Posicionamiento hacia Río+20
Minga Informativa de Movimientos Sociales
Los pueblos indígenas andinos y sus organizaciones nos dirigimos a los Estados miembros de las Naciones Unidas, a sus representantes en la Conferencia sobre Desarrollo Sostenible Río+20, a las instituciones financieras internacionales, a las empresas multinacionales, a los movimientos indígenas y movimientos sociales del mundo, para plantear nuestras propuestas, sustentadas en nuestros saberes y prácticas ancestrales del Buen Vivir como alternativas a la crisis climática y a la crisis de civilización que sacuden el planeta; para decir que es indispensable y urgente que Río+20 signifique la ruptura con el capitalismo desarrollista depredador y la adopción de un nuevo paradigma civilizatorio sustentado en el diálogo y la armonía con la Madre Tierra.
larevueltadelasneuronas (blog)
“Nosotros no somos el 15M, nosotros no somos pacifistas, hemos venido a por todo. No tenemos miedo, somos mineros”
La huelga minera indefinida emprendida por el sector minero a raíz de la disminución de las subvenciones en un 63%, ha generado toda una serie de controversias, no por la huelga, sino por la confluencia de distintos actores. Los mineros son unas de esas comunidades tradicionalmente obreras, herederas de las formas gremiales por lo que, el trabajo no sólo es un medio de vida, sino una forma de vida que impacta más allá del empleo. Abarca el control de las formas culturales, la herencia transmitida de padres a hijos y el aprendizaje de una actividad que difícilmente puede descentralizarse y parcelarse. Los mineros trabajan juntos en tareas complicadas y de riesgo, donde la confianza en el otro es indispensable para garantizar la seguridad. Visten los mismos uniformes que posibilita su identificación como una unidad infranqueable, arrastran una memoria de lucha encomiable y habitan los mismos territorios que giran en torno a la mina. La propia geografía del campo de batalla significa la propia extensión de la mina. Es en el monte donde se sienten más cómodos, como en casa, frente a unos antidisturbios más ridículos de lo normal que pastorean entre las cabras ataviados con cascos.
Dos sindicatos nacionalistas denuncian a Aznar, Zapatero, Rajoy por la crisis
La construcción de la megatienda de Walmart en el gran San Salvador profundizará la deforestación y la vulnerabilidad ambiental en una zona ya vulnerable
Alemania pagará a las familias que cuiden a sus hijos en casa - El País -9/6- Debate
Islandia
Por Alfredo Zaiat
En estos días de renacer mediático de economistas del establishment, acostumbrados a confundir sus propios deseos con la realidad, es un ejercicio higiénico conocer que existe otro mundo económico al de la catástrofe que convocan. La economía europea transita un sendero de recesión, elevada desocupación y crisis social de proporciones por insistir con políticas ortodoxas de austeridad y subordinación al poder financiero. Ese resultado devastador es muy parecido al que la Argentina padeció con el acompañamiento fervoroso de los mismos economistas y analistas que hoy brindan cátedra sobre qué se debería hacer en materia cambiaria, monetaria y productiva.
uninomade.org
Traducción de nemoniente. |
1. Los hombres por los cuales siento cierta simpatía se han batido, en Europa, en el siglo XX, en torno a tres objetivos: por el socialismo contra el fascismo; por una Europa unida contra el estado-nación; por la paz contra la guerra. Los dos primeros objetivos parecen estar fuertemente ensombrecidos en la crisis actual, y las luchas que se desarrollan en torno a ellos tienen un resultado incierto –y los resultados de las desarrolladas, olvidados o en crisis. Todavía hay paz, ¡pero tan insegura!
2. El socialismo se afirmó en Rusia en 1917. Su victoria local y su expansión ideológica originaron el cerco de la URSS por parte de las potencias occidentales y provocaron, primero, los fascismos (en Italia, en Alemania, en España, etc… ) y después la guerra fría, para mantener su aislamiento. Ni siquiera la gran crisis del 29 consiguió debilitar esta política de las elites capitalistas y liberales. Más bien aceptaron el keynesismo como una política de contención “reformista” de las luchas y de la expansión política del socialismo. Ya a finales de los años 30, y de nuevo tras los 70, cada vez que el “reformismo” se afirmaba y alcanzaba objetivos importantes, las elites capitalistas repitían experimentos reaccionarios, optando unas veces por la represión, otras por la guerra (ya sea caliente o fría). Tras la segunda guerra mundial los gobiernos, obligados a abandonar los imperios coloniales y a transferir la soberanía imperial a los Estados, combinan de forma diversa sus políticas internas, bien en sentido reaccionario o reformista: el fin es siempre el de ganar la guerra fría. Su odio antisocialista estaba por encima de cualquier otro objetivo. Como la Iglesia del tardo Renacimiento contra las revueltas campesinas y anabaptistas, así actuaban los Estados capitalistas contra los trabajadores y el socialismo – cediendo al mismo tiempo su poder al impero americano.
2. El socialismo se afirmó en Rusia en 1917. Su victoria local y su expansión ideológica originaron el cerco de la URSS por parte de las potencias occidentales y provocaron, primero, los fascismos (en Italia, en Alemania, en España, etc… ) y después la guerra fría, para mantener su aislamiento. Ni siquiera la gran crisis del 29 consiguió debilitar esta política de las elites capitalistas y liberales. Más bien aceptaron el keynesismo como una política de contención “reformista” de las luchas y de la expansión política del socialismo. Ya a finales de los años 30, y de nuevo tras los 70, cada vez que el “reformismo” se afirmaba y alcanzaba objetivos importantes, las elites capitalistas repitían experimentos reaccionarios, optando unas veces por la represión, otras por la guerra (ya sea caliente o fría). Tras la segunda guerra mundial los gobiernos, obligados a abandonar los imperios coloniales y a transferir la soberanía imperial a los Estados, combinan de forma diversa sus políticas internas, bien en sentido reaccionario o reformista: el fin es siempre el de ganar la guerra fría. Su odio antisocialista estaba por encima de cualquier otro objetivo. Como la Iglesia del tardo Renacimiento contra las revueltas campesinas y anabaptistas, así actuaban los Estados capitalistas contra los trabajadores y el socialismo – cediendo al mismo tiempo su poder al impero americano.
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