-Apuntes
para una Historia del Mundo Entrerriano (Cap. 4 - 1876/1943)
“...Ibamos
a las máquinas trilladoras para que nos diesen
mate
cocido y galleta. Recorríamos las cimbras para cazar
perdices.
Comprábamos pasas de uva. Las mañanas olían a
trébol
y a manzanilla. Siempre he pensado que el infierno
debe
ser, sencillamente la privación de esas mañanas...”
FERMÍN
CHÁVEZ, “Fondo del Bolicho (1954)”
“...Con la equivocación,
los ingleses ganaron ocho leguas
de vías y ahorraron miles
de pesos -de aquella época- en
jornales. Los italianos
quisieron protestar, o hacerlos
entrar en razón. Pero en
ese punto, los ingleses demostraron
su carácter: no transaron.
Desde entonces hasta hoy, en el
pueblo quedó la expresión
“equivocarse como uninglés”,
o “éste se las da de
inglés...”
MARÍA
ESTHER DE MIGUEL, “El Pueblo”, en
“Los
que comimos a Solís”
“...El descubrió este
arrabal -lo era entonces, yo lo recuerdo- y
las orillas de Buenos
Aires. El -Evaristo Carriego- descubrió
ese tema. Y luego tenemos
su libro “El alma del suburbio”
incluido en “Misas
Herejes”, del cual guardo un ejemplar
en casa dedicado a mi
padre, a quien le pone:
“Mi compatriota, en la
República de Entre Ríos”...”
JORGE
LUIS BORGES, “En el patio de Carriego” (1975)
“...Adiós
-dijo el zorro-. He aquí mi secreto. Es muy
simple:
no se ve bien sino con el corazón. Lo esencial
es
invisible a los ojos...”
ANTOINE
DE SAINT-EXUPERY
“El
Principito” (1943)
Desde
la muerte revolucionaria de Urquiza en 1870, y sobre todo, desde la
derrota de la última rebelión jordanista, en 1876, Entre Ríos
estuvo dominada políticamente por el liberalismo mitrista primero y
por el conservadurismo -no menos liberal- que en 1880 queda bajo la
conducción indiscutible de Julio Argentino Roca, quien consigue su
última condecoración estatal y accede a la presidencia argentina
después de concretar la campaña criminal al “desierto”, al rico
territorio del sur molestamente habitado por esos otros “salvajes”
que eran los pueblos nativos de la región. El General Eduardo Racedo
fue su lugarteniente entrerriano. Después de la retirada Urquicista
en Pavón (1861), Racedo fue el gran intérprete político de la
decisión final de Urquiza, es decir, de la decisión de los
hacendados y empresarios de Entre Ríos y del Litoral que optaron por
la comodidad de una alianza como subalternos en los negocios de la
clase dominante porteña y nacional.
RACEDO
Y LOS EXPEDIENTES NO TAN SECRETOS DEL ROQUISMO
Racedo
expresa históricamente esa opción política de clase, que es
también la interpretación conservadora de la Constitución de 1853.
López Jordán (h) expresó la tardía y desorganizada interpretación
federalista de esa misma Ley Máxima. El último guerrero autonomista
terminó derrotado, traicionado y encarcelado. Se escapa de la
prisión disfrazado de mujer, se exilia, vuelve con una de las tantas
amnistías de la época, y termina asesinado en la calle en BsAs en
1888, mientras gestionaba reconocimiento militar al gobierno nacional
del concuñado de Roca, Miguel Juarez Celman. Los caminos de los
dirigentes jordanistas marcharon al roquismo, y de allí algunos
después al radicalismo naciente. Los caminos de los gauchos
jordanistas caminaron a un destino de peones del nuevo modelo
agropecuario y de personajes rebeldes de leyendas literarias,
musicales e historiográficas.
Parece
que, para unos cuantos ex federalistas de la política, Roca era algo
así como una forma extrema o consolidada de Urquiza. En cualquier
caso, ni Roca ni Racedo se perdieron de participar en cuanta
represión y genocidios fueran necesarios en esos años. Ya como
gobernador de Entre Ríos, Racedo promovió la convocatoria a una
convención constituyente que reformó la carta magna provincial y
que trasladó polémicamente la capital de Concepción del Uruguay a
Paraná. Un atentado no lo pudo alcanzar a Racedo, que se salvó,
pero nunca pudo curar la bronca y el resentimiento de los
uruguayenses (1).
Paradójicamente,
el prontuario conservador contiene también páginas importantes que
a muchos les hizo pensar apresuradamente en una absolución. La ley
de educación gratuita, laica y obligatoria es una de ellas, tal vez
la más importante, junto al desarrollo municipalista, que hoy hay
que revisar, democratizar y profundizar. Sobre los riquísimos y
decisivos debates educativos volveremos más adelante.
El homenaje del Estado argentino al roquismo
LA
CONTINUIDAD DE LA BATALLA DE PAVÓN POR OTROS MEDIOS
“...Culpables
e inocentes, míseros y fieros, transitando de
heroísmo
en heroísmo, iban a hacer patria para otros, puesto
que
a sus hijos los vio Martín Fierro “arando pa que otros
coman”…
AMARO
VILLANUEVA
“La
Marca de Gualeguay”
No se mezquinó violencia en
las disputas políticas de esa república posible conservadora, esa
república capitalista agropecuaria y periférica. Hubo
enfrentamientos entre los propios conservadores, a la par de las
intentonas revolucionarias del radicalismo contra el régimen, y de
la represión contra las luchas del movimiento obrero, que siempre
que pudo organizó su defensa propia.
Los políticos del régimen se
agrupaban en “clubes”. Desde allí se iniciaba o se potenciaba la
acumulación de fuerzas para avanzar en las listas electorales, en
los comicios a cara de perro y sin secreto, y en el acceso a los
cargos a nivel provincial y nacional. Varios dirigentes destacados
tuvo el conservadurismo entrerriano en la política nacional de ese
momento. También el radicalismo y el socialismo los tendrán. Entre
1880 y 1943 -y más adelante también, pero eso lo veremos después-
hubo políticos entrerrianos ocupando ministerios nacionales clave,
ocupando lugares en la Corte Suprema de Justicia, disputando
candidaturas presidenciales y llegando incluso al ejecutivo nacional,
en el caso de Agustín P. Justo y del Gral. Pedro Pablo Ramírez.
También en la educación, el
periodismo, el folklore y la cultura en sus distintas manifestaciones
también hubo una fuerte presencia entrerriana. A nivel nacional y
provincial, en forma dialéctica, se debatía el rumbo del país, de
la sociedad y de la cultura. La discusión fue amplia y compleja. La
idea nacional centralizada desde BsAs y los aportes culturales
provinciales se trenzaron allá y acá en una batalla
formidable. Para nosotros, era una continuidad política y cultural
de la Batalla de Pavón, que Urquiza había dejado inconclusa aunque
favorable al poder nacional porteño. Podemos leer cada página de
Martiniano Leguizamón, de Fray Mocho, de Evaristo Carriego, de
Benigno Teijeiro Martínez, de Juan Bautista Ambrosetti, de Carlos
Mastronardi, de Julio y Rodolfo Irazusta o de Alberto Gerchunoff,
como una continuidad trenzada de esa larga batalla.
Lo nacional-centralizado y lo
provincial-simbólicamente federal, junto a la comparación entre los
viejos y los nuevos tiempos, se trenzan no sólo en los debates
públicos sino en una misma obra y en el pensamiento de un mismo
autor. Una obra historiográfica o literaria puede verse como una
discusión inconsciente con sí misma. Las expresiones del personaje
de “el Aguará”, de Fray Mocho, o el “Chabaré” de Martiniano
Leguizamón son una muestra interesante de la reflexión crítica que
estamos proponiendo.
FORMA
Y CONTENIDO DEL CAUDILLISMO ELECTORALERO
“...El 3 de mayo de 1887
asciende el vicegobernador Clemente
Basavilbaso (1841-1907), ex
jefe político de Gualeguaychú y
senador por ese departamento.
Le toca recibir la línea férrea
construída: el tramo
Paraná-Nogoyá el 15 de mayo de 1887; el
que une ese punto con Rosario
del Tala el 2 de junio y el que
termina en C. del Uruguay el
30 del mismo mes. Colocan las vías
jornaleros italianos. Muchos
de ellos arraigan y forman hogar en
los pueblos del trayecto. Las
paralelas de hierro cruzan ahora las
cuchillas hasta hace poco
holladas por el tropel de las cabalgaduras
guerreras...”
BEATRIZ
BOSCH, “Historia de Entre Ríos”, Cap.XIII
Uno de los caudillejos
conservadores que supo rebelarse contra el cierre del juego político
de parte de los dirigentes de su misma especie fue Sabá Z.
Hernández. Llegó a la gobernación en 1891 y cumplió su mandato de
cuatro años sin reelección, como era en ese momento y como lo fue
hasta el 2008. El diamantino Hernández ocupó casi todos los cargos
políticos y judiciales en la escala estatal de esa época, llegando
a legislador nacional. Era un hombre de decisiones drásticas: frente
a la crisis de deuda con la que se encontró y los números en rojo
de la administración provincial, privatizó el ferrocarril
entrerriano en 1892, entregándoselo al capital británico. Una
pintura política de la época conservadora.
Después se enfrentó al
gobernador Salvador Maciá -quién había sido ministro suyo-
disgustado porque Maciá, sus amigos y familiares se habían
repartido todos los cargos importantes y controlaban los tres poderes
del estado. El gobierno de Maciá, explica Beatriz Bosch, “mostrará
todas las corruptelas del régimen oligárquico: fraude electoral,
comicios sangrientos, enjuiciamiento de diarios opositores, prisión
de periodistas, empastelamiento de imprentas, falseamiento del
registro cívico, coacción policial, nepotismo” (2). Es extraño
que la Escuela de Policía de Paraná todavía lleve el nombre de
Maciá, porque su política no se limitó a formalizar un reglamento
policial.
En Victoria, en Crespo y en
otros pueblos sonaron los tiros de los hernandistas en 1898 y en 1900
contra el gobierno de Maciá primero y contra el de Leónidas Echagüe
después, pero fueron derrotados. Igual, siempre había una amnistía
entre políticos de la misma clase y de la misma raza, y Hernández
siguió ocupando otros cargos no mucho tiempo después. Los dueños
del poder se ponían de acuerdo rápido, como lo hicieron para
entregar la riqueza entrerriana.
Sabá Z. Hernández (a la izq) y Salvador Maciá
MARCAS
DE GUERRA POLÍTICA Y SOCIAL
Como aliado de Hernández
aparece en esa intentona revolucionaria, Miguel Laurencena que sería
el primer gobernador radical en 1914, cuando se estrenara la
democracia electoral después de aprobada la Ley Sáenz Peña.
Hernandistas y racedistas se
disputaron esos años la conducción del conservadurismo. Se sabe que
el sello político nacional del roquismo era el P.A.N, el Partido
Autonomista Nacional. Igualmente, como toda hegemonía, nunca fue
absoluta: en Gualeguay, por ejemplo, el racedismo no pudo con la
“marca” política lugareña. Contó alguna vez Amaro Villanueva
que el único lugar donde no pudo ganar el racedismo fue en
Gualeguay, y que en esa ciudad algunos jóvenes habían organizado
“una especie de milicia vecinal o popular” para enfrentar los
desmanes que organizaban los “destinados”, aquellos gauchos sin
ley que tenían que purgar ciertos delitos cuidando la frontera
enfrentando a los nativos -como el personaje Martin Fierro-, y que
después el gobierno los destinó a marchar a la infame guerra del
Paraguay.
Para ahorrar costos, el
gobierno licenció a los “destinados” en Entre Ríos, a la vuelta
de la guerra. Y esos matreros-soldados sólo encontraron límites a
sus saqueos con esa milicia vecinal. Pero la justicia popular no
mataba, dice el relato recuperado por Villanueva, sino que los
marcaba en la cara. A los marcados se les negaba el pan y la sal, y
así fue bajando el índice de inseguridad de esa época. Tiempo
después, en el marco de las elecciones para gobernador en 1883, el
racedismo -que disputaba la cosa política con los partidarios de
Febre- empezó a traer “gente de avería” para presionar al
electorado. Una vez más, la milicia vecinal -de mozos que ya eran
hombres- hizo sus marcas y los de Racedo se quedaron con las ganas en
Gualeguay (3).
El conservadurismo entrerriano
tuvo grandes figuras a finales del Siglo XIX y principios del S.XX.
Al propio Racedo, que fue ministro de Roca después de gobernar
nuestra provincia, se le suman los hermanos Leguizamón: Onésimo fue
ministro de instrucción pública del Presidente Avellaneda y después
miembro de la Corte Suprema, Honorio fue destacado educador y
promotor de la yerba mate y Martiniano, notable escritor, educador y
folklorólogo que llegó a presidir la Junta de Historia que después
se transformaría en la Academia Nacional de la Historia. Al morir,
en 1935, sus familiares donaron todas sus colecciones de materiales
bibliográficos y culturales a su provincia, y con ese capital
intelectual generoso se organizó en Paraná el Museo que lo honra.
Por lo demás, Enrique Carbó
-hermano de Alejandro- fue gobernador, legislador y ministro de
hacienda nacional en las presidencias de Roque Saenz Peña y de
Victorino de la Plaza. Como integrante del clan “catalán”
Carbó-Maciá fue parte de la vieja política conservadora, y como
ministro de Saenz Peña fue parte de la nueva política
democratizadora en el aspecto electoral. El paranaense Enrique
Berduc, por su parte, ocupó el mismo ministerio nacional durante la
segunda presidencia de Roca (1898-1904) y al morir, en 1928 legó al
CGE los parques que hoy recuerdan su nombre.
RESPONSABLES
Y CÓMPLICES DE LA INFAMIA POLÍTICA
El Presidente de la República,
Agustín P. Justo, quién llegó al poder en 1932 lamentablemente
también era de origen entrerriano -ya que nació en Concepción del Uruguay- lo mismo que el Presidente
militar -paceño- Pedro Pablo Ramírez, designado jefe del ejecutivo
nacional entre 1943 y 1944 por el Grupo Obra de Unificación (GOU)
del que formaba parte el Coronel Juan Perón. Justo protagonizó,
después del golpe de Uriburu, la denominada “década infame”: su
vicepresidente Roca (h) firmó aquel tratado nefasto -estatuto
legal del coloniaje, como dijo Arturo Jauretche- con el
representante británico Walter Runciman en 1933. Ramírez fue parte
del grupo que intentó cerrar esa época con un golpe militar de
discurso nacionalista.
En
medio de éste proceso, de una república que no le encontraba la
vuelta a ser algo más -o algo menos- que una república posible,
aparecen radicales alvearistas, antipersonalistas, antiyrigoyenistas,
que adhirieron con fervor al conservadurismo y al golpismo cuando fue
necesario. Así, Antonio Sagarna, político, docente, legislador e
historiador oriundo de Nogoyá, que es nombrado ministro de la Corte
Suprema por el presidente radical Alvear con acuerdo del Senado. La
descontrolada pasión política antiyrigoyenista de Sagarna lo llevó
a firmar la maldita “acordada” de la Corte que legitimó todos
los actos del golpe militar encabezado por el Gral. Uriburu en 1930.
Fue uno de los primeros hechos políticos lamentables de esa década
infame. La política de legitimar dictaduras incluyó al golpe de
1943. Paradójicamente, el gobierno democrático de Perón -que había
sido parte importante del gobierno del GOU- destituyó con un juicio
político a Sagarna por esa política de acordadas. La
necesidad de una Corte Suprema afín llevó a la necesidad de juzgar
acordadas de cierto pasado repudiado.
No
se quedó atrás Leopoldo Melo, oriundo de Diamante como Sabá Z.
Hernández. Candidato radical antipersonalista, fue derrotado por
Yrigoyen en 1928, pero mucho no lo afectó, porque su violenta
ideología conservadora la desarrolló de todas maneras como miembro
de esa banda de matones antigremialistas que fue la “Liga
Patriótica Argentina”, y después como ministro del interior y
jefe de la represión del gobierno infame de Agustín P. Justo.
Definió políticamente la tortura sistemática contra los opositores
en la Sección Especial de la Policía Federal que fue iniciada, en
la práctica, por Leopoldo Lugones (hijo). La retirada de Pavón, por
lo que se ve -en varios casos-, llegó lejos.
Antonio Sagarna
GOBERNAR
ES EDUCAR
“...Nos
quedamos en lo que decía Alberdi, enseñando a leer y
preparando
doctores, sin acordarnos de las riquezas que
teníamos
que explotar o administrar...”
JUAN
BALESTRA
Ministro
de Justicia e Instrucción Pública, 1892
Otro
dirigente e intelectual destacado fue Alejandro Carbó, rector
normalista en Paraná, educador de nota, vocal del Consejo General de
Educación y legislador nacional del conservadurismo. Fue uno de los
acusados de ser parte del clan político del gobernador Maciá. Más
adelante, acompañó a Lisandro de la Torre en la fórmula
presidencial del Partido Demócrata Progresista, derrotada por el
radicalismo en 1916. Carbó fue protagonista de una renombrada
polémica de política educativa con su coterráneo Osvaldo Magnasco,
hombre de Gualeguaychú que fue designado Ministro de Instrucción
Pública en la segunda presidencia de Roca (1898-1904). La
participación de los egresados del histórico Colegio de Concepción
del Uruguay fue decisiva en la política educativa de esa
modernización estatal argentina. Con Carbó, se le suma a ese
proceso, la voz del otro faro educativo que fue la Escuela Normal de
Paraná, reorganizada notablemente por el pedagogo español José
María Torres en sus períodos como rector de la misma: 1876 – 1883
y 1892 – 1894.
Magnasco
y los roquistas tardíos hicieron una lectura propia y particular de
las obras y las ideas de Juan Bautista Alberdi, y propusieron una
reforma educativa práctica que pusiera fin a la línea
liberal-sarmientina-mitrista en el plano pedagógico. El criterio
profesional, técnico, laboral, práctico y regionalizado, y el
ajuste que proyectaba Magnasco se enfrentó con la defensa con Carbó
y otros dirigentes y sectores hicieron del universalismo y del
enciclopedismo que se venía desarrollando desde la Ley 1420 de
educación común. En la interna conservadora, las operaciones
políticas y de prensa se llevaron puesto a Magnasco, quién terminó
renunciando al cargo. Tal vez su error fue intentar una reforma
pasando por encima al normalismo, y no consolidar una educación
práctica a la par del mismo (4).
José
Zubiaur, docente de Paraná que fue rector del Colegio del Uruguay,
propuso otra lectura del pensamiento de Alberdi, articulada con la
educación liberal para la ciudadanía. Zubiaur, compañero de Alejo
Peyret como representantes argentinos en la Exposición Universal de
París de 1889, fue una de las más grandes figuras de la educación
pública argentina. Zubiaur conoció en París a Pierre de Coubertin
e integró el primer Comité Olímpico Internacional. El deporte
tenía que tener un lugar importante en la vida educativa y social.
“Gobernar es educar”, es la síntesis que propuso Zubiaur, que
-al igual que Peyret- no separaba la educación formal y básica, de
la educación cívica -y con fuertes valores morales, ya que muchos
nacionales y extranjeros sólo pensaban en enriquecerse- ni de la
educación productiva y práctica, ni del deporte.
La Escuela Normal de Paraná
FORMAS
DE ARGENTINIZAR Y DE ARGENTINIZARSE
“La
vida social es, en esencia, práctica. Todos los misterios
que
descarrían la teoría hacia el misticismo, encuentran
su
solución racional en la práctica humana
y
en la comprensión de esa práctica.”
KARL
MARX
Tesis
VIII sobre Feuerbach
Alejandro Carbó
y Ernesto Bavio, como autoridades educativas del régimen conservador, habían
puesto en marcha la política educativa que buscaba argentinizar con
el molde los actos patrios basados en la versión oficial, vertical,
simplista y centralista de la historia -de una patria echa por
políticos de levita en el Cabildo de BsAs y en la Casa de Tucumán,
de una patria echa por Belgrano y San Martín solos, sin errores ni
ideología-, a esa sociedad que se poblaba de inmigrantes. Esa
versión básicamente continúa, aunque hoy hace agua por todos
lados. La alarma contra los inmigrantes que no se integraban la había
hecho sonar Sarmiento. Aquí, esos funcionarios educativos
dispusieron que en las colonias alemanas y judías todos fueran a la
escuela estatal, y que en todo caso, fueran a contraturno a la
escuela privada y confesional de su comunidad, que además se
desarrollaba en su idioma de origen. Con los años, la
argentinización instituída fue avanzando.
Manuel
Antequeda, trató de integrar a los inmigrantes y a sus hijos, de una
manera un poco más flexible, cuando le tocó conducir la política
educativa. Dispuso capacitaciones para los maestros privados de esas
colonias, para transformarlos en maestros entrerrianos y argentinos,
y que ellos pudieran dar clases en la escuela pública, la escuela
común. Y con Antequeda en la conducción política
de la educación, la estancia de los Febre dio lugar, en 1904, a la
Escuela de Maestros Rurales Alberdi en Oro Verde. ¿Habrá
sido una revancha para Antequeda contra aquel reto de Sarmiento que,
al entregarle su diploma de maestro, no aceptó que el egresado
dijera que quería seguir estudiando derecho?.
Los
debates, las interpretaciones y las formas de educar y de
argentinizar fueron muy ricos y variados. En su excelente trabajo “La
versión y/o las versiones escolares de la historia (Entre Ríos,
1887-1914)”, María del Pilar López nos explica las tendencias
pedagógicas de la época, identificando entre los docentes a los
católicos conservadores, normalizadores católicos, normalizadores
laicos, democráticos-radicalizados, los socialistas y los
anarquistas. Apuntamos aquí, las escuelas racionalistas impulsadas
por los anarquistas, como la Escuela Dignidad, dirigida por los
libertarios catalanes Puyalt y Montalbet en la ciudad de La Paz.
Agregamos también la tristeza que produjo en Entre Ríos -y que fue
parte de la indignación internacional-, y no sólo en los sectores
militantes, el fusilamiento del gran educador libertario catalán
Francisco Ferrer Guardia, en esa España monárquica y reaccionaria
de 1909.
Ingreso a la Escuela Alberdi
LA
CONTRADICCIÓN EDUCATIVA
“En
Buenos Aires hay civilización pero no cultura. Estos términos
indican
cosas
desemejantes. La cultura poco tiene que ver con los cereales y los
frigoríficos
y deriva de necesidades espirituales y no materiales. Al
sostenimiento
y propagación de la incultura contribuyen en Buenos
Aires,
honrablemente, multitud de elementos. Son los principales: los
periódicos,
las oficinas, la política, La Facultad de Derecho”
MANUEL
GALVEZ, “El Diario de Gabriel Quiroga.
Opiniones
sobre la vida argentina” (1910)
En
las variantes pedagógicas de la argentinización, los docentes e
intelectuales católicos hicieron un uso alternativo de las
biografías de los próceres oficiales. Frente al individualismo, el
festejo del acelerado progreso capitalista y el laicismo liberal, los
sectores católicos promovían biografías dónde se hacía hincapié
en los valores de esos “grandes hombres”, en su entrega, su
sencillez, su honestidad, asociándolos a los valores del pueblo al
que esos líderes representaban. Era un forma de discutir
indirectamente el despilfarro económico y el materialismo monetario
de esos gobiernos que construían la política de la Argentina del
mil novecientos. Ramón Vivanco, director de la Escuela Particular de
Nogoyá, fue una de esas voces críticas que se expresaban desde la
Fé.
Para
otros representantes del conservadurismo religioso, el laicismo era
culpable de todos los males sociales, incluyendo los embarazos no
deseados. A ese extremo llegó por ejemplo Manuel Gálvez en su obra
“La maestra normal”. Julio Solís, personaje creado por Gálvez,
era entrerriano, aunque no renegado como su autor. Otro enérgico
guerrero contra el laicismo fue Monseñor Abel Bazán y Bustos,
Obispo de Paraná entre 1910 y 1926.
La
paradoja, la contradicción, era que los que proponían laicidad eran
liberales y mercantilistas, y los que proponían respeto a los
mejores valores éticos y comunitarios eran religiosos que estaban en
contra de la escuela laica, pública y común. La sociedad necesitaba
laicidad educativa, pluralidad y valores, pero esa síntesis
sólo se habrá dado en las prácticas concretas de algunos maestros,
especialmente en los pueblos y en las zonas rurales. La escuela
argentinizaba, y el Montiel todavía entrerrianizaba. Había un molde
político y educativo, pero las formas no salían todas iguales.
UNA
ENTRE RÍOS FINLANDESA Y LA EDUCACIÓN UNIVERSITARIA
La
Ley provincial de educación, promulgada en 1886, era la expresión
territorial de la Ley nacional de Educación, pero desarrollaba
algunas líneas políticas propias que son interesantes para
recordar: planteaba contenidos mínimos en la educación primaria,
aseguraba el control estatal de las escuelas particulares y además,
hacía responsables de la educación primaria a los gobiernos
municipales, a los que les respetaba su autonomía para definir los
consejos educativos departamentales. Recordemos que la reforma
constitucional de 1883 había avanzado con el voto directo a los
representantes locales.
La
idea de potenciar el poder municipal también había sido una lectura
del pensamiento de Alberdi, planteada por un grupo de constituyentes.
Esa idea, insistimos, es clave en la democratización necesaria para
nuestro siglo XXI. Pero hay otra cosa: hoy todo el mundo se llena la
boca elogiando el sistema educativo de Finlandia, sin explicar la
gran inversión presupuestaria que ese país nórdico realiza en la
educación pública, la fuerte formación y los buenos salarios de
sus docentes -acompañados por un contexto político, social y
cultural favorable-, y sobre todo, la desburocratización de las
decisiones educativas, que en Finlandia están en manos locales, como
lo estaba, en parte, en aquella Entre Ríos de finales del Siglo XIX
y principios del Siglo XX.
En
la lucha contra el analfabetismo -48,8% en la población infantil de
6 a 14 años, en 1916- y en el afán integrador, el gobierno
provincial -en 1916 y 1917- creó “Escuelas libres”, para dar
ocupación a maestros sin empleo y combatir el analfabetismo en los
barrios suburbanos. Se promovían también “Escuelas de familia”,
para vecindarios rurales alejados de las escuelas fiscales, se
constituyeron comisiones de vecinos y de escolares, para enfrentar la
deserción escolar.
El
Normalismo entrerriano fue una cuna de infatigables educadores que
sembraron abecedario en toda la provincia y más allá de ella. Su
relativa autonomía frente al poder político dominante se puede ver
en las tendencias y debates que se dieron en ese momento histórico.
Hacia 1921 se dio el primer paso hacia la creación de un nuevo nivel
de estudios universitarios, cuando la Escuela Normal dio lugar a la
filial provincial de algunas carreras de la UNL, la Universidad
Nacional del Litoral. Fue uno de los reclamos del reformismo
universitario éste paso educativo en Paraná. Esa experiencia
institucional se truncó, y dio lugar a lo que fue el Instituto del
Profesorado, y a la par, bastante más tarde a la UNER, Universidad
Nacional de Entre Ríos. Entrando a nuestro siglo, los profesorados
pasaron a ser parte de la UADER, la Universidad Autónoma de Entre
Ríos. Destacados docentes pasaron por nuestras aulas -y grandes
conferencistas, como el antropólogo Paul Rivet, que estuvo en
Paraná-, y es un desafío honrar ese camino.
La
Escuela Normal uruguayense “Mariano Moreno” no se quedó atrás
en su aporte educativo. De sus aulas va a egresar quien después
fuera la primer médica de Entre Ríos y segunda médica argentina,
la Dra. Teresa Ratto, y una violinista de reconocimiento
internacional, Celia Torrá, autora de la “Rapsodia Entrerriana”.
Había que tener mucha fuerza interior para salir adelante en una
sociedad hegemónicamente masculina y machista.
UN
GALLEGO QUE NO ESTABA PARA CHISTES MALOS
“...Y de dónde
esos ojos?
Venían, ciertamente, de
las “veigas” que los vieron
mojar sombras de
“paxariños”,
allá,
y abrirles otras “follas”
al rocío,
allá,
entre pestañas de
“herbiñas”?...”
JUAN
L. ORTÍZ
“Pasó
a través de la noche...”
Los
debates sobre la idea de nación y de patria que se debía enseñar
llevaron a educadores de nuestra tierra a marcar una diferencia con
la historia oficial generada en BsAs. Maximio Victoria -tucumano,
director de la Escuela Normal, creador de muchas escuelas en todo el
país y creador de una escuela de oficios en 1900- reivindica a los
caudillos federales, de Artigas a López Jordán, y algunos
unitarios, y en eso disiente con la historiografía mitrista que
asocia los caudillos a la “barbarie”. Liberales y federalistas
entrerrianos sólo coinciden en su crítica a Juan Manuel de Rosas.
Según María del Pilar López, en Maximio Victoria late la idea
kantiana de autodeterminación social (5).
Pero
la máxima expresión de la disidencia historiográfica estuvo en las
páginas del excepcional e infatigable educador gallego establecido
en Entre Ríos, Benigno Teijeiro Martínez. Republicano y federalista
frustrado en España, Martínez fue el primero en desarrollar
sistemática y documentadamente una Historia de Entre Ríos que se
editó en tres tomos, cuando asomaba el siglo XX. Investigador y
educador sin pausa, Martínez participó del Congreso Pedagógico
Internacional Americano de 1882 y de la institucionalización
práctica de la Ley 1420. Honrado hasta hoy como el mayor políglota
gallego en Argentina, y con 26 años de magisterio amplio, hizo nacer
federal a la Argentina en su análisis histórico, y supo marcarle la
cancha a la historia oficial escrita por Bartolomé Mitre y Vicente
Fidel López.
Frente
a la dicotomía entre liberales centralistas y federalistas
nacionalistas y conservadores, Martínez integró en forma particular
esas perspectivas. Su docencia en el Colegio uruguayense de Urquiza
fue una plataforma sólida seguramente para no entrar en el juego de
esa brecha ideológica simplista. Bien leído o releído hoy,
Martínez puede ser considerado -como lo dijimos en el cap.3
siguiendo a José Carlos Chiaramonte- uno de los primeros
historiadores revisionistas, en el sentido amplio del concepto.
LA
DEMOCRACIA ALTERNATIVA Y UN ABRAZO DE AGUAS
Reivindicando
el surgimiento de los caudillos federales contra la política de los
círculos de poder porteños y su centralismo, Martínez – que
elogia previamente el valor y la energía de minuanes y charrúas-
plantea que estos líderes y las multitudes populares movilizadas
por ellos sólo reclamaban, en el fondo, que se cumplieran los
principios proclamados en Mayo de 1810. En una reflexión crítica
profunda, brillante y más actual que nunca, Martínez afirma que,
“la democracia, turbulenta de suyo, lo es más cuando se la
oprime y en consecuencia necesita la libertad para gobernarse a sí
misma” (6).
Personalidades
notables, como Benigno Teijeiro Martínez y Alejo Peyret -y Saint
Exupery, a su manera después- han hecho del Océano Atlántico una
plataforma imaginaria del federalismo internacional, de la república
mundial democrática. Entre ríos y el océano se fue formando
nuestro mundo político, social y cultural entrerriano. A los
antepasados de la chamarrita -que aquí se entrerrianizó,
mestizándose con la milonga o la polca, según dónde llegara-, se
sabe, los ubican en Portugal. El Paraná, el Uruguay, el Plata y
el Atlántico son los abrazos culturales de agua a nuestra tierra
entrerriana. El Paraná y el Uruguay acunaron a esos primeros
seres humanos, que hace unos doce mil años fueron llegando a nuestra
región, ingresando a Nuestra América-Abya Yala por el Estrecho de
Bering y culminando una aventura antropológica iniciada en Asia hace
cuarenta mil años aproximadamente. Por los otros abrazos de agua
ingresaron los otros aportes y los otros problemas y conflictos que
fueron configurando el complejo mundo entrerriano.
Por
el Atlántico llegaron, a finales del Siglo XIX, inmigrantes alemanes
y judíos buscando una oportunidad vital frente a la violencia y las
persecuciones de la vieja Rusia zarista y de una Europa cada vez más
cerrada, violenta y peligrosa. La Ley de Inmigración del Presidente
Avellaneda (1876) les presentó una oportunidad. Los alemanes que
buscaron infructuosamente una esperanza en el Volga de Rusia
terminaron forjando un destino de trabajo rural, de volkmusic y de
paseos campestres en las aldeas y pueblos vecinos a nuestro Río
Paraná.
MIEDO
Y TRISTEZA EN EUROPA, TRABAJO Y ALEGRÍA EN ENTRE RÍOS
Valle
María fue la aldea madre, fundada en 1878, y Spatzenkutter fue el
bello nombre elegido para bautizar a otra colonia, ese mismo año.
“Jolgorio de gorriones” es una de las traducciones de ese nombre
aldeano. La esperanza y alegría, que no tuvieron ni en Alemania ni
en Rusia, esos colonos la encontraron en Entre Ríos. Tal vez, esa
vida europea difícil hizo que muchos alemanes del Volga se
refugiaran detrás del muro creado de su identidad. Ciertas
dificultades de integración social y educativa, como hemos dicho más
arriba, fueron corregidas con fuerza política por el estado
entrerriano. En cualquier caso, sería importante que nunca falte una
Bandera de Entre Ríos en una fiesta, en una conmemoración o en un
baile donde suenen la polca europea -que aquí se hizo bien campera-
y el folklore alemán.
En
1978, conmemorando el centenario de las aldeas, el Pastor de la
Iglesia Luterana Víctor Dorchs publicó “Los días que se fueron”,
un hermoso relato de sus vivencias que no deja de ser una reflexión
valiosa para conocer y pensar aquel momento histórico regional.
Dorchs era entrerriano, nacido en Maciá, y después de recorrer
distintos caminos en el estudio y en la fe, llegó en 1962 a Colonia
Merou, cerca de la ciudad de Crespo. Habla en sus relatos del paisaje
de su infancia, de la gente, de las costumbres, de la familia, de las
comidas, de esa torta de los sábados que era la dunnerkuchen,
de los juegos y también de la educación, bastante rígida, tanto en
la casa como en la escuela.
LEÑA,
LEÑA, CAMPO Y SOL
Dice
Dorchs: “nuestros padres fueron, de eso no me cabe la menor duda,
rigurosos con nosotros. Y eran muy frecuentes las ocasiones en que
nos propinaban una buena tunda, a las que hay que agregar las que
recibíamos con una frecuencia que se había convertido en rutina, en
la escuela alemana, a la que asistíamos en horas de la tarde,
después de haber asistido a las clases de la escuela oficial
castellana. Dicho sea de paso, siempre usábamos las expresiones de
escuela castellana y escuela alemana, para hacer el distingo”.
No
se olvida el autor de hablarnos del problema de la leña y los
combustibles. Al aumento del costo de la leña de ñandubay y de
espinillo -costo que no fue sólo económico y de eso nos empezamos a
dar cuenta hace poco tiempo- le agrega los aumentos en el gas y el
querosén. Eso llevaba a los colonos a usar leña de paraíso en la
cocina a leña. El propio Dorchs dice que esa leña era de paraísos
añosos, y que “es cierto que ya no se realizan plantaciones
nuevas”. Algún día tendremos que aprender la lección.
Dorchs
no dejó de ser agradecido con la tierra entrerriana.
“Afortunadamente -nos dice- aquellos lejanos domingos de mi
infancia no se han borrado de mi memoria. Pienso que deberíamos dar
gracias a Dios los que tuvimos la dicha de disfrutar de una infancia
llena de sol, de jugar horas enteras con juguetes de nuestra propia
fabricación, de corretear por el pueblo y sus alrededores, de gozar
de las delicias de un luminoso día de pleno campo”.
Banderas en Valle María
SCHULMEISTERS
Uno
de esos violentos docentes de las escuelas alemanas fue Fritz
Knochenhauer, quién en 1912 llegó a la Aldea Santa Celia en el
Departamento Gualeguaychú. Fanático nazi y resentido con los
alemanes del Volga, dictó clases en alemán y en castellano. Su
violencia se volvió terrorífica y legendaria. En una excelente nota
para el diario El Día de Gualeguaychú, Leandro Hilt reprodujo el
relato de una ex alumna, quién le contó que “en una oportunidad
pretendía que un chico pronunciara correctamente la palabra “rueda”
pero al niño le salía decir “róida”. Tantas veces le gritó y
exigió al decir correctamente la palabra hasta que en un ataque de
ira tomó al pequeño de su brazo, lo arrojó al suelo, apoyo un pie
sobre el cuerpo y lo golpeó con la vara muchas veces, a la vez que
lo insultaba”. Ni una familia se quejaba del maestro: algunos
padres incluso le daban instrucciones de que le pegaran a sus hijos
para que aprendan.
Por
suerte, la pedagogía hitleriana de Knochenhauer no era la única en
las escuelas de las aldeas alemanas formadas en Entre Ríos. Hubo
otros maestros, que se hicieron querer mucho, como Wilhelm
(Guillermo) Welp, quién después de haber demostrado su valor en la
Primera Guerra Mundial decidió dar su vida en una lucha mucho más
productiva y satisfactoria: la educación pública. En Colonia
Stauber, Departamento Gualeguaychú, fue maestro -schulmeister,
maestro de escuela- de alemán y castellano, y nos dice Hilt que “se
hacía respetar mucho, pero sin llegar a generar miedo en los
alumnos. Enseñaba todas las materias y además canciones, teatro y
poesías. Todos los ex alumnos de Guillermo con los que pude hablar
dijeron que fue un maestro muy querido”.
Otra
forma de educar siempre se dio con la ternura del canto familiar.
Tantos entrerrianos y argentinos, descendientes de aquellos alemanes
del Volga recuerdan el “Tros Tros Trillie” (“Arre, arre
caballito”), aquella cancioncita infantil cantada por tantas
abuelas, y que decía:
Tros, tros, Trillie,
der
Bauer hat ein Fihllien,
des Fihllien kandt net
laufen,
des
Fihllien muss mer tragen,
pum,
pum,
leits
in grobe.
Arre, arre, caballito,
el campesino tiene un
potrillito,
el potrillito no puede
caminar,
el potrillito tiene que ser
cargado,
pum, pum,
cae en la zanja.
LAS
ROTAS CADENAS EN LOS BAILES
“Bajo
el tormento del asfalto o de la piedra
la
ciudad yace identificada con la tierra”
EZEQUIEL
MARTÍNEZ ESTRADA
Con
bastante menos ternura, ciertos simpatizantes del nazismo en Entre
Ríos -nos informa Filiberto Reula- se reunían en algún “Ateneo
General Ramírez”, pero eran grupos minoritarios que los gobiernos
radicales alvearistas supieron tener bien controlados, aunque no
dejaron de ser una preocupación política (7).
Mal
que les pese a esos ateneístas, la integración social y cultural se
iba dando de diferentes maneras. Es una pregunta abierta si nuestra
sociedad y nuestras culturas están totalmente integradas o
democráticamente bien integradas, pero para nosotros el gran lugar
de la integración cultural -o del encuentro cultural- es el
baile, donde la polca ha jugado un papel fundamental, sin
ser excluyente.
Tantas
páginas se escribieron desde que comenzó el Siglo XX para discutir
la identidad nacional argentina y ningún intelectual pudo lograr en
sus escritos -y ningún gobernante con su política- lo que lograba
un baile en el Montiel o en cualquier lugar de Entre Ríos. Tal vez
los bailes también fueron -sin querer- continuidad cultural de
aquellas batallas y anhelos constitucionales perdidos o políticamente
frustrados del federalismo después de Urquiza.
El
escritor y ensayista santafesino Carlos Carlino supo escribir en sus
“Biografías con gringos” que el tango expresa la unificación
nacional argentina. Más allá de la intensa y compleja mixtura
afro-criolla y gringa que tienen la milonga y el tango -música de la
que tal vez sería mejor hablar en plural-, nosotros pensamos mejor
que la síntesis de la identidad argentina, entendida en un sentido
profundo, federal, popular, intercultural, rioplatense y sudamericano
se da -como experiencia histórica subalterna- en los bailes
entrerrianos y litoraleños de ese Siglo XX.
EL
TANGO Y LA BAILANTA
En
un baile nuestro se iba a tocar y bailar tango, y también pasodoble,
polca, tanguito montielero, chamamé después, sobrepaso, chamarrita
y baión y otros ritmos multiculturales y populares. Según Carlino,
la avalancha gringa de finales del Siglo XIX y principios del Siglo
XX produjo la unificación ciudad-campo con esa herramienta
inesperada que fue el tango (8). Y es cierto que en los primeros
tangos, tan hijos de la milonga como de la habanera, se podían
escuchar las músicas y las letras que hablaban del destierro
compartido de gauchos primero -que se iban de los campos, de las
provincias, a los arrabales de la gran ciudad- y de gringos después
que llegaron y les costaba encontrar las promesas políticas y
económicas que ilusionaron a gran parte de la inmigración.
Vale
la idea, pero visto desde el Litoral, es claramente incompleta la
tesis. En una milonga porteña o en cualquier milonga urbana, sólo
se va a escuchar y bailar tango, y eso no va a representar una
integración de la ciudad con el campo, ni de BsAs con las provincias
ni nada parecido. En cambio en una baile de campo o de pueblo en
Entre Ríos o en el Litoral -descartemos esos bailes alienantes
organizados por patronales explotadoras- se escuchaba y se bailaba
tango, tanguito, sobrepaso, baión, polca, shottis, foxtrot,
ranchera, rumba, pasodoble y chamarrita, y ahí sí hay un claro
encuentro cultural y una integración, por lo menos musical, rica,
amplia, libre y felíz por un rato y
multicultural, como dijimos más arriba.
Las
otras músicas de la nación plurinacional -el carnavalito, el
gato, el pericón, la chacarera, el malambo y otras- se escuchan y se
bailan en los actos escolares y en las academias folklóricas.
Antonio
Serrano supo escribir “Los bailes en Montiel” para la Revista
folklórica “Nativa”, dirigida por Julio Díaz Usandivaras, en
1922. Ese tesoro historiográfico espera que lo encontremos para
seguir conociendo más de esa nación plural e intercultural que se
encontraba espontáneamente en cada bailanta popular. Los bailes
animados por Tarragó Ros padre, en los años ´50, ´60 y ´70
-donde se tocaba tango, chamamé y todos los ritmos mencionados- son
una clara muestra de lo que estamos proponiendo pensar. Y se sabe que
fue el gran Tarragó el que se llevó el disco de oro de la Odeón en
1972, por ser el artista con más ventas en Argentina en ese momento,
al alcanzar el millón de plásticos vendidos. Algún maestro del
tango habrá vendido mucho antes, pero en sus discos había sólo
tango, y por más lindos que fueran, en esos discos no había
sobrepaso, tanguitos, chamarritas, polkas ni chamamé.
De
muchas naciones del mundo han venido -y vienen- personas a vivir a
nuestra provincia. Cada colectividad tiene su aporte y sus valiosas
historias. La gran artista entrerriana Marcia Müller creó una bella
síntesis con su chamamé “Así Somos”, que forma parte del disco
“Gracias”, editado en 2017:
“Entre
Ríos tierra verde, rio ancho y pastizal
Dimotteando
la cordeona; grito fuerte, sapucai.
Cadencioso
algún tanguito polka rusa y ahí nomás…
Chifladita
la chamarra; un pazuco al trote va.
Las
cuchillas, los palmares, siesta larga, la mateada
Campo
verde, tajamares y en un carro la gringada
Somos
tanos, alemanes, los polacos, los judíos
Los
charrúas, los nativos; los de acá y los de allá.
Unas
bochas del boliche y el fulbito de la escuela.
Don
Octavio en su catre y el delantal de la abuela.
Si
hay bautizo un cordero; la vaquilla pal casorio…
Y
si un alma nos dejara vamos todos pal el velorio.
Torta
frita, locro gordo, un buen vino y el asado;
Y
en la negra de tres patas un chupín improvisado.
De
palabras muy cordiales y de abrazo al bienvenido…
Con
la “erre” arrastradita y apretón de mano extendido.
LOS
GAUCHOS JUDÍOS
“-¡Ha visto usted alguna
vez un judío con chiripá, bota de
potro y facón al cinto?
-le preguntó Amaro.
-No, jamás, contestó el
porteño.
-¿Y un morenito, hijo del
país, hablando en idish?
-No, tampoco -dijo el
porteño.
-Entonces permítame que le
muestre Entre Ríos,
mi provincia”
JUAN
JOSÉ MANAUTA, “Maestro”
Introducción
al Tomo I de las Obras Completas
de
Amaro Villanueva (Eduner, 2010)
Hacia 1892 se van formando las primeras colonias judías en Entre
Ríos. La más importante va a ser Villa Clara, en el Departamento
Villaguay. Una riqueza histórica extraordinaria tiene el desarrollo
de estas colonias en nuestra tierra. El gran Alberto Gerchunoff en
“Los gauchos judíos” -obra escrita en 1910, para conmemorar el
centenario de la Revolución de Mayo- nos dejó páginas memorables e
imprescindibles para poder conocer y comprender la amplitud y la
complejidad de ese esfuerzo, esa adaptación y ese enorme legado
judío, que no estuvo exento de conflictos y contradicciones.
Personajes entrañables aparecen en esas historias de Gerchunoff, que
fueron llevados al cine por Juan Jose Jusid en 1975, con un gran
elenco actoral. Allí se puede apreciar el sacrificio de esas
primeras familias que llegaron, sus alegrías, sus tristezas, sus
logros, su lucha contra algún terrateniente lugareño resentido y su
lucha contra las arbitrariedades de la propia empresa de
colonización, la Jewish Colonization Association. Mayores detalles
de estas historias y de estas disputas pueden leerse en el
extraordinario trabajo de Susana Chiaramonte, Elena Finvarb y
Graciela Rotman, titulado “Tierra de Promesas. Historia de las
Colonias Judías en Entre Ríos”, editado en dos tomos, en 1995 el
primero y en 2011 el segundo.
Una de esas figuras legendarias fue el Dr. Nahum Yarcho, tan
extraordinario psicólogo,como poeta de la vida y médico
comprometido. Influído por sus lecturas de León Tolstoi -ese
referente ruso cristiano de la resistencia activa no violenta, de la
austeridad, del naturismo y del trabajo comunitario, que influyó
también a Mahatma Gandhi y Martin Luther King-, Yarcho sumó a su
infatigable trabajo médico y espiritual, la militancia social y
cooperativista. En 1904 fue parte del grupo fundador de la
Cooperativa agraria Fondo Comunal en Villa Clara, otra de las grandes
lecciones de la historia entrerriana.
LA
ÉTICA DE TOLSTOI Y LA ÉTICA DEL MONTIEL
“...Rabí Abraham dijo:
-En toda la tierra no se ve
cielo como aquí. Y explicó
que había estado en
Palestina, en Egipto y en Rusia,
pero en región alguna es
de un azul tan intenso como
en Entre Ríos. Completando
su pensamiento, añadió:
-El cielo entrerriano es
protector y suave. Hallándose
solo, por ejemplo, en medio
del campo, el espíritu no
sufre sugestiones de miedo;
su luz es benigna...”
ALBERTO
GERCHUNOFF, “La visita”, en
“Los
gauchos judíos” (1910)
Su prestigio popular crecían cada día. Gerchunoff nos cuenta que el
Dr. Pita una vez le dijo a al Dr. Yarcho:
“-Colega, ud yerra quedándose en estos poblados. Váyase a BsAs;
allí se hará famoso y rico.
-Más famoso que aquí, no es fácil -contestó Yarcho-. Todos me
saludan, todos me ayudan a arreglar los tiros del sulky. Yo no sé de
que hacen los tiros en lo de Crespi. Se me rompen cada tres viajes. Y
en cuanto a eso de rico, le diré que ya lo soy. Tengo veintitrés
hectáreas de campo, dos pares de zapatos, y mi mujer se ha venido
del Uruguay con sombrero nuevo.
-Déjese de bromas, doctor -continuó el diálogo-. Es una lástima
que no se vaya a BsAs. Por lo menos, váyase a Paraná. Al año lo
hacen diputado.
-¿De veras? Le agradezo que me lo diga. Pensaba ir la semana próxima
a la ciudad, pero con esa noticia no me animo. Y eso que el
gobernador es amigo mío. Fíese de los políticos.
-Claro, vive bromeando.
-Vivo en serio, amigo mío. ¿Que haré en BsAs, qué haré en
Paraná?. En BsAs y en Paraná los hombres sufren, se fatigan, se
desesperan, padecen de dolores que se inventan y no se dan cuenta de
los dolores que les están royendo, exactamente como sucede en
Villaguay y en Domínguez, en Rajil y en Las Moscas. Aquí, en
las mañanas, en mi jardín, con mi libro en las rodillas, bajo el
paraíso en que se posa la calandria (yo me tuteo con las
calandrias), paso horas, si los enfermos me lo permiten, que no
conocen los profesores de la capital. ¿No le entretienen las
abejas?...”
En el pensamiento y la acción del Dr. Yarcho parecen encontrarse la
ética de Tolstoi y la ética del Montiel, forjando un capítulo
renovado de la filosofía de pueblo de nuestra tierra
entrerriana. Santo para muchos y gauchazo para otros, Juan L. Ortíz
-otro tolstoiano- le dedicó un poema titulado “El Dr.Larcho”,
donde habla con emoción de ese médico que un día vino a su casa a
salvar a su madre, y que Juanele piensa como un probable santo “que
traía la fe a la mañana ausente de algunas pobres almas”. El
Hospital de Villa Domínguez lleva hoy el nombre de “Noé Yarcho”.
Las páginas de Gerchunoff dedicadas a este médico santo y gaucho -y
algunas páginas de Tolstoi también- podrían ser lectura
obligatoria para todos los entrerrianos.
“-De qué está hecha la luna, doctor? -interrogó a Yarcho ese
jinete quinceañero que era el Jacobo.
-De estearina y de huevo duro -respondió el médico gaucho y
poeta.
-¿Nunca se cayó la luna? -insistió el mozo.
-Todas las madrugadas se cae al Paraná -afirmó Yarcho- y antes
de salir las estrellas, el Pescador que está arriba la pesca y la
echa a rodar...” (9)
Alberto Gerchunoff
SAJAROFF:
DEJEMOS DE SER LOBOS
Las persecuciones de la Rusia zarista y el llamado desde América de
su guía espiritual -y después cuñado-, el Dr. Yarcho, hicieron que
el Ingeniero Miguel Sajaroff dejara todo y se viniera también a
Entre Ríos. Otro lector activo y tesonero de Tolstoi, Sajaroff fue
presidente por muchos años del consejo de administración del Fondo
Comunal, ampliando el radio del mismo. Tuvo activa participación en
congresos agrarios nacionales e internacionales. Propició la
constitución de la Confederación de Cooperativas Argentinas y
asistió al Primer Congreso del Mutualismo Sudamericano realizado en
San Pablo, Brasil.
En el capítulo de su libro “Voz telúrica en Gerchunoff”, que
Elio Leyes dedica a Sajaroff titulando el mismo “Extirpar en
nosotros el lobo”, el autor nos muestra la profundidad de la
dialéctica filosófica del gran ingeniero y militante judío. En el
primer congreso de cooperativas agrícolas de Entre Ríos, realizado
en 1913, Sajaroff afirmó:
“La vida del hombre gira
alrededor de dos polos opuestos: por un lado el “amarás a tu
prójimo como a ti mismo” y por el otro “la lucha por la
existencia”, según la cual el hombre es un lobo hambriento para su
semejante, como reza el proverbio latino. ¿Cuál es entonces la
conducta que debemos seguir en este mundo? ¿Somos verdaderos
hermanos y, por consiguiente, debemos amarnos o debemos estar a la
defensiva y mostrar los dientes ?. Es indudable que el sentimiento
humano debe tender a extirpar en nosotros el lobo. Mantenemos una
dura lucha por la vida diaria, pero al mismo tiempo trabajamos
también por el bienestar general. Tenemos un ideal superior,
consistente en realizar día tras día obras de bien y afianzar entre
nosotros la solidaridad humana. En esto consiste el ideal de la
cooperación, de la sociedad futura a la que, a diferencia de la
sociedad comercial, no le interesa la especulación ni ambiciona
obtener una ganancia cada vez mayor” (10).
LA
CIVILIZACIÓN, DE CAMPO, ARROYO Y PUEBLO
“...A las 12 del mediodía
llegamos a Crespo, donde teníamos
dos horas y media de
espera. Ya en este lugar recibíamos
muchos saludos que nos
mandaba papá con varios colonos
de Alcaraz. A las 15
llegamos a Alcaraz. Con un ramo de
flores en mano, papá nos
esperaba en la estación...”
SIGMUND
WACHSMANN, “Atajos en la Noche”,
citado
en “Tierras de Promesas (II). Las colonias
judías
del Siglo XX en Entre Ríos”
Entre Ríos fue un refugio civilizado -no exento de problemas, pero
lejos del infierno- frente a la barbarie capitalista, imperialista,
racista y genocida en la Europa que sangraba entre dos guerras
mundiales y el avance del nazismo antisemita. Colonia Avígdor, en el
Departamento La Paz, fue fundada hacia 1932 para escapar de las
mortales persecuciones hitlerianas. Entrevistada en ese pueblo,
Margot Rosemblatt de Oppenheimer relató a las historiadoras de
“Tierra de Promesas” que, “vivíamos en la frontera entre
Avígdor y Bovril, en la zona rural de Viraró, departamento La Paz.
Una calle dividía la zona donde convivíamos cuatro familias, de un
lado los judíos y del otro los alemanes del Volga. Los judíos
éramos los Rosenthal y Rosemblatt. Los alemanes eran los Goehte y
Weiezzental, a quienes se los conocía como los rusos blancos. Nos
entendíamos perfectamente. Nosotros hablábamos alemán y ellos un
dialecto. Convivíamos en paz y armonía”.
En nuestro refugio de pueblo no faltaron criollos que fueron guías,
compañeros y empleados de esos colonos que escapaban de la angustia
y la desesperación. Ya volveremos sobre uno de éstos servidores
sociales legendarios como lo fue Remigio Calamaco. Y debemos decir
aquí que, un emigrante renombrado fue el Dr. Alfredo Neumeyer, juez
de la Corte Suprema de Baviera -de esa Alemania tan específica que
es Baviera o Bayern- y presidente de las comunidades judías unidas
de Baviera. Era una exposición política peligrosa en la Alemania
nazi. El Dr. Neumeyer falleció en Avígdor el 19 de Diciembre de
1944 en la casa de su hijo, a poco de llegar en calidad de refugiado.
Otros, sobrevivieron en Entre Ríos a la tristemente famosa “Noche
de los Cristales Rotos” ocurrida en Alemania y en Austria entre el
9 y el 10 de Noviembre de 1938. En esa noche políticamente oscura,
las bandas nazis atacaron, lincharon y asesinaron ciudadanos judíos.
Sarita, Silvia y Yolanda Strauss relatan que a su padre no le gustaba
contarles sobre la época del nazismo que había vivido, y que “sólo
comentaba la noche en que se lo llevaron a un campo de concentración,
la noche de los cristales”. Sólo alguien que sufrió esa situación
límite sabe lo que se siente, y valora la oportunidad de sobrevivir.
Entre Ríos fue su refugio civilizado. “Toda su vida fue un
agradecido”, afirman sus hijas (11).
Portada de un trabajo publicado por la Universidad
de Texas, EEUU, en 2010
NECESIDAD
DE SAUCE, CEIBO, VIDA Y SALUD
Una menorá, un candelabro de siete brazos, también se salvó de esa
violenta y criminal noche nazi y encontró refugio histórico en
Colonia Avígdor. Unos químicos venenosos y mortales, parecidos a
aquellos aplicados en los campos de concentración, hacen peligrar la
salud, la vida y la biodiversidad hoy en nuestra tierra. Aquí y
ahora no hay escapatoria posible al desafío ambiental: sólo la
lucha popular, la movilización colectiva con todas las fuerzas y el
fortalecimiento y difusión de alternativas prácticas, podrá
enfrentar el Auschwitz de los agrotóxicos, la contaminación y la
amenazante experimentación científica en los negocios del mercado y
en la sociedad del riesgo.
Que el tesón de aquellos gauchos judíos y de aquellos criollos de
pueblo sea hoy firmeza para defender la tierra, el ambiente y la
salud, sin especulaciones. Que la voz del gran Alfredo Zitarrosa,
cantando en el final de la película “Los Gauchos Judíos” nos
recuerde siempre el silbido del sauzal y la necesidad del ceibal, de
un pueblo plural y sencillo que debe aprender de su historia para
consolidar un camino soberano, democrático, realmente sustentable y
federal.
Yo los vi
a esos gringos que se hermanaron
con sudor a los gauchos entrerrianos, sí,
y hasta hoy caminantes del trabajo son,
con sudor a los gauchos entrerrianos, sí,
y hasta hoy caminantes del trabajo son,
por la
paz, la luz, la fe.
Un adiós
yo quiero dejar sobre un niño:
el que fui, y a esa infancia debo aquel calor.
Ya no está, mi recuerdo lo persigue, y hoy
mi sauzal silbó tristón.
el que fui, y a esa infancia debo aquel calor.
Ya no está, mi recuerdo lo persigue, y hoy
mi sauzal silbó tristón.
Yo viví
su horizonte azul, Entre Ríos,
lo mejor de tu tierra y tu viejo palmar,
hoy no sé cómo viviré ya sin tu voz,
nada soy sin tu ceibal.
lo mejor de tu tierra y tu viejo palmar,
hoy no sé cómo viviré ya sin tu voz,
nada soy sin tu ceibal.
(Letra:
Leonardo Castillo – Música: Gustavo
Beytelmann)
“El que se queda en Entre Ríos, no se desentrerrianiza más”,
dice Elio Leyes en su repaso del pensamiento y los valores de Alberto
Gerchunoff. “Yo soy de allá”, le escribía el autor de “Los
Gauchos Judíos” y periodista de “La Nación” a sus amigos
entrerrianos desde BsAs. “Mis manos -continúa Gerchunoff con
emoción- antes de conocer el oficio de la pluma, conocieron el
oficio del arado. Mis pies pisaron, en los años de la infancia, los
rectos surcos, y mis ojos aprendieron a tenderse hacia el horizonte
azuloso para espiar el vuelo de los pájaros en las claras mañanas y
aprendieron a llenarse de paz a la hora en que el jinete va despacio,
temeroso de muerte. Las fábulas campesinas, referidas por Remigio
Calamaco, boyero de la colonia, me instruyeron en el gusto de las
cosas remotas, me educaron en el amor de las cosas afables, me
inclinaron al deleite humilde de la palabra. De allá soy, amigos
míos. Soy de los contornos de Villaguay. El rocío que escarcha en
el amanecer la costa gramillada del Vergara refresca mi corazón y,
al acordarme de Entre Ríos, de Villaguay, del Vergara, de Domínguez,
de aquella casita con techo de paja en que era tan sabroso el pan,
veo aclarar en mí como aclaraba el cielo cuando iba, montado en el
flaco tordillo, en busca del barroso y del yaguané, con sus cuernos
puntiagudos, separados y curvos,en los que el alba ponía relumbre de
nácar. Entre Ríos, tierra benévola, tierra de hombres leales,
guarnecida de ceibos, diste fondo a mi alma, y en mi alma
conservaste, con el temblor de los árboles de Montiel, con tus aguas
sonoras, un rumor de cántico. Amigos míos, yo soy de allá” (12).
SINCALISTAS,
SOCIALISTAS, ESCRITORES Y ARTISTAS DEL MONTIEL
Los gauchos judíos entrerrianos han sido un fenómeno único en el
mundo. A los ya mencionados, podemos agregar al maestro Iedidio
Efron, el Sarmiento judío para muchos, y Antonio Santich, el
infatigable médico comunista, hijo de una entrerriana y un
yugoeslavo, nacido en Seguí, en 1911. Importantes figuras de la
cultura entrerriana y argentina surgieron en esas colonias judías de
nuestra tierra. Brillantes escritores, como Pablo Schvartzmann, David
Gorskin, José Chudnosky, Osvaldo “Chacho” Dragún, Isidoro
Blaistein y Samuel Eichelbaum, nacido en Villa Domínguez en 1894 y
autor del clásico teatral “Un guapo del 900”; artistas y
actores, como Mario y Salo Pasik, y dirigentes políticos, como los
socialistas Adolfo y Enrique Dickmann, nacidos en Finlandia y Letonia
respectivamente. Enrique trabajó como peón rural en Entre Ríos y,
nacionalizado argentino, fue una de las figuras más importantes del
Partido Socialista. Distanciado de ésta formación durante el
gobierno de Perón -el partido no variaba su antiperonismo- fue líder
del Partido Socialista de la Revolución Nacional, organización de
la que surgieron historiadores y militantes como Jorge Abelardo Ramos
y Jorge Enea Spilimbergo. Dickmann, como muchos militantes y artistas
con pasado entrerriano, fueron figuras de la cultura y la política
argentinas, encontrando un horizonte en el éxodo laboral.
Dentro de las extraordinarias historias sociales no tan conocidas,
puede leerse en “Tierra de Promesas” la llegada del primer
Jarupkin a Colonia Curbelo, un militante bolchevique, que también
emigró para estos lares escapando de la represión zarista y sólo
traía un frasco y un monederito viejo con monedas de los países por
donde había andado. Dentro de la pluralidad política e ideológica
de la inmigración, el pensamiento socialista -en sus distintas
vertientes- dejó su huella en las luchas y la cultura de aquella
época. Julio Serebrinsky, desde su periódico “El Socialista” y
con una militancia infatigable, fue uno de los pilares sobre los
cuales se levantó la Cooperativa Eléctrica de Concordia. Hoy, la
Biblioteca que la Cooperativa comparte con la Universidad Tecnológica
Nacional-Subregional lleva, con justicia, el nombre de este luchador
por la dignidad, el progreso y la justicia social.
Miguel Kippen, por su parte, provenía del ala menchevique del
socialismo ruso, de esa corriente que pensaba un socialismo por
etapas, aliandose primero a sectores burgueses, y respetando la
legalidad, sin forzar la situación revolucionaria para la toma del
poder por parte de los trabajadores, como lo hicieron los
bolcheviques. Kippen, junto a Marcos Wortman, fue organizador de un
mitin obrero en Villaguay, en 1921, en solidaridad con presos
políticos de las luchas de la región, donde se destacó la
militancia de José Aksentzoff, que como nos informa Alejo Mayor en
su excelente trabajo “La bandera roja. Represión y lucha
ideológica en torno al Primero de Mayo: Gualeguaychú, 1921” era
un empleado del Fondo Comunal, socialista de origen ucraniano y
organizador del primer sindicato de estibadores de Domínguez, que
luego extendió su representación a los obreros de las trilladoras.
La Liga “Patriótica” terrateniente los reprimió a tiros el acto
solidario obrero, pero la lucha continuó contra la explotación
social en todas sus formas (13).
La Biblioteca Serebrinsky en Concordia
La terquedad de esos espíritus curtidos de resistencias tiene otros
capítulos conmovedores, el de esas madres, abuelas y bisabuelas que
afirmaban la vida y la esperanza en situaciones dramáticas. La
escritora y militante feminista uruguayense Itatí Schvarzmann nos
emociona con un poema que relata la historia de su abuela Berta, y
que comienza dedicando a su amado padre.
Terquedades
/ 1
Principios del Siglo XX: 1902
barco de inmigrantes
atravesando el océano
perezoso viaje vía Inglaterra
que los trae huyendo de la
miseria
y del asedio de los pógroms
con sus familias a cuestas
con el hambre de derechos y
oportunidades
a cuestas.
La mujer de la cara de sol es
Elke
de Dniepropetrovsk, Ucrania
y los demasiados dolores aún
no pudieron
con su belleza
ni con sus terquedades, que es
lo mismo.
El médico de a bordo llama a
la de la cara de sol
que carga con su hija más
chiquita, enferma:
-Falta mucha travesía aún,
el viaje viene
complicado.
Sé lo que le digo, su
criatura está muy débil
no llega viva al puerto de
BsAs.
Esta es una agencia seria,
usted deja a la niña en
nuestras oficinas
en el próximo puerto al
que arribemos
y sigue viaje con el resto
de la familia
hacia Argentina.
Cuando se establezca puede
venir a buscarla,
si la criatura sobrevive se
la lleva y si no,
al menos tendrá una
sepultura digna.
Usted no sabe las veces que
vi arrojar
cuerpecitos al océano
un horror pobres angelitos,
insuperable para sus
madres.
Se lo digo de corazón,
estimada señora.
Su nena está muy débil y
si fallece a bordo
ni entierro digno podremos
darle-
Pero la bella Elke no entiende
razones
del médico pragmático:
-sé que usted es un buen
hombre
y que su consejo es honesto
pero mi chiquita va a vivir
porque yo la quiero viva
viva va a llegar al puerto
de BsAs
viva va a convertirse en
una hermosa y fuerte mujer
y no doctor, yo no la dejo
en ningún lado-
Así siguen los días y las
noches
entre vómitos e incomodidades
Basia se llama la niña que
anda amaneciendo
cada día más débil que la
noche anterior,
y el médico insistiendo y
doña Elke: terqueando.
Después de un duro mes de
viaje
se vislumbra al fin BsAs y de
ahí por tierra
a las colonias agrícolas
entrerrianas
donde la familia se asienta
y donde Basia que aún no
cumplió siete años
y ya fue explotada en un par
de fábricas ucranianas
descubre esas tierras
donde llueven frutas de los
árboles
donde el frío es soportable
y el verde entrerriano es de
tantos verdes
como nunca creyó ver.
La entrerrianía que hizo su
trabajo y enamoró a Basia
y la bautizó Berta
la vio vivir muchísimas
décadas
como mujer inteligentísima,
fuerte, digna
-y terca, por supuesto-
que supo transmitir a su
descendencia
que una terquedad a tiempo
siempre huele a valentía.
Y que a las mujeres se las
quiere vivas
tercas y vivas
como solía decir la otrora
débil ucraniana Basia
convertida en la entrerriana
Berta
Berta terca,
mi abuela Berta.
(I.Schvarzman,
“Ni Una Menos y otros poemas antipatriarcales”. Prólogo de Ana
Prada,
C.del
Uruguay, Cooperativa El Miércoles Comunicación y Cultura, 2017)
LA
REBELDÍA CÍVICA CONTRA EL RÉGIMEN
El primer grito de la oposición cívica al gobierno conservador lo
dio en BsAs el abogado entrerriano Francisco Barroetaveña, quién el
20 de agosto de 1889 publicó aquella histórica columna de protesta
en el diario La Nación, titulada “Tu Quoque Juventud. En tropel al
éxito” (Tu también juventud), cuestionando fuertemente a los
jóvenes aduladores y partidarios de la política del presidente
Miguel Juárez Celman, concuñado de Roca. Este manifiesto fue el
primer paso para la organización de la Unión Cívica de la Juventud
primero, en seguida para la Unión Cívica y posteriormente para la
formación de la Unión Cívica Radical, que pasó a ser el principal
partido de oposición al régimen.
En un documento memorable que no deja de tener actualidad, y que para
nosotros es una continuidad ideológica de las batallas de Pavón,
del Talita y del Arroyo Don Gonzalo -en las que se frustró el
espíritu federal jordanista-, Barroetaveña cuestiona a los jóvenes
que entienden la política como cortesanos del poder de turno,
preguntando en voz alta
“...La
juventud que así inmola su energía cívica poniéndose bajo la
dependencia de un poder cuyas órdenes se cumplen en silencio sin la
menor objeción. ¿ Realiza algún ideal formado en las aulas?¿
Practica algún principio usual en las naciones civilizadas que gozan
de organización constitucional?¿Imita movimientos análogos de la
juventud de esos pueblos?...”
Después
de repasar movimientos políticos de la juventud en distintos países,
el abogado gualeyo se detiene en la situación de Brasil, afirmando
que
“...En
el Brasil, la juventud reclama instituciones liberales, y al mismo
emperador le dirigen discursos pidiendo con altanería más progreso,
más libertad e instituciones federativas; en la República vecina,
la juventud estudiosa, lejos de pactar adhesiones incondicionales con
los mandones que se alzaron con el poder, corrió a los campos de
batalla para reivindicar con las armas en la mano esos derechos y
libertades arrebatados por el abuso...”
LOS CAMINOS DE UN PAÍS SIN
VIDA POLÍTICA
La
Argentina, para el Barroetaveña de “Tu Quoque” tiene desafíos
claros, a corto y a largo plazo:
“...La
República no gozará probablemente de verdadero bienestar sino
cuando se opere la reforma de sus costumbres e instituciones por
medio de la instrucción y educación pública, siguiendo un vasto
plan pedagógico... pero en la actualidad no hay más opción para
mejorar el país que entre el posibilismo y la explosión, porque los
demás caminos legales se encuentra obstruidos por el abuso y el
fraude...”
El
columnista protesta contra la decadencia política de Entre Ríos y
Corrientes “que antes fueron guerreras y libertadoras” y ahora
borran “la suscripción de un diario cuando supieron que habían
caído en desgracia del Presidente”, y completa su análisis
político con una crítica ácida y profunda a la situación general
del país diciendo que
“...Las
finanzas de la nación están entregadas a un ilusionista o culpable
que las lleva, fatal y velozmente, por la pendiente del abismo; la
moral administrativa de gran número de reparticiones públicas gime
bajo el peso abrumador de terribles acusaciones, sin que de arriba se
inicie correctivo eficaz y saludable; la vida política del país
totalmente suprimida, gozándose hoy mil veces más libertad política
y civil en todas las monarquías constitucionales de la vieja Europa
que en esta joven República de la América del porvenir; la
descentralización administrativa y política casi ha desaparecido,
pues ya en el hecho no hay provincias sino intendencias, ni
municipalidades elegidas por el pueblo sino comisiones de amigos de
los gobernantes llevados para asegurar el abuso y la
arbitrariedad. En todas partes malestar, desgobierno y escándalos,
que arruinarán al pueblo cuando estalle una crisis inevitable que
todos la presienten...”
Francisco Barroetaveña
LA MALDICIÓN REPUBLICANA Y
LA REVOLUCIÓN A MEDIAS
En
el final del documento, el autor lanza una maldición republicana
a los vividores irresponsables, zánganos y estafadores de la
política:
“...Que
en el momento de los brindis, la altivez nacional indignada, paralice
la lengua de esa juventud, volviendo cada uno a su hogar mortificado
por el remordimiento de la adhesión cesárea” (14).
La
indignación de todos los sectores opositores al juarismo se fue
encontrando y movilizando en conjunto hasta que por fin estalló en
la Revolución del Parque, el 26 de Julio de 1890. La insurrección
logró tomar el Parque de Artillería en BsAs pero no logró tomar el
poder, aún así provocó la renuncia del Presidente Juárez Celman,
que dejó su lugar al vice, Carlos Pellegrini.
La
Unión Cívica se dividió, y los intransigentes que no acordaban con
el régimen siguieron a Leandro N. Alem y fundaron la Unión Cívica
Radical. La parte moderada de los cívicos siguió a Mitre. La UCR
desarrolló un proceso de abstención y lucha revolucionaria frente a
las elecciones fraudulentas administradas por los conservadores, y
llegó al poder político después de la sanción de la Ley de
sufragio universal -o casi universal-, secreto y obligatorio en 1912.
En 1914, la UCR conquista la gobernación de Entre Ríos con la
conducción de Miguel Laurencena -ex ministro de Racedo- y en 1916
llega a la presidencia de la república con el triunfo de Hipólito
Yrigoyen. Barroetaveña fue crítico del yrigoyenismo y terminó
siendo candidato a presidente -en 1931- de una alianza entre
radicales antipersonalistas y el sector más conservador de la
democracia progresista. Sus aspiraciones políticas le impidieron
escapar y enfrentar la vuelta de la trampa del fraude en el inicio de
la década infame. Murió poco tiempo después, en 1933.
UNA
DEMOCRACIA DE FUERZA MAYOR
“...Ascienden
al poder los hijos de los inmigrantes.
Irán
primero los de estirpe vasca...”
BEATRIZ
BOSCH, “Historia de Entre Ríos”,
Cap.XIV
El radicalismo gobernó Entre Ríos entre 1914 y 1943.
Mayoritariamente, la UCR provincial fue antipersonalista, es decir
estuvo más cerca de Alvear que de Yrigoyen. Celestino Marcó
(gobernador 1918-1922) y Antonio Sagarna (político polifuncional)
fueron Ministros de Justicia e Instrucción Pública del gobierno de
Alvear. Miguel Laurencena (gobernador 1914-1918) fue Juez de la Corte
Suprema de la Nación, designado por el mismo Alvear. A los
conflictos internos del radicalismo entrerriano se le sumaban sus
enfrentamientos con los conservadores. Los resultados de los comicios
y el sistema electoral de aquella época le impidieron a los
gobernantes radicales asegurar una mayoría en la legislatura, y
alguna vez se tuvo que recurrir a la fuerza pública para que algunos
diputados se sentaran en una sesión necesaria para aprobar alguna
ley o alguna formalidad que permitiera avanzar con la gestión
política. El 13 de Agosto de 1926, por ejemplo, el diputado
yrigoyenista Balbi y otros legisladores -nos informa Filiberto Reula
en el Tomo III de su Historia de Entre Ríos-, fueron traídos por la
fuerza y con ese método se pudo mantener el quorum hasta que se
realizó el escrutinio de la elección de gobernador y vice, y
aprobación de todo lo actuado.
En Noviembre de 1916 se había producido la intervención de la
Provincia por parte del ejecutivo nacional con el objeto de asegurar
el funcionamiento del Poder Legislativo -con mayoría conservadora-,
el cual no permitía la elección de dos senadores nacionales. La
democracia republicana posible no terminaba de darle paso a la
democracia republicana verdadera. Quién sabe si después de tanto
tiempo, ya le ha dado el paso. Lo cierto es que el proceso de
democratización formal estatal en la Provincia de Entre Ríos recién
pudo tomar forma con la reforma constitucional discutida en 1932 y
sancionada en 1933.
En Entre Ríos, la democracia formal y electoral no sufrió
interrupciones entre 1914 y 1943, más allá de que, a nivel
nacional, hubo un golpe militar en 1930 -encabezado por el Gral.
Uriburu- y gobiernos fraudulentos desde 1932. Al antipersonalismo de
la mayoría radical en nuestra provincia -coincidente con el golpismo
antiyrigoyenista- se le puede sumar un fuerte espíritu autonomista y
federalista -genéricamente urquicista- que se expresaba públicamente
y que tal vez también fue factor de sostén de la continuidad de la
democracia formal.
Los radicales antipersonalistas van a levantar con fuerza la bandera
del federalismo contra sus correligionarios yrigoyenistas, como
también lo harán contra los militares golpistas que avanzan sobre
el gobierno de la provincia en 1943. Desde la derrota del jordanismo,
la política argentina parece haber entrado en una contradicción
estructural de la que no ha podido salir: los sectores que se
autodenominan nacionalistas y populares plantean una política
centralizada en BsAs -lo mismo va para la izquierda conocida-, y los
sectores que reclaman respeto al federalismo y a las autonomías
provinciales, casi siempre lo han hecho desde posiciones liberales y
conservadoras. El pueblo necesita una síntesis política de
soberanía nacional, unión sudamericana, federalismo auténtico y
respeto real a los derechos humanos y sociales y no la puede
encontrar.
Portada de uno de los libros de
Eduardo Laurencena
LA
AUTONOMÍA ENTRERRIANA Y SUS CIRCUNSTANCIAS
“...En
enero de 1930, el gobierno nacional -presidido por Yrigoyen-
autoriza
la inversión de catorce millones para iniciar la construcción
del
Ferrocarril Paraná-María Grande...”
FILIBERTO
REULA
“Historia
de Entre Ríos” (Tomo III)
En 1930, el antipersonalismo se aprestaba para volver a triunfar en
las elecciones provinciales, y toda su prensa atacaba el
“arrasamiento de las autonomías provinciales” por parte de
Yrigoyen, en su segunda presidencia. Leopoldo Melo, dirigente del que
ya hemos hablado y del que mejor no profundizar, propone en BsAs que
la bandera de Entre Ríos presida el comité antipersonalista. Se
recrea una mística “antirosista”. Una comisión especial conduce
la bandera entrerriana a la capital nacional, pero no es la de
Echagüe y Urquiza, sino la de Ramírez y Artigas en Cepeda, y
algunos diarios ponderan este “nuevo pronunciamiento”. Paradojas
de nuestra historia política.
Hubo momentos políticos más claros y más dignos, como cuando el
gobernador radical Mihura no aceptó entregarle el gobierno al Gral.
Juan Carlos Sanguinetti, quién iba a poner en marcha la intervención
de la provincia tras el golpe del Grupo Obra de Unificación (GOU),
el 4 de Junio de 1943 que, como hemos dicho, contaba con un militar
oriundo de Entre Ríos como presidente provisorio: el Gral. Pedro
Pablo Ramírez.
Mihura anticipa que va a hacer resistencia simbólica. No va a
disparar un tiro pero no le va a entregar el gobierno. No sabe que va
a hacer el pueblo. Si el militar golpista quiere entrar a la Casa de
Gobierno provincial “se va a tener que buscar un cerrajero o un
hachero”. Y aprovecha el gobernador saliente para decirle a
Sanguinetti que “lo que más me duele, es que han acollarado a
Entre Ríos con Buenos Aires, es decir la decencia con la
deshonestidad, con el fraude, con la inmundicia...” (15).
Mihura es detenido, Eduardo Laurencena -líder del radicalismo
antipersonalista, que terminará después siendo presidente del Banco
Central de la dictadura “Libertadora” de 1955- no pudo asumir su
segundo mandato trás haber ganado las elecciones, y los
interventores del gobierno militar se suceden: Cnel. Ernesto Ramírez,
Tte. Coronel Carlos M. Zavalla, el Gral José Humberto Sosa Molina y
Eduardo Francheri López. La figura del Coronel Perón crecía
políticamente a nivel nacional en ese gobierno del GOU, que al final
lo encarceló, debiendo liberarlo tras la gran movilización obrera y
popular del 17 de Octubre. El peronismo se transformaría en fuerza
política electoral y triunfa en las elecciones nacionales y
provinciales de 1946. Héctor D. Maya es electo primer mandatario en
Entre Ríos.
Enrique Mihura
DIGNIDAD Y MILONGA: LA
REVOLUCIÓN DE LOS KENNEDY
“...Más
tarde Eduardo Kennedy cruza de nuevo el Uruguay.
Y
el dos de Enero regresa a “La Paz”. Vibra de entusiasmo;
la
provincia está sobre las armas. Es
un “camuatí”.
En
veinte pueblos, centenares de argentinos esperan
la
voz de ataque...”
YAMANDÚ
RODRÍGUEZ
“Los
Kennedy. Con el oído en la tierra”
La otra corriente radical, el yrigoyenismo, se había rebelado -con
las armas en la mano- contra el golpismo varias veces entre 1931 y
1933. En julio de 1931 se produce una intentona revolucionaria en
Corrientes encabezada por el Tte Coronel Gregorio Pomar, leal al
depuesto Yrigoyen, que fracasa, aunque se cobra la vida de un militar
al servicio del orden: Lino Montiel, padre de quién fuera
posteriormente gobernador radical en Entre Ríos, en 1983 y en 1999,
Sergio Montiel.
En enero de 1932 se produce la legendaria revolución de los Kennedy,
en la ciudad de La Paz. Tres hermanos hacendados radicales -Eduardo
el yrigoyenista, Mario y Roberto Kennedy, antipersonalistas- toman la
jefatura de policía junto a un puñado de seguidores y ocupan
también otras reparticiones públicas como parte de un plan
revolucionario nacional, que ellos no sabían que se había
suspendido. Al enfrentamiento cinematográfico con muertos y heridos,
le siguió una fuga inalcanzable por el monte que ni el bombardeo de
los aviones de guerra pudo detener. Luego de mil peripecias, el río
Uruguay fue su camino de exilio a la otra Banda, y después a Brasil.
La revolución quiso impugnar la asunción presidencial fraudulenta e
infame de Agustín P. Justo y reconstruir el sendero de la
democracia. Su correligionario/adversario antipersonalista, el
gobernador Luis Lorenzo Etchevehere le avisa por teléfono a Mario,
en esa jornada caliente, que estaban solos y que su revolución no
iba a ningún lado. A la derrota rebelde le sigue la fuga, pero esos
ideales quedan latiendo como un “superyó” político e
ideológico, como una conciencia interpelante, en la reforma
constitucional provincial sancionada en 1933.
Los Kennedy eran hombres de campo, de trabajo, de coraje, de escuela,
de libros y de fuertes convicciones políticas. Diestros con las
armas, su madre -Rufina Cárdenas- era maestra normal. El golpe de
estado de 1930 contra Yrigoyen los tuvo en la resistencia opositora
desde el primer momento. En ese tiempo, Atahualpa Yupanqui -cuando
todavía era Héctor Chavero- vivió en Tala y según dicen los
baqueanos de la historia regional, era conocido de los Kennedy y fue
parte de la conspiración revolucionaria. En su milonga “Sin
caballo y en Montiel”, dedicada a nuestra tierra y a su gente
íntegra, Yupanqui habla del río, “ese ancho camino de fugas que
callado tiene que ser” (16). En La Paz hoy la Avenida de ingreso se
denomina “Hermanos Kennedy”: el rescate histórico se debe a
militantes comprometidos como Marcelo Faure.
EL
ENTRERRIANO: PRIMER TANGO BIEN BAILADO
“...Para
cuando el comando tomara la decisión, tendría que
hacerlo
a través de un telegrama. “Se vende la hacienda”
era
la señal de la luz verde a la insurrección...”
JORGE
REPISO
“Los
Kennedy. Tres hermanos que casi
cambiaron
la historia”
Eduardo se había dirigido a Europa en 1931 a denunciar al régimen
de facto en la Liga por los Derechos del Hombre. La leyenda dice que
en París se encontró una noche con Carlos Gardel, ese cantor que
parece que nació en varios lugares a la vez, que sufría en algún
final hípico y amoroso, que cantaba para el partido conservador o
para el que pusiera los billetes arriba de la mesa, que grababa en la
capital francesa y que los resumidores de siempre lo esculpen
cantando a su Buenos Aires querido. Gardel arrancó esa noche
parisina prometiendo un premio a los mejores bailarines, y al rato,
Eduardo Kennedy le solicitó el tango “El Entrerriano”. La
medalla del triunfo estuvo con los Kennedy muchos años.
Jorge Repiso cita una de las letras que han acompañado a ese tango
legendario, compuesto por el negro Rosendo Mendizábal en BsAs y que
parece va dedicado a un potentado de nuestra provincia -un tal
Ricardo Segovia- asistente a la “casita” de María Rangolla, la
Vasca, en las orillas de la capital argentina. Lo cierto es que -mal
que le pese a algún porteño soberbio y onanista- ese gran tango que
lleva por título al ser de nuestra provincia es el primer tango
formalmente registrado (1897) en la historia de la música
rioplatense. Repiso elige un fragmento de la letra creada por Carlos
De la Púa, conocido artísticamente como el “Malevo Muñoz”:
“...Vivirás,
Entrerriano, mientras quede en el fango,
como un mate curado, la amistad del amigo,
mientras haya algún orre que no cambie de rango,
mientras quede un porteño que se patine un mango
de emoción en el verso sincero que te digo...”
como un mate curado, la amistad del amigo,
mientras haya algún orre que no cambie de rango,
mientras quede un porteño que se patine un mango
de emoción en el verso sincero que te digo...”
La letra de Homero Expósito
no se queda atrás, al hacer una valoración tanguera del espíritu
de aquellos gauchos de nuestra tierra que se recibieron de
compadritos cuando amanecía el Siglo XX en la BsAs moderna y
agroexportadora:
“Sabrán
que soy el Entrerriano,
que soy
milonguero y provinciano,
que soy también
un poquito compadrito
y aguanto el tren
de los guapos con tajitos.
Y en el vaivén
que soy
milonguero y provinciano,
que soy también
un poquito compadrito
y aguanto el tren
de los guapos con tajitos.
Y en el vaivén
de algún
tango de fandango,
como el querer
voy metiéndome hasta el mango,
que pa'l baile y pa'l amor
sabrán que soy
siempre el mejor...” (17)
como el querer
voy metiéndome hasta el mango,
que pa'l baile y pa'l amor
sabrán que soy
siempre el mejor...” (17)
O
ES PARA TODOS LA COBIJA, O ES PARA TODOS EL INVIERNO
¿No
es ésto una continuidad espiritual de las batallas de Pavón, El
Talita y Don Gonzalo?. Una hermosa interpretación de éste tango de
Anselmo Rosendo Mendizábal reescrito por Expósito, puede escucharse
en la internet por Liliana Barrios y su grupo.
La revolución se frustró -su comando en
Concordia intentó un movimiento pero fue imposible- y se refugió en
el arte popular, en la memoria histórica y en la cultura. En
Diciembre de 1932, esa revolución postergada iba a iniciarse por
fin, pero una explosión inoportuna descubrió a los revolucionarios.
Unos meses antes, el Coronel Regino Lascano -uno de los infatigables
revolucionarios yrigoyenistas- era asesinado en Corrientes, mientras
buscaba sumar adhesiones. En su poder tenía una proclama con el
programa revolucionario. El mismo caracterizaba la situación
política diciendo que
"Frente
a la dictadura de Justo, las dictaduras de las compañías Standard
Oil, Bunge y Born, Dreyfus, Asociación de Frigoríficos, Tranvías,
Unión Telefónica, etc.; frente a esta dictadura extranjera
disfrazada canallescamente con los colores de nuestro pabellón y a
la que sólo civiles y militares que han caído en la ignominia de
traición a la patria pueden apuntalar, proclamamos la revolución
con el fin de conquistar para el pueblo argentino la suma del derecho
y libertades ultrajadas, aherrojadas por la miserable legión de
fascistas del Jockey Club y el Círculo de Armas que no han trepidado
en vender la nacionalidad a cambio de satisfacer sus bastardas y
ruines ambiciones personales de orden político y comercial...".
Y
explicaba que la
idea consistía en deponer al Gobierno, sacar a sus líderes del país
y llamar a elecciones en menos de un año. En
el
transcurso, la Junta Revolucionaria iba a tomar las siguientes
medidas:
-
Ordenará la requisa de todo lo necesario para alimentar, vestir y cobijar al pueblo.
-
Movilizar a los desocupados para construir caminos, habitaciones y fábricas.
-
Estatizar el comercio exterior.
-
Extinguir la deuda externa mediante la entrega de productos nacionales.
-
Prohibir la exportación de monedas, metales y piedras preciosas.
-
Acordar una moratoria general de dos años para las deudas internas.
-
Reforma agraria en favor del campesinado.
-
Explotación colectiva de los campos de una extensión superior a mil hectáreas.
-
Traslado del poder judicial a juzgados populares.
-
Simplificación de la burocracia estatal.
-
Estatización del petróleo.
-
Dar impulso a la enseñanza y cultura, asegurando a todos el derecho al saber.
-
Transferir a los trabajadores la administración de sus lugares de trabajo.
-
Amnistía a los presos políticos y demolición del penal de Ushuaia.
-
Establecer una escala de sueldos para la Administración Nacional.
-
Revisión de las pensiones y jubilaciones concedidas.
-
Suprimir las subvenciones a la Iglesia.
-
Reforma interna de las Fuerzas Armadas.
-
Regulación de la actividad financiera.
-
Supresión de todos los impuestos a excepción de el de la tierra, el de la renta y a las herencias.
-
Incautación de los tesoros disponibles, emisión de un empréstito interno forzoso y confiscación de bienes pertenecientes a las personas e instituciones que resulten responsables de la dictadura implantada el 6 de septiembre para solventar los gatos de la Revolución.
En 1933 hubo un intento más de los últimos
montoneros radicales, en la ciudad correntina de Paso de los Libres:
Mario Kennedy se había anotado en la partida, lo mismo que Arturo
Jauretche, pero una vez más, las cosas no salieron como estaban
proyectadas por el Comando del Litoral. En la cárcel, Jauretche
escribe su gran poema gauchesco “El Pasos de los Libres” (1934),
que fue la última obra que reeditó poco antes de morir en 1974, en
uno de los momentos más intensos del debate y la lucha política en
Argentina. Algunos lo leyeron como una señal del autor del “Manual
de Zonceras Argentinas”. En algunos de los versos, Jauretche nos
recuerda el ideal de la distribución justa del progreso y de la
austeridad:
“...Y
así a la Patria la tienen
pa
que les sirva a los ricos;
visten
al gaucho 'e milico
y
mientras los cuida el rifle,
ellos
están con el chifle
¡meta
besos por el pico!
Hasta
que un día el paisano
acabe
con este infierno
y
haciendo suyo el gobierno
con
solo esta ley se rija:
es
pa' todos la cobija
o
es pa' todos el invierno...” (18)
LA CONSTITUCIÓN PROVINCIAL
DE 1933
El gobierno de Luis L.
Etchevehere pudo avanzar con una reforma constitucional que se
discutió en la última parte de 1932 y se sancionó en 1933. El
contexto nacional e internacional no podía ser más complicado:
fraude “patriótico” en la política gubernamental argentina,
crisis capitalista global desde 1929, Tratado neocolonial
Roca-Runciman que como dijimos se firma en 1933, crecimiento de los
autoritarismos fascista y nazi en Europa y hegemonía del stalinismo
en la Rusia “comunista”. Un nuevo rol del Estado frente al
mercado se empezaba a desarrollar con el “New Deal”
norteamericano y con las ideas del economista John Maynard Keynes.
En
ese contexto, la nueva constitución de Entre Ríos va a expresar los
diferentes anhelos políticos y sociales del momento, conjugados a la
manera de los sectores dominantes. La democracia formal encontraba su
punto de madurez histórica con ésta reforma. La autonomía federal
y democrática se afirmaba en el contexto más complicado. Eduardo
Laurencena, el Alberdi del antipersonalismo entrerriano, presidió la
Convención Constituyente. La reforma produjo una declaración
de intenciones políticas y legales amplias, novedosas y
profundas: neutralidad del Estado en materia religiosa, ampliación
del recurso de habeas corpus, estabilidad del empleado público, un
nuevo Régimen Económico y del Trabajo con especial protección de
la producción agroindustrial que estaba surgiendo, salario mínimo,
condiciones de trabajo obrero, previsión y asistencia social, un
Tribunal Electoral para garantizar elecciones limpias, en las que se
reconoce el voto a la mujer, autonomía municipal, función social de
la propiedad privada, garantía presupuestaria de un mínimo
importante para la educación pública y distintas líneas políticas
y legales importantes y democráticas que ameritan una relectura y un
balance histórico sobre su cumplimiento y su desarrollo.
El
desacuerdo sobre el uso de la palabra “Dios” llevó a la
definición práctica, por parte de los constituyentes, de evitarle
un preámbulo a nueva carta magna provincial. Por lo demás,
podríamos repensar los brillantes conceptos que Arturo Sampay aportó
a la filosofía del derecho cuando nos señala las diferencias entre
la “constitución real” de una sociedad -es decir, las relaciones
de poder entre sus clases sociales- y “constitución escrita o
jurídica” -que es la expresión jurídica de esa estructura-. Con
éstas categorías de análisis crítico, podemos analizar después,
detalladamente cada parte de la constitución escrita en su contexto
y señalar que parte de la misma fue “constitución semántica”,
es decir que parte se direccionó en el mismo sentido de las
estructuras de poder; que parte fue “constitución nominal”, es
decir vacía de sustantividad por ir en contra de las estructuras, y
cual fue “constitución normativa”, es decir, que parte del texto
político-legal le trazó un camino a la constitución real y logró
modificar la realidad social. Por supuesto que Sampay nos recuerda
que la legitimidad de la constitución escrita y de la formación
social que ella expresa dependerá de su capacidad política efectiva
para producir justicia social. Un convencional constituyente por
Paraná campaña expresó en el debate éste nuevo sentido social del
derecho y el desafío del Estado, de crear un mínimo de condiciones
para que la independencia jurídica declarada se concrete como
independencia y libertad personal y social (19).
CONSTITUCIÓN
POLÍTICA, SOCIAL Y FOLKLÓRICA
“...Como
tiene el mandarino la propiedad de no ser comido
por
la langosta, su cultivo se difunde más y más...”
FILIBERTO
REULA
“Historia
de Entre Ríos” (Tomo III)
Lo
que si queda claro en esta perspectiva histórica es que parte del
anhelo democrático de los Kennedy y del espíritu -y la presión-
popular que ellos representaban quedó impreso políticamente en la
nueva constitución entrerriana de 1933, lo mismo que los reclamos
obreros y sindicales. Esos anhelos, condensados formalmente en
algunos artículos constitucionales, igual no pudieron evitar que la
provincia se quedara en un modelo económico agroindustrial y
dependiente (modelo A.S.I: Agricultura de Sustitución de
Importaciones), cuando en BsAs se iniciaba -forzado por las
circunstancias de crisis- el modelo I.S.I, de industrialización
sustitutiva de importaciones.
La
política agroindustrial tuvo logros significativos en la Entre Ríos
de los años ´30, en el marco del paso de la chacra a la granja. El
aceite comestible, el arroz, el citrus, la vitivinicultura -que
vuelve en la actualidad- producidos ahora en la provincia fueron
logros de ese modelo y continúan como base de nuestra economía, más
allá de los cambios de manos y de los avances técnicos,
lamentablemente conserva su carácter dependiente y agroganadera dentro del
capitalismo global. Hoy los venenos cancerígenos y el extractivismo
en todos sus órdenes han agravado la situación, donde además vemos
un retroceso de aquella economía social que caminó paralela a la
creación de colonias, al desenvolvimiento agroindustrial y que fue
un paliativo a los golpes de la crisis sistémica y de los mercados.
La
agroindustria sustitutiva tuvo como complemento de la política de
creación de nuevas colonias, con una Ley de Transformación Agraria
promovida en 1934 por Bernardino Horne, ministro de hacienda del
gobierno de Etchevehere. Esa ley, que hay que releer y repensar, dio
oportunidades a muchos colonos, pero aquellos gauchos heroicos
-veteranos de mil batallas federales- no podían tomar un crédito
para comprar la tierra y terminaron como peones rurales detrás de
algún alambrado patronal o se fueron al exilio laboral, a ser
“cabecitas negras” o “descamisados” en las fábricas
instaladas en BsAs. Los censos de población empieza a mostrar
que la economía política entrerriana es más expulsora que
inclusiva, a pesar de las iniciativas agroindustriales y
colonizadoras. La balanza dialéctica inclusión / expulsión
empieza a mostrar fuertes saldos desfavorables. La política lo
desarraigaba al gaucho de su tierra y el folklore instituído por la
misma política lo enterraba vivo como mito y fantasma en la misma
tierra. Ese espectro del criollismo era agitado para
reprimir los reclamos de los obreros “rojos y extranjeros”.
Muchos colonos gringos y sus hijos corrieron la misma suerte de esos
criollos emigrantes. La música litoraleña valoraba y valora al
gaucho en su destreza campera, trabajando para otros. De vez en
cuando aparece una reflexión consciente de lo que pasó y lo que
pasa. Casi nunca aparece una opción realmente transformadora:
algunas voces intentaron forjar una síntesis entre el espíritu
gaucho y el socialismo libertario que trajeron unos cuantos obreros
gringos.
BERNARDINO HORNE: UNA
ECONOMÍA POLÍTICA DE LA TIERRA
“...Se puede, es
un agrado, saludar la esperanza,
que suele quedar sola, y
los medidos actos
del hombre que se afirma
con la reja en la escarcha
o rige noche y día la
marcha del ganado...”
CARLOS
MASTRONARDI
“Luz
de Provincia”, en
“Conocimiento de la
noche” (1937)
A
la Ley Agraria -que se pretendía continuadora del ideario de Urquiza
y de Peyret- le siguió la creación del Banco de Entre Ríos. La
política impulsada por Horne buscaba que el Estado sea un mediador
activo y positivo entre los intereses del mercado y los derechos de
los productores y de los colonos. Acceso a la tierra con cuotas de
créditos que no superaran las de los arrendamientos, diversificación
productiva, educación, cooperativismo, democracia agraria, fueron
algunos de los ideales de ésta política del gobierno de Etchevehere
y Horne, con las limitaciones internas y externas que hemos señalado.
Horne impulsó después como diputado nacional una Ley Agraria
Nacional (1940) con el mismo espíritu. Esa ley incluía la
posibilidad de realizar expropiaciones de latifundios: podemos
pensarla hoy como un examen de conciencia de la década
infame.
La creación de colonias agrarias continuó con gobiernos de distinto
color político. Horne siguió su carrera como Secretario de
Agricultura y Ganadería del gobierno desarrollista nacional de
Arturo Frondizi (1958-1962). Antes, lo encontramos firmando un
“Manifiesto al Pueblo de la República” (Octubre 1948) por la
recuperación nacional, los derechos populares, la reforma agraria y
la planificación económica, junto a Homero Manzi y otros militantes
del Movimiento Radical Revolucionario. Habría que estudiar y evaluar
detalladamente las intenciones de Horne, sus logros, sus fracasos y
su legado, en el marco de los contextos en los que llevó adelante
sus iniciativas políticas. Probablemente habrá concluido sus días
bastante frustrado, ya que propuso a los sectores del pueblo
vinculados al trabajo de la tierra que pensaran la necesaria
constitución de un Partido Social Agrario que los
representara y los defendiera.
Las políticas activas del Estado incluían asociarse al capital
privado en algunos negocios como el de los frigoríficos. Los
ganaderos de Concordia, en 1922, y los de Gualeguaychú, en 1923
desarrollan ésta industria con capitales argentinos, y después con
apoyo del Estado que se convierte en accionista. Para el historiador
entrerriano Julio Irazusta, éste hecho de que capitales propios
manejaran un negocio estratégico era un ejemplo que el país debía
imitar, en una época donde los frigoríficos, los ferrocarriles, el
comercio y las finanzas eran controlados por capitales británicos
que de ésta manera subordinaban la economía y la política
argentinas. Recordemos que el senador demoprogresista por Santa Fe,
Lisandro de la Torre, denunciaba en 1935 la doble contabilidad de los
frigoríficos británicos que ocultaban sus verdaderas ganancias, con
la impunidad política que les daba el Pacto Roca-Runciman. En Entre
Ríos, los ingleses eran dueños de los frigoríficos Liebig y Santa
Elena, los pueblos-empresa, y de eso hablaremos más adelante.
Otras decisiones políticas tomadas por aquellos años valen hoy
tanto o más que cuando se las puso en práctica: un Banco de
Semillas, un Tren de Arbolado -que llevaba los arbolitos
para distribuir en los pueblos a muy módico precio y fue puesto en
marcha por la gestión de Eduardo Laurencena, logrando repartir unos
50 mil ejemplares-, la obligación de hacer huertas en las
comisarías, en las escuelas y en las estaciones de ferrocarril; las
Comisiones Vecinales para intervenir en conflictos entre
agricultores y para organizar el combate contra el desempleo, la ley
de Solidaridad Agraria (1934) que provee semillas de trigo, lino y
maíz a los productores que han perdido la cosecha, entre otras
medidas (20).
Portada de uno de los libros de
Bernardino Horne
LA GAUCHADA ENTRERRIANA
Párrafo aparte merece el análisis de la contracara moral de nuestra
historia económica. Es lo que algunos cientistas sociales como
Edward Thompson denominan la “economía moral de la multitud” y
se refieren a esos gestos sociales solidarios que cotidianamente
complementan o contrarrestan los efectos del moderno y cruel pago al
contado. En el vocabulario popular esos gestos positivos y
definitorios de una personalidad o de una relación social se definen
como gauchadas, y el concepto es profundamente sintomático.
Entre la amistad y el negocio, el entrerriano elige la amistad, dijo
Gerchunoff. Una anécdota relatada por el escritor Roberto Arlt, en
sus crónicas de un viaje por el Río Paraná confirma la
diferenciación ética del entrerriano de pueblo con sus compatriotas
de BsAs. En agosto de 1933, el barco que transportaba al autor de las
clásicas “Aguafuertes” se detiene en Paraná, y Arlt camina las
calles de esa capital todavía pueblo que define como “la ciudad
más limpia del mundo”. Tiene que enviar un sobre con sus notas
para el diario. En el correo, el empleado revisa la carta, observa
una punta desprendida y le dice:
- “Hay que lacrarla”
- “No tengo dónde lacrarla aquí”, responde el escritor y
periodista.
- “¿Lleva valores?, pregunta el empleado del correo.
- “No señor. Notas”, responde Arlt.
- “La voy a lacrar yo”
- “¿Cuánto es, señor?
- “Nada”, dice el empleado.
- “Oh, Ud es muy amable”! Muchas gracias (¡Vaya a encontrar en
BsAs semejante prueba de gentileza!), afirma el escritor, terminando
ésta parte de sus “Aguafuertes Fluviales” diciendo, “salgo y
sigo caminando encantado de ésta amabilidad entrerriana que se
pondrá más tarde de manifiesto en otras partes” (21).
LOS
PUEBLOS-EMPRESA Y LA LECCIÓN COLONIAL
La economía agroindustrial entrerriana -menos desarrollada- dependía comercialmente de
BsAs y operaba también en la órbita de los capitales británicos
-dueños de frigoríficos- y de capitales norteamericanos que ya
controlaban algunos negocios vinculados a la citricultura. Dos de los
casos más emblemáticos de la influencia del capital británico y
del vacío económico y laboral que generó su salida en nuestra
provincia son los Frigoríficos Liebig -en el Departamento Colón- y
Santa Elena -en el Departamento La Paz-.
El Frigorífico Santa Elena empezó como saladero de carne en 1871.
Fue cambiando de manos hasta que en 1909 lo compran los capitalistas
ingleses de la Bovril Ltda. Los ingleses condujeron esa
ciudad-fábrica o pueblo-empresa hasta 1972 en que se retiraron del
negocio, y éste volvió a cambiar de dueños, pasando a manos de
empresarios santafesinos. En 1984 el gobernador radical Sergio
Montiel dispuso la estatización del frigorífico. Esa decisión
probablemente hubo que tomarla antes y garantizando la mayor
transparencia en el marco de una gestión política, gremial y social
compartida. El frigorífico estatal tuvo buenos momentos económicos,
pero siempre sufrió el desgaste de los turbios negocios, tanto
privados como públicos, como la falta de planificación integral de
su desarrollo.
En 1991, el gobierno justicialista de Jorge Busti, a tono con las
políticas neoliberales de la presidencia de Carlos Menem, privatizó
el frigorífico, pero el mismo cerró a los dieciocho meses, dejando
a la mayoría de la población desempleada y quedando a merced de los
planes sociales distribuidos por los políticos de turno. En 2005, el
empresario Taselli proyectó reabrir el frigorífico durante el
primer gobierno kirchnerista, pero otra vez el negocio quedó
limitado a las especulaciones empresariales y políticas de los
círculos del poder. Seguimos necesitando una discusión seria y
profunda sobre el pasado, el presente y el futuro de nuestros pueblos
y su relación con la política electoral y con el capital
transnacional. La sociedad necesita forjar alternativas políticas,
económicas, sociales, culturales, ambientales y alimentarias propias
y soberanas. Más de cuatrocientas fábricas recuperadas y
gestionadas por los trabajadores en Argentina, desde el 2001,
muestran un camino diferente.
El Frigorífico Santa Elena
¿LA
LIEBIG Y LA BOVRIL DEL TURISMO?
En 1903, el viejo saladero de Benítez y después de O´Connor fue
comprado por los empresarios ingleses de la Liebig´s Extract of Meat
Company Limited. El pueblo se fundó y se organizó alrededor de la
fábrica: “Fábrica Colón” pasó a ser Pueblo Liebig en 1975.
Los ingleses estuvieron hasta 1980, luego vendieron la empresa. El
cambio de dueños -pasó a ser Frigorífico Vizental- no superó la
crisis estructural y la misma cerró poco tiempo después. Sus malos
momentos históricos finales mostraron, al que lo alcanzó a ver, la
contradictoria curva de su desarrollo productivo: una parte de su
carne envasada -al igual que parte de lo producido en Santa
Elena- sirvió para alimentar a los soldados argentinos en la Guerra
de Malvinas. El daño político ya estaba hecho.
Hoy, tanto Liebig como Santa Elena tratan de superar su frustrada
relación con el capital extranjero volviendo a mirar hacia adentro,
valorando su tierra, su cultura y su paisaje, y explotando lo que se
puede como negocio turístico, como lo intenatn hacer casi todos los
pueblos de Entre Ríos. El desafío es que la ola del turismo no
se transforme en una nueva Liebig o una nueva Bovril,
y que sea sólo una parte de
las políticas e iniciativas del desarrollo provincial.
El gran Anibal Sampayo ya nos alertó de ésto con esa hermosa y
profunda chamarrita que tituló “El río no es sólo eso”,
y que dice por ahí:
“Como le
va don Argüello
aquí me
tiene, paisano
muchos creen
que me divierto
cuando ven
que ando pescando
comentan
lindo ranchito
uste debe
ser felíz
una cosa es
ver de lejos
y la otra es
vivir alli.
Por que no
preguntan
qué me
trajo aquí,
porque ando
en el agua
como el
surubí
porque me
quitaron
la tierra y
después
crecieron
los campos
de un míster
ingles.
Mis gurises
sin escuela,
mi mujer por
alumbrar, si este invierno viene crudo,
le convido
pa' temblar.
Y pa' pior
en mi canoa
entra el
agua por demas
salga deai',
no me la cuente, ni hable de calafatear.
Uste que ha
venido a fotografiar
no haga de
mi suerte sólo una postal
y ya que es
amigo del que mandamas
dígale que
biche pal' lao del juncal.
Turista que
andas al rio
tal vez sin
mirarle el alma
si queres
probarme el pulso
tantíale la
correntada.
Poeta que
vas templando
tu guitarra
enamorada
zambulle en
lo mas profundo
donde está
la raíz del alma.
Disculpe,
paisano
tengo que
pescar
véngase
otro día
vamos a
matear
y hable con
su amigo
el dr.
fiscal
ansina no
mechan tambien del juncal.
COMO LA INDIA, PERO SIN GANDHI NI NEHRU
Justus von Liebig fue un químico alemán que descubrió la forma de
conservar la carne enlatada hacia 1840. George Giebert, ingeniero
alemán de ferrocarriles radicado en la R.O. del Uruguay fue quién
trajo el negocio proyectado por Liebig al Río de la Plata. Giebert
era claro conocedor de la riqueza ganadera de nuestra región. Los
capitalistas ingleses y la demanda de consumo durante las guerras
mundiales hicieron lo restante. En 1925, el Príncipe de Gales
Eduardo de Winsor vino de visita a la Argentina, y pasó a recorrer
la Liebig en Entre Ríos. El poder británico venía a controlar el
desarrollo de sus grandes negocios: la producción del extracto de
carne estaba afirmada sobre la propiedad inglesa -en Entre Ríos y en
Corrientes- de cientos de miles de hectáreas de campo y otras tantas
cabezas de ganado. Podemos pensarlo también como un anticipo del
repudiado pacto neocolonial de 1933: la presencia y la influencia
de los frigoríficos ingleses en Entre Ríos con sus pueblos-empresa
forman parte del prólogo histórico al Pacto Roca-Runciman.
En la organización capitalista de la vida laboral y social por parte
de éstas fábricas-pueblo puede verse un anticipo también del
modelo de producción fordista y del estado benefactor. Salarios,
vivienda, consumo organizado, premios, cine y entretenimiento, entre
otras cosas, fueron parte de la política de la Liebig y la Bovril.
Los barrios también estaban organizados a la inglesa: el barrio de
los empleados jerarquizados y de los europeos que llegaban por un
lado, y el corralón o barrio de los demás obreros por el otro. Tres
mil quinientos empleados llegó a tener la Liebig y unos mil
quinientos la Bovril, sólo en los frigoríficos. “Los ingleses
eran tus padres, ellos mandaban, nos hicieron así, ellos hacían lo
que querían”, dice Duval, un vecino de Pueblo Liebig en el
documental “La Herencia Liebig” que muestra la historia del
mismo.
“Altiva resignación, donde se comparte el vino y el sueño de una
ilusión” dice la chamarrita que Miguel “Zurdo” Martínez le
dedicó a ese Pueblo, cercano a Colón, que alguna vez fue mitificado
como “la cocina del mundo”. “Donde Inglaterra metió colonias
siempre dejó una enseñanza. Lo mismo pasó en India y en otras
partes, cuando abandonaron todo. Dejaron sus enseñanzas y sus
frutos”, dice un vecino agradecido en el documental “Liebig”.
Lo que faltó decir fue que la India también nos mostró el
movimiento de resistencia pacífica a la dominación británica,
conducido por Mahatma Gandhi y el Pandit Nehru.
Seguramente en la gran biblioteca “Fábrica Colón” de Pueblo
Liebig, deben estar los libros de León Tolstoi -habrá que fijarse-
que tanto inspiraron a los políticos indios en aquella lucha
soberana, como inspiraron a cooperativistas de las zonas vecinas de
Villaguay. Esa biblioteca es una de los dos que a nivel nacional
cuentan con la colección completa de la Revista “Caras y Caretas”:
faltó descubrir allí la clave que poseen las páginas de esa
revista legendaria, especialmente las de sus cuadritos humorísticos
dedicados a la política. ¿Cómo desarrollar conciencia social
crítica si el ser social está determinado por el empleo y la
comodidad generada por una inteligente estrategia empresarial? ¿Hemos
aprendido la lección del colonialismo?.
Pueblo Liebig
“La Liebig ya descansa”, nos dice Pocho Gaitán cuando canta el
bello chamamé de Luis Falcón dedicado a “El Brillante”, el
pueblo que empezó siendo un barrio humilde circundante a la
ciudad-fábrica. “Trabajadores unidos, en bandada se han marchado”
continúa la canción, pero queda la música y los musiqueros amigos
del pueblo: ese chamamé - “siempre tendrá una guitarra rasguñando
un chamamé”- los menciona con nombre y apellido, afirmando la
mirada social y cultural hacia adentro. Esa mirada, si es acompañada
por una similar concepción de la política, es la que hace
soberanos, justos y sustentables a los pueblos. Dice la canción a
“El Brillante”:
“Sos descendiente de
Liebig
y ni figuras en el mapa
tu nombre nació en las
latas
de todo tu caserío.
Aún resuenan en mis oídos
esos viejos musiqueros,
tantos buenos guitarreros
de la talla de Alarcón.
Cuántas veces te dejó
sus versos estremecidos.
Pueblo El Brillante,
querido,
hoy también te canto
yo...” (22)
Recibo de sueldo de nuestro padre, Mario H. Castaldo,
empleado de la Liebig
Recibo de sueldo de nuestro padre, Mario H. Castaldo,
empleado de la Liebig
EL
FALANSTERIO DISCIPLINADO DE DURANDÓ
Otra experiencia económica y social fue la que se realizó en el
establecimiento del suizo, nacionalizado italiano, Juan José Durandó
en Colonia Hughes, también en el Departamento Colón. La comunidad
productiva dirigida por Durandó, entre 1887 y 1916, ha llevado a
pensar la similitud con los “falansterios”, esas comunidades del
socialismo utópico, promovidas por Charles Fourier y sus seguidores.
Como señala Jorge Riani, 126 personas trabajaron en ésta
organización que abarcaba unas 200 hectáreas, logrando
autoabastecerse y sostenerse con la venta del excedente productivo.
El establecimiento “tuvo más de 1600 árboles frutales, se
fabricaban vinos, licores, chacinados, conservas. Los comunitarios
construían carretas y construían sus propios calzados y
vestimentas. Se dedicaban a la ganadería y la agricultura, para la
que contaron con la primera trilladora de la zona. La singular
empresa social tuvo escuela propia y banda de música”.
Los logros de Durandó y sus disciplinados socios fueron y son un
ejemplo de trabajo comunitario y de un modo de producción que va más
allá de la propiedad privada, del salario y de la competitividad,
pero la diferencia con el falansterio fourierista es clara: en el
establecimiento de Durandó casi no había libertades, todo estaba
controlado y dirigido por su organizador y administrador, que además
oficiaba de jefe espiritual, como queda claro en el excelente trabajo
de Ariel Bessón y Walter Maidana titulado “Durandó. Historia de
una Comunidad”. Por lo demás, no vemos pretensiones socialistas en
el emprendedor, sólo en la conceptualización de quienes han hecho
una interpretación propia de ésta organización.
El falansterio disciplinado de Durandó -si se nos permite una
idea que trate de expresar ésta paradoja- pasó a la historia cuando
murió su administrador. La experiencia de proyectar el máximo de
autobastecimiento es una lección para todos los entrerrianos. Las
comunidades y redes de trabajo y producción, la cooperación hoy se
pueden potenciar en la era del intelecto general globalizado (el
general intellect en la era de la información). La política
del socialismo fourierista puede actualizarse de una manera
estimulante en la era del software libre alternativo y de los
posibles círculos de cooperación, de los que supo hablar el
pensador europeo André Gorz. Sólo con la dedicación y el sacrifico
de algunos grupos de estudio y trabajo, hoy tenemos logros notables
en escuelas secundarias y en instituciones universitarias de nuestra
provincia: la producción de impresoras tridimensionales es uno de
esos tantos logros. Imaginemos estas capacidades en círculos
soberanos de cooperación política, económica, científica, social,
cultural y ambiental (23).
Portada del libro de Bessón y Maidana
LOS
AVENTADOS
“...Morocho como el barro
era Pizarro/ señor del arrabal”.
Ese arrastre de las
“erres”, está hablando de una vida dura
y difícil. A su vez
“morocho y barro” amalgama al hombre
con su hábitat. La
vocalización de las vocales abiertas,
sobre todo las “aes”
-arrabal-barro-Pizarro, impone fuerza
y dureza. Fuerza del guapo
que pisa duro...”
MARÍA
E. FAINI ADONNINO
“Eufemio
Pizarro. El uso de la lengua en las letras
de
tango”, en Cuadernos del Señalero Nro36,
Revista
El Tren Zonal, Ediciones del Clé
Como se ve, la economía entrerriana era una economía tobiana,
con distintos “colores” o modos de producción, de trabajo y de
convivencia social, sobredeterminados por la tracción del capital
agroexportador. La provincia transitaba históricamente el paso de la
chacra a la granja, de las luchas federales a las leyendas guerreras
del peonaje en las colonias de los inmigrantes y en las colonias
generadas por el Estado, y pasaba de los saladeros a los
frigoríficos, dos de los cuales eran pueblos-empresa del capital
británico. Esta pluralidad laboral agroindustrial no contuvo al
actor decisivo del siglo que se iba: miles de trabajadores criollos
-y gringos también- tuvieron que seguir el camino forzado del exilio
laboral. Los ferryboats o ferrobarcos hacían el trayecto entre Islas
del Ibicuy y Zárate desde 1908 y el servicio de balsas -construídas
en Holanda- fue el medio que comunicó Paraná con Santa Fe desde
1928.
Un Ferryboat
Algunos de esos trabajadores del éxodo laboral fueron destacados
dirigentes gremiales, más adelante, como lo indica Rodolfo Leyes en
“Caravanas de hombres marchaban. El éxodo obrero en Entre Ríos
1925 – 1945”: José Peter, en el Sindicato de la Carne, fue
uno de esos migrantes, al que registramos entre los militantes más
combativos, lo mismo que el libertario Angel Borda. El “lobo”
Augusto Timoteo Vandor (nacido en Bovril en 1923) fue otro exiliado
laboral, y quedó registrado históricamente después entre los
cuestionados jerarcas del sindicalismo peronista más conservador, la
burocracia sindical. Su aventurado proyecto de un peronismo
sin Perón le costará la vida en en el enérgico año proletario
de 1969.
La novela “Sin Tregua” de Raúl Larra está dedicada a la
vida y la lucha de José Peter, nacido en 1895 en Estación Lazo,
Departamento Gualeguay. La economía entrerriana había comenzado un
paulatino proceso de expulsión laboral desde 1920 aproximadamente.
Como indica Rodolfo Leyes, el tercer censo poblacional (1914) ya
mostraba que un doce por ciento de los entrerrianos se encontraba
afuera de la provincia. A las contradicciones y limitaciones que
hemos señalado de la economía política dominante, Leyes le suma la
renovación de la maquinaria agrícola que, entre 1914 y 1947 provocó
una importante reducción de mano de obra. En 1947, el 56% de los
entrerrianos ya vive en las ciudades.
Peter cuenta en sus “Crónicas Proletarias” aquel momento
difícil en que decidió buscar otro horizonte:
“…Tomé un día el tren en la estación Lazo para trasladarme
a la provincia de Buenos Aires a trabajar en la deschalada de maíz.
En la cumbrera del galpón de la última chacra en que trabajé como
peón, colgué mi apero que tantos años me había acompañado (…)
Allá quedaron esos campos, esas costas de ríos y bosques, por donde
había paseado muchas de mis esperanzas (…) Allá dejaba mi querido
Entre Ríos. No resultaba fácil alejarme de todo eso que me era tan
querido y entrañable. Pero no había más remedio, el hambre y la
pobreza son crueles y no admiten términos medios: o se muere de
hambre o se lucha con él buscando otros horizontes. Lo cierto es que
yo también, como todos los trabajadores que venimos del interior,
anhelaba vivir bajo un techo más o menos permanente, trabajar en un
lugar fijo. Estaba cansado de esa vida nómada que había hecho
durante los últimos años; harto de dormir bajo los talas, sobre la
paja de las trilladoras o sobre sucios cueros en las estancias. Había
que decidirme, y yo, como tantos lo hicieron antes y después, enfilé
hacia nuevos rumbos. Mi patria se me abría amplia y grandota, con mi
modesta carga de pobreza y esperanza…”
La Balsa
LA
ORGANIZACIÓN SOLIDARIA DE LA CLASE OBRERA
Peter se fue en 1923 de Entre Ríos a la ciudad de Zárate, Provincia
de BsAs, donde comenzó a trabajar en el Frigorífico Anglo. En 1927
debuta en la lucha social y política, participando de la huelga
solidaria contra el injusto proceso a Sacco y Vanzetti en los EEUU.
Junto a Gregorio Arnedo Alvarez -Secretario General del Partido
Comunista Argentino entre 1938 y 1941, y entre 1963 y 1980- recorrió
frigorífico por frigorífico, rancho por rancho, conventillo por
conventillo, para poner en marcha la Federación Obrera de la
Industria de la Carne (FOIC). Enfrentando todo tipo de dificultades,
persecuciones, cárceles y represión, fue un protagonista
extraordinario de las luchas y las conquistas obreras de ese tiempo:
no detuvieron esa conciencia de clase en movimiento ni las patronales
imperialistas ni los gobiernos de distintos colores ni la dictadura
militar de 1930.
Como
indica José Ernesto Schulman, “Peter recorrió los ingenios
azucareros de Tucumán, los yerbatales de Misiones y todo sitio dónde
se pudiera convocar a la lucha y a la organización”. En 1937 se
funda la Federación de Obreros de la Alimentación con cuatro
sindicatos. En 1942 ya son cuarenta y cuatro, incluyendo la FOTIA, de
los azucareros de Tucumán”. En
junio de 1943, dos días después del “golpe de los coroneles”
del GOU es nuevamente detenido y encarcelado en Neuquén. Una
extraordinaria huelga de los trabajadores de la carne logra su
libertad a la par de un aumento salarial para los obreros del sector.
El Tte Coronel Domingo Mercante -hombre del GOU y dirigente muy
cercano a Perón hasta 1952- relató años después que, “la
huelga de los trabajadores de la carne resultaba una carga muy
pesada. Entonces Perón -Secretario Privado del
Ministro Farrell- tomó la decisión de hacer llamar
a Peter al Ministerio de Guerra. Yo lo entreviste ni bien lo trajo de
Neuquén. En otro despacho aguardaban media docena de dirigentes que
prometían levantar la huelga siempre que se liberara a Peter y se
concediera un aumento de cinco centavos por hora en los salarios de
los frigoríficos.”
Seis mil obreros reunidos en Asamblea General en el Estadio de Dock
Sud y más de veinte mil en asambleas de planta ratifican el acuerdo
de liberación de los detenidos y aumento salarial. El gobierno
militar después quiso comprar el apoyo de Peter, pero ante la
negativa de éste como de otros dirigentes clasistas, cambió de
táctica y profundizó la persecución y difamación a los militantes
combativos, a la par de generar concesiones a gremios y dirigentes
que se integraban al gobierno del Estado. Cipriano Reyes fue la
opción gremial que encontró el peronismo en ese momento. A la
persecución, la izquierda sumó errores propios como por ejemplo
poner los intereses del Partido Comunista, vinculado a la Rusia
soviética aliada en la Segunda Guerra Mundial por encima de los
intereses concretos de la propia clase que éstos militantes
combativos habían sabido organizar. El debilitamiento político los
lleva a disolver esos colectivos gremiales para evitar la división
del movimiento e integrarse críticamente en las nuevas estructuras
del sindicalismo creadas por el peronismo (24).
Una imagen de José Peter en la
contratapa de sus Crónicas
LA BANDERA DE LA DIGNIDAD OBRERA NO SE ENTREGA
La conciencia gremial obrera avanzaba, paso a paso, con durísimas
batallas. Las derrotas en los reclamos exigían reorganizar las
estrategias y las fuerzas. Los triunfos, como el de la huelga de los
sastres en Concepción del Uruguay en 1932 fortalecían los ánimos y
las luchas. Anarquistas, socialistas y comunistas fueron pioneros de
esas luchas sindicales en un marco de represión, persecución,
despidos, cárcel y muerte que generaba aquella rueda política y
patronal de la poca fortuna. El carrero entrerriano José Font,
“Facón Grande” fue asesinado a traición en medio de las luchas
de la Patagonia rebelde en 1921. El reconocido actor argentino
Federico Luppi encarnó el papel de Facón Grande en la película
dirigida por Héctor Olivera en 1974, basada en el libro “Los
vengadores de la Patagonia Trágica”, del maestro Osvaldo Bayer. El
nombre de Font hoy está presente en un monumento, en una escuela, en
un hotel sindical y una canción.
En
Gualeguaychú, la movilización del 1ro de Mayo de 1921 sufrió el
violento ataque patronal de la “Liga Patriótica”, conducida
políticamente por el radical derechista Manuel Carlés.
La ideología del “trabajo libre no agremiado” -que
ha hecho triste escuela hasta nuestros días-
y del “espíritu criollo”
conservador, atropelló con armas cargadas por el alcohol y la
alienación a la manifestación obrera que reclamaba las ocho horas
de jornada laboral. A los muertos y heridos los acompañó la
dignidad proletaria
y militante: Angel Jordán, luchador libertario, salvó la bandera
roja de la Federación Obrera Departamental que reclamaban los
“patriotas” oligarcas. Su
hijo, Ateo Jordán pasó por mil peripecias para conservarla:
defender esa bandera fue defender la memoria de las luchas obreras y
sindicales en nuestra tierra, y fue defender también la memoria de
las ideas socialistas que le dieron orientación a esas luchas.
Noventa años después, la ciudad de Gualeguaychú hizo un justo
homenaje a esos mártires y declaró ciudadano ilustre a Ateo Jordán.
Al muy buen material periodístico, electrónico y bibliográfico que
hay sobre éste hecho, se agrega el documental “Bandera Roja”, de
Santiago Fiorotto, Nicolás de Olazabal, Leandro Ronchi y
Gastón Merino, que puede verse en la red social Youtube.
Ateo Jordán
LA
FUERZA INVENCIBLE DEL MONTE, DEL RÍO Y LA JUSTICIA
En
Concepción del Uruguay, esa dignidad fue sostenida por Juan
Balsechi, el “Manco” Balsechi, fundador de la Cooperativa El
Despertar Obrero y de la Unión Obrera Departamental. Elisa Balsechi,
nieta de aquel militante, ha hecho un gran trabajo de investigación
y rescate de aquellas sacrificadas luchas obreras y populares. En
Diamante, se afirmó la convicción combativa de Angel Borda, un
obrero libertario que luchó en distintos pueblos de nuestra
provincia, y que continuó su militancia en la Provincia de BsAs y
también en La Forestal -emblema del saqueo imperialista en el Chaco
Santafesino-. La Editorial Reconstruir de BsAs editó en 1987 un
libro imprescindible titulado “Angel Borda. Perfil de un
Libertario” que contiene relatos y reflexiones del mismo Borda
sobre la historia sindical de nuestra tierra, reflexiones de quienes
fueron sus compañeros ya demás cuentos, narraciones, poesía y
música del Litoral creados y recopilados por el militante
diamantino.
Panadería "El Despertar Obrero" en C.del Uruguay
En
las ideas de Angel Borda se da uno de los puntos más altos de la
conciencia entrerriana por la tierra y la justicia. En el libro
citado encontramos un poema catártico de su autoría titulado “Hoy
he insultado al capataz”, escrito en el Puerto de Diamante en 1929:
“Hoy
he insultado al capataz.
¡Por
fin soy un hombre y he vencido
la
cobarde timidez que me aplastaba!
Lo
mandé al reverendísimo carajo
y
le hubiera aplastado la nariz
pero
huyó acobardado el gran cabrón.
Y
yo reí con limpias carcajadas
de
hombre nuevo de libertado espíritu.
Aventados
están ya los días vergonzosos
y
solo tengo límpidas mañanas.
¡Al
diablo el cavilar y los rezongos
de
las pasadas horas humilladas!
Entiendan
bien señores ricachones:
den
gracias a sus dioses cogotudos
y
rueguen por la salvación de los pescuezos,
sus
cabezas, sus barrigas y sus millones”
La
lucha contra sí mismo, o sea contra las ideologías que lo formaron
y lo sujetaron -que todos los trabajadores tenemos que dar en nuestra
cabeza-, se complementa en Angel Borda con una búsqueda de las más
profundas fuerzas interiores. En su maravillosa evocación sobre la
“Rinconada de Burgos”, el militante libertario diamantino nos
dice:
“...¡Soñar!
¡Ay, siempre soñar…!
Han
pasado muchos años desde que me fui de mi casa; he sufrido mucho,
pero el dolor no ha modificado mi carácter. Enrolado en la lucha por
la justicia, fui por la vida envuelto en su raudo torbellino y
azotado por oscuras fuerzas, pero el amor por mi bosque pugna
instándome a la añoranza y a la ensoñación. Es una fuerza
invencible, un mandato perentorio que me empuja y me obliga a
sacarlos a la luz, a hacerlos conocer. Ellos mandan; si los abandono
estaré perdido; me piden amparo, me gritan, me amenazan.
Yo
obedezco a ese llamado, es un acto de lealtad conmigo mismo.
Ahora
mi alma está desnuda respondiendo al imperativo ineludible. No puede
ser de otra manera.
Despierto
o dormido, soñando siempre, yo soy el hijo del bosque, del río, de
la greda y el palmar.
Por
eso hoy quiero levantar la cortina de los años, borrar la espesura
enmarañada que me impide ver la claridad escapada de mi juventud y
asomarme como antes al amado lugar, al sitio de mis primeras
andanzas, a la “Rinconada de Burgos”. Todo el emocionado recuerdo
se agolpa para evocar aquel lugar de la rinconada, pedacito de suelo
entrerriano, campo de las correrías de mi niñez, donde junto a mis
hermanos vagábamos incansables oteando los matorrales, los senderos
y las isletas ríspidas.
Como
entonces quiero ser niño nuevamente, quiero
descargar el corazón de egoísmos y pasiones. En esta evocación
quiero ser bueno como antes, inocente como el bosque, como el pájaro,
la casa y el río. Así tendrán todos ellos mi más sano homenaje.
También mi más ingenua pero más pura canción” (25).
La belleza del paisaje entrerriano interpelaba y sensibilizaba a
militantes, escritores y artistas. Más hermoso aún se tornaba con
trabajadores comprometidos y solidarios que promueven bibliotecas,
lecturas amplias y formación, como lo hicieron aquellos luchadores
ejemplares de la primera parte del siglo XX. El desmonte todavía no
había devastado a Entre Ríos, y el trabajo industrial que comenzaba
se combinaba con la tradicional forma de vida criolla. El histórico
poema “Luz de Provincia” de Carlos Mastronardi (1937) se ubica en
esa transición: un fresco abrazo de agua todavía nombraba a ésta
tierra. Hoy, tenemos que profundizar la lucha ambiental si queremos
recuperar nuestra identidad.
La biografía militante de Borda
EL LARGO ERROR POSITIVISTA
La historiografía clásica entrerriana cometió el error de ser
funcional al paradigma positivista del progreso, lo mismo que casi
todas las corrientes ideológicas desde el liberalismo y el
conservadurismo hasta las variadas líneas del socialismo. Todos han
tenido una fe ciega en el conocimiento científico como técnica y
como herramienta del poder. Todos creyeron en la idea occidental del
progreso infinito. Todos creyeron que la Madre Naturaleza era un
objeto a dominar. Comte y Spencer eran sus profetas. Entre nosotros,
festejo del progreso aplaudía -por ejemplo- el desmonte sin límites.
“La
escasez de combustible mineral -explica Beatriz Bosch sobre la
crítica situación durante el gobierno de Miguel Laurencena- depara
una fuente de trabajo al valorizar el combustible vegetal. Ocho mil
hacheros abaten los montes y transforman en carbón y leña los duros
troncos de quebracho y ñandubay. Liberadas de la opresión de la
floresta cercana, nuevas villas -Seguí, Viale, Sosa, Tabossi, María
Grande- nacen en la línea férrea a Federa (…) El monte representa
una barrera natural interpuesta al avance de la civilización...”
Es triste que una buena parte del pensamiento historiográfico,
político, económico y educativo haya visto a la naturaleza como
“una opresión”. ¿Nos liberaremos en algún momento del
positivismo ideológico y epistemológico? ¿Hemos tomado nota de las
consecuencias de su larga hegemonía?.
Filiberto Reula quiso aclarar el panorama y oscureció aún más la
reflexión. En el Tomo III de su Historia de Entre Ríos dice que,
“la preocupación que en un primer momento se tuvo, de que se
iba rápidamente a la extinción de los bosques entrerrianos, pronto
se dejó de lado, porque se consideró que éstos, están
constituidos por ejemplares cuya madera carece de mayor valor, para
la construcción o para la combustión y no pueden competir con las
que, un poco más al norte tiene el país. En cambio el desmonte
beneficia grandemente a la agricultura y mientras tanto la industria
de su explotación, significó una fuente de trabajo y de dinero, que
atenuó la crisis financiera imperante...” (26)
Si Reula pudiera ver hoy el perjuicio grandemente hecho a
nuestra tierra por el desarrollo del positivismo ideológico como
discurso legitimador del avance del capitalismo en todos los órdenes.
Será la reacción nacionalista la que llamará la atención sobre
los excesos a los que el liberalismo y el positivismo llevaban a la
sociedad. Fue una reacción cerrada ideológicamente, que hoy -desde
una lectura ecológica- tiene aristas y elementos muy interesantes e
importantes para enriquecer el debate histórico y político. De
todas maneras, el nacionalismo fue más duro con el positivismo, el
liberalismo y el capitalismo en el aspecto teórico y bibliográfico
que en el político. Algunos autodenominados nacionalistas
descubrieron su amor al positivismo y al capitalismo cuando llegaron
al gobierno.
EL PRINCIPITO DE ENTRE RÍOS: LA VERDADERA REVOLUCIÓN FRANCESA
“...Se
produjo un silencio y durante el mismo algo silbó ligeramente
sobre
el piso, murmuró bajo la mesa y luego se calló. Alcé una
intrigada mirada.
Entonces, sin duda, satisfecha de su examen,
utilizando
su último recurso y mordiendo el pan con sus jóvenes
dientes
salvajes, la menor me explicó simplemente con un candor
con
el cual confiaba, por lo demás, dejar estupefacto al bárbaro
si
acaso yo era uno de ellos:
—Son
las víboras...”
ANTOINE
DE SAINT EXUPERY, “Oasis”, en
“Tierra
de Hombres”
En
1929, los que muchos han considerado un desperfecto hizo aterrizar al
aviador Antoine de Sant Exupery en Entre Ríos. Su
vuelo laboral para establecer rutas aéreas se transformó en un
vuelo mucho más hermoso: su convivencia con la familia Fuchs –
Vallón
en el Castillo San Carlos de Concordia lo llevó a inspirarse en la
creación de ese libro extraordinario que es “El Principito”. El
propio Saint Exupery -sólo aviador antes de aterrizar en Concordia,
como dijo Mario Fuchs- relató su experiencia en “Oasis”,
capítulo de su libro “Tierra de Hombres”. "Había
aterrizado en un campo y no sabía que iba a vivir un cuento de
hadas", escribió allí el francés. En ese viejo
caserón-castillo, rodeado de un paisaje maravilloso, Saint Exupery
pudo apreciar el rosedal de Madame Fuchs y la relación paradisíaca
que las hijas del matrimonio Fuchs tenían con animales de todo tipo,
como serpientes y un zorrito. La rosa, la serpiente y el zorro son
protagonistas de “El Principito”.
Sólo los que nunca alcanzan a ver bien las cosas -y eso que se
los interpela fuerte en las primeras páginas del libro- no se han
dado cuenta que El Principito es la expresión de la
imaginación creadora de Saint Exupery liberada en Entre Ríos.
La cortedad de miras alcanza a la clase política que recién en 2008
se acordó de revalorizar el Castillo San Carlos. En la Torre
Eiffel lamentablemente no hay zorros amigos de los niños y en París
no se habla del federalismo: la verdadera revolución francesa la
iniciaron Saint Exupery y Alejo Peyret en Entre Ríos.
El autor de El Principito necesitó aterrizar en el Parque San Carlos
para que su mente pudiera despegar. Allí, la rosa se hizo importante
por el tiempo que pasó con ella. Y la rosa le habló al Principito y
respondió literariamente -o sea, filosóficamente- a aquel
interrogante tardío de Andrés Chabrillón preocupado sensiblemente
por el pensamiento de la rosa…
Saint Exupery en el Parque San Carlos, con
Madame Fuchs, la niña Edda. El aviador
sostiene en sus manos el hurón domesticado
e inspirador
JUAN L. ORTÍZ Y SAINT EXUPERY: PARA QUE LOS HOMBRES…
“...Contrariamente
al marxismo evolucionista vulgar, Walter Benjamin
no
concibe la revolución como resultado “natural” o “inevitable”
del
progreso económico y técnico (o de la “contradicción entre
fuerzas
y
relaciones de producción”), sino como interrupción
de
una evolución histórica que lleva a la catástrofe...”
MICHAEL
LOWY, “Progreso e historia.
La
concepción de la historia de Walter Benjamin”
Saint Exupery lograba, a la par de Juan L. Ortíz y no tan lejos
de éste, el desafío poético y filosófico de ir hasta el
extremo límite cultural y hermanarse con todas las cosas, sin
tener vergüenza de la belleza de las flores ni de nada. Juanele
dibujaba el perfecto cordero de la sensibilidad a Saint Exupery y el
francés lograba volver a ser niño para ir hasta el límite de la
civilización y hermanarse con todos los seres del mundo de la vida,
tomando un poco de distancia del sistema que nos domina. El aviador
escribió El Principito en 1943 y el gran Juanele nos regalaba su
poema “Para que los hombres”, en 1940:
“Para
que los hombres no tengan vergüenza de la belleza de las
flores,
para que las cosas sean ellas mismas: formas sensibles o profundas
de la unidad o espejos de nuestro esfuerzo
por penetrar el mundo,
con el semblante emocionado y pasajero de nuestros sueños.
o la armonía de nuestra paz en la soledad de nuestro pensamiento,
para que podamos mirar y tocar sin pudor
las flores, sí, todas las flores,
y seamos iguales a nosotros mismos en la hermandad delicada,
para que las cosas no sean mercancías,
y se abra como una flor toda la nobleza del hombre:
iremos todos hasta nuestro extremo límite,
nos perderemos en la hora del don con la sonrisa
anónima y segura de una simiente en la noche de la tierra”.
para que las cosas sean ellas mismas: formas sensibles o profundas
de la unidad o espejos de nuestro esfuerzo
por penetrar el mundo,
con el semblante emocionado y pasajero de nuestros sueños.
o la armonía de nuestra paz en la soledad de nuestro pensamiento,
para que podamos mirar y tocar sin pudor
las flores, sí, todas las flores,
y seamos iguales a nosotros mismos en la hermandad delicada,
para que las cosas no sean mercancías,
y se abra como una flor toda la nobleza del hombre:
iremos todos hasta nuestro extremo límite,
nos perderemos en la hora del don con la sonrisa
anónima y segura de una simiente en la noche de la tierra”.
Juan L, Señor de nuestros ríos y de nuestra Tierra
A las notas de prensa y apuntes electrónicos que prueban la relación
de Saint Exupery con el Castillo San Carlos y con la magia vital de
las hermanas Edda y Suzanne Fuchs y su universo familiar tan
especial, se le suman el impecable documental “Oasis”, que puede
verse en internet, y ahora el documental “Vuelo Nocturno”,
dirigido por Nicolás Herzog (27). Probablemente las reflexiones
poéticas del Principito en Concordia, como las del Guardián del Río
y del Sauce en Gualeguay, hayan sido una preocupación
compartida por ese mundo natural y cultural que comenzaba a perderse.
Esta inquietud es común a todas las líneas del romanticismo
literario, artístico, filosófico y político. En los trabajos del
pensador contemporáneo franco-brasileño Michael Lowy tenemos
un profundo análisis de las formas históricas del romanticismo
y de su necesaria recuperación y revitalización en la lucha contra
la enajenación capitalista cotidiana y contra los enormes riesgos
que conlleva. Es un deber preguntarnos: ¿Lo hemos perdido todo?
¿Estamos a tiempo todavía?.
El zorro más zorro porque no pierde de vista lo esencial
SOCIALISTAS Y ARTIGUISTAS: LA OTRA POESÍA DE LA TIERRA
En 1929, los activos militantes del Partido Socialista, José
Brizuela y Raúl Fernández son electos concejales en Concepción del
Uruguay. A su incansable labor docente y cultural se le sumaba la
responsabilidad de la representación política. Dentro de la
cantidad de iniciativas, proyectos y debates que llevaron adelante,
queremos destacar la de expropiar el latifundio Santa Cándida que
estaba en manos de los descendientes de Urquiza para transformarlo en
una Escuela Agrícola Municipal. En su trabajo “Fernández y
Brizuela, socialistas y artiguistas”, Jorge Vilanova, nos
cuenta que Brizuela soportó una difamación periodística que lo
acusaba de decir que “la bandera argentina era un trapo sucio”, y
que sus alumnos del Colegio del Uruguay salieron fuertemente a
defenderlo en una solicitada pública. “Algunos de aquellos
estudiantes -explica Vilanova- con el tiempo ganarían trascendencia
pública y protagonismo en la arena política nacional: Arturo
Sampay, Carlos Kennedy, David Tieffenberg, Héctor Maya, Gregorio
Swartzman. La lista es larga, algunos de los apellidos reconocidos en
la ciudad del Uruguay adhieren: Epele, Taleb, Parente, Banchick,
Bitbol, Bobbet, Jerchunoff, Grieve, Bruno, Salduna, Bernasconi, Ruiz
Moreno, Marcó”.
A Raúl Fernández le debemos la “Payada de un federal”, dedicada
a los jóvenes del Colegio uruguayense en 1942. Fernández y Brizuela
fueron integrantes de la “Asociación Cultura”, junto a Delio
Panizza y Daniel Elías, entre otros. En esos versos federales y
socialistas, Fernández reivindica la figura de José Artigas, y eso
tiene un doble valor histórico: primero por hacerlo en una ciudad
donde ha pesado mucho la figura de Francisco Ramírez y segundo,
porque la propia historiografía argentina y entrerriana,en términos
generales, excluía a Artigas del panteón de próceres a venerar.
En 1940, César Blas Pérez Colman publicaba su Historia de Entre Ríos.
Este historiador, como Teijeiro Martínez y otros, han respetado la
lucha y el ideario de Artigas, y fueron honestos con la necesidad de
valorar en Entre Ríos su legado histórico, pero la mitología sobre
Ramírez empezaba a campear en la educación y el folklore regional
como complementos de la historia centralista nacional. Ramírez pasó
a ser reivindicado a la par de Belgrano y San Martín, a pesar de que
en su época habían tenido ideas bastante diferentes. El
panchoramirismo se instituyó como un apéndice simpático y
simbólico del mitrismo historiográfico. No ha
podido salir de ese lugar folklórico segmentado y funcional.
“...Fue
Artigas, el argentino -dice Fernández-,
-y
lo fue como el mejor-
que
por el Plata y su honor
jugó
fiero su destino.
De
Artigas somos paisanos
y
decirlo el alma agranda:
los
de ésta y los de la otra banda
fuimos
y somos hermanos.
Artigas,
el protector,
aquellas
ansias colecta,
las
conforma y las proyecta
cual
grandioso reflector.
No
importa que alguien blasfeme
porque
esparce claridad;
él
marcha con libertad
y
así “no ofende ni teme”.
Lleva
su rúbrica franca
la
proclama de su empresa;
roja
banda que atraviesa
la
bandera azul y blanca.
Rojo,
color de pasión
de
protesta justiciera,
hoy
la universal bandera
DIALÉCTICA Y PSICOANÁLISIS DEL FOLKLORE
En 1938, Amaro Villanueva publicaba sus estudios sobre el mate, su
historia y su lenguaje. Al infatigable estudioso y ensayista
entrerriano se le debe también, más adelante, la aclaración sobre
el origen de la palabra “lunfardo”. Villanueva encuentra, en sus
lecturas e investigaciones, que esa palabra proviene de “lumbardo”
y ésta de lombardo, que significa ladrón en el habla romanesca.
Lunfardo entonces es la palabra que designa al lenguaje en clave
antagonista desarrollado por los sectores marginales.
El investigador de Gualeguay también hizo sus reflexiones sobre José
Hernández y el Martin Fierro, como muchos de los intelectuales,
escritores y folklorólogos de esa primera mitad del siglo XX. Otro
gualeyo, Juan Bautista Ambrosetti, es considerado el padre del
folklore argentino. Sus trabajos fueron muy importantes, pero ya
hemos señalado -en el primer capítulo de nuestros apuntes- las
limitaciones epistemológicas e ideológicas de aquellas
producciones. Una estrecha ideología gubernamental de la
argentinidad necesitaba un discurso folklórico a medida: éste
discurso debía fundamentar una concepción de la nacionalidad que se
opusiera a los planteos políticos de los obreros “rojos” y
socialistas -el ataque oligárquico en Gualeguaychú a los
trabajadores es un resumen fuerte de esa concepción-. Un folklore
arqueológico, segmentado y simpático iba a acompañar una política
y una educación positivistas y conservadoras. La historiografía,
como dijimos, cayó en las redes de ese modelo. Pérez Colman hace una
valoración fundamental de las culturas originarias y populares, pero
ve una Entre Ríos sin nativos a partir de mediados del siglo XVIII.
Martiniano Leguizamón fue la gran voz de esa literatura folklórica
cuando amanecía el siglo pasado. Su obra puede ser pensada como una
continuidad de la novela poética de José Hernández. El “Gaucho
Calandria” de Leguizamón es un pariente literario y político de
“Martín Fierro”. Ese gaucho rebelde que las vueltas de la vida,
y en éste caso también del amor, lo llevan a “civilizarse” en
el trabajo empleado para un estanciero que, faltaba más, también es
un caudillejo político. La popular obra de teatro del entrerriano es
la expresión de la estrategia pedagógica y cultural de las clases
dominantes en la Argentina del mil novecientos.
La prosa de Martiniano Leguizamón tiene momentos de extraordinario
brillo literario, inspirador para muchos escritores que le
reconocieron públicamente su deuda intelectual. La valoración que
hagamos de un autor y de sus obras no quita el necesario análisis
crítico que tenemos que realizar sobre ellas. Es muy interesante
realizar hoy una lectura a contrapelo o una lectura sintomática de
personajes, diálogos, situaciones y definiciones desarrolladas por
el escritor. “Recuerdos de la Tierra”, de Leguizamón, tiene
páginas memorables que siguen reportando placer a quien las lee
-Yupanqui dijo que la gente se sacaba el sombrero cuando pasaba
delante de la casa del escritor en Tala- y nosotros vamos a comentar
la lectura propia que hicimos del capítulo “Chabaré” de ese
hermoso y recomendable libro del literato y folklorólogo
entrerriano.
CHABARÉ: ¿EL INCONSCIENTE CRIOLLO?
“Martiniano
Leguizamón (1858-1935) abandona la provincia
en
1880. Ya en la metrópoli indaga en la literatura regional a
manera
de defensa frente a los avances del cosmopolitismo.
Designio
que le induce a idealizar tipos y costumbres del
pasado...”
BEATRIZ
BOSCH, “Historia de Entre Ríos”, Cap.XIII
Nos inspira el método propuesto por el ensayista santiagueño
Bernardo Canal Feijoo (1897-1982) para los estudios folklóricos.
Canal Feijoo propuso incorporar el psicoanálisis a las reflexiones
sobre nuestra historia cultural. Psicoanálisis amplio y abierto,
historicidad y sociología juntos nos pueden dar claves de
interpretación y debate muy ricas que nos permitan evitar la
reproducción a perpetuidad de mitificaciones conservadoras y
paralizantes de nuestra cultura.
Chabaré es un gaucho solitario y misterioso para los que lo rodean.
Sólo se alegra con la compañía de una gurisa de la estancia que se
llama Dionisia. Leguizamón y los demás lo dan por “perdido”
mentalmente. Chabaré trazaba rayas invisibles como queriendo
estampar los objetos que llegaban a sus manos. “Lo querían hacer
trabajar para arrancarle esa pasión torturadora -dice el autor- pero
nunca escuchó proposiciones ni consejos”. Parece que su conciencia
no se alambraba ni se quería dejar emplear ni subordinar:
“No
tengo tiempo, estoy ocupado ahora -contestaba- y volvía á
entregarse con más ahínco a la extraña manía, afiebrado,
convulso, debatiéndose por dar forma tangible a la quimera que
oprimía su razón como una zarpa misteriosa y lo arrastraba al
abismo tenebroso de donde no saldría más. Las súplicas, las
amenazas para hacerlo volver a la vida del trabajo, todo, todo fue
inútil. Cuando más le exhortaban se alejaba rabioso e iba a
esconderse entre los pajonales, donde no fueran a turbarlo en su
alucinación.”
Una imagen de Leguizamón en el Museo que lo honra
en la ciudad de Paraná
PREFERÍA NO HACERLO
Tal
vez Chabaré sea el “Bartleby” no explorado de Martiniano
Leguizamón. Recordemos que “Bartleby, el escribiente” es un
personaje literario de Herman Melville, creado en 1853: es un
empleado de oficina que un día comienza a responderle a su jefe
“preferiría no hacerlo” ante cada pedido de actividades a
realizar, y al repetir esta frase, se termina transformando en una
resistencia pacífica ante todo mandato social. Para algunos, la de
Bartleby es una enfermedad psicológica, para el filósofo francés
Gilles Deleuze, “Bartleby no es un enfermo, es el médico de una
América enferma”. ¿No será Chabaré, inconscientemente, el
Bartleby de Martiniano Leguizamón?.
En
el final del relato, nos dice el autor:
“La
naturaleza viva abrió sus senos para encerrar aquel despojo de la
muerte, y el artista vencido en la lucha del ensueño quimérico se
ocultó así para siempre en las penumbras de la selva, con el arcano
de su vida extraña y las ansias del ideal jamás realizado !.”
¿Son
las ansias del ideal jamás realizado de las luchas gauchas
por el federalismo, por la tierra y la libertad, las que expresa
inconscientemente aquí Martiniano Leguizamón? ¿Quedaron fuera de
la razón sistémica esas esperanzas? ¿Sigue siendo una locura no
querer caer en la normalidad de la subordinación, de la complicidad
con el saqueo y la destrucción, de la venta humana barata para la
explotación?.
EL
AGUARÁ: (IN) CONCIENCIA MATRERA
En
la misma línea podemos analizar el “Viaje al país de los
matreros”, de Fray Mocho, pseudónimo del escritor y periodista
entrerriano José Sixto Alvarez (1858-1903), director de la mítica
revista “Caras y Caretas”. “El Aguará”, personaje matrero
del capítulo “En el Fogón” de ese libro clásico, cuidadoso en
el vestir, bien armado y bien leído también, afirma su posición al
inspector Alvarez transformado en el cronista Fray Mocho:
“...Yo
no puedo trabajar porque no sirvo para peón, ni tengo paciencia para
consumirme viendo que los demás gozan mientras yo sudo, y lo menos
que puedo hacer por una sociedad en que yo no soy socio sino para
llevar lo peor, es retirarme al desierto...”
Los
pajonales del Delta eran refugio del Aguará y de los matreros. En el
inconsciente criollo, aquí presente en las páginas de Fray Mocho
como antes en las de Leguizamón, hay una forma de resistencia. Es un
romanticismo matrero: una de las variadas formas
políticas y culturales en que se ha expresado el romanticismo.
El
bello relato “Bajo el alero” -capítulo 10 del libro que estamos
comentando- por muchos años estuvo en los libros de lectura de los
escolares argentinos. Esa sana costumbre de leer y comentar desde
chicos a los clásicos de nuestras provincias, del país y del
continente debería recuperarse. La lectura que nosotros le hacemos
hoy a “Un viaje al país de los matreros” se encuentra con las
páginas dedicadas a “El Caráu”, leyenda popular también
presente en Leguizamón, pero no tan desarrollada como en el libro de
relatos del director de “Caras y Caretas”.
EL
AVISO DEL CARÁU
“...La
sociedad de la tecnociencia y del conocimiento nos mandó al exilio,
nos
robó el sentimiento de un hogar y de una patria y principalmente
nuestra
capacidad de conmovernos, de llorar, de reír con gusto
y
de apasionarnos por la naturaleza y por la vida. Estamos condenados
a
vivir bajo el «sol negro de la melancolía», pero no sólo los
románticos
(en
términos analíticos) son afectados por esta melancolía, sino
también
los
adeptos a la cultura imperante. Un devastador vacío existencial
marca
a
millares de personas que tratan de llenarlo mediante el consumo
desenfrenado.
Esta condición humana suscita de nuevo la utopía...”
LEONARDO
BOFF
“Hay
que rescatar el romanticismo”
El
capítulo final del “Viaje” está titulado “El Caráu”. Allí
se repasa esa leyenda que habla del joven que un día se deja
convencer por esa madre enferma que tanto cuidaba, en las soledades
del rancho y del campo, y se va para el pueblo. En el pueblo
encuentra “jarana y beberaje”, y ante los avisos de algún amigo
sobre el llamado de su madre que empeoraba, hizo oídos sordos y
siguió en “la joda”. Su madre muere y alguna fuerza sobrenatural
transforma a ese muchacho en el caráu, llorando su lamento y su
error en los pajonales y en los arroyos.
Tomando
el método de Canal Feijoo en su trabajo “Burla, Credo y Culpa
en la creación anónima”, podemos pensar que la filosofía
popular -expresada como leyenda- transfiere al pobre caráu un aviso
ético, el aviso de que no nos va a alcanzar la vida para lamentar
haber vivido irresponsablemente de espalda a los valores más
profundos de nuestra tierra. La leyenda del caráu es un examen de
conciencia de las clases populares, es la preocupación por los
excesos en los que podamos caer en nuestra vida “moderna”.
Ya
en el Capítulo 3, que habla de los “Camalotes y las Tierras
Bajas”, Fray Mocho comenta la leyenda, y duda en afirmar si es sólo
el ave el que grita. Dice el escritor:
“...A
esta altura de la conversación, oí a lo lejos el grito quejumbroso
del caráu que, triste y solitario, vaga entre los pajonales a la
caza de caracoles viajeros, y notando en la cara de Ño Ciriaco algo
así como una sombra, inmediatamente pensé en que no era el ave la
que gritaba, sino alguno de los habitantes del rancho que, en forma
tan original como inusitada, preguntaba si aún no había
desaparecido el peligro”… (30)
Volvamos todos a leer y pensar
la leyenda del caráu para saber adonde va la sociedad del consumo,
del saqueo, del espectáculo y del riesgo en la que vivimos.
YUPANQUI Y GENUARIO SOSA:
BIEN MONTADO Y EN MONTIEL
El que no dudó en hacer lo
que tenía que hacer fue Genuario Sosa, ese domador moreno y
entrerriano, destacado con un capítulo especial por Atahualpa
Yupanqui en su libro “El Canto del Viento”. Yupanqui, que como
dijimos vivió en Tala e hizo escuela y amigos en Entre Ríos, supo
escribir también que en una velada musical entre compadres, en la
hermana República Oriental del Uruguay, le tocó expresarse con la
guitarra en una ronda constituida por Telémaco Morales, Juan Más y
Romildo Risso, entre otros.
“Yo
venía con un caudal de soledades, no del todo acomodadas -dice Don
Ata-. Fiel a la leyenda del Viento, recogí yaravíes de los Andes,
tristes de Arequipa, huaynos de Puno, bailecitos de Tarija. Algo de
eso toqué. Y para ayudar al clima del artista oriental, arrimé una
milonga punteada a la manera de los entrerrianos.
Y
luego todos nos quedamos, serenos y expectantes, como los álamos al
alba. Un silencio cordial nos envolvía...”
Fue grande el respeto y la
valoración que Yupanqui hizo de la entrerrianía profunda. De
Genuario Sosa dijo que “tenía una risa ancha, como su amistad. Y
la usaba seguido, porque amaba la vida, porque era limpio y honrado,
y cuando miraba, fuerte y hacia adelante, lo hacía con la serena
altivez del gaucho entrerriano”.
EL GÉNERO GAUCHO
Sosa ostentaba una cicatriz en
su frente, ganada en un entrevero en medio del monte. “Había
cortado por derecho con un paisano que se andaba portando mal con
una parienta suya, y este paisano, con otro compinche, lo esperó
una tardecita en el paso Colorado, entre los matorrales dela Costa
del Gualeguay”.
Haciendo saltar a su caballo y
golpeando con el estribo la cabeza de uno de sus adversarios, nuestro
personaje quedó mano a mano con su candidato. Genuario lo convidó a
apearse y a que decidan a poncho y facón. En una trastabillada,
nuestro gaucho recibió el filo del puñal enemigo en la frente. Se
llenó de rabia pero no se ensegueció.
“Había que aprovechar como
táctica esa herida -escribe Yupanqui-. Y la aprovechó en un momento
hizo como que se debilitaba. Aflojó las rodillas y se llevó el
poncho a la cara. El otro, ni lerdo ni perezoso, amagó una finta y
se fue de “hacha”. Pero Genuario había desenvuelto en su ademán
su poncho, y arrojándolo sobre la cabeza de su rival, estiró
velozmente el brazo hasta despertar el primer quejido. El primero, y
el último”.
Sosa “cuartió” los dos
socios hasta el pueblo. Los entregó y se entregó. Estuvo varios
años “adentro”, pero tenía la conciencia tranquila: “se había
defendido con todas las reglas del honor gaucho”. Cuando salió,
siguió trabajando en su oficio: “se doctoró en jineteadas y no
tuvo conciencia de su fama de domador. Creía que la cordialidad
hacia él era el natural premio a su honradez de paisano”.
“Ahora -remata Yupanqui-
desde hace un tiempo, descansa bajo los talas, en un perdido rincón
de cuchilla redonda. Tierra entrerriana lo cubre. ¿Qué mejor
bandera?” (31).
Yupanqui y su consigna antipositivista
REMIGIO CALAMACO Y LA DIALÉCTICA DEL CORAJE:
“La
lechuza de Minerva levanta vuelo al atardecer”
GEORG
HEGEL
Elio Leyes afirma con razón que Gerchunoff hizo morir dos veces a su
personaje histórico Remigio Calamaco. Primero, cuando éste boyero
de la Colonia Rajil apuñaló a su propio hijo, que no hacía otra
cosa que “recular” en un duelo a cuchillo. Para un antiguo
miliciano de Crispín Velázquez y de Urquiza, el coraje no era
negociable. El valor del gaucho entrerriano, montonero o matrero está
reconocido, por lo que vemos, en toda la literatura, el folklore
tradicional y el tango.
La segunda y definitiva muerte de Calamaco se dió cuando ya sus años
no pudieron con un toro en un rodeo, según lo contó Gerchunoff en
“Entre Ríos, Mi País”. Para Leyes, Remigio Calamaco es el
gaucho del encuentro, de las dos “razas” -hoy decimos mejor
culturas-: la de la pampa y la del Valle de Canaán, pero el
sacrificio de ésta clase social subalterna parece no tener fin. “El
gaucho sólo va a la ciudad para ser el peón del frigorífico o el
peón de albañil, que mira televisión pero todavía no ha elevado
su condición de ciudadano”, ratifica Leyes.
El gaucho del encuentro “no se hace amigo del juez, pero no vacila
en apretar la mano del muchachito que viene desde remotas
Besarabias”. Remigio es el entrerriano, pero “luego ha de
limarlo la vida de la colonia -remata Leyes-, cuando vengan el molino
harinero y el Ford T, la Constitución del 53 y la Ley Sáenz Peña.
Se acercará a las colonias de la Jewish en el centro y a las de los
franceses y los suizos traídos por Urquiza. Entonces estará el
hombre en un paisaje que sigue siendo huraño, con las palmeras
caranday y el rojo de los ceibos, pero llevando al monte maestros
rurales con la Escuela Alberdi. Y se dará el tipo que dice
Gerchunoff en “Entre Ríos, mi país” (32)”.
El caburé del Montiel entrerriano también levanta vuelo cuando cae
la noche. Las amarguras y rabias políticas del presente nos llevan a
pensar en una dialéctica del coraje, en una contradicción
intensa y latente de esa ética y esa épica criolla. Nadie tan
valiente como esos gauchos/soldados. Nadie tan valiente y honesto
como esos gauchos/trabajadores del campo. Nadie tan valiente como
ellos para sacrificar a un hijo que dejaba de ser valiente y de
honrar violenta y brutalmente una estirpe en esa larga Ilíada
gaucha. Pero nadie tan falto de horizonte político colectivo -la
generalización tendrá excepciones- como para direccionar esa
valentía hacia la justicia política y la autodeterminación
popular. La muerte del hijo parece la muerte de la propia
voluntad política como clase: no todos los hijos del pueblo son
Andresito Guazurarí, Encarnación Benítez, Tomás Cóceres o
Antonio Rivero.
Cornelio Rodríguez, 1927, Veterano del
Ejército de Urquiza. Archivo General de
la Nación Argentina
CARRIEGO, BORGES Y LA ENTONACIÓN ENTRERRIANA DEL CRIOLLISMO
“...Me
interesaban los cuentos pero también los textos cortos
en
general y me acuerdo ahora, haciendo memoria, que el
Evaristo
Carriego (de
Borges)
me
golpeó mucho, porque
me
interesaba la idea de la biblioteca: salir de la biblioteca
y
deambular y cómo esos dos mundos se contaminan
en
sus textos...”
SYLVIA MOLLOY, Profesora
Emérita de la Universidad
de Nueva York, en “Una
vida entera al calor de los libros”,
Revista Ñ, 6/12/2017
Evaristo Carriego nació en Paraná el 7 de mayo de 1883. A los cinco
años se trasladó con su familia a Buenos Aires, previo paso por la
ciudad de La Plata: allí se tranformaría unos años después en el
gran poeta de Palermo, de los arrabales y sus gentes. Carriego venía
de una familia destacada en la historia política y periodística de
Entre Ríos. Su abuelo, José Evaristo Carriego de la Torre, fue el
único diputado provincial que rechazó la idea oficial de levantarle
un monumento en vida al Gral. Urquiza.
Evaristo Carriego era muy amigo de Jorge Borges -el padre del gran
escritor argentino- y entrerriano como él. La poesía carrieguista
de las “Misas Herejes” y de “La canción del barrio” ha sido
musa inspiradora para muchos cultores del tango. “Pareces un verso
del loco Carriego”, escribió Homero Manzi en el tango “Viejo
Ciego” (1926) que tuvo la música de Cátulo Castillo y Sebastián
Piana. Cada uno hizo su lectura de los versos de Carriego: el tango
es resiliencia y resistencia cultural y también es melancolía
existencial y, muchas veces y lamentablemente, pesimismo ideológico.
Nadie niega que es memoria y genética popular cuando una orquesta lo
toca para bailar, sin palabras lacrimógenas. Carriego militó a su
manera un ideario humanista y socialista. Manzi y Castillo ideas
parecidas. No los podemos acusar políticamente de pesimistas: tal
vez la melancolía está hermanada con una forma de pietismo. ¿Cuánto
vitalismo puede haber en la cotidianeidad de la alienante urbe
capitalista?. Borges le
discutía a Juan de Dios Filiberto la idea de que la milonga
entrerriana, “compadrona,
peleadora y buscapleitos”,
era diferente a la porteña que
habla del dolor, el trabajo y la fatiga.
LIBERTARIOS
MARTINFIERRISTAS
Carriego murió muy joven, a los 29 años. A su descripción de la
vida de los arrabales le debemos sumar sus denuncias literarias de
las dolorosas injusticias sociales de esa época que no sabemos
cuando termina. El poeta de las Misas Herejes supo escribir en el
Periódico libertario “La Protesta” y en la Revista “Martín
Fierro”, que luego fue suplemento semanal de ese periódico, en su
primera versión anarquista y pluralista (1904-1905), dirigida por
Alberto Ghiraldo. Estos martinfierristas del novecientos intentaron
una necesaria síntesis creadora entre las ideas libertarias y la
cultura criolla: muchos militantes de izquierda no quisieron ni
quieren estudiar las culturas populares ni discutir el sentido de lo
nacional; y unos cuantos pretendidos nacionalistas jamás han salido
de una idea conservadora y cómplice de nación y patria.
Carriego
fue parte del notable equipo de colaboradores de “Martin Fierro”,
entre los que se encontraban Federico Ángel Gutiérrez,
Alberto Ghiraldo, María Julia Ghiraldo, Rubén Darío, Roberto
Payró, Carlos de Soussens, Manuel Ugarte, José Ingenieros, Alfredo
L. Palacios, Ricardo Jaimes Freyre, Juan Más y Pi, Juan José de
Soiza Reilly, Félix Basterra, Edmundo Bianchi, Julio Molina y Vedia,
Luis Berisso, Francisco Sicardi, Rafael Obligado, Ernesto Mario
Barreda. Ilustraciones de Alfonso Bosco, Pelele (Pedro Miguel
Zavalla), Eduardo Schiaffino, Martín Malharro, Ángel Della Valle y
Juan Hohmann, entre otros.
En
“Patria”, Carriego nos habló de “la patria universal del
hombre”. En “Demoliendo”, tomó como símbolo de la revolución
al albañil y dijo:
“Cantando
gime, y en su afán profundo
parece que a los grandes de este mundo
profetizara en sus vibrantes tonos
que ante el golpe y la fuerza destructora
de la social piqueta redentora,
caerán deshechos los podridos tronos!”
parece que a los grandes de este mundo
profetizara en sus vibrantes tonos
que ante el golpe y la fuerza destructora
de la social piqueta redentora,
caerán deshechos los podridos tronos!”
RESIDUO DE FÁBRICA:
ENFERMAS DE TRABAJO Y DESPRECIO
A “De la Vida”, lo pensó
como un “miserere fatal de los jornales”. Para muchos, el
socialismo de Carriego nunca fue más allá de lo sentimental. En
“Residuo de fábrica” denuncia con toda la fuerza la doble
explotación de la mujer trabajadora:
“Hoy
ha tosido mucho. Van dos noches
que
no puede dormir, noches fatales,
en
esa oscura pieza donde pasa
sus
más amargos días, sin quejarse.
El
taller la enfermó, y así, vencida
en
plena juventud, quizá no sabe
de
una hermosa esperanza que acaricie
sus
largos sufrimientos de incurable.
Abandonada
siempre, son sus horas
como
su enfermedad: interminables.
Sólo
a ratos, el padre, se le acerca
cuando
llega borracho, por la tarde...
Pero
es para decirle lo de siempre,
el
invariable insulto, el mismo ultraje:
¡Le
reprocha el dinero que le cuesta
y
la llama haragana, el miserable!
Ha
tosido de nuevo. El hermanito
que
a veces en la pieza se distrae
jugando,
sin hablarla, se ha quedado
de
pronto serio como si pensase...
Después
se ha levantado, y bruscamente
se
ha ido murmurando al alejarse,
con
algo de pesar y mucho de asco:
—que
la puerca, otra vez escupe sangre...”
Otros prefieren recordar “la
costurerita que dio el mal paso”, o mejor, la “cabeza de novia”
del divertido y romántico poema “Tu Secreto”. Lo cierto es
que Buenos Aires también nos debe a Carriego. Eduardo Rovira
pagó en parte esa deuda con su hermoso tango “A EvaristoCarriego”, grabado en 1961, y que no se ha cansado de recorrer el
mundo de la mano y el talento de distintos artistas. En 1968, Horacio
Ferrer y Astor Piazzolla incluyeron una “Milonga Carrieguera por
María la niña” en su ópera-tango “María de Buenos Aires”.
En la actualidad, Carriego revive en intérpretes como Daniel Melingo.
Portada del gran libro de Borges
GARDEL PARECÍA UN VERSO
DEL ENTRERRIANO CARRIEGO
El lírico ecuatoriano Remigio
Romero y Coredero (1895 – 1968) puso a Carriego en lo más alto
cuando una escribió una Elegía a Carlos Gardel a finales de 1935,
poco tiempo después de la muerte del cantor:
“...El
era un bandoneón, gemebundo en el ruego,
sensual en el gemido, rojo como candela;
él parecía un verso de Evaristo Carriego:
arrabal y milonga que la vida encurdela...”
sensual en el gemido, rojo como candela;
él parecía un verso de Evaristo Carriego:
arrabal y milonga que la vida encurdela...”
Gardel parecía un
verso de Carriego. La literatura de Carriego tiene un valor histórico
y cultural excepcional. Borges le dedicó un libro memorable e
imprescindible, y con éste trabajo ahora clásico y universal, se
propuso bajar del pedestal al poeta nacional que era Leopoldo
Lugones. El autor de “El Aleph” nos mostró, en las páginas de
su libro dedicado al poeta de los arrabales, cómo logró Carriego
intervenir y expresarse de la manera en que lo hizo, y llegó a la
conclusión de que logró ese estilo, esa forma y ese contenido por
ser entrerriano de nacimiento.
“Carriego
era -dice Borges- de generaciones atrás, entrerriano. La entonación
entrerriana del criollismo, afín a la oriental, reúne lo decorativo
y lo despiadado igual que los tigres. Es batalladora, su símbolo es
la lanza montonera de las patriadas. Es dulce: una dulzura bochornosa
y mortal, una dulzura sin pudor, tipifica las más belicosas páginas
de Leguizamón, de Elías Regules y de Silva Valdés (…) Puesta
a versificar, vacila entre la acuarela y el crimen; su tema no es la
aceptación de destino del Martín Fierro, sino las calenturas de la
caña o de la divisa, bien endulzadas. Está colaborando en ese
sentir una efusión que no comprendemos, el árbol; una impiedad que
no encarnamos, el indio. Su gravedad parece derivar de un más
sobresaltado rigor: Sombra, porteño, conoció los derechos rumbos de
la llanura, el arreo de las haciendas y un duelo ocasional a
cuchillo; oriental, habría conocido también la carga de caballería
de las patriadas, el duro arreo de hombres, el contrabando…
Carriego sabía por tradición ese criollismo romántico y lo misturó
con el criollismo resentido de los suburbios...”
ESAS CUATRO DURAS PALABRAS
Borges fue Presidente
Honorario de la Asociación de Amigos de la Casa de Carriego, creada
en 1975 y que logró hacer un Museo en BsAs con la vieja casa del
poeta de los arrabales. Hoy es Biblioteca y Casa de la Poesía: los
vecinos han luchado para que las remodelaciones gubernamentales no se
transformen en destrucciones del patrimonio cultural. La justicia
supo ordenar la reconstrucción de la casa. Fue una linda patriada
cultural, tal vez otra pequeña revancha del enfrentamiento eterno de
Pavón.
La guapeza y la fama eran
códigos que supo desarrollar Carriego cuando fue necesario, y ambas
destrezas tenían efectos desiguales y combinados en la vida social y
periodística. Quién sabe si esos efectos mediáticos habrán
mutado:
“Puedo
intercalar una historia -explica Borges-. Una mujer ensangrentada,
italiana, que huía de los golpes de su marido, irrumpió una tarde
en el patio de los Carriego. Éste salió indignado a la calle y dijo
las cuatro duras palabras que había que decir. El marido (un
cantinero vecino) las toleró sin contestación, pero guardó rencor.
Carriego, sabiendo que la fama es artículo de primera necesidad,
aunque vergonzante, publicó un suelto de vistosa reprobación en
Ultima Hora sobre la brutalidad de ese gringo. Su resultado fue
inmediato: el hombre, vindicada públicamente su condición de bruto,
depuso entre ajenas chacotas halagadoras el malhumor; la golpeada
anduvo sonriente unos días; la calle Honduras se sintió más real
cuando se leyó impresa” (33).
La Casa Carriego, hoy Museo y Biblioteca gracias
a la lucha vecinal
EL
DIAGNÓSTICO NACIONALISTA
Arturo Sampay, jurista entrerriano nacido en Concordia y radicado en
La Plata, publica en 1942 su trabajo “La crisis del Estado de
Derecho Liberal-Burgués”. En 1943, profundiza su análisis crítico
de la dependencia argentina y sus males con “La filosofía del
Iluminismo y la Constitución Argentina de 1853”. A su militancia
en el yrigoyenismo, Sampay le agregó una formación permanente de
gran nivel, haciendo estudios de posgrado en Suiza, en Milán y en
París. En la etapa siguiente del proceso histórico que estamos
estudiando, éste constitucionalista brillante va a tener una
actuación protagónica en los debates y luchas políticas a nivel
nacional. Será vocero de la reforma constitucional que el peronismo
impulsará con un sentido nacional y popular. Volveremos sobre Sampay
y su relación dialéctica con el peronismo en nuestro próximo
capítulo, lo importante es destacar aquí que la política liberal
estaba haciendo agua en la Argentina y en el mundo y la crítica
nacionalista, en sus distintas vertientes, estaba volviéndose cada
vez más fuerte.
En Europa, la crisis de la democracia liberal y electoral había dado
paso a los regímenes nacionalistas, verticales, autoritarios y
violentos, como el fascismo y el nazismo. En ese continente, y en el
otro eje global que pasaba a ser EEUU, la economía de mercado
liberal -estallada en la crisis de 1929- daba paso a un
intervencionismo estatal más fuerte: se iniciaba el “New Deal”,
el nuevo contrato político y crecía la influencia de las
recomendaciones de John Maynard Keynes sobre el estímulo a la
demanda y al consumo. A las propias contradicciones del capitalismo
que habían llevado a la crisis se sumaba la presión obrera y
popular: en Octubre de 1917 había triunfado la revolución
socialista en Rusia, y el partido revolucionario de los trabajadores
y de los campesinos, conducido por Vladimir Lenin, había hecho de la
estatización de las riquezas agrarias e industriales y de la
planificación económica, las claves del cambio político
estructural.
Los debates sobre el desarrollo y el futuro del gobierno proletario
fue intenso entre los revolucionarios: el poder de los soviets, de
los consejos populares declinó, y con la llegada de José Stalin al
poder, la U.R.S.S -Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas-
perdió su esencia política, pero de todas maneras la revolución
rusa presionaba sobre el capitalismo a nivel global y lo obligaba a
contener los conflictos sociales con una política redistributiva: el
New Deal, el Estado Benefactor, serán “la revolución de Octubre
dentro del capital”, como ha dicho el pensador italiano Toni Negri.
RODOLFO Y JULIO IRAZUSTA: EL INICIO DEL REVISIONISMO HISTÓRICO
“...Adornar
el entrepuerto comercial que habían hecho de BsAs
las
reformas de Carlos III y abandonar el interior del país a su
triste
suerte, tal la obra económica de Rivadavia...”
RODOLFO IRAZUSTA
“Historia de la
Oligarquía Argentina”, en
“La Argentina y el
Imperialismo Británico”
En Argentina, el pensamiento nacionalista va a tener dos exponentes
destacados con los hermanos Julio y Rodolfo Irazusta, nacidos en
Gualeguaychú en 1899 y 1897 respectivamente. Julio se recibió de
abogado en 1922, egresando de la Facultad de Derecho de la
Universidad de BsAs. Entre 1923 y 1927 viajó por Europa,
profundizando su formación en distintos centros de estudios y
llegando a conocer al líder de Acción Francesa, Charles Maurras,
que sería a partir de allí una influencia importante en su
pensamiento. Junto a su hermano Rodolfo, Julio Irazusta sería uno de
los animadores de la revista “La Nueva República”, donde también
escribió a Ernesto Palacio y otros referentes del nacionalismo y del
conservadurismo, entre 1927 y 1931.
La “Liga Republicana” fue la agrupación donde militaron los
Irazusta: Rodolfo era el más político de los hermanos, y el más
cercano a las ideas fascistas. Más adelante fundarán el “Partido
Libertador”. Julio tenía amplias lecturas que incluían el estudio
de la obra del filósofo e historiador italiano Benedetto Croce. En
la misma época, otro lector compatriota y crítico de Croce, Antonio
Gramsci, iba a producir algunas de las reflexiones más claras y
estimulantes que ha dado el socialismo marxista a nivel global.
El primer gran trabajo del pensamiento nacionalista en Argentina va a
ser “La Argentina y el Imperialismo Británico. Los eslabones
de una cadena 1806-1933” de Rodolfo y Julio Irazusta, publicado
en 1934 en medio de los debates que generaba el Tratado
Roca-Runciman. Julio escribió la primera y segunda partes del libro,
dónde se desarrolla una fuerte crítica al Tratado, su contexto y
sus consecuencias. Rodolfo escribió la tercera, dónde se profundiza
sobre las raíces de la dependencia y la historia de esa oligarquía
argentina pro-británica. Para muchos, es una obra fundacional del
revisionismo histórico en nuestro país.
LA POSICIÓN POLÍTICA: EL ERROR DE LOS EXPERTOS
Si algo caracterizó coherentemente el pensamiento de Julio Irazusta
-lo ratifica y amplía en “Balance de Siglo y Medio”- es su
crítica a los privilegios que el Estado argentino ha dado al capital
extranjero, y a sus maniobras contables, por encima de la producción
y el trabajo nacional. Sus reflexiones tienen una actualidad
indiscutible. En esa primera parte del libro citado, Julio
cuestiona, con precisión y detalles, la política neocolonial del
Pacto y sus lamentables consecuencias prácticas sobre la economía y
la sociedad argentinas, explicando que
“...Nosotros
le dimos a Inglaterra: una rebaja arancelaria que sus propios
dominios no le otorgarán jamás, aceptación sin discusión previa
de la cifra de sus créditos congelados, estabilización de éstos en
un empréstito a oro, privilegio de giro, control poco menos que
absoluto de la industria frigorífica argentina, benevolencia para
sus capitales invertidos aquí (es decir, tranquilidad para sus
ferrocarriles), régimen de excepción para su hulla, etc, etc.
Inglaterra nos dió una promesa de estabilizar nuestra cuota de
“chilled”, pero con tantas reservas que si lo necesita o lo
quiere podría reducirla a cero...”
La crítica irazustiana incluía alternativas como el posible
monopolio estatal o un régimen mixto de capital oficial y
particulares argentinos en la elaboración de carne exportable. Pero
la “actitud borreguil” del gobierno de Agustin P. Justo y sus
“negociadores” nos condena a la servidumbre desde el principio.
El mayor de los Irazusta nos deja después una lección impecable de
análisis histórico y político, cuando plantea las diferencias
entre una política manejada por técnicos y “expertos” del
régimen instituido contra otra, definida por una posición
inteligente, estratégica y soberana. Dice Rodolfo:
“...Si
“los hombres serios asesorados por los mejores expertos de que
podía disponer el país” (como dijo el diputado Cárcano), si esos
hombres concluyeron los pactos anglo-argentinos de 1933, quiere decir
que la capacidad no es decisiva en la política. Mucho más que la
simple capacidad y aún que el talento lo es la posición. La
posición de nuestros recientes negociadores estaba determinada por
la historia. Dijimos en su lugar que nuestras objeciones al empleo de
los oligarcas en la diplomacia no eran de principio. Tampoco lo son
al régimen en si. Nuestras objeciones son en ambos casos
históricas...”
PROGRESO VS INDEPENDENCIA:
NUESTRA DIALÉCTICA HISTÓRICA
“La
Deuda y su hermana, la Patria Financiera nacieron con una ley
del
28 de noviembre de 1822: la que autorizó a Bernardino Rivadavia
a
contratar un empréstito con la casa Baring Brothers...”
JORGE LANATA, “La deuda
eterna”, en
Clarín, BsAs, 12/5/2018
“...La
ironía es que el individualismo liberal parece haber sido
derrotado
por un totalitarismo que no es ni fascista ni comunista,
sino
que surgió de su propio éxito en la legitimación del avance
del
branding y de la mercantilización sobre nuestro espacio
personal...”
YANIS
VAROUFAKIS, ex ministro de economía griego,
“Síntomas
del totalitarismo liberal”, en
Revista
Ñ, 12/5/2018
“Diógenes
–sentado en el suelo y recostado contra un árbol-
come
con serenidad un plato de lentejas. Un filósofo de la corte,
Aristipo,
lo mira desde arriba y le dice con sorna: “Si trabajaras
para
el rey no tendrías que comer lentejas”, a lo que
Diógenes,
levantando sus ojos de manera displicente, responde:
“Si
comieras lentejas no tendrías que trabajar para el rey”...”
ESTHER
DÍAZ, “Capturas del deseo.
Acerca de
Derrames II, de Gilles Deleuze”
Revista
Ñ, 6/1/2018
Historiar esa posición subordinada y servil de la oligarquía
argentina con respecto al capital británico es la tarea que Rodolfo
Irazusta encaró en la tercera parte de “La Argentina y el Imperio
Británico”. Para el pensamiento irazustiano, los males de
éste país comenzaron realmente cuando la fracción rivadaviana y
liberal se apropió del gobierno de las Provincias Unidas del Sur.
Diagnostica el autor que
“En cuanto es posible
fijar con precisión el nacimiento de los seres morales, la
oligarquía argentina vió la luz el 7 de Febrero de 1826. Ese día,
las diferencias existentes desde el 25 de Mayo en el viejo partido
que había hecho la revolución, se definieron en una escisión
irreconciliable. Una de las dos fracciones se apoderó del gobierno
por una conjuración de asamblea, un verdadero golpe de estado. Las
circunstancias injustificables en que se realizara la operación
hicieron de sus autores un grupo de cómplices, en vez de
correligionarios. Y esa complicidad era mal comienzo para una
tradición que estaba destinada, luego de una expiación de cinco
lustros, a regir el país durante más de medio siglo”.
A renglón seguido, Rodolfo Irazusta subraya con precisión -siguiendo una idea de Vicente López y Planes- el gran
antagonismo político abierto en la historia argentina y sudamericana
desde 1810 y agravado con la presidencia de Bernardino Rivadavia. Nos
dice el director de “La Nueva República” que
“El
7 de febrero de 1826 los rivadavianos exaltaban a su jefe a la
presidencia de la república. Para comprender todo el significado de
ese hecho se precisa no sólo considerarlo en relación con las
circunstancias bien determinadas de aquel momento, sino también
remontarse a los antecedentes de Rivadavia. Este pertenecía, dentro
del partido metropolitano cuyos hombres se habían turnado en el
gobierno a partir del 25 de mayo, a la fracción que podría llamarse
del progreso, en oposición a la que podría llamarse de la
independencia. El principio de ésta era “patriotismo sobre todo”;
el de aquélla, “habilidad o riqueza”...” (34)
Es una caracterización dialéctica filosa y brillante las que
nos da la reflexión irazustiana. Si la empuñamos bien, su filo
puede llegar a cortar esas contradicciones que llegan hasta el
presente. Claro que los aportes historiográficos posteriores nos
pueden ayudar a pensar esa dialéctica con mayor profundidad y ver
incluso su complejidad, pero es notable la profundidad crítica del
autor y la potencia de su pensamiento. Observa perfectamente que hay
fracciones de un sólo partido porteño en el gobierno de BsAs y nos
invita a pensar en los antecedentes de Rivadavia. No podemos dejar de
pensar entonces en la “Representación de los Hacendados” que
Mariano Moreno escribió en 1809 y en la “Misión” monárquica y
liberal de Belgrano, Rivadavia y Sarratea a Londres en 1814, buscando
un príncipe europeo para coronarlo en BsAs. Por lo que se ve, esa
ideología “del progreso” afectó a muchos patriotas.
Es muy estimulante finalizar esta parte de nuestros apuntes pensando
la posibilidad de discutir constructivamente y profundizar esa
reflexión dialéctica entre progreso e independencia (ya nos
hemos preguntado, por ejemplo, qué diferencia estructural real hay
entre Rivadavia y Rosas). Podemos asociar a progreso si queremos las
ideas de endeudamiento, subordinación, despilfarro, mercado,
competitividad, colonialidad, consumismo, contaminación y saqueo. Y
podemos asociar hoy a independencia y patriotismo, las ideas y
valores de soberanía, federalismo, autogestión, justicia, equidad,
responsabilidad, solidaridad, austeridad, sustentabilidad,
comunitarismo y buen vivir. Es importante aquí pensar que
movimientos políticos, sociales y culturales, y que referentes han
sido portadores de una ética comunitaria y soberana. Algunos hemos
repasado en estos apuntes. Lo fundamental es que lo esencial deje de
ser invisible a los ojos de la política, de las luchas sociales y a
los valores del pueblo.-
Prof.
Mauricio Castaldo
María
Grande, Entre Ríos, 19/5/2018
Facebook:
Mauricio Castaldo
Twitter:
@castaldoedgar
Un
agradecimiento muy especial al Prof. Juan A. Vilar por sus
correcciones y sugerencias. Por supuesto que las reflexiones y
posiciones críticas de los apuntes corren por cuenta nuestra.
NOTAS:
(1)
Para una introducción al análisis del jordanismo y el racedismo,
ver Beatriz Bosch, “Historia de Entre Ríos”, BsAs,
Plus Ultra, 1978, caps. XII, XIII y XIV. El atentado contra Racedo,
en Oscar F. Urquiza Almandoz, “La cuestión capital en la
Provincia de Entre Ríos”, Imprenta Oficial de E.Ríos, 1999,
p.279.
(2)
B.Bosch, ob.cit, p.275.
(3)
Amaro Villanueva, “La Marca de Gualeguay”, en
“Crónicas de Entre Ríos”, Selección de Adolfo Argentino
Golz, BsAs, Jorge Alvarez Editor, 1967, p. 103.
(4)
Sobre el debate generado por el proyecto de Magnasco, puede verse
Héctor Muzzopappa y Alejandro Herrero, “La recepción
alberdiana en la política educativa de los gobiernos de Julio
Argentino Roca”, en
revistas.unla.edu.ar/epistemologia/article/download/484/525.
Una defensa de
Magnasco, en Julio Irazusta, “Balance de Siglo y Medio”,
BsAs, Theoría, 1966, pp.55-64.
(5)
Sobre las ideas de Zubiaur, ver el trabajo citado de
Muzzopappa y Herrero. Para las corrientes pedagógicas y los
debates histórico-políticos, ver la obra comentada de María del
Pilar López, “La versión y/o las versiones escolares de la
historia. Entre Ríos 1887-1914”, Paraná, UNER, 2009.
Agradecemos a nuestro compañero Jorge Narvaez el aporte de esta
lectura. Para los detalles de las políticas educativas y la ley
provincial de educación, ver Filiberto Reula, “Historia
de Entre Ríos” (Tomo III), Santa Fe, Castellví, 1971. Sobre
las escuelas racionalistas de los libertarios catalanes en Entre
Ríos, ver Jorge Riani, “Entre Ríos Secreta”,
Paraná, La Hendija, 2014, pp.233-237. El impacto en nuestra
provincia del fusilamiento de Francisco Ferrer, en Carlos
Mastronardi, “Memorias de un Provinciano” (Tomo I),
Edición al cuidado de Claudia Rosa, Santa Fe, UNL, 2010, p.296. Unos
apuntes sobre Gálvez, en Francesca Camurati, “Manuel
Gálvez y la construcción de un imaginario nacional a través de la
oposición campo – ciudad”, en
https://www.persee.fr/doc/carav_1147-6753_2006_num_87_1_2948
(6)
Un esbozo de la vida del Prof. Benigno Teijeiro Martínez, en
José Manuel Suárez Sandomingo, “Benigno Teijeiro
Martínez. El mayor políglota gallego en Argentina”, A Coruña,
Concello de Ortigueira, Galicia, 2011,
https://www.academia.edu/3565323/Benigno_Teijeiro_Mart%C3%Adnez_el_mayor_pol%C3%Adgrafo_gallego_en_Argentina.
La relectura de Chiaramonte, en José Carlos Chiaramonte, “En
torno a los orígenes del revisionismo histórico argentino”,
aporte al trabajo coordinado por Ana Frega y Ariadna Islas,
“Nuevas miradas en torno al artiguismo”, Montevideo,
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad
de la República, 2001, pp.38-40. La necesaria extensión del ideario
democrático, Amaro Villanueva, “¿Vendrá el federalismo
universal”?, en Obras Completas, Tomo III, pp.589-590,
Paraná, Uner, 2010.
(7)
Víctor Dorchs, “Los días que se fueron” (Cap.I)
citado en Julio Cesar Pedrazzoli (coordinador), “Enciclopedia
de Entre Ríos”, Sección Literatura, Tomo V, Paraná, Arozena
Editores, 1979, pp.6-8. Sobre los métodos de los docentes de las
escuelas alemanas, ver Leandro Hilt, “Educación
e idioma entre los alemanes del Volga: Cómo aprendían los colonos”,
Gualeguaychú,
El Día, 3/2/2013,
http://www.eldiaonline.com/educacion-e-idioma-entre-los-alemanes-del-volga-como-aprendian-los-colonos/
y
sobre el jolgorio de gorriones, ver Santiago
Zorrilla,
“Los
gorriones de Spatzenkutter”,
en
https://www.noticiasentrerios.net.ar/2017/07/los-gorriones-de-spatzenkutter.html.
Sobre los ateneos de los nazis, ver Filiberto
Reula,
ob.cit, pp.102-107.
(8)
Carlos
Carlino,
“Biografías
con Gringos”,
BsAs, Editorial Axioma, 1976, pp.3-36. Las orquestas y sus músicas
en los bailes de María Grande y la región, en Liliana
Font, Ana Schaab y Julia Lanzi,
“Un
tiempo vivido 100 veces. Apuntes para la historia de María Grande”,
Paraná, Editorial de Entre Ríos, 2004, p.184.
(9)
Alberto
Gerchunoff
(1910), “El
médico milagroso”,
en “Los
gauchos judíos”,
BsAs, Eudeba, 1964, pp. 106-117. Susana
Chiaramonte, Elena Finvarb y Graciela Rotman,
“Tierra
de Promesas (II): las colonias judías del siglo XX en Entre Ríos”,
Paraná, Editorial de E.Ríos, 2011. La
película de Juan
José Jusid
se puede ver hoy en https://www.youtube.com/watch?v=2AW9j5H__CI
(10)
Elio
Leyes,
“Extirpar
de nosotros el lobo”,
en “Voz
telúrica en Gerchunoff”,
Rosario, Ateneo Judeo-Argentino 19 de Abril, 1979, pp.73-76.
(11)
Susana
Chiaramonte...,
ob.cit, pp.
250-267.
(12)
Elio
Leyes,
ob.cit, p.34.
(13)
Alejo
Mayor,
“La bandera roja. Represión y lucha ideológica
en torno al 1° de mayo: Gualeguaychú, 1921”, Revista
Conflicto Social, UBA,
http://publicaciones.sociales.uba.ar/index.php/CS/article/view/1802.
Una reseña sobre Julio Serebrinsky y la Biblioteca de la Cooperativa
Eléctrica de Concordia, en
http://www.concordia.com.ar/biblioteca/historia.html
(14)
“Tu Quoque Juventud”, en
https://es.wikisource.org/wiki/Tu_quoque_juventud
(15)
Los conflictos políticos durante los gobiernos radicales y la
actitud de Mihura, en F.Reula, ob.cit. pp.15-116.
(16)
Jorge Repiso, “Los Kennedy”, BsAs, Emecé, 2015.
Yamandú Rodríguez, “Los Kennedy”, en
http://www.zonacolon.com/historica/loskennedy-historicazonacolon.pdf
. Sobre Yupanqui y la revolución, ver Osvaldo Delmonte, “El
levantamiento yrigoyenista de los hermanos Kennedy en la ciudad de La
Paz”, Gualeguaychú, El Día,
http://www.eldiaonline.com/el-levantamiento-yrigoyenista-de-los-hermanos-kennedy-en-la-ciudad-de-la-paz-entre-rios/
. La milonga yupnaquiana en
https://www.youtube.com/watch?v=2M48QzZXi04
. Una introducción al documental sobre los Kennedy en
https://www.youtube.com/watch?v=5WL8Z0JP4ok
(17)
Jorge Repiso, ob.cit, p.116. Sobre el tango de Mendizábal,
ver
http://www.todotango.com/historias/cronica/380/El-entrerriano-Historia-de-El-entrerriano-y-sus-principales-grabaciones/
. El “orre”, lunfardo de reo, en el “Mataburros Lunfardo”,
http://www.elortiba.org/old/matalunfa.html.
La letra de Homero Expósito, en
https://www.letras.com/homero-exposito/el-entrerriano/
(18)
Arturo Jauretche, “El Paso de los Libres”, en
http://www.labaldrich.com.ar/para-descargar-ejercito-y-politica-y-el-paso-de-los-libres-de-arturo-jauretche/.
El Programa Revolucionario, en
http://www.historiaydoctrinadelaucr.com/2011/04/manifiesto-encontrado-en-poder-del.html
y un análisis del movimiento, en Sebastián R. Giménez, “El
Comando del Litoral y la acción armada contra el régimen de la
restauración conservadora en la primera mitad de los años treinta”,
Folia Histórica del Nordeste, 2015,
http://www.scielo.org.ar/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0325-82382015000100002
(19)
F.Reula, ob.cit, p.78. El desacuerdo teológico, en “Dichos
y hechos de la reforma de 1933”,
Diario El Argentino de Gualeguaychú, 3/6/2007,
https://www.diarioelargentino.com.ar/noticias/22726/dichos-y-hechos-de-la-reforma-de-1933
.
Una introducción a la conceptualización de Sampay puede leerse en
Ernesto
Adolfo Rios,
“Las
ideas constitucionales de Arturo Enrique Sampay”,
en
http://www.peronlibros.com.ar/sites/default/files/pdfs/rios-sampay.pdf
(20)
El
pensamiento de Bernardino
Horne,
en “Un
ensayo social agrario”,
BsAs, Leviatán, 1957. La caracterización de la etapa, en Rogelio
José Biasizo,
“Economía
de Entre Ríos en el período de intervencionismo conservador
(1930-1945)”,
Paraná, Eduner, 2015, y en F.Reula,
ob.cit. La crítica a la política nacional funcional al imperialismo
británico, en Julio
Irazusta,
ob.cit. El
Manifiesto con las firmas de Manzi
y Horne,
en
http://www.historiaydoctrinadelaucr.com/2015/08/mrr-manifiesto-al-pueblo-de-la.html,
y la idea del Partido
Social Agrario,
en Silvia
Lázzaro,
“La
burguesía agraria argentina durante la década del 60”,
UNQ, Revista de Ciencias Sociales, 2013,
http://www.unq.edu.ar/advf/documentos/5939728f994cb.pdf
(21)
Elio
Leyes,
ob.cit, p.46.
La anécdota de Arlt,
en “Aguafuertes
Fluviales de Roberto Arlt. Crónicas y fotos de un viaje por el Río
Paraná”,
Antología y Comentarios de Emilia
Elizar y Silvio Méndez,
Paraná, La Hendija, 2016, p.58. Un esbozo del pensamiento de
Thompson,
en Carlos
Antonio Aguirre Rojas,
“Economía
moral de la multitud”,
UNAM, 2010,
http://conceptos.sociales.unam.mx/conceptos_final/424trabajo.pdf
(22)
Sobre
la empresa Liebig´s, R.Biasizo,
ob.cit, p.108. La
chamarrita del Zurdo
Martínez,
en https://www.youtube.com/watch?v=ijLawHHbAhU.
La de Sampayo,
en https://www.youtube.com/watch?v=Me5qM3N2KmA.
El chamamé “Al
Brillante”,
cantado por Pocho
Gaitán,
en https://www.youtube.com/watch?v=AOx-ec-WlwY.
El trailer del documental “Liebig”,
en https://www.youtube.com/watch?v=dI0rDr9yeec
y “La
Herencia Liebig”,
en https://www.youtube.com/watch?v=e_ZF7Y18Aog,
y sobre el Frigorífico Santa Elena, ver Roque
“Tito” Casals,
“Santa
Elena – Entre Ríos. Reseña General Histórica, Social y
Cultural”,
Tomo II, Nogoyá, Ediciones del Clé, 2016, pp. 93-100.
(23)
J.Riani,
ob.cit, 221-224. Ariel
R. Bessón y Walter D. Maidana
(1999), “Durandó.
Historia de una Comunidad”,
Ed. Tinta China, 3ra Edición, 2015. Las
ideas de André
Gorz,
en “Miserias del Presente. Riqueza de lo Posible”, en
https://kupdf.com/download/1-gorz-miserias-del-presente-riqueza-de-lo-posible-capitulo-1_597fa21bdc0d6044332bb189_pdf,
y un excelente ejemplo práctico, en “Alumnos
armaron una impresora 3D con materiales reciclados”,
en
https://www.elonce.com/secciones/parana/482196-alumnos-armaron-una-impresora-3d-con-materiales-reciclados.htm
(24)
Material
sobre los ferrobarcos, en Silvia
Baccino,
“El Ferry Boat”,
http://www.enlacecritico.com/miradas-hacia-el-pasado-zarateno/el-ferry-boat.El
último viaje del ferry, en
https://www.youtube.com/watch?v=V2xWPN5EMfo.
La historia de la balsa, por Luis Mino, en
http://www.histarmar.com.ar/FlotaFluvial/BalsaParanaSFe.htm.
Imágenes de la llegada de la balsa al atracadero en 1930, en
http://tvdoc.com.ar/video/cuando-se-cruzaba-en-balsa-entre-santa-fe-y-parana/.
Sobre
José
Peter,
el exilio laboral y las luchas obreras, Rodolfo
Leyes,
“Caravanas
de hombres marchaban. El éxodo obrero en Entre Ríos 1925-1945”,
http://www.cehsegreti.org.ar/historia-social-5/mesas%20ponencias/MESA%208/LEYES_8.pdf;
José
E. Schulman,
“José
Peter, el honor y la dignidad de los obreros de la carne”,
1998,
https://cronicasdelnuevosiglo.com/1998/08/10/jose-peter-el-honor-y-la-dignidad-de-los-obreros-de-la-carne/.
Beatriz
Bosch
abordó las cifras críticas arrojadas por los censos en su ob.cit
y Tirso
Fiorotto
ha hecho lo propio desde hace tiempo en sus columnas periodísticas.
Por ej, en “Razones que explican el escaso arraigo
en la región”, 6/1/2014,
http://www.volveralatierra.com.ar/vision/razones-que-explican-el-escaso-arraigo-en-la-region/
(25)
Pedro Kozul, “Escalada roja en Entre Ríos: la relación
del movimiento obrero en la provincia con el Partido Comunista (1933
– 1945)”, 2013, en http://cdsa.aacademica.org/000-010/666.
Sobre la bandera conservada por Ateo Jordán, ver Tirso Fiorotto,
“A 90 años de la masacre de Gualeguaychú”, Uno – Río
Bravo, 2011,
http://www.riobravo.com.ar/otras-yerbas/historia/item/728-a-90-a%C3%B1os-de-la-masacre-de-gualeguaych%C3%BA.
El documental “Bandera Roja”, en
https://www.youtube.com/watch?v=pe4YU8uITfs.
Angel Borda, “Perfil de un libertario”, BsAs,
Reconstruir, 1987, p. 129-130 y 171.
(26)
B.Bosch, ob.cit, p.281 y 306; F.Reula, ob.cit, p. 162.
Es importante además, leer por ejemplo “Monte nativo: aseguran
que quedan menos de 600.000 hectáreas en Entre Rios”,
http://www.saludnews24.com.ar/noticia/ambiente/2200-monte-nativo-aseguran-que-quedan-menos-de-600000-hectareas-en-entre-rios
y seguir buscando información actualizada de ésta interpelación
ambiental urgente. Sobre la filosofía positivista y sus
consecuencias políticas, ver María Angeles Vitoria,
“Positivismo”, en
http://www.philosophica.info/voces/positivismo/Positivismo.html.
(27)
Antoine de Saint Exupery, “El Principito”, en
http://www.letrasabiertas.gba.gob.ar/sites/default/files/Antoine%20de%20Saint%20Exupery%20-%20El%20Principito.pdf
y el capítulo “Oasis” del libro “Tierra de Hombres”,
en
https://www.saltogrande.org/pdf/Tierra%20de%20Hombres%20Oasis%20de%20Antoine%20de%20Saint%20Exupery%20por%20Elsa%20Aparicio%20de%20Pico.pdf.
Saint Exupery en Concordia, en
http://www.saintexupery.com.ar/pagina_nueva_5.htm.
El documental “Oasis”, completo, de Danilo Lavigne en
https://www.youtube.com/watch?v=hSpwMNUgznM.
El trailer de “Vuelo Nocturno”, de Nicolás Herzog en
https://www.youtube.com/watch?v=tCOMLkkqLVM.
Para más detalles, “Pruebas para creer El Principito
"nació" en Concordia”, en
https://www.diariouno.com.ar/espectaculos/pruebas-creer-el-principito-nacio-concordia-20170804-n1445784.html.
La poesía de Juan L. Ortíz, en “Obra Completa”,
Santa Fe, UNL, 2005, p.272. Para el repaso del trabajo de Michael
Lowy sobre las corrientes del romanticismo, ver Martin Ignacio
Koval, “Rebelión y melancolía. El romanticismo a
contracorriente de la modernidad, de Michael Löwy y Robert Sayre”,
2010, Revista Herramienta,
http://www.herramienta.com.ar/revista-herramienta-n-43/rebelion-y-melancolia-el-romanticismo-contracorriente-de-la-modernidad-de-m.
(28)
Jorge Vilanova, “Fernández y Brizuela. Socialistas y
Artiguistas”, Tinta China, 2013, p. 117-118 y 190. Agradecemos a nuestro compañero Tirso Fiorotto este material.
(29)
Oscar Conde, “Mentiras y verdades acerca del lunfardo”,
2011, en http://p3.usal.edu.ar/index.php/gramma/article/view/791/918.
(30)
El método analítico de Canal Feijoo, en Gisela Fabbian,
“La expresión popular anónima. Bernardo Canal Feijoo y su
concepción del folklore”, Boletín de Estética, Univ.Nac San
Martín, 2016, pp, 31-68,
http://www.boletindeestetica.com.ar/wp-content/uploads/Boletin-de-Estetica-N36.pdf.
“Recuerdos de la Tierra”, de Martiniano Leguizamón,
en https://archive.org/details/recuerdosdelatie00legu.
El capítulo “Chabaré” en pp. 111-125. El libro de Fray
Mocho, versión digital, en
http://www.lavozdesola.com.ar/texto_fmochomatreros/fmocho_matreros01.html.
(31)
Yupanqui, “El Canto del Viento” en
https://www.folkloretradiciones.com.ar/literatura/El%20Canto%20del%20Viento.pdf.
(32)
Elio Leyes, ob.cit, pp. 35-36 y 48-55.
(33)
Jorge Luis Borges, “Evaristo Carriego” (1930),
Barcelona, Alianza Editorial, 1998. En internet,
https://literaturaargentina1unrn.files.wordpress.com/2012/04/borges-jorge-luis-obras-completas.pdf.
El debate Borges-Filiberto en “El idioma de los
argentinos”, pp.45-46,
https://edisciplinas.usp.br/pluginfile.php/498411/mod_resource/content/1/-El-Idioma-de-Los-Argentinos%2C%201928Ensayo.pdf.
Las ideas de Carriego, en
http://www.elortiba.org/old/carriego.html.
“Residuo de Fábrica”, en
https://www.poeticous.com/evaristo-carriego/residuo-de-fabrica?locale=es,
y la elegía de Romero y Coredero, en
http://www.todotango.com/historias/cronica/59/16-Elegia-a-Gardel/. Sobre el pietismo, https://filosofia.laguia2000.com/filosofia-y-religion/el-pietismo
(34)
Rodolfo y Julio Irazusta, “Argentina y el Imperialismo
Británico”, p.119 y 134-135, libro completo en
https://kupdf.com/download/irazusta-r-y-irazusta-j-la-argentina-y-el-imperialismo-britanico_59cf025e08bbc5c079687109_pdf.
Julián Landi, “LOS
HERMANOS IRAZUSTA Y EL PUNTAPIÉ INICIAL DEL REVISIONISMO HISTÓRICO”,
2012, en
http://solazapallero.blogspot.com.ar/2012/01/los-hermanos-irazusta-y-el-puntapie.html.
Julio Irazusta,
“Balance...”, ob.cit. Toni
Negri, “Crisis
de la política”,
BsAs, El Cielo por Asalto, 2003, pp.17-30.-
Indice Sumario:
RACEDO
Y LOS EXPEDIENTES NO TAN SECRETOS DEL ROQUISMO
LA
CONTINUIDAD DE LA BATALLA DE PAVÓN POR OTROS MEDIOS
FORMA
Y CONTENIDO DEL CAUDILLISMO ELECTORALERO
MARCAS
DE GUERRA POLÍTICA Y SOCIAL
RESPONSABLES
Y CÓMPLICES DE LA INFAMIA POLÍTICA
GOBERNAR
ES EDUCAR
FORMAS
DE ARGENTINIZAR Y DE ARGENTINIZARSE
LA
CONTRADICCIÓN EDUCATIVA
UNA
ENTRE RÍOS FINLANDESA Y LA EDUCACIÓN UNIVERSITARIA
UN
GALLEGO QUE NO ESTABA PARA CHISTES MALOS
LA
DEMOCRACIA ALTERNATIVA Y UN ABRAZO DE AGUAS
MIEDO
Y TRISTEZA EN EUROPA
TRABAJO
Y ALEGRÍA EN ENTRE RÍOS
LEÑA,
LEÑA, CAMPO Y SOL
SCHULMEISTERS
LAS
ROTAS CADENAS EN LOS BAILES
EL
TANGO Y LA BAILANTA
LOS
GAUCHOS JUDÍOS
LA
ÉTICA DE TOLSTOI Y LA ÉTICA DEL MONTIEL
SAJAROFF:
DEJEMOS DE SER LOBOS
LA
CIVILIZACIÓN, DE CAMPO, ARROYO Y PUEBLO
NECESIDAD
DE SAUCE, CEIBO, VIDA Y SALUD
SINCALISTAS,
SOCIALISTAS, ESCRITORES Y ARTISTAS DEL MONTIEL
LA
REBELDÍA CÍVICA CONTRA EL RÉGIMEN
LOS
CAMINOS DE UN PAÍS SIN VIDA POLÍTICA
LA
MALDICIÓN REPUBLICANA Y LA REVOLUCIÓN A MEDIAS
UNA
DEMOCRACIA DE FUERZA MAYOR
LA
AUTONOMÍA ENTRERRIANA Y SUS CIRCUNSTANCIAS
DIGNIDAD
Y MILONGA: LA REVOLUCIÓN DE LOS KENNEDY,
EL
ENTRERRIANO: PRIMER TANGO BIEN BAILADO
O
ES PARA TODOS LA COBIJA, O ES PARA TODOS EL INVIERNO
LA
CONSTITUCIÓN PROVINCIAL DE 1933
CONSTITUCIÓN
POLÍTICA, SOCIAL Y FOLKLÓRICA
BERNARDINO
HORNE: UNA ECONOMÍA POLÍTICA DE LA TIERRA
LA
GAUCHADA ENTRERRIANA
LOS
PUEBLOS-EMPRESA Y LA LECCIÓN COLONIAL
¿LA
LIEBIG Y LA BOVRIL DEL TURISMO?
COMO
LA INDIA, PERO SIN GANDHI NI NEHRU
EL
FALANSTERIO DISCIPLINADO DE DURANDÓ
LOS
AVENTADOS
LA
ORGANIZACIÓN SOLIDARIA DE LA CLASE OBRERA
LA
BANDERA DE LA DIGNIDAD OBRERA NO SE ENTREGA
LA
FUERZA INVENCIBLE DEL MONTE, DEL RÍO Y LA JUSTICIA
EL
LARGO ERROR POSITIVISTA
EL
PRINCIPITO DE ENTRE RÍOS: LA VERDADERA REVOLUCIÓN FRANCESA
JUAN
L. ORTÍZ Y SAINT EXUPERY: PARA QUE LOS HOMBRES…
SOCIALISTAS
Y ARTIGUISTAS: LA OTRA POESÍA DE LA TIERRA
DIALÉCTICA
Y PSICOANÁLISIS DEL FOLKLORE
CHABARÉ:
¿EL INCONSCIENTE CRIOLLO?
PREFERÍA
NO HACERLO
EL
AGUARÁ: (IN) CONCIENCIA MATRERA
EL
AVISO DEL CARÁU
YUPANQUI
Y GENUARIO SOSA: BIEN MONTADO Y EN MONTIEL
EL
GÉNERO GAUCHO
REMIGIO
CALAMACO Y LA DIALÉCTICA DEL CORAJE
CARRIEGO,
BORGES Y LA ENTONACIÓN ENTRERRIANA DEL CRIOLLISMO
LIBERTARIOS
MARTINFIERRISTAS
RESIDUO
DE FÁBRICA: ENFERMAS DE TRABAJO Y DESPRECIO
GARDEL
PARECÍA UN VERSO DEL ENTRERRIANO CARRIEGO
ESAS
CUATRO DURAS PALABRAS
EL
DIAGNÓSTICO NACIONALISTA
RODOLFO
Y JULIO IRAZUSTA: EL INICIO DEL REVISIONISMO HISTÓRICO
LA
POSICIÓN POLÍTICA: EL ERROR DE LOS EXPERTOS
PROGRESO
VS INDEPENDENCIA: NUESTRA DIALÉCTICA HISTÓRICA
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