Continuidad del
cap. 5 de los Apuntes para una Historia del Mundo Entrerriano
I
- LOS LIBROS Y LA CLARIDAD, ENTRE EL GUALEGUAY Y EL MONTIEL.
GUERRA IDEOLÓGICA, BONOS PARA SUS LIBROS Y MILITANCIA POÉTICA. LA
GRACIA DE LA MATERIA, EN LAS PALABRAS Y LAS FORMAS.
II
- CON LOS OTROS, ENTRE LOS INFINITOS. BUDISMO Y
ANTICAPITALISMO: QUE LA FUERZA NOS ACOMPAÑE. LA METÁFORA DEL
HIPPISMO. LA TRIPLE DIMENSIÓN DEL INFINITO. LO MISMO Y LO OTRO.
¿APRENDIMOS LAS LECCIONES?.
III
– EL ANGEL DE LA HISTORIA, LA POESÍA Y LA JUSTICIA. EL
MUÑECO Y EL ENANO. LA PALABRA. SALTOS Y FRENOS DEL TIGRE. EL
PASADO-PRESENTE.
IV
– RELIGIOSAMENTE COMUNISTA. UNA FE COMÚN.
MULTILÉCTICA. CONOCER EL SAUCE Y EL PUCHO. OTRO MARX. OTRO
FRANCISCO.
V
– (POST) ANTROPOLOGÍA POÉTICA Y DEBERES HISTÓRICOS.
DESVELOS FEDERALES Y DIALÉCTICA ORTICIANA. EL ALMA DEL PUEBLO Y LAS
FRONTERAS DE ROCAMORA. PATRIOTISMO JOROBADO Y CRIOLLISMO PARA LOS DOS
MUNDOS.
VI
– UNA NUEVA CIVILIZACIÓN DE LA TIERRA. ECOSOFÍA, JUICIO
DEL AGUA Y CIVILEGO ORTICIANA. CAMINO AL PARAÍSO. LESA
BIODIVERSIDAD. LA NIÑA Y EL GATITO. ¿QUIÉN ES ESA NIÑA?. LA
FUERZA POÉTICA DE LAS AVES SIN JAULA.
A
Mario Alarcón Muñiz, in memoriam
“Toda
la poesía de Ortiz se plasma gnómicamente, a manera de
sentencias
rituales. El poeta, sacerdote del universo, es el
encargado
de ejercer el rito de las cosas y formular con sus
signos
poéticos el espacio y el tiempo sagrados donde
acontece
el misterio por el cual, enajenándose, se accede
“al
reino del aquí y del allá y del más allá, hasta las arenas
sin
nombre”...”
EDELWEIS
SERRA
“El
cosmos de la palabra. Mensaje poético
y
estilo de Juan L. Ortiz”
“...Olvidamos
que nosotros mismos somos tierra (cf. Gn 2,7).
Nuestro
propio cuerpo está constituido por los elementos del
planeta,
su aire es el que nos da el aliento y su agua nos
vivifica
y restaura...”
PAPA
FRANCISCO
Encíclica
Laudato Si, 2015
“Cuando
el ingeniero interactúa con el artista, sus máquinas
tienen
la intención de ser útiles para la sociedad y reducir el
tiempo
del trabajo”, remarca Berardi. Pero cuando el ingeniero
es
“controlado por el economista, su horizonte es el crecimiento
económico”.
La reactivación de la dimensión poética del lenguaje
–y
su relación con la tecnología– tal vez sea la única posibilidad
de
reabrir lo indefinido en nuestro tiempo.
FACUNDO
CARMONA
Franco
“Bifo” Berardi: ¿qué puede la voluntad política
contra
la furia financiera?
Entrevista
en la Revista Ñ, 16/5/2019
“...Tengo
especial fe en la que no está escrita, y que será vivida
por
todos como algunos ahora se impregnan de la del aire, de
los
árboles, del agua… en la poesía que estará en todo porque
será
la comunión recién real bajo las especies también recién
reales...”
JUAN
L. ORTIZ
Carta
a Emilio, 26/4/1953
“Juan
L. Ortiz le da un nuevo sentido a lo criollo”, afirmó Carlos
Mastronardi. Ortiz nació en Puerto Ruiz, zona de Gualeguay, en 1896,
y falleció en Paraná en 1978. Decidió quedarse en su provincia,
más allá de las tentaciones laborales e intelectuales que tuvo,
especialmente desde BsAs. Un breve período de juvenil bohemia en la
capital argentina, una escapada como polizonte a Francia, un viaje
militante en 1957 para conocer la Unión Soviética y la China de
Mao, y algún otro viaje, pueden contarse como salidas de su tierra.
Las idas periódicas a BsAs y a Santa Fe a encontrarse con escritores
amigos, con luchadores de la cultura y con material de lectura y
estudio fueron parte de su itinerario intelectual y social, pero
siempre con una vuelta a su pago. Entre Ríos fue su lugar en el
mundo. “Convocó el universo a su casa”, escribió Juan José
Saer, gran amigo de la otra orilla, en las letras y en la vida, del
poeta entrerriano. Ortiz planteó públicamente sus prevenciones
contra las excesivas luces de la gran ciudad y contra la
oficialización publicitaria de cualquier literatura, incluyendo la
suya. Su distancia de esa contaminación urbana puede pensarse como
un gesto de autonomía federal poética.
La
Entre Ríos de principios del Siglo XX era una Entre Ríos derrotada
por el centralismo y periférica del modelo agroexportador. Ortiz
señaló bien el carácter isleño y no aislado de su
provincia. La literatura criolla cantaba loas a las luchas pasadas,
integrándolas a la “organización nacional”. Era una épica
urquicista, con todo lo potente y contradictorio del asunto. Una
ideología folklórica era difundida de sta manera para enfrentar las
ideas políticas de los obreros inmigrantes y rojos. Ortiz
cuestionaba la “cursilería folklórica”: su sentido de lo
criollo se va a forjar en una nueva comunión con el paisaje,
dónde la admiración de la naturaleza y el cosmos, y la crítica al
saqueo, se van a articular con un respeto al esfuerzo cotidiano del
pueblo -más que nunca multicultural- y una búsqueda de justicia por
los dolores de la gente humilde y trabajadora de su mundo y de todo
el mundo. Una ética de la tierra se va a diferenciar de una
poesía meramente folklórica y funcional al sometimiento y a una
nueva expoliación.
Hay
una doble dignidad en el pensamiento de Ortiz, dice Jorge
Perednik: la del éxtasis y la de la conciencia social, y cita una
definición del entrerriano, en un número que la Revista Xul le
dedicara al poeta en 1997. Dijo Juan L.: “hay un momento en que
aludir a la felicidad, por más inocente y profunda, por más
accesible y común que ésta parezca, puede ser inoportuno, puede ser
hasta ofensivo. Y con razón si en este momento desborda, puede
decirse, de un doble dolor, de una inquietud por nuestra dignidad y
nuestro porvenir, que afecta a todos. Pero también el recuerdo o la
conciencia, aunque breves, de una dignidad que no podrán herirnos
los ocasionales responsables -¿responsables?- de nuestros destinos
sociales, nuestra dignidad de criaturas hechas para la felicidad en
la unión con la naturaleza a través de sus cambios o estados, a
través de sus ritmos, puede traernos un ligero alivio y aun puede,
si puede, si tenemos verdaderamente el sentimiento de esta dignidad,
no adormecer nuestros deberes militantes, como sería fácil creer,
sino, por el contrario, afinarlos. La verdad es que tales dignidades
no se oponen, que ellas en el fondo hacen una sola”.
Sí, el nocturno en pleno día Sí, el “nocturno en pleno día”. Qué reposante la sombra, el baño de la sombra. Algunos brillos, algunas florescencias. Y, ah, reencontrar el centro de relación. Delicias de las flores submarinas, frágiles delicias. La noche íntima está llena del mundo. En la primera capa del reposo, sólo. Acaso en la segunda. La fatiga de la luz y del ruido, sonríe, sí, al silencio iluminado apenas, muy apenas de un pálido cielo abisal. Silencio, silencio, sombra y silencio reposantes y ah, indispensables. El nocturno delicado para oír nuestro silencio y el silencio del mundo, curvados sobre la sombra opaca, sin reflejos mezquinos o complacientes. Nuestro silencio y el silencio del mundo, tan musicales, ah, tan musicales, en sus primeras zonas. Porque en cuanto descendemos más nos sorprende el grito de la vida. La vida grita, hermanos, en lo profundo del mundo y de nosotros mismos. La vida herida grita y es inútil nuestro intento de eludir el grito en el adorable y reposante refugio de nuestra soledad o de nuestra comunión con las criaturas secretas del mundo. Ah, cómo quisiéramos encontrar la paz absoluta de la sombra o de la armonía total cuando bajamos hacia nuestro silencio en el día o en la noche! Por unos minutos sólo, aunque fuera por unos minutos, ver alzarse una tenue constelación de las profundidades últimas. Subiríamos con una sonrisa más segura, hermanos, para los deberes del amor. No el vértigo de la sombra, no, sino el canto de la sombra. Ah, cómo quisiéramos en el silencio de nuestro paisaje ver sólo los juegos de la luz y del agua. Una impalpable presencia, casi una música, sobre las colinas olvidadas. Cómo quisiéramos que el canto nuestro fuera el del pájaro, el del arroyo, acaso el del grillo en el alba: una perdida aspiración hacia una dicha que casi no es de este mundo o el cristal de una dicha ubicuo como el cielo. Cómo quisiéramos, sí, contar con una breve seguridad en la noche de nosotros mismos o en la armonía de las cosas. Fuera agradable, verdad, hermanos míos? estrechar el universo en el límite del ser, en el último límite tembloroso del ser. Pero la vida, el mundo, nos han penetrado tanto que en nuestras profundidades sólo hay sangre y gritos. Nuestro silencio último está lleno de llantos, de desgarramientos. El paisaje manchado de injusticia y de desolación. En la sonrisa de las lomas criaturas amarillas con su pregunta terrible de animales acosados. Y en el polvo de los caminos la inseguridad de pies llagados, y junto a los alambrados el desamparo ante la noche. Ah, nuestro querido Supervielle, nuestro nocturno, nuestro delicado “nocturno en pleno día” gime con el dolor del mundo. Pero, pero, más allá de la sangre y de las lágrimas, más allá de la muerte y del espanto, el día como una nave con su carga preciosa para las soledades ya seguras frente al canto de la sombra, y menos indefensas ante el vértigo de la sombra. (JLO, libro “La Rama hacia el Este)
I
- LOS LIBROS Y LA CLARIDAD, ENTRE EL GUALEGUAY Y EL MONTIEL
“Un gaucho, se diría por
su aspecto, semejante a
Macedonio Fernández con
algo de Gandhi.
Uno de los poetas vivos más
altos de la lengua”
FRANCISCO
“PACO” URONDO
“Una
sabiduría de intemperie”
Entrevista
a Juan L. Ortiz para la
Revista
Panorama, 17/11/1970
“Comprender el texto es
comprenderse frente al texto”
PAUL
RICOEUR
"El ser hablante es un ser creyente"
JULIA KRISTEVA
"El ser hablante es un ser creyente"
JULIA KRISTEVA
Ortiz
pasó su infancia en Villaguay, por cuestiones de trabajo de su
padre, administrador de una estancia del Gral Racedo. Allí realizó
sus estudios primarios, se encontró con una primer biblioteca y
conoció al Dr Naum Yarcho -el “Dr. Larcho”- legendario personaje
inmortalizado por Gerchunoff en “Los Gauchos Judíos”, al que el
Juan L. dedicara un poema, en el que se preguntó si había conocido
a un santo. Tiempo después, el propio Ortiz contó la anécdota de
que le tocó leer esas líneas en un homenaje escolar, y que lo
asombró el silencio respetuoso de los gurises que, minutos antes,
habían hecho pasar un mal rato al orador anterior y a sus pobres
maestras. El mismo silencio emocionado de alumnos de primaria y
secundaria hemos encontrado cuando leemos en voz alta poemas
orticianos profundos como “A Prestes, mi galgo”. El Dr. “Larcho”
lo introdujo en la lectura de Tolstoi, Gogol y otros destacados
escritores rusos. La selva montielera -esa otra poesía natural,
agreste y misteriosa- impresionó los sentidos de su niñez y el río
Gualeguay completó el horizonte de esas primeras grandes
influencias.
De
vuelta en Gualeguay, la adolescencia de Ortiz transcurrió entre la
Escuela Normal, la bohemia -que lo encontró en BsAs con Manuel
Ugarte y José Ingenieros, entre otros-, y los amigos, que le
aportaban poesía “popular” y poesía “culta”, que eran una
sola poesía para Juan. Por lo demás, sus lecturas se ampliaban
-Rilke, Mallarmé, Rolland, Barbuse, Cassou, Micheau, Verlaine,
Teilhard de Chardin, Bergson, Lao Tsé, Tagore, Barret, Éluard,
Malraux, Juan Ramón Jiménez -a quién conoció en Paraná, en 1948-
y tantos otros y otras escritores y estudiosos de nuestra tierra y de
los cuatro puntos cardinales- y la revolución socialista en Rusia
-producida en Octubre de 1917- sacudía los espíritus de las almas
más inquietas, como la de nuestro poeta y un grupo de escritores y
amigos de la región, entre los que se destacaban Emma Barrandeguy y
Amaro Villanueva. En la casa de la primera se juntaban a leer y
discutir “El Capital” de Carlos Marx. Fundaron el Grupo Claridad,
un colectivo de escritores “amigos de la Revolución Rusa” y de
la librería gualeya de Hartkopf. Por lo demás, los bellos poemas de
Juan L. Ortiz -como “Gualeguay”- describen su itinerario
político, social e intelectual. A los amigos “intelectuales” y
la sabiduría del mate, se le
suman los poetas de la calle y los amigos de la vida, como Juan el
Renguito, Poroto, Huguito y el Pichay. Otro aprendizaje será el del
silencio, internalizado junto a sus vecinos pescadores compañeros
del río.
Ortiz
fue empleado del Registro Civil en Gualeguay. Quería tener tiempo
para la lectura y la escritura y liberaba así las tardes, por eso
aceptó este puesto y desechó otras ofertas. La apropiación y
reapropiación de los tiempos de la vida y el sentido de la misma es
clave en la lucha emancipatoria contra el capitalismo y sus lógicas.
Toni Negri ha escrito que, “la explotación es producción del
tiempo de la dominación contra el tiempo de la liberación”, y en
la misma dirección, el ex presidente uruguayo José “Pepe”
Mujica afirma que “cuando tú gastas, en el fondo lo que estás
gastando es tiempo de vida que se te fue”. Nuestro poeta se casará
en 1924 con Gerarda Irazusta - “leía con Gerarda de madrugada,
leíamos a Tolstoi y Nietsche juntos” - y al año siguiente nacerá
su hijo Evar. Su familia estuvo vinculada al radicalismo, de ahí la
posibilidad de su trabajo formal en el Civil. Sus primeros escritos
articularán el amor por los regalos del cielo con la excitación de
los movimientos populares radicales y anarquistas. El
marxismo-leninismo potenciará desde 1917 la agudeza crítica de su
reflexión poética. Agustin Alzari ha investigado con profundidad
las ideas políticas de Juan L. y en especial, su relación con la
línea militante del Partido Comunista Argentino. Los cuadros del PC,
en el marco de los frentes y alianzas abiertos por esa formación a
nivel internacional para enfrentar el nazifascismo, le dedicarán
muchas elogiosas páginas. Los trabajos de Héctor P. Agosti y Alvaro
Yunque, por ejemplo, están para atestiguarlo.
GUERRA
IDEOLÓGICA, BONOS PARA SUS LIBROS Y MILITANCIA POÉTICA
“Delicado, amable y un
poco zumbón, ni acostumbraba a dar
lecciones ni tampoco a
recibirlas, sobre todo de oportunistas
y de pedantes. Cuando
recibía una visita o saludaba a alguien,
tenía la costumbre de
inclinarse un poco, gentil y discretamente,
y, siguiendo la costumbre
de los viejos criollos de su provincia,
no tuteaba a nadie (aparte
de Gerarda, su mujer), cualquiera
fuese la posición social,
el carácter o la edad de su interlocutor.
Siempre nos reíamos porque
Juan trataba de usted a su propio
hijo que, en cambio, lo
tuteaba. Pero esa inclinación por la vieja
cortesía criolla no tenía
nada de autoritario ni de convencional...”
JUAN
JOSÉ SAER
“Sobre
J.L. Ortiz”
Poesía
y Poética, 1995
Sobre
la evolución de la visión política de Ortiz hablaremos más
adelante. Si debemos comentar que, el anticomunismo que se
desarrollaba en distintos sectores políticos, militares y sociales
costó dolores de cabeza al poeta. La disputa por la conducción de
la comisión de la Biblioteca pública de Gualeguay es un botón de
muestra. Unas cuantas ánimas conservadoras en pena ponían como un
peligro subversivo internacional las propuestas de incorporación
bibliográfica que Ortiz y Mastronardi hacían. En 1942, Juan L.
consigue una jubilación anticipada y se va a vivir con su familia a
Paraná. Su perro Prestes también se fue con ellos de Gualeguay. La
vergüenza política y la rabia por la influencia de los
reaccionarios de esa época no empañaron el cariño por su tierra
natal, que por suerte lo reconoció en el final de sus días. El
cuerpo del escritor que percibió el aura del sauce descansa para
siempre en su pueblo. En la capital provincial fue animador de la
“Peña del Vértice” y colaborador en diarios y revistas. Sus
poesías y sus prosas aparecían en El Diario paranaense y en El
Litoral de Santa Fe, matutinos en los que trabajaban sus compañeros
Amaro Villanueva y Luis Gudiño Kramer.
A la
producción poética, el joven Ortiz sumaba su talento para el dibujo
y la pintura. Cesáreo Bernaldo de Quirós le ofreció una beca y
llevarlo para perfeccionar su talento, pero la madre de Juan L. no
quiso. Esa negativa sirvió paradójicamente para construir el camino
del más grande poeta argentino del Siglo XX. En Junio de 2019, un
integrante de la Sociedad de Escritores de Gualeguay -Gastón Fleita
Moreira- encontró cuatro retratos hechos por Juan L. Ortiz en el
sótano de la Biblioteca Popular que hoy lleva el nombre de Carlos
Mastronardi. Juan L. Ortiz volvía a ser noticia desde abajo, desde
el lugar menos pensado. La definición por la poesía se concretó
con la publicación de su primer libro “El Agua y la Noche”, en
1932. Juan L. siempre le agradeció a Carlos Mastronardi, a Cesar
Tiempo y otros amigos la insistencia y las gestiones para que
publicara sus poemas. Los libros que le siguieron siempre fueron
editados en forma artesanal: Ortiz y sus compañeros vendían “bonos”
que servían para financiar los gastos de publicación. Su obra
circulaba dispersa en antologías, diarios y revistas. En 1971, la
Editorial La Biblioteca -la Vigil- de Rosario publica los tres tomos
de su Obra Completa hasta entonces con el título de “En el aura
del sauce”. Para algunos, este gran paso editorial consolidó el
“mito Juanele”, y ese mito muchas veces impide leer, comprender y
sentir la interpelación de su poesía. Hay que hacer ese
aprendizaje, aprovechando la obra reunida.
Sus
lecturas y su militancia cultural le fueron dando una idea profunda
de lo poético. Con Jean Cassou, Juan L. pensaba que la poesía debe
ayudar a transformar el mundo, y que esa liberación política de las
injusticias, las desigualdades, la explotación y las necesidades,
iba a producir que la poesía pueda ser vivida por todos. Al disfrute
de las expresiones actuales e históricas de la poesía y el arte se
sumarían las expresiones artísticas múltiples -infinitas- de la
vida social liberada. El cambio revolucionario forja una vida
comunitaria poética. Es la tesis fundamental del marxismo, a la que
Ortiz le agregó sus propios condimentos ecológicos -que hoy
denominamos ecológicos- y espirituales. “La poesía está en todos
lados”, decía Juan L.: la poesía auténtica está en los
niños, los imbéciles y los analfabetos. Y la mejor poesía
“será la del futuro”.
La obra editada en 1971
LA
GRACIA DE LA MATERIA, EN LAS PALABRAS Y LAS FORMAS
“...Estuve
pensando en mi debilidad por la i
-reflexionó
Juanele,
como
si no hubieran pasado varias horas desde mi partida-.
Y
¿sabes de dónde debe venirme también? Del guaraní:
casi
todas las palabras guaraníes terminan cristalinas...”
ALICIA
DUVOJNE ORTIZ,
“El
escondido licor de la tierra”
La
Opinión Cultural, 16/4/1978
“...El amanecer, con su
celeste todavía no dorado
pero ya abriéndose como
una flor para la laguna
y para el ramillete de
cardos que desde el terraplén
en la laguna se recorta.
Se recorta? Qué manos
dibujaron, Dios, qué manos pintaron
esta gracia con corolas
lilas, esta gracia con corolas moradas,
hacia un celeste que es
apenas líquido?...”
JUAN
L. ORTIZ
“Sentí
de pronto...”, en
“El
Álamo y el Viento”
“Todo
está en todo”, pensaba el gran poeta entrerriano desde su
panteísmo. Los desequilibrios e injusticias vitales impiden percibir
y disfrutar plenamente el todo. El desvelo poético trata de
reintegrar el todo, reconstruir la unidad de la vida en la naturaleza
y en el cosmos, prefigurar la articulación del infinito en todas sus
dimensiones. Para ello, hace falta un estado de “disponibilidad”
del espíritu. Federico Fellini expresará la misma idea en el
documental “Soy un gran mentiroso”. Y las hermosas coincidencias
entre ambos continúan: Juan L. intentará captar poéticamente la
brisa en la hierba; Fellini -igual admirador de la antigua
profundidad espiritual de los pueblos asiáticos- afirmará que “la
vida entera puede ser sugerida en el temblor de una hoja del árbol”.
Para Ortiz, el paisaje es “un estado del alma para otro estado del
alma”.
Juan
L. construyó su propio lenguaje poético, su propio léxico, como
dice Daniel Helder. Letra pequeña, signos de interrogación,
simbología, diminutivos, palabras en idiomas diferentes al
castellano -la Prof. Edelweis Serra le cuestionó afectuosamente su
“abuso” del francés y a nosotros hoy sus expresiones en
castellano clásico nos suenan a un Quijote, perdonándole el francés
que nos gusta pensar como un guiño peyretiano-, escritura que parece
mecerse como una ola en la hoja del libro… Ortiz supo encontrar esa
escritura liviana, etérea, limpia, suave que buscaba, incluso
utilizando creativamente las limitaciones de su máquina de escribir.
Algún especialista en su obra ha caracterizado como femenina esta
delicada construcción de su lenguaje poético.
Son
muy especiales, y muy valiosos, los casos de pensadores formados en
el marxismo que se han abierto a incorporar las preocupaciones
teológicas y religiosas de diferentes maneras. Son singulares
también los casos inversos que terminan encontrando un camino
similar. Veremos los casos de Walter Benjamin y de Enrique Dussel. El
intelectual francés Alain Badiou, simpatizante en su momento como
Juan L. de la renovación maoísta del socialismo marxista, ha
propuesto la posibilidad de un “materialismo de la gracia”
en su libro “San Pablo, la fundación del universalismo”. En una
línea similar había prologado Juan José Saer una edición de las
obras de Ortiz. Escribió en forma preciosa el santafesino que, “para
la poesía de Juan el paisaje es enigma y belleza, pretexto para
preguntas y no para exclamaciones, fragmento del cosmos por el que la
palabra avanza sutil y delicada, adivinando en cada rastro o
vestigio, aun en los más diminutos, la gracia misteriosa de la
materia” (1).
II
- CON LOS OTROS, ENTRE LOS INFINITOS
“...Y en la memoria
resucita ese mínimo destello que ha quedado
entre los despojos de lo ya
vivido, allí donde yo sentí la eternidad
del instante, como dirían
Bachelard o Proust, allí donde
el infinito cabe en el
instante”
JUAN
L. ORTIZ
“El
infinito en el instante”
Testimonio
recogido por Guillermo Boido
“...Cuando el Infinito
decidió crear el mundo, “se concentró
en un punto medio (de la
Luz Infinita, de Su Luz), en su
justo medio: “contrajo”
esta Luz (La limitó); se retiró
alrededor del punto medio;
en este punto quedó entonces
un lugar vacío y en él se
expandió el aire: se formó
un espacio...”
CATHERINE
CHALIER
“La
huella del infinito. Emmanuel Levinas
y
la fuente hebrea”
“...Es justamente donde
mi vista termina donde
comienza el misterio del
otro como otro...”
ENRIQUE
DUSSEL
“Liberación
Latinoamericana y
Emmanuel
Levinas”
Mario
Trejo, autor de la maravillosa letra de “Los Pájaros Perdidos”,
inmortalizada musicalmente por Astor Piazzola, definió a Juan L.
como “un realista de la mística”. Esta precisa
caracterización dialéctica nos muestra claramente los dos aspectos
del pensamiento poético de Ortiz que venimos describiendo. Quienes
ven solamente la parte mística y espiritual del escritor
entrerriano, solo están enfocando una parte de su posición frente
al mundo. En 2014, Tania Favela Bustillo -de la Universidad
Iberoamericana de México- publicó su excelente trabajo “La
armonía del devenir: zen y poesía en Juan L. Ortiz”. El texto
finaliza con la relectura de “Fui al río” -ese clásico
orticiano- y comienza con la historia de “El arpa de Lung Men”;
un sutil relato del oriente profundo que Ortiz citó en su poema
“Deja las letras...”.
“El
libro del Té”, de Okakura Kakuzo estaba en la biblioteca personal
de nuestro poeta. En ese libro está el relato taoísta de este arpa
mágica:
Hace
mucho tiempo, en el barranco de Lung Men, se alzaba un hermoso árbol
Kiri. Se dice que era tan alto que podía conversar con el cielo y
las estrellas, y que sus raíces eran tan profundas que sus anillos
de bronce se mezclaban con los del dragón de plata que dormía
debajo de la tierra. Un día un mago transformó al árbol en arpa,
el instrumento era maravilloso, pero según dijo el mago, sólo
podría ser tocado por el más grande de los músicos. El emperador
de China guardó el arpa como un tesoro, muchos fueron los músicos
invitados que de todas partes llegaban para tratar de tocar en ella
algunas melodías, pero a pesar de sus esfuerzos, del arpa sólo
salían notas ásperas y chirriantes. Después de muchos años llegó
Pai Ya, el príncipe de los arpistas. Pai Ya se sentó en silencio
frente al emperador, tomó el instrumento con ternura y con mano
suave lo acarició. Melodías bellísimas resonaban en el arpa
despertando el recuerdo de la madera. Pai Ya cantó sobre el viento y
las montañas, sobre las estrellas y el rocío. Cantó sobre el
cambio de las estaciones, y la brisa de la primavera, los insectos
del verano, la luna del otoño y la nieve entre las ramas cantaban al
unísono con él. Cantó sobre la guerra y el dolor, sobre el amor y
la dulzura. La armonía de las notas no dejaba nada afuera y todos se
extasiaban al escucharlo. Cuando Pai Ya terminó de tocar, el
emperador le preguntó cuál era su secreto, ¿cómo es que había
logrado tocar tan bellas melodías?. Pai Yale respondió: “Majestad,
los demás han fracasado porque no cantaban sino sobre sí mismos. Yo
he dejado que el arpa eligiera libremente sus temas y no sabía
realmente si el arpa era Pai Ya o Pai Ya era el arpa”.
No
hay ninguna duda de que este texto fue muy importante para Juan L.
que no dejó de reconocer su respeto por las culturas orientales,
como el taoísmo, el budismo y el hinduísmo, pero en la poesía de
Ortiz, estas cosmovisiones son solo una parte de su concepción y de
su propuesta vital. Muy importante, por cierto, pero recombinada con
filosofías, poesías y culturas de todos los continentes, empezando
por el nuestro, el Abya Yala que los colonizadores llamaron
“América”. Y además, la contemplación en Juan L. no es mera
pasividad. La contemplación del paisaje es parte de una lucha
política y cultural, con si mismo y con los gestores de la crueldad
y la injusticia en el mundo. En el combate cotidiano por liberar la
vida de la opresión que nos genera el sistema dominante, el
reencuentro con las bellezas de la Madre Naturaleza es un aspecto de
la movilización de fuerzas contra la alienación. Hay filosofía zen
en el poeta, por supuesto, pero esta filosofía se suma al tekohá
guaraní, a la idea de Punto Omega de Teilhard de Chardin, a otras
corrientes espirituales y al socialismo marxista en una variante
libertaria.
Fui al río, y lo sentía
cerca de mí, enfrente de mí.
Las ramas tenían voces
que no llegaban hasta mí.
La corriente decía
cosas que no entendía.
Me angustiaba casi.
Quería comprenderlo,
sentir qué decía el cielo vago y pálido en él
con sus primeras sílabas alargadas,
pero no podía.
Regresaba
—¿Era yo el que regresaba?—
en la angustia vaga
de sentirme solo entre las cosas últimas y secretas.
De pronto sentí el río en mí,
corría en mí
con sus orillas trémulas de señas,
con sus hondos reflejos apenas estrellados.
Corría el río en mí con sus ramajes.
Era yo un río en el anochecer,
y suspiraban en mí los árboles,
y el sendero y las hierbas se apagaban en mí.
Me atravesaba un río, me atravesaba un río!
(JLO, libro “El Angel Inclinado)
BUDISMO
Y ANTICAPITALISMO: QUE LA FUERZA NOS ACOMPAÑE
“Ver
a un Mundo en un Grano de Arena
Y un Cielo en una Flor Silvestre:
Sostener el Infinito en la palma de la mano
Y la Eternidad en una hora.
Un Petirrojo en una Jaula
Ocasiona Furia en todo el Cielo.
El encerramiento de palomas y Pichones
Retumba al Infierno por todas sus regiones.
Un perro hambriento en la Puerta de su Amo
Predice la ruina del Estado.
Un Caballo al que se abusa sobre el Camino
Pide al Cielo Sangre Humana...”
Y un Cielo en una Flor Silvestre:
Sostener el Infinito en la palma de la mano
Y la Eternidad en una hora.
Un Petirrojo en una Jaula
Ocasiona Furia en todo el Cielo.
El encerramiento de palomas y Pichones
Retumba al Infierno por todas sus regiones.
Un perro hambriento en la Puerta de su Amo
Predice la ruina del Estado.
Un Caballo al que se abusa sobre el Camino
Pide al Cielo Sangre Humana...”
WILLIAM
BLAKE
“Augurios
de la inocencia”
“...Pero el amor, oh
Buda, pero el amor, oh Cristo,
pero la caridad si queréis,
han querido, han debido, ir
hasta el fin...”
JUAN
L. ORTIZ
“He
mirado”, en
“El
Aire Conmovido”
En
el primer cuarto del Siglo XXI, comienza a difundirse en castellano
la interesante obra del filósofo coreano Byung Chul Han, migrante
por cuenta propia en Alemania y docente en el país de Kant,
Nietzsche y Marx. En “La filosofía del budismo zen”, Han plantea
la potencialidad anticapitalista de esta sabiduría oriental, en un
sentido de alternativa al consumismo en todas sus formas y al
espectáculo mediático mercantil. La idea es estimulante y seria,
tiene conexiones con el budismo leído por Juan L. Ortiz. La
diferencia podría estar en que la propuesta de desapego y
vaciamiento mental de Han incluye desligarse de la tierra y de lo
político, y aquí es donde estriba la singularidad orticiana: la
liberación espiritual que nos propone el poeta es parte de la lucha
por la liberación política, cultural y ambiental de nuestra tierra.
Uno de los libros de Juan L. se titula “De las raíces y el cielo”.
Han piensa budistamente en liberarse de lo sagrado, liberarse de
todo. Frente a esta meditación individual, creemos que el horizonte
de Ortiz es el de una liberación de lo sagrado. Que se
entienda: lo sagrado va a seguir existiendo de múltiples maneras
aunque a muchos no les guste. Se trata de liberar lo sagrado
-de las lógicas del poder instituido- más que o tanto como
liberarse de lo sagrado. Juan L. nos propone este camino.
Otros
títulos de Han pueden acompañar la lectura o relectura de la obra
de Juan L. Ortiz. El pensador coreano ha escrito “El aroma del
tiempo, un ensayo filosófico sobre el arte de demorarse”, “La
sociedad del cansancio”, “La sociedad de la transparencia”, “La
agonía del eros”, “La salvación de lo bello”, “Psicopolítica”
y entre otros trabajos, “Shanzhai, El arte de la falsificación y
la deconstrucción en China”. La idea del shanzai como estrategia
popular de sustitución de mercancías caras y lujosas es muy
provocadora y muy útil para pensar la obra de Ortiz y la cultura
china después de la muerte de Mao Tsé Tung en 1976 y el giro
capitalista del PC Chino hacia esa paradójica, desgraciada y exitosa
“economía socialista de mercado”. El shanzai se nos presenta
como una moneda de dos caras: por un lado, es una sustitución
económica creativa y social, emparentada con la ética cooperativa
de los buenos hackers, y por otro lado, oscila en la misma lógica de
tener y consumir. La noción hindú de swadeshi, de
autosuficiencia económica, por la que militaron en su momento Tagore
y Gandhi también es valiosa en este debate. El desafío seguramente
es que la balanza pese más de aquel lado. La obra de Han es muy
importante en la rayuela de lecturas que proponemos para repensar la
poesía de Juan L. Ortiz.
El
escritor entrerriano muere físicamente en 1978. Un año antes se
lanzaba la primer película de la serie “La guerra de las
galaxias”, cuyo título fue “Una nueva esperanza”. Más allá
del negocio millonario que resultó el producto para sus
realizadores, puede pensarse que la ética de los jedis se parece a
la ética orticiana: hay una sabiduría oriental y unas artes
marciales futuristas vinculadas a un combate contra el Imperio. En
ese sentido, Juan L. Ortiz tiene un parentesco espiritual impensado
con el Maestro Yoda. Varios de los escritores amigos de nuestro poeta
-como Juan José Saer- lo llamaron Maestro. Ortiz tituló “Si, la
lucha de las fuerzas oscuras...”, un poema de su libro “La rama
hacia el este”, y todavía no habían nacido artísticamente ni
Anakin Skywalker ni Darth Vader. En el mismo sentido, Ortiz nos dice
en su poema “Gualeguay” de que “hasta las ramas de las
galaxias, escondidas por la polvareda cósmica, estábamos ligados”.
En los años ´80, la investigadora norteamericana Donna Haraway
propone pensar, desde una ética feminista y ecologista, y con un
“Manifiesto Cyborg”, el potencial crítico de una lectura
alternativa de la denominada ciencia ficción.
Las reflexiones de Han
LA
METÁFORA DEL HIPPISMO
“...Una arañita roja de
patitas negras, pequeñísima, subía
por la ropa del poeta. Era
tan cuidadosamente vigilada en
su perfección, era tan
alhaja natural que me pareció
desprendida del poema que
acababa de leerse”
LUIS
SADI GROSSO
Testimonios
Entrerrianos, en
Revista
XUL Nro 12, Octubre 1997
“Los
poemas perdidos de Juan L. Ortiz”
Juan
L. dormía poco cuenta Hugo Gola. Cuatro o cinco horas diarias, con
algunos momentos de entresueño durante el día. Su jubilación le
permitió disponer todo el día, pero más de una vez -dijo este
escritor santafesino- “le escuché decir que le faltaba tiempo para
sus lecturas”. Ortiz consumía pastillas, especialmente
anfetaminas, para mantenerse despierto. A los 75 años de edad,
sufrió un trastorno delicado: perdió el equilibrio interior,
“noches enteras sin dormir le provocaron un estado ininterrumpido
de ansiedad”. Los médicos que lo conocían y lo atendieron
comprendieron que a esta altura no le iban a quitar los estimulantes
-su vida había sido un modelo de trabajo y creación- pero si le
hicieron reducir las dosis. “Al poco tiempo, dice Gola, su salud
mejoró y así siguió, sin abandonar sus hábitos, hasta el final de
su vida”.
“Me
siento, por momentos, en otras dimensiones -le confesó Juan L. a
Paco Urondo en una entrevista-. A veces me parece que estoy del otro
lado; ahora mismo, cuando estuve enfermo, con ese estado de
excitación, veía los árboles venir hasta mí, como Rilke en Muzot,
cuando le parecía que cada árbol respiraba con los pulmones de él”.
¿Cómo diferenciar enfermedad y cotidianidad? ¿Cómo diferenciar
delirio de espíritu creador?. “Los hombres son hierba” se
titula uno de los últimos apuntes del gran epistemológo Gregory
Bateson, fallecido un par de años después que Ortiz. “La metáfora
no es simplemente bonita poesía -concluyó Bateson- es la lógica
sobre la cual se ha construido el mundo biológico”. El escritor
belga -nacionalizado francés- Henri Michaux, leído y respetado por
Juan L. experimentaba con ácidos y escribía sus experiencias. “El
infinito turbulento”, “Conocimiento por los abismos” y “Las
grandes pruebas del espíritu, y las innumerables pequeñas” fueron
algunos de los títulos con los que el escritor europeo definió sus
obras. ¿Podemos hablar del hippismo poético de estos
autores?.
¿Cómo
pensar, qué decir de este hippismo de Juan L. Ortiz? ¿Cómo se
articula la lectura zen, las sabidurías nativas y la política
antisistémica con el empastillamiento, que es un claro síntoma de
la sociedad capitalista contemporánea?. ¿Es una contradictoria
lucha contra si mismo? ¿Para salir del hombre común, alienado como
parte del pueblo trabajador, se empastilla para ir más allá de las
miserias de la realidad? ¿Buscar una salida transitoria del sistema
-transitoria con lo que hay para que después sea definitiva-
entrando por una puerta del sistema?. Gola también contó la
historia de las boquillas de Juan L.: pretendidos filtros caseros
para hacerle creer a los pulmones que no fumaba tanto o por lo menos
que no fumaba en forma tan directa.
LA
TRIPLE DIMENSIÓN DEL INFINITO
“...Se
impone, realmente, al educador de esa línea estar alerta al hecho
de
que, en el momento mismo en que se inicia el proceso, está
preparándose
para
"morir" como exclusivo educador del educando.
No
puede ser un educador para la liberación si no hace
más
que sustituir el contenido de la práctica burguesa por otro,
manteniendo
sin embargo la forma de aquella práctica.
En
el fondo, tienen que vivir la liberación profunda de la Pascua...”
PAULO
FREIRE
“La
importancia de leer y
proceso
de liberación”
“Yo
no lo sabía -le dijo nuestro poeta a Mario Alarcón Muñiz en una
entrevista realizada en 1975-, pero después comprobé que desde las
primeras cosas mías estaba la mención del infinito. Antonio Machado
dice que justamente esta contrastación con el infinito es la piedra
de toque de una vocación fuerte…”. Previamente, Ortiz habla del
paisaje entrerriano de principios del siglo XX, paisaje que extrañaba
y que lo decidió a volverse de su experiencia juvenil en BsAs.
Continuando su cita de Machado, afirma que “la vida en provincia,
sobre todo para un poeta, es un poco difícil en el sentido del
intercambio, de la comunicación (en cuanto a las experiencias), con
otros amigos... pero que a la vez esa vida es la piedra de toque de
la verdadera vocación, en este sentido: de que como uno no tiene con
quien intercambiar o comunicar, se remite uno a la respuesta, muy
ilusoria, pero que puede ser significativa, del ambiente, las cosas,
los árboles, el río, con los que uno no tiene problemas en
comunicarse”. ¿La revolución poética y ecológica comienza en la
cadena más débil del sistema económico y político?.
Prefirió
el infinito del paisaje entrerriano contemplado desde el paisaje de
su alma y sus lecturas. Ese infinito que Ortiz expresó tantas veces
y de diferentes maneras, pero siempre apuntando a salir de las
desgastantes rutinas cotidianas. Infinito del cosmos, de la
naturaleza -el gusto del infinito en el otoño entrerriano-
, en las pequeñas cosas, en las ideas, en las posibilidades de
emancipación con los otros en una lucha común y fraterna. Blaise
Pascal pensó en el Siglo XVII a los seres humanos entre lo
infinitamente grande y lo infinitamente pequeño del universo. Dijo
además que “el hombre supera infinitamente al hombre”. Emmanuel
Levinas, sobreviviente de los campos de concentración nazis,
escribió “Totalidad e Infinito” en 1961, llamándonos la
atención sobre la infinita responsabilidad que tenemos frente al
otro como otro. Esa ética fundada en el infinito humano nos da la
posibilidad de salir de la totalidad de intereses, egoísmos,
brutalidades y disputas que forman el mundo del yo y de lo mismo.
Juan
L. se acordó de su admirado Pascal en el poema que dedicó a la
liberación de Paris en 1945. Sin saberlo, festejaba también la
liberación de Levinas, como de tantos otros. La preocupación por
los otros está en muchos de los escritos de Ortiz, tanto en poemas
como en prosas y entrevistas. Para nosotros, la poesía de Ortiz
articula creadora y dialécticamente las tres dimensiones del
infinito liberador: la de lo infinitamente grande del universo y
la naturaleza reencontrados humilde, ecológica y espiritualmente, la
de lo infinitamente pequeño y la del infinito de posibilidades
existentes en la fraternidad con el otro, con los otros, en una lucha
plural y un aprendizaje común. “Nació para cantar a sus
semejantes todos los silencios plenos y felices -dijo Julio Cesar
Pedrazzoli del bardo de Gualeguay-. Para decirles la infinita
esperanza de un tiempo en que florezcan la pura amistad, el puro
diálogo”. En este sentido, Juan L. Ortiz es nuestro señor del
infinito. Alain Badiou escribió, en 2016, que “somos capaces
de infinito en el pensamiento y en la creación” y que, si no lo
fuéramos, “el mundo sería de todos modos más triste y menos
interesante”. Badiou, camarada de Ortiz en muchos aspectos,
confirma el valor de la propuesta orticiana al ratificar que “si
poseemos ambos, la alegría de lo finito y la potencia de lo
infinito, creo que rozamos la felicidad”.
LO
MISMO Y LO OTRO. ¿APRENDIMOS LAS LECCIONES?
“-LA
MUJER NARSÉS: ¡Sí, explica! Yo no comprendo nunca pronto.
Siento
evidentemente que pasa algo, pero no me doy cuenta del todo.
¿Cómo
se llama cuando el día despunta, como hoy, todo se ha
estropeado,
todo se ha perdido, y la ciudad arde, y los inocentes se
matan
entre sí, pero se respira y los culpables agonizan en un rincón
del
día que amanece?
-ELECTRA: Pregúntaselo al mendigo. Él lo sabe.
-EL MENDIGO: Eso tiene un bello nombre, mujer Narsés. Eso se llama la aurora.”
-ELECTRA: Pregúntaselo al mendigo. Él lo sabe.
-EL MENDIGO: Eso tiene un bello nombre, mujer Narsés. Eso se llama la aurora.”
JEAN
GIRADOUX
“Electra”
“El que se encierra en el yo no halla jamás el camino hacia los otros”
“El que se encierra en el yo no halla jamás el camino hacia los otros”
CLAUDIO "POCHO" LEPRATTI
"El pensamiento filosófico de Pocho Lepratti en un texto inédito"
AMÉRICO SCHVARZMANN, El Miércoles Digital
C.del Uruguay, 27/2/2020
Juan
L. publicó su libro de poemas “La Mano Infinita” en 1951. El
título anticipa las preocupaciones levinasianas. Antes, había
presentado “El Alba Sube” (1936), “El Ángel Inclinado”
(1938, título que después asociaremos a las ideas de Walter
Benjamin), “La Rama hacia el Este” (1940), “El Álamo y el
Viento” (1948) y”El Aire Conmovido” (1949). Después del título
que presentamos como anticipatorio, publicó “La Brisa Profunda”
(1954) y “El Alma y las Colinas” (1956). “De las Raíces y el
Cielo” fue el trabajo que publicó en 1958. Pasaron varios años
hasta que en 1967 empezó a preparar, con la Editorial Vigil, la
edición de su obra completa, que saldría como dijimos en 1971. Esa
publicación contiene sus diez libros editados y tres inéditos, uno
de los cuales fue “El Junco y la Corriente” donde relata
poéticamente su experiencia en China y en la URSS. Los otros dos
volúmenes fueron titulados “El Gualeguay” y “La Orilla que se
abisma”. Recordemos que en 1942 se trasladó a Paraná: a los
hermosos recuerdos de la gran Casa de los Pájaros, ubicada entre
Estación Carbó y Larroque, le sumará las impresiones de sus paseos
por el Parque Urquiza de la capital entrerriana, que Juan L. tenía
como patio de su casa, de la última vivienda en esta ciudad. En este
parque plantó un ginkgo que trajo de China. El cuarto tomo se
proyectó, pero quedó pendiente.
Juan
L. afirmaba que el individuo -el individualismo, el egoísmo- debía
morir para dar lugar a la persona, es decir, a un ser vivo conectado
humilde y solidariamente con los demás seres del universo. Una vez
más, la afirmación es doble: espiritual/mística/ecológica por un
lado y político/social por el otro. Si falta una, la vida se
frustra. “El individuo debe morir como individuo para poder ser
persona -le dijo el poeta a Juana Bignozzi en una entrevista
realizada en 1969-, en un sentido que persona significa ya una
categoría mucho más que individuo, es una categoría más
comprensiva, un estado más comprensivo, en que el individuo está
penetrado por el otro, no sólo el tu sino el Otro en un sentido
espiritual, aunque no sea absoluto, y ya no ante lo visible sino
también ante lo invisible. Aquellos de ojos que no ven corazón que
no siente es una salida de canallas, como dice Schweitzer”. ¿No es
una notable coincidencia levinasiana?. Probablemente, el gran poeta
entrerriano y el filósofo lituano-francés de formación hebrea,
tenían algunas lecturas en común. Juan L. valoraba la tradición
judía. “La estrella de la redención” de Franz Rosenzweig puede
ser clave aquí. El personalismo comunitario cristiano habrá
aportado otro tanto, tal vez.
El
investigador y estudioso argentino, radicado en México, Enrique
Dussel ha propuesto una lectura latinoamericana y decolonial de la
obra de Levinas. En este sentido, Dussel le propuso personalmente al
lituano -en un encuentro realizado en 1971, año de publicación de
las obras orticianas- pensar “al indio, al africano y al asiático”
como los “otros” de la cultura occidental y sobre todo, de la
violenta, genocida y epistemicida modernidad occidental. Levinas le
confesó que no lo había pensado así: su filosofía era una
posición crítica frente a las totalizaciones deshumanizantes del
nazifascismo y del stalinismo. Juan L. Ortiz va a ir en esta línea
de Dussel, sobre todo cuando critique los apresurados y simplistas
comentarios de Jorge Luis Borges sobre las culturas de nuestros
pueblos originarios. En un reportaje para la Revista Crisis realizado
en Octubre de 1973, Juan L. le dijo a Jorge Conti y Hugo Gola que
“las famosas utopías pensadas por Tomás Moro, Campanella y muchos
otros, consideradas durante siglos como sueños de los hombres, se
realizaron aquí, en muchas de nuestras comunidades indígenas”.
El
debate sobre otredad viene siendo desde esa época muy rico, amplio y
complejo. A los imprescindibles trabajos producidos o coordinados por
Dussel se le pueden sumar los aportes de Paul Ricoeur -“Si mismo
como otro”- y Catherine Chalier - “La huella del infinito”-. El
intercambio de Dussel con Ricoeur y otros estudiosos ha sido valioso
y profundo. Podemos sumar aquí las reflexiones de Slavoj Zizek, Eric
Santner y Kenneth Reinhard tituladas “El prójimo. Tres
indagaciones en teología política”, para dar una vuelta de tuerca
al asunto evitando toda ingenuidad política y filosófica. Tratando
de actualizar la idea aristotélica de vida buena, Ricoeur pensó que
de lo que se trata es de “aspirar a la verdadera vida con y para el
otro en instituciones justas”. Es una buena idea, el desafío es
como construir los pasos para lograr instituciones y políticas
justas -aclarando primero el concepto de justicia y bien común para
el pueblo trabajador- a nivel local, nacional, regional y global.
Aquí tal vez podamos pensar una triple dimensión entrelazada y
abierta de la otredad: histórico-política, social-cultural y
filosófico-metafísica. A fines de 2019, retorna democráticamente
al poder político en Argentina, el frente electoral que hizo suya la
consigna “la patria es el otro”. El desafío que enfrenta
esa afirmación histórica y ética es no quedarse limitada a una
política de asistencia social o de compasión burocrática o
plutocrática. Los movimientos sociales de base y el espíritu
político de la nueva juventud militante serán clave en esta disputa
semiótica.
Lo
fundamental y dramático es darnos cuenta de nuestras necesidades,
límites y peligros externos e internos, para intentar salvar siempre
nuestra humanidad. Escribió Levinas: “loca pretensión de lo
invisible al tiempo que una experiencia aguda de lo humano enseña,
en el siglo XX, que los pensamientos de los hombres son conducidos
por las necesidades, que implican sociedad e historia; que el hambre
y el miedo pueden vencer toda resistencia humana y toda libertad. No
se trata de dudar de esta miseria humana -de este imperio que las
cosas y los malvados ejercen sobre el hombre- de esta animalidad.
Pero ser hombre es saber que es así. La libertad consiste en saber
que la libertad está en peligro. Pero saber o ser consciente, es
tener tiempo para evitar y prevenir el momento de inhumanidad. Este
aplazamiento perpetuo de la hora de la traición -ínfima diferencia
entre el hombre y el no hombre- supone el desinterés de la bondad,
el deseo de lo absolutamente Otro o la nobleza, la dimensión de la
metafísica”. La poesía y el arte nos sostienen en esta batalla
(2).
SI,
MIS AMIGOS, ALLÍ EN ESOS ROSTROS…
Sí,
mis amigos, allí en esos rostros, está el rostro.
El
rostro que en la noche, en medio de la tempestad, entre
relámpagos,
en
medio del martirio, con la sonrisa última muchas veces,
algunos
entrevieron y saludaron como un alba.
La
poesía también fue, la poesía también es, un llamado en
la
noche,
tímido
o firme, pero un llamado hacia ese rostro.
Acaso
la belleza esté allí. Estamos seguros de que la belleza
está
allí.
En
ese resplandor que casi vuelve imprecisos los rasgos.
Sin
velos. Como la luz de las aguas y de las flores en un puro
mediodía.
O
como la del corazón que ha encontrado su centro.
Y
las manos, ah, las manos que sufrieron las cadenas y
sangraron,
las manos,
son
aquellas, sí, aquellas que allá tejen la guirnalda del sueño
a
lo largo de la tierra en la casa común.
Veis
los dedos ahora finos afiebrados en torno de los tallos
y
de los pétalos,
y
de los pulsos precisos, y sobre las “páginas que defienden
su
blancura”,
y
sobre los silencios, tantos silencios, que luego han de cantar?
Veis
el gesto abierto hacia la colina que despierta como
como
una novia o como una hija?
Veis
el gesto desvelado sobre el paisaje de las infinitas
respuestas
en
la escala toda, relativa, del vértigo?
Pero
veis sobre todo, pero sentís sobre todo,
que
por las manos ahora fluye, recién fluye, la corriente,
la
clara, la profunda corriente en que la criatura puede
mirarse
de veras y ver el infinito?
Sí,
mis amigos, allí en esos rostros, está el rostro.
La
belleza está allí, nuestra belleza.
III
– EL ANGEL DE LA HISTORIA, LA POESÍA Y LA JUSTICIA
“Así ama Cristo -dijo el
cardo, echando a volar
las plumillas de su corola
muerta hacia
todos los vientos”
GABRIELA
MISTRAL
“El
cardo”
"...¿Me enviarás un ángel?
Will you send me an angel
Aquí estoy (aquí estoy)
Here I am (Here I am)
En la tierra de la estrella de la mañana
In the land of the morning star
El sabio dijo que solo levante la mano
Wise man said just raise your hand
Y alcanza el hechizo
And reach out for the spell..."
Will you send me an angel
Aquí estoy (aquí estoy)
Here I am (Here I am)
En la tierra de la estrella de la mañana
In the land of the morning star
El sabio dijo que solo levante la mano
Wise man said just raise your hand
Y alcanza el hechizo
And reach out for the spell..."
SCORPIONS
"Send me an angel"
Juan
L. Ortiz utilizó la idea del ángel en muchas ocasiones y en
diferentes sentidos. En la amplia, profunda y detallada entrevista
que Juana Bignozzi le realizó en 1969, el poeta explicó la
significación que le daba a ese concepto, a ese símbolo, esa
metáfora. Si bien a esa altura de su vida, Ortiz estaba tratando de
eludir esa palabra porque ya no la encontraba tan significativa, el
ángel o los ángeles habían tenido un lugar muy importante en su
trabajo creador. Para Juan L., decir ángel “es una manera de
nombrar lo innombrable”, eso que está “entre lo desconocido y el
hombre, hacia lo cual el hombre tiende”. Después precisa la idea:
“no se olvide usted del soneto de Nerval, él dice un espíritu
puro, yo podría decir un ángel (un ángel está desarrollándose
hasta en la piedra). Como le dije a usted, los hindúes dicen que la
vida no se agota en los tres o cuatro reinos sino que hay un mundo
invisible, diremos así, habitados dicen ellos por espíritus. En ese
sentido yo empleo la palabra ángel, como esa presencia desconocida
que puede tener, como en el cielo, significaciones. Puede ser el
ángel malo, como decía Rilke. La escala o como se dice las legiones
son muy numerosas y ocupan distintos niveles en el cielo”.
Cuando
Bignozzi le consulta si la idea de ángel puede pensarse casi en el
mismo sentido que espíritu, el poeta responde de una manera notable
y profunda que, “si, casi en el mismo sentido, solo que a veces,
según también el contexto, cierta necesidad de expresión, de
expresar algo que en ese momento no me suena o no lo siento, empleo
ángel o espíritu pero en el mismo sentido. El ángel es eso que,
por lo demás, dentro mismo de las teorías modernas de las
posibilidades humanas, no está tan alejado. El ángel puede ser lo
mismo que Teilhard de Chardin llama el Cristo, lo que Marx diría el
hombre libre fuera de la historia, fíjese hasta dónde el hombre que
ya está haciendo recién la historia, que ha superado la necesidad,
lo biológico. Teilhard de Chardin dice que será el reino del
Cristo, lo llama así porque era jesuita. Pero el Cristo también
puede ser algo que se parece a esa intuición que nosotros tenemos,
algo que puede realizar el hombre”.
El
poeta entrerriano publicó su libro “El Ángel Inclinado” en
1938. La figura simbólica del ángel estaba presente desde sus
primeros escritos. Entre 1939 y 1940, el filósofo alemán Walter
Benjamin escribe sus inquietantes tesis sobre el concepto de
historia. En estos apuntes revolucionarios, el pensador de la
Escuela de Frankfurt nos plantea una lectura heterodoxa del Angelus
Novus de Paul Klee. Dice Benjamin en la Tesis IX: “hay un
cuadro de Klee que se llama Angelus Novus. En él vemos a un ángel
que parece estar alejándose de algo mientras lo mira con fijeza.
Tiene los ojos desorbitados, la boca abierta y las alas desplegadas.
Ese es el aspecto que debe demostrar necesariamente el ángel de la
historia. Su rostro está vuelto hacia el pasado. Donde se nos
presenta una cadena de acontecimientos, él no ve sino una sola y
única catástrofe, que no deja de amontonar ruinas sobre ruinas y
las arroja a sus pies. Querría demorarse, despertar a los muertos y
reparar lo destruido. Pero desde el Paraíso sopla una tempestad que
se ha aferrado a sus alas, tan fuerte que ya no puede cerrarlas. La
tempestad lo empuja irresistiblemente hacia el futuro, al cual da la
espalda, mientras que frente a él las ruinas se acumulan hasta el
cielo. Esa tempestad es lo que llamamos progreso”.
EL
MUÑECO Y EL ENANO. LA PALABRA
“...Cuando una rama no
puede más con la primavera
que lleva dentro, entre la
abundancia de las hojas
brota una flor como
expresión maravillosa. ¿No veis
en la quietud de las
plantas su admiración de florecer?
Así nosotros cuando brota
en nuestros labios
la palabra verdadera”
JUAN
MARAGALL
“Elogio
de la palabra”
“...Calma
de mis dolores, ay, Cristo de los pescadores
Dile a mi amada que está apenada esperándome
Que ando pensando en ella mientras voy vadeando las estrellas
Que el río está bravo y estoy cansado para volver
Dile a mi amada que está apenada esperándome
Que ando pensando en ella mientras voy vadeando las estrellas
Que el río está bravo y estoy cansado para volver
Cristo
de las redes, no nos abandones
Y en los espineles déjanos tus dones”
Y en los espineles déjanos tus dones”
JORGE
FANDERMOLE
“Oración
del Remanso”
Benjamin
completó su concepción prudente y profunda del socialismo en
dieciocho tesis y un par de reflexiones añadidas después. Nosotros
seguimos acá la clara y brillante lectura que el intelectual y
militante francobrasileño Michael Lowy ha hecho de los conceptos
benjaminianos en su trabajo “Walter Benjamin, aviso de incendio”,
difundido desde 2001. Este libro de Lowy es un texto clave y
estratégico para acompañar la lectura o relectura de la obra de
Juan L. Ortiz. Para Benjamin, un marxismo diferente, despegado del
positivismo científico, filosófico y económico, tenía más futuro
que un materialismo dialéctico vulgar y funcional al progreso mal
entendido, biocida. La filosofía de la praxis ganará potencia si
dialoga con la teología, pensaba Benjamin formado en la cultura
judía. En la primer tesis sobre el concepto de historia, afirma que
“conocemos la leyenda del autómata capaz de responder, en una
partida de ajedrez, a cada movimiento de su adversario y de
asegurarse el triunfo. Un muñeco vestido de turco, con un narguile
en los labios, está sentado frente al tablero de ajedrez, apoyado a
su vez sobre una gran mesa. Un sistema de espejos genera la ilusión
de que la mirada puede atravesar esa mesa de lado a lado. En
realidad, en su interior está agazapado un enano giboso, maestro en
el arte del ajedrez, que por medio de cordeles dirige la mano del
muñeco. Podemos imaginar en filosofía una réplica de ese aparato.
El muñeco, al que se llama “materialismo histórico”, ganará
siempre. Puede desafiar intrépidamente a quien sea si toma a su
servicio a la teología, hoy, como es sabido, pequeña y fea y que,
por lo demás, ya no puede mostrarse”.
A
su manera, Juan L. Ortiz venía haciendo jugar juntos a ese muñeco y
a ese enano, eso evitaba que el muñeco se transformara en un títere
mediocre, y que el enano se transformara en un enano maldito. El
poeta valoraba, entre sus variadas lecturas y como hemos dicho, la
tradición hebrea. Hablando con Jorge Conti del poder de la palabra,
de “la magia de la palabra, que va más allá de la pura
significación” en los pueblos primitivos y en los antiguos, Juan
L. dice que, “la palabra era más que la palabra misma, era lo que
Mallarmé por ahí señala como el nombre; pero que no era un
concepto sino que iba más allá de él: lo que en la cultura hebrea
se llamó después el verbo y que se refirió al génesis, a la
creación...”. ¿Cuántas coincidencias podemos encontrar entre el
pensamiento poético de Ortiz y las ideas de Walter Benjamin y
Emmanuel Levinas, ese gaucho judío lituano-francés? ¿Qué nos
depara hoy una interpretación abierta de esas coincidencias, como de
sus diferencias, en este diálogo virtual que proponemos? ¿Qué nos
aporta hoy el trabajo de estudiosos como Michael Lowy y Enrique
Dussel a esta reflexión?. Es extraordinario encontrar las nociones
de ángel, ángeles, otro y otros, juntas y combinadas, en diferentes
momentos y direcciones de la poética orticiana.
Otra
coincidencia extraordinaria entre las vidas, las ideas y las
interpretaciones de y sobre Ortiz y Benjamin la encontramos en la
figura simbólica del tigre y sus saltos en la historia. Contra la
historia positivista, la historia cronológica y lineal de hechos,
fechas, batallas y gobiernos, Benjamin pensaba una historia viva,
dinámica. Lowy cita acá una carta de Theodor Adorno a Max
Horkheimer -compañeros de Benjamin- donde se compara esta tesis
benjaminiana con los conceptos de Paul Tillich, un socialista
cristiano que diferenciaba el chronos o tiempo formal del
kairós o tiempo histórico “lleno”, en el cual cada
instante contiene una posibilidad única, una constelación singular
entre lo relativo y lo absoluto. El pasado no está muerto para
Benjamin, está latente esperando una relectura, una reivindicación
que lo hace presente. Las clases dominantes han intentado borrar,
pisotear, ensuciar o manipular ese tiempo pasado, pero ese tiempo
está en un punto de latente ebullición histórica y política. El
pasado contiene lo actual, la jetztzeit, “ahora”, o
“tiempo actual”. Este material explosivo, explica Lowy,
“puede hacer estallar el continuum de la historia”.
El imprescindible trabajo de Löwy
SALTOS
Y FRENOS DEL TIGRE. EL PASADO-PRESENTE
“Revolotear e inquietud
de las aves laguneras.
Misterio, escozor y miedo,
por los collares de arena.
Cual poderosos animal, que
va dejando sus huellas
por los montes de la costa,
o en toda ranchada vieja.
Rugido estremecedor que
vuelve a través del tiempo:
¿será reclamo aborigen
por tanto avasallamiento?.
Comentan los pobladores que
ruge según el viento
entre medio de los esteros
o dentro de los carrizales
y que aún, aún no existe
el cazador
que se anime a estaquearle
el cuero
¡al tigre de los arenales!
MONCHITO
MERLO
“El
tigre de los arenales”
“...Surge
el nuevo problema sobre el
gobierno
provisional revolucionario. Para resolverlo plenamente
el
Partido del proletariado consciente debe dilucidar: primero,
la
significación del
gobierno provisional revolucionario en la
revolución
que se está desarrollando y en toda la lucha del
proletariado
en general; segundo, su actitud
frente al
gobierno
provisional
revolucionario; tercero, las condiciones precisas de
la
participación
de la
socialdemocracia en este gobierno; cuarto,
las
condiciones de la presión sobre dicho gobierno desde
abajo,
es
decir, en el caso de que no participe en el mismo la
social-democracia...”
V.I.
LENIN
“Dos
tácticas” (1905)
Escribió
Benjamin en su Tesis XIV: “la historia es objeto de una
construcción cuyo marco no es el tiempo homogéneo y vacío, sino un
ámbito lleno de “tiempo actual”. Así, para Roberspierre, la
antigua Roma era un pasado cargado de “tiempo actual”, surgido
del continuo de la historia. La Revolución Francesa se extendía
como un recomienzo de Roma. Citaba la antigua Roma exactamente como
la moda cita un traje de antaño. En su recorrido por la jungla de
otro tiempo, la moda husmeó la huella de lo actual. Es el salto del
tigre hacia el pasado. Ese salto puede realizarse en una arena donde
manda la clase dirigente. Efectuado en pleno aire, el mismo salto es
el salto dialéctico, la revolución tal como la concibió Marx”.
La revolución socialista, para Benjamin, tenía un sentido diferente
al que promovían sus camaradas. En las notas preparatorias a sus
tesis -nos explica Michael Lowy en su investigación sobre el
filósofo frankurtiano-, el colega de Adorno y Horkheimer apuntó que
“Marx dijo que las revoluciones son la locomotora de la historia
mundial. Pero tal vez las cosas se presenten de muy distinta manera.
Pueden ser que las revoluciones sean el acto por el cual la humanidad
que viaja en ese tren aplica los frenos de emergencia”. No
hay un pensamiento más actual en nuestra sociedad de riesgo
global.
Juan
L. Ortiz incluyó una concepción subalterna de la Historia en sus
poemas. Supo conversar con veteranos de la Batalla de Caseros, de la
Guerra infame contra el Paraguay y de las luchas del blanco oriental
Aparicio Saravia. En “El Gualeguay” -como en otros escritos- se
habla de la piedra que arrojó el charrúa Campusano, del legado
guaraní, del héroe gaucho Bartolomé Zapata salvando en Entre Ríos
la Revolución de Mayo de 1810, de Artigas como “sol agrario”,
del patriota Juan Casares y de tantas otras cosas. Ortiz reclamó
públicamente en una nota que tituló “Sobre la historia”
-publicada con el seudónimo de Alfredo Díaz en El Diario de Paraná
el 13 de Diciembre de 1943- una nueva historia que tendría como
condiciones poseer “una cultura general muy seria, una cultura
filosófica, una cultura política, una cultura económica”,
pensada y no repetitiva de hechos y derrotas. Walter Benjamin ya no
estaba físicamente, pero se nota que estaban pensando lo mismo.
Nuestro poeta llegó a decir que “la verdadera historia no ha
empezado”. Cuando Mario Trejo habló de Juan L. en una publicación
de homenaje al poeta realizada en 1995 por la Universidad
Iberoamericana de México, dijo que Ortiz “estaba mordido por la
palabra tigre”. Probablemente no sean tan casuales las
coincidencias. ¿Puede pensarse a Juan L. hoy como un comunista
benjaminiano? ¿Puede pensarse a Walter Benjamin como un marxista
orticiano?. ¿Será el siglo XXI y los que siguen un “tiempo-actual”
de los poetas, artistas y filósofos que hace tanto forman parte de
la batalla por nuestra Madre Tierra? ¿Estamos entrando en el
tiempo-aura del sauce? (3).
¿CÓMO
MIRARÁN LAS NUBES…?
Cómo
mirarán las nubes
a
las almas de Mayo, lejanísimas aún,
con
su soledad de la mano
sobre
las gramillas del sueño…
los
otros finos humos
dividiendo
casi el silencio, a lo largo,
y
apenas visibles, como éstos, en la perla del minuto...?
Y
esas almas, a su vez,
pasarán
el abismo, desplegándose hacia las nubes,
más
allá del puro recuerdo o de la pura imagen,
en
el heroísmo ya de vivir esas nubes
bajo
su forma a un tiempo única y fugaz,
parecidas
a sí mismas?
Cómo
mirarán esas almas a esas nubes?
Se
harán ellas mismas nubes niñas
para
entrar, de verdad, recién, en el “Reino de los cielos”,
devenidas
enteramente
las
gasas altas del momento que pasa
como
ningún otro ha pasado jamás,
y
a la par las cintas pálidas de Mayo,
idénticas
y
siempre diferentes a la vez?
Oh, las almas hermanas del porvenir, mirando, mirando…
y
cerrando los ojos, luego, para mirar de nuevo...
ajenas
a los cuidados angustiosos de hoy,
la
vieja llaga del desgarramiento en el ser, curada al fin…
siendo
ellas todo “el otro” o los latidos del “otro”
en
la enajenación requerida
para
acceder al “reino” del aquí y del allá y del más allá
hasta
las arenas sin nombre,
y
alzar de la oscura palabra, oh poetas libres del azar,
la
sangre misma del ángel ...”
(JLO,
libro “De las Raíces y el Cielo”)
IV
– RELIGIOSAMENTE COMUNISTA. UNA FE COMÚN.
“...Turista que andas al
río tal vez sin mirarle el alma
si queres probarme el pulso
tantíale la correntada...”
ANÍBAL
SAMPAYO
“El
río no es sólo eso”
“...Cuándo, cuándo, el
amor no tendrá frío?”
JUAN
L. ORTIZ
“Sí,
mi amiga...”, en
“De
las Raíces y el Cielo”
“...Pero
el hombre es un niño laborioso y estúpido
que
ha convertido el trabajo en una sudorosa jornada,
convirtió
el palo del tambor en una azada
y
en vez de tocar sobre la tierra una canción de júbilo,
se
puso a cavar.
Quiero
decir que nadie ha podido cavar al ritmo del sol,
y
que nadie todavía ha cortado una espiga con amor
y
con gracia”
Poema
de LEÓN FELIPE recitado por
ERNESTO
“CHE GUEVARA” en reconocimiento a los
trabajadores
cubanos el 15/8/1964, en
DAILY
PÉREZ GUILLÉN
“Ernesto Che Guevara y León Felipe:
“Ernesto Che Guevara y León Felipe:
una
amistad entrañable”
Juventudrebelde.cu
Evar
Ortiz explicó en la Revista Xul que su padre “formalmente nunca
fue un hombre religioso, nunca tuvo militancia religiosa, pero de
ninguna manera se oponía a alguna religión. Se casó por iglesia, a
mi me bautizaron, así que no había ninguna clase de alergia al tema
religioso. Por lo demás, él siempre decía que todas las religiones
tienen algo en común y que el hombre justamente lo que busca es la
armonía oculta en el universo, ese mensaje implícito que está en
las cosas más allá de lo objetivo, de lo material. No se si para él
dios era un señor con barba sentado en un trono, rodeado de ángeles;
él siempre decía que era una conciencia universal que creó las
leyes, y rige, y que en cierta forma está presente en todo, porque
es su obra. Esa era la idea, un poco panteísta, que él tenía,
aunque de ninguna manera fue un ateo recalcitrante. Lo que pasa es
que en una época en que el mundo de las ideas enfrentaba distintas
posiciones políticas y económicas, él tuvo siempre ideas
socialistas, y en ese sentido formalmente estuvo alejado de la
iglesia. Pero no opuesto, al contrario. Para él las figuras de
Mahatma Gandhi, Jesús, Krishnamurti, como tantos revolucionarios de
la historia, eran sumamente interesantes”.
El
mismo Evar contó que, cuando la familia vino a vivir a la casa del
Parque Urquiza, en Paraná, cerca de la residencia del arzobispo, en
1960, “a Monseñor Tortolo -futuro confesor oscuro de Jorge Rafael
Videla y animador de la dictadura genocida iniciada en 1976- le
llevaron “la carga”; una familia vecina fue a decirle: “Ay,
Monseñor, vio a quién tenemos de vecino, a un poeta comunista”. Y
Tortolo le dijo: “tengo acá los libros del poeta Ortiz, si todos
los comunistas escribieran como él...”. Juan L. proponía
construir una fe nueva. Alberdi escribió en 1837 que la
modernidad por un lado y la revolución de mayo por el otro, habían
abierto una crisis de valores y que teníamos el desafío de
construir una fe común, que no separe las libertades de lo
espiritual y la ética comunitaria. Julio Irazusta recogió el
guante, pero recordó errores posteriores de Alberdi, encandilado con
los apresuradamente “modernos”. Esa fe común está dispersa y
muchas veces escindida en nuestro pueblo. Para muchos, es difícil
pensar la fe -en todas sus formas- como un derecho humano. Para
otros, es difícil incorporar los derechos humanos y la diversidad
como parte de una espiritualidad solidaria y fraterna. Las
Instrucciones artiguistas de 1813, que fundaron el proyecto federal,
defendían “la libertad civil y religiosa en toda su extensión
imaginable”. Una poética como la de Ortiz -declarado artiguista-
aporta mucho al fortalecimiento de ese encuentro.
La
cercanía con la casa del arzobispo servía de protección y excusa a
Juan L. Cuenta Sergio Gasparín que “en 1949 Rafael Alberti visita
a Juan en Paraná. Salen a caminar por el Parque Urquiza. Al pasar
por el Arzobispado, Monseñor Millán que iba para la catedral lo
reconoce y hace que su chofer detenga el automóvil, ofreciéndoles
acercarlos. Alberti y Ortiz aceptan, y continúan su camino con el
cura, que los deja en el centro de la ciudad. Ambos se van de copas
con otros poetas en una jornada que deja a Juan a las cuatro de la
mañana en su casa. Gerarda, que los había visto salir cerca del
mediodía lo increpa: ¡Pero Juan, mirá la hora que es, adónde
estuviste!. Juan, apelando rápidamente a su memoria, le contesta:
“¡Pero mujer, con el Arzobispo, con el Arzobispo!”.
MULTILÉCTICA.
CONOCER EL SAUCE Y EL PUCHO
“...Hermanos míos, no
puedo estar en esta fiesta amable
porque sé de qué está
hecha.
Para que esta fiesta se
hiciera para nadie
fue necesario que os
arrojaran a los caminos
o a vivir bajo un cielo que
no tiene ciertamente sonrisas...”
JUAN
L. ORTIZ
“Sentí
de pronto...”
"...Yo soy del agua, la canción
"...Yo soy del agua, la canción
que se prendió en el barrancal,
por entrerriano, por paisano soñador..."
JORGE MÉNDEZ
Canción a Puerto Sánchez
por entrerriano, por paisano soñador..."
JORGE MÉNDEZ
Canción a Puerto Sánchez
La
dialéctica de Ortiz era amplia. Cuando Conti y Gola le preguntaron
-en el reportaje de la Revista Crisis- si el marxismo satisfacía
todavía -1973- sus interrogantes actuales, el poeta respondió que
“en términos generales, yo diría que si, sobre todo por la
experiencia socialista en ciertos países, especialmente en China y
en Cuba. Pero el marxismo como visión dialéctica más que como
pensamiento, no es exclusivo de Marx sino que aparece en pensadores
muy antiguos: el mismo Lao Tsé está en la más vivo de mi
comprensión del mundo como cambio y superación de sus
contradicciones. Claro que también hay ciertas coincidencias con el
pensamiento hindú y con el de pueblos que han desarrollado extrañas
culturas que asombran a los investigadores contemporáneos. Esa
relación del hombre consigo mismo, con el mundo y con el universo,
aparecía en ellos en forma viva, a través de sus mitos. Desde el
punto de vista de la filosofía occidental, ese pensamiento puede
rastrearse desde Heráclito hasta Hegel… pero informó culturas
anteriores, inclusive americanas. Algunos franceses, entre ellos
Lévi-Strauss y Métraux, estudiaron culturas como la guaranítica,
que parecen tan alejadas de lo que se considera patrimonio de
Occidente y en las que ese pensamiento ha cobrado vida en formas
míticas. Desde luego, partiendo de que cultura, como se sabe, no es
mero conocimiento”.
En
la Rusia soviética, Ortiz conoció al artillero que había disparado
el primer cañoñazo revolucionario en 1917 y le dedicó un poema.
Evar contó que su padre recordaba con admiración el canto de los
obreros rusos por la mañana yendo al trabajo. Pero Juan L. señaló
en reiteradas ocasiones lo que consideraba errores del marxismo
oficial. Esta filosofía política, dijo el poeta, “no se aprende
de la noche a la mañana”. No comprendía como podía haber “tantas
equivocaciones en la aplicación de un método tan flexible”. Ortiz
concluía que el socialismo tenía más posibilidades con la cultura
“oriental”. Su mención a la China maoísta y a la Cuba de Fidel
Castro y el Che Guevara marca su diferencia. En la primera parte del
siglo XXI, el país centroamericano sigue teniendo -a nivel
continental- la inversión de PBI más alta en educación. En el país
asiático conoció al líder de la Larga Marcha y de la Revolución
Cultural, como también al primer ministro Chou En Lai y otros
dirigentes, artistas y escritores. Tradujo con ayuda poemas de Mao y
de otras plumas de China. En el poema “Entre Ríos” -de “El
Junco y la Corriente”- Juan L habla de “el sauce que Michaux
hubo de comprender, al parecer, recién en Pekín”. ¿Era su
manera elíptica de decirnos que el conocimiento liberado de la
naturaleza y de la cultura se daba en el marco de una política
revolucionaria y sensible?. ¿Era su manera de señalarle también
una dirección ecológica y espiritual al socialismo y al maoísmo?.
Porque si fuera así, ese señalamiento crítico sobrevive al
abandono de ideales por parte de aquellos autodefinidos
apresuradamente comunistas. Varias veces nuestro poeta pensó “otros
octubres”.
Juan
L. Ortiz cayó preso varias veces por las razzias policiales
anticomunistas. Contó Saer que, en algunas ocasiones, los carceleros
mismos le terminaban comprando cigarrillos y le cuidaban sus gatos y
sus plantas. Y Manauta, detenido también por portación de
ideología, dijo que en cierta ocasión, Julio César Pedrazzolli
vino a visitarlo a la prisión y le dijo -ante la mirada del policía
presente- “mirá estuve con Juan y te manda ésto”. Manauta
recibe un cigarrillo armado, uno solo. “Yo me di cuenta -explica el
autor de “Las Tierras Blancas”- que era un armado de los que
fumaba Juan y lo guardé inmediatamente en el bolsillo, antes de que
el guardia se diera cuenta. Después lo desenvuelvo, y en el papel
había una carta que me había mandado, en el mismo papel que usaba
para escribir sus poemas…era su letra, minúscula, minúscula, esa
letra casi ininteligible, en esa tira de papel”. La anécdota
resume simbólicamente buena parte de la vida política y espiritual
orticiana.
El Che Guevara y Mao Tsé Tung:
la potente renovación del
marxismo-leninismo en los
´60 y ´70
OTRO
MARX. OTRO FRANCISCO
“El
primer canto del grillo, en el crepúsculo, es vacilante,
bajo
y áspero. Muda de tono, aprende de sí mismo y,
poco
a poco, va subiendo, va poniéndose en su sitio,
como
si fuera buscando la armonía del lugar y de ahora.
De
pronto, ya las estrellas en el cielo verde y transparente,
cobra
el canto un dulzor melodioso de cascabel libre”
JUAN
RAMÓN JIMÉNEZ
“El
canto del grillo”, en
“Platero
y yo”
“Para
que las cosas no sean mercancías”, escribió nuestro poeta en
“Para que los hombres...”. La reflexión de Ortiz conecta con lo
más profundo de la filosofía de la praxis. Robert Kurz supo
escribir que existen dos formas de leer y comprender a Marx y al
marxismo: existe un marxismo “exotérico”, vulgar, esquemático y
dogmático, y un marxismo “esotérico”, profundo, donde la
critica al fetichismo de la mercancía es su piedra basal.
Claramente, Ortiz estaba en esta última línea. Oscar del Barco, que
valoró la ética de la poesía orticiana, también estudió al “otro
Marx”. Este Marx había proyectado la idea de emancipación
política, social y cultural como un gran retorno antropológico. En
uno de sus Manuscritos de 1844, el filósofo alemán dice: “el
comunismo como superación positiva de la propiedad privada en cuanto
autoextrañamiento del hombre, y por ello como apropiación real de
la esencia humana por y para el hombre; por ello como retorno del
hombre para sí en cuanto hombre social, es decir, humano; retorno
pleno, consciente y efectuado dentro de toda la riqueza de la
evolución humana hasta el presente. Este comunismo es, como completo
naturalismo = humanismo, como completo humanismo = naturalismo; es la
verdadera solución del conflicto entre el hombre y la naturaleza,
entre el hombre y el hombre, la solución definitiva del litigio
entre existencia y esencia, entre objetivación y autoafirmación,
entre libertad y necesidad, entre individuo y género. Es el enigma
resuelto de la historia y sabe que es la solución”. Juan L. Ortiz
prefiguró en su obra lo mejor de estas ideas.
Hugo
Gola afirmó que Juan L. nunca dejó de valorar y respetar al
anarquismo. No han sido pocos los pensadores marxistas que tendieron
puentes a los planteos libertarios: de Antonio Gramsci y Rosa
Luxemburg, podemos pasar por Anton Pannekoek, Daniel Guerin, Guy
Debord, Rudy Dutschke y otros tantos. Los autonomistas italianos
pueden inscribirse en esta corriente. Uno de ellos, Toni Negri
concluye las páginas dedicadas a la figura histórica de “El
Militante” -de su libro “Imperio”, escrito junto al
norteamericano Michael Hardt- haciendo una referencia dialéctica a
San Francisco de Asis. Dicen Negri y Hardt: “hay una antigua
leyenda que puede servir para ilustrar la vida futura de la
militancia comunista: la de San Francisco de Asís. Consideremos su
obra. Para denunciar la pobreza de la multitud, adoptó esa condición
común y descubrió allí el poder ontológico de una nueva sociedad.
El militante comunista hace lo mismo, identificando en la condición
común de la multitud su enorme riqueza. Francisco, oponiéndose al
naciente capitalismo, rechazó toda disciplina instrumental, y en
oposición a la mortificación de la carne (en la pobreza y el orden
constituido) sostuvo una vida gozosa, incluyendo a todos los seres y
a la naturaleza, los animales, la hermana luna, el hermano sol, las
aves del campo, los pobres y explotados humanos, juntos contra la
voluntad del poder y la corrupción. Una vez más, en la
posmodernidad nos hallamos en la situación de Francisco, levantando
contra la miseria del poder la alegría de ser. Esta es una
revolución que ningún poder logrará controlar porque biopoder y
comunismo, cooperación y revolución, permanecen juntos, en amor,
simplicidad, y también inocencia. Esta es la irreprimible alegría y
gozo de ser comunistas”. La imagen de Juan L. caminando frente al
río Gualeguay o frente al Paraná aparece cuando leemos éste
párrafo de “Imperio”. En 1977, Enrico Berlinguer -secretario
general del Partido Comunista Italiano, la fuerza de izquierda más
grande de Europa- había planteado reflexionar sobre la austeridad
-entendida desde un punto de vista socialista, no desde una
concepción liberal- como palanca de superación de las
contradicciones de la modernidad capitalista. Murió en 1984. Todavía
espera ser comprendido.
¿En
qué otros autores y luchas contemporáneas encontramos las ideas de
Ortiz? En la propuesta de un socialismo plural del SXXI que construya
“una sociedad solar y solidaria” de Elmar Altvater, en los círculos de cooperación de André Gorz, en la perspectiva "4 en 1" de Frigga Haug -vivir cuatro horas de trabajo asalariado, cuatro horas de un trabajo para nosotros mismos, cuatro horas de cuidado y cuatro horas de trabajo para la comunidad o de trabajo político-, en el planteo
de la diferencia entre “forma valor y forma comunidad” del
boliviano Alvaro García Linera, en el confederalismo democrático
kurdo, socialista, ecologista y feminista lanzado por Abdullah
Occalan -gran síntesis teórica y práctica de otredad, marxismo,
anarquismo y ambientalismo-, en la idea de la primer ministro
socialista finlandesa Sanna Marin de que “una semana
laboral de cuatro días o una jornada de seis horas con un salario
digno puede ser una
utopía hoy, pero
puede ser cierto en el futuro", en las puebladas argentinas
contra el saqueo y la contaminación - “somos agua, somos vida, el
agua vale más que el oro” se grita en los nuevos combates
orticianos de la Unión de Asambleas Ciudadanas-, en la ética de la
CONAIE ecuatoriana y en todas las luchas nativas, obreras y
populares. La esperanza orticiana está latiendo en cada
fábrica recuperada y autogestionada por los trabajadores, en cada producción agroecológica y en la
dignidad de los jóvenes que los viernes se movilizan por para
salvar al planeta. Una preocupación política orticiana puede
pensarse en los estudios de Ernesto Laclau y Chantal Mouffe sobre el
uso y la significación de cada palabra en las luchas democráticas.
En
2019, el Papa argentino Bergoglio, que conmovió al mundo en 2013
reivindicando también a San Francisco de Asís, prologa un libro
titulado “La irrupción de los Movimientos Populares: Rerum
novarum de nuestro tiempo”. En este volumen colectivo, donde
intervienen Juan Grabois y otros dirigentes, intelectuales y
militantes, el Sumo Pontífice católico afirma que los “movimientos
Populares pueden representar una fuente de energía moral, para
revitalizar nuestras democracias” y caracterizó a los militantes
como “poetas sociales”. Dijo Francisco: “ hablamos de la
necesidad de un cambio para que la vida sea digna, un cambio de
estructuras; también de cómo ustedes, los movimientos populares,
son sembradores de cambio, promotores de un proceso en el que
confluyen millones de acciones grandes y pequeñas encadenadas
creativamente, como en una poesía; por eso quise llamarlos
“poetas sociales”; y también enumeramos algunas tareas
imprescindibles para marchar hacia una alternativa humana frente a la
globalización de la indiferencia: 1. poner la economía al servicio
de los pueblos; 2. construir la paz y la justicia; 3. defender la
Madre Tierra”. Más allá de todo lo que podamos discutir, por
supuesto, de la Iglesia Católica, ¿No hay un aire orticiano en
estas palabras?. En 2015 el líder religioso sudamericano publicó
su encíclica ecologista “Laudato Si” -Alabado seas- (4).
PARA
QUE LOS HOMBRES
Para
que los hombres no tengan vergüenza de la belleza de las
flores,
para que las cosas sean ellas mismas: formas sensibles o profundas
de la unidad o espejos de nuestro esfuerzo
por penetrar el mundo,
con el semblante emocionado y pasajero de nuestros sueños.
o la armonía de nuestra paz en la soledad de nuestro pensamiento,
para que podamos mirar y tocar sin pudor
las flores, sí, todas las flores,
y seamos iguales a nosotros mismos en la hermandad delicada,
para que las cosas no sean mercancías,
y se abra como una flor toda la nobleza del hombre:
iremos todos hasta nuestro extremo límite,
nos perderemos en la hora del don con la sonrisa
anónima y segura de una simiente en la noche de la tierra.
para que las cosas sean ellas mismas: formas sensibles o profundas
de la unidad o espejos de nuestro esfuerzo
por penetrar el mundo,
con el semblante emocionado y pasajero de nuestros sueños.
o la armonía de nuestra paz en la soledad de nuestro pensamiento,
para que podamos mirar y tocar sin pudor
las flores, sí, todas las flores,
y seamos iguales a nosotros mismos en la hermandad delicada,
para que las cosas no sean mercancías,
y se abra como una flor toda la nobleza del hombre:
iremos todos hasta nuestro extremo límite,
nos perderemos en la hora del don con la sonrisa
anónima y segura de una simiente en la noche de la tierra.
(JLO,
libro “La Rama hacia el Este)
V
– (POST) ANTROPOLOGÍA POÉTICA Y DEBERES HISTÓRICOS
“Darwin siempre había
sentido un cariño especial
por las plantas, y también
una especial admiración.
«Siempre me ha gustado
elevar las plantas a la
categoría de seres
organizados, escribió en su
autobiografía.”
OLIVER
SACKS
“El
río de la conciencia”
"Yo creo en angeles
I believe in angels
Cuando sé que es el momento adecuado para mí
When I know the time is right for me
Cruzaré la corriente, tengo un sueño
I'll cross the stream, I have a dream
Tengo un sueño, una fantasia
I have a dream, a fantasy
Para ayudarme a través de la realidad
To help me through reality
Y mi destino hace que valga la pena
And my destination makes it worth the while..."
"Yo creo en angeles
I believe in angels
Cuando sé que es el momento adecuado para mí
When I know the time is right for me
Cruzaré la corriente, tengo un sueño
I'll cross the stream, I have a dream
Tengo un sueño, una fantasia
I have a dream, a fantasy
Para ayudarme a través de la realidad
To help me through reality
Y mi destino hace que valga la pena
And my destination makes it worth the while..."
ABBA
"I have a dream"
Las
lecturas de antropología habían fortalecido en Juan L. Ortiz la
valoración de las cosmovisiones de los pueblos que algunos denominan
“primitivos”. A los ya citados Levi-Strauss y Métraux, pueden
sumarse los aportes de Paul Radin y del lingüista -hoy diríamos
semiólogo- Karl Vossler. Con ellos, nuestro poeta pensaba que los
primeros pueblos humanos tenían un contacto más estrecho con la
naturaleza, y que esos seres “primitivos” tenían una sabiduría
de intemperie que los “modernos” hemos perdido. “Siempre me
apasionaron las culturas a la intemperie, como decía Vossler
-le explicó Juan L. en una entrevista a Ricardo Zelarayán-. El
hombre que vive en contacto con la naturaleza no está frente a las
cosas sino en la intimidad de las cosas puesto que convive con
ellas”. Y en ese mismo sentido, cuando Conti y Gola le consultaron
si perder la conciencia individual no implicaba perder toda
conciencia posible, Ortiz respondió que “como diría Teilhard de
Chardin tenemos una conciencia que sabe que es conciencia. Pero
especies anteriores a nosotros, y otras criaturas tuvieron y tienen
una conciencia que no sabe que es, es decir, una conciencia abierta,
como diría Rilke, abierta hacia lo abierto: nosotros en cambio, nos
encerramos y nos miramos por dentro, porque creemos (y quizá con
razón) que eso abierto está también dentro de nosotros”.
Estudios imprescindibles como “El guaraní, experiencia religiosa”
de Bartolomeu Meliá enriquecen estas profundas reflexiones del gran
poeta entrerriano, lo mismo que el “Artigas Ñemoñaré” del
historiador uruguayo Nelson Caula, que nos hace pensar en la
“gramática del ánima” de nuestras culturas nativas.
“Lo
abierto” es el título de un libro que Giorgio Agamben publicó en
2002, el mismo Agamben que en los años ´70 tuvo a su cargo la
versión italiana de las obras completas de Walter Benjamin para la
editorial de Giulio Einaudi. Orticianamente nos preguntamos acá:
¿tenemos una conciencia que sabe que es conciencia? Y ¿cómo
reencontrarnos con lo abierto, cómo liberar lo abierto en nuestras
conciencias? ¿cómo reconciliar conciencia de la conciencia y
conciencia de lo abierto? ¿Cómo salir o superar esa
modernidad que encierra hasta cuando parece liberar? ¿Cómo superar
las graves contradicciones del Homo Sapiens?. Es un desafío
político, educativo y cultural impresionante, pero que muchos como
Juan L. Ortiz han asumido con altura y claridad desde hace tiempo.
Casi
paralelamente a las reflexiones de Ortiz, el epistemólogo, lingüista
y cibernético británico radicado en EEUU, Gregory Bateson publicaba
en 1972, “Pasos hacia una ecología de la mente: colección
de ensayos en antropología, psiquiatría, evolución y psiquiatría”.
Bateson hace hincapié en las relaciones entre las cosas que
forman nuestro mundo vital, proponiéndonos superar el
antropocentrismo que nos ha dejado en el lamentable y riesgoso lugar
político y ético donde nos encontramos. Los problemas del mundo se
basan en la diferencia entre el funcionamiento de la naturaleza y el
pensamiento humano, afirmaba este investigador, en sintonía -como
vemos- con las preocupaciones orticianas. En 1979, Bateson publica
“Espíritu y Naturaleza: una unidad necesaria. Avance en
teoría de sistemas, complejidad y ciencias humanas”. El estudioso
falleció en 1980: su hija Marie Catherine publica, en 1987, “El
temor de los ángeles: epistemología de lo sagrado”. En este
trabajo, Marie nos explica que “Gregory se había dado cuenta que
la unidad de la naturaleza que él afirmara en Mind and Nature
podía comprenderse en virtud de metáforas familiares procedentes de
la religión; en realidad, estaba enfocando esa dimensión
integradora de la experiencia que él llamaba lo sagrado. Era
ésta una cuestión que enfocaba con gran ansiedad y cautela”. Es
otra coincidencia intelectual extraordinaria con los planteos de Juan
L. Ortiz. Y tal vez tampoco sea casual: tal vez en los años ´60
y ´70 del siglo XX surgió un nuevo tiempo-eje de conciencia abierta
que parece actualizarse al transcurrir el primer cuarto del siglo
XXI. Más que una antropología, aquí tenemos una
post-antropología, una nueva epistemología ecológica, una
biosemiótica.
La nueva epistemología batesoniana
DESVELOS
FEDERALES Y DIALÉCTICA ORTICIANA
“Pescador del Paraná te
acompañaré hasta el alba,
para que la soledad no
logre apagar tu llama.
Hermano del corto sueño y
de la esperanza larga,
pescador del Paraná te
acompañaré hasta el alba”
POLO
Y MIGUEL “ZURDO” MARTÍNEZ
“Madrugada
del pescador”
“...Al menos en una noche
de Julio no habrá chicos semi-desnudos
y descalzos, temblando de
frío, al lado mismo de los sitios en los que
se ha declamado la
“independencia”...”
JUAN
L. ORTIZ
“Todas
las despedidas son tristes?”, en
“Prosas”
Las
lecturas y valoraciones de Juan L. anticipan y empalman con los
estudios de microhistoria y de subalternidad. “Usted sabe -le dijo
Ortiz a Zelarayán, citando a Antonio Serrano y Cesar Blas Perez
Colman- cuando ésto, Entre Ríos, era una selva, las once tribus
guaraníes que la habitaban se pusieron de acuerdo y derrotaron y
rechazaron al ejército regular invasor...¿Qué me dice?”. En la
misma entrevista, el poeta festejó la dignidad de los gauchos
jordanistas, últimos defensores de la soberanía particular
entrerriana frente al centralismo. “¿Sabe ud lo que pasaba aquí
mismo en Paraná -le pregunta comentando el poeta a su interlocutor-
después de la derrota de López Jordán?...Mire, la paisanada de los
alrededores no podía aceptar el contraste y en el momento menos
pensado, los criollos entraban al galope en la ciudad y frente a la
jefatura política, manifestaban su repudio a la autoridad al tiempo
que se palmeaban la boca (imita el grito, nos dice Zelarayán). No
les hacían nada, pero todas las puertas y ventanas del centro se
cerraban herméticamente como si viniera un ciclón”. Fermín
Chávez llevó a la historieta la valentía de Gerónimo Romero, “el
Chumbiao” y los heroicos milicianos jordanistas.
La
mirada del poeta del sauce y del río sobre los caudillos favorecía
a Artigas. En “Tríptico del Viento”, integró a Francisco
Ramírez, junto a Mariano Moreno y el protector oriental para pensar
la genealogía ideológica de nuestra patria. Explicando este poema,
Ortiz dijo que “el federalismo es una entelequia. En mi poema
“Tríptico del Viento” sintetizo, de algún modo, el problema.
Moreno, el hombre de fuego, Francisco Ramírez, rama de orilla,
hombre del pueblo de Entre Ríos, y sobre todo, José Artigas, con un
pensamiento y una acción de los más avanzados para su época. Ellos
son los tres grandes caudillos atentos al latido del pueblo”. Más
de algún mitrista se ofenderá por verlo a Moreno incluído en la
categoría de caudillo. Más de algún revisionista también. A Juan
L. no se le escapaba que la primer libertad, planteada por la mayoría
de los cabildantes de Mayo de 1810 era la libertad de comercio. Su
pensamiento parecía corregirse y aclararse sobre la marcha. Al mismo
Zelarayán le dice, “Ramírez...hum...No. Artigas...¿Conoce la ley
agraria de Artigas? Artigas… ¡Artigas, Bolívar y Martí, esos son
los hombres de esta América!”.
Hay
un borrador del poema dedicado a Artigas, que el equipo de
investigadores de la UNL encontró en la preparación de la Obra
Completa de Ortiz publicada en 1996, a cien años del nacimiento del
mismo. Este borrador es tan o más bello que la versión que se
publicó. Escribió el poeta:
TRÍPTICO
DEL VIENTO
ARTIGAS
(Viento del Este)
De
qué manera el grito por sobre el Plata halló
su
raíz en el Este que descendía, ya al frente
de
todas las raíces que invirtiera su voz
como
si de unas manos llevara la creciente.
Helo,
ahí, desvelado de espinillo y pindó
ante
la noche que por su borde se siente…
Helo
ahí, desdoblándose del “morito” en que dió
para
que nadie el numen ni a una vincha detente.
Helo
ahí, abriéndose hacia todos los fríos
rubíes
de cabildos en la flor del fogón…
Helo
en una parábola del litoral de a pie…
Helo
como esta cauda de todos los desvíos
diviéndole
el centro al dar la comunión
del
sol agrario en quince pétalos a la vez.
El
desvelo de Espinillo no está en la versión definitiva, pero
el tiempo-latente de Artigas y de Ortiz nos lleva a recuperarlo. No
es fácil articular hoy los proyectos de Moreno y del gran caudillo
oriental. Moreno es uno de los grandes mitos del liberalismo
argentino: el Partido Comunista compartía ese mito. Si bien, el
artiguismo viene a radicalizar el proceso abierto en 1810, está
claro que las diferencias ideológicas entre estas figuras es
profunda. Moreno es parte de la corriente liberal en la que se
enrolan Belgrano, Sarratea y Rivadavia, el político que resume la
línea de este grupo, enemiga a muerte del movimiento federal. Nadie
niega los matices que puede haber entre estos personajes históricos,
pero el hecho es que sus definiciones históricas -cuando las papas
quemaban- fueron rivadavianas, es decir, monárquicas, centralistas,
oligárquicas y liberales, funcionales al imperialismo europeo.
EL
GUALEGUAY (Fragmento)
...Oh
Campuzano y Don Cristóbal, con la llama más alta,
increíblemente
de pie
contra
esos “títulos” que deseaban arraigar sobre las leguas y la
sangre…
Oh
Campuzano, de pie, sobre las “puntas” del río…
sobre
las puntas de ese tiempo
que
no quería del crimen, no, con todo, no,
en
ningún “orden de la vida”
porque
era el espacio más íntimo del valle o de la lira
en
una fuga sagrada…
que
corría, a la vez, de él mismo, al igual que la música
de
los abismos pero tendida y tendiéndose para que bebieran de ella
todas,
todas las criaturas del silencio…
(JLO,
“El
Gualeguay”)
EL
ALMA DEL PUEBLO Y LAS FRONTERAS DE ROCAMORA
“El
campo expropiado por la Justicia en 2005 al exsenador
provincial
Mario Alberto Yedro (PJ) en el marco de una
condena
por el delito de enriquecimiento ilícito, pasará a
formar
parte de una colonia productiva en el paraje
Guardamonte,
del departamento Tala”
“El campo de Yedro será una colonia productiva”
Entre
Ríos Ahora, 22/1/2019
“Yo
sabía tocar el chamamé antes de tener un instrumento
en
mis manos. Solo tuve que encontrar la manera de abrir
esa
caja mágica para que aparecieran todos los colibríes
que
estaban encerrados adentro. Para el guaraní, el colibrí
es
un ave mitológica. Es el comunicador de los sentimientos.
Es
el ave a la que Ñanderu Tupa Guasú, Dios, el gran creador,
le
dio la posibilidad de viajar hasta él para contarle
lo
que le pasa al hombre”
RAÚL
BARBOZA
Revista
Ñ, 6/1/2020
En
su largo poema “El Gualeguay”, Ortiz reivindica la acción del
Comandante Tomás de Rocamora. “Don Tomás… dando casas, casas, a
los que la tenían sólo de las ramas… hermano de los montes ya,
contra las mutilaciones hecha ley de la codicia...”. Mario Alarcón
Muñiz le explicó a Tirso Fiorotto una vez que “Rocamora creó un
juzgado de montes, para cuidar los árboles, eso está en el
libro de Segura”. En “Soldado y fundador de pueblos”, de
Antonio Segura, encontramos -comenta Fiorotto- en la página 105:
“por ser de los requisitos más esenciales para la subsistencia de
los pueblos la conservación de sus montes, destruidos en las costas
por el desorden de los faeneros extraños que talaron sin discreción,
debía prohibírseles absolutamente el corte de leña y de madera
entre los ríos, que quedarían a beneficio de sus vecindarios, pero
limitando los cortes al número de hachas y parajes que se les
señalaran. A este fin debía comisionarse en cada partido un juez o
comisionado de Montes, dependiente del Comandante Principal, para que
celara y cuidara la observancia de este encargo”. Ortiz va a ser
categórico en su poema “Entre Ríos”, llegando su flecha lanzada
hasta nosotros: no es mi “país” -dice, hablando de la provincia
natal- el jardín del continente y del mundo todavía”, no es
todavía el jardín “bautizado” por Don Tomás.
Por
supuesto que Juan L. antes de hablar de Rocamora, poetizó la
naturaleza y la presencia de las culturas originarias -charrúas,
minuanes, bohanes, guaraníes-, entre tantas cosas maravillosas como
también las dolorosas que aparecen en su historia poética crítica
e integral, dónde el devenir está planteado desde el punto de vista
del río. Lo que queremos pensar acá, además de la necesidad de
tener nuevos e implacables Juzgados de Montes y de Biodiversidad,
es la paradoja de reivindicar a un funcionario colonial, más allá
de su origen criollo, como Rocamora que, por lo que sabemos, no era
muy amigo de los nativos “salvajes”. Reivindicar a Rocamora
seguramente no estaba en la línea del PC, que entendía
esquemáticamente todo lo colonial como feudal, y esto en el fondo
conecta con las polémicas generadas por el revisionismo histórico
en Argentina.
Para
la revisión propuesta por el nacionalismo católico en nuestro país,
la historia argentina no comienza con el liberalismo de Mayo ni
evoluciona a partir de otros momentos hegemónicos de esta ideología.
Rocamora era un político inteligente, que tomaba decisiones propias,
haciendo equilibrio entre la burocracia virreinal y las demandas de
los pobladores. Su relación colonial y post-colonial con los nativos
y con su colega Artigas es un hecho muy interesante y complejo para
investigar. Tal vez haya que pensar las fronteras ideológicas de
Rocamora. Lo provocador aquí es que la reivindicación de la
política de Rocamora seguramente sería aplaudida por los
nacionalistas e hispanistas. “Se trataba de independizarnos y no de
engendrarnos”, afirmó un duro entre los examinadores cristianos
como Amancio González Paz en su libro “Fray Patricio y yo”. “No
nacimos en una caja fuerte sonando a dólar o a esterlinas… Nacimos
-dice el religioso, pasando por alto a nuestras culturas nativas y
sus sufrimientos frente a los “primeros civilizados”- haciéndonos
la señal de la cruz, no haciendo cálculos”. En seguida, el
“misionero de la nacionalidad”, como lo definía González Paz,
separa geopolíticamente las aguas: “para nosotros, las hazañas;
para ellos, los negocios. Para nosotros, la civilización; para
ellos, el progreso. Para nosotros, la gloria; para ellos, la fortuna.
Entre nuestro pueblo y otros pueblos, mediará siempre un abismo. El
que va del barro a la estrella; del cielo a la tierra”. Y remata
Fray Patricio: “de ahí esta clasificación: Pueblos-alma y
pueblos-mercancía”.
Ved ese niño oscuro que mira como desde otro mundo,
el blanco de los ojos más blanco, medio amarillo, mejor.
Oh, la niñita ya de anteojos que lo guía o lo alza,
barro leve ella misma sobre palillos aún más leves.
Ved aquella en un carrito, tan frágil,
con esa flor monstruosa de las rodillas casi terminales,
conducida por los suyos, más pequeños, hacia la orilla de qué estrella?
Ved esa cabeza pálida, de diez años, de pescado imposible,
que por poco os fijará desde los mismos oídos...
Ved esa rama vieja, sobreviviente de “las canteras”,
doblada sobre otra rama corta que se hinca
con una cadencia cada vez más seguida:
sobre ella y sus iguales, anónima ceniza, allá,
más bien que sobre las piedras,
se elevaron algunas casas aladas y algunas pilas de billetes...
y con su sangre, ay, tan roja, alquimia “misteriosa”,
se azularon algunos apellidos que luego dieron chapas por ahí...
Ved ese fantasma seco, seco, salido de una noche de vidrios, larga...
sin sexo, sí, a pesar de la “falda”
y de la lana fluida sobre el filo de los hombros...
oh, su voz venida de la caverna de la edad, profunda,
desde aquellos desafíos, quizás, a la intemperie y al hambre...
Ya en ésos, ved, con todo, un no sé qué tenaz de zarza
aguda hacia arriba o hacia alguien por entre los ramos abatidos...
Mas ved este canoero de metal con más óleo que la luz,
plantado en medio de la calle, adánico, como para dar reglas a la tarde...
Y esta lavandera densa pero de pies de plumas listas
danzando casi con los tachos sobre el tapiz de su vida...
Y estas muchachitas que sacan su risa a veces como el agua,
ligeramente inclinadas sobre un río increíble:
sólo, soplo, sus años morenos, o el ágata un poco oblicua de los ojos,
o esa espera en el portón cuando empiezan a volar, súbitas, otras joyas...
Y estos mozos sin nada que abrazan las ondas últimas lo mismo que a novias,
luego de herir las otras, durante todo el día, por las islas...
Y este pescador de silencio que llega de una fiebre de silencio,
y aún demora, nocturno, sobre los nácares grasos y la leña,
para abrir su sueño, al fin, al primer contacto, igual que un irupé...
Y estos chicos del arca “en seco”, viajando con sus bestezuelas,
en un contrapunto de cristal y de hojalata, que sube...
hasta que, sobre la hierba anochecida, de ahí, cantando,
ellos también, tomados de la mano, dan la vuelta al mundo, descalcitos...
Y esta “abuela” toda envuelta que busca todavía los velos de la hora
para destocar su plata y diluirla entre lirios de jabón, en cuclillas....
mientras sus polluelos, cerca, enloquecen blondas ya celestes...
Y esta madre que acarrea hasta la noche piedras de la orilla,
y quiebra su vida con ellas, luego, para la mesa menos mala,
pero no su sonrisa, ah, de todos, en una ofrenda unida de jazmín...
Y esta otra, discreta, que templa su propia alma más que el horno,
y así sale cocida esa flor de la harina que “hace la compañía” por aquí...
Y estos diablillos que son flechas sobre la negación desconocida,
evocados como alas por el suceso más ligero,
con todos los iris del asombro y todos los rostros del té,
y los cabellos, todos, más alegres, y las breves ropas más caídas...
¿En dónde todos ellos, todos estos hijos de la costa,
se nutren, a pesar de todo, de esa fuerza gentil,
profundamente gentil, contra la humillación oscura que parece dormir?
Arrojados hacia las cosas por los otros que no saben,
las cosas, madres, les dan de su leche y de su hálito.
Oh, cierto, en la aventura del pan o en la muda pesadilla,
a merced de las peores armas del aire y de los humores peores de la tierra
y del río extraño, extraño, que quisiera, salido, devolverlos a aquéllos,
dejándolos así medio flotar, entre los dos rechazos, bajo los ciriríes de la noche...
No se supo, no, pensar en los poderes de esos regazos,
ricos de rayos blancos en la misteriosa espiración,
numen que no se invoca, y unción que no se pide, para los seres a ellos acogidos.
Pero hubieran podido quitarles también esto?
Y helos ahí, en los fluidos de los tiempos del río
como en melodías que no se oyen pero que ordenan, puras, los ritos.
Helos ahí, ajenos o fundidos a las horas leves de los sauces,
o al amor de lo suyo increíble de decoro o de honor bajo los vientos,
increíble de gusto y de atención, aún, en la luz de algunas flores...
Helos ahí, puros del suelo puro, en la línea de las cañas del sol,
de pie, en la propia nada, por el mismo sol profundo...
Helos ahí, con ese acero de los hierros secretos y de los carbones secretos,
sobre el “punto de angustia, inefable y absurdo”, del minuto sin salida...
Y helos ahí, en la grande, en la gran salida que hallarán,
con ese acero alineado, guay, con los demás, para la jornada sin fin,
en la columna que irá, enorme, hasta el otro lado de la estrella:
zarza en marcha esta vez, desde sí misma ardiendo “sobre un aire de acordeón...”
(JLO, libro “La Brisa Profunda)
El Río Gualeguay
PATRIOTISMO
JOROBADO Y CRIOLLISMO PARA LOS DOS MUNDOS
"La
conciencia nacional es la lucha del
pueblo
argentino por su liberación"
JUAN
JOSÉ HERNÁNDEZ ARREGUI
“La
formación de la conciencia nacional”
“...¡Ah, las glorias del
pasado!; las cantan muy mal
las cotorras...y andan tan
mal en el suelo como los
gauchos pendencieros,
nacidos sobre el caballo, que
al andar arrastraban el
poncho y hacían sonar las
nazarenas. Mejor la
predican en su lenguaje silencioso
los claveles del aire, que
viven de pobreza y optimismo…
¡Este es el símbolo del
gaucho, que nunca fue parásito!...”
JUAN
V. MONTICELLI
“Claveles
del aire”
"Ya sufriste cosas mejores que estas
Y vas a andar esta ruta, hoy
Cuando anochezca
Tu esqueleto te trajo hasta aquí
Con un cuerpo hambriento, veloz
Y aquí ¡Gracias a dios!
Uno no cree en lo que oye..."
"Ya sufriste cosas mejores que estas
Y vas a andar esta ruta, hoy
Cuando anochezca
Tu esqueleto te trajo hasta aquí
Con un cuerpo hambriento, veloz
Y aquí ¡Gracias a dios!
Uno no cree en lo que oye..."
PATRICIO REY Y SUS REDONDITOS DE RICOTA
"Un ángel para tu soledad"
La
distinción se hace más rica y profunda si incorporamos a las
naciones y culturas originarias en la categoría de pueblo. Pero tal
vez no haya que ir tan lejos: nuestra sociedad, nuestra historia,
nosotros mismos, sobre todo -sobre/todo- desde 1492, somos una
contradicción permanente entre pueblo-alma y pueblo-mercancía.
Que el liberalismo, en todas sus formas excluyentes, roba el alma del
pueblo no hay dudas. Releyendo una carta de Vicente López y Planes
al Gral. San Martín, Rodolfo y Julio Irazusta -primos segundos de
Gerarda, la esposa de Juan L.- caracterizaron las dos corrientes
ideológicas que se enfrentaron en nuestra región desde 1810: por un
lado los verdaderos patriotas - “el patriotismo ante todo”- y por
otro lado, los partidarios del progreso mal entendido, “de la
habilidad y la riqueza” a cualquier costo. Es apasionante pensar
esa dialéctica histórica hasta el presente, teniendo en claro sus
diferencias pero sin perder de vista sus puntos de contacto y su
complejidad. Patriotismo, aguante y simpleza popular por un lado, y
liberalismo y consumismo por el otro, son dos opciones políticas,
pero muchas veces más bien se parecen al yin y al yang, un par de
conceptos taoístas que tomamos metafóricamente y que creemos
oportuno para reflexionar sobre las claves que nos da Juan L. Ortiz
para proyectar esa nueva historia integral que anhelaba.
¿Podremos
potenciar una nueva historia, una fe común, un pueblo-alma plural,
una patria grande plurinacional?. ¿Puede aprender más la teoría
de la práctica social para poder ayudar a
liberarla? ¿Es el nacionalismo católico el enano teólogo
de nuestra historiografía? ¿Son las extraordinarias mitologías
nativas, el Dios-Tupá de los misioneros, y todas las creencias
presentes en nuestro territorio, los otros enanos o jorobados que
tenemos que ayudar a levantar para que dialoguen con las filosofías
críticas y las historias de lucha popular? El intelectual y
académico alemán, Jürgen Habermas, nos plantea el difícil
entendimiento básico de una sociedad democrática: “los ciudadanos
laicos -explica Santiago Armando en su análisis del pensamiento
habermasiano- no tienen derecho a desestimar como sinsentido los
argumentos religiosos esgrimidos en la esfera pública. Al mismo
tiempo, los ciudadanos religiosos deben traducir sus demandas en un
lenguaje laico toda vez que intenten participar de las instituciones
estatales”. El debate político necesita que los argumentos sena
accesibles a todos. ¿No ayuda la lectura de la obra poética de Juan
L. Ortiz a estar más cerca de esta fe común?.
El
poeta escribió que la Revolución de Mayo abría un tiempo
infinito -en eso conecta con el Alberdi que discutió Julio
Irazusta- y que tenemos una doble responsabilidad militante y
creadora con respecto a ese hecho histórico: “la del resguardo y
la ampliación de las conquistas logradas con tanta sangre y
sacrificios y la de promover, con la acción, el pensamiento y la
sensibilidad unidos, el nacimiento de nuestra alma hecho una sola
cosa con nuestro paisaje y nuestras gentes. Sólo así -escribió
Ortiz en “Mayo y la inteligencia argentina”- seremos dignos de
Moreno y de Echeverría, de Gutierrez y de Hernández. Mayo sigue
siendo una gran responsabilidad para quienes sienten que la patria es
una cosa en marcha que nos exige cada vez mayores sacrificios y sobre
todo un sentimiento más fino y fuerte de una continuidad histórica,
abierta sobre una perspectiva ilimitada de justicia y de belleza para
todos”. Más adelante -en “El Gualeguay”- Juan L. habló de el
“desentendimiento de Mayo”. La búsqueda
de un nuevo sentido de lo criollo, de un pueblo-alma
biodiverso emancipado y de una patria plena de derechos
sociales y humanos se puede percibir en estas líneas.
Las
consignas del PC y los aportes de compañeros como Amaro Villanueva
se recombinan con su propia lectura personal del proceso histórico.
Más adelante, Juan L. agregó una crítica a José Hernández en
esta variante de lo criollo. En el reportaje citado de Zelarayán, y
ante la consulta de si el Martín Fierro se
refiere sobre todo a la región Pampeana, el poeta contestó que “en
cierto modo sí, el Martín Fierro glosa o tiene como ambiente o
personaje justamente al gaucho que se dio en la pampa húmeda. La
población de la mesopotamia y del norte de la Argentina es otra. Hay
otros grupos étnicos y otras culturas: la guaranítica, la quechua,
la aymará. Lo mismo sucede en el sur. Está bien en el Martín
Fierro esa reivindicación del gaucho cuando el gaucho era
perseguido, pero después aparecen esos sentimientos un poco racistas
de Hernández contra el negro y el indio. Realmente no sé hasta
dónde puede decirse que el Martín Fierro es expresión de este
complejo argentino. Es un libro significativo pero hasta por ahí
nomás. La Argentina no es solamente la pampa húmeda”.
Para
finalizar esta parte, recuperamos los conocimientos que Juan L. Ortiz
tenía de la presencia y andanzas del prócer italiano Giuseppe
Garibaldi en Entre Ríos. Entre piratas, masones y guerras a favor de
los liberales, Garibaldi cayó preso por el rosismo en Gualeguay.
Tuvo el pueblo por cárcel. En esta tierra aprendió a andar a
caballo. En sus Memorias consigna que vivió en la casa de la familia
Andreu. Ortiz cuenta que Garibaldi se enamoró de una de las hijas de
Andreu y tuvo un hijo con ella. En ese hogar entrerriano, el futuro
padre de la unidad estatal de Italia en 1870 junto a Víctor Manuel
II, “encontró libros de los utopistas, en francés -por cierto,
leía francés, dice Juan L.-, aunque él no era italiano, era nacido
en Niza. Entonces Niza pertenecía a los dos, Italia y Francia. Y
encontró libros de Babeuf, de Saint Simon, de todos los utopistas,
en Gualeguay, en la casa de esos Andreu. Parece mentira, esa gente
leía a los utopistas. Y él se asombra y dice: ¡pero cómo! estos
libros que busqué en Europa y no encontré, vengo a encontrarlos acá
en Gualeguay. El lo consigna en las Memorias. Y después la hija de
él, Anita, también lo confirma”. No eran muy socialistas los
garibaldianos, pero en las plazas itálicas como en otros lugares del
mundo- se erigen los monumentos del prócer a caballo, es decir que
se levantan los monumentos al prócer italiano que aprendió a andar
a caballo en Entre Ríos (5).
Colinas, colinas… Colinas, colinas, bajo este Octubre ácido... Colinas, colinas, descomponiendo o reiterando matices aún fríos. O no pudiendo decir plenamente el oro y el celeste, fluidos, de los cultivos. Nos dueles, oh paisaje que no puedes cantar en la tarde agria e indecisa, lleno de escalofríos bajo las nubes tenaces e inquietas todavía de tu sueño y estás solo, solo, solo, con la angustia y el desamparo de tus criaturas. Pero aun si cantaras el canto no se oiría casi. Oiríamos sólo el ruido de los carros largos con su carga de desesperación. Oiríamos sólo el silencio de los niños y de las mujeres junto a los ranchos transparentes. Veríamos sólo la figura deshecha con la bolsa al hombro sobre la cima de la loma. Veríamos sólo esos arrabales de las Estaciones, oh campos de Entre Ríos con aún países absolutos de injusticia, oh campos de Entre Ríos hechos para la dicha de los que os evocaron esa aurora florecida que aún no canta y que es extraña al día. Otro será el paisaje mañana en las mismas líneas puras. Cantará con un múltiple canto entre las casas próximas con mesas, ah, seguras y con libros y músicas. Como de la noche de su alma del sueño de los campos el hombre extraerá toda la maravilla. No más dividido, no, con el hermano ni consigo mismo ni con la tierra, el hombre. Uno consigo mismo y con el mundo para crearse sin fin en la gracia más alta de la criatura, y sonreír al rostro cejante de la sombra.
(JLO, libro “El Alamo y el Viento”)
VI
– UNA NUEVA CIVILIZACIÓN DE LA TIERRA
“Somos líquenes, somos
humus, somos las niñas
y los niños del compost”
BEATRIZ
GARCÍA
“Los
mundos posibles de Donna Haraway.
Así
es como la ciencia ficción feminista
puede
ayudar a salvar nuestro planeta”
The
Objective, 19/9/2019
“La
lechuza de Minerva sólo extiende sus alas
con
la llegada del ocaso”
GEORG
HEGEL
“Osvaldo Aguirre: Leer a
Juanele nos hace ver de otra
manera el mundo, nos vuelve
más atentos”
JUAN
RAPACIOLI
Télam,
6/7/2016
Juan
L. Ortiz murió el sábado 2 de setiembre de 1978 en Paraná. Para
Juan José Saer, fue el más grande poeta argentino del siglo XX. En
1969 había recibido el Gran Premio de Honor de la Sociedad de
Escritores junto a su admirado Raúl González Tuñón. Ese año
había dejado grabada su voz en un disco con algunos de sus poemas.
El golpe militar de 1976 lo dejó bastante solo: sus amigos y
compañeros exiliados, Paco Urondo muerto, la editorial rosarina de
su obra completa, incendiada por la inquisición procesista. Las
cataratas y los pulmones recordándole la amortización de su ciclo
biológico. Un grupo de jóvenes lo acompañó en el final de sus
días. El año de su muerte fue culturalmente duro: la fiesta
argentinista del fútbol estuvo lejos de una redención poética. El
pueblo no quiso o no pudo escuchar el aviso del carau.
Juan L. una vez más no quiso participar de esa fiesta amable,
porque sabía de que estaba hecha. Cuenta Alfredo Veiravé que Ortiz
falleció llevándose en la mente poemas dedicados a Rafael Barret y
José María Arguedas. Como un replicante, muere resistiendo
espiritualmente conectado a lo más profundo de Nuestra América-Abya
Yala. Y créase o no, el Río Paraná registró una bajante histórica
en 1978.
Con
el paso de los años, se han multiplicado los homenajes y las
valoraciones de su obra poética. Al enorme trabajo de edición de su
Obra Completa por parte de la Universidad Nacional del Litoral se le
suman antologías, reediciones, documentales -en la red Youtube puede
verse y escucharse a Juan L. Ortiz-, podcasts radiales y una
estimación muy positiva de su poesía a nivel nacional e
internacional. La nuera del escritor, Elena Sabella -querida
profesora de Práctica de la Enseñanza en el Profesorado- colocó
una baldosa orticiana en la costanera paranaense. Se trata de
pensarla más que de pisarla. En 2004, el Prof. Roberto Forns-Broggi,
del Metropolitan State College of Denver -de EE.UU- publica, en los
Anales de Literatura Hispanoamericana, su extraordinario trabajo “El
eco-poema de Juan L. Ortiz”, que ha sido muy estimulante y
movilizador para nosotros. En este ensayo, el autor plantea la
búsqueda de “una gramática del sentido vital, más flexible y
abierta” por parte de Juan L. Coincide en parte con el repaso
que Nelson Caula hace de la gramática nativa del ánima. Siguiendo
la noción de “insurgencia eco-crítica” propuesta por
Lawrence Buell, el investigador del Colegio de Denver subraya que en
la obra del poeta entrerriano puede apreciarse “una conciencia
ecológica radical” y una “postura epistemológica atenta
a valores éticos como el cuidado”. El cuidado esencial y el
cuidado del hogar común son conceptos fundamentales de la filosofía
del brasileño Leonardo Boff que han sido retomados por el Papa
Francisco en su Encíclica Laudato Si.
En
1972, el Club de Roma publicó su preocupante Informe sobre los
Límites del Crecimiento. La primer crisis del petróleo en 1973
le dio rápidamente la razón. El capitalismo contestó con un
violento y largo ajuste neoliberal. El comunismo no le dio la
importancia que merecía y terminó estrellándose contra su muro de
competitividad positivista, productivista, cientificista y
autoritaria en 1989. En 1986 el Riesgo les había dado un
cachetazo mortal a los contendientes de la guerra fría en Chernobyl
y en el lanzamiento del Challenger. El mundo ha demorado en tomar
conciencia ecológica, pero al cumplirse casi el primer cuarto del
siglo XXI, las movilizaciones ambientales cobran cada vez más fuerza
a nivel global. La ONU plantea una Agenda 2030 de políticas
responsables que hagan posible la transición ecológica necesaria
para sostener con sensatez nuestro mundo de la vida. El secretario
general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, afirma en la Cumbre
madrileña de 2019, que “debemos dejar de luchar contra la
naturaleza”. Francois Houtart y otros intelectuales y militantes
han redactado una Declaración Universal del Bien Común que
comienza con la propuesta de reconstruir la simbiosis de los seres
humanos con la naturaleza. Estos nuevos derechos son incorporados
como intención en la renovación constitucional realizada en
Ecuador y Bolivia en los primeros años del siglo XXI. Las luchas
populares y la correlación favorable de fuerzas sociales son las que
empujan las intenciones hacia la concreción política.
ECOSOFÍA,
JUICIO DEL AGUA Y CIVILEGO ORTICIANA
“Artículo
1 – Establecer la simbiosis entre la tierra y el género humano,
parte
consciente de la naturaleza.
Artículo
2 – Restablecer la armonía entre todos los elementos de la
naturaleza.
Artículo
3 – Cuidar la tierra, base de toda vida física, cultural,
espiritual.
Artículo
4 – Regenerar la tierra...”
FRANCOIS
HOUTART
Proyecto
de Declaración Universal del
Bien
Común de la Humanidad
“...¿Qué
río es éste cuya fuente es inconcebible?
¿Qué río es éste
que arrastra mitologías y espadas?
Es inútil que duerma.
Corre en el sueño, en el desierto, en un sótano.
El río me arrebata y soy ese río.
De una materia deleznable fui hecho, de misterioso tiempo.
Acaso el manantial está en mí.
Acaso de mi sombra
surgen, fatales e ilusorios, los días.”
¿Qué río es éste
que arrastra mitologías y espadas?
Es inútil que duerma.
Corre en el sueño, en el desierto, en un sótano.
El río me arrebata y soy ese río.
De una materia deleznable fui hecho, de misterioso tiempo.
Acaso el manantial está en mí.
Acaso de mi sombra
surgen, fatales e ilusorios, los días.”
JORGE
LUIS BORGES
“Heráclito”
“Pasa
este río, qué pasarero
cuando la luna se cae al cielo
y un velo negro vela este sueño.
Sueño soñado, sueño sediento
de amaneceres que van creciendo
con el espejo manso del río
y mil canoas que va meciendo...”
cuando la luna se cae al cielo
y un velo negro vela este sueño.
Sueño soñado, sueño sediento
de amaneceres que van creciendo
con el espejo manso del río
y mil canoas que va meciendo...”
CARLOS
“NEGRO” AGUIRRE
“Pasarero”
El
Papa Francisco propone el concepto de pecado ecológico.
Circulan concepciones como la Hipótesis Gaia, de James
Lovelock, y el Antropoceno, de Paul Crutzen -Premio Nobel de
Química en el año 2000-. La primer idea piensa a la Madre Tierra
como un organismo vivo, con su infinita inteligencia, sus
padecimientos y sus reacciones. La segunda carga las tintas sobre la
responsabilidad humana y capitalista en el peligroso cambio climático
generado inconcientemente desde la Revolución Industrial. El
psiquiatra y filósofo francés, Félix Guattari, postula -releyendo
a Bateson- una ecosofía. El portugués Boaventura de Sousa
Santos -gran animador de los estudios decoloniales- reclama el
respeto a una ecología de saberes, basada en la “diversidad
epistemológica del mundo” y en “la pluralidad de conocimientos
más allá del conocimiento científico” y de las lógicas modernas
y eurocentradas.
En
2014, un poema de Juan L. Ortiz - “Ah, mis amigos, habláis de
rimas”- aparece en la página inicial del segundo tomo del
imprescindible trabajo de los investigadores y militantes del Centro
Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO) titulado “Ecología
Política Latinoamericana. Pensamiento crítico, diferencia
latinoamericana y rearticulación epistémica”
sobre los debates y luchas en nuestro subcontinente contra el
capitalismo extractivista. En el poema “A la Argentina” -del
libro “El Junco y la Corriente”- Ortiz habla proféticamente de
“el juicio del agua”. En diciembre de 2019, una
movilización extraordinaria y ejemplar del pueblo de Mendoza
defiende el agua y la vida contra las especulaciones sucias y las
amenazas de la economía política megaminera. ¿Ha comenzado el
tiempo-actual de Juan L. y de los peregrinos de una ética de
la Tierra? ¿Llega a tiempo la redención política?.
Agmer
María Grande propuso en 2011 al Consejo General de Educación de
Entre Ríos, a través de la vocalía gremial, que el 11 de Junio
-nacimiento de Juan L. Ortiz- sea considerado el Día de la
Cultura Entrerriana en todas nuestras escuelas. Formalmente quedó
aceptado en el calendario educativo, pero esa fecha necesita jornadas
pedagógicas especiales, comprometidas, abiertas y movilizadoras. Hay
un mundo nuevo esperando ser leído en los poemas de Juan, como lo
llamaban sus seres queridos. Jacques Attali ha dicho en su
“Diccionario del Siglo XXI” que “la civilización del futuro no
estará hecha de un modelo uniforme como si fuera la fusión de todas
las civilizaciones en torno al modelo occidental, individual y laico,
ni del repliegue de cada civilización sobre sí misma, sino de un
batiburrillo en el que cada uno podrá elegir un sistema de valores
asociando a su aire y sin límites los elementos que haya
disponibles, tomándolos de la filosofía, la ideología, el sistema
político, la cultura, la religión, el arte de las múltiples
civilizaciones existentes. África y América Latina, donde ya se
amalgaman las culturas locales y la de los colonizadores, serán la
vanguardia de la civiLego”. Si esto es cierto, quedan dos
caminos para la CiviLego: uno, dentro del sistema económico y
político global opresivo y el otro, más allá del mismo,
democrático, confederal, comunitario, respetuoso y pluralista. Para
nosotros, Juan L. Ortiz prefigura una CiviLego de justicia
infinita, situada y solidaria, en sus poemas. Ortiz
se formó en la mini-civilego entrerriana del 1900, en la civilego
del campo, el pueblo, el árbol, el arroyo y el río que daban una
oportunidad de sobrevida a los inmigrantes frente a la barbarie del
mundo europeo y ruso de los siglos XIX y XX. Juan L. se inició en la
lectura con paisanos como el Dr. Larcho, médico gaucho judío, que
“traía la fe a la mañana ausente de algunas pobres almas” y que
le permitió saber del dolor “que iba de Domínguez como a otra
Yanaia Poliana”, de un pueblo del departamento entrerriano de
Villaguay a la tierra del influyente León Tolstoi. ¿Cuán cerca o
lejos está nuestra vida cotidiana de la civilego orticiana?.
Ah, mis amigos, habláis de rimas… Ah, mis amigos, habláis de rimas y habláis finamente de los crecimientos libres... en la seda fantástica os dan las hadas de los leños con sus suplicios de tísicas sobresaltadas de alas... Pero habéis pensado que el otro cuerpo de la poesía está también allá, en el Junio de crecida, desnudo casi bajo las agujas del cielo? Qué haríais vosotros, decid, sin ese cuerpo del que el vuestro, si frágil y si herido, vive desde “la división”, despedido del “espíritu”, él, que sostiene oscuramente sus juegos con el pan que él amasa y que debe recibir a veces en un insulto de piedra? Habéis pensado, mis amigos, que es una red de sangre la que os salva del vacío, en el tejido de todos los días, bajo los metales del aire, de esas manos sin nada al fin como las ramas de Junio, a no ser una escritura de vidrio? Oh, yo sé que buscáis desde el principio el secreto de la tierra, y que os arrojáis al fuego, muchas veces, para encontrar el secreto… Y sé que a veces halláis la melodía más difícil que duerme en aquellos que mueren de silencio, corridos por el padre río, ahora, hacia las tiendas del viento… Pero cuidado, mis amigos, con envolveros en la seda de la poesía igual que en un capullo... No olvidéis que la poesía, si la pura sensitiva o la ineludible sensitiva, es asimismo, o acaso sobre todo, la intemperie sin fin, cruzada o crucificada, si queréis, por los llamados sin fin y tendida humildemente, humildemente, para el invento del amor… (JLO, libro “De las Raíces y el Cielo”)
CAMINO
AL PARAÍSO. LESA BIODIVERSIDAD
“Un
estudio de la
Universidad
de Tel Aviv, Israel,
concluyó que
como
hacen muchos animales, las plantas
también emiten
sonidos
si están estresadas.
Concretamente, ultrasonidos
que
se
pueden detectar a varios metros de distancia.
Los
investigadores creen que estos sonidos podrían tener
la
función de dar información a otras plantas y animales
sobre
su estado.”
LUCIANO
BALAUDO
“Lo
que callan las plantas: investigadores descubrieron
que
“gritan” cuando sufren”
Info
Campo, 26/12/2019
“...Este entrerriano
universal, autodidacto por excelencia,
se ha nutrido de las más
ricas lecturas creadoras asimiladas
con asombrosa lucidez y
genialidad. De Lao-Tsé y la Biblia
a Marx, Bergson y Teilhard
de Chardin, de los poetas chinos
a los simbolistas belgas,
Rimbaud, Mallarmé, Juan Ramón
Jiménez, Rilke, Cummings y
Prevert, por citar algunos ejemplos,
ha elaborado un sincretismo
de ideas y de arte a través del
filtro experiencial de la
vida y de la acendrada fidelidad
consigo mismo...”
EDELWEIS
SERRA
“El
cosmos de la palabra. Mensaje poético
y
estilo de Juan L. Ortiz”
“...Siempre el acuerdo,
amigo, siempre la lucha por el acuerdo.
¿No hay héroes y no hay
mártires, aquí y allá,
para que la criatura se
acuerde profundamente
con las otras criaturas
sobre las bases de las
sencillas y sagradas gracias
que se dan y se crean?...”
JUAN
L. ORTIZ
“Siempre
el acuerdo...”, en
“El
Aire Conmovido”
En
las páginas finales de la Carta Laudato Si, el Papa Francisco
dice “el universo se desarrolla en Dios, que lo llena todo.
Entonces hay mística en una hoja, en un camino, en el rocío, en el
rostro del pobre” y escribe, debajo como nota aclaratoria al pié
una cita de Ali Al-Kawwas, maestro espiritual del sufismo islámico
-del siglo XIX- recuperado por Eva de Vitray-Meyerovitch en una
antología francesa de esa corriente espiritual. Decía Al-Kawwas:
“no hace falta criticar prejuiciosamente a los que buscan el
éxtasis en la música o en la poesía. Hay un secreto sutil en cada
uno de los movimientos y sonidos de este mundo. Los iniciados llegan
a captar lo que dicen el viento que sopla, los árboles que se
doblan, el agua que corre, las moscas que zumban, las puertas que
crujen, el canto de los pájaros, el sonido de las cuerdas o las
flautas, el suspiro de los enfermos, el gemido de los afligidos...”.
Juan L. Ortiz fue uno de estos iniciados.
Una
alianza entre especies, una alianza del amor y del respeto
interespecies -como piensa Donna Haraway- debe ser el fundamento
ético y espiritual de la futura civilización de la tierra. El amor
de Juan L. por los animales fue grande. Ahí están los conmovedores
poemas a su perro Prestes -el nombre recuerda al luchador brasileño
Luis Carlos Prestes, no a Julio Prestes, no
confundirse-, a la perra Diana, al zorzal que llama a los montes, a
la niña y el gatito, y las prosas tristes y empáticas sobre ese
fox-terrier ciego que “hace veinte años que me mira”, sobre el
otro perrito, el que encontró con sarna en un camino, y que
reflejaba toda la tristeza del mundo, y sobre el pájaro que miraba y
que sintió morir dentro suyo en el marco de una cacería vulgar y
tonta organizada por los amigos del pueblo.
Levinas
escribió sobre aquel perro que alegraba a los prisioneros en el
campo de concentración nazi y que los hacía sentir humanos.
Consolando a un niño afligido por la muerte de su mascota en 2014,
El Papa argentino dijo “un día veremos de nuevo a nuestros
animales en la eternidad de Cristo. El paraíso está abierto a todas
las criaturas de Dios”. Ortiz sufre doblemente con el gurí pobre
que ofrece en venta su perrito por unos centavos y tiene una gomera
en su casa frente al Parque Urquiza, pero para avisarles a los
pajaritos cuando vienen a atacarlos con crueldad gratuita e imbécil.
Los buenos entrerrianos somos amigos de las aves, “pero sin jaula
señor” como ha escrito Néstor Cuestas. En Entre Ríos, matar
un pájaro debería ser considerado un delito de lesa humanidad o
mejor dicho, de lesa biodiversidad.
A
Prestes (mi galgo)
Has muerto, silencioso amigo mío, has muerto...
¿En qué prados profundos te hundiste para siempre cuando llovía oscuramente?
- Marzo, anoche, apagaba la sed larga...
Tu cabeza, tras el último suspiro, quedó más fina aún en la línea final.
Y era como si corrieras acostado un no sé qué fantástico que huía, huía...
Silencioso amigo mío, viejo amigo mío, has muerto...
Cuántos minutos claros, cuántos momentos eternos, contigo,
compañero de mis mañanas cerca del agua, de mis atardeceres flotantes...
en el dulce calor, en el viento de las hierbas, en los filos del frío,
en la luz que se despide como un infinito espíritu ya herido...
Silencioso amigo mío, viejo amigo mío, cómo nos entendíamos...
Esta tarde hubiéramos salido a mirar los oros transparentes, casi íntimos...
¿Qué veías allá, sobre las islas, cuando enhestabas las orejas?
¿Y te tocaba el blanco alado de la vela lejana?
Oh, los perfumes de las gramillas y de la tierra, qué ríos de éxtasis!
Y tu tensión cuando algo corría abajo...
Duro de mí, estúpido de mí, que te contenía sobre las traseras patas sólo,
vibrante en tu erguida esbeltez posada apenas...
Silencioso amigo mío, viejo amigo mío, compañero de mi labor...
Echado a mi lado, las horas lentas, alzabas de repente tus ojos largos,
ay, llenos de signos sutilísimos, y a veces,
una tenue luz que venía no se sabe de dónde humedecía su melancolía sesgada...
¿En qué secretas honduras sentías entonces mi mirada?
(Qué distraídos somos, qué torpes somos para las humildes almas que nos buscan
desde su olvido y quieren como asirse de una chispa, siquiera ínfima, de amor...)
Se hubiera dicho que emergías dulcemente de un seno desconocido
y que una serenidad ligera te ganaba así un extraño mundo seguro...
El noble hocico, luego, se aguzaba todavía más entre los delgados remos, contra el suelo,
en esa actitud de los cuadros antiguos, de un triste husmeo extático...
(...) De mirar tu estampa se sabía que tu sangre venía de lejos, de muy lejos,
no del rubio país sino de los desiertos arábigos, por tu finura barcina.
Perfecto de gracilidad y fuerza, tus menores gestos decían
de una añejísima nobleza ganada sobre las arenas tras las gacelas de luz.
Todo en ti se concertaba como en un poema para un vuelo rasante de flecha,
y eras tensión ceñida o libre igual también que en un poema....
Tu infancia fue feliz de saltos y juegos con el Dardo, tu amigo,
el lebrel aquel de Italia muerto trágicamente en una lucha desigual,
y no había cañadas anchas ni árboles juntos para la casi alada geometría de tus vértigos,
ni había corriente poderosa para tu pecho afilado y tu flexible gracia serpentina...
Cerca del río inmóvil, allá, empezamos a querernos en los silencios pálidos
llorados por los sauces medrosos o subrayados frágilmente por los plátanos...
Sobre los caminos, medio idos ya, tu marcha, a mi lado, era leve, de fantasma...
Y acaso tú también recogías lo que decían los follajes entre las flores de arriba y abajo que nacían...
El idílico sol de la ribera nos encontraba siempre puntuales, junto a las primeras cañas de pesca,
y el arrabal de la costa cuando la brisa última lo ajaba, ¿era sólo de sueño?
Oh, las figuras hieráticas de los pobres portoncitos de ramas
y los chicos mudos, espectrales, atravesando el baldío hacia el rancho de la orilla...
tu juventud fue luego de anchas pistas, de los grandes potreros con cardos de Carbó...
En la mañana iluminada de cardos caminábamos esquivando las espinas,
-una culebrilla, de repente, irisaba su rápida cinta a nuestros pies-
tú más cuidadoso y desconfiado que yo, levantando delicadamente las patas,
pero algo saltaba cerca y el alambrado entero sonaba como un arpa,
cuando no lo sobrevolabas y eras todo vueltas breves, increíblemente elásticas...
-Celebraba, mi amigo, que la liebre, al fin, no fuera tuya...
Larga fue tu enfermedad y tu latido profundo se hizo delgado, casi una queja ya...
Oh, esta queja, oh, tu llamado débil, cuando sentías acaso que la sombra venía
y requerías a tu lado las familiares presencias queridas...
Duro de mí, estúpido de mí, que a veces no prestaba suficiente atención a tu llamado
ni lo entendía en su miedo de la rondante noche absoluta, de la marea definitiva,
miedo de hundirte solo, sin la luz del aura amada junto a la ola fatal,
tú, el de la adhesión plena, el de la estilizada cabecita beata sobre la falda, sentados a la mesa
o leyendo yo sin haberte mullido el sueño fiel al lado de la silla...
Ay, oigo todavía tu llamado, tu llanto débil, impotente, de una imploración seguida...
Las voces no estaban lejos pero las querías alrededor de ti contra el silencio que llegaba...
Ay, oigo todavía tu llamado, tu súplica latida como desde una medrosa pesadilla,
mientras mi corazón lo mismo que tus flancos, sangra, sangra,
y Marzo, entre las cañas, sigue lloviendo sobre ti...
Has muerto, silencioso amigo mío, has muerto...
¿En qué prados profundos te hundiste para siempre cuando llovía oscuramente?
- Marzo, anoche, apagaba la sed larga...
Tu cabeza, tras el último suspiro, quedó más fina aún en la línea final.
Y era como si corrieras acostado un no sé qué fantástico que huía, huía...
Silencioso amigo mío, viejo amigo mío, has muerto...
Cuántos minutos claros, cuántos momentos eternos, contigo,
compañero de mis mañanas cerca del agua, de mis atardeceres flotantes...
en el dulce calor, en el viento de las hierbas, en los filos del frío,
en la luz que se despide como un infinito espíritu ya herido...
Silencioso amigo mío, viejo amigo mío, cómo nos entendíamos...
Esta tarde hubiéramos salido a mirar los oros transparentes, casi íntimos...
¿Qué veías allá, sobre las islas, cuando enhestabas las orejas?
¿Y te tocaba el blanco alado de la vela lejana?
Oh, los perfumes de las gramillas y de la tierra, qué ríos de éxtasis!
Y tu tensión cuando algo corría abajo...
Duro de mí, estúpido de mí, que te contenía sobre las traseras patas sólo,
vibrante en tu erguida esbeltez posada apenas...
Silencioso amigo mío, viejo amigo mío, compañero de mi labor...
Echado a mi lado, las horas lentas, alzabas de repente tus ojos largos,
ay, llenos de signos sutilísimos, y a veces,
una tenue luz que venía no se sabe de dónde humedecía su melancolía sesgada...
¿En qué secretas honduras sentías entonces mi mirada?
(Qué distraídos somos, qué torpes somos para las humildes almas que nos buscan
desde su olvido y quieren como asirse de una chispa, siquiera ínfima, de amor...)
Se hubiera dicho que emergías dulcemente de un seno desconocido
y que una serenidad ligera te ganaba así un extraño mundo seguro...
El noble hocico, luego, se aguzaba todavía más entre los delgados remos, contra el suelo,
en esa actitud de los cuadros antiguos, de un triste husmeo extático...
(...) De mirar tu estampa se sabía que tu sangre venía de lejos, de muy lejos,
no del rubio país sino de los desiertos arábigos, por tu finura barcina.
Perfecto de gracilidad y fuerza, tus menores gestos decían
de una añejísima nobleza ganada sobre las arenas tras las gacelas de luz.
Todo en ti se concertaba como en un poema para un vuelo rasante de flecha,
y eras tensión ceñida o libre igual también que en un poema....
Tu infancia fue feliz de saltos y juegos con el Dardo, tu amigo,
el lebrel aquel de Italia muerto trágicamente en una lucha desigual,
y no había cañadas anchas ni árboles juntos para la casi alada geometría de tus vértigos,
ni había corriente poderosa para tu pecho afilado y tu flexible gracia serpentina...
Cerca del río inmóvil, allá, empezamos a querernos en los silencios pálidos
llorados por los sauces medrosos o subrayados frágilmente por los plátanos...
Sobre los caminos, medio idos ya, tu marcha, a mi lado, era leve, de fantasma...
Y acaso tú también recogías lo que decían los follajes entre las flores de arriba y abajo que nacían...
El idílico sol de la ribera nos encontraba siempre puntuales, junto a las primeras cañas de pesca,
y el arrabal de la costa cuando la brisa última lo ajaba, ¿era sólo de sueño?
Oh, las figuras hieráticas de los pobres portoncitos de ramas
y los chicos mudos, espectrales, atravesando el baldío hacia el rancho de la orilla...
tu juventud fue luego de anchas pistas, de los grandes potreros con cardos de Carbó...
En la mañana iluminada de cardos caminábamos esquivando las espinas,
-una culebrilla, de repente, irisaba su rápida cinta a nuestros pies-
tú más cuidadoso y desconfiado que yo, levantando delicadamente las patas,
pero algo saltaba cerca y el alambrado entero sonaba como un arpa,
cuando no lo sobrevolabas y eras todo vueltas breves, increíblemente elásticas...
-Celebraba, mi amigo, que la liebre, al fin, no fuera tuya...
Larga fue tu enfermedad y tu latido profundo se hizo delgado, casi una queja ya...
Oh, esta queja, oh, tu llamado débil, cuando sentías acaso que la sombra venía
y requerías a tu lado las familiares presencias queridas...
Duro de mí, estúpido de mí, que a veces no prestaba suficiente atención a tu llamado
ni lo entendía en su miedo de la rondante noche absoluta, de la marea definitiva,
miedo de hundirte solo, sin la luz del aura amada junto a la ola fatal,
tú, el de la adhesión plena, el de la estilizada cabecita beata sobre la falda, sentados a la mesa
o leyendo yo sin haberte mullido el sueño fiel al lado de la silla...
Ay, oigo todavía tu llamado, tu llanto débil, impotente, de una imploración seguida...
Las voces no estaban lejos pero las querías alrededor de ti contra el silencio que llegaba...
Ay, oigo todavía tu llamado, tu súplica latida como desde una medrosa pesadilla,
mientras mi corazón lo mismo que tus flancos, sangra, sangra,
y Marzo, entre las cañas, sigue lloviendo sobre ti...
(JLO,
libro “La Brisa Profunda”)
LA
NIÑA Y EL GATITO. ¿QUIÉN ES ESA NIÑA?
“...La
niña miró, azoradamente, el gatito
y
luego a mí
cuando,
acaso, el ronquido
la
invitara en una suerte, ahora, de arrullo,
al
infinito de los números, y entonces el espíritu
aquel
a que apelamos, con un modo, por qué, no?
de
corazón tras el oído
de
ángel...”
JUAN
L. ORTIZ
“La
niña...”, en
“Poesía
Inédita”
“Qué
pequeña eres brizna de hierba.
Sí,
pero tengo toda la Tierra
a
mis pies”
RABINDRANATAH
TAGORE
“La
mano que pide, que clama,
es
como una raíz invertida”
JUAN
L. ORTIZ, en
PACO
URONDO
“Una
sabiduría de intemperie”
“...Pero
el poeta ya duerme el sueño de los justos,
y
al despertar se reencontrará con su perro Prestes,
sus
gatos y sus jacarandaes; entonces podrán
proseguir
aquella conversación que parecía
interminable
sobre el “aura” del paisaje...”
IRIS
ESTELA LONGO
“El
grillo en el alba”
La
humanidad llora, a comienzos de 2020, viendo morir a los koalas y a
millones de animales en Australia. El ecocidio bajo las llamas
enciende la luz roja sobre el cambio climático y el capitaloceno que
lo poduce. Hay un debate cultural detrás del desprecio
biopolítico y la catástrofe ambiental. Asombrando a sus
visitas, Juan L. Ortiz -cuenta Sergio Gasparín en la Revista Xul-
“aventaba los mosquitos en su apogeo espantándolos con leves
movimientos o bien soplándolos para no dañarlos, práctica asidua
-según decía- entre los monjes budistas. Igual tratamiento
respetuoso dispensaba a todo bicho que se le aquerenciara, fuera
gato, pájaro o insecto. De ahí que en la casa no prosperara el
consumo de venenos o pesticidas, pues conspiraban contra la vida de
nuestros “compañeros de planeta”. Respecto a las hormigas del
jardín, había aprendido de Horacio Quiroga a “distraerlas”
ofreciéndoles cáscaras de naranja, pues las preferían a las rosas.
Para cada caso, una solución”. La humanidad y el planeta estarían
mejor si fuéramos un poco más cuidadosos y más conscientes.
“Rilke
observó -le dijo el poeta a Alicia Dujovne Ortiz mientras miraban
jugar al galgo con unos gatos- que el juego de los animales es una de
las cosas más emocionantes -sonrió Juanele-. Y Rafael Barrett, ese
gran escritor sobre el que alguna vez habrá que hacer un estudio,
escribió que el perro nos ayuda a salvar el abismo de la
comunicación humana, y el gato nos comunica con las estrellas. Sí,
con las estrellas, y de ahí el éxtasis que los sobrecoge a los
gatos de noche, paraditos sobre un muro”. Con esa filosofía, Juan
L. Ortiz le comentaba a Mario Alarcón Muñiz los poemas que le había
inspirado su nieta, Claudia, hacia 1975. “Uno, recuerdo, está
referido a...yo recogí -va explicando Juan L- unas flores del
parque... la noche anterior había llovido y estaba lleno de flores
silvestres, estaba todo constelado de flores, lindísimo. Entonces yo
junté muchas de ellas e hice un ramo y le dije: tenga este ramo y
lléveselo a su abuelita. Muy bien, ella lo aceptó, pero después,
¿saben lo que hizo esta niña? : Este...desarregló el ramo, separó
todos los tallitos y los colocó donde estaban antes, ¿entiende?, es
decir las restituyó a su lugar. Es decir, ella me dio una lección
porque las reintegró a la tierra de donde yo las había
arrancado....Otra vez, yo tenía un gatito negro y ella era la
primera vez que sentía roncar a los gatos. Como era muy manso, se lo
acerqué a ella y él empezó a roncar. Y ella sintió una cosa
extraña, lo vi en sus ojos, como...este...el rumor de algo que sería
el gato, pero que iba más allá del animal. Ya se sabe que el gato
está entre el cielo y la tierra. Más entre las
estrellas,...Entonces yo le acerqué y sintió ese ronquido y ella
cambió la expresión, con una emoción extraña, como si hubiera
sentido el rumor, ¿sabe?, de las esferas, del cosmos. Yo reproduje
la expresión suya, de palidez, casi de pavor cósmico, ¿sabe?,
porque no decían otra cosa sus ojos”.
Ortiz
tuvo una formación fuerte en el simbolismo poético. No podemos
dejar de pensar quién puede ser hoy, simbólicamente, esa nieta
histórica de Juan L. Nos parece que esa descendiente es Greta
Thunberg y con ella, todas las, les y los Gretas que antes de ella y
hoy junto y más allá de ella pelean digna y valientemente por una
política global responsable que evite la catástrofe climática y
ecológica. Greta y todas las y les Gretas se nos representan como
la, los y les nietos políticos y poéticos de Juan L. Ortiz.
Edgar Bayley resumió con una poesía dedicada al escritor de “El
Angel Inclinado” esta conexión histórica que estamos pensando. En
la Revista Poesía y Poética -Nro 18, Otoño de 1995-, de la
Universidad Iberoamericana de México, el escritor argentino pensó
estas líneas maravillosas para el poeta entrerriano:
DESCENSO Y
ASCENSO DE JUANELE EN SU MUNDO DE INTEMPERIE
juanele viaja
desciende sube se pierde reaparece
y en su mundo de
intemperie de párpados y viento
como nadie conoce
el rocío más frágil
el camino de luz
que lleva al corazón del aire
juanele
río
colina
cristal
amanecer
cinta de sueño
las niñas del
río lo conducen
a la hora del don
y la cambiante gracia
más allá del
cuidado angustioso
de lo anónimo
que deslíe las noches y los días
en un fuego
cereal que casi flota
las niñas del
río lo conducen
a recoger para
los hombres la rama iluminada
y al regresar de
su país ardido
nos trae un nuevo
nacimiento
guiños de
eternidad
ojos de alga
juncos de vigilia
ecos del mercurio
ha ido sí y ha
vuelto con la virgen del aire
ha llegado más
lejos que su río
que las sombras y
los pájaros
más lejos que la
flor o la palabra vana
ha ido sí y ha
vuelto
por las vías de
la noche
por el aire y la
hierba
por el no sin
límites
y la pupila y el
filo irreversible
ha ido sí y ha
vuelto
por una voz
por una
crepitante aurora
por una orilla
donde crece la
espera
el día que
vendrá
bajo el sol de la
isla entreabierta amanecida
se extiende un
llamado a la distancia
un dios sonríe
con un fruto se abre
una siesta
aguarda las redes de la sangre
la unión final
de la vigilia y la sombra
de los cuerpos
tatuados
sumergidos en la
boca del día
ha ido sí y ha
vuelto
testigo al fin
insospechable
de un minuto de
plata
de un país
presente y entrañado
por Nogoyá
Concordia Gualeguay
por Colón San
José Federación
por Villaguay el
Paraná y el Uruguay
ha marchado en
sueños
en un baile de
ceniza
atravesando
edades
victorias y
puentes de madera
para alzar de la
oscura palabra
la red de sangre
que nos salva del vacío
juanele viaja
desciende sube se pierde reaparece
en su mundo de
intemperie de párpados y viento
y con su niña de
aire
con el amor que
huye y que regresa
quiere unir la
vida de todos de cualquiera
más allá de
varas de cotos y cercados
más allá del
aullido y los suplicios
ha ido y ha
vuelto
testigo del alba
y de la estrella
del galgo azul y
la savia verdadera
con él iremos a
cambiar el mundo
en términos de
ala de libertad de hambre
con él
rescataremos de la sombra el desprecio
la fluvial
cabellera y la colina
la piedra
solitaria y las heridas
con él iremos al
extremo del cielo
para ganar la
tierra
y apurar el paso
con él iremos al
filo de este día
para que el ángel
habite el suelo cotidiano
y los hombres
reinventen el saludo
la devoción del
ojo y de la mano
de la puerta
cerrada el sueño y la esperanza
juanele viaja
desciende sube se pierde reaparece
en su mundo de
intemperie de párpados y viento.
Greta Thunberg y Bruno Rodríguez, con
Guterres, Secretario General de la ONU
LA
FUERZA POÉTICA DE LAS AVES SIN JAULA
Señor,
esta mañana tengo
los párpados frescos como hojas,
las pupilas tan limpias como agua,
un cristal en la voz como de pájaro,
la piel toda mojada de rocio,
y en las venas,
en vez de sangre,
una dulce corriente vegetal.
Señor,
esta mañana tengo
los párpados iguales que hojas nuevas,
y temblorosa de oros,
abierta y pura como el cielo el alma.
esta mañana tengo
los párpados frescos como hojas,
las pupilas tan limpias como agua,
un cristal en la voz como de pájaro,
la piel toda mojada de rocio,
y en las venas,
en vez de sangre,
una dulce corriente vegetal.
Señor,
esta mañana tengo
los párpados iguales que hojas nuevas,
y temblorosa de oros,
abierta y pura como el cielo el alma.
JUAN
L. ORTIZ
“Señor...”,
en
“El
Agua y la Noche”
“...¿Y adónde irán los
versos increados cuando se muere
quien puede otorgarles
vida?...”
IRIS
ESTELA LONGO
“El
grillo en el alba”
“...Pero el entrerriano
lo miró en silencio
besando las alas
soltó al cardenal...”
HORACIO
“CHINO” MARTÍNEZ
“El
entrerriano de los pájaros”
“Que te atraviese un río,
gurí”
Cartel
en el Centro Cultural de
Oro
Verde, Entre Ríos
Para
el filósofo y militante italiano, Franco “Bifo” Berardi, la
poesía es la fuerza para cambiar el mundo en la era del
capitalismo posmoderno. La poesía en sentido amplio, más que
literario, es decir una idea poética basada “en
la dimensión erótica del lenguaje. Sólo la reactivación de la
dimensión erótica del lenguaje y del cuerpo lingüístico, el
cuerpo social, sólo estas reactivaciones pueden darnos una nueva
percepción de libertad frente a la máquina financiera”. En
esta batalla, “la
poesía, por otro lado, tiene un poder transformador: “reabre
lo indefinido”. En
lugar de una funcionalidad simple, la poesía crea nuevos errores,
provocando contradicciones deslumbrantes, ilustrativas e
inquietantes, que expanden lo que significa ser humano. Mientras
que el código opera con una lógica de intercambio directo (por
ejemplo, la secuencia en HTML se intercambia directamente
con una fuente en cursiva), la poesía “es el lenguaje de la
no-intercambiabilidad”...”
En
noviembre
de 2019, leímos
la noticia que
alumnos y docentes
de la
escuela secundaria Nro
18 de Aldea
Spatzenkutter -pueblo entrerriano fundado por alemanes inmigrantes
del Volga a fines del siglo XIX- desarrollan
una campaña para que
se proteja como espacio de preservación natural el tajamar
de los Suksdorf. El
nombre de la escuela que
impulsa el proyecto
es Juan L. Ortiz.
El poeta escribió
en “No podéis, no, prestar atención” -libro “El Angel
Inclinado”- sobre
la prueba
de alas que
deben tener nuestros espíritus. Alas sujetadas
por el análisis crítico y solidario con los sufren “para que los
vuelos futuros sean más altos”. En el mismo 2019, el francés
Gilles Lipovetsky -repasando
a
Paul Valery con la
idea de reintroducir
algo de exigencia en el sistema educativo sin perder las conquistas
democráticas- dijo
“hay
que ser ligero como el ave y no como la pluma”. La pluma vuela de
un lado a otro, el pájaro sabe a dónde quiere ir, la pluma no”.
Hermosa y oportuna
metáfora para pensar nuestras prácticas pedagógicas y las
políticas educativas, leyendo
a Juan L. Ortiz.
En
Octubre de 2018
-un Octubre que tal
vez Ortiz no esperaba-
la Revista Análisis
de Paraná publica una serie de poemas que gurises de 4to,
5to y 6to grado la
Escuela Nina
Bartolomé Mitre de la capital entrerriana elaboraron
junto a
sus docentes en el Taller de Acompañamiento a la Lengua, inspirados
en lectura del
autor de “La Mano Infinita”.
Tamara Barreto escribió:
Señor
Esta
mañana tengo
los
pies con ganas
de
ir a la costaneradel Paraná.
Pasa
por al lado mío
el
pez dorado.
Recorro
el pasto
buscando
tucuras
y
me tiro
al
agua.
Thiago
Machado, por su parte, pensó:
Señor
Esta
mañana tengo mis
piernas
para
jugar al fútbol
los
párpados frescos
como
la cancha
las
pupilas tan limpias
los
brazos como los arcos
Un
cristal en la voz y
como
alma
la
camiseta de Boca
La
piel toda de Boca Juniors.
Y
Morena Netto:
Las
voces eran
mis
pequeñas miradas.
Y
Narella Pereyra:
Poemitas
Somos
un río
que
tal vez piensa
día
y noche.
Ligeros
y decididos como las aves, sin jaulas. La mejor poesía tiene que
ser, a pesar de todo, la que está por venir (6).-
Prof.
Mauricio
Castaldo
María
Grande, Entre Ríos
Enero
2020
mauriciocastaldo@gmail.com
Secretario
de Formación de
Agmer
María Grande
Integrante
de la Junta Abya Yala
NOTAS:
(1)
CARLOS MASTRONARDI, “Juan L. Ortiz y su poesía”, El
Diario de Paraná, 6/11/1933, reproducida en LA “Obra Completa”
de MASTRONARDI, Edición a cargo de Claudia Rosa, Santa Fe, UNL,
Tomo 2, p. 423. Para la biografía del poeta, seguimos la
“Cronologogía” de ROBERTO CIGNONI en la Revista XUL,
Nro 12, “Los poemas perdidos de Juan L.Ortiz”, BsAs, Tres
Haches, 1997, pp. 49-53. La frase astronómica de Saer en JUAN JOSÉ
SAER, “Sobre Juan L. Ortiz”, Revista “Poesía y
Poética” Nro 18, Primavera de 1995, Universidad Iberoamericana
de México, pp. 55-63, versión digital en
https://bibliotecavirtual.unl.edu.ar:8443/handle/11185/2890.
La “cursilería folklórica”, cuestionada por Ortiz -en
adelante, JLO- en “Paraná Etéreo”, El Diario de Paraná,
23/6/1945, en “Obra Completa” -en adelante, OC-,
coordinada por SERGIO DELGADO, Santa Fe, UNL, 2005, 2da Edición,
pp.1020-1021. De esta Obra Completa tomamos todos los poemas
de Ortiz. Un extracto del trabajo de Oscar del Barco sobre nuestro
poeta, “Juan L. Ortiz, poesía y ética”, Córdoba,
Alción, 1996, en
http://www.autoresdeconcordia.com.ar/articulos.php?idArticulo=512.
El poema “El doctor Larcho” de el libro “El Junco y
la Corriente” en OC, pp.614-615 y la relación de JLO con
Yarcho en EISE OSMAN, “Testimonios Entrerrianos”, Revista
XUL, ob.cit, p.43. La experiencia de JLO con los gurises en
XUL, p.37. Las reflexiones de JORGE SANTIAGO PEREDNIK,
“Juanele y Ortiz”, en XUL, pp. 58-65. Las lecturas
de “El Capital” son consignadas por EMMA BARRANDEGUY en
XUL, p.42. Para la relación de JLO con el PC, ver AGUSTIN
ALZARI, “La poesía social de Juan L. Ortiz”, Tesis de
Doctorado en la UNLP, Julio de 2016
http://sedici.unlp.edu.ar/handle/10915/54001
y sobre las disputas por la Biblioteca en Gualeguay, A.ALZARI, “La
Internacional Entrerriana”, Editorial Municipal de Rosario,
2014. El poema “Gualeguay” de “La Brisa Profunda”,
en OC, p.455, y “El Gualeguay” en OC, pp. 661-748. “Soy
un gran mentiroso”, el hermoso documental sobre Fellini, puede
verse en Qubit tv. Las tesis de Toni Negri, en
https://www.nodo50.org/pretextos/toninegri.html.
Las consideraciones del Pepe Mujica sobre la sobriedad en
https://www.youtube.com/watch?v=5sp6AXUV_6Y.
Los dibujos encontrados de JLO, comentados en DANIEL GIGENA,
“Encuentran dibujos desconocidos de Juan L. Ortiz, el "poeta
argentino más grande del siglo XX", BsAs, La Nación,
24/6/2019
https://www.lanacion.com.ar/cultura/encuentran-dibujos-desconocidos-juan-l-ortiz-poeta-nid2259831.
La idea revolucionaria de Jean Cassou, explicada por MARÍA TERESA
GRAMUGLIO, “Las prosas del poeta”, en OC, p. 993. La idea
orticiana de la poesía en los niños y en todos, en la
“Cronologogía” de XUL, p.51. Sobre el lenguaje poético
de JLO, ver DANIEL HELDER, “Un léxico, un sistema, una clave”,
OC, pp.127-144. El trabajo de la Prof. Serra: EDELWEIS SERRA, “El
cosmos de la palabra. Mensaje poético y estilo de Juan L. Ortiz”,
BsAs, Noé, 1976. Las terminaciones femeninas de JLO son
subrayadas por HUGO GOLA, “El reino de la poesía”, OC,
p.109. La idea de ALAIN BADIOU en su “San Pablo, la fundación
del universalismo”, Barcelona, Anthropos-Rubí, 1999, p.XIX. La
bella síntesis saeriana en JUAN JOSÉ SAER, “Juan”, OC,
p. 13.
(2) MARIO TREJO, “Juan L. Ortiz, mordido por la palabra tigre”
en “Poesía y Poética”, ob.cit, pp.103-104. JLO y el zen,
en TANIA FAVELA BUSTILLO, “La armonía del devenir: zen y poesía
en Juan L. Ortiz”, Revista Acta Poética,
vol.35, no.2, Universidad Iberoamericana de México, jul./dic. 2014
http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0185-30822014000200003.
Sobre HAN, “Byung-Chul Han y el budismo zen como arma
anticapitalista”, nota de PATRICIO CORONA para La Tercera de
Chile, 26/7/2019
https://culto.latercera.com/2019/07/26/byung-chul-han-filosofia-del-budismo-zen/.
Una excelente y muy clara introducción a los libros de HAN por parte
de CLAUDIO ALVAREZ TERÁN, por ej. con “El Aroma del Tiempo”
https://www.youtube.com/watch?v=0G7qLS-AUAc.
Los aportes de Haraway, en BEATRIZ GARCÍA, “Los mundos posibles
de Donna Harawya: Así es como la ciencia ficción feminista puede
ayudar a salvar nuestro planeta”, The Objective, 19/12/2019
https://theobjective.com/further/donna-haraway-seguir-con-el-problema/.
Los poemas “jedi” de Ortiz contra las “fuerzas oscuras” en
OC, p.281 y “Gualeguay”, OC p.470. Las anécdotas sobre
las boquillas y las anfetaminas de JLO en HUGO GOLA, “...Aisladamente
nada existe...”, Paraná, E.Ríos, Ediciones El Aquelarre –
Revista El Colectivo, 2008. En este texto de Gola hay una historia
imperdible de SAER quien le lee a Borges un poema de Ortiz sin
decirle el autor, logrando que el escritor de BsAs diga “muy
bueno”, para hacer silencio luego de escuchar el nombre de Juan
L.Ortiz. Sobre su enfermedad y su delirio creativo, JLO le habla a
FRANCISCO “PACO” URONDO en “Una sabiduría de intemperie”,
entrevista que forma parte del imprescindible libro de Conversaciones
con Juan L. Ortiz “Una poesía del futuro” -en adelante
UPF-, compilado por Osvaldo Aguirre, BsAs, Mansalva, 2008,
p.41. El texto de GREGORY BATESON, “Los hombres somos hierba”,
en
http://truenasmoroi.blogspot.com/2011/06/los-hombres-son-hierba-gregory-bateson.html.
La entrevista de MARIO ALARCÓN MUÑIZ a JLO en
http://www.autoresdeconcordia.com.ar/articulos.php?idArticulo=1054.
La referencia de JLO a Blaise Pascal en “Saludo a Francia”,
OC, p. 350. Para profundizar sobre el mismo filósofo francés, el
estudio clásico de ROMANO GUARDINI, “Pascal o el drama de la
conciencia cristiana”, BsAs, Emecé, 1955. La otredad y
nosotros, en EMMANUEL LEVINAS, “Totalidad e Infinito”,
Introducción excelente de DANIEL GUILLOT, Salamanca, Sígueme, 2002.
De casi toda la bibliografía que citamos existen versiones
digitales. Una introducción a la otredad levinasiana por DARÍO
SZTAJNSZRAJBER, en https://www.youtube.com/watch?v=-OomoXKZU9U.
La esperanza orticiana, en JULIO CÉSAR PEDRAZZOLI, “Ortiz, Juan
Laurentino”, Enciclopedia de Entre Ríos, Sección Literatura,
Tomo VI, Paraná, Arocena Editores, 1979, p. 131. El Prof. Pedrazzoli
fue rector organizador de la Escuela de Comercio, nocturna para
adultos, en la ciudad entrerriana de María Grande. Cerca de la
felicidad, ALAIN BADIOU, en “Lo finito y lo infinito”,
BsAs, Capital Intelectual, 2016. El dato del árbol plantado por el
poeta en el Parque Urquiza y otros datos biográficos y familiares,
en TIRSO FIOROTTO, “A 34 años de la desaparición física de
Juan Laurentino Ortiz: la vida y su obra”, Nota del diario UNO
en el Archivo de El Once Digital, Paraná, 2/9/2012
https://www.elonce.com/secciones/sociedad/275638-a-34-anos-de-la-desaparicion-fisica-de-juan-laurentino-ortiz-la-vida-y-su-obra.htm.La
diferencia entre individuo y persona según JLO, en JUANA BIGNOZZI,
“La poesía que circula y está como el aire”, UPF,
p. 34. Las coincidencias y diferencias de Dussel con Levinas, en
ENRIQUE DUSSEL, “Liberación Latinoamericana y Emmanuel
Levinas”, BsAs, Bonum, 1975
https://enriquedussel.com/txt/Textos_Libros/25.Liberacion_latinoamericana_y_E.Levinas.pdf
y los debates de Dussel con grandes filósofos occidentales, en
ENRIQUE DUSSEL, “Apel, Ricoeur, Rorty y la Filosofía de
Liberación”, Universidad de Guadalajara, 1993, Archivo Clacso:
http://biblioteca.clacso.edu.ar/clacso/otros/20111218052727/APEL.pdf.
Las diferencias epistemológicas de Ortiz con Borges, en “Juan
L. Ortiz: la vida debe ser una respuesta”, reportaje de JORGE
CONTI y HUGO GOLA para la Revista Crisis, Nro 6, BsAs, Octubre
1973, pp. 36-44. La idea de PAUL RICOEUR sobre la vida buena en su
libro “Si mismo como otro”, Madrid, Siglo XXI Editores,
1996, p. 176. La libertad levinasiana, en su “Totalidad e
Infinito”, ob.cit., p.59.
(3)
La profunda concepción orticiana de “Angel”, en JUANA BIGNOZZI,
UPF, pp. 24-25. Las tesis
de Walter Benjamin y todo el brillante y movilizador trabajo de Lowy,
en MICHAEL LOWY, “Walter
Benjamin. Aviso de Incendio”, BsAs, Fondo de
Cultura Económica, 2002
https://proletarios.org/books/Lowy_Benjamin-Aviso_de_incendio.pdf
. La palabra, en los pueblos antiguos y en la cultura hebrea según
JLO, en JORGE CONTI, “El silencio de un poeta grande”,
UPF, p. 63. Una introducción al concepto de sociedad de riesgo
de Ulrich Beck, en ANA MARÍA VARA, “El pensador de la sociedad
de riesgo”,
BsAs, La Nación, 9/1/2015
https://www.lanacion.com.ar/cultura/el-pensador-de-la-sociedad-de-riesgo-nid1758486.
El reclamo de una nueva Historia por parte del poeta, en OC, p.
1056. Ortiz-tigre en el texto ya citado de TREJO.
(4)
La espiritualidad política de JLO, en EVAR ORTIZ, Testimonios
en Revista XUL, pp.41-42. La discusión de Julio Irazusta con
Alberdi en nuestro trabajo “Combates por la Historia, la Cultura
y la Justicia”, Febrero 2019
http://actividadentrerios.blogspot.com/2019/02/combates-por-la-historia-la-cultura-y.html.
La anécdota con el arzobispo, en SERGIO GASPARÍN, XUL, pp.
46-48. La dialéctica en sentido plural según JLO en el citado
reportaje de CONTI y GOLA para Crisis. El poema al artillero
soviético titulado “Leningrado” de “El Junco y la
Corriente”, en OC, p. 577. El canto de los obreros rusos en el
testimonio citado de EVAR ORTIZ. Los errores del marxismo lamentados
por JLO en “Un militante”, OC, pp. 1004-1006. Sobre el
sauce chino de Michaux, OC, p. 578 y p. 915. La anécdota de JUAN
JOSÉ MANAUTA en XUL, p. 45. El trabajo de ROBERT KURZ, “Las
lecturas de Marx en el Siglo XXI”, en Rebelión, 29/6/2002
https://www.rebelion.org/hemeroteca/izquierda/kurz290602.htm.
El Tercer Manuscrito de Marx en los Grundrisse:
https://www.marxists.org/espanol/m-e/1840s/manuscritos/man3.htm.
El comunismo franciscano de MICHAEL HARDT y ANTONIO NEGRI, en
“Imperio”, BsAs, Paidós, 2002, p. 357
https://construcciondeidentidades.files.wordpress.com/2014/09/negri-antonio-imperio.pdf.
La prudente reflexión de BERLINGUER, en “La austeridad (1977).
Un texto pionero y visionario de Enrico Berlinguer. Opiniones”,
Blog El Viejo Topo, 17/6/2014
http://blogdelviejotopo.blogspot.com/2014/06/la-austeridad-1977-un-texto-pionero-y_17.html.
La nueva política del Vaticano, en FELIPE HERRERA-ESPALIAT, “El
Papa valora el poder de transformación social de los Movimientos
Populares”, 19/8/2019
https://www.vaticannews.va/es/papa/news/2019-08/papa-francisco-movimientos-populares-libro-america-latina.html.
La Encíclica Laudato Si, en
http://www.vatican.va/content/francesco/es/encyclicals/documents/papa-francesco_20150524_enciclica-laudato-si.html.
Una introducción a Laclau por ALEJANDRO PÉREZ, “Los
significantes flotantes y la construcción de hegemonías”, en
https://psicologiaymente.com/social/significantes-flotantes-construccion-hegemonias,
y un aporte sobre la línea del politólogo argentino por Pablo
Iglesias -vicepresidente del Estado Español en 2020- en
https://www.youtube.com/watch?v=yd4n1x0PrOs.
La visión política de Altvater, “El socialismo del siglo XXI
sólo puede ser plural”, en Sin Permiso, 4/5/2018
http://www.sinpermiso.info/textos/elmar-altvater-1938-2018-el-socialismo-del-siglo-xxi-solo-puede-ser-plural.
El Confederalismo Democrático de Öcalan, en
http://www.freeocalan.org/wp-content/uploads/2012/09/Confederalismo-Democr%C3%A1tico.pdf.
La dialéctica de García Linera, en
http://biblioteca.clacso.edu.ar/ar/libros/coedicion/garcial/. Una introducción a GORZ, en http://www.rebelion.org/docs/133236.pdf y el "4 en 1" de Haug en ULRICH BRAND, "No podemos salvar el planeta si no pensamos la emancipación social", Reportaje de Verónica Gago y Diego Sztulwark para Página 12, BsAs, 23/4/2012, en https://www.pagina12.com.ar/diario/dialogos/21-192462-2012-04-23.html
(5)
Las referencias de JLO a Radin y a Vossler, en UPF, p. 51 -reportaje
de Zelarayán- y p. 66 -entrevista de CONTI-. Los desafíos de
nuestra conciencia, en la nota de Conti y Gola en Crisis. La
gramática del ánima de NELSON CAULA, en su “Artigas
Ñemoñaré”, Montevideo, Ediciones B. Agradecemos a nuestro
compañero Hugo Rodríguez de Paysandú, la copia de este valioso
material. El libro de Meliá, “El guaraní, experiencia
religiosa”, Asunción, Ceaduc-Cepag, 1991
https://www.academia.edu/36831691/El_Experiencia_Religiosa_Guarani_Bartomeu_Melia.PDF.
“Lo abierto” de GIORGIO AGAMBEN, BsAs, Adriana Hidalgo,
2006. “Pasos hacia una ecología de la mente”, de BATESON
en
https://pedropeixotoferreira.files.wordpress.com/2014/03/bateson-gregory-passos-hacia-una-ecologia-de-la-mente.pdf.
La concepción abierta de lo sagrado de este epistemológo, en
GREGORY y MARY CATHERINE BATESON, “El Temor de los Angeles”,
Barcelona, Gedisa, 1994, p.16. La tesis de Karl Jaspers sobre un
tiempo-eje - “achsenzeit”-, que se gesta entre los siglos
VI y V aC y que refiere al momento histórico en que los seres
humanos comienzan a pensar en sus límites, su lugar en el cosmos y
su salvación espiritual, la encontramos ampliada por ENRIQUE DUSSEL
en “1492. El encubrimiento del Otro. Hacia el origen del mito de
la Modernidad”, Planeta Plutón, 2015, p.90. Sobre Artigas,
Moreno y Ramírez, OC pp. 978-980. Don Tomás de Rocamora, en “El
Gualeguay”, OC pp. 683-684. El jardín pendiente de este
Comandante colonial, en OC p. 580. El Juzgado de Montes de Rocamora,
repasado por Alarcón Muñiz y Fiorotto en una nota de este último
homenajeando a Mario en el Diario Uno de Paraná. Véase “A un
mes de la muerte de Mario Alarcón Muñiz”, 23/11/2019
https://www.unoentrerios.com.ar/a-un-click/a-un-mes-la-muerte-mario-alarcon-muniz-n2544888.html.
Las diferencias espirituales entre los pueblos según AMANCIO
GONZÁLEZ PAZ, “El misionero de la nacionalidad”, en “El
Hogar de los Argentinos”, Libro de Lectura para el 5to grado,
Rosario, Apis, 1957, pp. 239-242. Este tesoro personal y familiar
pertenecía a Olga Josefik, nuestra madre. La interpelante reflexión
de López y Planes recuperada por Rodolfo y Julio Irazusta la
trabajamos en el cap.4 de nuestros Apuntes para una Historia del
Mundo Entrerriano que titulamos “Lo esencial es invisible a
los ojos de la mala política” y publicamos en internet en mayo
de 2018
http://actividadentrerios.blogspot.com/2018/05/lo-esencial-es-invisible-los-ojos-de-la.html.
Los planteos de Habermas repasados con absoluta claridad por SANTIAGO
ARMANDO junto a SCALERANDI, en “Filosofía Siglo XXI para
principiantes”, BsAs, Era Naciente, p. 116. “Mayo y la
inteligencia argentina”, en OC pp. 1054-1055. La crítica de
JLO al racismo de José Hernández, en la entrevista de ZELARAYAN,
UPF, p. 55. Las historias de Garibaldi en Entre Ríos, en XUL,
p. 38.
(6) La afirmación de Saer, en la misma nota de La Nación con los
dibujos encontrados en 2019
https://www.lanacion.com.ar/cultura/encuentran-dibujos-desconocidos-juan-l-ortiz-poeta-nid2259831.
El comentario de Veiravé sobre los poemas que Ortiz se llevó al
infinito, en OC p. 979. Los replicantes son esos androides,
similares a los humanos pero superiores en fuerza e inteligencia, que
se rebelan contra la esclavitud en la película “Blade Runner” de
1982. En la anteúltima escena, el replicante da una lección
espiritual orticiana antes de morir. El video de este momento, en
https://www.youtube.com/watch?v=EPrMow4ak-k.
Nuestra nota “El aviso del caráu”, en
http://actividadentrerios.blogspot.com/2018/02/el-aviso-del-carau-la-politica.html.
El gran trabajo del Prof. Forns Broggi, “El eco-poema de Juan L.
Ortiz”, en
https://revistas.ucm.es/index.php/ALHI/article/download/ALHI0404110033A/21953/.
El cuidado como clave de una “Ética para la nueva era” en
Leonardo Boff, 3/7/2009
http://www.servicioskoinonia.org/boff/articulo.php?num=335.
Sobre el Informe del Club de Roma, puede verse CARMELO RUIZ MARRERO,
“Los límites del crecimiento, ayer y hoy”, ALAI,
8/11/2013 https://www.alainet.org/es/active/68796.
La Agenda 2030 de la ONU, en
https://www.un.org/sustainabledevelopment/es/2015/09/la-asamblea-general-adopta-la-agenda-2030-para-el-desarrollo-sostenible/.
El reclamo del secretario general de Naciones Unidas, “Guterres:
“Hay que dejar de luchar contra la naturaleza y la ciencia dice que
es posible”, en La Vanguardia, 1/12/2019
https://www.lavanguardia.com/natural/20191201/471991742386/antonio-guterres-cumbre-climatica-de-madrid-lucha-ciencia.html.
Francois Houtart y la “Declaración Universal del Bien Común”,
por JUAN ANTONIO SENENT, 9/6/2017
http://entreparentesis.org/francois-houtart-la-declaracion-universal-del-bien-comun-la-humanidad/.
La nueva falta, según Bergoglio: “Francisco impulsa introducir
el "pecado ecológico" en catequesis para defender el medio
ambiente”, Diario Perfil, 18/11/2019
https://www.perfil.com/noticias/internacional/papa-francisco-impulsa-introducir-pecado-ecologico-en-catequesis-para-defender-medio-ambiente.phtml
y el consuelo de que los perros y todas las criaturas de Dios van al
cielo, en
https://www.schnauzi.com/papa-francisco-consuela-nino-al-que-recientemente-murio-perro-y-dice-que-todos-los-perros-van-al-cielo/.
Una introducción a “Las tres ecologías” de Guattari en
Revista La Vaca, 28/8/2010
http://www.lavaca.org/mu37/las-tres-ecologias/
y el libro, en
https://www.arteuna.com/talleres/lab/ediciones/FelixGuattariLastresecologas.pdf.
La ecología de saberes, en BOAVENTURA DE SOUSA SANTOS,
“Descolonizar el saber. Reinventar el poder”, Montevideo,
Trilce, 2010, p. 50,
http://www.boaventuradesousasantos.pt/media/Descolonizar%20el%20saber_final%20-%20C%C3%B3pia.pdf.
El libro de CLACSO con el poema de Ortiz, en
https://www.clacso.org.ar/libreria-latinoamericana/libro_detalle.php?id_libro=1304&pageNum_rs_libros=0&totalRows_rs_libros=1242.
El Juicio del Agua según JLO, en su poema “A la
Argentina” -libro “El Junco y la Corriente”-, OC p.
620. La “civiLego”, en JACQUES ATTALI, “Diccionario
del Siglo XXI”, Barcelona, Paidós, 1999, p. 81. El poema de
JLO al “Dr Larcho” -en “El Junco y la Corriente”-,
OC p. 614. La bella cita del maestro sufí por el Papa FRANCISCO en
su Encíclica Laudato Si, BsAs, Legislatura Porteña, 2015, p.
175. “A Prestes”, OC p. 419 -el error del equipo de la UNL
sobre el nombre de Prestes, en OC p. 898-, “Diana” en OC
p. 185, “El zorzal llama a los montes” en OC p.312, la
niña y el gatito, en OC p. 957, El fox terrier ciego que “hace
veinte años que me mira”, en OC p. 1032, “Aquel pájaro
miraba”, en OC p. 1014 y El perrito con sarna, en “Aquella
mirada”, OC pp. 1036-1037. La letra de “El amigo de los
pájaros” de Nestor Cuestas, en
http://www.folkloredelnorte.com.ar/cancionero/e/elamigodelospajaros.html.
La delicadeza de JLO con mosquitos y hormigas, comentada por SERGIO
GASPARÍN en XUL, pp. 46-47. El reportaje de ALICIA DUJOVNE
ORTIZ al poeta, en
http://www.autoresdeconcordia.com.ar/articulos.php?idArticulo=781.
Sobre la nueva generación ecologista, ver “Las "otras
Gretas": líderes indígenas que reclaman luchar por la Madre
Tierra”, Efe, 21/9/2019
https://www.efe.com/efe/espana/sociedad/las-otras-gretas-lideres-indigenas-que-reclaman-luchar-por-la-madre-tierra/10004-4068944
y “Bruno Rodríguez, el joven argentino habló junto a Greta
Thunberg en la ONU: "No veremos cambios sin lucha",
BsAs, Tiempo Argentino, 21/9/2019
https://www.tiempoar.com.ar/nota/bruno-rodriguez-representante-argentino-en-el-evento-contra-el-cambio-climatico-en-la-onu-no-veremos-cambios-sin-lucha.
La hermosa poesía de Bayley a JLO en “Poesía y Poética”,
ob.cit, pp. 105-107
https://bibliotecavirtual.unl.edu.ar:8443/handle/11185/2890.
La potencia política de la poesía según Berardi, en “¿Puede
la poesía salvar el mundo? Una entrevista con Franco Berardi
(Bifo)”, La Tinta, 22/7/2019
https://latinta.com.ar/2019/07/poesia-salvar-mundo-bifo/.
La noticia de Spatzenkutter, en
https://www.isletasnoticias.com.ar/aldea-spatzenkutter-proponen-que-un-tajamar-se-declare-espacio-protegido/.
La frase de Paul Valery actualizada en “Gilles Lipovetsky: “Los
chalecos amarillos no son utópicos, quieren pagar menos impuestos”,
Nota de ALEJANDRO CÁNEPA en la Revista Ñ de Clarín, 31/5/2019
https://www.clarin.com/revista-enie/ideas/gilles-lipovetsky-chalecos-amarillos-utopicos-quieren-pagar-impuestos_0_O7jia1gP-.html.
Los hermosos poemas de los gurises de la escuela Nina de Paraná, en
“Entre Versos. Que los poemas fluyan, como los ríos”,
Revista Análisis, Paraná, Entre Ríos, 9/8/2018, pp. 24-25.
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