lunes, 10 de septiembre de 2012

Catalunya, ¿camino de Lituania?


LAS COSAS GRANDES DE UN PAÍS PEQUEÑO

En pocos años hemos pasado de la reivindicación del federalismo asimétrico a la eclosión de un independentismo sin complejos. La Diada de este martes se perfila como un momento histórico. Explicamos en estas páginas los entresijos políticos y económicos de un proceso lleno de incógnitas.

JOAN TAPIA / Barcelona
La pregunta de EL PERIÓDICO es directa: ¿cómo y por qué se ha pasado de las grandes concentraciones de 1976-77 pidiendo "Llibertat, Amnistía i Estatut d'Autonomía" y celebrando el retorno del 'president' Tarradellas, a otra manifestación que con el lema "Catalunya, nuevo estado deEuropa", despierta tanta expectación?
Cuando se votó la Constitución del 78, solo un diputado catalán, Heribert Barrera, que venía de laERC de la República (la que hizo a Companys ministro de Marina en el primer Gobierno de Azaña) votó en contra y dijo que la Constitución se blindaba ante cualquier reforma profunda, un candado sobreCatalunya. Ahora este criterio lo comparte toda la nueva ERC (la de la República era un partido 'atrapatodo'), mucha gente de CDC (aunque no deUnió) y los que están hartos de los sucesivos conflictos con Madrid. Incluso quizás algunos diputados electos en listas de un partido federado con el PSOE.
Han pasado casi 40 años y la explicación racional es que un Estado plurinacional --aspiración de casi todas las fuerzas políticas catalanas del 77-- no es fácil de gestionar. El estado-nación clásico es más elemental y cómodo. La prueba es la dificultad actual de avanzar hacia un estado supranacional europeo. Y es evidente que en Catalunya, y más enEspaña, había mucha gente y muchos lobis que no apostaban por el Estado plurinacional. La prueba es que la Constitución no reconoce la nación catalana sino que habla de "nacionalidades y regiones". Es todo lo que pudieron arrancar Miquel Roca y el entonces comunista (luego socialista) Jordi Solé-Tura de UCD, PSOE y media Alianza Popular (la madre del PP).

AMPLIA AUTONOMÍA

Pero la actual autonomía catalana, tanto por su contenido como por duración, es con mucho la más amplia que ha tenido Catalunya desde 1714. Algunos dicen que el catalanismo tiene que mirar hacia adentro porque no ha logrado transformar España. Es una verdad a medias. La democracia española no sería igual sin Catalunya. La liquidación del papel político del Ejército la hizo Narcís Serra. Y CiU fue decisiva en la abolición del servicio militar obligatorio. Además, si Catalunya no logra influir enMadrid (verdad a medias), cómo lo haría en la gran Europa, donde solo España e Italia (quizá Polonia) pueden corregir algo las directrices fijadas en Berlín y suscritas por París. ¿Es superior el peso real deLituania en Bruselas al de una Catalunya española? Sí, en el derecho de veto, que aunque residual jurídica y políticamente, podría usar cualquiera contra el ingreso de Catalunya en la UE.




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