Lo cierto es que trata de una respuesta legitima al sufrimiento de años de violencia en manos del crimen organizado con el auspicio cínico del gobierno. Lo que pase lo decidirán los pueblos.
1. ¿Qué son las policías comunitarias?
Para respondernos, tenemos que recordar que Mesoamérica fue integrada violentamente al sistema mundo capitalista europeo desde el siglo XVI como una periferia significativa que da cuenta fehaciente de su inmenso poder expansivo. Su influencia ha configurada su vasta geografía y fue determinante para su numerosa población originaria supliendo en mucho su sólida apuesta civilizatoria. Al ser producto de una invasión, América tuvo un carácter antagónico al capitalismo y se integró a contracorriente al moderno sistema mundo, quedando como una periferia impetuosa, así paso a formar parte de una larga historia universal de resistencia, que para Europa se remonta a Esparta.
Si en Europa, centro por antonomasia del sistema mundo capitalista, han resistido pueblos originarios marginalmente como experiencias históricas exóticas, diferentes y alternas a la civilización capitalista dominante, América como periferia no podía ser la excepción. Al ser los perdedores en la apuesta por el dominio, sus pueblos fueron despreciados por la ciencia dominante que con su visión lineal los descalificó clasificándolos como formas inferiores de desarrollo e ilegitimando sus conocimientos. Sin embargo, la inercia sistémica los integra a la misma modernidad que los Estados nacionales que los intentan desaparecer. Pero además lo hacen con la peculiaridad de funcionar entre dos mundos que están en total oposición. Esta paradoja ha determinado las estrategias de su organización social y política, haciéndola, ya no sólo por circunstancias históricas, sino en lo concreto, fundamentalmente anticapitalista. La necesidad de subsistir y prevalecer en un contexto adverso, muchas veces en una geografía hostil, ha derivado en la práctica de relaciones sociales más naturales que a lo largo de la historia no solo han garantizado la vida de la especia humana sino han propiciado su evolución: son estructuras comunitarias, en contraparte al indivualismo exacerbado del capitalismo, son fundamentalmente democráticas e igualitarias, frente al autoritasmo jerárquico de la sociedad de clases capitalista, y son profundamente solidarias, contra el egoísmo enfermizo capitalista. En México, Ricardo Flores Magón con la sensibilidad que lo caracterizaba, supo reconocer el potencial renovador y antisistémico de estos pueblos. [i]
Dedujo que proponían una modernidad alternativa al refuncionalizar formas ancestrales de organizacion para resolver los retos que les imponía la modernidad capitalista. Respondían también a los planteamientos que en Europa los pensadores anarquistas y socialistas, basados en las experiencias de las clases subalternas (campesinos y obreros) estaban planteando: La noción de propiedad comunal de la tierra , el trabajo en común, el concepto colectivo, democrático y participativo de la autoridad y la ayuda mutua. En México, la imposición del proyecto civilizatorio occidental se enfrentó a una tradición cultural igualmente fuerte, global y universal –aunque a escala continental- impidiendo la implantación de la cultura europea en su totalidad. Sus tradiciones no sólo persistieron desde Alaska hasta la Patagonia, también tuvieron la capacidad de transformar las de la cultura dominante.
Sus estructuras sociales, religiosas y políticas quedaron casi intactas a pesar del ejercicio implacable y despótico de Estados genocidas que, con el argumento del progreso, han sostenido una guerra de exterminio perenne, siendo el caso más exitoso el de Estados Unidos. Tan grande es la fortaleza de su modernidad civilizatoria que han resistido empecinadamente. Las policías comunitarias que existen prácticamente en todo el país (en el norte los Seri y los Yaqui, en el sur los mayas de Chan Santa Cruz, en Guerrero la Policía Comunitaria, en Michoacán ,Cherán) son resultado de esta propuesta organizativa. Es un instrumento de justicia alternativo que forma parte de prácticas civilizatorias de larga duración histórica que anteceden al Estado Nacional mexicano y que han funcionado, a veces de manera más efectiva, paralelamente a las estructuras e instituciones capitalistas. Su función es garantizar la existencia de comunidades en peligro de exterminio por este sistema económico que los amenaza desde el siglo XVI y proteger su territorio. De entrada esta función de salvaguarda y preservación no responde a la lógica de destrucción y rapiña del capitalismo; de la misma manera es legitimada por una clase desposeída, y no facultada para el ejercer la violencia arbitrariamente en defensa los privilegios de la clase dominante, como el caso de las policías del Estado. La violencia se ejerce en legítima defensa, no como forma institucional de control y dominio.
La crisis estructural del sistema capitalista es en concreto el fracaso de sus instituciones. Los Estados nacionales se convierte en simples administradores de los grandes capitales, y las políticas son impuestas de forma violenta y autoritaria para asegurar los privilegios de una minoría en detrimento de las mayorías desposeídas. Al ser instrumentos para garantizar estos privilegios abandonan su función histórica por el bienestar común rompiendo el pacto social que los legitima: la educación se vuelve un negocio y no un derecho, la salud un privilegio, la policía y los ejércitos no garantizan la seguridad y son usados para reprimir el descontento y despojar a los pueblos de sus recursos. Es decir que la misma institución que debería garantizar el bienestar de la población, los deja sin nada, ni siquiera el derecho a vivir en sus territorios en paz. Ante este abandono, los pueblos recurren a sus tradiciones para poder sobrevivir reconstruyendo autónomamente una alternativa tan antigua como innovadora de organización social. Tal es su trascendencia que los Estados modernos han tenido que reconocer la existencia de los derechos colectivos, como la libre determinación y autonomía, garantizando estas formas de autogobierno. En el caso del agonizante y patético estado mexicano, este derecho está incluido en el artículo segundo constitucional.
Con este antecedente, podemos afirmar que las Policías Comunitarias cuentan entonces con un fundamento histórico –principalmente indígena- y una legitimidad social avalada por una comunidad y gestionada por gobiernos tradicionales. Incluso para el mismo estado mexicano son una entidad legal. Pero ya mencionamos que la dinámica voraz del capitalismo convierte a sus instituciones en instrumentos de la expoliación y el estado mexicano es un vergonzoso ejemplo de este proceso: lejos de hacer valer la ley, es el sumiso defensor de los intereses de los grandes capitales que pretenden a toda costa hacerse de los recursos en territorio de estas comunidades. Y violando la ley que debería hacer valer utiliza todo su poder para combatirlas, financia grupos criminales y paramilitares lanzándolos contra la población que tiene el deber de proteger. El estado entonces mata, encarcela, hostiga a los pueblos, siguiendo la lógica del sistema que lo construyo –la democracia burguesa- es un instrumento del capital y los pueblos se defienden de este último embate del sistema que los invadió hace 5 siglos como lo han hecho siempre.
2. ¿Qué son las autodefensas?...
Brenda Aguilar - Anarkismo.net - Leer Completo
Frente al intento de golpe de estado en Venezuela: ¡NO PASARÁN! – La Revancha- Contragolpe- Escuela Itinerante de Arte Popular – Bandera Negra
Abajo la intentona golpista
Venezuela vive momentos de real tensión. Sectores de la MUD, el caprilismo y de la ultraderecha se filtran en las calles para generar un verdadero estado de convulsión social y atentar contra la expresión propia de la voluntad popular venezolana.
Muertos y varios heridos son el saldo de las jornadas que estos grupos, impulsados por grandes sectores del poder económico, armaron premeditadamente con el fin de encabezar un intento de golpe de estado contra el gobierno de Nicolás Maduro y el legado de Hugo Chávez Frías.
Tal como recientemente en Honduras, Ecuador y Paraguay, sectores derechistas amparados por intereses pro-imperialistas se organizan conspirativamente para arremeter contra las conquistas populares y procesos que, con sus límites precisos y desarrollos, han sabido capturar porciones enormes de la sensibilidad de los pueblos.
Nos oponemos firmemente a la complicidad mediática mundial que pretende señalar como culpable de estas jornadas, al propio régimen político y al pueblo venezolano. Contrariamente a lo que sucede en Venezuela donde militantes chavistas son asesinados por bandadas fascistas de la derecha, las grandes corporaciones mediáticas locales y del mundo, desconciertan sobre el rumbo de los hechos. En la Argentina, los monopolios mediáticos junto a militantes del PRO y de organizaciones políticas reaccionarias, continuaron el curso de criminalización hacia el pueblo de Venezuela.
Rechazamos categóricamente la teoría de sectores que, bajo el manto de oposición democrática, las jornadas que se viven hoy en Venezuela están signadas por la represión y persecución estatal a “luchadores” sociales. Se trata lisa y llanamente de sectores estudiantiles y de la oposición pro imperialista que desatados por el odio hacia el proceso de construcción de poder popular, pretenden llevar a Venezuela hacia políticas regresivas y de desmantelamiento del proceso de transformación social. Mediante consignas que velan de un carácter progresista, estos verdaderos golpistas pretenden descomponer el camino de radicalización que sectores del chavismo quieren imprimir al carácter de la revolución bolivariana.
Fortalecer las debilidades estructurales...
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