domingo, 12 de enero de 2020

JUAN L. ORTIZ: NUESTRO SEÑOR DEL INFINITO


Continuidad del cap. 5 de los Apuntes para una Historia del Mundo Entrerriano


I - LOS LIBROS Y LA CLARIDAD, ENTRE EL GUALEGUAY Y EL MONTIEL. GUERRA IDEOLÓGICA, BONOS PARA SUS LIBROS Y MILITANCIA POÉTICA. LA GRACIA DE LA MATERIA, EN LAS PALABRAS Y LAS FORMAS.
II - CON LOS OTROS, ENTRE LOS INFINITOS. BUDISMO Y ANTICAPITALISMO: QUE LA FUERZA NOS ACOMPAÑE. LA METÁFORA DEL HIPPISMO. LA TRIPLE DIMENSIÓN DEL INFINITO. LO MISMO Y LO OTRO. ¿APRENDIMOS LAS LECCIONES?.
III – EL ANGEL DE LA HISTORIA, LA POESÍA Y LA JUSTICIA. EL MUÑECO Y EL ENANO. LA PALABRA. SALTOS Y FRENOS DEL TIGRE. EL PASADO-PRESENTE.
IV – RELIGIOSAMENTE COMUNISTA. UNA FE COMÚN. MULTILÉCTICA. CONOCER EL SAUCE Y EL PUCHO. OTRO MARX. OTRO FRANCISCO.
V – (POST) ANTROPOLOGÍA POÉTICA Y DEBERES HISTÓRICOS. DESVELOS FEDERALES Y DIALÉCTICA ORTICIANA. EL ALMA DEL PUEBLO Y LAS FRONTERAS DE ROCAMORA. PATRIOTISMO JOROBADO Y CRIOLLISMO PARA LOS DOS MUNDOS.
VI – UNA NUEVA CIVILIZACIÓN DE LA TIERRA. ECOSOFÍA, JUICIO DEL AGUA Y CIVILEGO ORTICIANA. CAMINO AL PARAÍSO. LESA BIODIVERSIDAD. LA NIÑA Y EL GATITO. ¿QUIÉN ES ESA NIÑA?. LA FUERZA POÉTICA DE LAS AVES SIN JAULA.



A Mario Alarcón Muñiz, in memoriam


Toda la poesía de Ortiz se plasma gnómicamente, a manera de
sentencias rituales. El poeta, sacerdote del universo, es el
encargado de ejercer el rito de las cosas y formular con sus
signos poéticos el espacio y el tiempo sagrados donde
acontece el misterio por el cual, enajenándose, se accede
al reino del aquí y del allá y del más allá, hasta las arenas
sin nombre”...”
EDELWEIS SERRA
El cosmos de la palabra. Mensaje poético
y estilo de Juan L. Ortiz”

...Olvidamos que nosotros mismos somos tierra (cf. Gn 2,7).
Nuestro propio cuerpo está constituido por los elementos del
planeta, su aire es el que nos da el aliento y su agua nos
vivifica y restaura...”
PAPA FRANCISCO
Encíclica Laudato Si, 2015

Cuando el ingeniero interactúa con el artista, sus máquinas
tienen la intención de ser útiles para la sociedad y reducir el
tiempo del trabajo”, remarca Berardi. Pero cuando el ingeniero
es “controlado por el economista, su horizonte es el crecimiento
económico”. La reactivación de la dimensión poética del lenguaje
y su relación con la tecnología– tal vez sea la única posibilidad
de reabrir lo indefinido en nuestro tiempo.
FACUNDO CARMONA
Franco “Bifo” Berardi: ¿qué puede la voluntad política
contra la furia financiera?
Entrevista en la Revista Ñ, 16/5/2019

...Tengo especial fe en la que no está escrita, y que será vivida
por todos como algunos ahora se impregnan de la del aire, de
los árboles, del agua… en la poesía que estará en todo porque
será la comunión recién real bajo las especies también recién
reales...”
JUAN L. ORTIZ
Carta a Emilio, 26/4/1953


“Juan L. Ortiz le da un nuevo sentido a lo criollo”, afirmó Carlos Mastronardi. Ortiz nació en Puerto Ruiz, zona de Gualeguay, en 1896, y falleció en Paraná en 1978. Decidió quedarse en su provincia, más allá de las tentaciones laborales e intelectuales que tuvo, especialmente desde BsAs. Un breve período de juvenil bohemia en la capital argentina, una escapada como polizonte a Francia, un viaje militante en 1957 para conocer la Unión Soviética y la China de Mao, y algún otro viaje, pueden contarse como salidas de su tierra. Las idas periódicas a BsAs y a Santa Fe a encontrarse con escritores amigos, con luchadores de la cultura y con material de lectura y estudio fueron parte de su itinerario intelectual y social, pero siempre con una vuelta a su pago. Entre Ríos fue su lugar en el mundo. “Convocó el universo a su casa”, escribió Juan José Saer, gran amigo de la otra orilla, en las letras y en la vida, del poeta entrerriano. Ortiz planteó públicamente sus prevenciones contra las excesivas luces de la gran ciudad y contra la oficialización publicitaria de cualquier literatura, incluyendo la suya. Su distancia de esa contaminación urbana puede pensarse como un gesto de autonomía federal poética.

La Entre Ríos de principios del Siglo XX era una Entre Ríos derrotada por el centralismo y periférica del modelo agroexportador. Ortiz señaló bien el carácter isleño y no aislado de su provincia. La literatura criolla cantaba loas a las luchas pasadas, integrándolas a la “organización nacional”. Era una épica urquicista, con todo lo potente y contradictorio del asunto. Una ideología folklórica era difundida de sta manera para enfrentar las ideas políticas de los obreros inmigrantes y rojos. Ortiz cuestionaba la “cursilería folklórica”: su sentido de lo criollo se va a forjar en una nueva comunión con el paisaje, dónde la admiración de la naturaleza y el cosmos, y la crítica al saqueo, se van a articular con un respeto al esfuerzo cotidiano del pueblo -más que nunca multicultural- y una búsqueda de justicia por los dolores de la gente humilde y trabajadora de su mundo y de todo el mundo. Una ética de la tierra se va a diferenciar de una poesía meramente folklórica y funcional al sometimiento y a una nueva expoliación.

Hay una doble dignidad en el pensamiento de Ortiz, dice Jorge Perednik: la del éxtasis y la de la conciencia social, y cita una definición del entrerriano, en un número que la Revista Xul le dedicara al poeta en 1997. Dijo Juan L.: “hay un momento en que aludir a la felicidad, por más inocente y profunda, por más accesible y común que ésta parezca, puede ser inoportuno, puede ser hasta ofensivo. Y con razón si en este momento desborda, puede decirse, de un doble dolor, de una inquietud por nuestra dignidad y nuestro porvenir, que afecta a todos. Pero también el recuerdo o la conciencia, aunque breves, de una dignidad que no podrán herirnos los ocasionales responsables -¿responsables?- de nuestros destinos sociales, nuestra dignidad de criaturas hechas para la felicidad en la unión con la naturaleza a través de sus cambios o estados, a través de sus ritmos, puede traernos un ligero alivio y aun puede, si puede, si tenemos verdaderamente el sentimiento de esta dignidad, no adormecer nuestros deberes militantes, como sería fácil creer, sino, por el contrario, afinarlos. La verdad es que tales dignidades no se oponen, que ellas en el fondo hacen una sola”.

Sí, el nocturno en pleno día 

Sí, el “nocturno en pleno día”. Qué reposante
la sombra, el baño de la sombra.
Algunos brillos, algunas florescencias. Y, ah,
reencontrar el centro de relación. Delicias
de las flores submarinas, frágiles delicias.
La noche íntima está llena del mundo. En la primera
capa del reposo, sólo. Acaso en la segunda.
La fatiga de la luz y del ruido, sonríe, sí, al silencio iluminado
apenas, muy apenas de un pálido cielo abisal.
Silencio, silencio, sombra y silencio reposantes y ah,
         indispensables.
El nocturno delicado para oír nuestro silencio y el silencio
         del mundo,
curvados sobre la sombra opaca, sin reflejos mezquinos o
         complacientes.

Nuestro silencio y el silencio del mundo, tan musicales, ah,
         tan musicales,
en sus primeras zonas. Porque en cuanto descendemos más
         nos sorprende el grito de la vida.
La vida grita, hermanos, en lo profundo del mundo y de
         nosotros mismos.
La vida herida grita y es inútil nuestro intento de eludir el grito
en el adorable y reposante refugio de nuestra soledad o de
         nuestra comunión con las criaturas secretas del mundo.

Ah, cómo quisiéramos encontrar la paz absoluta de la sombra
         o de la armonía total
cuando bajamos hacia nuestro silencio en el día o en la noche!
Por unos minutos sólo, aunque fuera por unos minutos, ver
         alzarse una tenue constelación de las profundidades últimas.
Subiríamos con una sonrisa más segura, hermanos, para los
         deberes del amor.
No el vértigo de la sombra, no, sino el canto de la sombra.

Ah, cómo quisiéramos en el silencio de nuestro paisaje ver
         sólo los juegos de la luz y del agua.
Una impalpable presencia, casi una música, sobre las colinas
         olvidadas.
Cómo quisiéramos que el canto nuestro fuera el del pájaro,
         el del arroyo, acaso el del grillo en el alba:
una perdida aspiración hacia una dicha que casi no es de este
         mundo o el cristal de una dicha ubicuo como el cielo.
Cómo quisiéramos, sí, contar con una breve seguridad en la
         noche de nosotros mismos o en la armonía de las cosas.
Fuera agradable, verdad, hermanos míos? estrechar el universo
         en el límite del ser, en el último límite tembloroso del ser.
Pero la vida, el mundo, nos han penetrado tanto que en
         nuestras profundidades sólo hay sangre y gritos.
Nuestro silencio último está lleno de llantos, de
         desgarramientos.
El paisaje manchado de injusticia y de desolación.
En la sonrisa de las lomas criaturas amarillas con su pregunta
         terrible de animales acosados.
Y en el polvo de los caminos la inseguridad de pies llagados,
         y junto a los alambrados el desamparo ante la noche.

Ah, nuestro querido Supervielle, nuestro nocturno, nuestro
         delicado “nocturno en pleno día” gime con el dolor del
         mundo.
Pero, pero,
más allá de la sangre y de las lágrimas, más allá de la muerte
         y del espanto, el día como una nave
con su carga preciosa para las soledades ya seguras frente al
         canto de la sombra,
y menos indefensas ante el vértigo de la sombra.
(JLO, libro “La Rama hacia el Este)


I - LOS LIBROS Y LA CLARIDAD, ENTRE EL GUALEGUAY Y EL MONTIEL

Un gaucho, se diría por su aspecto, semejante a
Macedonio Fernández con algo de Gandhi.
Uno de los poetas vivos más altos de la lengua”
FRANCISCO “PACO” URONDO
Una sabiduría de intemperie”
Entrevista a Juan L. Ortiz para la
Revista Panorama, 17/11/1970

Comprender el texto es comprenderse frente al texto”
PAUL RICOEUR

"El ser hablante es un ser creyente"
JULIA KRISTEVA

Ortiz pasó su infancia en Villaguay, por cuestiones de trabajo de su padre, administrador de una estancia del Gral Racedo. Allí realizó sus estudios primarios, se encontró con una primer biblioteca y conoció al Dr Naum Yarcho -el “Dr. Larcho”- legendario personaje inmortalizado por Gerchunoff en “Los Gauchos Judíos”, al que el Juan L. dedicara un poema, en el que se preguntó si había conocido a un santo. Tiempo después, el propio Ortiz contó la anécdota de que le tocó leer esas líneas en un homenaje escolar, y que lo asombró el silencio respetuoso de los gurises que, minutos antes, habían hecho pasar un mal rato al orador anterior y a sus pobres maestras. El mismo silencio emocionado de alumnos de primaria y secundaria hemos encontrado cuando leemos en voz alta poemas orticianos profundos como “A Prestes, mi galgo”. El Dr. “Larcho” lo introdujo en la lectura de Tolstoi, Gogol y otros destacados escritores rusos. La selva montielera -esa otra poesía natural, agreste y misteriosa- impresionó los sentidos de su niñez y el río Gualeguay completó el horizonte de esas primeras grandes influencias.

De vuelta en Gualeguay, la adolescencia de Ortiz transcurrió entre la Escuela Normal, la bohemia -que lo encontró en BsAs con Manuel Ugarte y José Ingenieros, entre otros-, y los amigos, que le aportaban poesía “popular” y poesía “culta”, que eran una sola poesía para Juan. Por lo demás, sus lecturas se ampliaban -Rilke, Mallarmé, Rolland, Barbuse, Cassou, Micheau, Verlaine, Teilhard de Chardin, Bergson, Lao Tsé, Tagore, Barret, Éluard, Malraux, Juan Ramón Jiménez -a quién conoció en Paraná, en 1948- y tantos otros y otras escritores y estudiosos de nuestra tierra y de los cuatro puntos cardinales- y la revolución socialista en Rusia -producida en Octubre de 1917- sacudía los espíritus de las almas más inquietas, como la de nuestro poeta y un grupo de escritores y amigos de la región, entre los que se destacaban Emma Barrandeguy y Amaro Villanueva. En la casa de la primera se juntaban a leer y discutir “El Capital” de Carlos Marx. Fundaron el Grupo Claridad, un colectivo de escritores “amigos de la Revolución Rusa” y de la librería gualeya de Hartkopf. Por lo demás, los bellos poemas de Juan L. Ortiz -como “Gualeguay”- describen su itinerario político, social e intelectual. A los amigos “intelectuales” y la sabiduría del mate, se le suman los poetas de la calle y los amigos de la vida, como Juan el Renguito, Poroto, Huguito y el Pichay. Otro aprendizaje será el del silencio, internalizado junto a sus vecinos pescadores compañeros del río.

Ortiz fue empleado del Registro Civil en Gualeguay. Quería tener tiempo para la lectura y la escritura y liberaba así las tardes, por eso aceptó este puesto y desechó otras ofertas. La apropiación y reapropiación de los tiempos de la vida y el sentido de la misma es clave en la lucha emancipatoria contra el capitalismo y sus lógicas. Toni Negri ha escrito que, “la explotación es producción del tiempo de la dominación contra el tiempo de la liberación”, y en la misma dirección, el ex presidente uruguayo José “Pepe” Mujica afirma que “cuando tú gastas, en el fondo lo que estás gastando es tiempo de vida que se te fue”. Nuestro poeta se casará en 1924 con Gerarda Irazusta - “leía con Gerarda de madrugada, leíamos a Tolstoi y Nietsche juntos” - y al año siguiente nacerá su hijo Evar. Su familia estuvo vinculada al radicalismo, de ahí la posibilidad de su trabajo formal en el Civil. Sus primeros escritos articularán el amor por los regalos del cielo con la excitación de los movimientos populares radicales y anarquistas. El marxismo-leninismo potenciará desde 1917 la agudeza crítica de su reflexión poética. Agustin Alzari ha investigado con profundidad las ideas políticas de Juan L. y en especial, su relación con la línea militante del Partido Comunista Argentino. Los cuadros del PC, en el marco de los frentes y alianzas abiertos por esa formación a nivel internacional para enfrentar el nazifascismo, le dedicarán muchas elogiosas páginas. Los trabajos de Héctor P. Agosti y Alvaro Yunque, por ejemplo, están para atestiguarlo.

GUERRA IDEOLÓGICA, BONOS PARA SUS LIBROS Y MILITANCIA POÉTICA

Delicado, amable y un poco zumbón, ni acostumbraba a dar
lecciones ni tampoco a recibirlas, sobre todo de oportunistas
y de pedantes. Cuando recibía una visita o saludaba a alguien,
tenía la costumbre de inclinarse un poco, gentil y discretamente,
y, siguiendo la costumbre de los viejos criollos de su provincia,
no tuteaba a nadie (aparte de Gerarda, su mujer), cualquiera
fuese la posición social, el carácter o la edad de su interlocutor.
Siempre nos reíamos porque Juan trataba de usted a su propio
hijo que, en cambio, lo tuteaba. Pero esa inclinación por la vieja
cortesía criolla no tenía nada de autoritario ni de convencional...”
JUAN JOSÉ SAER
Sobre J.L. Ortiz”
Poesía y Poética, 1995

Sobre la evolución de la visión política de Ortiz hablaremos más adelante. Si debemos comentar que, el anticomunismo que se desarrollaba en distintos sectores políticos, militares y sociales costó dolores de cabeza al poeta. La disputa por la conducción de la comisión de la Biblioteca pública de Gualeguay es un botón de muestra. Unas cuantas ánimas conservadoras en pena ponían como un peligro subversivo internacional las propuestas de incorporación bibliográfica que Ortiz y Mastronardi hacían. En 1942, Juan L. consigue una jubilación anticipada y se va a vivir con su familia a Paraná. Su perro Prestes también se fue con ellos de Gualeguay. La vergüenza política y la rabia por la influencia de los reaccionarios de esa época no empañaron el cariño por su tierra natal, que por suerte lo reconoció en el final de sus días. El cuerpo del escritor que percibió el aura del sauce descansa para siempre en su pueblo. En la capital provincial fue animador de la “Peña del Vértice” y colaborador en diarios y revistas. Sus poesías y sus prosas aparecían en El Diario paranaense y en El Litoral de Santa Fe, matutinos en los que trabajaban sus compañeros Amaro Villanueva y Luis Gudiño Kramer.

A la producción poética, el joven Ortiz sumaba su talento para el dibujo y la pintura. Cesáreo Bernaldo de Quirós le ofreció una beca y llevarlo para perfeccionar su talento, pero la madre de Juan L. no quiso. Esa negativa sirvió paradójicamente para construir el camino del más grande poeta argentino del Siglo XX. En Junio de 2019, un integrante de la Sociedad de Escritores de Gualeguay -Gastón Fleita Moreira- encontró cuatro retratos hechos por Juan L. Ortiz en el sótano de la Biblioteca Popular que hoy lleva el nombre de Carlos Mastronardi. Juan L. Ortiz volvía a ser noticia desde abajo, desde el lugar menos pensado. La definición por la poesía se concretó con la publicación de su primer libro “El Agua y la Noche”, en 1932. Juan L. siempre le agradeció a Carlos Mastronardi, a Cesar Tiempo y otros amigos la insistencia y las gestiones para que publicara sus poemas. Los libros que le siguieron siempre fueron editados en forma artesanal: Ortiz y sus compañeros vendían “bonos” que servían para financiar los gastos de publicación. Su obra circulaba dispersa en antologías, diarios y revistas. En 1971, la Editorial La Biblioteca -la Vigil- de Rosario publica los tres tomos de su Obra Completa hasta entonces con el título de “En el aura del sauce”. Para algunos, este gran paso editorial consolidó el “mito Juanele”, y ese mito muchas veces impide leer, comprender y sentir la interpelación de su poesía. Hay que hacer ese aprendizaje, aprovechando la obra reunida.

Sus lecturas y su militancia cultural le fueron dando una idea profunda de lo poético. Con Jean Cassou, Juan L. pensaba que la poesía debe ayudar a transformar el mundo, y que esa liberación política de las injusticias, las desigualdades, la explotación y las necesidades, iba a producir que la poesía pueda ser vivida por todos. Al disfrute de las expresiones actuales e históricas de la poesía y el arte se sumarían las expresiones artísticas múltiples -infinitas- de la vida social liberada. El cambio revolucionario forja una vida comunitaria poética. Es la tesis fundamental del marxismo, a la que Ortiz le agregó sus propios condimentos ecológicos -que hoy denominamos ecológicos- y espirituales. “La poesía está en todos lados”, decía Juan L.: la poesía auténtica está en los niños, los imbéciles y los analfabetos. Y la mejor poesía “será la del futuro”.

La obra editada en 1971

LA GRACIA DE LA MATERIA, EN LAS PALABRAS Y LAS FORMAS

...Estuve pensando en mi debilidad por la i -reflexionó Juanele,
como si no hubieran pasado varias horas desde mi partida-.
Y ¿sabes de dónde debe venirme también? Del guaraní:
casi todas las palabras guaraníes terminan cristalinas...”
ALICIA DUVOJNE ORTIZ,
El escondido licor de la tierra”
La Opinión Cultural, 16/4/1978

...El amanecer, con su celeste todavía no dorado
pero ya abriéndose como una flor para la laguna
y para el ramillete de cardos que desde el terraplén
en la laguna se recorta.
Se recorta? Qué manos dibujaron, Dios, qué manos pintaron
esta gracia con corolas lilas, esta gracia con corolas moradas,
hacia un celeste que es apenas líquido?...”
JUAN L. ORTIZ
Sentí de pronto...”, en
El Álamo y el Viento”

“Todo está en todo”, pensaba el gran poeta entrerriano desde su panteísmo. Los desequilibrios e injusticias vitales impiden percibir y disfrutar plenamente el todo. El desvelo poético trata de reintegrar el todo, reconstruir la unidad de la vida en la naturaleza y en el cosmos, prefigurar la articulación del infinito en todas sus dimensiones. Para ello, hace falta un estado de “disponibilidad” del espíritu. Federico Fellini expresará la misma idea en el documental “Soy un gran mentiroso”. Y las hermosas coincidencias entre ambos continúan: Juan L. intentará captar poéticamente la brisa en la hierba; Fellini -igual admirador de la antigua profundidad espiritual de los pueblos asiáticos- afirmará que “la vida entera puede ser sugerida en el temblor de una hoja del árbol”. Para Ortiz, el paisaje es “un estado del alma para otro estado del alma”.

Juan L. construyó su propio lenguaje poético, su propio léxico, como dice Daniel Helder. Letra pequeña, signos de interrogación, simbología, diminutivos, palabras en idiomas diferentes al castellano -la Prof. Edelweis Serra le cuestionó afectuosamente su “abuso” del francés y a nosotros hoy sus expresiones en castellano clásico nos suenan a un Quijote, perdonándole el francés que nos gusta pensar como un guiño peyretiano-, escritura que parece mecerse como una ola en la hoja del libro… Ortiz supo encontrar esa escritura liviana, etérea, limpia, suave que buscaba, incluso utilizando creativamente las limitaciones de su máquina de escribir. Algún especialista en su obra ha caracterizado como femenina esta delicada construcción de su lenguaje poético.

Son muy especiales, y muy valiosos, los casos de pensadores formados en el marxismo que se han abierto a incorporar las preocupaciones teológicas y religiosas de diferentes maneras. Son singulares también los casos inversos que terminan encontrando un camino similar. Veremos los casos de Walter Benjamin y de Enrique Dussel. El intelectual francés Alain Badiou, simpatizante en su momento como Juan L. de la renovación maoísta del socialismo marxista, ha propuesto la posibilidad de un “materialismo de la gracia” en su libro “San Pablo, la fundación del universalismo”. En una línea similar había prologado Juan José Saer una edición de las obras de Ortiz. Escribió en forma preciosa el santafesino que, “para la poesía de Juan el paisaje es enigma y belleza, pretexto para preguntas y no para exclamaciones, fragmento del cosmos por el que la palabra avanza sutil y delicada, adivinando en cada rastro o vestigio, aun en los más diminutos, la gracia misteriosa de la materia” (1).

II - CON LOS OTROS, ENTRE LOS INFINITOS

...Y en la memoria resucita ese mínimo destello que ha quedado
entre los despojos de lo ya vivido, allí donde yo sentí la eternidad
del instante, como dirían Bachelard o Proust, allí donde
el infinito cabe en el instante”
JUAN L. ORTIZ
El infinito en el instante”
Testimonio recogido por Guillermo Boido

...Cuando el Infinito decidió crear el mundo, “se concentró
en un punto medio (de la Luz Infinita, de Su Luz), en su
justo medio: “contrajo” esta Luz (La limitó); se retiró
alrededor del punto medio; en este punto quedó entonces
un lugar vacío y en él se expandió el aire: se formó
un espacio...”
CATHERINE CHALIER
La huella del infinito. Emmanuel Levinas
y la fuente hebrea”

...Es justamente donde mi vista termina donde
comienza el misterio del otro como otro...”
ENRIQUE DUSSEL
Liberación Latinoamericana y
Emmanuel Levinas”

Mario Trejo, autor de la maravillosa letra de “Los Pájaros Perdidos”, inmortalizada musicalmente por Astor Piazzola, definió a Juan L. como “un realista de la mística”. Esta precisa caracterización dialéctica nos muestra claramente los dos aspectos del pensamiento poético de Ortiz que venimos describiendo. Quienes ven solamente la parte mística y espiritual del escritor entrerriano, solo están enfocando una parte de su posición frente al mundo. En 2014, Tania Favela Bustillo -de la Universidad Iberoamericana de México- publicó su excelente trabajo “La armonía del devenir: zen y poesía en Juan L. Ortiz”. El texto finaliza con la relectura de “Fui al río” -ese clásico orticiano- y comienza con la historia de “El arpa de Lung Men”; un sutil relato del oriente profundo que Ortiz citó en su poema “Deja las letras...”.

“El libro del Té”, de Okakura Kakuzo estaba en la biblioteca personal de nuestro poeta. En ese libro está el relato taoísta de este arpa mágica:

Hace mucho tiempo, en el barranco de Lung Men, se alzaba un hermoso árbol Kiri. Se dice que era tan alto que podía conversar con el cielo y las estrellas, y que sus raíces eran tan profundas que sus anillos de bronce se mezclaban con los del dragón de plata que dormía debajo de la tierra. Un día un mago transformó al árbol en arpa, el instrumento era maravilloso, pero según dijo el mago, sólo podría ser tocado por el más grande de los músicos. El emperador de China guardó el arpa como un tesoro, muchos fueron los músicos invitados que de todas partes llegaban para tratar de tocar en ella algunas melodías, pero a pesar de sus esfuerzos, del arpa sólo salían notas ásperas y chirriantes. Después de muchos años llegó Pai Ya, el príncipe de los arpistas. Pai Ya se sentó en silencio frente al emperador, tomó el instrumento con ternura y con mano suave lo acarició. Melodías bellísimas resonaban en el arpa despertando el recuerdo de la madera. Pai Ya cantó sobre el viento y las montañas, sobre las estrellas y el rocío. Cantó sobre el cambio de las estaciones, y la brisa de la primavera, los insectos del verano, la luna del otoño y la nieve entre las ramas cantaban al unísono con él. Cantó sobre la guerra y el dolor, sobre el amor y la dulzura. La armonía de las notas no dejaba nada afuera y todos se extasiaban al escucharlo. Cuando Pai Ya terminó de tocar, el emperador le preguntó cuál era su secreto, ¿cómo es que había logrado tocar tan bellas melodías?. Pai Yale respondió: “Majestad, los demás han fracasado porque no cantaban sino sobre sí mismos. Yo he dejado que el arpa eligiera libremente sus temas y no sabía realmente si el arpa era Pai Ya o Pai Ya era el arpa”.

No hay ninguna duda de que este texto fue muy importante para Juan L. que no dejó de reconocer su respeto por las culturas orientales, como el taoísmo, el budismo y el hinduísmo, pero en la poesía de Ortiz, estas cosmovisiones son solo una parte de su concepción y de su propuesta vital. Muy importante, por cierto, pero recombinada con filosofías, poesías y culturas de todos los continentes, empezando por el nuestro, el Abya Yala que los colonizadores llamaron “América”. Y además, la contemplación en Juan L. no es mera pasividad. La contemplación del paisaje es parte de una lucha política y cultural, con si mismo y con los gestores de la crueldad y la injusticia en el mundo. En el combate cotidiano por liberar la vida de la opresión que nos genera el sistema dominante, el reencuentro con las bellezas de la Madre Naturaleza es un aspecto de la movilización de fuerzas contra la alienación. Hay filosofía zen en el poeta, por supuesto, pero esta filosofía se suma al tekohá guaraní, a la idea de Punto Omega de Teilhard de Chardin, a otras corrientes espirituales y al socialismo marxista en una variante libertaria.

Fui al río…

Fui al río, y lo sentía
cerca de mí, enfrente de mí.
Las ramas tenían voces
que no llegaban hasta mí.
La corriente decía
cosas que no entendía.
Me angustiaba casi.
Quería comprenderlo,
sentir qué decía el cielo vago y pálido en él
con sus primeras sílabas alargadas,
pero no podía.

Regresaba
—¿Era yo el que regresaba?—
en la angustia vaga
de sentirme solo entre las cosas últimas y secretas.
De pronto sentí el río en mí,
corría en mí
con sus orillas trémulas de señas,
con sus hondos reflejos apenas estrellados.
Corría el río en mí con sus ramajes.
Era yo un río en el anochecer,
y suspiraban en mí los árboles,
y el sendero y las hierbas se apagaban en mí.
Me atravesaba un río, me atravesaba un río!

(JLO, libro “El Angel Inclinado)


BUDISMO Y ANTICAPITALISMO: QUE LA FUERZA NOS ACOMPAÑE

Ver a un Mundo en un Grano de Arena
Y un Cielo en una Flor Silvestre:
Sostener el Infinito en la palma de la mano
Y la Eternidad en una hora.
Un Petirrojo en una Jaula
Ocasiona Furia en todo el Cielo.
El encerramiento de palomas y Pichones
Retumba al Infierno por todas sus regiones.
Un perro hambriento en la Puerta de su Amo
Predice la ruina del Estado.
Un Caballo al que se abusa sobre el Camino
Pide al Cielo Sangre Humana...”
WILLIAM BLAKE
Augurios de la inocencia”

...Pero el amor, oh Buda, pero el amor, oh Cristo,
pero la caridad si queréis,
han querido, han debido, ir hasta el fin...”
JUAN L. ORTIZ
He mirado”, en
El Aire Conmovido”

En el primer cuarto del Siglo XXI, comienza a difundirse en castellano la interesante obra del filósofo coreano Byung Chul Han, migrante por cuenta propia en Alemania y docente en el país de Kant, Nietzsche y Marx. En “La filosofía del budismo zen”, Han plantea la potencialidad anticapitalista de esta sabiduría oriental, en un sentido de alternativa al consumismo en todas sus formas y al espectáculo mediático mercantil. La idea es estimulante y seria, tiene conexiones con el budismo leído por Juan L. Ortiz. La diferencia podría estar en que la propuesta de desapego y vaciamiento mental de Han incluye desligarse de la tierra y de lo político, y aquí es donde estriba la singularidad orticiana: la liberación espiritual que nos propone el poeta es parte de la lucha por la liberación política, cultural y ambiental de nuestra tierra. Uno de los libros de Juan L. se titula “De las raíces y el cielo”. Han piensa budistamente en liberarse de lo sagrado, liberarse de todo. Frente a esta meditación individual, creemos que el horizonte de Ortiz es el de una liberación de lo sagrado. Que se entienda: lo sagrado va a seguir existiendo de múltiples maneras aunque a muchos no les guste. Se trata de liberar lo sagrado -de las lógicas del poder instituido- más que o tanto como liberarse de lo sagrado. Juan L. nos propone este camino.

Otros títulos de Han pueden acompañar la lectura o relectura de la obra de Juan L. Ortiz. El pensador coreano ha escrito “El aroma del tiempo, un ensayo filosófico sobre el arte de demorarse”, “La sociedad del cansancio”, “La sociedad de la transparencia”, “La agonía del eros”, “La salvación de lo bello”, “Psicopolítica” y entre otros trabajos, “Shanzhai, El arte de la falsificación y la deconstrucción en China”. La idea del shanzai como estrategia popular de sustitución de mercancías caras y lujosas es muy provocadora y muy útil para pensar la obra de Ortiz y la cultura china después de la muerte de Mao Tsé Tung en 1976 y el giro capitalista del PC Chino hacia esa paradójica, desgraciada y exitosa “economía socialista de mercado”. El shanzai se nos presenta como una moneda de dos caras: por un lado, es una sustitución económica creativa y social, emparentada con la ética cooperativa de los buenos hackers, y por otro lado, oscila en la misma lógica de tener y consumir. La noción hindú de swadeshi, de autosuficiencia económica, por la que militaron en su momento Tagore y Gandhi también es valiosa en este debate. El desafío seguramente es que la balanza pese más de aquel lado. La obra de Han es muy importante en la rayuela de lecturas que proponemos para repensar la poesía de Juan L. Ortiz.

El escritor entrerriano muere físicamente en 1978. Un año antes se lanzaba la primer película de la serie “La guerra de las galaxias”, cuyo título fue “Una nueva esperanza”. Más allá del negocio millonario que resultó el producto para sus realizadores, puede pensarse que la ética de los jedis se parece a la ética orticiana: hay una sabiduría oriental y unas artes marciales futuristas vinculadas a un combate contra el Imperio. En ese sentido, Juan L. Ortiz tiene un parentesco espiritual impensado con el Maestro Yoda. Varios de los escritores amigos de nuestro poeta -como Juan José Saer- lo llamaron Maestro. Ortiz tituló “Si, la lucha de las fuerzas oscuras...”, un poema de su libro “La rama hacia el este”, y todavía no habían nacido artísticamente ni Anakin Skywalker ni Darth Vader. En el mismo sentido, Ortiz nos dice en su poema “Gualeguay” de que “hasta las ramas de las galaxias, escondidas por la polvareda cósmica, estábamos ligados”. En los años ´80, la investigadora norteamericana Donna Haraway propone pensar, desde una ética feminista y ecologista, y con un “Manifiesto Cyborg”, el potencial crítico de una lectura alternativa de la denominada ciencia ficción.

Las reflexiones de Han

LA METÁFORA DEL HIPPISMO

...Una arañita roja de patitas negras, pequeñísima, subía
por la ropa del poeta. Era tan cuidadosamente vigilada en
su perfección, era tan alhaja natural que me pareció
desprendida del poema que acababa de leerse”
LUIS SADI GROSSO
Testimonios Entrerrianos, en
Revista XUL Nro 12, Octubre 1997
Los poemas perdidos de Juan L. Ortiz”


Juan L. dormía poco cuenta Hugo Gola. Cuatro o cinco horas diarias, con algunos momentos de entresueño durante el día. Su jubilación le permitió disponer todo el día, pero más de una vez -dijo este escritor santafesino- “le escuché decir que le faltaba tiempo para sus lecturas”. Ortiz consumía pastillas, especialmente anfetaminas, para mantenerse despierto. A los 75 años de edad, sufrió un trastorno delicado: perdió el equilibrio interior, “noches enteras sin dormir le provocaron un estado ininterrumpido de ansiedad”. Los médicos que lo conocían y lo atendieron comprendieron que a esta altura no le iban a quitar los estimulantes -su vida había sido un modelo de trabajo y creación- pero si le hicieron reducir las dosis. “Al poco tiempo, dice Gola, su salud mejoró y así siguió, sin abandonar sus hábitos, hasta el final de su vida”.

“Me siento, por momentos, en otras dimensiones -le confesó Juan L. a Paco Urondo en una entrevista-. A veces me parece que estoy del otro lado; ahora mismo, cuando estuve enfermo, con ese estado de excitación, veía los árboles venir hasta mí, como Rilke en Muzot, cuando le parecía que cada árbol respiraba con los pulmones de él”. ¿Cómo diferenciar enfermedad y cotidianidad? ¿Cómo diferenciar delirio de espíritu creador?. “Los hombres son hierba” se titula uno de los últimos apuntes del gran epistemológo Gregory Bateson, fallecido un par de años después que Ortiz. “La metáfora no es simplemente bonita poesía -concluyó Bateson- es la lógica sobre la cual se ha construido el mundo biológico”. El escritor belga -nacionalizado francés- Henri Michaux, leído y respetado por Juan L. experimentaba con ácidos y escribía sus experiencias. “El infinito turbulento”, “Conocimiento por los abismos” y “Las grandes pruebas del espíritu, y las innumerables pequeñas” fueron algunos de los títulos con los que el escritor europeo definió sus obras. ¿Podemos hablar del hippismo poético de estos autores?.

¿Cómo pensar, qué decir de este hippismo de Juan L. Ortiz? ¿Cómo se articula la lectura zen, las sabidurías nativas y la política antisistémica con el empastillamiento, que es un claro síntoma de la sociedad capitalista contemporánea?. ¿Es una contradictoria lucha contra si mismo? ¿Para salir del hombre común, alienado como parte del pueblo trabajador, se empastilla para ir más allá de las miserias de la realidad? ¿Buscar una salida transitoria del sistema -transitoria con lo que hay para que después sea definitiva- entrando por una puerta del sistema?. Gola también contó la historia de las boquillas de Juan L.: pretendidos filtros caseros para hacerle creer a los pulmones que no fumaba tanto o por lo menos que no fumaba en forma tan directa.

LA TRIPLE DIMENSIÓN DEL INFINITO

...Se impone, realmente, al educador de esa línea estar alerta al hecho
de que, en el momento mismo en que se inicia el proceso, está preparándose
para "morir" como exclusivo educador del educando.
No puede ser un educador para la liberación si no hace
más que sustituir el contenido de la práctica burguesa por otro,
manteniendo sin embargo la forma de aquella práctica.
En el fondo, tienen que vivir la liberación profunda de la Pascua...”
PAULO FREIRE
La importancia de leer y
proceso de liberación”

“Yo no lo sabía -le dijo nuestro poeta a Mario Alarcón Muñiz en una entrevista realizada en 1975-, pero después comprobé que desde las primeras cosas mías estaba la mención del infinito. Antonio Machado dice que justamente esta contrastación con el infinito es la piedra de toque de una vocación fuerte…”. Previamente, Ortiz habla del paisaje entrerriano de principios del siglo XX, paisaje que extrañaba y que lo decidió a volverse de su experiencia juvenil en BsAs. Continuando su cita de Machado, afirma que “la vida en provincia, sobre todo para un poeta, es un poco difícil en el sentido del intercambio, de la comunicación (en cuanto a las experiencias), con otros amigos... pero que a la vez esa vida es la piedra de toque de la verdadera vocación, en este sentido: de que como uno no tiene con quien intercambiar o comunicar, se remite uno a la respuesta, muy ilusoria, pero que puede ser significativa, del ambiente, las cosas, los árboles, el río, con los que uno no tiene problemas en comunicarse”. ¿La revolución poética y ecológica comienza en la cadena más débil del sistema económico y político?.

Prefirió el infinito del paisaje entrerriano contemplado desde el paisaje de su alma y sus lecturas. Ese infinito que Ortiz expresó tantas veces y de diferentes maneras, pero siempre apuntando a salir de las desgastantes rutinas cotidianas. Infinito del cosmos, de la naturaleza -el gusto del infinito en el otoño entrerriano- , en las pequeñas cosas, en las ideas, en las posibilidades de emancipación con los otros en una lucha común y fraterna. Blaise Pascal pensó en el Siglo XVII a los seres humanos entre lo infinitamente grande y lo infinitamente pequeño del universo. Dijo además que “el hombre supera infinitamente al hombre”. Emmanuel Levinas, sobreviviente de los campos de concentración nazis, escribió “Totalidad e Infinito” en 1961, llamándonos la atención sobre la infinita responsabilidad que tenemos frente al otro como otro. Esa ética fundada en el infinito humano nos da la posibilidad de salir de la totalidad de intereses, egoísmos, brutalidades y disputas que forman el mundo del yo y de lo mismo.

Juan L. se acordó de su admirado Pascal en el poema que dedicó a la liberación de Paris en 1945. Sin saberlo, festejaba también la liberación de Levinas, como de tantos otros. La preocupación por los otros está en muchos de los escritos de Ortiz, tanto en poemas como en prosas y entrevistas. Para nosotros, la poesía de Ortiz articula creadora y dialécticamente las tres dimensiones del infinito liberador: la de lo infinitamente grande del universo y la naturaleza reencontrados humilde, ecológica y espiritualmente, la de lo infinitamente pequeño y la del infinito de posibilidades existentes en la fraternidad con el otro, con los otros, en una lucha plural y un aprendizaje común. “Nació para cantar a sus semejantes todos los silencios plenos y felices -dijo Julio Cesar Pedrazzoli del bardo de Gualeguay-. Para decirles la infinita esperanza de un tiempo en que florezcan la pura amistad, el puro diálogo”. En este sentido, Juan L. Ortiz es nuestro señor del infinito. Alain Badiou escribió, en 2016, que “somos capaces de infinito en el pensamiento y en la creación” y que, si no lo fuéramos, “el mundo sería de todos modos más triste y menos interesante”. Badiou, camarada de Ortiz en muchos aspectos, confirma el valor de la propuesta orticiana al ratificar que “si poseemos ambos, la alegría de lo finito y la potencia de lo infinito, creo que rozamos la felicidad”.

LO MISMO Y LO OTRO. ¿APRENDIMOS LAS LECCIONES?

-LA MUJER NARSÉS: ¡Sí, explica! Yo no comprendo nunca pronto.
Siento evidentemente que pasa algo, pero no me doy cuenta del todo.
¿Cómo se llama cuando el día despunta, como hoy, todo se ha
estropeado, todo se ha perdido, y la ciudad arde, y los inocentes se
matan entre sí, pero se respira y los culpables agonizan en un rincón
del día que amanece?

-ELECTRA: Pregúntaselo al mendigo. Él lo sabe.

-EL MENDIGO: Eso tiene un bello nombre, mujer Narsés. Eso se llama la aurora.”

JEAN GIRADOUX
Electra”


“El que se encierra en el yo no halla jamás el camino hacia los otros”
CLAUDIO "POCHO" LEPRATTI
"El pensamiento filosófico de Pocho Lepratti en un texto inédito"
AMÉRICO SCHVARZMANN, El Miércoles Digital
C.del Uruguay, 27/2/2020

Juan L. publicó su libro de poemas “La Mano Infinita” en 1951. El título anticipa las preocupaciones levinasianas. Antes, había presentado “El Alba Sube” (1936), “El Ángel Inclinado” (1938, título que después asociaremos a las ideas de Walter Benjamin), “La Rama hacia el Este” (1940), “El Álamo y el Viento” (1948) y”El Aire Conmovido” (1949). Después del título que presentamos como anticipatorio, publicó “La Brisa Profunda” (1954) y “El Alma y las Colinas” (1956). “De las Raíces y el Cielo” fue el trabajo que publicó en 1958. Pasaron varios años hasta que en 1967 empezó a preparar, con la Editorial Vigil, la edición de su obra completa, que saldría como dijimos en 1971. Esa publicación contiene sus diez libros editados y tres inéditos, uno de los cuales fue “El Junco y la Corriente” donde relata poéticamente su experiencia en China y en la URSS. Los otros dos volúmenes fueron titulados “El Gualeguay” y “La Orilla que se abisma”. Recordemos que en 1942 se trasladó a Paraná: a los hermosos recuerdos de la gran Casa de los Pájaros, ubicada entre Estación Carbó y Larroque, le sumará las impresiones de sus paseos por el Parque Urquiza de la capital entrerriana, que Juan L. tenía como patio de su casa, de la última vivienda en esta ciudad. En este parque plantó un ginkgo que trajo de China. El cuarto tomo se proyectó, pero quedó pendiente.

Juan L. afirmaba que el individuo -el individualismo, el egoísmo- debía morir para dar lugar a la persona, es decir, a un ser vivo conectado humilde y solidariamente con los demás seres del universo. Una vez más, la afirmación es doble: espiritual/mística/ecológica por un lado y político/social por el otro. Si falta una, la vida se frustra. “El individuo debe morir como individuo para poder ser persona -le dijo el poeta a Juana Bignozzi en una entrevista realizada en 1969-, en un sentido que persona significa ya una categoría mucho más que individuo, es una categoría más comprensiva, un estado más comprensivo, en que el individuo está penetrado por el otro, no sólo el tu sino el Otro en un sentido espiritual, aunque no sea absoluto, y ya no ante lo visible sino también ante lo invisible. Aquellos de ojos que no ven corazón que no siente es una salida de canallas, como dice Schweitzer”. ¿No es una notable coincidencia levinasiana?. Probablemente, el gran poeta entrerriano y el filósofo lituano-francés de formación hebrea, tenían algunas lecturas en común. Juan L. valoraba la tradición judía. “La estrella de la redención” de Franz Rosenzweig puede ser clave aquí. El personalismo comunitario cristiano habrá aportado otro tanto, tal vez.

El investigador y estudioso argentino, radicado en México, Enrique Dussel ha propuesto una lectura latinoamericana y decolonial de la obra de Levinas. En este sentido, Dussel le propuso personalmente al lituano -en un encuentro realizado en 1971, año de publicación de las obras orticianas- pensar “al indio, al africano y al asiático” como los “otros” de la cultura occidental y sobre todo, de la violenta, genocida y epistemicida modernidad occidental. Levinas le confesó que no lo había pensado así: su filosofía era una posición crítica frente a las totalizaciones deshumanizantes del nazifascismo y del stalinismo. Juan L. Ortiz va a ir en esta línea de Dussel, sobre todo cuando critique los apresurados y simplistas comentarios de Jorge Luis Borges sobre las culturas de nuestros pueblos originarios. En un reportaje para la Revista Crisis realizado en Octubre de 1973, Juan L. le dijo a Jorge Conti y Hugo Gola que “las famosas utopías pensadas por Tomás Moro, Campanella y muchos otros, consideradas durante siglos como sueños de los hombres, se realizaron aquí, en muchas de nuestras comunidades indígenas”.

El debate sobre otredad viene siendo desde esa época muy rico, amplio y complejo. A los imprescindibles trabajos producidos o coordinados por Dussel se le pueden sumar los aportes de Paul Ricoeur -“Si mismo como otro”- y Catherine Chalier - “La huella del infinito”-. El intercambio de Dussel con Ricoeur y otros estudiosos ha sido valioso y profundo. Podemos sumar aquí las reflexiones de Slavoj Zizek, Eric Santner y Kenneth Reinhard tituladas “El prójimo. Tres indagaciones en teología política”, para dar una vuelta de tuerca al asunto evitando toda ingenuidad política y filosófica. Tratando de actualizar la idea aristotélica de vida buena, Ricoeur pensó que de lo que se trata es de “aspirar a la verdadera vida con y para el otro en instituciones justas”. Es una buena idea, el desafío es como construir los pasos para lograr instituciones y políticas justas -aclarando primero el concepto de justicia y bien común para el pueblo trabajador- a nivel local, nacional, regional y global. Aquí tal vez podamos pensar una triple dimensión entrelazada y abierta de la otredad: histórico-política, social-cultural y filosófico-metafísica. A fines de 2019, retorna democráticamente al poder político en Argentina, el frente electoral que hizo suya la consigna “la patria es el otro”. El desafío que enfrenta esa afirmación histórica y ética es no quedarse limitada a una política de asistencia social o de compasión burocrática o plutocrática. Los movimientos sociales de base y el espíritu político de la nueva juventud militante serán clave en esta disputa semiótica.

Lo fundamental y dramático es darnos cuenta de nuestras necesidades, límites y peligros externos e internos, para intentar salvar siempre nuestra humanidad. Escribió Levinas: “loca pretensión de lo invisible al tiempo que una experiencia aguda de lo humano enseña, en el siglo XX, que los pensamientos de los hombres son conducidos por las necesidades, que implican sociedad e historia; que el hambre y el miedo pueden vencer toda resistencia humana y toda libertad. No se trata de dudar de esta miseria humana -de este imperio que las cosas y los malvados ejercen sobre el hombre- de esta animalidad. Pero ser hombre es saber que es así. La libertad consiste en saber que la libertad está en peligro. Pero saber o ser consciente, es tener tiempo para evitar y prevenir el momento de inhumanidad. Este aplazamiento perpetuo de la hora de la traición -ínfima diferencia entre el hombre y el no hombre- supone el desinterés de la bondad, el deseo de lo absolutamente Otro o la nobleza, la dimensión de la metafísica”. La poesía y el arte nos sostienen en esta batalla (2).

SI, MIS AMIGOS, ALLÍ EN ESOS ROSTROS…

Sí, mis amigos, allí en esos rostros, está el rostro.
El rostro que en la noche, en medio de la tempestad, entre
relámpagos,
en medio del martirio, con la sonrisa última muchas veces,
algunos entrevieron y saludaron como un alba.
La poesía también fue, la poesía también es, un llamado en
la noche,
tímido o firme, pero un llamado hacia ese rostro.
Acaso la belleza esté allí. Estamos seguros de que la belleza
está allí.
En ese resplandor que casi vuelve imprecisos los rasgos.
Sin velos. Como la luz de las aguas y de las flores en un puro
mediodía.
O como la del corazón que ha encontrado su centro.
Y las manos, ah, las manos que sufrieron las cadenas y
sangraron, las manos,
son aquellas, sí, aquellas que allá tejen la guirnalda del sueño
a lo largo de la tierra en la casa común.
Veis los dedos ahora finos afiebrados en torno de los tallos
y de los pétalos,
y de los pulsos precisos, y sobre las “páginas que defienden
su blancura”,
y sobre los silencios, tantos silencios, que luego han de cantar?
Veis el gesto abierto hacia la colina que despierta como
como una novia o como una hija?
Veis el gesto desvelado sobre el paisaje de las infinitas
respuestas
en la escala toda, relativa, del vértigo?
Pero veis sobre todo, pero sentís sobre todo,
que por las manos ahora fluye, recién fluye, la corriente,
la clara, la profunda corriente en que la criatura puede
mirarse de veras y ver el infinito?

Sí, mis amigos, allí en esos rostros, está el rostro.
La belleza está allí, nuestra belleza.

(JLO, libro “El Alamo y el Viento”)


El gran aporte de Levinas


III – EL ANGEL DE LA HISTORIA, LA POESÍA Y LA JUSTICIA

Así ama Cristo -dijo el cardo, echando a volar
las plumillas de su corola muerta hacia
todos los vientos”
GABRIELA MISTRAL
El cardo”


"...¿Me enviarás un ángel?
Will you send me an angel
Aquí estoy (aquí estoy)
Here I am (Here I am)
En la tierra de la estrella de la mañana
In the land of the morning star
El sabio dijo que solo levante la mano
Wise man said just raise your hand
Y alcanza el hechizo
And reach out for the spell..."
SCORPIONS
"Send me an angel"

Juan L. Ortiz utilizó la idea del ángel en muchas ocasiones y en diferentes sentidos. En la amplia, profunda y detallada entrevista que Juana Bignozzi le realizó en 1969, el poeta explicó la significación que le daba a ese concepto, a ese símbolo, esa metáfora. Si bien a esa altura de su vida, Ortiz estaba tratando de eludir esa palabra porque ya no la encontraba tan significativa, el ángel o los ángeles habían tenido un lugar muy importante en su trabajo creador. Para Juan L., decir ángel “es una manera de nombrar lo innombrable”, eso que está “entre lo desconocido y el hombre, hacia lo cual el hombre tiende”. Después precisa la idea: “no se olvide usted del soneto de Nerval, él dice un espíritu puro, yo podría decir un ángel (un ángel está desarrollándose hasta en la piedra). Como le dije a usted, los hindúes dicen que la vida no se agota en los tres o cuatro reinos sino que hay un mundo invisible, diremos así, habitados dicen ellos por espíritus. En ese sentido yo empleo la palabra ángel, como esa presencia desconocida que puede tener, como en el cielo, significaciones. Puede ser el ángel malo, como decía Rilke. La escala o como se dice las legiones son muy numerosas y ocupan distintos niveles en el cielo”.

Cuando Bignozzi le consulta si la idea de ángel puede pensarse casi en el mismo sentido que espíritu, el poeta responde de una manera notable y profunda que, “si, casi en el mismo sentido, solo que a veces, según también el contexto, cierta necesidad de expresión, de expresar algo que en ese momento no me suena o no lo siento, empleo ángel o espíritu pero en el mismo sentido. El ángel es eso que, por lo demás, dentro mismo de las teorías modernas de las posibilidades humanas, no está tan alejado. El ángel puede ser lo mismo que Teilhard de Chardin llama el Cristo, lo que Marx diría el hombre libre fuera de la historia, fíjese hasta dónde el hombre que ya está haciendo recién la historia, que ha superado la necesidad, lo biológico. Teilhard de Chardin dice que será el reino del Cristo, lo llama así porque era jesuita. Pero el Cristo también puede ser algo que se parece a esa intuición que nosotros tenemos, algo que puede realizar el hombre”.

El poeta entrerriano publicó su libro “El Ángel Inclinado” en 1938. La figura simbólica del ángel estaba presente desde sus primeros escritos. Entre 1939 y 1940, el filósofo alemán Walter Benjamin escribe sus inquietantes tesis sobre el concepto de historia. En estos apuntes revolucionarios, el pensador de la Escuela de Frankfurt nos plantea una lectura heterodoxa del Angelus Novus de Paul Klee. Dice Benjamin en la Tesis IX: “hay un cuadro de Klee que se llama Angelus Novus. En él vemos a un ángel que parece estar alejándose de algo mientras lo mira con fijeza. Tiene los ojos desorbitados, la boca abierta y las alas desplegadas. Ese es el aspecto que debe demostrar necesariamente el ángel de la historia. Su rostro está vuelto hacia el pasado. Donde se nos presenta una cadena de acontecimientos, él no ve sino una sola y única catástrofe, que no deja de amontonar ruinas sobre ruinas y las arroja a sus pies. Querría demorarse, despertar a los muertos y reparar lo destruido. Pero desde el Paraíso sopla una tempestad que se ha aferrado a sus alas, tan fuerte que ya no puede cerrarlas. La tempestad lo empuja irresistiblemente hacia el futuro, al cual da la espalda, mientras que frente a él las ruinas se acumulan hasta el cielo. Esa tempestad es lo que llamamos progreso”.

EL MUÑECO Y EL ENANO. LA PALABRA

...Cuando una rama no puede más con la primavera
que lleva dentro, entre la abundancia de las hojas
brota una flor como expresión maravillosa. ¿No veis
en la quietud de las plantas su admiración de florecer?
Así nosotros cuando brota en nuestros labios
la palabra verdadera”
JUAN MARAGALL
Elogio de la palabra”

...Calma de mis dolores, ay, Cristo de los pescadores
Dile a mi amada que está apenada esperándome
Que ando pensando en ella mientras voy vadeando las estrellas
Que el río está bravo y estoy cansado para volver
Cristo de las redes, no nos abandones
Y en los espineles déjanos tus dones”
JORGE FANDERMOLE
Oración del Remanso”


Benjamin completó su concepción prudente y profunda del socialismo en dieciocho tesis y un par de reflexiones añadidas después. Nosotros seguimos acá la clara y brillante lectura que el intelectual y militante francobrasileño Michael Lowy ha hecho de los conceptos benjaminianos en su trabajo “Walter Benjamin, aviso de incendio”, difundido desde 2001. Este libro de Lowy es un texto clave y estratégico para acompañar la lectura o relectura de la obra de Juan L. Ortiz. Para Benjamin, un marxismo diferente, despegado del positivismo científico, filosófico y económico, tenía más futuro que un materialismo dialéctico vulgar y funcional al progreso mal entendido, biocida. La filosofía de la praxis ganará potencia si dialoga con la teología, pensaba Benjamin formado en la cultura judía. En la primer tesis sobre el concepto de historia, afirma que “conocemos la leyenda del autómata capaz de responder, en una partida de ajedrez, a cada movimiento de su adversario y de asegurarse el triunfo. Un muñeco vestido de turco, con un narguile en los labios, está sentado frente al tablero de ajedrez, apoyado a su vez sobre una gran mesa. Un sistema de espejos genera la ilusión de que la mirada puede atravesar esa mesa de lado a lado. En realidad, en su interior está agazapado un enano giboso, maestro en el arte del ajedrez, que por medio de cordeles dirige la mano del muñeco. Podemos imaginar en filosofía una réplica de ese aparato. El muñeco, al que se llama “materialismo histórico”, ganará siempre. Puede desafiar intrépidamente a quien sea si toma a su servicio a la teología, hoy, como es sabido, pequeña y fea y que, por lo demás, ya no puede mostrarse”.

A su manera, Juan L. Ortiz venía haciendo jugar juntos a ese muñeco y a ese enano, eso evitaba que el muñeco se transformara en un títere mediocre, y que el enano se transformara en un enano maldito. El poeta valoraba, entre sus variadas lecturas y como hemos dicho, la tradición hebrea. Hablando con Jorge Conti del poder de la palabra, de “la magia de la palabra, que va más allá de la pura significación” en los pueblos primitivos y en los antiguos, Juan L. dice que, “la palabra era más que la palabra misma, era lo que Mallarmé por ahí señala como el nombre; pero que no era un concepto sino que iba más allá de él: lo que en la cultura hebrea se llamó después el verbo y que se refirió al génesis, a la creación...”. ¿Cuántas coincidencias podemos encontrar entre el pensamiento poético de Ortiz y las ideas de Walter Benjamin y Emmanuel Levinas, ese gaucho judío lituano-francés? ¿Qué nos depara hoy una interpretación abierta de esas coincidencias, como de sus diferencias, en este diálogo virtual que proponemos? ¿Qué nos aporta hoy el trabajo de estudiosos como Michael Lowy y Enrique Dussel a esta reflexión?. Es extraordinario encontrar las nociones de ángel, ángeles, otro y otros, juntas y combinadas, en diferentes momentos y direcciones de la poética orticiana.

Otra coincidencia extraordinaria entre las vidas, las ideas y las interpretaciones de y sobre Ortiz y Benjamin la encontramos en la figura simbólica del tigre y sus saltos en la historia. Contra la historia positivista, la historia cronológica y lineal de hechos, fechas, batallas y gobiernos, Benjamin pensaba una historia viva, dinámica. Lowy cita acá una carta de Theodor Adorno a Max Horkheimer -compañeros de Benjamin- donde se compara esta tesis benjaminiana con los conceptos de Paul Tillich, un socialista cristiano que diferenciaba el chronos o tiempo formal del kairós o tiempo histórico “lleno”, en el cual cada instante contiene una posibilidad única, una constelación singular entre lo relativo y lo absoluto. El pasado no está muerto para Benjamin, está latente esperando una relectura, una reivindicación que lo hace presente. Las clases dominantes han intentado borrar, pisotear, ensuciar o manipular ese tiempo pasado, pero ese tiempo está en un punto de latente ebullición histórica y política. El pasado contiene lo actual, la jetztzeit, “ahora”, o “tiempo actual”. Este material explosivo, explica Lowy, “puede hacer estallar el continuum de la historia”.

El imprescindible trabajo de Löwy

SALTOS Y FRENOS DEL TIGRE. EL PASADO-PRESENTE

Revolotear e inquietud de las aves laguneras.
Misterio, escozor y miedo, por los collares de arena.
Cual poderosos animal, que va dejando sus huellas
por los montes de la costa, o en toda ranchada vieja.
Rugido estremecedor que vuelve a través del tiempo:
¿será reclamo aborigen por tanto avasallamiento?.
Comentan los pobladores que ruge según el viento
entre medio de los esteros o dentro de los carrizales
y que aún, aún no existe el cazador
que se anime a estaquearle el cuero
¡al tigre de los arenales!
MONCHITO MERLO
El tigre de los arenales”

...Surge el nuevo problema sobre el
gobierno provisional revolucionario. Para resolverlo plenamente
el Partido del proletariado consciente debe dilucidar: primero,
la significación del gobierno provisional revolucionario en la
revolución que se está desarrollando y en toda la lucha del
proletariado en general; segundo, su actitud frente al gobierno
provisional revolucionario; tercero, las condiciones precisas de
la participación de la socialdemocracia en este gobierno; cuarto,
las condiciones de la presión sobre dicho gobierno desde abajo,
es decir, en el caso de que no participe en el mismo la
social-democracia...”
V.I. LENIN
Dos tácticas” (1905)

Escribió Benjamin en su Tesis XIV: “la historia es objeto de una construcción cuyo marco no es el tiempo homogéneo y vacío, sino un ámbito lleno de “tiempo actual”. Así, para Roberspierre, la antigua Roma era un pasado cargado de “tiempo actual”, surgido del continuo de la historia. La Revolución Francesa se extendía como un recomienzo de Roma. Citaba la antigua Roma exactamente como la moda cita un traje de antaño. En su recorrido por la jungla de otro tiempo, la moda husmeó la huella de lo actual. Es el salto del tigre hacia el pasado. Ese salto puede realizarse en una arena donde manda la clase dirigente. Efectuado en pleno aire, el mismo salto es el salto dialéctico, la revolución tal como la concibió Marx”. La revolución socialista, para Benjamin, tenía un sentido diferente al que promovían sus camaradas. En las notas preparatorias a sus tesis -nos explica Michael Lowy en su investigación sobre el filósofo frankurtiano-, el colega de Adorno y Horkheimer apuntó que “Marx dijo que las revoluciones son la locomotora de la historia mundial. Pero tal vez las cosas se presenten de muy distinta manera. Pueden ser que las revoluciones sean el acto por el cual la humanidad que viaja en ese tren aplica los frenos de emergencia”. No hay un pensamiento más actual en nuestra sociedad de riesgo global.

Juan L. Ortiz incluyó una concepción subalterna de la Historia en sus poemas. Supo conversar con veteranos de la Batalla de Caseros, de la Guerra infame contra el Paraguay y de las luchas del blanco oriental Aparicio Saravia. En “El Gualeguay” -como en otros escritos- se habla de la piedra que arrojó el charrúa Campusano, del legado guaraní, del héroe gaucho Bartolomé Zapata salvando en Entre Ríos la Revolución de Mayo de 1810, de Artigas como “sol agrario”, del patriota Juan Casares y de tantas otras cosas. Ortiz reclamó públicamente en una nota que tituló “Sobre la historia” -publicada con el seudónimo de Alfredo Díaz en El Diario de Paraná el 13 de Diciembre de 1943- una nueva historia que tendría como condiciones poseer “una cultura general muy seria, una cultura filosófica, una cultura política, una cultura económica”, pensada y no repetitiva de hechos y derrotas. Walter Benjamin ya no estaba físicamente, pero se nota que estaban pensando lo mismo. Nuestro poeta llegó a decir que “la verdadera historia no ha empezado”. Cuando Mario Trejo habló de Juan L. en una publicación de homenaje al poeta realizada en 1995 por la Universidad Iberoamericana de México, dijo que Ortiz “estaba mordido por la palabra tigre”. Probablemente no sean tan casuales las coincidencias. ¿Puede pensarse a Juan L. hoy como un comunista benjaminiano? ¿Puede pensarse a Walter Benjamin como un marxista orticiano?. ¿Será el siglo XXI y los que siguen un “tiempo-actual” de los poetas, artistas y filósofos que hace tanto forman parte de la batalla por nuestra Madre Tierra? ¿Estamos entrando en el tiempo-aura del sauce? (3).

¿CÓMO MIRARÁN LAS NUBES…?

Cómo mirarán las nubes
a las almas de Mayo, lejanísimas aún,
con su soledad de la mano
sobre las gramillas del sueño…

los otros finos humos
dividiendo casi el silencio, a lo largo,
y apenas visibles, como éstos, en la perla del minuto...?

Y esas almas, a su vez,
pasarán el abismo, desplegándose hacia las nubes,
más allá del puro recuerdo o de la pura imagen,
en el heroísmo ya de vivir esas nubes
bajo su forma a un tiempo única y fugaz,
parecidas a sí mismas?

Cómo mirarán esas almas a esas nubes?
Se harán ellas mismas nubes niñas
para entrar, de verdad, recién, en el “Reino de los cielos”,
devenidas enteramente
las gasas altas del momento que pasa
como ningún otro ha pasado jamás,
y a la par las cintas pálidas de Mayo,
idénticas
y siempre diferentes a la vez?

Oh, las almas hermanas del porvenir, mirando, mirando…
y cerrando los ojos, luego, para mirar de nuevo...
ajenas a los cuidados angustiosos de hoy,
la vieja llaga del desgarramiento en el ser, curada al fin…
siendo ellas todo “el otro” o los latidos del “otro”
en la enajenación requerida
para acceder al “reino” del aquí y del allá y del más allá
hasta las arenas sin nombre,
y alzar de la oscura palabra, oh poetas libres del azar,
la sangre misma del ángel ...”

(JLO, libro “De las Raíces y el Cielo”)


IV – RELIGIOSAMENTE COMUNISTA. UNA FE COMÚN.

...Turista que andas al río tal vez sin mirarle el alma
si queres probarme el pulso tantíale la correntada...”
ANÍBAL SAMPAYO
El río no es sólo eso”

...Cuándo, cuándo, el amor no tendrá frío?”
JUAN L. ORTIZ
Sí, mi amiga...”, en
De las Raíces y el Cielo”

...Pero el hombre es un niño laborioso y estúpido
que ha convertido el trabajo en una sudorosa jornada,
convirtió el palo del tambor en una azada
y en vez de tocar sobre la tierra una canción de júbilo,
se puso a cavar.
Quiero decir que nadie ha podido cavar al ritmo del sol,
y que nadie todavía ha cortado una espiga con amor
y con gracia”
Poema de LEÓN FELIPE recitado por
ERNESTO “CHE GUEVARA” en reconocimiento a los
trabajadores cubanos el 15/8/1964, en
DAILY PÉREZ GUILLÉN
Ernesto Che Guevara y León Felipe:
una amistad entrañable”
Juventudrebelde.cu

Evar Ortiz explicó en la Revista Xul que su padre “formalmente nunca fue un hombre religioso, nunca tuvo militancia religiosa, pero de ninguna manera se oponía a alguna religión. Se casó por iglesia, a mi me bautizaron, así que no había ninguna clase de alergia al tema religioso. Por lo demás, él siempre decía que todas las religiones tienen algo en común y que el hombre justamente lo que busca es la armonía oculta en el universo, ese mensaje implícito que está en las cosas más allá de lo objetivo, de lo material. No se si para él dios era un señor con barba sentado en un trono, rodeado de ángeles; él siempre decía que era una conciencia universal que creó las leyes, y rige, y que en cierta forma está presente en todo, porque es su obra. Esa era la idea, un poco panteísta, que él tenía, aunque de ninguna manera fue un ateo recalcitrante. Lo que pasa es que en una época en que el mundo de las ideas enfrentaba distintas posiciones políticas y económicas, él tuvo siempre ideas socialistas, y en ese sentido formalmente estuvo alejado de la iglesia. Pero no opuesto, al contrario. Para él las figuras de Mahatma Gandhi, Jesús, Krishnamurti, como tantos revolucionarios de la historia, eran sumamente interesantes”.

El mismo Evar contó que, cuando la familia vino a vivir a la casa del Parque Urquiza, en Paraná, cerca de la residencia del arzobispo, en 1960, “a Monseñor Tortolo -futuro confesor oscuro de Jorge Rafael Videla y animador de la dictadura genocida iniciada en 1976- le llevaron “la carga”; una familia vecina fue a decirle: “Ay, Monseñor, vio a quién tenemos de vecino, a un poeta comunista”. Y Tortolo le dijo: “tengo acá los libros del poeta Ortiz, si todos los comunistas escribieran como él...”. Juan L. proponía construir una fe nueva. Alberdi escribió en 1837 que la modernidad por un lado y la revolución de mayo por el otro, habían abierto una crisis de valores y que teníamos el desafío de construir una fe común, que no separe las libertades de lo espiritual y la ética comunitaria. Julio Irazusta recogió el guante, pero recordó errores posteriores de Alberdi, encandilado con los apresuradamente “modernos”. Esa fe común está dispersa y muchas veces escindida en nuestro pueblo. Para muchos, es difícil pensar la fe -en todas sus formas- como un derecho humano. Para otros, es difícil incorporar los derechos humanos y la diversidad como parte de una espiritualidad solidaria y fraterna. Las Instrucciones artiguistas de 1813, que fundaron el proyecto federal, defendían “la libertad civil y religiosa en toda su extensión imaginable”. Una poética como la de Ortiz -declarado artiguista- aporta mucho al fortalecimiento de ese encuentro.

La cercanía con la casa del arzobispo servía de protección y excusa a Juan L. Cuenta Sergio Gasparín que “en 1949 Rafael Alberti visita a Juan en Paraná. Salen a caminar por el Parque Urquiza. Al pasar por el Arzobispado, Monseñor Millán que iba para la catedral lo reconoce y hace que su chofer detenga el automóvil, ofreciéndoles acercarlos. Alberti y Ortiz aceptan, y continúan su camino con el cura, que los deja en el centro de la ciudad. Ambos se van de copas con otros poetas en una jornada que deja a Juan a las cuatro de la mañana en su casa. Gerarda, que los había visto salir cerca del mediodía lo increpa: ¡Pero Juan, mirá la hora que es, adónde estuviste!. Juan, apelando rápidamente a su memoria, le contesta: “¡Pero mujer, con el Arzobispo, con el Arzobispo!”.

MULTILÉCTICA. CONOCER EL SAUCE Y EL PUCHO

...Hermanos míos, no puedo estar en esta fiesta amable
porque sé de qué está hecha.
Para que esta fiesta se hiciera para nadie
fue necesario que os arrojaran a los caminos
o a vivir bajo un cielo que no tiene ciertamente sonrisas...”
JUAN L. ORTIZ
Sentí de pronto...”


"...Yo soy del agua, la canción 
que se prendió en el barrancal,
por entrerriano, por paisano soñador..."

JORGE MÉNDEZ
Canción a Puerto Sánchez

La dialéctica de Ortiz era amplia. Cuando Conti y Gola le preguntaron -en el reportaje de la Revista Crisis- si el marxismo satisfacía todavía -1973- sus interrogantes actuales, el poeta respondió que “en términos generales, yo diría que si, sobre todo por la experiencia socialista en ciertos países, especialmente en China y en Cuba. Pero el marxismo como visión dialéctica más que como pensamiento, no es exclusivo de Marx sino que aparece en pensadores muy antiguos: el mismo Lao Tsé está en la más vivo de mi comprensión del mundo como cambio y superación de sus contradicciones. Claro que también hay ciertas coincidencias con el pensamiento hindú y con el de pueblos que han desarrollado extrañas culturas que asombran a los investigadores contemporáneos. Esa relación del hombre consigo mismo, con el mundo y con el universo, aparecía en ellos en forma viva, a través de sus mitos. Desde el punto de vista de la filosofía occidental, ese pensamiento puede rastrearse desde Heráclito hasta Hegel… pero informó culturas anteriores, inclusive americanas. Algunos franceses, entre ellos Lévi-Strauss y Métraux, estudiaron culturas como la guaranítica, que parecen tan alejadas de lo que se considera patrimonio de Occidente y en las que ese pensamiento ha cobrado vida en formas míticas. Desde luego, partiendo de que cultura, como se sabe, no es mero conocimiento”.

En la Rusia soviética, Ortiz conoció al artillero que había disparado el primer cañoñazo revolucionario en 1917 y le dedicó un poema. Evar contó que su padre recordaba con admiración el canto de los obreros rusos por la mañana yendo al trabajo. Pero Juan L. señaló en reiteradas ocasiones lo que consideraba errores del marxismo oficial. Esta filosofía política, dijo el poeta, “no se aprende de la noche a la mañana”. No comprendía como podía haber “tantas equivocaciones en la aplicación de un método tan flexible”. Ortiz concluía que el socialismo tenía más posibilidades con la cultura “oriental”. Su mención a la China maoísta y a la Cuba de Fidel Castro y el Che Guevara marca su diferencia. En la primera parte del siglo XXI, el país centroamericano sigue teniendo -a nivel continental- la inversión de PBI más alta en educación. En el país asiático conoció al líder de la Larga Marcha y de la Revolución Cultural, como también al primer ministro Chou En Lai y otros dirigentes, artistas y escritores. Tradujo con ayuda poemas de Mao y de otras plumas de China. En el poema “Entre Ríos” -de “El Junco y la Corriente”- Juan L habla de “el sauce que Michaux hubo de comprender, al parecer, recién en Pekín”. ¿Era su manera elíptica de decirnos que el conocimiento liberado de la naturaleza y de la cultura se daba en el marco de una política revolucionaria y sensible?. ¿Era su manera de señalarle también una dirección ecológica y espiritual al socialismo y al maoísmo?. Porque si fuera así, ese señalamiento crítico sobrevive al abandono de ideales por parte de aquellos autodefinidos apresuradamente comunistas. Varias veces nuestro poeta pensó “otros octubres”.

Juan L. Ortiz cayó preso varias veces por las razzias policiales anticomunistas. Contó Saer que, en algunas ocasiones, los carceleros mismos le terminaban comprando cigarrillos y le cuidaban sus gatos y sus plantas. Y Manauta, detenido también por portación de ideología, dijo que en cierta ocasión, Julio César Pedrazzolli vino a visitarlo a la prisión y le dijo -ante la mirada del policía presente- “mirá estuve con Juan y te manda ésto”. Manauta recibe un cigarrillo armado, uno solo. “Yo me di cuenta -explica el autor de “Las Tierras Blancas”- que era un armado de los que fumaba Juan y lo guardé inmediatamente en el bolsillo, antes de que el guardia se diera cuenta. Después lo desenvuelvo, y en el papel había una carta que me había mandado, en el mismo papel que usaba para escribir sus poemas…era su letra, minúscula, minúscula, esa letra casi ininteligible, en esa tira de papel”. La anécdota resume simbólicamente buena parte de la vida política y espiritual orticiana.

El Che Guevara y Mao Tsé Tung:
la potente renovación del
marxismo-leninismo en los
´60 y ´70

OTRO MARX. OTRO FRANCISCO

El primer canto del grillo, en el crepúsculo, es vacilante,
bajo y áspero. Muda de tono, aprende de sí mismo y,
poco a poco, va subiendo, va poniéndose en su sitio,
como si fuera buscando la armonía del lugar y de ahora.
De pronto, ya las estrellas en el cielo verde y transparente,
cobra el canto un dulzor melodioso de cascabel libre”
JUAN RAMÓN JIMÉNEZ
El canto del grillo”, en
Platero y yo”

“Para que las cosas no sean mercancías”, escribió nuestro poeta en “Para que los hombres...”. La reflexión de Ortiz conecta con lo más profundo de la filosofía de la praxis. Robert Kurz supo escribir que existen dos formas de leer y comprender a Marx y al marxismo: existe un marxismo “exotérico”, vulgar, esquemático y dogmático, y un marxismo “esotérico”, profundo, donde la critica al fetichismo de la mercancía es su piedra basal. Claramente, Ortiz estaba en esta última línea. Oscar del Barco, que valoró la ética de la poesía orticiana, también estudió al “otro Marx”. Este Marx había proyectado la idea de emancipación política, social y cultural como un gran retorno antropológico. En uno de sus Manuscritos de 1844, el filósofo alemán dice: “el comunismo como superación positiva de la propiedad privada en cuanto autoextrañamiento del hombre, y por ello como apropiación real de la esencia humana por y para el hombre; por ello como retorno del hombre para sí en cuanto hombre social, es decir, humano; retorno pleno, consciente y efectuado dentro de toda la riqueza de la evolución humana hasta el presente. Este comunismo es, como completo naturalismo = humanismo, como completo humanismo = naturalismo; es la verdadera solución del conflicto entre el hombre y la naturaleza, entre el hombre y el hombre, la solución definitiva del litigio entre existencia y esencia, entre objetivación y autoafirmación, entre libertad y necesidad, entre individuo y género. Es el enigma resuelto de la historia y sabe que es la solución”. Juan L. Ortiz prefiguró en su obra lo mejor de estas ideas.

Hugo Gola afirmó que Juan L. nunca dejó de valorar y respetar al anarquismo. No han sido pocos los pensadores marxistas que tendieron puentes a los planteos libertarios: de Antonio Gramsci y Rosa Luxemburg, podemos pasar por Anton Pannekoek, Daniel Guerin, Guy Debord, Rudy Dutschke y otros tantos. Los autonomistas italianos pueden inscribirse en esta corriente. Uno de ellos, Toni Negri concluye las páginas dedicadas a la figura histórica de “El Militante” -de su libro “Imperio”, escrito junto al norteamericano Michael Hardt- haciendo una referencia dialéctica a San Francisco de Asis. Dicen Negri y Hardt: “hay una antigua leyenda que puede servir para ilustrar la vida futura de la militancia comunista: la de San Francisco de Asís. Consideremos su obra. Para denunciar la pobreza de la multitud, adoptó esa condición común y descubrió allí el poder ontológico de una nueva sociedad. El militante comunista hace lo mismo, identificando en la condición común de la multitud su enorme riqueza. Francisco, oponiéndose al naciente capitalismo, rechazó toda disciplina instrumental, y en oposición a la mortificación de la carne (en la pobreza y el orden constituido) sostuvo una vida gozosa, incluyendo a todos los seres y a la naturaleza, los animales, la hermana luna, el hermano sol, las aves del campo, los pobres y explotados humanos, juntos contra la voluntad del poder y la corrupción. Una vez más, en la posmodernidad nos hallamos en la situación de Francisco, levantando contra la miseria del poder la alegría de ser. Esta es una revolución que ningún poder logrará controlar porque biopoder y comunismo, cooperación y revolución, permanecen juntos, en amor, simplicidad, y también inocencia. Esta es la irreprimible alegría y gozo de ser comunistas”. La imagen de Juan L. caminando frente al río Gualeguay o frente al Paraná aparece cuando leemos éste párrafo de “Imperio”. En 1977, Enrico Berlinguer -secretario general del Partido Comunista Italiano, la fuerza de izquierda más grande de Europa- había planteado reflexionar sobre la austeridad -entendida desde un punto de vista socialista, no desde una concepción liberal- como palanca de superación de las contradicciones de la modernidad capitalista. Murió en 1984. Todavía espera ser comprendido.

¿En qué otros autores y luchas contemporáneas encontramos las ideas de Ortiz? En la propuesta de un socialismo plural del SXXI que construya “una sociedad solar y solidaria” de Elmar Altvater, en los círculos de cooperación de André Gorz, en la perspectiva "4 en 1" de Frigga Haug -vivir cuatro horas de trabajo asalariado, cuatro horas de un trabajo para nosotros mismos, cuatro horas de cuidado y cuatro horas de trabajo para la comunidad o de trabajo político-, en el planteo de la diferencia entre “forma valor y forma comunidad” del boliviano Alvaro García Linera, en el confederalismo democrático kurdo, socialista, ecologista y feminista lanzado por Abdullah Occalan -gran síntesis teórica y práctica de otredad, marxismo, anarquismo y ambientalismo-, en la idea de la primer ministro socialista finlandesa Sanna Marin de que “una semana laboral de cuatro días o una jornada de seis horas con un salario digno puede ser una utopía hoy, pero puede ser cierto en el futuro", en las puebladas argentinas contra el saqueo y la contaminación - “somos agua, somos vida, el agua vale más que el oro” se grita en los nuevos combates orticianos de la Unión de Asambleas Ciudadanas-, en la ética de la CONAIE ecuatoriana y en todas las luchas nativas, obreras y populares. La esperanza orticiana está latiendo en cada fábrica recuperada y autogestionada por los trabajadores, en cada producción agroecológica y en la dignidad de los jóvenes que los viernes se movilizan por para salvar al planeta. Una preocupación política orticiana puede pensarse en los estudios de Ernesto Laclau y Chantal Mouffe sobre el uso y la significación de cada palabra en las luchas democráticas.

En 2019, el Papa argentino Bergoglio, que conmovió al mundo en 2013 reivindicando también a San Francisco de Asís, prologa un libro titulado “La irrupción de los Movimientos Populares: Rerum novarum de nuestro tiempo”. En este volumen colectivo, donde intervienen Juan Grabois y otros dirigentes, intelectuales y militantes, el Sumo Pontífice católico afirma que los “movimientos Populares pueden representar una fuente de energía moral, para revitalizar nuestras democracias” y caracterizó a los militantes como “poetas sociales”. Dijo Francisco: “ hablamos de la necesidad de un cambio para que la vida sea digna, un cambio de estructuras; también de cómo ustedes, los movimientos populares, son sembradores de cambio, promotores de un proceso en el que confluyen millones de acciones grandes y pequeñas encadenadas creativamente, como en una poesía; por eso quise llamarlos “poetas sociales”; y también enumeramos algunas tareas imprescindibles para marchar hacia una alternativa humana frente a la globalización de la indiferencia: 1. poner la economía al servicio de los pueblos; 2. construir la paz y la justicia; 3. defender la Madre Tierra”. Más allá de todo lo que podamos discutir, por supuesto, de la Iglesia Católica, ¿No hay un aire orticiano en estas palabras?. En 2015 el líder religioso sudamericano publicó su encíclica ecologista “Laudato Si” -Alabado seas- (4).

PARA QUE LOS HOMBRES

Para que los hombres no tengan vergüenza de la belleza de las flores,
para que las cosas sean ellas mismas: formas sensibles o profundas
de la unidad o espejos de nuestro esfuerzo
por penetrar el mundo,
con el semblante emocionado y pasajero de nuestros sueños.
o la armonía de nuestra paz en la soledad de nuestro pensamiento,
para que podamos mirar y tocar sin pudor
las flores, sí, todas las flores,
y seamos iguales a nosotros mismos en la hermandad delicada,
para que las cosas no sean mercancías,
y se abra como una flor toda la nobleza del hombre:
iremos todos hasta nuestro extremo límite,
nos perderemos en la hora del don con la sonrisa
anónima y segura de una simiente en la noche de la tierra.

(JLO, libro “La Rama hacia el Este)

V – (POST) ANTROPOLOGÍA POÉTICA Y DEBERES HISTÓRICOS

Darwin siempre había sentido un cariño especial
por las plantas, y también una especial admiración.
«Siempre me ha gustado elevar las plantas a la
categoría de seres organizados, escribió en su
autobiografía.”
OLIVER SACKS
El río de la conciencia”

"Yo creo en angeles
I believe in angels
Cuando sé que es el momento adecuado para mí
When I know the time is right for me
Cruzaré la corriente, tengo un sueño
I'll cross the stream, I have a dream
Tengo un sueño, una fantasia
I have a dream, a fantasy
Para ayudarme a través de la realidad
To help me through reality
Y mi destino hace que valga la pena
And my destination makes it worth the while..."
ABBA
"I have a dream"


Las lecturas de antropología habían fortalecido en Juan L. Ortiz la valoración de las cosmovisiones de los pueblos que algunos denominan “primitivos”. A los ya citados Levi-Strauss y Métraux, pueden sumarse los aportes de Paul Radin y del lingüista -hoy diríamos semiólogo- Karl Vossler. Con ellos, nuestro poeta pensaba que los primeros pueblos humanos tenían un contacto más estrecho con la naturaleza, y que esos seres “primitivos” tenían una sabiduría de intemperie que los “modernos” hemos perdido. “Siempre me apasionaron las culturas a la intemperie, como decía Vossler -le explicó Juan L. en una entrevista a Ricardo Zelarayán-. El hombre que vive en contacto con la naturaleza no está frente a las cosas sino en la intimidad de las cosas puesto que convive con ellas”. Y en ese mismo sentido, cuando Conti y Gola le consultaron si perder la conciencia individual no implicaba perder toda conciencia posible, Ortiz respondió que “como diría Teilhard de Chardin tenemos una conciencia que sabe que es conciencia. Pero especies anteriores a nosotros, y otras criaturas tuvieron y tienen una conciencia que no sabe que es, es decir, una conciencia abierta, como diría Rilke, abierta hacia lo abierto: nosotros en cambio, nos encerramos y nos miramos por dentro, porque creemos (y quizá con razón) que eso abierto está también dentro de nosotros”. Estudios imprescindibles como “El guaraní, experiencia religiosa” de Bartolomeu Meliá enriquecen estas profundas reflexiones del gran poeta entrerriano, lo mismo que el “Artigas Ñemoñaré” del historiador uruguayo Nelson Caula, que nos hace pensar en la “gramática del ánima” de nuestras culturas nativas.

“Lo abierto” es el título de un libro que Giorgio Agamben publicó en 2002, el mismo Agamben que en los años ´70 tuvo a su cargo la versión italiana de las obras completas de Walter Benjamin para la editorial de Giulio Einaudi. Orticianamente nos preguntamos acá: ¿tenemos una conciencia que sabe que es conciencia? Y ¿cómo reencontrarnos con lo abierto, cómo liberar lo abierto en nuestras conciencias? ¿cómo reconciliar conciencia de la conciencia y conciencia de lo abierto? ¿Cómo salir o superar esa modernidad que encierra hasta cuando parece liberar? ¿Cómo superar las graves contradicciones del Homo Sapiens?. Es un desafío político, educativo y cultural impresionante, pero que muchos como Juan L. Ortiz han asumido con altura y claridad desde hace tiempo.

Casi paralelamente a las reflexiones de Ortiz, el epistemólogo, lingüista y cibernético británico radicado en EEUU, Gregory Bateson publicaba en 1972, “Pasos hacia una ecología de la mente: colección de ensayos en antropología, psiquiatría, evolución y psiquiatría”. Bateson hace hincapié en las relaciones entre las cosas que forman nuestro mundo vital, proponiéndonos superar el antropocentrismo que nos ha dejado en el lamentable y riesgoso lugar político y ético donde nos encontramos. Los problemas del mundo se basan en la diferencia entre el funcionamiento de la naturaleza y el pensamiento humano, afirmaba este investigador, en sintonía -como vemos- con las preocupaciones orticianas. En 1979, Bateson publica “Espíritu y Naturaleza: una unidad necesaria. Avance en teoría de sistemas, complejidad y ciencias humanas”. El estudioso falleció en 1980: su hija Marie Catherine publica, en 1987, “El temor de los ángeles: epistemología de lo sagrado”. En este trabajo, Marie nos explica que “Gregory se había dado cuenta que la unidad de la naturaleza que él afirmara en Mind and Nature podía comprenderse en virtud de metáforas familiares procedentes de la religión; en realidad, estaba enfocando esa dimensión integradora de la experiencia que él llamaba lo sagrado. Era ésta una cuestión que enfocaba con gran ansiedad y cautela”. Es otra coincidencia intelectual extraordinaria con los planteos de Juan L. Ortiz. Y tal vez tampoco sea casual: tal vez en los años ´60 y ´70 del siglo XX surgió un nuevo tiempo-eje de conciencia abierta que parece actualizarse al transcurrir el primer cuarto del siglo XXI. Más que una antropología, aquí tenemos una post-antropología, una nueva epistemología ecológica, una biosemiótica.

La nueva epistemología batesoniana

DESVELOS FEDERALES Y DIALÉCTICA ORTICIANA

Pescador del Paraná te acompañaré hasta el alba,
para que la soledad no logre apagar tu llama.
Hermano del corto sueño y de la esperanza larga,
pescador del Paraná te acompañaré hasta el alba”
POLO Y MIGUEL “ZURDO” MARTÍNEZ
Madrugada del pescador”

...Al menos en una noche de Julio no habrá chicos semi-desnudos
y descalzos, temblando de frío, al lado mismo de los sitios en los que
se ha declamado la “independencia”...”
JUAN L. ORTIZ
Todas las despedidas son tristes?”, en
Prosas”

Las lecturas y valoraciones de Juan L. anticipan y empalman con los estudios de microhistoria y de subalternidad. “Usted sabe -le dijo Ortiz a Zelarayán, citando a Antonio Serrano y Cesar Blas Perez Colman- cuando ésto, Entre Ríos, era una selva, las once tribus guaraníes que la habitaban se pusieron de acuerdo y derrotaron y rechazaron al ejército regular invasor...¿Qué me dice?”. En la misma entrevista, el poeta festejó la dignidad de los gauchos jordanistas, últimos defensores de la soberanía particular entrerriana frente al centralismo. “¿Sabe ud lo que pasaba aquí mismo en Paraná -le pregunta comentando el poeta a su interlocutor- después de la derrota de López Jordán?...Mire, la paisanada de los alrededores no podía aceptar el contraste y en el momento menos pensado, los criollos entraban al galope en la ciudad y frente a la jefatura política, manifestaban su repudio a la autoridad al tiempo que se palmeaban la boca (imita el grito, nos dice Zelarayán). No les hacían nada, pero todas las puertas y ventanas del centro se cerraban herméticamente como si viniera un ciclón”. Fermín Chávez llevó a la historieta la valentía de Gerónimo Romero, “el Chumbiao” y los heroicos milicianos jordanistas.

La mirada del poeta del sauce y del río sobre los caudillos favorecía a Artigas. En “Tríptico del Viento”, integró a Francisco Ramírez, junto a Mariano Moreno y el protector oriental para pensar la genealogía ideológica de nuestra patria. Explicando este poema, Ortiz dijo que “el federalismo es una entelequia. En mi poema “Tríptico del Viento” sintetizo, de algún modo, el problema. Moreno, el hombre de fuego, Francisco Ramírez, rama de orilla, hombre del pueblo de Entre Ríos, y sobre todo, José Artigas, con un pensamiento y una acción de los más avanzados para su época. Ellos son los tres grandes caudillos atentos al latido del pueblo”. Más de algún mitrista se ofenderá por verlo a Moreno incluído en la categoría de caudillo. Más de algún revisionista también. A Juan L. no se le escapaba que la primer libertad, planteada por la mayoría de los cabildantes de Mayo de 1810 era la libertad de comercio. Su pensamiento parecía corregirse y aclararse sobre la marcha. Al mismo Zelarayán le dice, “Ramírez...hum...No. Artigas...¿Conoce la ley agraria de Artigas? Artigas… ¡Artigas, Bolívar y Martí, esos son los hombres de esta América!”.

Hay un borrador del poema dedicado a Artigas, que el equipo de investigadores de la UNL encontró en la preparación de la Obra Completa de Ortiz publicada en 1996, a cien años del nacimiento del mismo. Este borrador es tan o más bello que la versión que se publicó. Escribió el poeta:

TRÍPTICO DEL VIENTO
ARTIGAS (Viento del Este)

De qué manera el grito por sobre el Plata halló
su raíz en el Este que descendía, ya al frente
de todas las raíces que invirtiera su voz
como si de unas manos llevara la creciente.

Helo, ahí, desvelado de espinillo y pindó
ante la noche que por su borde se siente…
Helo ahí, desdoblándose del “morito” en que dió
para que nadie el numen ni a una vincha detente.

Helo ahí, abriéndose hacia todos los fríos
rubíes de cabildos en la flor del fogón…
Helo en una parábola del litoral de a pie…

Helo como esta cauda de todos los desvíos
diviéndole el centro al dar la comunión
del sol agrario en quince pétalos a la vez.

El desvelo de Espinillo no está en la versión definitiva, pero el tiempo-latente de Artigas y de Ortiz nos lleva a recuperarlo. No es fácil articular hoy los proyectos de Moreno y del gran caudillo oriental. Moreno es uno de los grandes mitos del liberalismo argentino: el Partido Comunista compartía ese mito. Si bien, el artiguismo viene a radicalizar el proceso abierto en 1810, está claro que las diferencias ideológicas entre estas figuras es profunda. Moreno es parte de la corriente liberal en la que se enrolan Belgrano, Sarratea y Rivadavia, el político que resume la línea de este grupo, enemiga a muerte del movimiento federal. Nadie niega los matices que puede haber entre estos personajes históricos, pero el hecho es que sus definiciones históricas -cuando las papas quemaban- fueron rivadavianas, es decir, monárquicas, centralistas, oligárquicas y liberales, funcionales al imperialismo europeo.

EL GUALEGUAY (Fragmento)

...Oh Campuzano y Don Cristóbal, con la llama más alta,
increíblemente de pie
contra esos “títulos” que deseaban arraigar sobre las leguas y la sangre…
Oh Campuzano, de pie, sobre las “puntas” del río…
sobre las puntas de ese tiempo
que no quería del crimen, no, con todo, no,
en ningún “orden de la vida”
porque era el espacio más íntimo del valle o de la lira
en una fuga sagrada…
que corría, a la vez, de él mismo, al igual que la música
de los abismos pero tendida y tendiéndose para que bebieran de ella
todas, todas las criaturas del silencio…

(JLO, “El Gualeguay”)

EL ALMA DEL PUEBLO Y LAS FRONTERAS DE ROCAMORA

El campo expropiado por la Justicia en 2005 al exsenador
provincial Mario Alberto Yedro (PJ) en el marco de una
condena por el delito de enriquecimiento ilícito, pasará a
formar parte de una colonia productiva en el paraje
Guardamonte, del departamento Tala”

El campo de Yedro será una colonia productiva”

Entre Ríos Ahora, 22/1/2019

Yo sabía tocar el chamamé antes de tener un instrumento
en mis manos. Solo tuve que encontrar la manera de abrir
esa caja mágica para que aparecieran todos los colibríes
que estaban encerrados adentro. Para el guaraní, el colibrí
es un ave mitológica. Es el comunicador de los sentimientos.
Es el ave a la que Ñanderu Tupa Guasú, Dios, el gran creador,
le dio la posibilidad de viajar hasta él para contarle
lo que le pasa al hombre”
RAÚL BARBOZA
Revista Ñ, 6/1/2020

En su largo poema “El Gualeguay”, Ortiz reivindica la acción del Comandante Tomás de Rocamora. “Don Tomás… dando casas, casas, a los que la tenían sólo de las ramas… hermano de los montes ya, contra las mutilaciones hecha ley de la codicia...”. Mario Alarcón Muñiz le explicó a Tirso Fiorotto una vez que “Rocamora creó un juzgado de montes, para cuidar los árboles, eso está en el libro de Segura”. En “Soldado y fundador de pueblos”, de Antonio Segura, encontramos -comenta Fiorotto- en la página 105: “por ser de los requisitos más esenciales para la subsistencia de los pueblos la conservación de sus montes, destruidos en las costas por el desorden de los faeneros extraños que talaron sin discreción, debía prohibírseles absolutamente el corte de leña y de madera entre los ríos, que quedarían a beneficio de sus vecindarios, pero limitando los cortes al número de hachas y parajes que se les señalaran. A este fin debía comisionarse en cada partido un juez o comisionado de Montes, dependiente del Comandante Principal, para que celara y cuidara la observancia de este encargo”. Ortiz va a ser categórico en su poema “Entre Ríos”, llegando su flecha lanzada hasta nosotros: no es mi “país” -dice, hablando de la provincia natal- el jardín del continente y del mundo todavía”, no es todavía el jardín “bautizado” por Don Tomás.

Por supuesto que Juan L. antes de hablar de Rocamora, poetizó la naturaleza y la presencia de las culturas originarias -charrúas, minuanes, bohanes, guaraníes-, entre tantas cosas maravillosas como también las dolorosas que aparecen en su historia poética crítica e integral, dónde el devenir está planteado desde el punto de vista del río. Lo que queremos pensar acá, además de la necesidad de tener nuevos e implacables Juzgados de Montes y de Biodiversidad, es la paradoja de reivindicar a un funcionario colonial, más allá de su origen criollo, como Rocamora que, por lo que sabemos, no era muy amigo de los nativos “salvajes”. Reivindicar a Rocamora seguramente no estaba en la línea del PC, que entendía esquemáticamente todo lo colonial como feudal, y esto en el fondo conecta con las polémicas generadas por el revisionismo histórico en Argentina.

Para la revisión propuesta por el nacionalismo católico en nuestro país, la historia argentina no comienza con el liberalismo de Mayo ni evoluciona a partir de otros momentos hegemónicos de esta ideología. Rocamora era un político inteligente, que tomaba decisiones propias, haciendo equilibrio entre la burocracia virreinal y las demandas de los pobladores. Su relación colonial y post-colonial con los nativos y con su colega Artigas es un hecho muy interesante y complejo para investigar. Tal vez haya que pensar las fronteras ideológicas de Rocamora. Lo provocador aquí es que la reivindicación de la política de Rocamora seguramente sería aplaudida por los nacionalistas e hispanistas. “Se trataba de independizarnos y no de engendrarnos”, afirmó un duro entre los examinadores cristianos como Amancio González Paz en su libro “Fray Patricio y yo”. “No nacimos en una caja fuerte sonando a dólar o a esterlinas… Nacimos -dice el religioso, pasando por alto a nuestras culturas nativas y sus sufrimientos frente a los “primeros civilizados”- haciéndonos la señal de la cruz, no haciendo cálculos”. En seguida, el “misionero de la nacionalidad”, como lo definía González Paz, separa geopolíticamente las aguas: “para nosotros, las hazañas; para ellos, los negocios. Para nosotros, la civilización; para ellos, el progreso. Para nosotros, la gloria; para ellos, la fortuna. Entre nuestro pueblo y otros pueblos, mediará siempre un abismo. El que va del barro a la estrella; del cielo a la tierra”. Y remata Fray Patricio: “de ahí esta clasificación: Pueblos-alma y pueblos-mercancía”.

Pueblo costero
Ved ese niño oscuro que mira como desde otro mundo,
el blanco de los ojos más blanco, medio amarillo, mejor.
Oh, la niñita ya de anteojos que lo guía o lo alza,
barro leve ella misma sobre palillos aún más leves.
Ved aquella en un carrito, tan frágil,
con esa flor monstruosa de las rodillas casi terminales,
conducida por los suyos, más pequeños, hacia la orilla de qué estrella?
Ved esa cabeza pálida, de diez años, de pescado imposible,
que por poco os fijará desde los mismos oídos...
Ved esa rama vieja, sobreviviente de “las canteras”,
doblada sobre otra rama corta que se hinca
con una cadencia cada vez más seguida:
sobre ella y sus iguales, anónima ceniza, allá,
más bien que sobre las piedras,
se elevaron algunas casas aladas y algunas pilas de billetes...
y con su sangre, ay, tan roja, alquimia “misteriosa”,
se azularon algunos apellidos que luego dieron chapas por ahí...
Ved ese fantasma seco, seco, salido de una noche de vidrios, larga...
sin sexo, sí, a pesar de la “falda”
y de la lana fluida sobre el filo de los hombros...
oh, su voz venida de la caverna de la edad, profunda,
desde aquellos desafíos, quizás, a la intemperie y al hambre...

Ya en ésos, ved, con todo, un no sé qué tenaz de zarza
aguda hacia arriba o hacia alguien por entre los ramos abatidos...
Mas ved este canoero de metal con más óleo que la luz,
plantado en medio de la calle, adánico, como para dar reglas a la tarde...
Y esta lavandera densa pero de pies de plumas listas
danzando casi con los tachos sobre el tapiz de su vida...
Y estas muchachitas que sacan su risa a veces como el agua,
ligeramente inclinadas sobre un río increíble:
sólo, soplo, sus años morenos, o el ágata un poco oblicua de los ojos,
o esa espera en el portón cuando empiezan a volar, súbitas, otras joyas...
Y estos mozos sin nada que abrazan las ondas últimas lo mismo que a novias,
luego de herir las otras, durante todo el día, por las islas...
Y este pescador de silencio que llega de una fiebre de silencio,
y aún demora, nocturno, sobre los nácares grasos y la leña,
para abrir su sueño, al fin, al primer contacto, igual que un irupé...
Y estos chicos del arca “en seco”, viajando con sus bestezuelas,
en un contrapunto de cristal y de hojalata, que sube...
hasta que, sobre la hierba anochecida, de ahí, cantando,
ellos también, tomados de la mano, dan la vuelta al mundo, descalcitos...
Y esta “abuela” toda envuelta que busca todavía los velos de la hora
para destocar su plata y diluirla entre lirios de jabón, en cuclillas....
mientras sus polluelos, cerca, enloquecen blondas ya celestes...
Y esta madre que acarrea hasta la noche piedras de la orilla,
y quiebra su vida con ellas, luego, para la mesa menos mala,
pero no su sonrisa, ah, de todos, en una ofrenda unida de jazmín...
Y esta otra, discreta, que templa su propia alma más que el horno,
y así sale cocida esa flor de la harina que “hace la compañía” por aquí...
Y estos diablillos que son flechas sobre la negación desconocida,
evocados como alas por el suceso más ligero,
con todos los iris del asombro y todos los rostros del té,
y los cabellos, todos, más alegres, y las breves ropas más caídas...

¿En dónde todos ellos, todos estos hijos de la costa,
se nutren, a pesar de todo, de esa fuerza gentil,
profundamente gentil, contra la humillación oscura que parece dormir?
Arrojados hacia las cosas por los otros que no saben,
las cosas, madres, les dan de su leche y de su hálito.
Oh, cierto, en la aventura del pan o en la muda pesadilla,
a merced de las peores armas del aire y de los humores peores de la tierra
y del río extraño, extraño, que quisiera, salido, devolverlos a aquéllos,
dejándolos así medio flotar, entre los dos rechazos, bajo los ciriríes de la noche...

No se supo, no, pensar en los poderes de esos regazos,
ricos de rayos blancos en la misteriosa espiración,
numen que no se invoca, y unción que no se pide, para los seres a ellos acogidos.

Pero hubieran podido quitarles también esto?
Y helos ahí, en los fluidos de los tiempos del río
como en melodías que no se oyen pero que ordenan, puras, los ritos.
Helos ahí, ajenos o fundidos a las horas leves de los sauces,
o al amor de lo suyo increíble de decoro o de honor bajo los vientos,
increíble de gusto y de atención, aún, en la luz de algunas flores...
Helos ahí, puros del suelo puro, en la línea de las cañas del sol,
de pie, en la propia nada, por el mismo sol profundo...
Helos ahí, con ese acero de los hierros secretos y de los carbones secretos,
sobre el “punto de angustia, inefable y absurdo”, del minuto sin salida...
Y helos ahí, en la grande, en la gran salida que hallarán,
con ese acero alineado, guay, con los demás, para la jornada sin fin,
en la columna que irá, enorme, hasta el otro lado de la estrella:
zarza en marcha esta vez, desde sí misma ardiendo “sobre un aire de acordeón...”

(JLO, libro “La Brisa Profunda)


El Río Gualeguay


PATRIOTISMO JOROBADO Y CRIOLLISMO PARA LOS DOS MUNDOS

"La conciencia nacional es la lucha del
pueblo argentino por su liberación"
JUAN JOSÉ HERNÁNDEZ ARREGUI
La formación de la conciencia nacional”

...¡Ah, las glorias del pasado!; las cantan muy mal
las cotorras...y andan tan mal en el suelo como los
gauchos pendencieros, nacidos sobre el caballo, que
al andar arrastraban el poncho y hacían sonar las
nazarenas. Mejor la predican en su lenguaje silencioso
los claveles del aire, que viven de pobreza y optimismo…
¡Este es el símbolo del gaucho, que nunca fue parásito!...”
JUAN V. MONTICELLI
Claveles del aire”

"Ya sufriste cosas mejores que estas
Y vas a andar esta ruta, hoy
Cuando anochezca
Tu esqueleto te trajo hasta aquí
Con un cuerpo hambriento, veloz
Y aquí ¡Gracias a dios!
Uno no cree en lo que oye..."
PATRICIO REY Y SUS REDONDITOS DE RICOTA
"Un ángel para tu soledad"

La distinción se hace más rica y profunda si incorporamos a las naciones y culturas originarias en la categoría de pueblo. Pero tal vez no haya que ir tan lejos: nuestra sociedad, nuestra historia, nosotros mismos, sobre todo -sobre/todo- desde 1492, somos una contradicción permanente entre pueblo-alma y pueblo-mercancía. Que el liberalismo, en todas sus formas excluyentes, roba el alma del pueblo no hay dudas. Releyendo una carta de Vicente López y Planes al Gral. San Martín, Rodolfo y Julio Irazusta -primos segundos de Gerarda, la esposa de Juan L.- caracterizaron las dos corrientes ideológicas que se enfrentaron en nuestra región desde 1810: por un lado los verdaderos patriotas - “el patriotismo ante todo”- y por otro lado, los partidarios del progreso mal entendido, “de la habilidad y la riqueza” a cualquier costo. Es apasionante pensar esa dialéctica histórica hasta el presente, teniendo en claro sus diferencias pero sin perder de vista sus puntos de contacto y su complejidad. Patriotismo, aguante y simpleza popular por un lado, y liberalismo y consumismo por el otro, son dos opciones políticas, pero muchas veces más bien se parecen al yin y al yang, un par de conceptos taoístas que tomamos metafóricamente y que creemos oportuno para reflexionar sobre las claves que nos da Juan L. Ortiz para proyectar esa nueva historia integral que anhelaba.

¿Podremos potenciar una nueva historia, una fe común, un pueblo-alma plural, una patria grande plurinacional?. ¿Puede aprender más la teoría de la práctica social para poder ayudar a liberarla? ¿Es el nacionalismo católico el enano teólogo de nuestra historiografía? ¿Son las extraordinarias mitologías nativas, el Dios-Tupá de los misioneros, y todas las creencias presentes en nuestro territorio, los otros enanos o jorobados que tenemos que ayudar a levantar para que dialoguen con las filosofías críticas y las historias de lucha popular? El intelectual y académico alemán, Jürgen Habermas, nos plantea el difícil entendimiento básico de una sociedad democrática: “los ciudadanos laicos -explica Santiago Armando en su análisis del pensamiento habermasiano- no tienen derecho a desestimar como sinsentido los argumentos religiosos esgrimidos en la esfera pública. Al mismo tiempo, los ciudadanos religiosos deben traducir sus demandas en un lenguaje laico toda vez que intenten participar de las instituciones estatales”. El debate político necesita que los argumentos sena accesibles a todos. ¿No ayuda la lectura de la obra poética de Juan L. Ortiz a estar más cerca de esta fe común?.

El poeta escribió que la Revolución de Mayo abría un tiempo infinito -en eso conecta con el Alberdi que discutió Julio Irazusta- y que tenemos una doble responsabilidad militante y creadora con respecto a ese hecho histórico: “la del resguardo y la ampliación de las conquistas logradas con tanta sangre y sacrificios y la de promover, con la acción, el pensamiento y la sensibilidad unidos, el nacimiento de nuestra alma hecho una sola cosa con nuestro paisaje y nuestras gentes. Sólo así -escribió Ortiz en “Mayo y la inteligencia argentina”- seremos dignos de Moreno y de Echeverría, de Gutierrez y de Hernández. Mayo sigue siendo una gran responsabilidad para quienes sienten que la patria es una cosa en marcha que nos exige cada vez mayores sacrificios y sobre todo un sentimiento más fino y fuerte de una continuidad histórica, abierta sobre una perspectiva ilimitada de justicia y de belleza para todos”. Más adelante -en “El Gualeguay”- Juan L. habló de el “desentendimiento de Mayo”. La búsqueda de un nuevo sentido de lo criollo, de un pueblo-alma biodiverso emancipado y de una patria plena de derechos sociales y humanos se puede percibir en estas líneas.

Las consignas del PC y los aportes de compañeros como Amaro Villanueva se recombinan con su propia lectura personal del proceso histórico. Más adelante, Juan L. agregó una crítica a José Hernández en esta variante de lo criollo. En el reportaje citado de Zelarayán, y ante la consulta de si el Martín Fierro se refiere sobre todo a la región Pampeana, el poeta contestó que “en cierto modo sí, el Martín Fierro glosa o tiene como ambiente o personaje justamente al gaucho que se dio en la pampa húmeda. La población de la mesopotamia y del norte de la Argentina es otra. Hay otros grupos étnicos y otras culturas: la guaranítica, la quechua, la aymará. Lo mismo sucede en el sur. Está bien en el Martín Fierro esa reivindicación del gaucho cuando el gaucho era perseguido, pero después aparecen esos sentimientos un poco racistas de Hernández contra el negro y el indio. Realmente no sé hasta dónde puede decirse que el Martín Fierro es expresión de este complejo argentino. Es un libro significativo pero hasta por ahí nomás. La Argentina no es solamente la pampa húmeda”.

Para finalizar esta parte, recuperamos los conocimientos que Juan L. Ortiz tenía de la presencia y andanzas del prócer italiano Giuseppe Garibaldi en Entre Ríos. Entre piratas, masones y guerras a favor de los liberales, Garibaldi cayó preso por el rosismo en Gualeguay. Tuvo el pueblo por cárcel. En esta tierra aprendió a andar a caballo. En sus Memorias consigna que vivió en la casa de la familia Andreu. Ortiz cuenta que Garibaldi se enamoró de una de las hijas de Andreu y tuvo un hijo con ella. En ese hogar entrerriano, el futuro padre de la unidad estatal de Italia en 1870 junto a Víctor Manuel II, “encontró libros de los utopistas, en francés -por cierto, leía francés, dice Juan L.-, aunque él no era italiano, era nacido en Niza. Entonces Niza pertenecía a los dos, Italia y Francia. Y encontró libros de Babeuf, de Saint Simon, de todos los utopistas, en Gualeguay, en la casa de esos Andreu. Parece mentira, esa gente leía a los utopistas. Y él se asombra y dice: ¡pero cómo! estos libros que busqué en Europa y no encontré, vengo a encontrarlos acá en Gualeguay. El lo consigna en las Memorias. Y después la hija de él, Anita, también lo confirma”. No eran muy socialistas los garibaldianos, pero en las plazas itálicas como en otros lugares del mundo- se erigen los monumentos del prócer a caballo, es decir que se levantan los monumentos al prócer italiano que aprendió a andar a caballo en Entre Ríos (5).

Colinas, colinas…

Colinas, colinas, bajo este Octubre ácido...
Colinas, colinas, descomponiendo o reiterando matices aún
   fríos.
O no pudiendo decir plenamente el oro y el celeste, fluidos, de
   los cultivos.
Nos dueles, oh paisaje que no puedes cantar en la tarde agria
   e indecisa,
lleno de escalofríos bajo las nubes tenaces e inquietas todavía
   de tu sueño
y estás solo, solo, solo, con la angustia y el desamparo de tus
   criaturas.
Pero aun si cantaras el canto no se oiría casi.
Oiríamos sólo el ruido de los carros largos con su carga de
   desesperación.
Oiríamos sólo el silencio de los niños y de las mujeres junto
   a los ranchos transparentes.
Veríamos sólo la figura deshecha con la bolsa al hombro sobre
   la cima de la loma.
Veríamos sólo esos arrabales de las Estaciones, oh campos de
   Entre Ríos con aún países absolutos de injusticia,
oh campos de Entre Ríos hechos para la dicha
de los que os evocaron esa aurora florecida que aún no canta
   y que es extraña al día.
Otro será el paisaje mañana en las mismas líneas puras.

Cantará con un múltiple canto entre las casas próximas con
   mesas, ah, seguras y con libros y músicas.
Como de la noche de su alma del sueño de los campos el
   hombre extraerá toda la maravilla.
No más dividido, no, con el hermano ni consigo mismo ni
   con la tierra, el hombre.
Uno consigo mismo y con el mundo para crearse sin fin en la
   gracia más alta de la criatura,
y sonreír al rostro cejante de la sombra.
(JLO, libro “El Alamo y el Viento”)

VI – UNA NUEVA CIVILIZACIÓN DE LA TIERRA

Somos líquenes, somos humus, somos las niñas
y los niños del compost”
BEATRIZ GARCÍA
Los mundos posibles de Donna Haraway.
Así es como la ciencia ficción feminista
puede ayudar a salvar nuestro planeta”
The Objective, 19/9/2019

La lechuza de Minerva sólo extiende sus alas
con la llegada del ocaso”
GEORG HEGEL

Osvaldo Aguirre: Leer a Juanele nos hace ver de otra
manera el mundo, nos vuelve más atentos”
JUAN RAPACIOLI
Télam, 6/7/2016

Juan L. Ortiz murió el sábado 2 de setiembre de 1978 en Paraná. Para Juan José Saer, fue el más grande poeta argentino del siglo XX. En 1969 había recibido el Gran Premio de Honor de la Sociedad de Escritores junto a su admirado Raúl González Tuñón. Ese año había dejado grabada su voz en un disco con algunos de sus poemas. El golpe militar de 1976 lo dejó bastante solo: sus amigos y compañeros exiliados, Paco Urondo muerto, la editorial rosarina de su obra completa, incendiada por la inquisición procesista. Las cataratas y los pulmones recordándole la amortización de su ciclo biológico. Un grupo de jóvenes lo acompañó en el final de sus días. El año de su muerte fue culturalmente duro: la fiesta argentinista del fútbol estuvo lejos de una redención poética. El pueblo no quiso o no pudo escuchar el aviso del carau. Juan L. una vez más no quiso participar de esa fiesta amable, porque sabía de que estaba hecha. Cuenta Alfredo Veiravé que Ortiz falleció llevándose en la mente poemas dedicados a Rafael Barret y José María Arguedas. Como un replicante, muere resistiendo espiritualmente conectado a lo más profundo de Nuestra América-Abya Yala. Y créase o no, el Río Paraná registró una bajante histórica en 1978.

Con el paso de los años, se han multiplicado los homenajes y las valoraciones de su obra poética. Al enorme trabajo de edición de su Obra Completa por parte de la Universidad Nacional del Litoral se le suman antologías, reediciones, documentales -en la red Youtube puede verse y escucharse a Juan L. Ortiz-, podcasts radiales y una estimación muy positiva de su poesía a nivel nacional e internacional. La nuera del escritor, Elena Sabella -querida profesora de Práctica de la Enseñanza en el Profesorado- colocó una baldosa orticiana en la costanera paranaense. Se trata de pensarla más que de pisarla. En 2004, el Prof. Roberto Forns-Broggi, del Metropolitan State College of Denver -de EE.UU- publica, en los Anales de Literatura Hispanoamericana, su extraordinario trabajo “El eco-poema de Juan L. Ortiz”, que ha sido muy estimulante y movilizador para nosotros. En este ensayo, el autor plantea la búsqueda de “una gramática del sentido vital, más flexible y abierta” por parte de Juan L. Coincide en parte con el repaso que Nelson Caula hace de la gramática nativa del ánima. Siguiendo la noción de “insurgencia eco-crítica” propuesta por Lawrence Buell, el investigador del Colegio de Denver subraya que en la obra del poeta entrerriano puede apreciarse “una conciencia ecológica radical” y una “postura epistemológica atenta a valores éticos como el cuidado”. El cuidado esencial y el cuidado del hogar común son conceptos fundamentales de la filosofía del brasileño Leonardo Boff que han sido retomados por el Papa Francisco en su Encíclica Laudato Si.

En 1972, el Club de Roma publicó su preocupante Informe sobre los Límites del Crecimiento. La primer crisis del petróleo en 1973 le dio rápidamente la razón. El capitalismo contestó con un violento y largo ajuste neoliberal. El comunismo no le dio la importancia que merecía y terminó estrellándose contra su muro de competitividad positivista, productivista, cientificista y autoritaria en 1989. En 1986 el Riesgo les había dado un cachetazo mortal a los contendientes de la guerra fría en Chernobyl y en el lanzamiento del Challenger. El mundo ha demorado en tomar conciencia ecológica, pero al cumplirse casi el primer cuarto del siglo XXI, las movilizaciones ambientales cobran cada vez más fuerza a nivel global. La ONU plantea una Agenda 2030 de políticas responsables que hagan posible la transición ecológica necesaria para sostener con sensatez nuestro mundo de la vida. El secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, afirma en la Cumbre madrileña de 2019, que “debemos dejar de luchar contra la naturaleza”. Francois Houtart y otros intelectuales y militantes han redactado una Declaración Universal del Bien Común que comienza con la propuesta de reconstruir la simbiosis de los seres humanos con la naturaleza. Estos nuevos derechos son incorporados como intención en la renovación constitucional realizada en Ecuador y Bolivia en los primeros años del siglo XXI. Las luchas populares y la correlación favorable de fuerzas sociales son las que empujan las intenciones hacia la concreción política.

ECOSOFÍA, JUICIO DEL AGUA Y CIVILEGO ORTICIANA

Artículo 1 – Establecer la simbiosis entre la tierra y el género humano,
parte consciente de la naturaleza.
Artículo 2 – Restablecer la armonía entre todos los elementos de la naturaleza.
Artículo 3 – Cuidar la tierra, base de toda vida física, cultural, espiritual.
Artículo 4 – Regenerar la tierra...”
FRANCOIS HOUTART
Proyecto de Declaración Universal del
Bien Común de la Humanidad

...¿Qué río es éste cuya fuente es inconcebible?
¿Qué río es éste
que arrastra mitologías y espadas?
Es inútil que duerma.
Corre en el sueño, en el desierto, en un sótano.
El río me arrebata y soy ese río.
De una materia deleznable fui hecho, de misterioso tiempo.
Acaso el manantial está en mí.
Acaso de mi sombra
surgen, fatales e ilusorios, los días.”
JORGE LUIS BORGES
Heráclito”

Pasa este río, qué pasarero
cuando la luna se cae al cielo
y un velo negro vela este sueño.
Sueño soñado, sueño sediento
de amaneceres que van creciendo
con el espejo manso del río
y mil canoas que va meciendo...”
CARLOS “NEGRO” AGUIRRE
Pasarero”

El Papa Francisco propone el concepto de pecado ecológico. Circulan concepciones como la Hipótesis Gaia, de James Lovelock, y el Antropoceno, de Paul Crutzen -Premio Nobel de Química en el año 2000-. La primer idea piensa a la Madre Tierra como un organismo vivo, con su infinita inteligencia, sus padecimientos y sus reacciones. La segunda carga las tintas sobre la responsabilidad humana y capitalista en el peligroso cambio climático generado inconcientemente desde la Revolución Industrial. El psiquiatra y filósofo francés, Félix Guattari, postula -releyendo a Bateson- una ecosofía. El portugués Boaventura de Sousa Santos -gran animador de los estudios decoloniales- reclama el respeto a una ecología de saberes, basada en la “diversidad epistemológica del mundo” y en “la pluralidad de conocimientos más allá del conocimiento científico” y de las lógicas modernas y eurocentradas.

En 2014, un poema de Juan L. Ortiz - “Ah, mis amigos, habláis de rimas”- aparece en la página inicial del segundo tomo del imprescindible trabajo de los investigadores y militantes del Centro Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO) titulado “Ecología Política Latinoamericana. Pensamiento crítico, diferencia latinoamericana y rearticulación epistémica” sobre los debates y luchas en nuestro subcontinente contra el capitalismo extractivista. En el poema “A la Argentina” -del libro “El Junco y la Corriente”- Ortiz habla proféticamente de “el juicio del agua”. En diciembre de 2019, una movilización extraordinaria y ejemplar del pueblo de Mendoza defiende el agua y la vida contra las especulaciones sucias y las amenazas de la economía política megaminera. ¿Ha comenzado el tiempo-actual de Juan L. y de los peregrinos de una ética de la Tierra? ¿Llega a tiempo la redención política?.

Agmer María Grande propuso en 2011 al Consejo General de Educación de Entre Ríos, a través de la vocalía gremial, que el 11 de Junio -nacimiento de Juan L. Ortiz- sea considerado el Día de la Cultura Entrerriana en todas nuestras escuelas. Formalmente quedó aceptado en el calendario educativo, pero esa fecha necesita jornadas pedagógicas especiales, comprometidas, abiertas y movilizadoras. Hay un mundo nuevo esperando ser leído en los poemas de Juan, como lo llamaban sus seres queridos. Jacques Attali ha dicho en su “Diccionario del Siglo XXI” que “la civilización del futuro no estará hecha de un modelo uniforme como si fuera la fusión de todas las civilizaciones en torno al modelo occidental, individual y laico, ni del repliegue de cada civilización sobre sí misma, sino de un batiburrillo en el que cada uno podrá elegir un sistema de valores asociando a su aire y sin límites los elementos que haya disponibles, tomándolos de la filosofía, la ideología, el sistema político, la cultura, la religión, el arte de las múltiples civilizaciones existentes. África y América Latina, donde ya se amalgaman las culturas locales y la de los colonizadores, serán la vanguardia de la civiLego”. Si esto es cierto, quedan dos caminos para la CiviLego: uno, dentro del sistema económico y político global opresivo y el otro, más allá del mismo, democrático, confederal, comunitario, respetuoso y pluralista. Para nosotros, Juan L. Ortiz prefigura una CiviLego de justicia infinita, situada y solidaria, en sus poemas. Ortiz se formó en la mini-civilego entrerriana del 1900, en la civilego del campo, el pueblo, el árbol, el arroyo y el río que daban una oportunidad de sobrevida a los inmigrantes frente a la barbarie del mundo europeo y ruso de los siglos XIX y XX. Juan L. se inició en la lectura con paisanos como el Dr. Larcho, médico gaucho judío, que “traía la fe a la mañana ausente de algunas pobres almas” y que le permitió saber del dolor “que iba de Domínguez como a otra Yanaia Poliana”, de un pueblo del departamento entrerriano de Villaguay a la tierra del influyente León Tolstoi. ¿Cuán cerca o lejos está nuestra vida cotidiana de la civilego orticiana?.

Ah, mis amigos, habláis de rimas…

Ah, mis amigos, habláis de rimas
y habláis finamente de los crecimientos libres...
en la seda fantástica os dan las hadas de los leños
con sus suplicios de tísicas
sobresaltadas
de alas...

Pero habéis pensado
que el otro cuerpo de la poesía está también allá, en el Junio
    de crecida,
desnudo casi bajo las agujas del cielo?

Qué haríais vosotros, decid, sin ese cuerpo
del que el vuestro, si frágil y si herido, vive desde “la división”,
despedido del “espíritu”, él, que sostiene oscuramente sus
    juegos
con el pan que él amasa y que debe recibir a veces
en un insulto de piedra?
Habéis pensado, mis amigos,
que es una red de sangre la que os salva del vacío,
en el tejido de todos los días, bajo los metales del aire,
de esas manos sin nada al fin como las ramas de Junio,
a no ser una escritura de vidrio?

Oh, yo sé que buscáis desde el principio el secreto de la tierra,
y que os arrojáis al fuego, muchas veces, para encontrar el
    secreto…
Y sé que a veces halláis la melodía más difícil
que duerme en aquellos que mueren de silencio,
corridos por el padre río, ahora, hacia las tiendas del viento…
Pero cuidado, mis amigos, con envolveros en la seda de la
    poesía
igual que en un capullo...
No olvidéis que la poesía,
si la pura sensitiva o la ineludible sensitiva,
es asimismo, o acaso sobre todo, la intemperie sin fin,
cruzada o crucificada, si queréis, por los llamados sin fin
y tendida humildemente, humildemente, para el invento del
    amor…
(JLO, libro “De las Raíces y el Cielo”)

CAMINO AL PARAÍSO. LESA BIODIVERSIDAD

Un estudio de la Universidad de Tel Aviv, Israel, concluyó que
como hacen muchos animales, las plantas también emiten
sonidos si están estresadas. Concretamente, ultrasonidos que
se pueden detectar a varios metros de distancia.
Los investigadores creen que estos sonidos podrían tener
la función de dar información a otras plantas y animales
sobre su estado.”
LUCIANO BALAUDO
Lo que callan las plantas: investigadores descubrieron
que “gritan” cuando sufren”
Info Campo, 26/12/2019

...Este entrerriano universal, autodidacto por excelencia,
se ha nutrido de las más ricas lecturas creadoras asimiladas
con asombrosa lucidez y genialidad. De Lao-Tsé y la Biblia
a Marx, Bergson y Teilhard de Chardin, de los poetas chinos
a los simbolistas belgas, Rimbaud, Mallarmé, Juan Ramón
Jiménez, Rilke, Cummings y Prevert, por citar algunos ejemplos,
ha elaborado un sincretismo de ideas y de arte a través del
filtro experiencial de la vida y de la acendrada fidelidad
consigo mismo...”
EDELWEIS SERRA
El cosmos de la palabra. Mensaje poético
y estilo de Juan L. Ortiz”

...Siempre el acuerdo, amigo, siempre la lucha por el acuerdo.
¿No hay héroes y no hay mártires, aquí y allá,
para que la criatura se acuerde profundamente
con las otras criaturas
sobre las bases de las sencillas y sagradas gracias
que se dan y se crean?...”
JUAN L. ORTIZ
Siempre el acuerdo...”, en
El Aire Conmovido”

En las páginas finales de la Carta Laudato Si, el Papa Francisco dice “el universo se desarrolla en Dios, que lo llena todo. Entonces hay mística en una hoja, en un camino, en el rocío, en el rostro del pobre” y escribe, debajo como nota aclaratoria al pié una cita de Ali Al-Kawwas, maestro espiritual del sufismo islámico -del siglo XIX- recuperado por Eva de Vitray-Meyerovitch en una antología francesa de esa corriente espiritual. Decía Al-Kawwas: “no hace falta criticar prejuiciosamente a los que buscan el éxtasis en la música o en la poesía. Hay un secreto sutil en cada uno de los movimientos y sonidos de este mundo. Los iniciados llegan a captar lo que dicen el viento que sopla, los árboles que se doblan, el agua que corre, las moscas que zumban, las puertas que crujen, el canto de los pájaros, el sonido de las cuerdas o las flautas, el suspiro de los enfermos, el gemido de los afligidos...”. Juan L. Ortiz fue uno de estos iniciados.

Una alianza entre especies, una alianza del amor y del respeto interespecies -como piensa Donna Haraway- debe ser el fundamento ético y espiritual de la futura civilización de la tierra. El amor de Juan L. por los animales fue grande. Ahí están los conmovedores poemas a su perro Prestes -el nombre recuerda al luchador brasileño Luis Carlos Prestes, no a Julio Prestes, no confundirse-, a la perra Diana, al zorzal que llama a los montes, a la niña y el gatito, y las prosas tristes y empáticas sobre ese fox-terrier ciego que “hace veinte años que me mira”, sobre el otro perrito, el que encontró con sarna en un camino, y que reflejaba toda la tristeza del mundo, y sobre el pájaro que miraba y que sintió morir dentro suyo en el marco de una cacería vulgar y tonta organizada por los amigos del pueblo.

Levinas escribió sobre aquel perro que alegraba a los prisioneros en el campo de concentración nazi y que los hacía sentir humanos. Consolando a un niño afligido por la muerte de su mascota en 2014, El Papa argentino dijo “un día veremos de nuevo a nuestros animales en la eternidad de Cristo. El paraíso está abierto a todas las criaturas de Dios”. Ortiz sufre doblemente con el gurí pobre que ofrece en venta su perrito por unos centavos y tiene una gomera en su casa frente al Parque Urquiza, pero para avisarles a los pajaritos cuando vienen a atacarlos con crueldad gratuita e imbécil. Los buenos entrerrianos somos amigos de las aves, “pero sin jaula señor” como ha escrito Néstor Cuestas. En Entre Ríos, matar un pájaro debería ser considerado un delito de lesa humanidad o mejor dicho, de lesa biodiversidad.

A Prestes (mi galgo)

Has muerto, silencioso amigo mío, has muerto...
¿En qué prados profundos te hundiste para siempre cuando llovía oscuramente?
- Marzo, anoche, apagaba la sed larga...

Tu cabeza, tras el último suspiro, quedó más fina aún en la línea final.
Y era como si corrieras acostado un no sé qué fantástico que huía, huía...

Silencioso amigo mío, viejo amigo mío, has muerto...
Cuántos minutos claros, cuántos momentos eternos, contigo,
compañero de mis mañanas cerca del agua, de mis atardeceres flotantes...
en el dulce calor, en el viento de las hierbas, en los filos del frío,
en la luz que se despide como un infinito espíritu ya herido...

Silencioso amigo mío, viejo amigo mío, cómo nos entendíamos...
Esta tarde hubiéramos salido a mirar los oros transparentes, casi íntimos...
¿Qué veías allá, sobre las islas, cuando enhestabas las orejas?
¿Y te tocaba el blanco alado de la vela lejana?
Oh, los perfumes de las gramillas y de la tierra, qué ríos de éxtasis!
Y tu tensión cuando algo corría abajo...
Duro de mí, estúpido de mí, que te contenía sobre las traseras patas sólo,
vibrante en tu erguida esbeltez posada apenas...

Silencioso amigo mío, viejo amigo mío, compañero de mi labor...
Echado a mi lado, las horas lentas, alzabas de repente tus ojos largos,
ay, llenos de signos sutilísimos, y a veces,
una tenue luz que venía no se sabe de dónde humedecía su melancolía sesgada...
¿En qué secretas honduras sentías entonces mi mirada?

(Qué distraídos somos, qué torpes somos para las humildes almas que nos buscan
desde su olvido y quieren como asirse de una chispa, siquiera ínfima, de amor...)
Se hubiera dicho que emergías dulcemente de un seno desconocido
y que una serenidad ligera te ganaba así un extraño mundo seguro...
El noble hocico, luego, se aguzaba todavía más entre los delgados remos, contra el suelo,
en esa actitud de los cuadros antiguos, de un triste husmeo extático...

(...) De mirar tu estampa se sabía que tu sangre venía de lejos, de muy lejos,
no del rubio país sino de los desiertos arábigos, por tu finura barcina.
Perfecto de gracilidad y fuerza, tus menores gestos decían
de una añejísima nobleza ganada sobre las arenas tras las gacelas de luz.
Todo en ti se concertaba como en un poema para un vuelo rasante de flecha,
y eras tensión ceñida o libre igual también que en un poema....
Tu infancia fue feliz de saltos y juegos con el Dardo, tu amigo,
el lebrel aquel de Italia muerto trágicamente en una lucha desigual,
y no había cañadas anchas ni árboles juntos para la casi alada geometría de tus vértigos,
ni había corriente poderosa para tu pecho afilado y tu flexible gracia serpentina...

Cerca del río inmóvil, allá, empezamos a querernos en los silencios pálidos
llorados por los sauces medrosos o subrayados frágilmente por los plátanos...
Sobre los caminos, medio idos ya, tu marcha, a mi lado, era leve, de fantasma...
Y acaso tú también recogías lo que decían los follajes entre las flores de arriba y abajo que nacían...
El idílico sol de la ribera nos encontraba siempre puntuales, junto a las primeras cañas de pesca,
y el arrabal de la costa cuando la brisa última lo ajaba, ¿era sólo de sueño?
Oh, las figuras hieráticas de los pobres portoncitos de ramas
y los chicos mudos, espectrales, atravesando el baldío hacia el rancho de la orilla...
tu juventud fue luego de anchas pistas, de los grandes potreros con cardos de Carbó...
En la mañana iluminada de cardos caminábamos esquivando las espinas,
-una culebrilla, de repente, irisaba su rápida cinta a nuestros pies-
tú más cuidadoso y desconfiado que yo, levantando delicadamente las patas,
pero algo saltaba cerca y el alambrado entero sonaba como un arpa,
cuando no lo sobrevolabas y eras todo vueltas breves, increíblemente elásticas...
-Celebraba, mi amigo, que la liebre, al fin, no fuera tuya...

Larga fue tu enfermedad y tu latido profundo se hizo delgado, casi una queja ya...
Oh, esta queja, oh, tu llamado débil, cuando sentías acaso que la sombra venía
y requerías a tu lado las familiares presencias queridas...
Duro de mí, estúpido de mí, que a veces no prestaba suficiente atención a tu llamado
ni lo entendía en su miedo de la rondante noche absoluta, de la marea definitiva,
miedo de hundirte solo, sin la luz del aura amada junto a la ola fatal,
tú, el de la adhesión plena, el de la estilizada cabecita beata sobre la falda, sentados a la mesa
o leyendo yo sin haberte mullido el sueño fiel al lado de la silla...

Ay, oigo todavía tu llamado, tu llanto débil, impotente, de una imploración seguida...
Las voces no estaban lejos pero las querías alrededor de ti contra el silencio que llegaba...

Ay, oigo todavía tu llamado, tu súplica latida como desde una medrosa pesadilla,
mientras mi corazón lo mismo que tus flancos, sangra, sangra,
y Marzo, entre las cañas, sigue lloviendo sobre ti...

(JLO, libro “La Brisa Profunda”)

LA NIÑA Y EL GATITO. ¿QUIÉN ES ESA NIÑA?

...La niña miró, azoradamente, el gatito
y luego a mí
cuando, acaso, el ronquido
la invitara en una suerte, ahora, de arrullo,
al infinito de los números, y entonces el espíritu
aquel a que apelamos, con un modo, por qué, no?
de corazón tras el oído
de ángel...”
JUAN L. ORTIZ
La niña...”, en
Poesía Inédita”

Qué pequeña eres brizna de hierba.
Sí, pero tengo toda la Tierra
a mis pies”
RABINDRANATAH TAGORE

La mano que pide, que clama,
es como una raíz invertida”
JUAN L. ORTIZ, en
PACO URONDO
Una sabiduría de intemperie”

...Pero el poeta ya duerme el sueño de los justos,
y al despertar se reencontrará con su perro Prestes,
sus gatos y sus jacarandaes; entonces podrán
proseguir aquella conversación que parecía
interminable sobre el “aura” del paisaje...”
IRIS ESTELA LONGO
El grillo en el alba”

La humanidad llora, a comienzos de 2020, viendo morir a los koalas y a millones de animales en Australia. El ecocidio bajo las llamas enciende la luz roja sobre el cambio climático y el capitaloceno que lo poduce. Hay un debate cultural detrás del desprecio biopolítico y la catástrofe ambiental. Asombrando a sus visitas, Juan L. Ortiz -cuenta Sergio Gasparín en la Revista Xul- “aventaba los mosquitos en su apogeo espantándolos con leves movimientos o bien soplándolos para no dañarlos, práctica asidua -según decía- entre los monjes budistas. Igual tratamiento respetuoso dispensaba a todo bicho que se le aquerenciara, fuera gato, pájaro o insecto. De ahí que en la casa no prosperara el consumo de venenos o pesticidas, pues conspiraban contra la vida de nuestros “compañeros de planeta”. Respecto a las hormigas del jardín, había aprendido de Horacio Quiroga a “distraerlas” ofreciéndoles cáscaras de naranja, pues las preferían a las rosas. Para cada caso, una solución”. La humanidad y el planeta estarían mejor si fuéramos un poco más cuidadosos y más conscientes.

“Rilke observó -le dijo el poeta a Alicia Dujovne Ortiz mientras miraban jugar al galgo con unos gatos- que el juego de los animales es una de las cosas más emocionantes -sonrió Juanele-. Y Rafael Barrett, ese gran escritor sobre el que alguna vez habrá que hacer un estudio, escribió que el perro nos ayuda a salvar el abismo de la comunicación humana, y el gato nos comunica con las estrellas. Sí, con las estrellas, y de ahí el éxtasis que los sobrecoge a los gatos de noche, paraditos sobre un muro”. Con esa filosofía, Juan L. Ortiz le comentaba a Mario Alarcón Muñiz los poemas que le había inspirado su nieta, Claudia, hacia 1975. “Uno, recuerdo, está referido a...yo recogí -va explicando Juan L- unas flores del parque... la noche anterior había llovido y estaba lleno de flores silvestres, estaba todo constelado de flores, lindísimo. Entonces yo junté muchas de ellas e hice un ramo y le dije: tenga este ramo y lléveselo a su abuelita. Muy bien, ella lo aceptó, pero después, ¿saben lo que hizo esta niña? : Este...desarregló el ramo, separó todos los tallitos y los colocó donde estaban antes, ¿entiende?, es decir las restituyó a su lugar. Es decir, ella me dio una lección porque las reintegró a la tierra de donde yo las había arrancado....Otra vez, yo tenía un gatito negro y ella era la primera vez que sentía roncar a los gatos. Como era muy manso, se lo acerqué a ella y él empezó a roncar. Y ella sintió una cosa extraña, lo vi en sus ojos, como...este...el rumor de algo que sería el gato, pero que iba más allá del animal. Ya se sabe que el gato está entre el cielo y la tierra. Más entre las estrellas,...Entonces yo le acerqué y sintió ese ronquido y ella cambió la expresión, con una emoción extraña, como si hubiera sentido el rumor, ¿sabe?, de las esferas, del cosmos. Yo reproduje la expresión suya, de palidez, casi de pavor cósmico, ¿sabe?, porque no decían otra cosa sus ojos”.

Ortiz tuvo una formación fuerte en el simbolismo poético. No podemos dejar de pensar quién puede ser hoy, simbólicamente, esa nieta histórica de Juan L. Nos parece que esa descendiente es Greta Thunberg y con ella, todas las, les y los Gretas que antes de ella y hoy junto y más allá de ella pelean digna y valientemente por una política global responsable que evite la catástrofe climática y ecológica. Greta y todas las y les Gretas se nos representan como la, los y les nietos políticos y poéticos de Juan L. Ortiz. Edgar Bayley resumió con una poesía dedicada al escritor de “El Angel Inclinado” esta conexión histórica que estamos pensando. En la Revista Poesía y Poética -Nro 18, Otoño de 1995-, de la Universidad Iberoamericana de México, el escritor argentino pensó estas líneas maravillosas para el poeta entrerriano:

DESCENSO Y ASCENSO DE JUANELE EN SU MUNDO DE INTEMPERIE


juanele viaja desciende sube se pierde reaparece

y en su mundo de intemperie de párpados y viento

como nadie conoce el rocío más frágil

el camino de luz que lleva al corazón del aire


juanele

río

colina

cristal

amanecer

cinta de sueño



las niñas del río lo conducen

a la hora del don y la cambiante gracia

más allá del cuidado angustioso

de lo anónimo que deslíe las noches y los días



en un fuego cereal que casi flota

las niñas del río lo conducen

a recoger para los hombres la rama iluminada



y al regresar de su país ardido

nos trae un nuevo nacimiento

guiños de eternidad

ojos de alga

juncos de vigilia

ecos del mercurio

ha ido sí y ha vuelto con la virgen del aire

ha llegado más lejos que su río

que las sombras y los pájaros

más lejos que la flor o la palabra vana

ha ido sí y ha vuelto

por las vías de la noche

por el aire y la hierba

por el no sin límites

y la pupila y el filo irreversible



ha ido sí y ha vuelto

por una voz

por una crepitante aurora

por una orilla

donde crece la espera

el día que vendrá



bajo el sol de la isla entreabierta amanecida

se extiende un llamado a la distancia

un dios sonríe con un fruto se abre

una siesta aguarda las redes de la sangre

la unión final de la vigilia y la sombra

de los cuerpos tatuados

sumergidos en la boca del día

ha ido sí y ha vuelto

testigo al fin insospechable

de un minuto de plata

de un país presente y entrañado



por Nogoyá Concordia Gualeguay

por Colón San José Federación

por Villaguay el Paraná y el Uruguay

ha marchado en sueños

en un baile de ceniza

atravesando edades

victorias y puentes de madera

para alzar de la oscura palabra

la red de sangre que nos salva del vacío



juanele viaja desciende sube se pierde reaparece

en su mundo de intemperie de párpados y viento

y con su niña de aire

con el amor que huye y que regresa

quiere unir la vida de todos de cualquiera

más allá de varas de cotos y cercados

más allá del aullido y los suplicios



ha ido y ha vuelto

testigo del alba y de la estrella

del galgo azul y la savia verdadera

con él iremos a cambiar el mundo

en términos de ala de libertad de hambre

con él rescataremos de la sombra el desprecio

la fluvial cabellera y la colina

la piedra solitaria y las heridas

con él iremos al extremo del cielo

para ganar la tierra

y apurar el paso



con él iremos al filo de este día

para que el ángel habite el suelo cotidiano

y los hombres reinventen el saludo

la devoción del ojo y de la mano

de la puerta cerrada el sueño y la esperanza



juanele viaja desciende sube se pierde reaparece

en su mundo de intemperie de párpados y viento.


Greta Thunberg y Bruno Rodríguez, con
Guterres, Secretario General de la ONU


LA FUERZA POÉTICA DE LAS AVES SIN JAULA

Señor,
esta mañana tengo
los párpados frescos como hojas,
las pupilas tan limpias como agua,
un cristal en la voz como de pájaro,
la piel toda mojada de rocio,
y en las venas,
en vez de sangre,
una dulce corriente vegetal.

Señor,
esta mañana tengo
los párpados iguales que hojas nuevas,
y temblorosa de oros,
abierta y pura como el cielo el alma.
JUAN L. ORTIZ
Señor...”, en
El Agua y la Noche”

...¿Y adónde irán los versos increados cuando se muere
quien puede otorgarles vida?...”
IRIS ESTELA LONGO
El grillo en el alba”

...Pero el entrerriano
lo miró en silencio
besando las alas
soltó al cardenal...”
HORACIO “CHINO” MARTÍNEZ
El entrerriano de los pájaros”

Que te atraviese un río, gurí”
Cartel en el Centro Cultural de
Oro Verde, Entre Ríos

Para el filósofo y militante italiano, Franco “Bifo” Berardi, la poesía es la fuerza para cambiar el mundo en la era del capitalismo posmoderno. La poesía en sentido amplio, más que literario, es decir una idea poética basada en la dimensión erótica del lenguaje. Sólo la reactivación de la dimensión erótica del lenguaje y del cuerpo lingüístico, el cuerpo social, sólo estas reactivaciones pueden darnos una nueva percepción de libertad frente a la máquina financiera”. En esta batalla, “la poesía, por otro lado, tiene un poder transformador: “reabre lo indefinido”. En lugar de una funcionalidad simple, la poesía crea nuevos errores, provocando contradicciones deslumbrantes, ilustrativas e inquietantes, que expanden lo que significa ser humano. Mientras que el código opera con una lógica de intercambio directo (por ejemplo, la secuencia en HTML se intercambia directamente con una fuente en cursiva), la poesía “es el lenguaje de la no-intercambiabilidad”...”

En noviembre de 2019, leímos la noticia que alumnos y docentes de la escuela secundaria Nro 18 de Aldea Spatzenkutter -pueblo entrerriano fundado por alemanes inmigrantes del Volga a fines del siglo XIX- desarrollan una campaña para que se proteja como espacio de preservación natural el tajamar de los Suksdorf. El nombre de la escuela que impulsa el proyecto es Juan L. Ortiz. El poeta escribió en “No podéis, no, prestar atención” -libro “El Angel Inclinado”- sobre la prueba de alas que deben tener nuestros espíritus. Alas sujetadas por el análisis crítico y solidario con los sufren “para que los vuelos futuros sean más altos”. En el mismo 2019, el francés Gilles Lipovetsky -repasando a Paul Valery con la idea de reintroducir algo de exigencia en el sistema educativo sin perder las conquistas democráticas- dijo “hay que ser ligero como el ave y no como la pluma”. La pluma vuela de un lado a otro, el pájaro sabe a dónde quiere ir, la pluma no”. Hermosa y oportuna metáfora para pensar nuestras prácticas pedagógicas y las políticas educativas, leyendo a Juan L. Ortiz.

En Octubre de 2018 -un Octubre que tal vez Ortiz no esperaba- la Revista Análisis de Paraná publica una serie de poemas que gurises de 4to, 5to y 6to grado la Escuela Nina Bartolomé Mitre de la capital entrerriana elaboraron junto a sus docentes en el Taller de Acompañamiento a la Lengua, inspirados en lectura del autor de “La Mano Infinita”. Tamara Barreto escribió:

Señor
Esta mañana tengo
los pies con ganas
de ir a la costaneradel Paraná.
Pasa por al lado mío
el pez dorado.
Recorro el pasto
buscando tucuras
y me tiro
al agua.

Thiago Machado, por su parte, pensó:

Señor
Esta mañana tengo mis
piernas
para jugar al fútbol
los párpados frescos
como la cancha
las pupilas tan limpias
los brazos como los arcos
Un cristal en la voz y
como alma
la camiseta de Boca
La piel toda de Boca Juniors.

Y Morena Netto:

Las voces eran
mis pequeñas miradas.

Y Narella Pereyra:

Poemitas
Somos un río
que tal vez piensa
día y noche.

Ligeros y decididos como las aves, sin jaulas. La mejor poesía tiene que ser, a pesar de todo, la que está por venir (6).-


Prof. Mauricio Castaldo
María Grande, Entre Ríos
Enero 2020
mauriciocastaldo@gmail.com
Secretario de Formación de
Agmer María Grande
Integrante de la Junta Abya Yala
por los Pueblos Libres



Marilyn Contardi 
Homenaje a Juan L. Ortiz
Video



NOTAS:

(1) CARLOS MASTRONARDI, “Juan L. Ortiz y su poesía”, El Diario de Paraná, 6/11/1933, reproducida en LA “Obra Completa” de MASTRONARDI, Edición a cargo de Claudia Rosa, Santa Fe, UNL, Tomo 2, p. 423. Para la biografía del poeta, seguimos la “Cronologogía” de ROBERTO CIGNONI en la Revista XUL, Nro 12, “Los poemas perdidos de Juan L.Ortiz”, BsAs, Tres Haches, 1997, pp. 49-53. La frase astronómica de Saer en JUAN JOSÉ SAER, “Sobre Juan L. Ortiz”, Revista “Poesía y Poética” Nro 18, Primavera de 1995, Universidad Iberoamericana de México, pp. 55-63, versión digital en https://bibliotecavirtual.unl.edu.ar:8443/handle/11185/2890. La “cursilería folklórica”, cuestionada por Ortiz -en adelante, JLO- en “Paraná Etéreo”, El Diario de Paraná, 23/6/1945, en “Obra Completa” -en adelante, OC-, coordinada por SERGIO DELGADO, Santa Fe, UNL, 2005, 2da Edición, pp.1020-1021. De esta Obra Completa tomamos todos los poemas de Ortiz. Un extracto del trabajo de Oscar del Barco sobre nuestro poeta, “Juan L. Ortiz, poesía y ética”, Córdoba, Alción, 1996, en http://www.autoresdeconcordia.com.ar/articulos.php?idArticulo=512. El poema “El doctor Larcho” de el libro “El Junco y la Corriente” en OC, pp.614-615 y la relación de JLO con Yarcho en EISE OSMAN, “Testimonios Entrerrianos”, Revista XUL, ob.cit, p.43. La experiencia de JLO con los gurises en XUL, p.37. Las reflexiones de JORGE SANTIAGO PEREDNIK, “Juanele y Ortiz”, en XUL, pp. 58-65. Las lecturas de “El Capital” son consignadas por EMMA BARRANDEGUY en XUL, p.42. Para la relación de JLO con el PC, ver AGUSTIN ALZARI, “La poesía social de Juan L. Ortiz”, Tesis de Doctorado en la UNLP, Julio de 2016 http://sedici.unlp.edu.ar/handle/10915/54001 y sobre las disputas por la Biblioteca en Gualeguay, A.ALZARI, “La Internacional Entrerriana”, Editorial Municipal de Rosario, 2014. El poema “Gualeguay” de “La Brisa Profunda”, en OC, p.455, y “El Gualeguay” en OC, pp. 661-748. “Soy un gran mentiroso”, el hermoso documental sobre Fellini, puede verse en Qubit tv. Las tesis de Toni Negri, en https://www.nodo50.org/pretextos/toninegri.html. Las consideraciones del Pepe Mujica sobre la sobriedad en https://www.youtube.com/watch?v=5sp6AXUV_6Y. Los dibujos encontrados de JLO, comentados en DANIEL GIGENA, “Encuentran dibujos desconocidos de Juan L. Ortiz, el "poeta argentino más grande del siglo XX", BsAs, La Nación, 24/6/2019 https://www.lanacion.com.ar/cultura/encuentran-dibujos-desconocidos-juan-l-ortiz-poeta-nid2259831. La idea revolucionaria de Jean Cassou, explicada por MARÍA TERESA GRAMUGLIO, “Las prosas del poeta”, en OC, p. 993. La idea orticiana de la poesía en los niños y en todos, en la “Cronologogía” de XUL, p.51. Sobre el lenguaje poético de JLO, ver DANIEL HELDER, “Un léxico, un sistema, una clave”, OC, pp.127-144. El trabajo de la Prof. Serra: EDELWEIS SERRA, “El cosmos de la palabra. Mensaje poético y estilo de Juan L. Ortiz”, BsAs, Noé, 1976. Las terminaciones femeninas de JLO son subrayadas por HUGO GOLA, “El reino de la poesía”, OC, p.109. La idea de ALAIN BADIOU en su “San Pablo, la fundación del universalismo”, Barcelona, Anthropos-Rubí, 1999, p.XIX. La bella síntesis saeriana en JUAN JOSÉ SAER, “Juan”, OC, p. 13.

(2) MARIO TREJO, “Juan L. Ortiz, mordido por la palabra tigre” en “Poesía y Poética”, ob.cit, pp.103-104. JLO y el zen, en TANIA FAVELA BUSTILLO, “La armonía del devenir: zen y poesía en Juan L. Ortiz”, Revista Acta Poética, vol.35, no.2, Universidad Iberoamericana de México, jul./dic. 2014 http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0185-30822014000200003. Sobre HAN, “Byung-Chul Han y el budismo zen como arma anticapitalista”, nota de PATRICIO CORONA para La Tercera de Chile, 26/7/2019 https://culto.latercera.com/2019/07/26/byung-chul-han-filosofia-del-budismo-zen/. Una excelente y muy clara introducción a los libros de HAN por parte de CLAUDIO ALVAREZ TERÁN, por ej. con “El Aroma del Tiempohttps://www.youtube.com/watch?v=0G7qLS-AUAc. Los aportes de Haraway, en BEATRIZ GARCÍA, “Los mundos posibles de Donna Harawya: Así es como la ciencia ficción feminista puede ayudar a salvar nuestro planeta”, The Objective, 19/12/2019 https://theobjective.com/further/donna-haraway-seguir-con-el-problema/. Los poemas “jedi” de Ortiz contra las “fuerzas oscuras” en OC, p.281 y “Gualeguay”, OC p.470. Las anécdotas sobre las boquillas y las anfetaminas de JLO en HUGO GOLA, “...Aisladamente nada existe...”, Paraná, E.Ríos, Ediciones El Aquelarre – Revista El Colectivo, 2008. En este texto de Gola hay una historia imperdible de SAER quien le lee a Borges un poema de Ortiz sin decirle el autor, logrando que el escritor de BsAs diga “muy bueno”, para hacer silencio luego de escuchar el nombre de Juan L.Ortiz. Sobre su enfermedad y su delirio creativo, JLO le habla a FRANCISCO “PACO” URONDO en “Una sabiduría de intemperie”, entrevista que forma parte del imprescindible libro de Conversaciones con Juan L. Ortiz “Una poesía del futuro” -en adelante UPF-, compilado por Osvaldo Aguirre, BsAs, Mansalva, 2008, p.41. El texto de GREGORY BATESON, “Los hombres somos hierba”, en http://truenasmoroi.blogspot.com/2011/06/los-hombres-son-hierba-gregory-bateson.html. La entrevista de MARIO ALARCÓN MUÑIZ a JLO en http://www.autoresdeconcordia.com.ar/articulos.php?idArticulo=1054. La referencia de JLO a Blaise Pascal en “Saludo a Francia”, OC, p. 350. Para profundizar sobre el mismo filósofo francés, el estudio clásico de ROMANO GUARDINI, “Pascal o el drama de la conciencia cristiana”, BsAs, Emecé, 1955. La otredad y nosotros, en EMMANUEL LEVINAS, “Totalidad e Infinito”, Introducción excelente de DANIEL GUILLOT, Salamanca, Sígueme, 2002. De casi toda la bibliografía que citamos existen versiones digitales. Una introducción a la otredad levinasiana por DARÍO SZTAJNSZRAJBER, en https://www.youtube.com/watch?v=-OomoXKZU9U. La esperanza orticiana, en JULIO CÉSAR PEDRAZZOLI, “Ortiz, Juan Laurentino”, Enciclopedia de Entre Ríos, Sección Literatura, Tomo VI, Paraná, Arocena Editores, 1979, p. 131. El Prof. Pedrazzoli fue rector organizador de la Escuela de Comercio, nocturna para adultos, en la ciudad entrerriana de María Grande. Cerca de la felicidad, ALAIN BADIOU, en “Lo finito y lo infinito”, BsAs, Capital Intelectual, 2016. El dato del árbol plantado por el poeta en el Parque Urquiza y otros datos biográficos y familiares, en TIRSO FIOROTTO, “A 34 años de la desaparición física de Juan Laurentino Ortiz: la vida y su obra”, Nota del diario UNO en el Archivo de El Once Digital, Paraná, 2/9/2012 https://www.elonce.com/secciones/sociedad/275638-a-34-anos-de-la-desaparicion-fisica-de-juan-laurentino-ortiz-la-vida-y-su-obra.htm.La diferencia entre individuo y persona según JLO, en JUANA BIGNOZZI, “La poesía que circula y está como el aire”, UPF, p. 34. Las coincidencias y diferencias de Dussel con Levinas, en ENRIQUE DUSSEL, “Liberación Latinoamericana y Emmanuel Levinas”, BsAs, Bonum, 1975 https://enriquedussel.com/txt/Textos_Libros/25.Liberacion_latinoamericana_y_E.Levinas.pdf y los debates de Dussel con grandes filósofos occidentales, en ENRIQUE DUSSEL, “Apel, Ricoeur, Rorty y la Filosofía de Liberación”, Universidad de Guadalajara, 1993, Archivo Clacso: http://biblioteca.clacso.edu.ar/clacso/otros/20111218052727/APEL.pdf. Las diferencias epistemológicas de Ortiz con Borges, en “Juan L. Ortiz: la vida debe ser una respuesta”, reportaje de JORGE CONTI y HUGO GOLA para la Revista Crisis, Nro 6, BsAs, Octubre 1973, pp. 36-44. La idea de PAUL RICOEUR sobre la vida buena en su libro “Si mismo como otro”, Madrid, Siglo XXI Editores, 1996, p. 176. La libertad levinasiana, en su “Totalidad e Infinito”, ob.cit., p.59.

(3) La profunda concepción orticiana de “Angel”, en JUANA BIGNOZZI, UPF, pp. 24-25. Las tesis de Walter Benjamin y todo el brillante y movilizador trabajo de Lowy, en MICHAEL LOWY, “Walter Benjamin. Aviso de Incendio”, BsAs, Fondo de Cultura Económica, 2002 https://proletarios.org/books/Lowy_Benjamin-Aviso_de_incendio.pdf . La palabra, en los pueblos antiguos y en la cultura hebrea según JLO, en JORGE CONTI, “El silencio de un poeta grande”, UPF, p. 63. Una introducción al concepto de sociedad de riesgo de Ulrich Beck, en ANA MARÍA VARA, “El pensador de la sociedad de riesgo”, BsAs, La Nación, 9/1/2015 https://www.lanacion.com.ar/cultura/el-pensador-de-la-sociedad-de-riesgo-nid1758486. El reclamo de una nueva Historia por parte del poeta, en OC, p. 1056. Ortiz-tigre en el texto ya citado de TREJO.

(4) La espiritualidad política de JLO, en EVAR ORTIZ, Testimonios en Revista XUL, pp.41-42. La discusión de Julio Irazusta con Alberdi en nuestro trabajo “Combates por la Historia, la Cultura y la Justicia”, Febrero 2019 http://actividadentrerios.blogspot.com/2019/02/combates-por-la-historia-la-cultura-y.html. La anécdota con el arzobispo, en SERGIO GASPARÍN, XUL, pp. 46-48. La dialéctica en sentido plural según JLO en el citado reportaje de CONTI y GOLA para Crisis. El poema al artillero soviético titulado “Leningrado” de “El Junco y la Corriente”, en OC, p. 577. El canto de los obreros rusos en el testimonio citado de EVAR ORTIZ. Los errores del marxismo lamentados por JLO en “Un militante”, OC, pp. 1004-1006. Sobre el sauce chino de Michaux, OC, p. 578 y p. 915. La anécdota de JUAN JOSÉ MANAUTA en XUL, p. 45. El trabajo de ROBERT KURZ, “Las lecturas de Marx en el Siglo XXI”, en Rebelión, 29/6/2002 https://www.rebelion.org/hemeroteca/izquierda/kurz290602.htm. El Tercer Manuscrito de Marx en los Grundrisse: https://www.marxists.org/espanol/m-e/1840s/manuscritos/man3.htm. El comunismo franciscano de MICHAEL HARDT y ANTONIO NEGRI, en “Imperio”, BsAs, Paidós, 2002, p. 357 https://construcciondeidentidades.files.wordpress.com/2014/09/negri-antonio-imperio.pdf. La prudente reflexión de BERLINGUER, en “La austeridad (1977). Un texto pionero y visionario de Enrico Berlinguer. Opiniones”, Blog El Viejo Topo, 17/6/2014 http://blogdelviejotopo.blogspot.com/2014/06/la-austeridad-1977-un-texto-pionero-y_17.html. La nueva política del Vaticano, en FELIPE HERRERA-ESPALIAT, “El Papa valora el poder de transformación social de los Movimientos Populares”, 19/8/2019 https://www.vaticannews.va/es/papa/news/2019-08/papa-francisco-movimientos-populares-libro-america-latina.html. La Encíclica Laudato Si, en http://www.vatican.va/content/francesco/es/encyclicals/documents/papa-francesco_20150524_enciclica-laudato-si.html. Una introducción a Laclau por ALEJANDRO PÉREZ, “Los significantes flotantes y la construcción de hegemonías”, en https://psicologiaymente.com/social/significantes-flotantes-construccion-hegemonias, y un aporte sobre la línea del politólogo argentino por Pablo Iglesias -vicepresidente del Estado Español en 2020- en https://www.youtube.com/watch?v=yd4n1x0PrOs. La visión política de Altvater, “El socialismo del siglo XXI sólo puede ser plural”, en Sin Permiso, 4/5/2018 http://www.sinpermiso.info/textos/elmar-altvater-1938-2018-el-socialismo-del-siglo-xxi-solo-puede-ser-plural. El Confederalismo Democrático de Öcalan, en http://www.freeocalan.org/wp-content/uploads/2012/09/Confederalismo-Democr%C3%A1tico.pdf. La dialéctica de García Linera, en http://biblioteca.clacso.edu.ar/ar/libros/coedicion/garcial/. Una introducción a GORZ, en http://www.rebelion.org/docs/133236.pdf y el "4 en 1" de Haug en ULRICH BRAND, "No podemos salvar el planeta si no pensamos la emancipación social", Reportaje de Verónica Gago y Diego Sztulwark para Página 12, BsAs, 23/4/2012, en https://www.pagina12.com.ar/diario/dialogos/21-192462-2012-04-23.html

(5) Las referencias de JLO a Radin y a Vossler, en UPF, p. 51 -reportaje de Zelarayán- y p. 66 -entrevista de CONTI-. Los desafíos de nuestra conciencia, en la nota de Conti y Gola en Crisis. La gramática del ánima de NELSON CAULA, en su “Artigas Ñemoñaré”, Montevideo, Ediciones B. Agradecemos a nuestro compañero Hugo Rodríguez de Paysandú, la copia de este valioso material. El libro de Meliá, “El guaraní, experiencia religiosa”, Asunción, Ceaduc-Cepag, 1991 https://www.academia.edu/36831691/El_Experiencia_Religiosa_Guarani_Bartomeu_Melia.PDF. “Lo abierto” de GIORGIO AGAMBEN, BsAs, Adriana Hidalgo, 2006. “Pasos hacia una ecología de la mente”, de BATESON en https://pedropeixotoferreira.files.wordpress.com/2014/03/bateson-gregory-passos-hacia-una-ecologia-de-la-mente.pdf. La concepción abierta de lo sagrado de este epistemológo, en GREGORY y MARY CATHERINE BATESON, “El Temor de los Angeles”, Barcelona, Gedisa, 1994, p.16. La tesis de Karl Jaspers sobre un tiempo-eje - “achsenzeit”-, que se gesta entre los siglos VI y V aC y que refiere al momento histórico en que los seres humanos comienzan a pensar en sus límites, su lugar en el cosmos y su salvación espiritual, la encontramos ampliada por ENRIQUE DUSSEL en “1492. El encubrimiento del Otro. Hacia el origen del mito de la Modernidad”, Planeta Plutón, 2015, p.90. Sobre Artigas, Moreno y Ramírez, OC pp. 978-980. Don Tomás de Rocamora, en “El Gualeguay”, OC pp. 683-684. El jardín pendiente de este Comandante colonial, en OC p. 580. El Juzgado de Montes de Rocamora, repasado por Alarcón Muñiz y Fiorotto en una nota de este último homenajeando a Mario en el Diario Uno de Paraná. Véase “A un mes de la muerte de Mario Alarcón Muñiz”, 23/11/2019 https://www.unoentrerios.com.ar/a-un-click/a-un-mes-la-muerte-mario-alarcon-muniz-n2544888.html. Las diferencias espirituales entre los pueblos según AMANCIO GONZÁLEZ PAZ, “El misionero de la nacionalidad”, en “El Hogar de los Argentinos”, Libro de Lectura para el 5to grado, Rosario, Apis, 1957, pp. 239-242. Este tesoro personal y familiar pertenecía a Olga Josefik, nuestra madre. La interpelante reflexión de López y Planes recuperada por Rodolfo y Julio Irazusta la trabajamos en el cap.4 de nuestros Apuntes para una Historia del Mundo Entrerriano que titulamos “Lo esencial es invisible a los ojos de la mala política” y publicamos en internet en mayo de 2018 http://actividadentrerios.blogspot.com/2018/05/lo-esencial-es-invisible-los-ojos-de-la.html. Los planteos de Habermas repasados con absoluta claridad por SANTIAGO ARMANDO junto a SCALERANDI, en “Filosofía Siglo XXI para principiantes”, BsAs, Era Naciente, p. 116. “Mayo y la inteligencia argentina”, en OC pp. 1054-1055. La crítica de JLO al racismo de José Hernández, en la entrevista de ZELARAYAN, UPF, p. 55. Las historias de Garibaldi en Entre Ríos, en XUL, p. 38.

(6) La afirmación de Saer, en la misma nota de La Nación con los dibujos encontrados en 2019 https://www.lanacion.com.ar/cultura/encuentran-dibujos-desconocidos-juan-l-ortiz-poeta-nid2259831. El comentario de Veiravé sobre los poemas que Ortiz se llevó al infinito, en OC p. 979. Los replicantes son esos androides, similares a los humanos pero superiores en fuerza e inteligencia, que se rebelan contra la esclavitud en la película “Blade Runner” de 1982. En la anteúltima escena, el replicante da una lección espiritual orticiana antes de morir. El video de este momento, en https://www.youtube.com/watch?v=EPrMow4ak-k. Nuestra nota “El aviso del caráu”, en http://actividadentrerios.blogspot.com/2018/02/el-aviso-del-carau-la-politica.html. El gran trabajo del Prof. Forns Broggi, “El eco-poema de Juan L. Ortiz”, en https://revistas.ucm.es/index.php/ALHI/article/download/ALHI0404110033A/21953/. El cuidado como clave de una “Ética para la nueva era” en Leonardo Boff, 3/7/2009 http://www.servicioskoinonia.org/boff/articulo.php?num=335. Sobre el Informe del Club de Roma, puede verse CARMELO RUIZ MARRERO, “Los límites del crecimiento, ayer y hoy”, ALAI, 8/11/2013 https://www.alainet.org/es/active/68796. La Agenda 2030 de la ONU, en https://www.un.org/sustainabledevelopment/es/2015/09/la-asamblea-general-adopta-la-agenda-2030-para-el-desarrollo-sostenible/. El reclamo del secretario general de Naciones Unidas, “Guterres: “Hay que dejar de luchar contra la naturaleza y la ciencia dice que es posible”, en La Vanguardia, 1/12/2019 https://www.lavanguardia.com/natural/20191201/471991742386/antonio-guterres-cumbre-climatica-de-madrid-lucha-ciencia.html. Francois Houtart y la “Declaración Universal del Bien Común”, por JUAN ANTONIO SENENT, 9/6/2017 http://entreparentesis.org/francois-houtart-la-declaracion-universal-del-bien-comun-la-humanidad/. La nueva falta, según Bergoglio: “Francisco impulsa introducir el "pecado ecológico" en catequesis para defender el medio ambiente”, Diario Perfil, 18/11/2019 https://www.perfil.com/noticias/internacional/papa-francisco-impulsa-introducir-pecado-ecologico-en-catequesis-para-defender-medio-ambiente.phtml y el consuelo de que los perros y todas las criaturas de Dios van al cielo, en https://www.schnauzi.com/papa-francisco-consuela-nino-al-que-recientemente-murio-perro-y-dice-que-todos-los-perros-van-al-cielo/. Una introducción a “Las tres ecologías” de Guattari en Revista La Vaca, 28/8/2010 http://www.lavaca.org/mu37/las-tres-ecologias/ y el libro, en https://www.arteuna.com/talleres/lab/ediciones/FelixGuattariLastresecologas.pdf. La ecología de saberes, en BOAVENTURA DE SOUSA SANTOS, “Descolonizar el saber. Reinventar el poder”, Montevideo, Trilce, 2010, p. 50, http://www.boaventuradesousasantos.pt/media/Descolonizar%20el%20saber_final%20-%20C%C3%B3pia.pdf. El libro de CLACSO con el poema de Ortiz, en https://www.clacso.org.ar/libreria-latinoamericana/libro_detalle.php?id_libro=1304&pageNum_rs_libros=0&totalRows_rs_libros=1242. El Juicio del Agua según JLO, en su poema “A la Argentina” -libro “El Junco y la Corriente”-, OC p. 620. La “civiLego”, en JACQUES ATTALI, “Diccionario del Siglo XXI”, Barcelona, Paidós, 1999, p. 81. El poema de JLO al “Dr Larcho” -en “El Junco y la Corriente”-, OC p. 614. La bella cita del maestro sufí por el Papa FRANCISCO en su Encíclica Laudato Si, BsAs, Legislatura Porteña, 2015, p. 175. “A Prestes”, OC p. 419 -el error del equipo de la UNL sobre el nombre de Prestes, en OC p. 898-, “Diana” en OC p. 185, “El zorzal llama a los montes” en OC p.312, la niña y el gatito, en OC p. 957, El fox terrier ciego que “hace veinte años que me mira”, en OC p. 1032, “Aquel pájaro miraba”, en OC p. 1014 y El perrito con sarna, en “Aquella mirada”, OC pp. 1036-1037. La letra de “El amigo de los pájaros” de Nestor Cuestas, en http://www.folkloredelnorte.com.ar/cancionero/e/elamigodelospajaros.html. La delicadeza de JLO con mosquitos y hormigas, comentada por SERGIO GASPARÍN en XUL, pp. 46-47. El reportaje de ALICIA DUJOVNE ORTIZ al poeta, en http://www.autoresdeconcordia.com.ar/articulos.php?idArticulo=781. Sobre la nueva generación ecologista, ver “Las "otras Gretas": líderes indígenas que reclaman luchar por la Madre Tierra”, Efe, 21/9/2019 https://www.efe.com/efe/espana/sociedad/las-otras-gretas-lideres-indigenas-que-reclaman-luchar-por-la-madre-tierra/10004-4068944 y “Bruno Rodríguez, el joven argentino habló junto a Greta Thunberg en la ONU: "No veremos cambios sin lucha", BsAs, Tiempo Argentino, 21/9/2019 https://www.tiempoar.com.ar/nota/bruno-rodriguez-representante-argentino-en-el-evento-contra-el-cambio-climatico-en-la-onu-no-veremos-cambios-sin-lucha. La hermosa poesía de Bayley a JLO en “Poesía y Poética”, ob.cit, pp. 105-107 https://bibliotecavirtual.unl.edu.ar:8443/handle/11185/2890. La potencia política de la poesía según Berardi, en “¿Puede la poesía salvar el mundo? Una entrevista con Franco Berardi (Bifo)”, La Tinta, 22/7/2019 https://latinta.com.ar/2019/07/poesia-salvar-mundo-bifo/. La noticia de Spatzenkutter, en https://www.isletasnoticias.com.ar/aldea-spatzenkutter-proponen-que-un-tajamar-se-declare-espacio-protegido/. La frase de Paul Valery actualizada en “Gilles Lipovetsky: “Los chalecos amarillos no son utópicos, quieren pagar menos impuestos”, Nota de ALEJANDRO CÁNEPA en la Revista Ñ de Clarín, 31/5/2019 https://www.clarin.com/revista-enie/ideas/gilles-lipovetsky-chalecos-amarillos-utopicos-quieren-pagar-impuestos_0_O7jia1gP-.html. Los hermosos poemas de los gurises de la escuela Nina de Paraná, en “Entre Versos. Que los poemas fluyan, como los ríos”, Revista Análisis, Paraná, Entre Ríos, 9/8/2018, pp. 24-25.