domingo, 22 de noviembre de 2009

Dulce paseo por las historias de la abeja sin aguijón y la europea

Descubriendo Entre Ríos. Revelan que las primeras colmenas ingresaron a Gualeguaychú

Apasionado investigador de la apicultura mundial reconoce que el sur entrerriano fue pionero y valora la miel nativa.

Daniel Tirso Fiorotto - De la Redacción de UNO


Los documentos dicen que las primeras colmenas de abejas europeas entraron de Chile a la Argentina por Mendoza, a través de la cordillera, y las segundas por Entre Ríos, desde el Uruguay.
Fernando Julio Biolé, un biólogo de Las Perdices, Córdoba, especializado en cooperativas y apicultura, sospecha que las islas entrerrianas del Paraná y el Uruguay pudieron ser elegidas, varios lustros antes, por enjambres de abejas europeas provenientes del Uruguay que sobrevolaron el río sin dar aviso.
Serían hijas de abejas traídas por Bernardino Rivadavia a nuestro país, pero que debieron desembarcar en Colonia del Sacramento, cuando el ex presidente unitario ya era persona no grata en esta banda, en 1834.
El caso es que Entre Ríos recibió la abeja, en enjambres que desconocieron los límites políticos para hacer nido en las islas, o la recibió ya de manera formal, y documentada, a instancias del general Justo José de Urquiza, en colmenas que se instalaron en Gualeguaychú y luego en inmediaciones del Palacio San José.
Ahora bien, ¿no había miel antes? Claro que había miel, miel distinta, de abejas meliponas, sin aguijones, que pudieron habitar las selvas en galerías del Uruguay y el Paraná, más hacia el norte de la provincia que en el sur. Eso dice Biolé. O miel de avispas en los camuatíes, que nuestros pueblos originarios sabían aprovechar.

UNO-22/11-Leer

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