abandonados los individuos a sus impulsos
aislados y necesariamente incoherentes, se ponen en choque unos con
otros los intereses privados, y el interés individual en oposición
con el interés colectivo. En el camuatí, del concurso armónico del
trabajo de todos, resulta la mayor suma posible de comodidades y
riquezas, de que participan igualmente el pequeñuelo, el anciano y
el enfermo, no teniendo ningún individuo por qué inquietarse por su
futura suerte ni por la de su descendencia”.
La república natural del Camuatí
ORGANIZARSE
Y DEFENDERSE
Un
día, los humanos tendremos que aprender a organizarnos
colectivamente y a defendernos como el camuatí, nos dice Sastre, en
la época que arrancaba la ilusión del progreso americano y la
política de “gobernar es poblar”, sin preocuparse por supuesto por la manera justa de
ponerla en marcha:
“El
camuatí, como la abeja y otros insectos de este orden, está armado
de un aguijón ponzoñoso, que siempre lo emplea para su defensa y
nunca como agresor. Conocida está la triste condición de las abejas
europeas, condenadas a trabajar para sus amos. ¡Mísero pueblo,
cruelmente sacrificado a la codicia de los mismos a quienes
enriquece!...” (16)
La
República del Camuatí, la república realmente democrática con una
economía social y realmente sustentable, la república que militaron
Marcos Sastre y Alejo Peyret es una interpretación libre y creadora
del sueño de Urquiza. Sastre y Peyret, como Andrade y otros, nos
mostraron un camino.
Tal
vez el “Facundo” de Sarmiento nos muestra lo querían que seamos,
el “Martin Fierro” de José Hernandez nos mostró una mirada de
lo que éramos y somos -contradictoriamente,- y el “Tempe” de
Marcos Sastre nos mostró el camino de lo que debemos ser.
ESTANCIAS
DEL ESTADO Y LEY DE VAGOS
La
Entre Ríos que Urquiza gobernó llegó a ser uno de los estados más
ricos y fuertes, desde un punto de vista político, económico,
cultural y militar no sólo de Argentina sino de América del Sur.
Aquel sueño del colonizador Tomás de Rocamora, de hacer de Entre
Ríos la provincia más grande de toda la macroregión, probablemente
se cumplió en parte en la época de Urquiza (17).
Buena
parte de la historiografía argentina calificó en su momento de
“libertador” al Gral.Urquiza. Otros lo denigraron, pero sobre
ellos ya nos hemos ocupado más arriba. El caudillo entrerriano supo
combinar la defensa y expansión de sus intereses y los de su clase
con la contención política, ideológica y social necesaria del
mundo gaucho y popular entrerriano y litoraleño. Se enriquecían los
hacendados y él principalmente, y se ubicaban inteligentemente
adelante en la transición capitalista que se estaba dando, paso a
paso, de la edad del cuero a la época de la lana y de otros
negocios. Generaba empleo, y a ese disciplinamiento laboral se le
sumaba el disciplinamiento policial y militar. Pero nunca una
conducción hegemónica se desarrolla sólo con el autoritarismo
policial: el pueblo debe estar más o menos contenido social y
políticamente en un modelo de poder y de gobierno, por todo el
tiempo que se pueda.
En
la Entre Ríos de Urquiza había Ley de Aduanas proteccionista (1849)
y había inteligencia comercial burguesa. Había estancias privadas y
ley de vagos para tratar de obligar al gauchaje a someterse como
peones de campo -ésto se intentaba en todo el Río de la Plata desde
1815 pero por lo que se ve no era tan fácil o no era tan estricto, o
mejor, no podía ser tan estricto-. Pero también había control del
precio de la carne y mucha comida para todos -incluso para recién
llegados o necesitados- en las estancias privadas, especialmente en
las de Urquiza, y había estancias del Estado, que fueron puestas a
trabajar para pagar a la tropa, ya que los fondos del erario público
no siempre eran suficientes. Uno de los encargados de administrar
esas estancias públicas fue Santiago Artigas, hijo del prócer
oriental y de Melchora Cuenca, y ex soldado de Fructuoso Rivera.
LA
COMIDAS DE ANTES Y LAS MIGAS DE AHORA
Nos
dice Oscar Urquiza Almandoz, en su imprescindible “Historia
Económica y Social de Entre Ríos”, que “la
alimentación del personal de las estancias era abundante y basada,
fundamentalmente, en el consumo de carne vacuna. Sobre todo, en las
pertenecientes al General Urquiza, donde también se atendían las
necesidades de los viajeros y se auxiliaba a los indigentes”, y
que las Estancias del Estado -modelo político misionero que podría
repensarse hoy en clave sustentable- se organizaron para “para
solventar la construcción de edificios públicos y para ayudar y
premiar a sus servidores, particularmente militares, a quienes el
gobierno no podía pagar sus sueldos regularmente” (18).
Una
política de gobierno es la resultante de una tensión de fuerzas. La
política, es en parte política de los gobernantes, pero también
es, en
parte, política
de los gobernados. Hoy,
los folkloristas de la política del capital, ya sea en su versión
liberal o en su versión nacionalista
y progresista,
con suerte comen algunas achuras que quedan en los asados de las
estancias agrotóxicas
de sus políticos amigos y patrones, chantas,
ladrones y estafadores.
El
pueblo entrerriano debe dejar de tener tanto sueño y debe recuperar
su memoria histórica, esa
memoria que ha brotado parcialmente algunas veces, en las luchas
ambientales, en las luchas docentes y
gremiales,
en alguna lucha de los pequeños productores agropecuarios cuando no
se dejaban enlazar por los grandes negocios, en las luchas barriales
y en las luchas por la salud, la
cultura, la
vida y la justicia. Lamentablemente, todavía
las luchas no se unen en una lucha común.

Agmer y la incansable lucha de los docentes entrerrianos
MÁS
LIBERTAD Y MENOS AUTORIDAD
Con
el correr del tiempo, y la llegada de más alambrado, de políticos
berretones y con una Entre Ríos periférica en lo económico aunque
solidaria en lo social con inmigrantes desesperados de escaparse de
la bárbara Europa, guerrera, racista y brutal, muchos idealizaban el
pasado entrerriano, del que el populismo urquicista había sido parte
fundamental. En su clásico de clásicos, “Los Gauchos Judíos”,
Alberto Gerchunoff narra la historia, la pasión, la memoria y el
drama de Remigio Calamaco, un guerrero de Crispín Velázquez y de
Urquiza, que termina sus días encerrando
su coraje en los corrales del empleo rural, en Colonia Rajil, cuyo
rastro queda hoy en la literatura histórica.
Dice Gerchunoff:
“...Como
todos los boyeros, el viejo -Remigio Calamaco, boyero de Rajil-
añoraba el tiempo transcurrido, las hazañas de su edad juvenil
-cuando mandaba don Crispín-, y su alma áspera y buena se llenaba
de nostalgia. Paladín de huestes bravías, concluía su existencia
repleta de hechos gloriosos, en las monótonas tareas de la colonia.
Ni siquiera rodeos y yerras. Divididas en predios las enormes
extensiones de tierra, alambrados por todas partes, su espíritu
acostumbrado al comunismo de antes, se sentía oprimido en el nuevo
régimen. Disperso el criollaje, muertos los camaradas de los días
grandes y olvidados, miraba con oculta tristeza a los extranjeros,
que araban el campo y llevaban la cuenta de los terneros y las
gallinas.
Su
vejez, llena de lamentos como su guitarra, traducía la melancolía
infinita de los vencidos. Así vivía vida simple en Rajil, domaba
caballos para los judíos y ayudaba a manear vacas ariscas para
ordeñarlas...”
Así
recordaban algunos criollos los viejos tiempos a principios del Siglo
XX. Tal vez, en el inconsciente político de Gerchunoff, como en el
de Calamaco, estaba aquel deseo liberal o libertario -según como se
lo vea- que Andrade expresó diciendo que necesitabamos “más
libertad y menos autoridad” (19).
La
Entre Ríos de Urquiza era soberana políticamente en 1851. El
“Pronunciamiento” lo expresa con claridad. La pluma urquicista de
Juan Francisco Seguí, o mejor dicho, su extraordinario psicoanálisis
político, su interpretación del gran sueño de la época, hizo del
Pronunciamiento el más grande documento político entrerriano de
todos los tiempos. A comienzos del Siglo XXI, el pueblo trabajador
entrerriano necesita generar un nuevo Pronunciamiento, pero para eso
debe tomarse en serio su propia Historia.
LOS
BRAVOS PANZAS VERDES
“No
te puedes imaginar el placer que tuve al ver mis entrerrianos
cruzar
el majestuoso Uruguay en veinte y dos minutos,
con
el sable a la dragona y a la espalda la lanza”
Carta
del Gral Urquiza a su hermano Cipriano, en
Pablo
Santos Muñoz, “Años de Lucha (1841-1845)
Urquiza
y la política del litoral rioplatense”
“...Cuentan
que el río estaba gris porque nosotros lo cubríamos;
tantos
éramos que en vez de agua parecía lleno de entrerrianos...”
RICARDO
PIGLIA
“Las
Actas del Juicio”
De
la dignidad y la fuerza de resistencia del pueblo entrerriano tenemos
constancia desde que los minuanes y charrúas no se resignaban ni se
entregaban al poder colonial español. Esa moral libertaria, o por lo
menos autónoma, se continuó en parte en el complejo mundo gaucho
intercultural en casi todo el Siglo XIX. Los triunfos de Urquiza se
basaron en la conducción de esa fuerza, pero esa fuerza popular se
sintió traicionada después de la inesperada retirada del caudillo
en la Batalla del Arroyo de Pavón, en 1861.
Diciendo
que se sacrificaba por el interés nacional, en realidad Urquiza
tiraba por la borda todo el prestigio político y la popularidad
cosechada durante tantos años. Le dió la espalda al Chacho Peñaloza
y a la última resistencia federal, le dió la espalda a la defensa de Paysandú
-ésta vez sus negocios fueron con los enemigos históricos del
pueblo entrerriano- y sumó su complicidad imperdonable a le nefasta
Guerra de la Triple Infamia contra el Paraguay.
Esos bravos entrerrianos y esos bravos federales que en mil batallas
habían dado su vida por un ideal expresado por el caudillo conductor
-la libertad estaba en boca de todos, de hacendados y del pueblo-, no le perdonaron el abandono, y una revolución lo fue a buscar a su casa,
imprimiendo para siempre -con tinta de sangre- la justicia del pueblo
contra la traición del caudillo. Las Actas del Juicio a algún
acusado por ésta impresionante e innegociable decisión, leídas en
forma literariamente tan bella por el maestro Ricardo Piglia, nos
muestran que el pueblo no siempre come vidrio, y que tenemos
pendientes la profundización de los estudios microhistóricos de la
subalternidad regional (20).
Urquiza, acompañado por su perro Purvis
Juan Manuel Blanes, "Batalla de Caseros.
Ataque de Caballería"
CORAJE
Y RECHAZO A LOS GALERUDOS
“...En
algunas circunstancias vibra exasperado Entre Ríos ante la hecatombe
del pueblo uruguayo, aplaudida por la política bonaerense; y alguna
vez, el General Urquiza atenúa, con su prestigiosa intervención,
las cláusulas crueles de los tratados de 1851…
El
Gral Urquiza estuvo más cerca de nosotros, después de Cepeda
que
de sus implacables enemigos del sur...”
LUIS
ALBERTO DE HERRERA
“La
formación histórica rioplatense”
El
coraje entrerriano -invencible a caballo en todo el Siglo XIX- y
federal quedó tallado en la organización constitucional argentina y
ese mismo coraje quedó tallado en las necrológicas de la traición
política. Urquiza quedó implorando eternamente su perdón en el
altar de la Historia y de la Fe.
Esos
bravos entrerrianos peleaban por una idea y por su dignidad. Juan L.
Ortíz remarcó, en un reportaje ese espíritu autónomo de los
rebeldes cuando le hicieron pasar un mal rato al General y a sus
nuevos aliados. Juanele le repreguntó a un entrevistador:
“¿
Y ud sabía lo que le pasó a Mitre cuando llegó a Concepción del
Uruguay a enganchar gente para la Guerra del Paraguay? Ya era de
noche, pero él se empeñó en hacer un desfile al trote con su tropa
para impresionar a mis comprovincianos. Pero los paisanos le hicieron
una broma pesada, ¿sabe?, Apagaron los farolitos por donde pasaría
la comitiva a caballo y tendieron una gruesa soga de lado a lado. De
más está decir que los galerudos, como entonces se llamaba a los
porteños, se fueron al suelo Y Urquiza, que estaba en componedor,
por no decir otra cosa, hizo perseguir y encerrar a los presuntos
cabecillas y hasta se los ofreció a Mitre” (21).
ENTRE
RÍOS, RETAGUARDIA DEL PARAGUAY
Ese
coraje soberano entrerriano y federal se vió en la defensa armada,
que docentes y alumnos del Colegio del Uruguay hicieron junto al
pueblo contra la invasión unitaria que en Noviembre de 1852, quería boicotear el proceso constituyente. Ese espíritu se vió en
la solidaridad con los orientales de Paysandú y en las
extraordinarias sublevaciones de Basualdo y Toledo (1865), en el
Norte Entreriano, contra la infame Guerra del Paraguay.
A
esos “aparaguayados” -así les decían- entrerrianos convocó el
federal catamarqueño Felipe Varela en su proclama sudamericanista,
intentando movilizarlos nuevamente más allá de seguir respetando
dialécticamente como intermediario al retirado Urquiza. Los hermanos
paraguayos y los federales rebeldes fueron masacrados paso a paso,
pero Urquiza tuvo su Curupaytí en el patio de su propio palacio, el
11 de Abril de 1870. (22)
El
trauma de la derrota federal del último cuarto del Siglo XIX
probablemente dio lugar a la idea del “sueño de Urquiza”. Era un
intento minimalista de mantener encendida la vela histórica, porque
si no, sería -nos parece- el canto a la subordinación entrerriana.
Era flotar y sobrevir en la derrota sin querer reconocerlo y sin
querer comprometerse y luchar. En Entre Ríos, los derrotados de la
vida y del espíritu -aunque aparenten lo contrario- hablan de sueño
o con sueño y hacen negocios o curran de diferentes maneras. Los
entrerrianos de pueblo, último refugio de la dignidad, tienen
memoria y luchan.
FEDERACIÓN
Y HUELGA
No
era fácil para Urquiza contener política, económica e
ideológicamente a los entrerrianos, ni tampoco a los nuevos
inmigrantes que iban llegando. Están documentadas las huelgas que el
caudillo sufrió en sus saladeros, protestas organizadas por la
“pandilla de los vascos”. Dice Urquiza Almandoz que éstos
trabajadores vascos en Entre Ríos,
“...En
verdad, constituían una organización para el trabajo de carácter
gremial, puesto que en las condiciones fijadas para su contratación,
no sólo imponían el salario que debía pagárseles, de acuerdo con
la función realizada, sino que establecían la determinación exacta
del trabajo que cada uno debía cumplir” (23).
Algunos
sueños de Urquiza seguramente se habrán transformado en pesadillas:
los trabajadores inmigrantes con conciencia de clase gremial
empezaban a integrarse con algunos de esos gauchos duros y rebeldes.
LA
RESISTENCIA CHUMBIADA
“...He
deplorado que los patriotas que decidieron salvar la instituciones,
no
hubieran hallado otro camino que la víctima ilustre que se inmoló,
pero
no puedo pensar en una tumba cuando veo ante mis ojos
los
hermosos horizontes de los pueblos libres y felices"
MENSAJE
DE LÓPEZ JORDÁN AL ASUMIR COMO GOBERNADOR
TRÁS
EL ATENTADO CONTRA URQUIZA
A
la muerte de Urquiza, se sucedió la elección legal de Ricardo López
Jordán (hijo) por la Legislatura Provincial, pero el Presidente
Sarmiento tuvo la excusa perfecta para invadir Entre Ríos y probar
armas modernas con el ejército que mandaba, los “nacionales”. El
jordanismo resistió con la pluma, la lanza y algo de pólvora cuando
había. A la derrota de 1871, se suman otras derrotas del jordanismo
en 1873 y en 1876. Algunos políticos jordanistas, empezando por su
líder, establecerán al final de este proceso negociaciones
políticas y alianzas con el roquismo, hegemónico desde 1880. Quien
sabe, tal vez algunos jordanistas como Andrade, Hernández o
Francisco Fernández vieron en ese Roca presidente una especie de
heredero político de Urquiza. El joven Julio Roca había sido
soldado de Urquiza hasta la Batalla de Pavón, y fue soldado mientras
era un joven estudiante del Colegio del Uruguay. Pero después fue
represor mitrista contra sus ex compañeros federales, y genocida de
los pueblos originarios, ya se sabe.
A
Francisco F. Fernández le debemos las apasionadas proclamas
jordanistas, donde se reafirma el concepto de pueblo libre, de
soberanía provincial, de defensa de la Constitución y convocaba a
todos a defender a Entre Ríos, porque el que no lo hacía era un
traidor. Le debemos también una obra de teatro muy destacada, como
fue el drama “Solané”; la historia de aquel gaucho frustrado en
su amor y frustrado en su rebeldía frente a la modernización
capitalista agroexportadora que entraba cada vez más fuerte junto
con su oleada inmigratoria masiva.
El
“Martin Fierro” de José Hernández se ubica en el mismo
contexto. Si se quiere, y si se nos permite el resumen de un tema que
es amplio y complejo, Martin Fierro es la interpretación ideológica,
con forma poética y muy personal, que Hernández hizo de la derrota
jordanista.
impreso jordanista del 20/8/1870, en
Leandro Ruiz Moreno, "Entre Ríos 1862-1930"
(Historia Arg.Contemporánea, Academia Nacional de Historia,
El Ateneo, BsAs, 1967, p.223)
LA
SUBLIME LOCURA GAUCHA
“Tiene
la entrerrianía la representación dilatada de la leyenda,
la
historia, la gesta: yace bajo de la tierra, en huesos y cacharros;
corre
por las cuchillas en arroyos y ríos; sacude la melena de la
selva
como vendaval o como brisa que se carga de cantos y
de
aromas”
JOSE
SERRANO, “Entrerrianía”, en
LEONCIO
GIANELLO, “Historia de Entre Ríos”
Hubo
otros “Martin Fierro” más lúcidos y combativos, que quedaron
inmortalizados en nuestra literatura. Allí están “Escolástico
Junco” de Amaro Villanueva, “Ponciano Alarcón”, de Juan José
Manauta y el “Chumbiao” -Gerónimo Romero-, que Fermín Chávez
desarrolló en historieta. El propio Chávez rescató historias
heroicas de esos gauchos entrerrianos que resistieron con coraje, en
la Batalla del Arroyo El Tala -cerca de María Grande- y en Don
Gonzalo, entre otras, a los civilizados del dinero, del saqueo y del
crimen modernizador.
El Chumbiao de Fermín Chávez y Juan Arancio
En
la derrota tremenda que el jordanismo sufre en el Arroyo Don Gonzalo
se pudo apreciar igual de que estaba hecho el cuero de los que
luchaban sin especulaciones, y de los que no iban a ser nunca
cómplices de esa patria que era sarmientina y que después será
roquista. Dice Fermín Chávez, citando a un oficial del ejército
nacional en su “Vida y Muerte de López Jordán” que, mientras se
confundían la pólvora y la sangre en el Don Gonzalo,
“Solo,
bien montado en un caballo moro, se vino sobre el 10 de línea,
pasando al lado de la caballería de Undavarrena, un jinete
entrerriano, gallardo mozo, de no sé donde ni nadie sabrá nunca; se
golpeó la boca, hizo rayar su flete y descargando una pistola que
llevaba en la diestra dió media vuelta y a todo escape regresó de
donde vino. Nunca he visto audacia e insolencia igual. Un hermoso
acto y por hermoso quedó impune pues no quise que le hicieran fuego,
los granaderos que ya iban a hacer una descarga; y se fué, sombrero
negro de cinta roja, traje de terciopelo, la cola del caballo hecha
nudo entrelazada con cintas rojas. ¡ Qué curioso tipo! No sé si
sería un loco, pero si lo era, era un loco sublime” (24).
OTRAS
COPLAS A LOS HIJOS DE FIERRO Y A SU EX MUJER
La
literatura y la ensayística entrerriana produjeron profundas
reflexiones históricas y políticas sobre éstas luchas y sobre las
que vinieron después. El también imprescindible Marcelino Román
pensó y expresó sus “Nuevas Coplas a los Hijos de Fierro”,
donde por ejemplo dijo:
“...Soy
quieto pero alertao,
manso y a veces arisco
y mis caudales de pobre
no cambio por los del fisco.
Del gaucho yo no heredé:
chiripá, espuelas ni daga;
¡Sí el querer querencia libre,
la pasión y la guitarra!…
manso y a veces arisco
y mis caudales de pobre
no cambio por los del fisco.
Del gaucho yo no heredé:
chiripá, espuelas ni daga;
¡Sí el querer querencia libre,
la pasión y la guitarra!…
...No
vengo a enmendar la plana
a ningún bardo de ayer,
sino a decir nuevas cosas
que en mi tiempo pude ver.
Tiempo que busca otro tiempo
más armónico y humano
y pide audaz andadura
para salir del pantano…
a ningún bardo de ayer,
sino a decir nuevas cosas
que en mi tiempo pude ver.
Tiempo que busca otro tiempo
más armónico y humano
y pide audaz andadura
para salir del pantano…
...Plata
del necesitado
tiene poco porvenir,
no termina de llegar
cuando ya se tiene que ir.
Sueldos cortos, precios largos;
kilos y litros rabones,
dicen que vendrán mejoras
después de las elecciones.
Contá bien la plata, hermano,
te podés llevar un chasco...
que te alcance para el pan
pero no para el churrasco.”
tiene poco porvenir,
no termina de llegar
cuando ya se tiene que ir.
Sueldos cortos, precios largos;
kilos y litros rabones,
dicen que vendrán mejoras
después de las elecciones.
Contá bien la plata, hermano,
te podés llevar un chasco...
que te alcance para el pan
pero no para el churrasco.”
Y
sobre todo:
“Asegure el hombre el pan,
el techo y el libro abierto
si vueltea en la ignorancia
su vida será un desierto.
Sepa alegrar la persona
pero cultive la idea,
no le tenga miedo al libro
que no muerde ni cocea...” (25)
“Asegure el hombre el pan,
el techo y el libro abierto
si vueltea en la ignorancia
su vida será un desierto.
Sepa alegrar la persona
pero cultive la idea,
no le tenga miedo al libro
que no muerde ni cocea...” (25)
En
nuestros días, Gabriela Cabezón Cámara se ha preguntado en forma
irreverente por la vida de la mujer, la “china” de Martin Fierro
y ha respondido lanzando con fuerza “Las Aventuras de la China
Irón”. Un lúcido Borges supo pensar también el resentimiento
afroamericano contra Martin Fierro, o sea contra las contradicciones
de la ideología de José Hernández, y había imaginado una revancha
en “El Fin” (26).
Gerónimo Romero, el Chumbiao
EL
TREN CHIFLADO DE SARMIENTO
“...La
colonie a eu á lutter contre les éléments, contre les fléaux,
contre
la sécheresse, contre les insectes ravageurs, contre les
fourmis,
contre le bicho moro,
contre la sauterelle, surtout la
sauterelle,
la terrible plaie d´Égypte...”
ALEJO PEYRET
“L´Anniversaire
d´une colonie”
2/7/1878
En
este proceso de resistencia popular, hubo también un primer
acercamiento entre la lucha federal y el socialismo libertario. El
jordanismo apostó sus últimas fichas a un atentado contra Sarmiento
(23/8/1873), encargado por Carlos Querencio a los Hermanos Guerri,
anarquistas que vivían en BsAs, pero la movida falló a último
momento.
El
Padre del Aula nunca la pasó muy bien Entre Ríos. Con tensas
palabras lo recibió Alejo Peyret, administrador de la Colonia San
José, cuando Urquiza le encargó saludar al Presidente Sarmiento que
venía de visita oficial. Con una estruendosa silbatina (1874)
calificaron su presencia y su vestimenta los alumnos del Colegio del
Uruguay, uno de los cuales más adelante se hizo llamar Fray Mocho.
La
ideología y la política de Sarmiento no comprendían el alma de
nuestro pueblo. Pero el sanjuanino aporteñado insistía. Después de
la represión, quiso obsequiarnos la ampliación del ferrocarril
(1874), diciendole al pueblo entrerriano que,
“Tras
la tormenta, le traigo en esa vía férrea, el iris de paz. La nación
os envía como vínculo de la unión, como vuestra parte en los
beneficios de la asociación” (27)
Es
la pobre e interesada idea de nación que han tenido siempre los
liberales. Entre Ríos tenía que resignar a palos su soberanía
particular, su ideario federal y la fuerza de la cultura de su pueblo
para obtener esos “beneficios de la asociación” con el poder
central, que se quedaba con todo y que decidía todo.
EL
MÉDICO FEDERAL DE LAS DOS VENECIAS
Otras
microhistorias extraordinarias nos muestran que lo que a simple vista
parece una derrota histórica, a nivel rizomático, local, molecular
y subalterno no es tan así. En su apasionante y documentado libro
“La Paz Entrerriana”, Julio Blanche nos narra la historia del Dr.
Sixto Adolfo de Perini, un médico italiano que vino a Santa Fe
primero y luego se movió a Entre Ríos, comprometido con las últimas
luchas federalistas. El Dr. De Perini había nacido en Venecia en
1834 y en 1866 se instaló en Coronda, en Santa Fe. En 1870 se suma a
un primer intento revolucionario en Santa Fe, sumándose a las
fuerzas de Nicasio Oroño, que quería recuperar el poder provincial
en la tierra santafesina, apoyado por el nuevo gobernador de Entre
Ríos, Ricardo López Jordán.
La
movida fracasa y el Dr. De Perini es expulsado de la vecina
provincia, y decide trasladarse a la otra Venecia, la Entre Ríos
rebelde y en plena ebullición jordanista. Médico gaucho, atendía
gratis a los humildes, masón de la buena masonería, se hizo muy
popular y querido en la ciudad de La Paz. En 1872 -ya con una Entre
Ríos intervenida políticamente por los nacionales-, De Perini es
detenido, acusado de participar en otro complot revolucionario para
cambiar el gobierno en Santa Fe. La idea del jordanismo a la
defensiva era ayudar a la revolución en aquella orilla, para que
después la reciprocidad política permitiera hacer la revolución en
ésta.
La
intentona volvió a fracasar, pero la movida fue de película.
Incluyó el uso contrahegemónico y en clave de esa nueva tecnología
de la comunicación traída por Sarmiento que era el telégrafo. De
todas maneras, el pueblo de La Paz se movilizó para pedir por la
libertad del Dr. Perini. A tres meses de salir de la cárcel se suma
a la rebelión jordanista de 1873, se juega a fondo, pero discrepa en
el destino de los prisioneros. Con la nueva derrota, el médico de
las dos Venecias, se traslada a Paraná, donde se destaca en su gran
labor social y solidaria con el trabajo médico. En Paraná llegó a
ser concejal, cuando la política pasaba a ser dominada por el
roquismo.
LA
MEJOR INTERPRETACIÓN DE LOS SUEÑOS
En
la ciudad capital, puso en marcha un Observatorio Astronómico en
1888, en el lugar donde hoy se ubica el Instituto Cristo Redentor. El
telescopio fue instalado después en la Escuela Normal. A su
preocupación por el desarrollo científico le sumó, las
gestiones para fundar un centro de población y ubicar dignamente a muchos
inmigrantes que llegaban, y que se encontraban con las falsas
promesas de oportunidades que hacía el gobierno argentino. Gracias a
estas gestiones se funda el Pueblo Gobernador Racedo (1887), que alguien
después, por suerte, cambió su nombre por el de Cerrito.
En
esa querida ciudad entrerriana, sus gobiernos vecinalistas han puesto
en marcha -desde el 2008- el proyecto del Biodigestor, iniciativa
estratégica y necesaria para producir energía reciclando residuos,
ejemplo práctico de política soberana de sustentabilidad, que hoy
es un orgullo para Entre Ríos, para Argentina y para otros países
de Nuestra América que la están estudiando y la han visitado.
El Biodigestor de Cerrito
PROGRESO
Y REGRESO
Es
hermoso pensar que los anhelos soberanos de luchadores infatigables
como el Dr. De Perini se expresan y se continúan en iniciativas
políticas como el Biodigestor. Es también, y como no, una forma de
desarrollo alternativo de esa República del Camuatí -o República
del Camachuí, para decirlo en el lenguaje del pueblo- que pensara
Marcos Sastre y que necesitamos construir sin vueltas. El
ambientalismo entrerriano es una gran terapia política de
interpretación de los sueños, una interpretación libre, crítica,
diferente y creadora.
Peyret,
también y cuando no, había dejado galopar su pensamiento más allá
de los límites ideológicos y epistemológicos de su época, y nos
propuso pensar que el buen progreso tenía que tener algo de regreso,
de sustento en la ética de la tierra. Dijo Peyret:
“...El
progreso es la ley de la humanidad. Es cierto que Rousseau no conoció
la ley del progreso; pero sin tener la conciencia de ello, lo
preparó, y cuando pedía el regreso al estado de naturaleza, a la
selva primitiva, en realidad empujaba a las sociedades hacia el
porvenir...” (28).
Una de las Marchas al Puente de la Asamblea de Gualeguaychú
¿QUÉ
ERA EL FEDERALISMO? ¿CUÁL ES LA ENTRE RÍOS QUE URQUIZA SOÑÓ?
“El
mando de la República Argentina es hasta hoy el propósito más
difícil
y
más digno de absorber la inteligencia del hombre más privilegiado,
por
la grandeza de sus pensamientos y la elevación y nobleza del
corazón”
Mensaje
del Presidente Urquiza al Congreso Constituyente
5/3/1854
La
fórmula de fusión de principios de Urquiza, Alberdi, la Asociación
de Mayo y los constituyentes de 1853 empezó a encontrar sus límites
a poco de andar. La centralización del poder político y la
verticalidad estatal no se sintió tanto cuando Paraná fue capital
de la Confederación Argentina (1854-1861) y cuando Urquiza estuvo al
mando político en la provincia, más allá de su retroceso nacional.
La retirada de Pavón le dió lamentablemente el poder formal a la
burguesía porteña, pero hasta la muerte de Urquiza, Entre Ríos no
sintió tanto -con acuerdo de fondo, de hecho- el disciplinamiento
mitrista y sarmientino. Con la muerte del caudillo, y la derrota
estratégica de la resistencia jordanista y popular, los nacionales
le aplicaron el molde de hierro de la constitución concentradora -y
reformada a gusto de BsAs- y no tan mixta (unificadora y federal a la
vez) como parecía, ahora manipulado por ese poder centralista que
tanto se había combatido.
Hay
que aclarar de todas maneras que, tanto la Confederación Argentina
como el Estado de BsAs coincidían en sus límites ideológicos más
allá de las diferencias formales. Firmaron un acuerdo en 1855
-citado por Beatriz Bosch en su Historia de Entre Ríos-, donde
expresan que “no consentirán desmembramiento alguno del territorio
nacional, auxiliándose mutuamente de los ataques de los indios”.
En la misma frontera humana se ubicaban los esclavos negros. El
Estado mitrista y sarmientino porteño consentía “legalmente” la
esclavitud, y la Confederación urquicista negoció con el Imperio
del Brasil “extraditar” esclavos a cambio de un fuerte préstamo
y de la instalación del Banco de Mauá en la ciudad de Rosario. Por
suerte, como subrayó Ramón J. Cárcano, el canje no se verificó
enseguida y ya nunca pudo entrar en vigencia”, y por suerte, “el
tiempo deshizo lo que nunca debieron hacer los hombres”. (29)
Ya
marginado por el poder central, Alejo Peyret -siempre hay que volver
a Peyret- hizo un diagnóstico crítico de la situación en alguna
publicación alternativa en BsAs, y en sus “Cartas sobre la
intervención a la provincia de Entre Ríos” (1873), diciendo
categóricamente que “tenemos el nombre de República federativa,
no tenemos la realidad de la cosa”, y que si queríamos en serio
federalismo, república y democracia había que hacer algunas
reformas estructurales importantes, como el voto directo al
presidente o la supresión del ejecutivo -siguiendo el ejemplo
suizo-, y otras cosas, como que le decisión de las intervenciones
federales esté en manos de la Corte Suprema. Entre los grandes
conocimientos de Peyret se contaban el estudio de la constitución
federal helvética y las ideas federalistas y libertarias de Pierre
Joseph Proudhon, al que el administrador de la Colonia San José
había leído y traducido.
Peyret,
al igual que Andrade y Alberdi, entendía que BsAs había querido
reemplazar a Madrid en la organización del poder, y le recordó a
Sarmiento una propuesta de reforma a nuestra constitución nacional,
que el propio sanjuanino había hecho tiempo antes -oportunista y
cínicamente- y que pensaba un necesario transplante a nuestras
tierras de la Constitución de Filadelfia (EEUU), para intentar
superar los defectos centralistas y democráticamente restrictivos de
la Ley máxima argentina. Un tal José Artigas había expresado ideas
parecidas sesenta años antes.
AUTONOMÍA
ALLÁ Y ACÁ
Peyret
reforzaba su oposición al estado de cosas existentes -que ya lleva
hoy más de 150 años-, desarrollando profundas líneas de filosofía
política democrática. En su apasionada, justa y tan actual defensa
de la autonomía en todas sus dimensiones, afirmó que,
“El
tiempo lo ha probado, la verdadera ciencia política se llama
descentralización, federación, autonomía local y provincial; no se
llama centralización, unidad, indivisibilidad” (30).
En
su crítica a los límites de la Constitución Argentina, Antonio
Sagarna -otro que alternó, como tantos, buenas y malas-, aclaró
también que no había tanto federalismo a la norteamericana en
nuestra Carta Magna, pero destacó la presencia política y legal del
municipalismo, al que valoró como un legado de la historia vasca -de
ese pueblo “enamorado de sus fueros, como de su Dios, de su hogar y
de su trabajo libre y sano”-. Dijo Sagarna, en su aporte a la
Historia de la Nación Argentina, dirigida por Ricardo Levene, que
“Puesto
que la Constitución de Mayo consagró el régimen republicano,
representativo federal (art.1°), y ello sobre base indudablemente
democrática; y puesto que, asimismo, exigió el régimen comunal o
municipal como requisito de la autonomía provincial (art.5°), no es
posible olvidar -como hasta el presente se ha hecho- el valiosos
antecedentes de las instituciones identificadas con la vida real y
milenaria de las regiones vascongadas...” (31)
La Historia de la Nación Argentina,
dirigida por Ricardo Levene
VIRTUDES
Y VICIOS DE UNA TRANSICIÓN
Ese
municipalismo -que por lo demás, venía en parte por la fuerte
tradición institucional española de los cabildos- también había
sido la base del desarrollo de la Federación Entrerriana (así se
denominó nuestra provincia con el triunfo del Espinillo el 22 de
Febrero de 1814) y de la Liga artiguista de los Pueblos Libres. Esa
autonomía local y social, y la idea de federación democrática y
popular desde abajo está hoy presente también en el texto de
filosofía política más lúcido de nuestro tiempo: el
“Confederalismo Democrático”, escrito en una injusta prisión
por el líder del PKK, del Partido de los Trabajadores del Kurdistán,
Abdullah Ocalan (32).
La
transición de una confederación sui generis a una república
federal centralizada fue un fracaso histórico y político, y hoy
pagamos las consecuencias más que nunca. Como dice el gran
historiador argentino, José Carlos Chiaramonte, ni las provincias
tan debilitadas estaban bien preparadas para una organización
federal centralizada ni la Argentina -como dijo Sampay- estaba bien
preparada para competir en el mercado internacional imperialista. Y
está claro que, como dice Chiaramonte y comparando nuestra historia
con el desarrollo norteamericano, “esta diferencia de nacimiento
del Estado nacional argentino -principalmente la debilidad de los
estados federados- se traduciría en los graves problemas que se
arrastran hasta hoy”. Para éste historiador contemporáneo, y
coincidimos, “los vicios de la política argentina tienen parte de
sus raíces en esta inicial y anómala conformación del régimen
federal”. Uno de los mayores problemas que afronta la vida política
argentina, concluye este autor, “además del falseado régimen
federal es, justamente, el viciado funcionamiento del sistema
representativo en cada provincia” (33).
PRONUNCIAMIENTOS
POLÍTICOS Y POPULARES
Es
la senda reflexiva de Peyret y de Amaro Villanueva, entre otros que
han pensado alternativas a nuestra situación estructural. Es la
senda que propuso Antonio Gramsci -ese otro De Perini, ese otro
Peyret- en la “Cuestión Meridional” italiana de principios del
Siglo XX, cuando lanzó para el debate en el movimiento socialista,
la necesidad de forjar en la lucha, una “república federal de
obreros y campesinos” (34).
Una
Entre Ríos ahogada hoy por tantos años de ajuste estructural,
agravado desde la última dictadura cívico-militar y por la
aplicación de las políticas neoliberales que no han cesado de
castigar a nuestro pueblo, y ahogada también por la cobardía y la
corruptela de su clase dirigente, vive embargada, de prestado,
mendigando y pidiendo la escupidera lastimosamente al poder central,
necesita una nueva gran movilización de ideas, iniciativas y luchas
para recuperar su soberanía particular integral y una relación
realmente federalista con los demás pueblos, culturas y naciones de
la Argentina y de Nuestra América-Abya Yala.
Los
pueblos del mundo se mueven por su soberanía particular y por el
cumplimiento efectivo de los derechos humanos y sociales. Allí está
el gran ejemplo hoy del pueblo catalán, tan cercano a Entre Ríos en
tantas cosas, movilizando ideas y cuerpos en común frente al infame
centralismo conservador español. No hay debate federal sin
movilización soberanista: los poderes centrales nunca lo han
entendido de otra manera. Entre Ríos fue Catalunya con el
Pronunciamiento urquicista, con los Manifiestos jordanistas y con las
Cartas de Peyret. No habrá nuevo debate federal en serio si no
hay un nuevo pronunciamiento popular.
SABERES
RECUPERADOS Y TERAPIA COLECTIVA URGENTE
La
soberanía particular y el federalismo deben dejar de ser sólo
expresiones folklóricas funcionales al sistema y deben ser saberes y
memoria histórica recuperados por el pueblo. En una sociedad, donde
las empresas recuperadas y autogestionadas por los trabajadores son
ejemplo y esperanza contrahegemónica latente, el federalismo debe
ser también un concepto recuperado.
Federalismo,
Soberanía, Libertad, Patria, Justicia, República y Democracia no
pueden ser consideradas ideas ya realizadas. Necesitamos en cada
intervención expresar estos conceptos como proyectos colectivos no
realizados todavía, como ideas para hacer -es un desafío
pedagógico-, como proyectos pendientes y expectantes de la
profundización del debate, la movilización y la autodeterminación
popular.
Si
seguimos cantando “la Entre Ríos que Urquiza soñó” sin pensar
que queremos decir con eso, nos va a seguir pasando algo parecido a
ese sueño de Kafka que nos narró Borges -tan entrerriano cuando
leía a Carriego y a Mastronardi, según el mismo dijo- en el cual el
mensaje del jefe, que en ese caso literario era el de un emperador,
nunca llega y nunca se concreta. Dijo el autor de “Ficciones”
que,
“...El
argumento es éste. El emperador —cualquier emperador— está
agonizando. Para que todos puedan asistir a su muerte, las paredes
interiores del palacio han sido derribadas. El emperador aguarda el
final en su lecho de muerte y lo cerca una muchedumbre casi infinita.
Antes de fallecer, el emperador hace un signo y un servidor tiene que
inclinarse sobre él para recoger sus últimas órdenes. El emperador
murmura un mensaje urgente para el más ignorado de sus súbditos,
que habita el extremo opuesto de la ciudad. Inmediatamente el
servidor se pone en camino. Es infatigable y altísimo y tiene sobre
el pecho una estrella, símbolo de su misión imperial. Todos se
apartan frente al hombre y la estrella. Pero la turba es tan numerosa
que el mensajero nunca llegará al jardín del palacio. Aunque
llegara, jamás acabaría de atravesar el infinito ejército
respetuoso que está de guarnición. Aunque lo atravesara, jamás
podría atravesar la ciudad en que vives, llena también de una
muchedumbre infinita. El mensajero nunca llegará y es inútil que lo
esperes en la ventana. Ahora mismo avanza con rapidez entre los
hombres que se apartan ante la estrella, pero tú vivirás y morirás
sin haber recibido el mensaje...” (35)
Los entrerrianos
tenemos que resolver el problema psicoanalítico, político,
histórico y kafkiano que tenemos con la interpretación del sueño
de Urquiza. Es bastante urgente.
El
federalismo era y es un proyecto político que tenía y tiene
distintas miradas, basadas todas en un ideario autonomista y
solidario. Fue un ensayo y error que quedó en error a corregir. La
Entre Ríos que Urquiza soñó es la Entre Ríos soberana, potente y
federal que se expresa y se resume en el Pronunciamiento de 1851, en
la dignidad y la valentía de sus gauchos milicianos y del pueblo
movilizado por sus derechos, y en la magistral terapia política y
educativa de pensadores y hacedores brillantes como Alejo Peyret. Mal
que le pese, al final, al caudillo y a su sueño eterno, es la interpretación profunda y
creadora de ese sueño, por parte del pueblo soberano, con su memoria
histórica recuperada, la que hará realidad la promesa de la
canción.
Prof.
Mauricio Castaldo
María
Grande, Entre Ríos
17/1/2018
Facebook:
Mauricio Castaldo
Twitter:
@castaldoedgar
NOTAS:
(1)
Tomamos esa idea de “estruendo de la batalla” de Michel
Foucault.
Un abordaje al planteo arqueogenealógico y crítico de Foucault
puede verse por ej, en Ignacio
B Arbeito,
“La
máquina de ficcionar”,
en https://revistas.unc.edu.ar/index.php/NOMBRES/article/viewFile/2225/1175
(2)
Oscar F. Urquiza Almandoz, “Historia Económica y Social
de Entre Ríos” (1600-1854), BsAs, Banco Unido del Litoral,
1978, pp.380-388.
(3)
La distribución justa de la austeridad, como oportunidad política
de transición de la irresponsable sociedad de consumo a una sociedad
liberada y sustentable fue la propuesta de Enrico Berlinguer, cuando
era el Secretario General del Partido Comunista Italiano, el partido
de izquierda más importante de Europa en los '60 y los '70. Su
discurso (1977), que claramente buscaba diferenciar la austeridad
compartida anticapitalista del rigor o ajuste fiscal antipopular y
antidemocrático, puede leerse en
http://www.mientrastanto.org/boletin-101/documentos/la-austeridad-1977
(4)
Sobre el Mansilla persona no grata, cfr.Beatriz Bosch,
“Historia de Entre Ríos”, BsAs, Plus Ultra, 1978,
pp.100-101. Sobre la política de rendición de cuentas de Cipriano
de Urquiza y de Vicente del Castillo, cfr O. F.Urquiza Almandoz,
ob.cit, pp.407-411.-
(5)Mauricio
Castaldo,
“TOMÁS
CÓCERES, EL REBELDE DE MARÍA GRANDE CONTRA LA ENTRE RIOS
RIVADAVIANA”,
en
http://actividadentrerios.blogspot.com.ar/2016/01/tomas-coceres-el-rebelde-de-maria.html
(6)
Leoncio Gianello, “Historia de Entre Ríos”,
Paraná, 1951, p.363.-
(7)
O. F. Urquiza Almandoz, p.41.-
(8)
O. F. Urquiza Almandoz, p.264,-
(9)
Para tener en claro la diferencia entre los discursos y la práctica
política, especialmente entre algunos pretendidos federales, ver
Enrique M. Barba, “Unitarismo, Federalismo, Rosismo”,
BsAs, Ediciones Pannedile, 1972. En internet,
https://www.academia.edu/19795639/Unitarismo_Federalismo_Rosismo_-_Enrique_Barba
Además, claro, el trabajo
del Prof. Juan Antonio Vilar, “La
Confederación Argentina. Epoca de Rosas 1829-1852”, Paraná,
Eduner, 2016,
y
“Rosas”, de
Arturo
E. Sampay y Enrique M. Barba,
BsAs, CEAL, 1975. Para una
caracterización general de la época, ver John Lynch, “Las
repúblicas del Río de la Plata”, en Leslie Bethell (ed),
“Historia de América Latina” (Tomo 6, “América Latina
Independiente”, 1820-1870, pp.264-315), Barcelona, Crítica, 1991.
Los 16 tomos de la obra coordinada por Bethel están disponibles en
internet, en
http://actividadentrerios.blogspot.com.ar/2018/01/biblioteca-digital-los-16-tomos-de-la.html
(10)
Olegario Víctor Andrade, “Las dos políticas”, en
https://iehpa.files.wordpress.com/2014/09/40-libro-andrade.pdf;
Juan Bautista Alberdi, “Grandes y pequeños hombres del
Plata”, BsAs, Plus Ultra, 1974, pp.113-116, y Julio Oscar
Blanche,
“La Paz Entrerriana. Miscelánea del Pasado”, Paraná, Italia,
2012.
(11)
José
Carlos Chiaramonte,
“En torno a los orígenes del revisionismo histórico argentino”,
en Ana
Frega y Ariadna Islas
(coordinadoras), “Nuevas miradas en torno al artiguismo”,
Montevideo, Departamento de Publicaciones de la facultad de
Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad de la
República, 2001, pp.29-61.
El libro a disposición en internet, en
http://actividadentrerios.blogspot.com.ar/2017/12/nuevas-miradas-en-torno-al-artiguismo.html
(12)
Arturo
Enrique Sampay,
“Constitución y Pueblo”, BsAs, Cuenca Ediciones, 1973,
pp.101-134. El
discurso de Perón
a la Constituyente, en http://www.elortiba.org/old/const1949.html
(13)
Carlos
Mastronardi,
“Memorias de un Provinciano”, en Obra Completa (Tomo 1), Santa
Fe, UNL, 2010, p.247.
(14)
La biografía de Cecilio
Berón,
en Julio
O. Blanche,
ob.cit, pp.193-240. En internet,
http://www.elojomiradordelapaz.com.ar/2015/09/el-fusilamiento-de-cecilio-beron-de.html.
La
revolución de los Kennedy, en la hermosa novela histórica de Jorge
Repiso,
“Los Kennedy. Tres hermanos que casi cambiaron la historia”,
BsAs, Emecé, 2015. En internet,
http://www.lanacion.com.ar/212036-la-saga-de-los-kennedy-argentinos
(15)
Alejo
Peyret,
“Discursos”, BsAs, Lajuane, 1907, pp.97-100.
(16)
Marcos
Sastre,
“El Tempe Argentino”, BsAs, Rosso, 1938, pp. 121-127. En
internet, https://es.wikisource.org/wiki/El_Tempe_Argentino:_19,
también,
http://sudeste-perceptografia.blogspot.com.ar/2010/09/el-tempe-argentino.html.
Otra
imagen del
camachuí,
en http://www.dinus.es/tag/camuati/
. Y
más datos sobre su inteligencia y sus aportes, en
http://www.reservacostanera.com.ar/la-fauna/invertebrados/artropodos/camuati-polybia-scutellaris/ . Fermín Chávez apunta que la primer versión de el "Camuatí" fue dedicada por Marcos Sastre a Juan Manuel de Rosas. Ver Fermín Chávez, "Epistemología para la periferia", compilación de Ana Jaramillo, BsAs, UNLa -Universidad Nacional de Lanús-, 2012, p.210.
(17)
Leoncio
Gianello,
“Historia de Entre Ríos”, Paraná, 1951.
(18)
Oscar
F. Urquiza Almandoz,
“Historia Económica y Social de Entre Ríos (1600-1854)”,
pp.101-102. La
presencia de Santiago Artigas, como administrador de las estancias
del estado en la época de Urquiza, puede leerse
en “Santiago
Artigas, un hijo de Don José, ligado a la región y nuestra
historia”, nota
de
http://www.chajarialdia.com.ar/web/semanarios/semanario_18092017.pdf
(p.27).
Más
datos en una biografía digital de Tabaré Barrios Dalmao, en
http://www.histarmar.com.ar/AcademiaUruguayaMyFl/2009/SantiagoArtigasCuenca.htm
(19)
Alberto
Gerchunoff,
“El Boyero”, en “Los gauchos judíos”, BsAs, Eudeba, 1964,
pp.43-47. En
internet,
https://books.google.com.ar/books?id=8fa-0JX-M2MC&pg=PA71&lpg=PA71&dq=gerchunoff+las+lamentaciones&source=bl&ots=8WLBAvWgBw&sig=p4vsKtvWYwauhcxUrz41j8ttTQI&hl=es-419&sa=X&ved=0ahUKEwiF5fOZ09XYAhXHgJAKHcHeCmwQ6AEINTAC#v=onepage&q&f=false.
El
Testamento
político de Andrade,
en Isidoro
J. Ruiz Moreno,
“Estudios y Documentos de Historia Entrerriana”, Colón-Entre
Ríos, Birkat Elohym, 2010, p.346.
(20)
Ricardo
Piglia,
“Las Actas del Juicio”, en
https://www.pagina12.com.ar/diario/verano12/23-162202-2010-12-26.html,
y
el repaso de la mirada subalterna de Piglia, en “El
murmullo de la historia “Las actas del juicio” de Ricardo
Piglia”, Elena
Vinelli,
en
file:///C:/Users/Usuario/Downloads/El_murmullo_de_la_historia_Las_actas_del.pdf
(21)
“Una cultura que en vez de liberar, reprime”, entrevista de
Ricardo
Zelarayán
a Juan
L. Ortiz
para Clarín, en “Una
Poesía del Futuro. Conversaciones con Juan L. Ortiz”,
BsAs, Mansalva, 2008, p.49.
(22)
La
Proclama
de Varela,
de Diciembre de 1866, en “Las Proclamas de Varela. El Mitrismo y la
Unión Americana”, de Maximiliano
Molocznik, Juan Carlos Jara, Mara Espasande y Norberto Galasso,
BsAs, Colihue, Centro de Estudios Históricos, Políticos y Sociales
Felipe Varela, 2012, pp.37-40. En
internet,
https://www.elhistoriador.com.ar/documentos/organizacion_nacional/proclama_de_felipe_varela.php
(23)
Oscar
F. Urquiza Almandoz,
ob.cit, p.196,
y Rodolfo
Leyes,
“La primera de todas. El descubrimiento de huelgas obreras en los
saladeros entrerrianos”, en
http://razonyrevolucion.org/la-primera-de-todas/
(24)
Fermin
Chávez,
“Vida y Muerte de López Jordán”, BsAs, Ediciones Theoría,
1957, pp.265-266. La valoración, hoy como estudio de la
subalternidad, de la historieta “El Chumbiao” de Chávez, en
Mónica
Alabart,
“Gauchos,
Montoneras y Caudillos: una interpretación a través de la
historieta El Chumbiao, de Fermín Chávez y Juan Arancio”,
http://www.scielo.org.ar/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0325-82382015000200002
y
el rescate realizado por Rubén
Burlot,
“El Chumbiao, un montonero de historieta”,
en
http://lasolapaentrerriana.blogspot.com.ar/2014/09/el-chumbiao-un-montonero-de-historieta.html
(25)
Las
coplas de Marcelino
Román,
en
https://gauchoguacho.blogspot.com.ar/2014/11/nuevas-coplas-para-los-hijos-de-fierro.html
y las
coplas hechas milonga,
por
Víctor Velázquez, en
http://www.noticiasentrerios.net.ar/2017/03/nuevas-coplas-para-los-hijos-de-fierro.html
(26)
Algunas reseñas al reciente libro de Gabriela
Cabezón Cámara,
por ejemplo: Liliana
Viola,
“Aquí me pongo a contar”, en Página 12,
https://www.pagina12.com.ar/71812-aqui-me-pongo-a-contar,
Celeste
Murillo,
“Las aventuras de la China Iron: una de cowgirls”, en La
Izquierda Diario,
https://www.laizquierdadiario.com/Las-aventuras-de-la-China-Iron-una-de-cowgirls
y Laura
Cardona,
“Reseña:
Las aventuras de la China Iron, de Gabriela Cabezón Cámara”, La
Nación,
http://www.lanacion.com.ar/2094538-resena-las-aventuras-de-la-china-iron-de-gabriela-cabezon-camara
y
el cuento de Borges,
en “Artificios - Ficciones”
(1944), Obras Completas, Tomo 5, BsAs,
Sudamericana, 2011,
pp.156-159.
En
internet, http://www.literatura.us/borges/elfin.html
(27)
Sobre el jordanismo y los Hermanos Guerri, ver Felipe
Pigna,
“Domingo Faustino Sarmiento”, en
https://www.elhistoriador.com.ar/biografias/s/sarmiento.php
y Francisco
N.Juarez,
“La noche que quiseron matar a Sarmiento”, en
http://www.lanacion.com.ar/210271-la-noche-en-que-quisieron-matar-a-sarmiento.
Las
palabras de Peyret
a Sarmiento, en los Discursos citados de Peyret, pp.169-173; la
narración de la silbatina a Sarmiento está hecha por Fray
Mocho
-Jose Sixto Alvarez-, en “El
Clac de Sarmiento”,
texto que forma parte de esa selección de textos, una verdadera
joya, titulada “Crónicas de Entre Ríos”, realizada por Adolfo
Argentino Golz
para la Editorial Jorge Alvarez, BsAs, 1967, pp.37-42. La
ofrenda ferroviaria de Sarmiento a los entrerrianos reprimidos, en
César
Manuel Varini,
“Ferrocarril
del Este Argentino”,
capítulo de la Enciclopedia de Entre Ríos – Sección Historia,
Tomo III, dirigida por Facundo
Arce,
Paraná, Arozena Editores, 1978, p.48.
(28)
Alejo
Peyret,
ob.cit, p. 91. El
biodigestor de Cerrito, en
http://revistalallavesur.blogspot.com.ar/2011/04/el-biodigestor-de-cerrito.html.
En
youtube, el video explicativo de esta obra estratégica y necesaria
en https://www.youtube.com/watch?v=aOLJiUr-cQw
(29)
Adversarios,
pero unidos contra los “indios”, explica Beatriz
Bosch,
ob.cit, pp.207-208.
Los acuerdos de créditos por esclavos y
las zonas grises de lo real,
en Ramón
J. Cárcano,
“La política internacional en el Plata durante el gobierno de la
Confederación. Tratados y alianzas”, Cap.XI de la “Historia
de la Nación
Argentina
(Vol.
VIII)”,
dirigida por Ricardo
Levene,
BsAs, El Ateneo, 1947, pp. 466-468.
(30)
Adriana
Petra,
“Las
pequeñas repúblicas. Alexis Peyret o como leer a Proudhon desde el
fin del mundo”,
IDES/UNLP/CONICET, ensayo
histórico inédito, p.9.
Agradecemos aquí a nuestro compañero Américo
Schvartzmann,
estudioso como nadie de la obra del gran pensador y hacedor
franco-entrerriano, y autor de “Peyret
y Goliat”
el aporte de éste excelente trabajo de Adriana Petra.
Algo del reconocimiento a Schvartzmann puede verse por ej en
“Publican
en Francia la obra de un entrerriano sobre Peyret”,
http://www.juntaamericana.com.ar/2011/05/publican-en-francia-la-obra-de-un-entrerriano-sobre-peyret/.
(31)
Antonio
Sagarna,
“La
Organización Nacional y la Constitución de 1853”,
Cap. IV del citado Tomo VIII de la Historia de la Nación Argentina,
p. 172.
(32)
Abdullah
Ocalan,
“Confederalismo Democrático”, en
http://www.freeocalan.org/wp-content/uploads/2012/09/Confederalismo-Democr%C3%A1tico.pdf
(33)
José
Carlos Chiaramonte,
“Raíces
Históricas del Federalismo Latinoamericano”,
BsAs, Sudamericana, 2016, especialmente “Características del
nacimiento del estado federal argentino”, pp. 306-310.
(34)
Antonio
Gramsci,
“La
Carta para la fundación de L´Unitá”
(12/9/1923), en “La
Cuestión Meridional”,
BsAs, Quadrata, 2002, pp.33-35. Un
análisis de esta idea, en
https://books.google.com.ar/books?id=qjA9DwAAQBAJ&pg=PT238&lpg=PT238&dq=gramsci+republica+federal+de+obreros+y+campesinos&source=bl&ots=N3gPkXuvFW&sig=JW-PKyaQ0SDHDQ21CgrHVn_Tbbs&hl=es-419&sa=X&ved=0ahUKEwiQoIm1qN_YAhVITJAKHfVtCkEQ6AEIMzAF#v=onepage&q&f=false
(35)
Jorge
Luis Borges,
“Las pesadillas y Franz Kafka”, en Obras Completas de Borges,
Tomo 18, BsAs, Sudamericana, 2011, pp.138-143. En internet, el texto
de Borges, en
http://borgestodoelanio.blogspot.com.ar/2015/07/jorge-luis-borges-las-pesadillas-y.html,
y
el cuento de Kafka, en
http://ciudadseva.com/texto/un-mensaje-imperial/
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