sábado, 27 de diciembre de 2014

AGROQUÍMICOS EN ENTRE RÍOS: JOAN TAMPOCO RESISTIÓ


No hubo Cumbre que le diera solución. No hubo saluditos discursivos de Navidad que lo salvaran. ¿Habrá un pueblo movilizado que haga justicia y que termine con las fumigaciones, el envenamiento y la muerte? ¿Habrá un pueblo trabajador movilizado que, sin vueltas, enfrente y termine con el capitalismo extractivista? (Foro Artiguista Entrerriano).


El jueves a la noche murió Joan Franco. Tenía apenas dos años y medio. Vivía en el barrio envenenado de San Salvador, cerca de la cuadra donde vivió Leila que no cumplió los 15 o Pablo que apenas sintió los 18. Joan murió en el Garrahan, lejos de su casa y de su cuadra en el barrio Centenario de San Salvador.
Agrotóxicos en Entre Ríos Joan tampoco resistió

Por Silvana Melo

Cuando las estadísticas incomodan, no hay estadísticas. Si los diagnósticos fastidian, se subdiagnostica. O se firman engañosas y obvias defunciones (paros cardiorrespiratorios). Cuando los niños se mueren de cáncer en un pueblo, es más simple hablar de la genética, del azar y del tabaquismo paterno. Y no de los aviones que llueven veneno sobre la piel, el agua y los pulmones de hombres, mujeres, niños, niñas, perros, pollos y vida en general en territorios cercanos al ombligo entrerriano como San Salvador.
Historias de riesgo extremo que se repiten en Lavalle, Corrientes. En Bovril, Entre Ríos. En Santa Fe, en Misiones, en Córdoba, en Santiago del Estero. Mejor no contar el número de niños y adolescentes que se mueren de cáncer cerebral en el mismo barrio, en la misma cuadra. Porque si se los cuenta desde los ábacos oficiales habrá que dar explicaciones. Y hurgar en las entrañas del modelo que el capitalismo extractivo aplica impiadosamente en los pueblos rurales. Los que dependen en vida y muerte de la siembra, la sobrevida de lo que crece y el precio de los commodities. Donde se rifa a la gente para que todos los premios sean para los mismos. Siempre, siempre los mismos.
El jueves a la noche murió Joan Franco
Tenía apenas dos años y medio. Vivía en el barrio envenenado de San Salvador, cerca de la cuadra donde vivió Leila que no cumplió los 15 o Pablo que apenas sintió los 18. Joan murió en el Garrahan, lejos de su casa y de su cuadra en el barrio Centenario de San Salvador. Una pequeña ciudad arrocera de Entre Ríos a la que la proliferación de la soja sin control (de la misma manera que prolifera descontrolado un grupo de células que da forma a un tumor) altera la identidad. Como la capacidad invasiva de las neoplasias, que coloniza tejidos y órganos, la intrusión de la soja transforma a la Capital del Arroz en una ciudad cuyo karma es la soja transgénica, el veneno que la salva de todo otro ser vivo que la amenace, la cascarilla del arroz mezclada con deriva que arrastra el viento hacia narices y pulmones y el corazón del barrio construido, dicen, sobre un cementerio de aviones mosquito con sus tanques y su pasado intactos...

La Nota Digital - 24/12/2014 - Leer Completo

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