jueves, 27 de febrero de 2014

"La hipótesis de un «leninismo libertario» sigue siendo un desafío de nuestro tiempo"

Jorge Sanmartino

Entrevista inédita con Daniel Bensaïd

25 feb 2014.- El siguiente reportaje fue realizado por Jorge Sanmartino con motivo de la visita de Daniel Bensaïd a Argentina en abril de 2006.

Jorge Sanmartino: En la conferencia que diste en Buenos Aires, en la sede de CLACSO, mencionaste que la globalización no elimina los paradigmas con los cuales pensamos la política pero sí sacude todo el sistema de conceptos de la modernidad abierta en el siglo XVII. ¿En qué medida estos conceptos han sido reformulados, o mejor dicho, qué debemos reformular y qué consecuencias tiene para la lucha de clases socialista?
Daniel Bensaïd: Sólo quería destacar la amplitud del cambio de época. Desde la caída del Muro de Berlín y la desintegración de la URSS, los historiadores hablan mucho del “corto siglo XX”, como si simplemente se hubiera vuelto a cerrar un paréntesis abierto por la Primera Guerra Mundial y la Revolución Rusa y acabado con lo que ellos consideran “el fin del comunismo”. Esta periodización permite tratar a Marx y a su herencia como un perro muerto, presentando el retorno a los filósofos liberales del siglo XVII -Hobbes, Locke- o a Tocqueville y a los “padres fundadores” de Estados Unidos como la última palabra de la filosofía política. Es notorio además que los ‘90 estuvieron marcados en el debate intelectual, al menos en Europa, por la vuelta de tuerca de esta filosofía que intenta reducir la política a una moral de gestión rechazando la carga conflictiva de la cuestión social. Alain Badiou lo subrayó mucho en ¿Podemos pensar la política? (1985) y en su Metapolítica (1998), así como lo hizo Jacques Rancière en Al costado de lo político.
En realidad el problema es mucho más profundo. Lo que trastorna la globalización es el conjunto del paradigma político de la modernidad tal como se constituyó y se sistematizó, de la Revolución Inglesa de Cromwell a la Revolución Francesa: los conceptos de soberanía, territorio, frontera, pueblo, nación, derecho internacional interestatal y guerras nacionales se articularon para proporcionar el marco del pensamiento político. Hay una ilustración muy interesante de esto en el curso de Foucault sobre Seguridad, territorio y población, que se refiere justamente a este período. Lo importante es que las políticas -revolucionarias- de subversión del orden establecido utilizaron prácticamente el mismo dispositivo conceptual dándolo vuelta: ciudadanía pero social, soberanía pero popular, liberación del territorio, socialismo estatal o nacional, etc. Es totalmente banal en las relaciones de subalternidad, tal como Gramsci las entendió bien. Pero es también lo que determinó las grandes hipótesis estratégicas resultantes de las experiencias de las revoluciones rusa, china, vietnamitas, así como de las derrotas de las revoluciones alemana y española de los años 20 y 30. La huelga general insurreccional -hipótesis de Octubre- tiene por desafío la toma de la sede de un poder oficial centralizado: la capital, “cabeza” de la nación, transformada en Comuna. No solo la de París en 1871, sino también la de Petrogrado en 1917, Hamburgo en 1923, Barcelona en 1937, etc. La “guerra popular prolongada” tiene por desafío la liberación de un territorio como desenlace de un doble poder institucionalizado territorialmente. Se trata obviamente de “modelos” límite o de ideales-tipo cuya realidad presenta siempre variantes híbridas, y es por eso que prefiero el término más flexible -por estar sujeto a la prueba de la práctica- de hipótesis estratégicas.
Ahora bien; desde el inicio del contraataque y la contrarreforma liberal -los años de Thatcher y Reagan-, el debate estratégico parece haber caído a su grado cero -lo que yo llamo un eclipse de la razón estratégica- en favor, por un lado, de las retóricas estoicas de la resistencia: “mantenerse”, no ceder, seguir siendo fiel, ante lo inaceptable, incluso si no se cree más en otro mundo posible. Y por otro lado, en favor de lo que yo llamo una teología del milagro circunstancial: Badiou y, bajo formas más moderadas, Holloway o Negri. Es justamente porque las categorías en las cuales se teorizaron las últimas experiencias revolucionarias, sin ser completamente perimidas, y sobre todo sin ser sustituidas, se tornan insuficientes para pensar el presente de la política. No tomaré más que dos ejemplos...





Declaración Final del VII Encuentro Guevarista Internacional. Mar del Plata. Argentina. Febrero de 2014



El 6° congreso del "Movimiento de los Sin Tierra" en Brasilia

Alainet


Del 10 al 14 de febrero se reunieron en Brasilia 15.000 campesinos para celebrar 30 años de lucha. El lema era: Una Reforma agraria popular.

1. El contexto


De hecho, la situación es intolerable: en 2010, 175 millones de ha. improductivas (por especulación) y casi 4 millones de familias campesinas sin tierra; una constitución inaplicada y una ley agraria casi sin efecto; 2013 ha. sido el peor año: 100 unidades repartidas y 5.000 familias reubicadas, cuando cerca de 100,000 esperan en campamentos del MST una asignación de tierras[1]...






El niño trabajador es el pobre del futuro

Países latinoamericanos debaten abolir o regular el trabajo infantil



Sojera con fuerte presencia en el país

China va por todo: compró el 51% de cerealera Nidera


• LO HIZO A TRAVÉS DE COFCO (CHINA GRAINS AND OILS GROUP CORPORATION).
• PAGÓ CERCA DE U$S 600 MILLONES.
• CONSECUENCIAS.

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