miércoles, 18 de noviembre de 2009

El Espejo Nº 186

El rechazo creciente a las cúpulas sindicales exige una estrategia consciente de los trabajadores



Lograr la unidad frente a burócratas, patrones y Estado

No es posible confundirse frente a las amenazas de la cúpula cegetista: los mismos que contribuyeron a la formación de las 3A y salieron a secuestrar obreros clasistas y combativos desde 1973/74, reaparecen ahora en los gritos histéricos de Belén, titular de la UOM y número dos de la CGT. Por entonces la CGT delineó y aplicó una estrategia de división, cerco y aniquilamiento del movimiento obrero real que desafiaba su poderío mafioso. Ahora hace lo mismo. No podemos errar esta vez. Debemos contraponer una estrategia de unidad, apertura y resistencia. Pero eso es imposible si nos limitamos al accionar sindical. Sólo desde una respuesta política podemos los trabajadores unirnos nosotros mismos y tender puentes al resto de la sociedad. Y entonces sí pasar de la resistencia a la ofensiva. La clase trabajadora y el conjunto del pueblo no podrá recorrer ese camino si no construye su propia herramienta. Y sin asumir que en este momento, la batalla se da en un campo de batalla mayor: América Latina.

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