miércoles, 22 de enero de 2014

La Justicia entrerriana concedió, por primera vez, un amparo ambiental por fumigaciones

Que la defensa propia y las defensas legales se extiendan a toda la Provincia de Entre Ríos 


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En 2011, Ariza, cansado del veneno pulverizado en un campo vecino, disparó contra un mosquito.
El Superior Tribunal de Justicia (STJ) hizo lugar a un reclamo presentado por un pequeño productor que desde hace varios años viene denunciando las fumigaciones con agrotóxicos que un vecino suyo realiza en cercanías de la casa en la que vive con su esposa e hijo, en la zona rural de San Benito. De esa forma, la Justicia provincial admitió que el amparo es la vía idónea para reclamar por el derecho a la vida y a un ambiente sano, y reconoció el accionar ilegítimo de un empresario que realizó fumigaciones con veneno cerca de una vivienda. Se trata de una medida inédita en Entre Ríos.Hay un episodio del que Julio César Ariza no podrá desprenderse nunca: un día de febrero de 2011 le entró a tiros contra una máquina que fumigaba un campo vecino sembrado con soja. Hoy, casi tres años después, con sus problemas de salud a cuestas y con su producción menguada por el impacto de los agrotóxicos, la Justicia le hizo un guiño al concederle un amparo ambiental preventivo.

Con una integración de feria, el 13 de enero pasado, el STJ concedió por primera vez un amparo ambiental donde se cuestionaban las fumigaciones con agroquímicos en cercanías de una vivienda, a raíz de una presentación efectuada por Ariza, a través de la abogada Aldana Sasia, del Foro Ecologista Paraná...

Análisis Digital - 22/1 - Leer


-Hay que frenar a los especuladores con medidas políticas serias...





Que ha sido de los viejos anarquistas uruguayos


... "Si uno pudiera ser totalmente consecuente con lo que uno piensa, estaría en una situación de beligerancia absoluta", dice Pablo Mejía, docente en un instituto privado, militante anarquista desde hace 20 años, fundador del periódico anarquista Barrikada e integrante de la Plenaria Memoria y Justicia.
"Lo que pasa es que no se trata de hacerlo solo, sino con gente, organizadamente. Es un viaje social. Un viaje con contradicciones tremendas, como todos, porque nacemos en el capitalismo y somos parte de esto, en el que uno trata de ser lo más molesto posible, lo menos adaptado posible. Esa es mi concepción del anarquismo", explica.
Mejía mamó las ideas libertarias desde muy joven, ya que su padre fue co-fundador de la Resistencia Obrero Estudiantil (ROE) y la Organización Popular Revolucionaria 33 Orientales (OPR-33), brazo armado de la Federación Anarquista Uruguaya (FAU). Las ocupaciones estudiantiles de 1996 fueron el punto de quiebre. "Alguna cosa leía, pero no es hasta el 96 que me involucro", recuerda.
Considera que el primer acto de resistencia como anarquista pasa por conocer su historia, la influencia que tuvo el anarquismo en el movimiento sindical uruguayo. Y dice que son muchas las manifestaciones sociales en las que están presentes las ideas libertarias. "Cuando veo 15.000 laburantes del Sunca salir a la calle en una actitud anti-patrón, yo ahí veo la clase", dice. Mejía entiende que hoy el anarquismo "en la práctica, se trata de ser parte del movimiento social y menos de pintar la A por ahí. Que estén las ideas metidas en lo social, en el sindicato donde estás, la organización social".
En la misma línea se expresa Gustavo Fernández. Es trabajador del Frigorífico Modelo, integra la Organización Socialista Libertaria y es uno de los responsables de la publicación Rojo y Negro. Fernández tiene sus buenas dos décadas de pensamiento libertario. Y también considera que hoy el anarquismo solo tiene sentido si está anclado en la gente. Pero no solo en la teoría, sino desde la acción.
"En las organizaciones sociales no difundimos mucho el anarquismo teóricamente. No andamos hablándole a los compañeros del debate entre Marx y Bakunin", dice Fernández...

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