domingo, 4 de septiembre de 2022

OFENSIVA DEMOCRÁTICA O LEVIATÁN IDEOLÓGICO Y SOCIAL

La democracia debe pasar a la ofensiva frente a las ideologías y acciones antidemocráticas. La conciencia colectiva y la movilización plural de fuerzas contra la violencia fascista tiene el desafío de avanzar políticamente para fortalecer el estado de derecho. No se construye paz sin justicia y no hay justicia sin transformaciones estructurales. El odio y la violencia antidemocráticos deben ser castigados por la ley. En Alemania meten presa a cualquier persona que reivindique el nazismo. En EEUU allanan la residencia del ex presidente Trump. Al jerarca del Tercer Reich, Adolf Eichmann, se lo juzgó en Jerusalén y Hannah Arendt pensó allí el peligro latente y nunca superado de la banalidad del mal. En Argentina, la justicia debe caer con todo su peso sobre el atacante de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner. Pero la acción política y legal no debe quedar ahí: es fundamental que el Estado deje de publicitar en medios que destilan mentiras y odio y es estratégico rediscutir la ley de medios, lo mismo que una ampliación realmente democratizadora de la Corte Suprema y proyectar una profunda reforma de la Constitución, tal como lo vienen reclamando voces importantes del campo popular y como lo vienen gestando países hermanos de la región. Otra cuestión urgente es revisar la nueva legislación internacional sobre delitos en las redes sociales para ponerse al día.


La política debe levantar la cabeza ante las extorsiones del poder hegemónico: hay que crear un Fondo Federal para el Trabajo, la Educación, la Salud y la Investigación con el dinero que se recaude en la lucha contra la fuga de capitales, contra las ganancias especulativas y contra la gran evasión fiscal. Por lo demás, la austeridad, la sobriedad y la equidad deben alcanzar a todo el sistema político y económico, no sólo al pueblo trabajador. La conciencia movilizada debe desarmar políticamente a los que organizan la violencia ideológica y económica de todos los días.


La libertad sin ley y sin justicia significa sobrevivir en la selva. Es un monstruo ideológico, el verdadero Leviatán del que habló Thomas Hobbes hace cuatro siglos. El filósofo inglés pensó que la libertad individual de los humanos entendidos por el como lobos tenía que ceder un poco ante ese mal necesario que es el estado -simbolizado con el “leviatán”- para que la sociedad no sea una guerra de todos contra todos y para que los humanos no sean lobos de los humanos. Hobbes pensó en un estado fuerte y absoluto como solución. Ese tipo de estado se parece al mal social que busca corregir. El estado político democrático tiene el muy difícil compromiso de no reproducir las conductas de las manadas salvajes.


El monstruo, el leviatán, en esta sociedad de redes, parece ser la parte del colectivo social ganada por el miedo, la inseguridad, la competitividad, el resentimiento y el odio, que se construyen sobre propaganda ideológica por un lado, pero sobre la base de problemas reales por el otro. El leviatán hoy parece ser ese colectivo social que se deja llevar por las lógicas neoliberales y neofascistas combinadas. El leviatán hoy parece ser más social que político, aunque por supuesto nadie pierde de vista la perspectiva hobbesiana de una parte importante del estado instituido. El peligro es que esa violencia social, ideológica y política puedan juntarse en algún momento no muy lejano.


La libertad en la circunstancia de la desigualdad, la exclusión y la injusticia no es verdadera libertad social. Los pueblos tienen que aprender de la historia, de la suya y de la de los demás. La libertad de la mano de la ley y de la justicia no es un problema de discursos o buenas intenciones, es un problema político.


La libertad política y social concreta, en nuestro contexto, es también acompañar activamente la iniciativa de una moneda única regional, tal como lo propone Lula da Silva, para sentar las bases reales de una Unión Latinoamericana. Luchar democráticamente por la libertad es hoy también avanzar en la transición a las energías alternativas, la recuperación de la soberanía sobre nuestros bienes comunes y a una economía ambiental y socialmente sustentable. Libertad será lograr dejar de depender de los problemas y los intereses que nos complican hoy y complican el futuro de las próximas generaciones.

Mauricio Castaldo

Entre Ríos Ahora


No hay comentarios: