“...Nuestros
padres nos dieron una independencia material:
a
nosotros nos toca la conquista de una forma de
civilización
propia, la conquista del genio americano.
Dos
cadenas nos ataban a Europa: una
material
que tronó; otra inteligente que vive aún…”
JUAN
BAUTISTA ALBERDI
“Fragmento
Preliminar al Estudio del Derecho” (1837)
La
Historia es la política pasada y la política es la Historia del
presente. Claro que lo político no puede reducirse a la acción de
un gobierno, de un liderazgo o de una disputa de partidos, pero ese
aspecto institucional o instituyente de lo político es decisivo para
la buena o mala vida de los pueblos. El 29 de Junio de 1815, el
artiguismo desarrolló su Congreso de los Pueblos Libres en el Arroyo
de la China, hoy Concepción del Uruguay y en 1816, las denominadas
Provincias Unidas -orientadas por Buenos Aires- se reunieron en el
Congreso de Tucumán, que el 9 de Julio de ese año -y ante la
presión de federalistas y sanmartinianos- declaró la independencia
de la tutela política española. En nuestros días, comentaristas de
la Historia discuten el carácter independentista del Congreso de
Oriente, aduciendo que no hay actas o documentación que confirmen la
intención política del mismo y afirmando que el verdadero congreso
por la independencia es el realizado en Tucumán. Tenemos aquí un
problema epistemológico, el problema de definir cómo validamos el
conocimiento en la ciencia histórica y de qué sentido le damos al
mismo.
Antes,
durante y después del Congreso Federal tenemos documentación y
hechos que muestran y prueban el carácter independentista de la
política artiguista. Antes, durante y después del Congreso de
Tucumán tenemos documentación y hechos que prueban el carácter
contradictorio, especulativo y limitado de la declaración
independentista de los congresistas en Tucumán. Podemos debatir la
interpretación de los hechos y documentos, pero para ello debemos
analizar justamente los hechos, los documentos y los procesos
políticos y sociales concretos. La Historia debe ser algo más que
un concurso folklorístico.
El
artiguismo venía expresando públicamente su movilización política
por la independencia, la república y el federalismo desde las
Instrucciones que los diputados orientales llevaron, sin suerte, a la
Asamblea de las provincias, reunidas en BsAs, en 1813. Contra el
acuerdo del poder porteño con los españoles atrincherados en
Montevideo se había organizado el extraordinario éxodo oriental a
Entre Ríos en 1811. Entre 1813 y 1815, los federalistas habían
afirmado sus posiciones en el Litoral derrotando los ataques del
centralismo. A comienzos de éste último año, Artigas mandaba izar
en su campamento la bandera federal y ordenaba lo mismo a sus
compañeros y aliados de la Liga. José Luis Busaniche cita, en su
Historia Argentina, una carta del Protector al Gobernador de
Corrientes en Febrero de 1815 donde afirma con claridad que, “Buenos
Aires hasta aquí ha engañado al mundo entero con su falsa política
y dobladas intenciones. Éstas han formado siempre la mayor parte de
nuestras diferencias internas y no ha dejado de excitar nuestros
temores la publicidad con que mantiene enarbolado el pabellón
español. Si para disimular este defecto ha hallado el medio de
levantar con secreto la bandera azul y blanca, yo he ordenado en
todos los pueblos libres de aquella opresión que se levante una
igual a la de mi cuartel general: blanca en medio, azul en los dos
extremos y en medio de éstos, unos listones colorados, signo de
distinción de nuestra grandeza, de nuestra decisión por la
República y de la sangre derramada para sostener nuestra Libertad e
Independencia”.
SOSTENER
LA INDEPENDENCIA, MÁS QUE SOSTENER LA PLUMA
En
Paraná, esos listones darán paso a una diagonal roja, y en marzo de
1815, se izó en la actual capital entrerriana la insignia federal
que después Artigas adoptará como definitiva. Idea de orientales y
creación de entrerrianas y entrerrianos: nuestra bandera tricolor
fue y es un emblema creado a dos bandas, como lo fue toda la política
federal en épocas del caudillo oriental. Esta correspondencia del
líder regional con el gobierno correntino expresa contundentemente
el sentido de la lucha política que estaba llevando adelante. Unos
meses después se reúne el Congreso de Oriente: ¿Artigas había
dejado de ser independentista?. Sólo alguien obnubilado por su
ideología puede perder de vista esta cuestión fundamental. Un año
después, Artigas escribe al director supremo porteño Pueyrredón
recordándole que la independencia ya estaba declarada en nuestra
zona más de un año atrás. Y hay documentos que muestran la
política que los representantes de Santa Fe traían al Congreso
Federal: las dudas sobre la independencia quedaban sólo para los
doctorcitos de Buenos Aires. El Protector recuerda en esta misiva a
los correntinos que en la capital portuaria todavía ondeaba el
pabellón español promediando 1815. El peligro de un ataque imperial
hispano estaba latente, y el artiguismo siempre tuvo claro que la
independencia real de los pueblos se sostenía con la lucha conjunta
y solidaria, por eso se decidió enviar una misión de diputados
desde Concepción del Uruguay a BsAs para tratar de arreglar las
bases de un acuerdo. Los porteños estaban en otra cosa. Planeaban
seguir atacando a los federalistas. Para el artiguismo, no se trataba
sólo de declarar en un papel la independencia, se trataba de
consolidar las bases políticas, sociales y militares para
sostenerla. Hay más política independentista en la misión de los
representantes del Congreso Federal a BsAs que en las especulaciones
posteriores del Congreso de Tucumán.
CARAS
Y CARETAS EN TUCUMÁN
El 9
de Julio de 1816, los congresistas designados bajo la influencia del
poder porteño y reunidos en Tucumán, declaran formalmente la
independencia de las Provincias Unidas de la América del Sur del
dominio español. No estaban muy firmes en sus convicciones esos
congresistas. Siguiendo las investigaciones y reflexiones de
Busaniche, dice el historiador entrerriano Fermin Chávez en su
“Historia del País de los Argentinos” que “sobre el Congreso
de Tucumán gravitaron personas ajenas a dicho cuerpo y que toda la
acción del mismo estuvo condicionada por la cuestión artiguista y
por la invasión portuguesa. Grande fue el peso de las figuras de
Belgrano y San Martín; ambos dispuestos a sostener la idea de una
monarquía,en contraposición al republicanismo de un Tomás Manuel
de Anchorena o de los caudillos del Litoral”. Obviamente Anchorena
no tenía nada que ver con el artiguismo, pero lo importante aquí es
decir que Belgrano había vuelto de una misión política a Europa
acompañando a Rivadavia y Sarratea a buscar la protección
monárquica inglesa, española o la que fuera. En sesión secreta del
Congreso de Tucumán, el 6 de Julio, Belgrano afirmó la idea
monárquica, pensó simbólicamente en algún nativo políticamente
correcto -y más adelante se desdijo de esa idea- pero eso no fue lo
decisivo y estratégico, sino que lo triste y lamentable de sus
palabras fue que dijo que el Rey Juan de Portugal no era un enemigo
sino que venía a ayudar a limpiar la infección...artiguista. A
comienzos de 1816, el imperio portugués asentado en Brasil había
invadido la Provincia Oriental con el acuerdo diplomático del
gobierno de Buenos Aires y sus aliados reunidos en Tucumán. El
Congreso de Tucumán seguía la política del director Pueyrredón
que era una política de triple juego, como explica Busaniche, había
una política pública, pero por otro lado había unas políticas
centralistas reservadas y reservadísimas. La política pública era
mostrar cierta solidaridad con el artiguismo, la reservada era
contemporizar con la corte de Portugal, y la reservadísima era
“echar el alma a la espalda y aceptarlo todo”. Es decir, entregar
la Provincia Oriental a los portugueses y negociar una princesa o
príncipe portugués, inglés, español o francés como jefe de las
Provincias Unidas centralizadas en BsAs. San Martín cometió el
mismo error político que Belgrano y se dejó llevar por malos
comentarios sobre Artigas: llegó a decir que prefería a los
portugueses como vecinos. “El instinto popular decía todo lo
contrario de lo que decía San Martín -concluye Busaniche-. El mismo
General de Mendoza se verá detenido en su gloriosa carrera y tendrá
que volver desengañado a Europa por haberse encogido de hombros ante
la tragedia argentina de 1816 y haber preferido la vecindad de
Portugal a la vecindad de Artigas y de todo lo que Artigas
representaba dentro del proceso histórico del Río de la Plata”.
LA
LUCHA SEMIÓTICA
¿Qué
independencia consta en acta entonces, en el Congreso de Tucumán? La
independencia que reclaman las huestes de San Martin y sobre todo, la
que impulsaban los pueblos de la Liga Federal. Debemos ver y pensar
la lucha política, ideológica y social dentro y más allá del
texto. Tenemos que estudiar y reflexionar sobre todos los hechos como
parte del proceso político de debate y luchas por la independencia y
la organización del estado que estaba naciendo. Hechos, documentos,
significaciones, proceso, reflexión crítica y justicia
hermenéutica, justicia interpretativa en base a pruebas y
consecuencias de los hechos. Argumentación basada en hechos -en
plural- y preocupada por la falsación, por la réplica fundamentada,
para que sea una argumentación sólida y forje un consenso histórico
diferente, serio, amplio y democrático. ¿Puede una/un docente
entrerriana/o conmemorar simbólicamente con sus alumnas y alumnos el
29 de Junio como Día de lucha por la Independencia? Claro que si.
Reflexionar sobre los dos congresos y todos los hechos, debates y
luchas de esa época es mejor que repetir como loros la historia
mitrista y liberal centrada insípidamente en el 9 de Julio. Analizar
críticamente la historia no es destruir la historia ni destruir la
nacionalidad, es madurar y fortalecer la reflexión histórica para
forjar una nacionalidad más democrática.
LAS
Y LOS HÉROES DE LA HISTORIA COMPLETA. EL RACISMO PEDAGÓGICO
El
no tan independentista Congreso de Tucumán continuó sus sesiones en
Buenos Aires. En 1819 redactó un proyecto de constitución
monárquica para las Provincias Unidas. La política reservada se
transformaba en política pública. El artiguismo barrió esa
política en 1820, en la Batalla de Cepeda. La epopeya de Artigas
termina ahí, como dijo el historiador oriental Juan Zorrilla de San
Martin. Los portugueses se habían apropiado de la Banda Oriental,
pero la convicción artiguista llegó con sus últimas fuerzas a
Cepeda. Artigas ni nadie puede sólo: el triunfo de la idea de
independencia, de república y de federación se lo debemos a las
miles de almas de ese pueblo humilde que fue miliciano de Artigas,
como otros iguales lo fueron de de otros líderes sudamericanos. Los
negros y las negras no sólo vendían comida en las puertas de los
cabildos, los nativos y las nativas no se preocupaban sólo en ver
cómo les quedaba la vincha, los gauchos no se disfrazaban de
gauchos: con las armas en la mano, ese pueblo multicultural se
movilizó y dio su vida por la independencia sudamericana, la
república, el federalismo y la justicia económica y social. Debemos
superar el pensamiento pedagógico abismal, el racismo pedagógico,
que nos impide vestir a nuestros gurises como subalternos
revolucionarios. En 1820 se plantó la idea. No se trata de valorar
la historia regional a la par de la historia nacional: esa es una
mirada periféricamente mitrista. Se trata de repensar el proceso
histórico sin excluir lo que estaba excluido y soslayado. El
prócer es el pueblo humilde multicultural movilizado con un sentido
político liberador. La Batalla de Cepeda y el Cruce de los Andes son
la expresión práctica y revolucionaria de los ideales discutidos en
los dos congresos. Las traiciones y derrotas que sufre el proyecto
artiguista -y el exilio sanmartiniano- dejarán las ideas plantadas
para que otras luchas las fecunden, siendo la independencia y la
soberanía, la Patria Grande, la democracia, el federalismo, el
desarrollo humano integral, la sustentabilidad sin sosteniblablá y
la justicia tareas por discutir y por hacer todos los días, pensando
en el bien común, los bienes comunes y la felicidad pública, no
agitando la bandera o el discurso para defender intereses sectoriales
vinculados a intereses foráneos.
CONCEPCIONES
HISTÓRICAS E IDEOLÓGICAS DE LA LIBERTAD
¿De
qué libertad nos hablaban Belgrano, Rivadavia y Sarratea en Europa?
¿De qué libertad y para quienes? ¿De qué libertad hablaban
Rivadavia y los gerentes de la banca inglesa Baring Brothers?.
Algunos de estos próceres militaron un gobierno de la princesa
Carlota de Portugal en BsAs. La libertad era dar seguridad a sus
negocios personales, a su status social y a sus especulaciones
ideológicas, era una libertad liberal, individualista, formal, de
clase alta, sin importar las consecuencias sociales de esa mirada
política. Hoy, muchos en Brasil y en Argentina siguen fogoneando esa
libertad en forma egoísta, irresponsable, destructiva y criminal, si
contamos las víctimas del covid en el gobierno de Jair Bolsonaro.
Agitar la bandera argentina un 9 de Julio para gritar libertad como
los bolsonaristas es lo más parecido al grito liberal de los
carlotistas entre 1810 y 1820. Necesitamos una reflexión sesuda,
prudente, justa, equitativa, y un debate superador, pensando en forma
colectiva. Eso sería realmente aprender de la Historia. Ni
carlotistas, ni saavedristas ni morenistas: el artiguismo era y es
otra cosa, sin sacar los pies de lo real en toda su complejidad pero
sin empantanarse en lo real, tratando de ir más allá de lo real
actual.
TRANSMODERNOS
Y TRANSFORMISTAS. PUEBLOS LIBRES, HOY.
Una
hermenéutica del proyecto artiguista nos permite ver hoy tres líneas
filosóficas y políticas dentro de la pluralidad y heterogeneidad
social de ese movimiento federal original. Está el republicanismo
federalista y el laicismo liberal por un lado, pero también están
el cristianismo social forjado por las misiones jesuiticas y está la
sabiduría de nuestros pueblos originarios, a quienes se convocó a
participar soberanamente en el Congreso de Oriente. La más amplia
libertad civil y religiosa, proponían las Instrucciones del XIII:
era una clara hermenéutica política y social pluralista, una fe
común, que se completaba con una distribución de tierras y un
proteccionismo comercial y económico. En 1816, Artigas escribía a
los cabildos de Montevideo y Corrientes apurando la distribución de
vacunas contra la viruela -con especial preocupación de que le
llegue a los entrerrianos-, junto con indicaciones (tutoriales,
aplicaciones), cartillas de estudios y un libro de Historia de EEUU
para pensar el federalismo. Ilustración federalista sí, razón
científica moderna sí, pero en un marco políticamente prudente,
plural y equitativo. Podemos leerlo como una prefiguración de lo que
el filósofo argentino Enrique Dussel denomina una hermenéutica
transmoderna. Tan ilustrados como valientes era la consigna.
Subrayamos el “como”.
Claro
que no todos los artiguistas estaban convencidos de ese camino. Sobre
los federalistas de ayer y de hoy podemos decir lo que un viejo león
herbívoro dijo de sus partidarios en los años ´70: los hay ortoxos
y heterodoxos, apresurados, retardatarios y también contemplativos.
A veces, muy contemplativos. De todas maneras, esa pluralidad y
equidad convergentes se perdieron en 1820 y se deconstruyeron hasta
nuestros días. En todo el subcontinente se movilizan estas
filosofías y estas fuerzas, pero en pocos lugares o momentos se han
vuelto a encontrar. ¿Qué textos, ideas, propuestas y luchas hoy, de
Argentina, de Nuestra América-Abya Yala y del mundo, actualizan las
propuestas de esas corrientes de pensamiento y organización social?.
¿En qué condiciones discutir un diálogo democrático y un consenso
básico de ideas?. Hay mucho material teórico y práctico para
estudiar.
La
noción de Pueblo Libre, en 1815, implicaba la doble independencia,
municipal y provincial de los poderes externo e interno, y se le
sumaba a ésto la inclusión de las naciones originarias con sus
representantes. Al incipiente desarrollo institucional de la Liga de
los Pueblos Libres se lo sostenía con la movilización permanente de
esos pueblos para sostener sus derechos políticos y la frontera
móvil de avance de los derechos sociales, dentro del contexto de la
época. Hoy, podemos pensar el concepto de Pueblo Libre como Pueblo
Autosustentable en términos multidimensionales, es decir en
términos, económicos, ecológicos, políticos, culturales,
energéticos, éticos y alimentarios. Más libres serán los pueblos
si pueden avanzar en la transición a una vida social auténticamente
sostenible en todos los órdenes. La libertad como
autosustentabilidad compartida es un desafío enorme en era del
capitalismo biotecnológico y financiero ecocida. Estamos corriendo
contra reloj en ese desafío.
Prof.
Mauricio Castaldo
María
Grande, Entre Ríos
NOTAS:
La
cita de JOSE LUIS BUSANICHE de esa carta esclarecedora de Artigas, en
su “Historia Argentina”, BsAs, Solar/Hachette, 1965, p.352. El
triple juego del Congreso de Tucumán en el mismo trabajo, p.379 y la
reflexión sobre San Martín y los portugueses en la p.383. El repaso
de FERMÍN CHÁVEZ, en su “Historia del País de los Argentinos”,
BsAs, Arturo Peña Lillo Editor, p.1967, pp.133-147. La posición
antiartiguista de Belgrano, el 6/7/1816 en “Los debates al interior
del Congreso de Tucumán – Julio de 1816”, Página web de El
Historiador, en
https://www.elhistoriador.com.ar/los-debates-al-interior-del-congreso-de-tucuman-julio-de-1816/,
la de San Martin en el trabajo del Prof. JUAN ANTONIO VILAR,
“Revolución y lucha por la organización. Primera y segunda
décadas de la revolución 1810-1829”, Paraná, Eduner, 2014,
p.119. Sobre Belgrano, escribe Vilar: “tan injusto y equivocado
estaba Belgrano, enceguecido contra los federales. Era un gran
hombre, patriota, honesto y sacrificado, pero compartía con los
porteños su ruin política. Estaba a su servicio” (p. 132 del
mismo trabajo). El bello libro clásico de JUAN ZORRILLA DE SAN
MARTÍN, “La Epopeya de Artigas”, Barcelona, Luis Gili, 1916. En
esa obra del historiador oriental, las cartas de Artigas a los
cabildos montevideano y correntino, pensando en vacunas, educación y
estudio federalista, en la p.643. Versión en internet de este
volumen centenario, por ejemplo en https://autores.uy/obra/3255.
La imperdible producción “Autosustentables” del Canal Encuentro,
en https://www.youtube.com/watch?v=k-NKljNPAB8.
Sobre el pensamiento abismalmente racista, eurocentrado, que debemos
superar, ver BOAVENTURA DE SOUSA SANTOS, “Descolonizar el saber,
reinventar el poder”, Montevideo, Trilce, 2010, en
http://www.boaventuradesousasantos.pt/media/Descolonizar%20el%20saber_final%20-%20C%C3%B3pia.pdf