sábado, 1 de diciembre de 2012

Egresa la primera promoción del secundario de Zanon


Zanon, hoy Fasinpat, Fábrica Sin Patrones en Neuquén, recuperada y gestionada por los trabajadores, integrada a las luchas sociales y culturales y ahora, con una escuela pública de los trabajadores y el pueblo

Se realizó el acto de colación la escuela que funciona en la fábrica neuquina recuperada hace 11 años. “Un vez más en Zanon se da un hecho histórico”, dijo a INFOnews uno de los egresados.


La propuesta surgió en 2007, al calor de la revuelta provincial que generó el asesinato del docente Carlos Fuentealba. Durante esas jornadas los trabajadores de la fábrica Fasinpat (ex Zanon) les contaron a un grupo de docentes que había muchos obreros que no habían terminado el secundario.
Con esa inquietud, un equipo docente, una cátedra de la Universidad Nacional del Comahue y un grupo de obreros comenzaron a redactar el proyecto que luego presentaron ante las autoridades educativas y, no sin pocas trabas, lograron que se aprobara a finales de 2009.
La escuela de la fábrica de Zanon (gentileza 8300.com.ar)

La escuela de la fábrica de Zanon (gentileza 8300.com.ar)


“En 2010 comenzamos la clases pero sin nada. Recién a mitad de este año tuvimos personal de maestranza y preceptores”, contó a INFOnewsMariel Malán, la directora del Centro Provincial de Educación Media nº88 “Boquita Esparza”. “Estuvimos dos años y medios lavando el piso, las tasas y los baños”, graficó.
Las aulas se construyeron en instalaciones de la fábrica que estaban inutilizadas y fueron refaccionadas para poder dar clases. “La escuela funciona en el corazón de la fábrica y el comedor lo compartimos con los obreros”, indicó la directora del colegio al que hoy asisten 90 estudiantes.
Uno de los logros de la comisión que formó la escuela es que la inscripción sea abierta. Es decir, además de obreros (y obreras) también pueden asistir vecinos de la fábrica.
“El colegio es una parte más parte del activismo que vamos generando desde la lucha por la continuidad de la fuente laboral en Zanon”, explicó Cristian Mellado, uno de los 14 estudiantes que hoy egresa.
Como estudiante, Mellado destacó el “doble esfuerzo” de todos y principalmente de las mujeres. “Fueron tres años de mucho desgaste pero hoy siento con la satisfacción del objetivo cumplido”, sostuvo el obrero de la empresa recuperada en la que hoy trabajan 450 personas.
“Una vez más en Zanon se da una hecho histórico”, se jactó orgulloso.
Con Boquita en el festejo




Boquita Esparza

Boquita Esparza
 “Jorge ‘Boquita’ Esparza era unsol de militante obrero”, así lo definió la directora la escuela que hoy lleva su nombre. Malan recordó que lo conoció en el 2001 cuando el sindicato docente Aten acompañó el acampe de los obreros que no querían que cerrara Zanon.
“Boquita formó parte del equipo de la escuela desde el primer momento, porque si bien ya había terminado el secundario sentía que producción y educación debían ir de la mano”, explicó.
En 2008 a Boquita le diagnosticaron una grave enfermedad. “Hasta último momento, incluso cuando ya no podía llegar a la fábrica, estuvo pensando el colegio con nosotros”, contó Malán y aseguró que “hoy Boquita va a estar presente en el festejo”.





La revoluZanón permanente


Son 480 hombres y mujeres que todos los días producen el desafío de poner en marcha una fábrica, resistir las amenazas de desalojo y crear formas de gestión social. Cuáles son para ellos las claves de esta dura batalla por la que están dispuestos a todo y que este mes puede terminar si la legislatura neuquina se decide, al fin, hacer lo que debe.
Dicen que es una fábrica de cerámicos, pero en realidad produce otra cosa. Es lo primero que se me ocurre pensar frente al tremendo predio que se asoma tras el portón. Estoy tratando de calcular la dimensión de este fenómeno recorriendo con la mirada la postal. El parque, los playones, los edificios, los depósitos y las grúas que frenéticamente transportan de acá para allá las cajas estampadas con un logo que sintetiza todo en pocos trazos: un apretón de manos en medio de una ruta.
Abracadabra: la mano está tendida frente a mí y la ruta está a mis pies.
–Bienvenidos.
Nos dice sonriente Raúl Godoy.
Acaba de comenzar nuestro recorrido por ese parque de sensaciones llamado Zanón.
Gorra rapera, ojos transparentes, barba candado y paciencia zen. Godoy parece un Sabina patagónico –más rocker o menos gastado que el español– pero su fama proviene de otros ámbitos: es obrero, sindicalista, integrante del pts y referente de la batalla que desde hace ocho años vienen librando los hombres y mujeres de Zanón. Su magia, en cambio, proviene de cualidades más extrañas: saber escuchar, dejar hablar, esperar, correrse a un costado o incluso desaparecer para dar espacio a que otros cuenten, sin presión, lo que piensan de él. Esta enumeración, justamente, es la que me está dictando uno de sus compañeros y –abracadabra– cuando busco a ese Godoy que nos acompaña a todos lados recién me doy cuenta de que no está en ninguno. Por no quedarme con la boca abierta, pregunto:
–¿Cuánto mide Zanón?
Si no entendí mal, la cosa es así: todo comienza donde estamos ahora, en esta habitación con estantes repletos de frascos de vidrio y una gran mesa en el centro, donde apoya las manos Manoplas para dejar en claro su apodo. A su lado, Carlos –33 años, un hijo de 2– es el encargado de descubrirnos los misterios de su sección: el laboratorio. Durante mucho tiempo era un lugar que custodiaban con recelo, cuenta Carlos, porque allí se esconden los secretos de la producción. Si hoy están a la vista es porque ya ganaron el primer round. “Cuando arrancamos, un proveedor se dedicó a llamar a los otros para que no nos vendan insumos. Entonces, para evitar que se supiera quién no participaba del boicot, ésto estaba bajo siete llaves. El que conoce del tema, con solo mirar los estantes ya lo sabe.”

-¿Y qué cambió?
-Que ya nos venden todos, incluso el que nos boicoteó.

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