Emilio Marín (LA ARENA)
Argenpress 16/2
La crisis económica y financiera está provocando colosales pérdidas de empleos en el mundo. Y Argentina no escapa a ese fenómeno, que durará todo este año y quizás más. ¿Qué hacer para enfrentarlo?.
Mal de muchos, consuelo de tontos. En un mes en Estados Unidos se perdieron 500.000 empleos; en diciembre, en Brasil, similar suerte corrieron 655.000 trabajadores, que en enero sumaron otros 300.000. En España la caída de economía ha puesto el desempleo al tope, como en las peores épocas recesivas, y el paro ya abarca a 3 millones de personas.
En Argentina las poco confiables estadísticas del Indec siguen ubicando el desempleo en el 7,5 por ciento. Y aunque la desconfianza en ese índice es generalizada, los economistas en general se cuidan de hacer pronósticos catastrofistas, estilo Elisa Carrió.
Pero todos ellos, y el propio gobierno nacional, que no da a conocer sus proyecciones, coinciden en que el problema es serio también aquí. Y que, en consecuencia, la tasa de desocupación tenderá a subir. El debate es a cuánto. Algunos consultores piensan que ese índice puede subir a dos dígitos, al 11 ó 12 por ciento; otros, que ven la copa medio llena predicen que la trepada no llegará a tanto, arañará el 10 por ciento sin llegar a tanto.
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Argenpress 16/2
La crisis económica y financiera está provocando colosales pérdidas de empleos en el mundo. Y Argentina no escapa a ese fenómeno, que durará todo este año y quizás más. ¿Qué hacer para enfrentarlo?.
Mal de muchos, consuelo de tontos. En un mes en Estados Unidos se perdieron 500.000 empleos; en diciembre, en Brasil, similar suerte corrieron 655.000 trabajadores, que en enero sumaron otros 300.000. En España la caída de economía ha puesto el desempleo al tope, como en las peores épocas recesivas, y el paro ya abarca a 3 millones de personas.
En Argentina las poco confiables estadísticas del Indec siguen ubicando el desempleo en el 7,5 por ciento. Y aunque la desconfianza en ese índice es generalizada, los economistas en general se cuidan de hacer pronósticos catastrofistas, estilo Elisa Carrió.
Pero todos ellos, y el propio gobierno nacional, que no da a conocer sus proyecciones, coinciden en que el problema es serio también aquí. Y que, en consecuencia, la tasa de desocupación tenderá a subir. El debate es a cuánto. Algunos consultores piensan que ese índice puede subir a dos dígitos, al 11 ó 12 por ciento; otros, que ven la copa medio llena predicen que la trepada no llegará a tanto, arañará el 10 por ciento sin llegar a tanto.
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