Periódico Tizas Obreras – Panzas Verdes - Anticipo
...Acaso la revolución consista en lo que el hombre por siglos ha estado postergando: la necesidad del verdadero descanso, el que permite ver como crecen, día a día, las florcitas salvajes (JUAN L. ORTÍZ)
Este lunes 11 de Junio es el aniversario del nacimiento de Juan L. Ortíz, el gran poeta entrerriano del mundo y desde Agmer María Grande le proponemos a todos los compañeros docentes, de todas las escuelas, co-instituir en el pizarrón y en la tarea educativa el Día de la Cultura Entrerriana, iniciando ésta construcción repasando parte de la vida y la obra de Juanele.
Si bien, la afirmación política, pedagógica y cultural de nuestra identidad debe darse todos los días, es importante tener una fecha para dedicarle toda la atención a lo nuestro, como tienen todos los pueblos y culturas del mundo. Nadie defenderá lo que no conoce, y la tierra entrerriana necesita que se la conozca y se la defienda, más que nunca.
Debemos darle un contenido concreto y autónomo a la lucha por nuestra soberanía pedagógica, como parte de la lucha por la soberanía política, económica, comunicativa y cultural de los pueblos. Hoy empezamos con las bellas y profundas palabras de Juanele, mañana podemos enriquecer los 11 de Junio con jornadas enteras dedicadas al autor de “El Aura del Sauce” y a muchos otros grandes forjadores de la cultura y la identidad entrerriana, siempre desde un punto de vista crítico, creador y comprometido, para no caer en folklorismos simbólicos y vacíos que terminan siendo funcionales a la continuidad del saqueo y la injusticia.
AGMER MARÍA GRANDE
Por unas Tizas Obreras – Panzas Verdes – Comprometidas, Creadoras y En Lucha.
Escuela Pública Siempre !
Juan Laurentino Ortiz, poeta argentino (Puerto Ruiz, 11 de junio de 1896 - 2 de septiembre de 1978, Paraná). Pasó su infancia en las selvas de Montiel, un paisaje que marcó su poesía para siempre.
Realizó estudios de Filosofía y vivió un corto tiempo en Buenos Aires. Allí participó de la bohemia literaria de los años 20. Volvió pronto a su provincia. Aunque integró movimientos políticos, entre otros un comité de solidaridad con laRepública durante la guerra civil que dividió a España en los años 30, vivió aislado del ambiente cultural de la capital argentina; sólo viajó una vez al exterior, invitado por el gobierno de China comunista.
La leyenda de su figura alta, flaca, concentrada en la observación del paisaje fluvial, trascendió más que su extensa obra, de una "espléndida monotonía", en la que identifica su espíritu con el paisaje que lo rodeó durante toda su vida.
...A la orilla del río
dos soledades puras
confundidas
sobre una isla efímera
de amor desesperado.
confundidas
sobre una isla efímera
de amor desesperado.
El animal temblaba.
¿De qué alegría
temblaba?
El niño casi lloraba.
¿De qué alegría
casi lloraba?
¿De qué alegría
temblaba?
El niño casi lloraba.
¿De qué alegría
casi lloraba?
A la orilla del río
un niño solo
con su perro.
un niño solo
con su perro.
"Regresaba
--¿Era yo el que regresaba?--
en la angustia vaga
de sentirme solo entre las cosas últimas y secretas.
De pronto sentí el río en mí,
corría en mí
con sus orillas trémulas de señas,
con sus hondos reflejos apenas estrellados.
Corría el río en mí con sus ramajes.
Era yo un río en el anochecer,
y suspiraban en mí los árboles,
y el sendero y las hierbas se apagaban en mí.
¡Me atravesaba un río, me atravesaba un río!"
--¿Era yo el que regresaba?--
en la angustia vaga
de sentirme solo entre las cosas últimas y secretas.
De pronto sentí el río en mí,
corría en mí
con sus orillas trémulas de señas,
con sus hondos reflejos apenas estrellados.
Corría el río en mí con sus ramajes.
Era yo un río en el anochecer,
y suspiraban en mí los árboles,
y el sendero y las hierbas se apagaban en mí.
¡Me atravesaba un río, me atravesaba un río!"
Juan L. en todos los idiomas - Bibliele:
Es cierto que está por florecer… lo has acaso sentido? Pero dónde ese anhelo de morado, dónde, podrías decírmelo? En realidad se le insinúa en no se sabe qué de las ramillas… Cómo, si no, esa sobre-presencia, o casi, que aún de lo invisible, obsede, se aseguraría, el centro de la media tarde misma, sobre qué olvido? llamando desde el sueño o poco menos, todavía, cuando un rosa en aparecido, lo cala, indiferentemente, y lo libra, lo libra a su limbo? |
Der Jakarandabaum ist nah daran zu blühen… mein Freund… Stimmt, er ist nah daran zu blühen… hast du es etwa schon gespürt?
wohl sagen? In Wahrheit deutet sie sich ihm kaum an, in man weiß nicht was, an seinen Zweiglein…
die –über welche Vergessenheit hinweg?– des Nachmittags Herz selbst beklemmt, möchte man meinen, dadurch, daß sie vom Traum aus, oder beinah, noch ruft, wenn ein Rosa in Erscheinung, gleichgültig in ihn eindringt, und ihn seinem Limbus, seinem Limbus überläßt? |
A Prestes (mi galgo) Juan L. Ortiz
Has muerto, silencioso amigo mío, has muerto...
¿En qué prados profundos te hundiste para siempre cuando llovía oscuramente?
- Marzo, anoche, apagaba la sed larga...
Tu cabeza, tras el último suspiro, quedó más fina aún en la línea final.
Y era como si corrieras acostado un no sé qué fantástico que huía, huía...
Silencioso amigo mío, viejo amigo mío, has muerto...
Cuántos minutos claros, cuántos momentos eternos, contigo,
compañero de mis mañanas cerca del agua, de mis atardeceres flotantes...
en el dulce calor, en el viento de las hierbas, en los filos del frío,
en la luz que se despide como un infinito espíritu ya herido...
PARA QUE LOS HOMBRES
Para que los hombres no tengan vergüenza
de la belleza de las flores,
para que las cosas sean ellas mismas: formas sensibles
o profundas de la unidad o espejos de nuestro esfuerzo
por penetrar el mundo,
con el semblante emocionado y pasajero de nuestros sueños,
o la armonía de nuestra paz en la soledad de nuestro pensamiento,
para que podamos mirar y tocar sin pudor
las flores, sí, todas las flores
y seamos iguales a nosotros mismos en la hermandad delicada,
para que las cosas no sean mercancías,
y se abra como una flor toda la nobleza del hombre:
iremos todos hasta nuestro extremo límite,
nos perderemos en la hora del don con la sonrisa
anónima y segura de una simiente en la noche de la tierra.
Para que los hombres no tengan vergüenza
de la belleza de las flores,
para que las cosas sean ellas mismas: formas sensibles
o profundas de la unidad o espejos de nuestro esfuerzo
por penetrar el mundo,
con el semblante emocionado y pasajero de nuestros sueños,
o la armonía de nuestra paz en la soledad de nuestro pensamiento,
para que podamos mirar y tocar sin pudor
las flores, sí, todas las flores
y seamos iguales a nosotros mismos en la hermandad delicada,
para que las cosas no sean mercancías,
y se abra como una flor toda la nobleza del hombre:
iremos todos hasta nuestro extremo límite,
nos perderemos en la hora del don con la sonrisa
anónima y segura de una simiente en la noche de la tierra.
El gran aura de nuestra tierra - Sobre Borges, Carriego y Juanele
...¿Pero qué os doy, hermanos míos, qué os doy por vuestro oscuro trabajo? ¿Qué os daré? ¿Armas para vuestras guerrillas? ¿Cantos que os prendan alas de fuego a vuestros pasos? ¿Luces sensitivas para las cosas que rodearán vuestros lejanos hijos...?" (JUAN L.ORTÍZ)
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