La Junta Abya yala por los Pueblos Libres llamó “a emprender una economía de guerra a los privilegios” en la Argentina, con la erradicación de latifundios, monopolios y oligopolios, la denuncia de la deuda externa, la estatización de la banca y la declaración de emergencia en el trabajo, los alimentos, la vivienda, la salud, la educación y el ambiente.
El texto firmado por el centro de estudios con sede en Paraná está inspirado en el aniversario del Reglamento de Tierras de José Artigas, firmado el 10 de setiembre de 1815, y en la doctrina del “vivir bien y buen convivir” de los pueblos antiguos y vigentes del continente. Las y los manifestantes enumeran en su documento una serie de medidas drásticas para hacer frente “al creciente endeudamiento del país, la fuga de capitales, la pérdida de poder adquisitivo en las y los trabajadores, la persistencia de la inflación que corroe la ya endeble economía de las familias indigentes, el fracaso de la economía de escala como pretendida solución, los embates contra el ambiente desde el sistema extractivista controlado por monopolios y oligopolios, y el saqueo sistemático al que se ha sometido a la Argentina desde la connivencia de políticos y empresarios”.
La declaración está precedida por la exclamación “Fabián Amaranto Tomasi, ¡presente!”, en homenaje al entrerriano que generó conciencia contra el sistema concentrado de agrotóxicos y transgénicos, fallecido el viernes pasado a causa de la contaminación.
Los manifestantes abogan por una “economía de guerra a los privilegios instalados de una manera exactamente contraria a la consigna de Artigas: ‘que los más infelices sean los más privilegiados’. Por eso –sigue la carta de la Junta Abya yala-, es imprescindible esta determinación, para aventar a los caranchos del sistema que son la norma, y para que nadie quede afuera de la contención social. Porque los sectores gobernantes en el país y las provincias son ejecutores y cómplices (con raras excepciones) de un sistema de endeudamiento que ha desnaturalizado a la Argentina, y ha provocado hambre, desocupación, destierro, hacinamiento a un grado de racismo; depredación, contaminación, enfermedades varias, y violencia desde el Estado”.
Luego se lee: “La situación es angustiosa y algunos pueden no darse cuenta porque se camufla detrás del endeudamiento. Pero es grave y por eso exige los gestos que decimos. En una economía de guerra a los privilegios ganamos todos y no muere nadie por razones evitables. Economía de guerra a los privilegios significa resistencia al colonialismo y a la colonialidad en todos los flancos, y estudio y promoción de la doctrina del vivir bien y buen convivir.La economía de guerra a los privilegios es, entonces, una economía de vida”.
La declaración del centro de estudio integrado por docentes, escritores, periodistas, militantes sociales, cooperativistas e investigadores, enumera los efectos nocivos del capitalismo con acento en los males del predominio del capital financiero y la especulación en el país.
Centrado en los problemas del desarraigo y el hacinamiento, el extenso documento de 12 páginas pone de relieve el “respeto a la Pachamama” y la necesidad de promover chacras mixtas comunitarias para el acceso a alimentos sanos y cercanos. Al mismo tiempo, promueve el federalismo en la Argentina, y la confederación en los países del cono Sur del Abya yala (América) “porque no hay soberanía posible ni emancipación sin hermandad institucionalizada”; y propugna un cambio en la diplomacia con vistas a la recuperación del Atlántico Sur para los pueblos del sur de Abya yala, y la denuncia del CIADI, como medidas soberanas.
El texto tiene incluye párrafos contra el sistema vigente, reniega de la manipulación genética en la agricultura, y advierte que la vía para superar el estado de cosas no pasa por el consumismo sino por el equilibrio y la austeridad, entendida como “sobriedad en todos para que nadie quede afuera”.
También advierte sobre los riesgos de la fragmentación social: “Curarnos de la atomización y de la manipulación de la historia (para ocultar errores e intereses personales o sectoriales) nos abrirá hacia horizontes que hoy tenemos vedados. Comunidades originarias, empresas recuperadas, asambleas, pueblos en marcha: las vías están a la vista. La Argentina plurinacional, con pleno respeto a la soberanía particular de los pueblos y la biodiversidad, reniega de la uniformidad, el centralismo y los mandones”, reza la carta.
Los miembros de la Junta Abya yala llaman a la inhabilitación a perpetuidad de empresarios y políticos corruptos para ejercer cargos públicos, y la exoneración de todo funcionario político que tenga más del 10 por ciento de sus bienes materiales fuera del país. Afirman que para algunas medidas es necesaria una reforma constitucional, y que entre los dependientes de cualquiera de los poderes de los estados nacional, provinciales o municipales (incluyendo al presidente, los gobernadores, los jueces, los legisladores, los jubilados), ninguno debiera percibir ingresos mayores a dos o tres sueldos de la docencia o la enfermería, mientras que hoy la relación alcanza el extremo de uno a treinta, lo que consideran “una obscenidad”.
El texto fue difundido hoy a través de las redes y el blog actividadentrerios.blogspot.com, y es el siguiente:
Fabián Amaranto Tomasi, ¡presente!
La Junta Abya yala, por una
economía de guerra a los
privilegios
“Que
los más infelices seanlos más
privilegiados”.
Reglamento de Tierras.
10 de
setiembre 1815-2018.
La
Junta Abya yala por los Pueblos Libres llama a emprender una economía de guerra
a los privilegios, frente al creciente endeudamiento del país, la fuga de
capitales, la pérdida de poder adquisitivo en las y los trabajadores, la
persistencia de la inflación que corroe la ya endeble economía de las familias
indigentes, el fracaso de la economía de escala como pretendida solución, los
embates contra el ambiente desde el sistema extractivista controlado por
monopolios y oligopolios, y el saqueo sistemático al que se ha sometido a la
Argentina desde la connivencia de políticos y empresarios.
En el
capitalismo está la raíz de muchos de nuestros problemas, y el capitalismo
dependiente que caracteriza a la sociedad argentina del siglo XXI pasa por un
modelo económico-social que agrava nuestra sumisión histórica y profundiza el
extractivismo y la depredación. De continuar como vamos, nos espera el abismo.
Guerra
a los privilegios para apuntalar la soberanía puesta en riesgo, salir del
estado de rodillas, y revitalizar la ubicación del país con vistas a la
vigorosa unidad de los pueblos del sur del continente para enfrentar la guerra
comercial desatada entre imperios. Guerra a los privilegios para estimular el
retorno a la vida en armonía con la naturaleza y el trabajo comunitario, y
acabar en forma drástica sin excepciones
con las prerrogativas de cualquier persona o sector de los que parasitan la
economía, amenazan con la destrucción de la Argentina e irritan a los sectores
populares.
Economía
de guerra a los privilegios instalados de una manera exactamente contraria a la
consigna de Artigas: “que los más infelices sean los más privilegiados”. Por
eso es imprescindible esta determinación, para aventar a los caranchos del
sistema que son la norma, y para que nadie quede afuera de la contención
social. Porque los sectores gobernantes en el país y las provincias son
ejecutores y cómplices (con raras excepciones) de un sistema de endeudamiento
que ha desnaturalizado a la Argentina, y ha provocado hambre, desocupación,
destierro, hacinamiento a un grado de racismo; depredación, contaminación,
enfermedades varias, y violencia desde el Estado. La mayoría de los hoy
oficialistas y opositores tienen corresponsabilidades muy claras en este
sistema, como creyentes en la religión de la ganancia a cualquier costo, el
individualismo, la competencia (engañosa) y la fragmentación; todo eso contra
los saberes tradicionales del compartir, la comunidad, la complementariedad, el
trabajo honrado, la solidaridad, la armonía, la mínima invasión a la naturaleza
y el conocimiento integral.
Ante
la situación planteada por sectores de la economía y el partidismo que empujan
a nuestras comunidades a un estado de abatimiento, con alternativas que no son
tales, esta Junta Abya yala por los Pueblos Libres llama a conocer y combatir el
orden social establecido y desactivar el estado de depresión inducido.
Todo
será más claro si nos ubicamos en la conciencia de nuestra condición, en las
históricas luchas, antiguas y recientes, por la emancipación de cualquier amo,
viejo o nuevo, y en los saberes milenarios de nuestros pueblos. No es con
irritabilidad que vamos a superar la crisis sino conociendo el estado actual
del sistema capitalista en el mundo y la acumulación de modos de opresión en
sinergia. Y no saldremos en soledad sino en compañía de los demás pueblos del
Abya yala que padecen problemas similares, y con espíritu decolonial.
El
mundo es un tembladeral, y nuestro socio económico principal, Brasil, presenta
una debilidad con escasos precedentes. Si la Argentina lograra enfrentar con
luz propia el estado de cosas podría colaborar con sus hermanos, e incluso
soportar mejor los efectos directos que provoca la zozobra en el Mercosur
frente a la avidez proteccionista y expansionista a la vez, de los imperios.
Economía
de guerra a los privilegios equivale a un nuevo diagnóstico sobre el
parasitismo que enferma a la Argentina con foco en las multinacionales, el
capital financiero, los terratenientes, los especuladores en todos los órdenes,
ciertos grupos de profesionales corporativizados, y dirigentes de los tres
poderes del estado en la nación, las provincias y los municipios que se auto
asignan sueldos con fondos del pueblo que superan en cinco, diez y hasta 30
veces los ingresos de un docente o un jubilado, una obscenidad, cuando lo justo
sería una relación de uno a dos, o uno a tres, y la inclusión de todos los
trabajadores de la informalidad, a los que la burguesía media y alta desprecia.
Economía
de guerra a los privilegios significa guerra a la especulación con el dinero y
con la tierra, eliminación de latifundios, acceso equitativo, y creación de
bancos provinciales y municipales con participación de los trabajadores.
Con
vistas a la recuperación de la vida comunitaria y la biodiversidad, con lugar
para todas y todos, la Junta Abya yala observa puntos de confluencia en
diversas personas y organizaciones. La focalización y jerarquización de problemas
sociales debiera buscar puntos de intersección y potenciar fuerzas pero parece
derivar hacia la división, y esa tendencia es aprovechada por sectores del
capital y los privilegios de cualquier índole para preservar espacios de poder
y desalentar la unidad. Una manifestación de la crisis se ve en la necesidad de
muchos de lustrar una imagen, con la peregrina ilusión de quedar a salvo cuando
el país se hunda. Curarnos de la atomización y de la manipulación de la
historia (para ocultar errores e intereses personales o sectoriales) nos abrirá
hacia horizontes que hoy tenemos vedados. Comunidades originarias, empresas
recuperadas, asambleas, pueblos en marcha: las vías están a la vista. La
Argentina plurinacional, con pleno respeto a la soberanía particular de los
pueblos y la biodiversidad, reniega de la uniformidad, el centralismo y los
mandones.
Para la
economía de guerra a los privilegios, aquí algunas medidas como ejemplo, que en
ciertos casos exigen reformas constitucionales, y que requieren emergencias en
los ámbitos del trabajo, los alimentos, el uso y la propiedad de la tierra, la
vivienda, la salud, el ambiente, la demografía, y lucha sin cuartel contra la
especulación financiera y el inmobiliarismo, desde la perspectiva del vivir
bien y buen convivir, es decir: sin exclusiones y en armonía con la naturaleza.
a-emergencia laboral,
creación de puestos genuinos de trabajo con la protección de la producción
familiar y pyme y de la industria argentina (industrias que no dependan de
matrices extranjeras), actividades que ofrecen puestos de trabajo, lo mismo que
la construcción de viviendas con espacio adecuado y servicios, y la
revaloración del mercado interno entre provincias y entre países hermanos y
socios; promoción de sistemas comunitarios y cooperativos, de actividades
artísticas regionales y de tecnologías de alto impacto laboral en
emprendimientos familiares (comunicaciones, transporte, alimentos, servicios
energéticos zonales, actividades grupales, construcción, gastronomía, textiles,
con precisa prevención contra las uniformidades diseñadas para la concentración
económica y la dependencia); estudio y valoración de la experiencia de cientos
de empresas recuperadas por los obreros, las pequeñas cooperativas y los
emprendimientos familiares de resistencia, como demostración de otros caminos a
nuestro alcance, y punta hacia un modelo sostenible;
b-emergencia sobre la
propiedad y el uso de la tierra, considerando que es una
riqueza que no debe estar a merced del mercado y las corporaciones, y que en
tiempos de crisis dará los frutos para la alimentación sana y completa, la
salud de todos, el trabajo, la lucha contra el hacinamiento que debe ser
implacable, a la vez de generar expectativas en muchos; promoción de chacras
mixtas comunitarias y emprendimientos asociados con producción diversa e
integrada, desde el respeto a la Pachamama;
c-gradual confiscación
parcial o total, con pago en bonos a plazo según los avalúos, de toda
superficie privada mayor a tres unidades productivas, para facilitar el acceso
de todos por igual a la producción de alimentos y la vida serena; plan genuino
para recuperar la relación de nuestras comunidades con el ambiente y el uso de
la tierra, relación fundada en el buen vivir, previa erradicación de
latifundios, pooles, oligopolios y monopolios que distorsionan la economía y
privan de espacio a multitudes;
d-emergencia habitacional, para
garantizar una casa digna a todos, con espacio suficiente para emprendimientos
productivos, con la generación de trabajo en la autoconstrucción y construcción
comunitaria de viviendas con materiales cercanos, y en una lucha por todos
losflancos contra la especulación inmobiliarista que multiplica por veinte y
hasta por cincuenta el valor de las propiedades, lo cual deja el techo a merced
de la usura.
e-emergencia en salud.
Integración de las distintas prestaciones, medicina preventiva por todos los
medios al alcance, para lo cual se usarán las concesiones de frecuencias en
medios masivos; garantía de la provisión desde el estado de medicamentos en
enfermedades crónicas; prohibición absoluta de programas que pongan en riesgo
la salud o promuevan la prostitución, y promoción de programas cultuales y de
difusión sobre alimentos, salud y educación;
f-emergencia en alimentos,
privilegio de la alimentación sana, cercana y barata de
las familias y comunidades en sus casas, y de los servicios básicos; soberanía
alimentaria; capacitación y aprovechamiento de los ciclos naturales;
aprovechamiento de las organizaciones y los organismos ya existentes, e impulso
a las asambleas, para confluir en una revolución alimentaria que destierre el
hambre y la marginación, y colabore con territorios menos favorecidos;
g-plan de salud
reproductiva que garantice la información adecuada, con
particular atención de la embarazada y la niñez, y contención de las mujeres
que opten por no ser madres con especial cuidado sobre las imposiciones y
presiones machistas; plena independencia entre el estado y las iglesias, “libertad
civil y religiosa en toda su extensión imaginable”, y promoción de la vida
comunitaria por todas las vías a nuestro alcance;
h-emergencia educativa para
asegurar la salud de estudiantes y docentes, la calidad de los edificios y los
servicios con alta participación comunitaria de padres, madres y vecinos; y
para garantizar la incorporación de programas decoloniales que cultiven los
valores del conocimiento, el lugar, la vida comunitaria, la amistad, la
solidaridad organizada, la serenidad, el trabajo honesto, la unidad de los
pueblos, la pertenencia a la región del Abya yala con sus riquezas y símbolos,
el diálogo, y la conciencia por la biodiversidad, la independencia y el
antiimperialismo.
i-emergencia ambiental para
la protección del agua dulce, el suelo y el ambiente todo, y la recuperación de
biodiversidad, sin más concesiones; creación de empleo en la recuperación de la
salud ambiental en montes, arroyos, costas, en la recuperación de bosques y en
la erradicación de basurales; exigencia de que una proporción de las
superficies y las riberas sean pobladas con montes nativos para lograr
corredores de biodiversidad; conciencia y lucha para reemplazar el sistema de
agroquímicos y transgénicos por la producción con campesinas y campesinos de
alimentos sanos, orgánicos, con cuidado del suelo y el agua y de la diversidad
alimentaria; programa especial de cuidado de las poblaciones de abejas;
declaración del maíz como semilla venerable e inviolable del Abya yala, y
recuperación de centenares de razas no genéticamente modificadas, como símbolo
de las semillas en general, porque la vida no puede ser patentada sin ponerla
en riesgo; prevención contra todo tipo de incidencia tecnológica que altere
ciclos de la naturaleza como la manipulación genética y climática;
j-emergencia demográfica para
empezar a revertir el desequilibrio (macrocefalia y hacinamiento) que provoca
destierro y amontonamiento con severas consecuencias culturales y sociales
(ruptura de conocimientos y relaciones, violencia, adicciones), además de crear
inconcebibles zonas de sacrificio;
k- bases para la
instauración de un sistema federal que rompa con la
acumulación de poder económico, político y demográfico en la metrópolis, en un
país ya enfermo de macrocefalia; discusión y reorganización federal,
descentralización de todas las sedes empresarias, corporativas, sindicales,
mediáticas y estatales; federalismo como primera vía de distribución
equilibrada; soberanía particular de los pueblos;
l-desarticulación de la
economía concentrada, de escala y robotizada en
todas sus manifestaciones, porque privilegia a pocos y no genera empleo;
formalización de la economía informal;
ll-investigación y denuncia
de la deuda pública usada como herramienta de dominación,
verificación de los responsables internos y externos del aumento de la deuda
que pone en riesgo nuestra paz social, y reestructuración de la deuda que no
sea fraudulenta para hacer viable su pago con la producción y la industria del
país; estatización de la banca para cortar con el principal aparato parasitario
de la economía argentina; lucha sin cuartel contra ese modo de corrupción
naturalizado; creación y fomento de bancos provinciales y municipales, y
exploración de la banca cooperativa genuina y democrática;
m-denuncia y castigo
ejemplar contra los especuladores, empezando por los que
provocan fugas de capitales; exoneración de todo funcionario político que tenga
más del 10 por ciento de sus bienes materiales fuera del país.
n-denuncia en bloque de los Tratados Bilaterales de Inversión y del CIADI (Centro Internacional de Arreglo de Diferencias en torno de
Inversiones). Habilitación soberana para que, luego de una investigación
de la deuda, los pretendidos acreedores externos se cobren con fondos de
argentinos en el exterior, que quedan sin resguardo del estado argentino.
ñ-reforma del sistema
impositivo para facilitar el acceso a los alimentos y
la generación de empleo masivo, desincentivar la acumulación de riquezas y el
monopolio, e incentivar la economía asociativa; y reforma del modelo energético
para pasar a un consumo austero de energías limpias, sustentables, diversas,
zonales, con participación de los usuarios como proveedores; energía a costo de
producción para la producción de alimentos;
o-reformas al sistema
jubilatorio para asegurar la sustentabilidad con
ingresos de otras fuentes (finanzas, juego), de manera de no recargar el
problema generado por la casta dominante sobre las espaldas de los
trabajadores; mientras se incorporan los sectores de la economía informal; fin
de las jubilaciones de privilegio y garantía para las de carácter graciable;
recortes en las jubilaciones altas sostenidos en pretendidos derechos que son
en verdad privilegios;
p-ahorro de los recursos
del pueblo con la paulatina generación de consensos a
fin de que el Estado no atienda intereses sectoriales, para lo cual deben
generarse espacios de modo que los sectores (no indigentes) que hoy dependen
del estado puedan desarrollar sus propios recursos (iglesias, sindicatos,
corporaciones subsidiadas, etc); tope a los sueldos de todos los empleados de
los tres poderes (incluidos jueces, legisladores, ministros, presidente,
gobernadores, intendentes); que nadie cobre del Estado (nacional, provinciales
o municipales) más de dos sueldos de un maestro o una enfermera. Tres como
excepción;
q-reformas en el sistema de
transporte para no cargar sobre los trabajadores el
déficit del sistema de camiones, que en virtud de negocios sectoriales destruye
las rutas que luego pagamos entre todos; diversidad y complementación de vías
de transporte;
r-erradicación o conversión
de tecnologías que atentan contra la creación de empleo;
sistema de premios para los emprendimientos que generen mano de obra intensiva;
rr-inhabilitación a
perpetuidad de empresarios y políticos corruptos para
ejercer cargos públicos, hacer contratos con el Estado e invertir en medios
masivos de comunicación;
s-desarticulación de los
oligopolios periodísticos y promoción de medios
regionales, con la certeza de que en ninguna provincia o ciudad quede más del
10 % del presupuesto en avisos oficiales; exigencia a las empresas para que
inviertan en propaganda en todo el territorio donde tienen negocios, y no sólo
en la metrópolis; reconocimiento a los periodistas que permitieron conocer las
mafias gobernantes;
t-búsqueda de consenso para
la independencia en base a la vida comunitaria y austera,
donde austeridad no significa mortificar a nadie sino todo lo contrario:
sobriedad en todos para que nadie quede afuera;
u-políticas claras con
vistas a la recuperación del Atlántico Sur para los pueblos del sur de Abya
yala y acercamiento con los países que colaboran
con la soberanía argentina sobre el Atlántico Sur, y que están conscientes de
la tensión que genera el arsenal anglo norteamericano en Malvinas; denuncia de
los acuerdos humillantes de Madrid;
v-promoción de nuevos
proyectos de unidad de los pueblos del sur del
continente con vistas a una confederación, porque no hay soberanía posible ni
emancipación sin hermandad institucionalizada, considerando que el imperialismo
entró en una fase de guerra comercial que nos exige diálogo multilateral pero en bloques, y
consolidación de la unidad en la biodiversidad, la cultura, los saberes, las
manifestaciones artísticas, el turismo, el comercio, etc.; cooperación entre
países contrarios al desarrollo de la carrera armamentista nuclear atómica que
pone en riesgo la vida en el planeta, y liderazgo en el paulatino aislamiento
de esos países guerreros que se sienten superiores al resto;
w-capacitación de las
fuerzas de seguridad para la prevención, y
para convertir a las y los efectivos en canales para la recuperación de
personas y familias enfermas por la violencia, la delincuencia o la indigencia;
x-cárceles con educación,
talleres, producción e industria para erradicar la
reincidencia y asegurar a los presos la mantención de sus familias y una
reinserción plena;
y-garantía de que las
fuerzas militares no intervengan en la seguridad interna, y
que en tiempos de paz generen recursos propios con industria tecnológica (por
ejemplo) y producción agropecuaria que colabore con las finanzas del estado;
vínculos entre facultades, centros de investigación y fuerzas armadas para
facilitar la generación de prototipos en investigaciones de estudiantes
avanzados.
z- políticas en torno de
ejes propios, soberanos: buen vivir,
armonía, complementariedad, comunidad, diálogo, consenso, solidaridad, equidad,
soberanía particular de los pueblos, resistencia comunitaria a los sectores de
privilegio y fortalecimiento de la soberanía en unidad con los pueblos
hermanos.
Buen vivir
La
situación es delicada. No hay derecho a hipotecar la paz y la vida de las
próximas generaciones y no podremos enfrentar la crisis con más de lo mismo.
Hoy se impone trazar políticas en torno del buen vivir, y eso excluye
necesariamente los privilegios de cualquier índole. Sectores partidarios y
corporativos de la patria contratista, la corrupción, las corporaciones y las
franquicias del capital no deben ser tratados en igualdad de condiciones porque
no harán más que obstaculizar esos objetivos.
En la
gran rueda de mate que aceitará los vínculos en nuestro país y en la región no
se sentarán los sectores de privilegio que se sienten dignos de todos los
supuestos derechos adquiridos, mientras el resto deambula por un plato de
comida.
Ganamos todos
La
situación es angustiosa y algunos pueden no darse cuenta porque se camufla
detrás del endeudamiento. Pero es grave y por eso exige los gestos que decimos.
En una
economía de guerra a los privilegios ganamos todos y no muere nadie por razones
evitables. Economía de guerra a los privilegios significa resistencia al
colonialismo y la colonialidad en todos los flancos, y estudio y promoción de
la doctrina del vivir bien y buen convivir.
La
economía de guerra a los privilegios es, entonces, una economía de vida, para
superar el estado de postración y cultivar el otro mundo que la alta burguesía
intermediaria y la oligarquía han menospreciado y sepultado.
La
deuda pública exige economía de guerra, porque a lo dicho se agrega este
interrogante: ¿qué será de países dependientes, volátiles y endeudados como la
Argentina en un escenario de guerra en el mundo, sobre el que cada día
escuchamos pronósticos aterradores? Si nos mostramos endebles para enfrentar
las nacientes de la guerra comercial, ¿cómo nos sostendremos en situaciones de
mayor presión? En la línea actual, el destino es la desaparición como nación, de ahí la crudeza de nuestro diagnóstico.
Si la
Argentina ha logrado subsistir a los tumbos con las riquezas del suelo y el
subsuelo a los embates de sus clases privilegiadas y sus socios del capital
mundial, es hora de pensar a largo plazo y plantearnos los escenarios difíciles
que deberemos enfrentar.
Fundamentos
No
analizaremos aquí la violencia promovida desde el poder, ya tenemos suficiente
experiencia. En un estado de violencia, el poder atizará una vez más la lucha
de pobres contra pobres, como corresponde a la usanza del violento estado
argentino, y nuestra voz de alerta pretende evitar ese extremo y volver la
vista a los caminos que otras y otros han alumbrado.
Queremos
detenernos en la necesaria economía de guerra a los privilegios, para trabajar
por una meta que es la sociedad y la economía del buen vivir, que no significa
vivir en la opulencia sino evitar la subordinación de muchos a la hegemonía de
unos pocos, y trabajar en sintonía con los ritmos de la naturaleza.
Los
gobernantes oficialistas y opositores que se han alternado en el poder político
en estas décadas deben saber que a fuerza de frustraciones hemos ido conociendo
sus farsas. Pero apelamos a todos sin excepción para revisar los caminos
recorridos y revertir los errores.
El
nuevo desafío debe ir por la equidad en el uso de los fondos públicos, y la
apertura de un cauce a través de la riqueza del pueblo y del suelo para
millones de argentinas y argentinos obligados por el sistema a vivir en la
indigencia hereditaria, con resultados fatales.
Deuda es guerra
La
sangría del pago de intereses de la deuda ya está dejando anémica la economía
nacional, y ni siquiera logra controlar el crecimiento de ese sarcoma. Pagamos
intereses y crece la deuda, y ni los gobiernos ni las entidades transnacionales
como el FMI se muestran dispuestos a analizar el problema en su profundidad.
Todos aplaudieron el salvataje de los bancos en su momento, y no se les cae una
idea siquiera para el salvataje del ser humano.
“Estamos
en una encerrona, en un callejón sin salida”, dice Alejandro Olmos Gaona.
Como
los partidos mayoritarios son corresponsables de esta catástrofe, debieran
preguntarse en esta hora si están empeñados en evitar la hecatombe, o si en
verdad sólo los mueve el invento de relatos que dejen a los privilegiados del
sistema bien parados para continuar en el poder.
Déficit
crónico, deuda crónica, corrupción crónica, apertura indiscriminada y posición
desventajosa en los términos de intercambio, todo eso en sinergia se
corresponde con la sangría que impone un estado de guerra. Con una diferencia:
la guerra puede terminar en cuestión de horas, con un armisticio, y en poco
tiempo se cauterizan las venas, pero en cambio la estructura económica del país
se compara a la inmunodeficiencia: el menor resfrío del mundo se convierte aquí
en una pulmonía.
Capitalismo o Pachamama
Si
bien existen causas contribuyentes, la principal de todas es el parásito de los
sectores de la especulación, empezando por el capital financiero, y siguiendo
por terratenientes y especuladores inmobiliarios. Ahí están los padres de los males, que empujan hacia una economía de
escala, para pocos, aunque para ello necesiten al país arrodillado. El reino de
la usura debe ser reemplazado por la patria del trabajo.
Si
vamos a enfrentar el ataque del capital financiero por todos los flancos, nos
queda hacer pie en la Pachamama, la madre tierra.
El
capital financiero, expresado en todo tipo de aprietes, corridas, propagandas,
sobornos y siempre respaldando la economía de escala pero con una máscara
simpática, y amortiguando sus males con las fundaciones con apariencia
filantrópica; ese monstruo deja espacios a sus siervos del poder político
clásico cebados en la corrupción. Allí medran gerentes de los tres poderes de
una república falsa que da lugar al sistema de privilegios instalado.
Al
poder y sus amanuenses le sigue el parásito de los sectores que chupan los
presupuestos de los estados nacional, provinciales y municipales: sea la
llamada “patria contratista”, de los empresarios más enriquecidos mediante la
sociedad con políticos y a costa del Estado; o sea la suma de funcionarios,
legisladores y jueces y otros privilegiados (incluso en los lugares menos
pensados) que actúan con el dinero del pueblo como las nubes de langosta.
Se
requiere de una base para que todos sin excepción nos alimentemos, tengamos
techo, espacio, abrigo, y al mismo tiempo, un equilibrio que sirva de
disuasión, para que las familias bajo presión de la propaganda no gasten lo que
no tienen en bienes suntuarios o depreden la
naturaleza. En ese sentido, el endeudamiento vía tarjetas de crédito
debe ser atacado como el tabaco, con claridad, porque ambos, los bancos
privados y las tabacaleras, traen oculto el germen de la muerte.
Cuando
hemos cometido errores por años, como los déficits crónicos o la ausencia de
investigación y denuncia de la deuda fraudulenta, y cuando los actos del poder
político han pretendido legitimar esos fraudes, entonces tampoco caben los
reclamos ligeros y demagógicos, de aquellos que se benefician personal y
sectorialmente del sistema y a la vez declaman contra algún adversario para
simular alguna lucha. Ya estamos avisados de esos actores que hacen de
capitalistas o socialistas según el auditorio, o ejercen el doble estándar.
Los
gobiernos están obligados a hacer o pedir dinero transitoriamente donde
encuentren más barato, pero al mismo tiempo a generar las bases del otro
sistema, para liberarnos del parásito del endeudamiento e investigarlo de punta
a punta, con responsables entre los tomadores de crédito, los prestamistas y
los administradores de esas fortunas. Si los gobernantes volvieron al Fondo Monetario
y hay respaldo financiero, entonces que no gasten lo que no tienen porque
crédito es deuda, y empiecen con los severos gestos que necesitamos. Hay
derroches que deben ser revertidos, y hay injusticias flagrantes que irritan y
que pueden no significar muchísimo para el presupuesto pero se tornan
insoportables cuando las mayorías ajustamos nuestro presupuesto.De lo contrario
será una prolongación de la agonía. Una vez que los gobiernos malversaron,
robaron o derrocharon fondos del pueblo, cuando llega la hora de pagar las
fiestas de los de arriba es tarde para lamentos entre los que tuvieron algún
grado de responsabilidad en el descalabro.
Los
dirigentes que aceptaron la jurisdicción de la justicia del imperio para pedir
dinero no son creíbles luego, cuando se quejan
de los fallos de esa justicia. Es entonces el pueblo el que puede y debe
levantar su voz frente a engaños, vaivenes y atropellos. Ante la avalancha de
la globalización, nadie escapa si no es con fortaleza y creatividad. Zafar a
medias o con ideas sueltas, más que presentarnos una salida puede hundirnos. Y
aquí cabe el mentado lema en versos de Arturo Jauretche: “o es pa’ todos la
cobija o es pa’ todos el invierno”.
En un
país deficitario en varios frentes (energía, balanza comercial, presupuestos
nacionales, provinciales y municipales), ni siquiera es una vía sencilla
aquella remanida de imponer gravámenes sobre sectores poderosos como único
salvavidas porque suena lindo pero si esto no va de la mano de un sistema
distinto, no hará otra cosa que facilitar el cierre de empresas o el éxodo de
capitales cuando otros países se muestran permeables. Los falsos diagnósticos
son tan peligrosos como la mentira.
Frente externo
Al
descalabro de la economía argentina provocado principalmente por el
parasitismo, los déficit, la deuda acumulada por cuatro décadas a pesar de los
pagos multimillonarios y la presencia abusiva de las multinacionales
(convocadas por sus socios de la política), se le suman en estos meses las
medidas proteccionistas de Estados Unidos cuyos efectos ignora el mundo entero,
pero nos obligan a levantar la guardia.
La
guerra comercial desatada estos meses involucra a Estados Unidos, China, Rusia
y la Unión Europea, es decir, a casi todo el mundo poderoso en lo económico. La
Argentina tiene un conflicto histórico con Gran Bretaña, que ahora pretende
morigerar los efectos de su salida de Europa invitando a un mercado con nuestro
país, lo que sería poner las gallinas al cuidado del zorro. La relación sólo
puede prosperar si Gran Bretaña abandona su doctrina colonial y devuelve las
Malvinas y todo el territorio que usurpó en el Atlántico Sur y que mantiene con
un arsenal al acecho.
Nuestra
inquietud se multiplica por la debilidad o subordinación del gobierno argentino
ante las imposiciones coloniales, y el estado de atomización de la principal
oposición acorralada por la justicia, a raíz de sus gravísimos hechos de
corrupción que colocan a los políticos en un rol mafioso.
Falsa alternancia y
corrupción
En
paralelo al crecimiento de la deuda, la disputa (para la tribuna) de los
partidos mayoritarios crea una falsa grieta entre los principales responsables
políticos de la debacle de la Argentina, una grieta para desviar la atención de
los profundos problemas que padece el país. Es la ley de la alternancia.
Los
principales partidos del oficialismo y la oposición benefician a sectores del
gran capital que a su vez tienen a esos partidos de mandaderos. Esos sectores
que permanecen semi ocultos ejercen el poder y los partidos mayoritarios les
sirven, así de sencillo. Ese es el triunfo de la dictadura.
Las
peleas públicas se dan por la imagen, la posición frente a las siguientes
elecciones, el relato de la historia reciente. Esas peleas no muestran otra
cosa que el desprecio de la casta dirigente por la verdad, y muestran la
manipulación de los datos a límites insospechados. No es casualidad que en los
últimos lustros las familias más corruptas y ricas se reemplacen mutuamente en el poder del Estado, con el auxilio de los
mayores medios masivos de comunicación que les son funcionales, con financistas
y propietarios cómplices.
La
corrupción es ley en la Argentina, sea la corrupción coyuntural en la que se
embarran centenares de mediocres, como la corrupción estructural apta para una
élite, sean ilegales o legales, todas ilegítimas y fatales para el pueblo; la
deuda pública condiciona, la concentración de la economía (escala) frustra las
posibilidades de fuentes de trabajo, la presencia abusiva de las
multinacionales y el capital concentrado en todos los rubros hace mella en la
soberanía, y en todo ello hay responsabilidades del oficialismo y la oposición
mayoritaria por igual. Los matices existen, pero no deben llamarnos a engaño.
A la
hora de pagar los platos rotos nuevamente acuden a los trabajadores desocupados
y precarizados, muchos jubilados y los demás sectores populares de
cuentapropistas, autónomos, estudiantes, campesinos, cooperativas, pymes, etc.
El crecimiento de la indigencia y la economía informal son manifestaciones del
sistema.
La corrupción
pone en riesgo cualquier acuerdo y distorsiona el diálogo. De ahí que todo
ciudadano que en segunda instancia quede procesado deberá ser expulsado sin más
de cualquier puesto del Estado, en los tres poderes, e inhabilitado a
perpetuidad, y sólo restituido si resultara absuelto en última instancia.
La
corrupción es norma en el mundo moderno. Presidentes y ex presidentes y otras
altos dirigentes de Perú, Guatemala, Brasil, España, la Argentina, Nicaragua,
líderes de las más diversas extracciones de izquierda y derecha se han
enredados en la corrupción y si algunos cayeron o están pagando las
consecuencias eso no garantiza transparencia.
Poder del capital
Como
las historias se repiten en una espiral de decadencia, esta Junta Abya yala
advierte que la casta dirigente crispa los nervios de las comunidades para
generar excusas con las que pretende sostener sus parcelas de poder u ocupar
las del adversario, bajo la tutela del gran capital. Sólo la candidez puede
llevar a algunos compatriotas a hacerse expectativas con ciertos apellidos que
fingen polémicas. El narcisismo los separa, Monsanto los une. El partidismo los
divorcia, Chevrón los casa.
La
gravedad de la situación nos lleva a alertar sobre las consecuencias violentas
de este juego, y por eso la necesidad de una economía de guerra a los
privilegios.
Consumismo no es el camino
Aún
aquellos que defendemos el mercado interno deberemos aceptar que en la
Argentina se ha instalado un déficit estructural altamente dañino, del que no
se sale por los caminos trillados de ajustes, devaluaciones, ruegos a
financistas internacionales, aunque se comprende que en la coyuntura pueden
presentarse distintas alternativas de corto y mediano plazo para evitar males
mayores.
Los
trabajadores activos y pasivos vivimos en estado de zozobra. No negamos que
estamos en un país acosado por grupos de poder que buscan repartirse despojos,
sea petroleras, mineras, hipermercados, capital financiero internacional y
“nacional”, atornillados a un estado de cosas que los favorece.
Los
defensores del sistema tendrán que reconocer que la felicidad del país y sus
vecinos no depende del consumismo; que el martilleo de la propaganda de los
sectores poderosos, sea de la economía o la política, no hace más que provocar
un agujero en las economías del hogar. Si el consumo ejerce tracción, que no
sea el consumo suntuario de los ricos y privilegiados sino el acceso de todos a
bienes comunes, necesarios. Por eso es imprescindible que saquemos de las
garras de la especulación los terrenos donde la comunidad necesita hacer las
viviendas, y facilitemos a todos el acceso a la comida y los bienes
principales.
El
mercado interno nos puede aliviar pero la paz, el trabajo, la armonía, el
ambiente sano, la soberanía alimentaria y la independencia no llegarán de la
mano del consumismo sino del equilibrio.
Respecto de las
formas de organización superadoras seguramente hay tantas como regiones en el
país. Algunas muy apreciadas desarrollan las relaciones solidarias. En vez de promover
el egoísmo que separa a los seres humanos (o los une con fines individuales,
circunstanciales), existe la vía del compartir. Como dice un compañero:
“compitiendo, unos ganan y otros pierden. Compartiendo, todos ganan. Sin
embargo el mercado no conoce otra forma que no sea la competencia. Las
consecuencias de la acumulación para unos pocos son la marginación para muchos.
Esta es la base sustentable de las injusticias sociales”.
Junta Abya yala por los
Pueblos Libres
Paraná,
invierno de 2018.