“Si por otra parte tenemos
presente cuál ha sido la
orientación que se ha
venido siguiendo en nuestra
historiografía americana,
en un todo alejada de un
concepto sociológico de la
Historia, descubriremos
la razón de porqué resulta
imposible un trabajo
definitivo sobre hechos y
personajes históricos que
han sido deformados…”
FERMÍN CHÁVEZ
“Vida y Muerte de López
Jordán”
“En la narrativa del
capitalismo, la comunidad es relegada a la prehistoria
del capital, un estadio
natural, prepolítico y primordial en la evolución social,
que debe ser superado para
dar paso a la libertad y el progreso...”
PARTHA CHATERJEE
La nación en tiempo
heterogéneo
LAS LUCHAS POR LA SOBERANÍA, LA INDEPENDENCIA Y EL FEDERALISMO
“…Los charrúas no
aceptaban caudillos o jefes nacionales
sólo los nombraban en caso
de guerra y por excepción…”
Carlos María Aranguren
“Hombres del Paraná”
El contradictorio movimiento político criollo contra el absolutismo
monárquico español en Mayo de 1810 dio la oportunidad al pueblo
entrerriano de afirmar sus derechos políticos avasallados por el
coloniaje. Se van a unir en la lucha esos vecinos inseguros –criollos
e inmigrantes con algún interés económico y con deseos de afirmar
su autoridad local- que tienen miedo a perder sus propiedades a manos
de algún funcionario o de algún amigo del poder colonial de Santa
Fe o de BsAs con los sectores populares reagrupados siempre
movilizados para defender el mayor grado de autonomía política y
social posible, autonomía social generada en nuestra tierra a
espaldas de la política colonial.
“...De estos indios abnegados
-charrúas y minuanes- en la defensa del
suelo de su patria nativa
heredó el pueblo entrerriano sus más altas
virtudes cívicas, y la fe con
que en todos los instantes de su vida ha
luchado por el triunfo de la
libertad...”
Cesar Blas Perez Colman,
“Historia de Entre Ríos” (1936)
Tomo I, p,143
Carlos María Aranguren resume, en su trabajo “Hombres del Paraná”,
esa autonomía social nativa-gaucha-multicultural que se desarrolló
en Entre Ríos en la época colonial. “Muchos peones venidos a
Entre Ríos –desde Santa Fe- a trabajar en vaquerías de ganados
cimarrones o en tropeadas, se aficionaban a la vida libre e
independiente de estos indios y se quedaban a vivir entre ellos,
ingresando a la tribu amancebados con algunas de sus indias. Otras
veces hacían rancho aparte, pero siempre aprendiendo de estos
maestros el arte de vivir libres, sin depender de nadie, a la buena
de Dios”. Estos hombres, amplía más adelante Aranguren para
mostrarnos a su manera la relación histórica entre el mundo popular
entrerriano y la política urbana imperial e inquisitorial,
“escapados de la ciudad, escondidos en sus guaridas en los montes o
en los pajales de las islas del Delta, ariscos a toda autoridad,
vivían sin ley. Para ellos si estaba bien aplicado aquello de sin
ley, sin Rey y sin Dios”.
“…Los charrúas rebeldes
del Paraná –que “cometían
saqueos” de acuerdo a las
crónicas españolas- y los
charrúas del Arroyo
Feliciano, cuyo cacique era
Campusano. Estos dos
últimos grupos estaban
claramente enfrentados a los
españoles y representaban
el núcleo principal de la
resistencia charrúa en
Entre Ríos durante la
primera mitad del Siglo XVIII…”
DANILO ANTON
“Pueblo Jaguar. Lucha y
sobrevivencia de los
charrúas a través del
tiempo”
“El escritor Pedro Magalhaes Gandaro, citado por Fernado Assuncao
-y retomado aquí por Aranguren-, dice “que la lengua tupí-guaraní
carece de tres letras: la F, la L y la R, lo que causa espanto,
porque así no tienen Fe, ni Ley ni Rey, y viven sin justicia,
desordenadamente” (1). Es muy interesante, y es fundamental hacer
hoy una relectura a contrapelo de estos documentos históricos, una
lectura –un estudio crítico de la subalternidad- que supere la
mirada eurocéntrica, hipócrita y discriminadora y que evite a la
par caer en simplismos, mistificaciones, romanticismos y demagogias.
Porque está muy claro que, primero, por algo tantos se iban a vivir
a aquellos campos libres y difíciles, segundo, que no hay una sola
fe, y tercero, que está claro también que en las ciudades
coloniales no había mucha justicia justa con su rey, su virrey, sus
gobernadores, sus alcaldes, sus funcionarios burócratas y sus curas
inquisidores. En realidad, el buen vivir sigue siendo materia
política y cultural pendiente en las ciudades donde la colonialidad
del poder ha sido y es muy variada y múltiple.
CATALANES, VASCOS Y ENTRERRIANOS, AYER Y HOY
Al espíritu de autonomía de las tolderías y fogones
nativos-gauchos-multiculturales se les suma, desde 1810, el afán
criollo de autogobierno y también, como explica Cesar Blas Perez
Colman, el sentimiento autonomista de catalanes y vascos que formaban
parte importante de ese mundo entrerriano en formación.
Señala el gran historiador entrerriano que, “la mayor afluencia de
pobladores –venidos de Europa, aclaramos- llegó a Entre Ríos a
fines del SXVIII y comienzos del XIX, procedentes en su casi
totalidad de las provincias vascas y catalanas. La radicación en un
medio social que a pesar de su proximidad a BsAs permanecía aislado
y casi exento de toda acción inmediata delos gobernantes, permitió
al poblador la conservación de sus costumbres y sobre todo, del
particularismo acendrado que es atributo y patrimonio peculiares a
esas regiones…” (2)
La presencia catalana en Paraná ha sido muy importante. Repasando la
vida de Evaristo Carriego y citando las memorias de éste, Isidoro J.
Ruiz Moreno nos recuerda en sus “Estudios y Documentos de Historia
Entrerriana” que a principios del Siglo XIX, “Paraná tendría
entonces de 5 a 6.000 habitantes. El principal núcleo de la
población –blanca/europea aclaramos hoy- estaba compuesto de
españoles; la mayor parte eran catalanes. Los que no habían traído
un oficio, habían traído un espíritu animoso para el trabajo.
Entre ellos pueden figurar como los primeros, D.Esteban Baster,
D.Valentín Rams, D.Mateo Carbó, D.Mariano Rams, D.Esteban
Comaleras, D.Francisco Cordoneda, D.Felipe Baucis y su hermano
D.Joaquín, D.Ramón Puig, D.Bonosio Rubert, D.Gregorio José de la
Puente, D.Antonio Parera, D.José Belbey, D.Domingo Clariá, D.José
Llorens, D.Francisco Puyadas” (3).
El trabajo de I.J.R.Moreno,
editado por Birkat
A diferencia de Entre Ríos, que debe revisar su historia, su
presente y su futuro, el pueblo catalán movilizado viene planteando
con toda la fuerza la defensa de su soberanía particular a comienzos
de nuestro Siglo XXI. A las multitudinarias movilizaciones por la
independencia en la “Diada”, la Fiesta Nacional de Catalunya los
11 de Setiembre, se le ha agregado el cambio político generado por
el frente “Barcelona en Común” al triunfar en las últimas
elecciones municipales y llevar a la alcaldía, a la intendencia de
la capital catalana, a la militante de la PAH, de la Plataforma de
Afectados por la Hipoteca-Stop Desahucios (Parar los remates de las
viviendas), Ada Colau. Iniciando su militancia en la lucha contra la
criminal especulación financiera e inmobiliaria, atentatoria contra
los derechos humanos fundamentales de las personas, Colau conduce hoy
una gestión municipal que se pone de ejemplo para otras grandes
ciudades del mundo y plantea públicamente, “Soy partidaria de una
república catalana confederada con la república española” (4).
Por su parte, otras organizaciones militantes catalanas de
orientación libertaria, como Proces Embat (
http://embat.info/),
plantean hoy construir un pueblo fuerte y una soberanía popular
total, más allá del derecho de autodeterminación nacional
catalana, que por supuesto reivindican pero como parte de una lucha
democrática más amplia. Está claro que la independencia nacional
sin justicia social y soberanía popular es lo mismo que nada. (Cfr.
“Sobirania. Més enllà de dret a l’autodeterminació”,
en
http://embat.info/sobirania-mes-enlla-de-dret-a-lautodeterminacio/
). El federalismo -es decir, el derecho de autodeterminación de los
pueblos- está siendo discutido, más que nunca, frente a la crisis
capitalista global multidimensional. Y el debate se da políticamente
por izquierda y por derecha: los pueblos y la clase trabajadora
reaccionan como pueden, y en todo el mundo, frente al ajuste
permanente y a las estrategias de gobernabilidad del capital imperial
y sus juntas de gobierno.
La presencia de catalanes forjando el mundo entrerriano continuó con
algunos otros hechos extraordinarios. Jorge Riani nos recuerda que un
anciano catalán recibió y hospedó al joven naturalista Charles
Darwin, que a sus 24 años pasó por Paraná en 1833. Dos maestros
catalanes, Puyalt y Montalbet, se radican en la ciudad entrerriana de
La Paz en 1898 y ponen en marcha la Escuela Dignidad, siguiendo el
ideal pedagógico libertario y racionalista de Ferrer y Guardia (5).
Los entrerrianos podríamos volver a aprender con nuestros hermanos
catalanes a movilizarnos soberana y federalmente en serio como pueblo
trabajador que busca una vida mejor, y para ello, el estudio
profundo, crítico y concientizador de nuestra historia profunda será
mejor que los relatos históricos simpáticos, anecdóticos,
folklóricos, vacíos, insípidos y/o cínicos y descomprometidos.
EL CABILDO ANTERIOR, EL FRENTE SOBERANISTA MULTICULTURAL Y LOS
TUPAMAROS INSOLENTES
Los criollos del Cabildo del Arroyo de la China –Concepción del
Uruguay- habían realizado un reclamo en forma de “súplica” y
sin ninguna suerte al propio rey de España, Carlos IV, en 1805, tal
como lo documenta el Prof. Oscar Urquiza Almandoz (6). Querían
seguridad, querían respeto a sus propiedades, querían tranquilidad
económica, política, administrativa y legal, frente a los abusos de
terratenientes y especuladores, que, como hemos dicho más arriba,
operaban vinculados al poder virreinal. El fracaso de la obra
política colonizadora de Tomás de Rocamora –bloqueado por la
interna política y burocrática virreinal- iniciada tardíamente
hacia 1782 es la que va a generar esa inseguridad política y
económica criolla que después, en gran parte, se va a mover a favor
de la retroversión de la soberanía a manos del pueblo, y no solo
eso, sino que paso a paso va a superar las especulaciones políticas
–las máscaras de Mayo (7)- del propio movimiento generado en Mayo
en BsAs.
“…Pa’
mí que los chapetones
ya
nos cuentan redotaos
y
es que no han cáido en que somos
pocos,
pero bien montaos...
La decisión criolla se suma, a su manera, a la resistencia popular
que viene desde hace dos siglos enfrentando a la política imperial.
Charrúas-minuanes dispersos después de la represión en La Matanza
en 1751, indios tapes movilizados después de las Guerras
Guaraníticas, gauchaje rural y mestizaje en formación, y negros
siempre dispuestos a buscar la libertad, todos constituyendo en forma
compleja un mundo popular multicultural de resistencia clandestina la
mayor de las veces. Ya el cura colonial Quiroga y Taboada se exaltaba
contra los rebeldes “tupamaros” en Entre Ríos como nos cuenta
Facundo Arce:
“Con motivo del sumario instruído al Alcalde Don Francisco Méndez,
de Gualeguay, el “primer cristiano” que se radicó en la zona,
uno de los principales enemigos –el cura Presbítero Quiroga y
Taboada- mientras Rocamora instruía el aludido sumario (1782),
escribió al Virrey, tratando a Méndez de “incendiario de casas y
profanador de iglesias”. Pero aquí no paró en su ataque el citado
presbítero, sino que acusó a Ramón Tavanera de revoltoso pues “que
en una petaca que tenía en su domicilio fueron encontradas unas
décimas a Tupac Amarú”. Esto, de haber sido cierto, prueba que la
revolución del famoso indio había interesado incluso a seres de la
tierra entrerriana” (8).
Bandera Contemporánea del
MLN Tupamaros de la R.O.del Uruguay
LA REVOLUCIÓN DEL PUEBLO, MÁS ALLÁ DE LOS CARETAS DE UN CABILDO
Y DE UNA TERTULIA
No fue Belgrano –como dicen algunos que no se cansan de hacer una
historia folklórica, simpática, anecdótica y fácilmente
“patriótica”, vertical, estatal y siempre conservadora- en sus
tertulias con grandes hacendados como Gregoria Perez de Denis o
Francisco Candiotti el que derrotó a los españoles en Entre Ríos.
No fueron las damitas ricas porteñas ni los negritos sólo vendiendo
comida los que hicieron la “revolución”, como algún@s muestran
irresponsablemente en los actos “patrios”. Fueron Bartolomé
Zapata y sus gauchos, fueron –como recuerda Facundo Arce- “Juan
Suárez, Juan José Román, Gregorio Samaniego, Joaquín Vilches,
José Francisco Taborda, José Gregorio Cardozo, Mariano Aulestía,
Pascual Bergara, Francisco de la Torre y Vera, Francisco Ramírez
(primero chasqui-correo), Ricardo López Jordán (padre), José
Ignacio Vera, Pablo José de Ezeiza, Felipe Rivarola, José Nicolás
Barrenechea, Juan Ventura Zapata y los modestos paisanos, entre los
cuales los documentos han salvado estos nombres: Pedro Celis,
Pedro Pablo Rojas, el Negro Juan, el Rubio Chileno, Rafael Pay, un
tal Pata Bola, Juan Pedro Gutiérrez, Pedro el Cordobés y Juan Pedro
(9).
La Sección Historia de la
Enciclopedia de Entre Ríos,
dirigida por Facundo Arce
Fue la joven adolescente María Boché –y esto tenemos que
enseñar en nuestras escuelas-, citada por Beatriz Bosch, que a los
dieciséis años sufrió cárcel por su adhesión a los patriotas
(10), fue el pueblo movilizado y en armas el que afirmó su soberanía
política y económica. Fue el pueblo decidido a todo y rompiendo los
marcos ideológicos y políticos hegemónicos del momento el que hizo
historia.
El
Comandante Taborda y el Teniente Payaví: la
verdadera revolución de
Mayo
Un
episodio extraordinario de la lucha política y social desatada
después de 1810 puede verse en la ciudad entrerriana de Gualeguay a
mediados de 1810. Venían dándose, desde hace un tiempo, diferencias
políticas y de poder entre el alcalde realista, Gómez de Celis y el
Comandante Taborda, jefe de una partida de indios misioneros, algunos
venidos del Paraguay y otro, incluso del Brasil. El mundo entrerriano
ha sido grande.
Empiezan
a darse distintas interpretaciones sobre la soberanía política
desde que llegó la comunicación de la constitución de la Junta de
Gobierno de Mayo de 1810. El rey de España estaba prisionero de los
franceses. Los miembros de la Junta toman el poder pero jurando
fidelidad a ese rey prisionero sin poder. Pasan los días y los
sectores más leales a la corona recelan de la política de la Junta
de BsAs y de los movimientos criollos y populares en Entre Ríos. El
alcalde realista de Gualeguay, Gómez de Celis toma contacto con su
par de Gualeguaychú, García Petisco y con el gobierno regional
colonial atrincherado en Montevideo, la capital de la por ese tiempo
Provincia Oriental. Recelan del movimiento juntista. El Comandante de
Entre Ríos de ese tiempo, Josef de Urquiza –padre de Justo José-
es uno de esos funcionarios conservadores.
La
partida -el grupo- del Capitán Taborda tomaba decisiones propias,
más allá de las órdenes de la autoridad local. Los conflictos se
fueron agravando. Humberto Vico nos cuenta en su “Historia de
Gualeguay”, que al atardecer del 15 de agosto (de 1810) se organizó
una patrulla de rutina -de ese grupo de milicianos de Taborda-. El
Teniente Payaví recibió la orden del Capitán Taborda, pero la
concepción de orden y justicia de Taborda iba más allá del marco
ideológico colonial, ya que exigía “traerme a la cárcel, bien
asegurados todos los vagos y mal entretenidos que usted y sus
oficiales conozcan, así naturales como españoles (¡!), porque así
conviene al gobierno de América” (11).
El bello trabajo de Alejandro Alvarez en la
portada del libro de Gonzalo Abella,
"Artigas, el resplandor desconocido"
Hubo
algunas peleas y escaramuzas, y en el sumario posterior del caso, el
Alcalde manifestó que la “Compañía de Naturales” no hacía
otra cosa que “apresar españoles” (¡!), y el Alférez García
denunció los “excesos que cometían los naturales con el ganado”
y otros daños a la propiedad privada. Al respecto, el Teniente
Payaví declaró que no se trataba de un saqueo, sino que habían
obedecido órdenes del Capitán y que “sólo mataron tres reses, y
después otras tres más, de la viuda Rafaela, de Antonio Fernández,
de Juan Castares, de Domingo García, de la viuda de Mayo y otra del
Capitán Taborda”, y que las carneadas eran para la alimentación
de los soldados de la Compañía.
Esa
Compañía estaba integrada por el Capitán Pedro Miño, el Teniente
Isidoro Payaví -natural de Asunción del Paraguay-, el Sargento
Primero Juan Ignacio Nuñez -también de Asunción-, el Sargento
Segundo José Ramón Bucaré -nacido en el pueblo misionero de Itatí-
y el cabo José Ignacio Texo -de Santa Ana-. Y algunos de los nativos
subalternos que completaban la partida fueron Pedro Pablo Tacuaré
-de La Cruz-, José Máximo Gaona -de San Cosme-, el indio Bonifacio
de Yapeyú, Isidro Rafael Paraguá -de Santa María-, Pedro Celestino
Lumey -de Corpus-, Ignacio Gómez -de San Ignacio-, Diego Cabo Loreto
-peón de Don Juan de la Cruz Moreno-, Senón Bayán -de San Ignacio,
peón por día de Don Florencio Méndez-, Pedro Pablo López -del
pueblo brasileño de San Pablo- y el indio José Manuel Antúnez
(12).
PODER POPULAR Y ACCIÓN DIRECTA PARA AFIRMAR LA SOBERANÍA:
ARTIGAS TRAS LOS PASOS DEL RUBIO CHILENO EN EL SUR ENTRERRIANO
“…Los pretextos se
suceden a los pretextos, según las
circunstancias y los
tiempos: pero BsAs no sale de su
25 de mayo,
es decir de la idea de un gobierno de BsAs
elegido por la sola BsAs
para gobernar toda la nación
y en el interés exclusivo
de BsAs…”
JUAN BAUTISTA ALBERDI
“Verdadero sentido
práctico y positivo
de la revolución de
mayo”, en
“Grandes y Pequeños
Hombres del Plata”
Los zapatistas entrerrianos saquean para la causa la estancia del
alcalde colonial de Gualeguaychú, García Petisco –la Estancia San
Antonio- : la construcción de poder popular para el cambio
estructural en serio y para la liberación no puede seguir la lógica
sumisa y rutinaria que exige el poder normalizador todos los días. Y
los códigos de ética revolucionaria están documentados: Laureano
Velázquez, natural de Paraná, capataz de la Estancia San Antonio
declaró después que le había manifestado uno de los integrantes
del grupo de Zapata, el Rubio Chileno, “que no se asustara al ver
robar a su patrón pues lo que hacía era por mandato del general de
la Junta de BsAs (Martín Rodríguez), y que no sólo había de hacer
esto en aquella estancia, sino en varias estancias que se sujetaban
al gobierno de Montevideo”. Al mayordomo Bruno Soto, le devolvieron
unas prendas que habían sacado cuando supieron que eran de él (13).
Hasta allí envió el poder colonial español atrincherado en
Montevideo al Cuerpo de Blandengues –soldados encargados de las
fronteras- de José Artigas. Allí empiezan a desertar los
blandengues y al poco tiempo deserta el propio Artigas y se suma en
forma decisiva al movimiento político por la soberanía para
transformarlo en serio en una lucha revolucionaria. La historia de
los próceres y políticos iluminados debe dar paso a la historia de
las luchas populares. Artigas siguió, a su manera, los pasos del
Rubio Chileno y de los paisanos entrerrianos zapatistas.
“Participo a usted como ha
llegado a mi casa el capitán
José Artigas y don Mariano
Ortiguera, acompañado del
cura de la colonia don José
María de la Peña y un soldado
prófugo de la colonia
perteneciente a tropas de Montevideo,
de lo que doy a usted parte
para su inteligencia cuyo sujeto
se dirige hoy 26 a esa
solicitando pasar por BsAs para ponerse
a las órdenes de la Junta”
Comunicación del Alcalde de
Hermandad de Nogoyá,
Mariano Aulestía, al
gobernador de Sta Fe, 26/2/1811, en
José Luis Busaniche,
“Historia Argentina”
La solidaridad de los pueblos orientales –orientales del Uruguay y
orientales del Paraná- y litoraleños en lucha se hizo cada vez más
fuerte con la figura de José Artigas ahora en el bando
criollo-popular. Nuestro Río Uruguay volvió a ser, como dijo Aníbal
Sampayo, “un
tiento de plata cosiendo dos lonjas de un mismo cuero”
de la resistencia popular contra el colonialismo como lo era un
tiempo antes cuando se gestaron las confederaciones de pueblos
nativos en lucha. Ahora, esos nativos sobrevivientes –charrúas,
guaraníes- serán combatientes de la política artiguista.
La solidaridad federal sudamericana en los combates se extendió por
casi todo el siglo XIX. Hay triunfos y derrotas federales, no hay
triunfos o derrotas de tal o cual pueblo. En el triunfo criollo y
popular de Las Piedras –en la Banda Oriental- contra el ejército
español participaron milicianos entrerrianos. Ese 18 de Mayo de 1811
intervinieron brillantemente las Milicias Patrióticas de Paraná.
“Formaron en la reserva e iban bajo el mando del capitán de
caballería Rafael Ortiguera (14).”
Los negros de la Patria, los negros de la revolución:
Un Batallón de Pardos y Morenos envió el gobierno de BsAs para
ayudar a los entrerrianos en la lucha contra los españoles en
Febrero de 1811, y no pudieron cruzar el río Paraná ante la
presencia de la escuadra española. Bartolomé Zapata y sus gauchos
tuvieron que resolverse solos. Después si, 441 soldados del
Regimiento 6to de Pardos y Morenos, venidos de Paraná, formaron
parte del Ejército de Belgrano que, vuelto derrotado de Paraguay,
pasó por Entre Ríos hacia la Banda Oriental en marzo de 1811. Las
tropas de Pardos y Morenos se apoderaron de Mercedes y Soriano (15).
Otro Batallón de Pardos y Morenos fue la ayuda que el gobierno de
BsAs envió para Artigas en el Ayuí, cuando se produjo el éxodo
oriental a Entre Ríos (16).
Los negros no deben vender comida en nuestros actos patrios. Deben
estar movilizados con las armas, haciendo la revolución. No
traicionemos más nuestra historia.
COMBATES ENTRE RÍOS: MEJOR QUE “300”, MEJOR QUE “PIRATAS
DEL CARIBE”
El pueblo entrerriano junto al pueblo oriental siguió resistiendo y
combatiendo al poder español. No fueron los triunviratos porteños,
ni la Asamblea del Año XIII ni los directorios centralistas los que
derrotaron las avanzadas imperiales por nuestros ríos. Entre 1811 y
1813 se sucedieron en nuestra región extraordinarios hechos
históricos de dignidad soberana y de coraje. Los entrerrianos
realizaron abordajes a las naves españolas que amenazaban con
invadir nuestro territorio. Hubo abordajes en el Arroyo Bellaco –Zona
de Gualeguaychú-, en Paranacito, en Concepción del Uruguay y en las
costas de la actual capital Paraná. Leoncio Gianello cita aquel
abordaje de película que veinticinco panzaverdes de su tiempo,
capitaneados por Gregorio Samaniego y José Santos Lima, hicieron a
las naves españolas el 14 de enero de 1813 en el Arroyo Bellaco,
cuando los peninsulares habían fondeado esperando el momento
oportuno para el desembarco.
Dice Gianello: “inmediatamente los entrerrianos se lanzaron al
abordaje intrépidamente. El primer buque que cayó en poder de los
patriotas fue tomado por los soldados Antonio Gorosito, Matías
Guzmán y Anselmo Ayala, el ayudante Pablo José de Lima y el cabo
José Domingo Montañés, quienes se habían echado a nado para
abordarlo sujetando entre los dientes el sable con el que en breves
instantes sembraron la muerte a su alrededor y rindieron al enemigo…
(17)”
REDOTA ARTIGUISTA Y REAGRUPAMIENTO PARA CONCRETAR LA REVOLUCIÓN
“...Es que Artigas
persigue
unión y libertad y democracia,
él
encarna el espíritu de Mayo,
su fé no se
quebranta...”
DELIO
PANIZZA
“Artigas”
Toda esa resistencia popular entrerriana y litoraleña va a tomar
forma política como artiguismo a partir del éxodo oriental al Ayuí
–que será esa gran toldería política autónoma e
impulsora de la solidaridad federal revolucionaria- en 1811-1812. La
traición del gobierno de BsAs a orientales y entrerrianos pactando
un “armisticio” con los españoles de Montevideo en 1811 y
entregando el dominio político de ambas Bandas del Uruguay a los
peninsulares genera la “redota” de Artigas y miles de orientales
a nuestra tierra. El éxodo oriental a Entre Ríos –el Pirí del
Salto Chico (el toldo para los charrúas, el junco para los
guaraníes en el mismo sentido), el hogar sin fonteras de la lucha
federal- es decisivo desde un punto de vista histórico: define que
la “revolución de mayo” será una revolución de los pueblos y
no de los políticos burgueses y especuladores de BsAs y sus aliados,
y define también en ese proceso que va de 1811 a 1820 que la
revolución emancipadora tendrá que ser republicana, federal y
popular, para que la libertad sea una realidad y no un discurso
hipócrita.
“…La entonación
entrerriana del criollismo, afín
la oriental, reúne lo
decorativo y lo despiadado
igual que los tigres. Es
batalladora, su símbolo es
la lanza montonera de las
patriadas. Es dulce: una
dulzura bochornosa y mortal,
una dulzura sin pudor…”
JORGE LUIS BORGES
“Evaristo Carriego”
Para los burgueses ricos de BsAs, “independencia” sólo significa
llegar al poder político local-regional y superar el absolutismo
monárquico español. Otro monarca europeo, incluso otro monarca
español en BsAs, como parte de un nuevo régimen conservador-liberal
podía ser tranquilamente una política de “independencia” de las
clases dominantes rioplatenses: está hartamente documentada esta
estrategia-especulación política. Los próceres consagrados por la
historiografía oficial participaron activamente de esta especulación
y de este juego político: Belgrano y San Martín siempre fueron
monárquicos y atacaron, en mayor o menor grado, el proyecto
republicano, federal y popular que conducía Jose Artigas. Belgrano,
el más furioso monárquico y antifederalista, interrumpió incluso
la correspondencia entre Artigas y San Martín (18). El Prof. Juan
Antonio Vilar lo definió contundentemente: “tan injusto y
equivocado estaba Belgrano, enceguecido contra los federales. Era un
gran hombre, patriota, honesto y sacrificado, pero compartía con los
porteños su ruin política. Estaba a su servicio (19).”
San Martín intentó mediar entre el gobierno directorial porteño y
la Liga Federal, pero cuando tuvo que dar su opinión política,
expresó que prefería a la monarquía portuguesa del Brasil como
vecina y no al artiguismo. Artigas desconfiaba de San Martín, le
escribió reclamándole respetuosamente que se definiera
políticamente, y en nota a Francisco Ramírez -en un contexto
apremiante y complicado para la lucha federal el 4 de Diciembre de
1819-, el Protector le señala a Ramírez que “ud no debe
descuidarse del Ejército de San Martín” (20), ya que sabían que
el gobierno de BsAs había ordenado al triunfador de San Lorenzo a
reprimir a los federales. San Martín por suerte no obedeció, pero
la información no llegaba tan rápido como en nuestros días, y
menos si había políticos y militares de mala fe, torpes y ruines
que la interrumpían. BsAs, derrotada en Cepeda por los federales,
jugó la carta de meter a Ramírez principalmente, y a López en un
nuevo acuerdo de clases rioplatenses para terminar con los “bandidos”
del artiguismo.
INFECTADOS: LOS ENTRERRIANOS ARTIGUISTAS Y LOS EXTRAÑOS PRÓCERES
PARECIDOS A POLÍTICOS-TRANSA
Ya el porteño Sarratea había querido frenar y limar políticamente
en el momento del Exodo, sin suerte. Ya Belgrano, a la vuelta de sus
patéticas gestiones monárquicas en Europa, había planteado dejar a
los portugueses que avancen sobre nuestra Provincia Oriental y
liquiden la “infección” artiguista. En reunión secreta del (no
tan) patriótico Congreso de Tucumán, Belgrano llegó a decir en la
sesión del 6 de Julio de 1816 que la movilización militar luistana
“no tenía miras ofensivas contra nosotros, y sólo "precaver
la infección (del artiguismo) en el territorio del Brasil"; que
el carácter del príncipe don Juan era pacífico y "enemigo de
conquistas", y estas provincias no debían temer movimiento de
aquellas fuerzas... (21)”.
En la redota –ese momento constitutivo del proyecto federal-, los
entrerrianos se hicieron artiguistas (22). Y en ese proceso la lucha
por la libertad real va a ser una lucha contra españoles, contra
portugueses y contra el poder neocolonial porteño al mismo tiempo.
La Batalla del Espinillo –el 22 de Febrero de 1814- va a ser la
expresión política más clara y categórica de esa defensa
entrerriana, oriental y litoraleña de nuestra soberanía particular
y de nuestro proyecto confederal definido en las Instrucciones del
XIII, la primer propuesta pública declaración de
independencia (23).
Los debates, las luchas y las contradicciones políticas y de clases
atravesaban a toda la sociedad, a los sectores populares, incluyendo
–como nos indica Pablo Camogli- a la propia cultura guaraní. A
mediados de 1813, el guaraní federal, Domingo Manduré, derrota en
Mandisoví al cacique guaraní centralista, Pablo Areguatí (24).
UNA LÍNEA POLÍTICA ROJA QUE NOS INTERPELA
La Liga Federal de los Pueblos Libres tuvo su bandera desde Marzo de
1815. Su diagonal roja interpelante honra a tod@s es@s milician@s de
nuestros pueblos que dieron todo para defender nuestra tierra.
Tierra, Soberanía, Justicia, Solidaridad Federal: hay una línea
roja que marca el límite siempre entre el compromiso real de lucha
por nuestros derechos históricos contra la hipocresía, la
demagogia, el folklorismo y la chantada. Artigas mismo expresó su
mensaje político y ese mensaje quedó clavado delante nuestro. Desde
Paraná, le escribió el 9 de Abril de 1815 al gobernador de
Corrientes que, “…la pureza de mi conducta debe ser la norma de
los demás subalternos. De lo contrario, ellos serán responsables de
sus defectos y yo no podré mirar con indiferencia su castigo. Al
tenor de las cabezas se mueven los miembros del cuerpo político, y
según sus virtudes son las trascendencias a la sociedad.
No hay que invertir el orden de la justicia. Mirar por los infelices
y no desamparlos sin más delito que su miseria. Es preciso borrar
esos excesos del despotismo. Todo hombre es igual en presencia de la
ley. Sus virtudes o delitos los hacen amigables u odiosos. Olvidemos
esa maldita costumbre de que los engrandecimientos nacen de la cuna;
córtese toda relación, si ella es perjudicial a los intereses
comunes –la libertad concreta de vientres, tan actual como dice
Tirso Fiorotto-. La patria exige éstos y mayores sacrificios, y ya
no es tiempo de condescendencias perjudiciales (25)”.
El mismo Fiorotto nos resumió magistralmente en su trabajo “Banda
Roja a Dos Bandas” el sentido profundo de nuestra bandera federal.
Dice el periodista y ensayista nacido en Larroque que “...la
bandera argentina es argentina, la uruguaya, uruguaya. La bandera
oriental es sudamericana, no reconoce fronteras, y por esas rarezas
del destino (y no tanto), lleva el color del ceibo…
...Federación, en una Sudamérica unida, es confederación. Ahí
está el camino. La banda roja nos dice a todos mucho más de lo que
queremos ver. ¿Qué nos dice? Nos dice independencia, soberanía,
porque esta franja expresa el espíritu de los primeros que, tras
Mayo de 1810, se negaron a obedecer a los reyes europeos; los que
exigieron (sin éxito) la declaración de la independencia ya en
1813. (Y eso no distingue entre uruguayos y entrerrianos). Esa banda
roja nos dice también república. Eso significa que si la
enarbolamos de corazón es porque no aceptamos que nos ensucien el
derecho a una justicia que no se incline ante el poder partidista o
económico...(26)”.
SUBALTERNOS O BANDIDOS: CIVILIZACIÓN O BARBARIE. LA (E)VOLUCIÓN
FEDERAL
“…Sí, Ramírez…hum…No.
Artigas…¿Conoce la ley
agraria de Artigas?
Artigas…Artigas, Bolívar
y Martí, esos son
los hombres de ésta
América!
JUAN L.ORTÍZ
“Una cultura que en vez
de liberar, reprime”,
Entrevista de Ricardo
Zelarayán, en
“Una poesía del
futuro. Conversaciones
con Juan L. Ortíz”
El proyecto federal artiguista, movido por las circunstancias, estaba
llegando bastante lejos a principios de 1820. Un indio guaraní como
Andresito Guazurarí era Comandante de las Misiones y de Corrientes,
el Pardo Encarnación Benítez le exigía a Artigas –y avanzaba con
las expropiaciones medio sin pedir permiso- repartir las tierras
entre los sectores populares, y el jefe federal –ante las
traiciones, agachadas y especulaciones de los burgueses de toda la
región- iba cediendo cada vez más. La invasión portuguesa a la
Provincia Oriental desde 1816, el ataque lusitano a Concepción del
Uruguay en 1818, y las refriegas a ambos lados de todo el Uruguay
habían cambiado el panorama para algunos y las clases propietarias
empiezan a romper el frente de clases con los sectores populares
radicalizados. El artiguismo será derrotado tal vez porque su
radicalización revolucionaria llegó a último momento. ¿Había
forma de darse cuenta en ese escenario político y social regional
tan complejo?. Su drama ha sido el drama de muchos movimientos
populares en Nuestra América-Abya Yala, y en todo el mundo.
De todas maneras, a ese movimiento de masas le debe la Argentina su
independencia política de España y su carácter –todavía formal
y declarativa- de república federal. Como dijo Arturo Sampay, “la
guerra de independencia que siguió a la revolución de Mayo obligó
a entregar armas a los sectores bajos de la sociedad, los cuales, a
medida que dicha guerra iba concluyendo, irrumpían tumultuosamente
en la política. Además, los intentos de establecer un orden
jurídico adecuado para promover el desarrollo capitalista moderno,
que era el plan de los revolucionarios de Mayo, fracasaron por su
absoluta inadecuación con la realidad del país. Así, el proyecto
de instaurar un régimen centralista, aristocrático y corporativo
mediante la Constitución de 1819, fue aventado por la victoria de
las masas populares del Litoral, en la batalla de Cepeda el 1ro de
Febrero de 1820 y con ésta decisión por las armas se fijó el
destino democrático de la Argentina (27)”.
Para varios, que los sectores humildes fueran soldaditos obedientes
del poder dominante y cumplan órdenes estaba bien, pero que tuvieran
derechos en serio ya era mucho. Si como subalterno te definías como
revolucionario, pasabas a ser un bandido, un delincuente, parte de la
“anarquía” –Bakunin y Angel Borda estarían igualmente
agradecidos por el concepto- o serías la “barbarie”.
Para clásicos de nuestras letras como Martiniano Leguizamón, por
ejemplo y extrañamente, esas montoneras revolucionarias –en la que
el autor descarta discriminatoriamente a los milicianos nativos o
peor, los pone ideológicamente en la vereda de enfrente como
“barbarie”- peleaban por algo que no entendían sus “cerebros
ineducados”. Dijo Leguizamón en su obra “Montaraz”, que
“fueron los hombres de los campos, los gauchos montaraces, el
factor principal de la nueva patria que nacía entre estridores de
batalla; paladines caballerescos y aventureros de un derecho que no
comprendían quizás en su amplia significación de cerebros
ineducados, pero que sentían firmemente arraigados en sus corazones
porque les venía como una emanación del medio ambiente… (28)”.
Ramírez tal vez habrá pensado lo mismo cuando firmó el infame
Tratado del Pilar con BsAs, abandonando la Liga Federal. Hasta que
permitió que Alvear y Carrera se metieran en su campamento, tuvimos
al mejor Ramírez –el Ramírez comandante artiguista-. Después se
sumó –comida su oreja por su ambición y su ideología profunda-
al golpe político preventivo de la clase dominante del Litoral
contra el artiguismo, como dice nuestro compañero Pablo Velázquez,
militante social de Villaguay.
Igualmente, la mayoría de los entrerrianos y de los sectores
populares litoraleños siguió estando con Artigas, y eso está
documentado también, a pesar de los panchoramiristas, grandes
malabaristas eternos de ciertos circos de pretensión historiográfica
y folklórica. Lo confirma Oscar R.Tavani Perez Colman cuando nos
explica, entre líneas, que “…no deja de ser llamativo que
Francisco Ramírez no consiguiera formar los cuerpos de infantería
con gente de su provincia… Rotas las relaciones con Artigas muy
pronto se convenció el jefe entrerriano de que las fuerzas
aborígenes que actuaban a sus órdenes simpatizaban con su
adversario por cuya causa y en previsión de cualquier desagradable
sorpresa antes de la Batalla de las Tunas dispuso que las tropas
guaraníes pasaran a Santa Fe, alejándolas del sitio de los sucesos…
(Además), Lucio Mansilla relató en sus memorias que después de
“Las Guachas”, Artigas hizo un alto con el objeto de citar a las
milicias entrerrianas de toda la costa del Uruguay hasta de la ciudad
de Gualeguay (29)”.
Pero el acuerdo de Ramírez con porteños y portugueses fue más
fuerte y el artiguismo fue derotado. El federalismo “evolucionó”
de un proyecto revolucionario a un envase políticamente correcto
pero vacío, más allá de que las clases dominantes de la región
siguieron disputando internas políticas para dirimir quién y cómo
administraba el poder. Ramírez no fue muy lejos: sus nuevos aliados
lo ningunearon y lo enfrentaron ni bien quedó Artigas fuera de la
cancha. Igualmente la República mesopotámica de Entre Ríos
comandada por el “Supremo” y sus lugartenientes dio algunas
definiciones como política de clase. Nos dice Isidoro J.Ruiz Moreno,
por ejemplo y hablando de la vida de Evaristo Carriego, uno de esos
jefes del ramirismo que, “Evaristo Carriego describe la vida de la
servidumbre de su casa, compuesta por esclavos negros e indias
traídas por su padre de Misiones, al cabo de sus campañas con el
General Ramírez (30)”. Una lástima, porque algunas propuestas del
Reglamento de la República Entrerriana hubieran podido tener un
contenido realmente emancipador con otra política económica y
social.
Estanislao López, por su parte y es sabido, nunca estuvo muy jugado
con el proyecto federal revolucionario. Él también va a sumarse,
después de algunos revolcones, a la Liga Federal, pero su
federalismo también va a ser un federalismo de elites, de jefes,
propietarios y de subalternos que tienen que obedecer. El naturalista
Charles Darwin, de paso por nuestra región como comentamos más
arriba, nos mostró la “evolución” –quién mejor que Darwin
para hablar de esto- de esa política federal, cuando nos contó el
gusto del Brigadier por la caza mayor. Dice Darwin: “...Santa Fe es
una pequeña ciudad, tranquila, limpia y donde reina buen orden. El
gobernador López, soldado raso en tiempo de la revolución, lleva
diez y siete años en el poder. Esa estabilidad proviene de sus
costumbres despóticas, pues hasta ahora parece adaptarse mejor a
estos países la tiranía que el republicanismo. El gobernador López
tiene una ocupación favorita: cazar indios. Hace algún tiempo mató
a 48 y vendió sus hijos como esclavos, a razón de 20 pesos por
cabeza... (31)”.
El Tratado del Pilar no se cumplió –para colmo de males de los
justificadores de cualquier cosa sin estudiar ni pensar-. No
construyó nada, pero fue artillería política pesada de clase para
destruir. Fue la artillería de la Batalla de Las Tunas, cerca de
Paraná, que significó el fin del anhelo artiguista. Como lo resume
perfectamente el Prof. Pablo Stein, “…en definitiva, el Tratado
del Pilar lejos de ser el inicio del sistema federal, se convirtió
en el fin de la Liga de los Pueblos Libres y en el fin del proyecto
de integración democrática y confederal de las provincias e inició
un proceso de refeudalización general que llevó a la concentración
de millones de hectáreas en pocas manos, la explotación de las
masas campesinas, el asesinato de las etnias de los pueblos
originarios para robar sus tierras y la creación de un país
agrícola-ganadero, totalmente dependiente del Imperio Británico
(32)”.
Para Cesar Blas Perez Colman, Ramírez “vió que Artigas tenía
razón” cuando no encontró la salida en el callejón político que
se había metido. ¿Qué habrá pensado Ramírez?. En cualquier caso,
y como reafirmó el mismo C.B.Perez Colman hace tanto, “hay que
volver a la fórmula de Artigas” (33) : el proyecto de un
confederación sudamericana, democrática y popular.
El Confederalismo Democrático del SXXI,
la propuesta del líder kurdo, Abdullah Ocalan
Las luchas populares continuaron y continúan, con caudillos y jefes,
y más allá de ellos también. Hubo un Urquiza, pero también hubo
un Tomás Cóceres, un Coronel Berón, una Sublevación en Basualdo y en Toledo, un Pardo Ambrosio Luna y un
López Jordán. Hubo un Racedo, pero también un Alejo Peyret y un
Juan José Durandó. Hubo un Etchevehere, pero también un Bernardino
Horne y unos Hermanos Kennedy. Hubo tierras blancas y empresas dueñas
de pueblos, y también colonias que dieron oportunidades a los
perseguidos de la “civilización” de Thiers, el Zar Nicolás,
Mussolini y Hitler. Hubo un Uranga y hubo un Juan L. Ortíz. Hubo un Sueño Entrerriano pero también hubo y
hay un Grito Blanco en Gualeguaychú, una UADER movilizada y un
pueblo que se mueve paso a paso cuando la alarma política,
educativa, económica y ambiental entra en alerta roja. El desafío
será no cometer los mismos errores del pasado.
Prof. Mauricio Castaldo
mauriciocastaldo@gmail.com
María Grande, E.Ríos, 6/11/2016
Bibliografía
y Notas:
-
Carlos María Aranguren, “Hombres del Paraná. Historia
de la Organización de la Provincia de Entre Ríos”, Santa Fe,
Lux, 2005, p.13 y 35.-
-
Cesar Blas Perez Colman, “Entre Ríos 1810-1821”,
en “Historia de la Nación Argentina” (Tomo IX, dirigida
por Ricardo Levene), BsAs, El Ateneo, 1946, p.214.-
-
Isidoro J. Ruiz Moreno, “Estudios y Documentos de
Historia Entrerriana”, Tomo II, Colón, Eríos, Birkat Elohym,
2010, p.216 y 217.-
-
-
Jorge Riani, “Entre Ríos Secreta”, Paraná, La
Hendija, 2014, p.58 y p.234.
-
Oscar F. Urquiza Almandoz, “Historia Económica y Social
de Entre Ríos (1600-1854)”, BsAs, Banco Unido del Litoral,
1978, pp. 490-493.-
-
-
Facundo Arce, “Enciclopedia de Entre Ríos”, Tomo
II, Paraná, Arozena Editores, 1978, p.63.-
-
Facundo Arce, ob.cit, p.68.-
-
Beatriz Bosch, “Historia de Entre Ríos”, BsAs,
Plus Ultra, 1978, p.35 y p.53.-
-
Humberto
Vico,
“Historia de Gualeguay”, Santa Fe, Ediciones Colmegna, 1972,
pp.68-78. Agracedemos a nuestro compañero Tirso Fiorotto por el
aporte del libro de H.Vico, que más allá de su eurocentrismo para
analizar a nuestros pueblos originarios, nos aporta estos otros
hechos y documentos extraordinarios de la lucha popular en la
criolla que cobran más valor al ser releídos en clave subalterna y
dialéctica.
-
Humberto Vico, ob.cit, p.68-78.-
-
Humberto Vico, ob.cit, p.78.-
-
Eduardo Acevedo, “Historia de Artigas”, citado
por Carlos María Aranguren en “Hombres del
Paraná”, ob.cit, p.64.-
-
Carlos María Aranguren, ob.cit, pp.61-63.-
-
Jesualdo Sosa, “Artigas. Del Vasallaje a la Revolución”,
BsAs, Claridad, 1940, p.306.-
-
Leoncio Gianello, “Historia de Entre Ríos” (1520-1910),
Paraná, 1951, p.200 y p.576.-
-
-
Juan Antonio Vilar, “Revolución y lucha por la
organización”, Paraná, EDUNER, 2014, p.132.
-
OSCAR R. TAVANI PEREZ COLMAN, “Ramírez y Artigas. Una
nueva Interpretación”, Colón, ER, Birkat Elohym, 2007,
p.400.-
-
-
En su “Historia del Congreso de Tucumán”, Leoncio Gianello
repasa el surgimiento del prestigio de Artigas en todo el Litoral
sudamericano, luego del “Armisticio” traicionero que BsAs
firmara, en Octubre de 1811, con los españoles de Montevideo. Para
fundamentar su explicación, Gianello cita dos obras clásicas de
nuestra historiografía: primero el “Artigas, heraldo del
federalismo rioplatense”, de Facundo Arce y Manuel Demonte
Vitale, y segundo, y prestemos atención al título, “Porqué
fueron artiguistas los entrerrianos”, de José Ignacio
Yani, un trabajo de 1915. Cfr. Leoncio Gianello,
“Historia del Congreso de Tucumán”, BsAs, Academia
Nacional de la Historia, El Ateneo, 1966, p,423-424). Por su parte,
Beatriz Bosch comenta las asambleas populares que se hacían en
Entre Ríos para sumarse al movimiento soberanista y confederal de
Artigas (B.Bosch, ob.cit, p. 44).
-
-
Pablo Camogli, “Contame una Historia. Relatos sobre la
Revolución y la Independencia”, BsAs, Aguilar, 2014,
pp.114-115.-
-
Carta de José Artigas, desde su Cuartel General de Paraná
al Gobernador de Corrientes, José de Silva, 9 de Abril de 1815, en
Enrique Mendez Vives, “Artigas y la Patria Grande”,
Montevideo, Tauro, 1972, p. 71.-
-
-
Arturo Enrique Sampay, “Las ideas políticas de Juan Manuel
de Rosas”, en Arturo E. Sampay y Enrique M. Barba, “Rosas”,
BsAs, CEAL, 1975, p.19.-
-
Martiniano Leguizamón, “El Escenario”, en “Montaraz”
(1900), BsAs, A-Z Editora, 1994, p.28.-
-
OSCAR
R.TAVANI PEREZ COLMAN, ob.cit, p.306.
-
Isidoro J. Ruiz Moreno, “Estudios y Documentos de
Historia Entrerriana”, Tomo II, Colón, Eríos, Birkat Elohym,
2010, p.216.-
-
-
Pablo Stein, “Artigas y Ramírez. La verdad escondida”,
Editorial Tinta China, 2013, p.81.-
-
OSCAR R.TAVANI PEREZ COLMAN, ob.cit, p.351 y 358.-
Historia de Entre Ríos (2)