lunes, 14 de enero de 2013

(Argentina) ¡Vuelve la Libertad! ¡Que vuelva la libertad!


Celebramos el regreso a nuestro país de la fragata Libertad, liberada por una medida cautelar concedida por el Tribunal Internacional del Mar mientras sigue su curso la petición de fondo.
Celebramos que ante al embargo de la fragata y los laudos desmesurados de algunos tribunales, se ha podido fortalecer la conciencia nacional e internacional acerca de las graves consecuencias que todavía acarrea para nuestro pueblo y país, el sistema de endeudamiento ilegítimo.
No podemos festejar ni mucho menos cantar victoria, sin embargo, cuando en realidad siguen ganando los fondos buitre, los bancos buitre, las instituciones financieras buitre, las corporaciones y empresarios buitre. Hoy como mañana, carroñean del endeudamiento y sometimiento a los llamados “dictados del Mercado” que se construyeron sobre la codicia de unos pocos, la desaparición de los 30.000 y el empobrecimiento, exclusión, explotación y expoliación de 30.000.000 más. Esta deuda es un crimen de lesa humanidad que continúa cobrando como víctimas al bienestar y los derechos del pueblo argentino. No es hora de festejos engañosos sino de hacer efectivo el NUNCA MÁS.
Son ilegítimos e ilícitos los bonos de deuda que atraparon a la Libertad en Ghana, pusieron al país al borde de un nuevo defolt en Nueva York y mantienen restringida la libertad de movimiento de nuestra Presidenta y de todos los bienes del Estado. Fueron emitidos bajo el peso extorsivo de la deuda de la dictadura, con cláusulas antiéticas e inconstitucionales de renuncia a la inmunidad soberana y prórroga de jurisdicción a tribunales en cualquier parte del mundo. Provocan daños, costos y zozobra permanente para la soberanía, la dignidad y el bolsillo del pueblo.
El gobierno actual, no obstante -igual que gobiernos anteriores- , persiste en su innegable vocación pagadora y la impunidad de los responsables continúa intacto. Como resultado, el regreso de la Libertad viene acompañado del riesgo cierto de un nuevo aumento de lo que pagamos todas y todos por una deuda que no debemos. Así lo ha anunciado el gobierno, al ratificar ante los tribunales de Nueva York que está dispuesto a desdecirse nuevamente para pagar a los fondos buitre y seguir renunciando a la inmunidad soberana del Estado y admitiendo jurisdicciones extrañas.
Es necesario revertir esta situación, recuperando soberanía y encarando el problema a través de la Verdad y la Justicia.
Precisa poner fin a la renuncia de las inmunidades soberanas y el reconocimiento de tribunales y mecanismos arbitrales ajenos a la Constitución y los derechos del pueblo argentino. En vez de preocuparse por el futuro de la plaza financiera neoyorquina, como lo hace en su última presentación ante los tribunales de esa ciudad, el gobierno debe aprovechar el momento para desconocer la competencia de esos tribunales y denunciar la ilegitimidad e ilicitud de los bonos, desistir de su pago e iniciar las acciones de sanción y reparación correspondientes. La decisión reciente del gobierno de rescindir la venta irregular del predio de Palermo, sin ir más lejos, es una muestra clara de que se puede desandar el camino impuesto. ¡Cuánto más importante asumir el desafío del NUNCA MÁS frente a una deuda de gravedad humana, institucional y fiscal incontables veces mayor!

Por esto llamamos nuevamente al Gobierno, al Congreso y a la Justicia argentinos, como lo hicimos el 30 de octubre y el 10 de diciembre acompañado por muchas organizaciones del país y del mundo, a poner fin a este flagelo y evitar nuevos sometimientos. Reclamamos:

1.Auditar los reclamos de deuda pendiente, de manera pública, participativa e integral, suspendiendo todo pago hasta su finalización;
2.Anular y desistir de firmar aquellos contratos, leyes, tratados y acuerdos viciados de inconstitucionalidad, condicionalidades extorsivas y otros causales semejantes;
3.Enfrentar a los especuladores impugnando a los créditos fraudulentos e ilegítimos;
4.Juzgar y sancionar a los responsables, sean estos connacionales o extranjeros, abriendo paso a la reparación.

Llamamos asimismo al pueblo y las organizaciones del país, a no cesar en la lucha por lograr Verdad y Justicia, el fin del sistema de endeudamiento ilegítimo y la construcción de alternativas que aseguren nuestra soberanía, derechos y dignidad. Así podremos festejar la vuelta de nuestra libertad.

DIALOGO 2000 – JUBILEO SUR ARGENTINA
Bs. As., 9 de enero de 2013





Por Esoj ((i))
@Josecomunicando
La reciente publicación de un informe de la cátedra de Alergia e Inmunología del Hospital de Clínicas de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), que arroja la escalofriante cifra de que el 51% de lxs vecinxs de un barrio de la localidad cordobesa de Alta Gracia, tendrían afecciones vinculadas a la aplicación de agroquímicos, puso nuevamente en tapete la tensión entre el negocio de los agro negocios y la salud humana. En Argentina se cultivaron en el año 2011 unas 23 millones de hectáreas con semillas transgénicas, trayendo consigo una aplicación inusual de 300 millones de litros por año de agroquímicos que ponen en riesgo la salud de más de 12 millones de personas en la Argentina. A la par del crecimiento del fabuloso negocio, que queda en pocas manos -“pool de siembra”-, la contracara de este modelo es el incremento de las enfermedades y muertes producidas por la aplicación de agroquímicos.
Indymedia - Leer Completo





La Araucanía en llamas

Lo de la madrugada del viernes 4 de enero en Vilcún no fue como otras veces. Para muchos, la mayoría de los ataques registrados en La Araucanía en los últimos años por el conflicto de tierras entre agricultores y comunidades mapuche, quedaba fuera de lo que se puede catalogar como “actos terroristas” porque eran atentados contra la propiedad privada y no directamente contra personas. Terminaban con un camión quemado o con una casa envuelta en llamas, pero sus dueños, aunque afectados, salían sin daños físicos. Pero ese argumento ya no sirve. Los cerca de 20 encapuchados que llegaron la madrugada del viernes al fundo Palihue, a unos 25 kilómetros de Temuco, prendieron fuego a la casa patronal con sus dueños adentro. Cruzaron la línea. A Werner Luchsinger (75) y su esposa Vivianne Mckay (69) el fuego los devoró.





Pueblo mapuche, la larga batalla contra la injusticia

Al despojo que ha sufrido por siglos, el pueblo mapuche suma la criminalización de su lucha por la reconstitución de su identidad y territorio.



Rosa Luxemburgo y el Movimiento Occupy, por Mumia

Occupy persiste, involucrado en una amplia gama de cuestiones y en una variedad de ciudades estadounidenses. Sin estar tan visibles, y sin amontonarse en espacios al aire libre, siguen en oposición al status quo. Ellos están buscando un camino, es verdad; pero lo bueno de eso es que siguen buscando.


Los nuevos retos del periodismo y la comunicación, una entrevista de Raúl Zibechi a Ignacio Ramonet

El periodista y analista uruguayo conversa con el también periodista y comunicólogo español, quien afirma que “estamos ante una revolución que desborda el campo de la comunicación para ser una revolución societal”.



Algunos comentarios sobre la contribución de los modelos socialistas y la agroecología cubana

Futures


1. IntroducciónSe ha definido al decrecimiento sostenible como “una transición equitativa y democrática a una economía más pequeña con menor producción y consumo” [1] . Se trata de reducir los flujos de energía y materiales cubriendo al mismo tiempo necesidades humanas básicas y crecientes como la alimentación, la educación y la vivienda. Sin embargo, resulta que las instituciones capitalistas promueven exactamente la tendencia opuesta. ¿Cómo se va a llevar a cabo entonces el decrecimiento a gran escala? ¿Es razonable pensar que será suficiente con las democracias liberales de hoy, asociadas con cambios en la opinión pública?

Rebelión - 14/1 - Leer Completo - Debate



Fábricas recuperadas y autogestión en la nueva realidad del Estado español








Guerra en Mali: cómo empieza y cómo acaba

La narrativa de quienes han declarado la guerra en Mali justifica esa decisión con el argumento de evitar a toda costa que ese país se convierta en una incubadora de «terrorismo» que extienda el caos desde Somalia en el océano Índico hasta Mauritania en el Atlántico. Pero paradojas de la historia, los mismos que apostaron por la guerra en Libia han dado la mayor victoria a la insurgencia islamista de la última década. Miles de combatientes tuaregs experimentados y bien armados que lucharon en el ejército de Gadafi volvieron a Mali y conquistaron una tras otra las principales ciudades del norte, las distintas facciones islamistas armadas aprovecharon la oportunidad del momento y, como consecuencia, un territorio tan extenso como el del Estado francés está bajo su control. La guerra en Libia llamó a la guerra en Mali y utilizar ahora la misma receta, una intervención exterior de la que se sabe cómo se empieza y nunca cómo acaba, solo conllevará más destrucción y más muerte a una de las zonas más pobres del mundo.
Las antiguas potencias coloniales, en esta caso el Estado francés, raramente abandonan sus ambiciones. Su decisión de bombardear ciudades y de liderar una intervención de la que no se conoce su naturaleza y su alcance tiene que ver con el pasado pero sobre todo con el futuro. Mali es la puerta al desierto del Sahara bajo cuya arena se encuentran ingentes cantidades de gas y petróleo, además de oro, uranio y otros minerales preciosos. Asegurar el acceso y la explotación de esos recursos se antoja decisivo. Se ha construido un semiconsenso para que París vaya a la guerra en Mali, pero a la vista de los precedentes, la inquietud por lo que venga después se ha hecho muy presente en el mundo.
La intervención militar no puede solucionar el caos por sí sola. Tiene garantizada la victoria a corto plazo, sin embargo, la superioridad de tecnología y poder militar, por muy aplastante que sea, no puede evitar las consecuencias en el futuro. Los ciudadanos de Mali serán los próximos que aprenderan esta lección. Y la devastación definirá Mali y toda la región del Sahel por mucho tiempo, a costa de muchas, demasiadas vidas.

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