lunes, 27 de junio de 2011

Murió Mártires, ¿de qué hablaremos?

A 99 años del Grito de Alcorta

La muerte del dirigente indio campesino Mártires López, la semana que pasó, en un supuesto accidente, es tema obligado para nuestras columnas periodísticas. Doloroso y obligado.
Este día 25 de junio se cumplen 99 años del Grito de Alcorta, el grito de los arrendatarios que fundó la Federación Agraria Argentina, un grito que costó tiempo, esfuerzo y sangre, y empezaremos a recorrer el camino de la memoria para llegar fortalecidos al centenario de 2012.
El testimonio de Mártires López deberá estar presente en todas y cada una de las marchas. ¿Por qué? Porque la FAA nació por los sin tierra, por los trabajadores, contra la desmesura de los terratenientes, y hoy que ya es una institución formada no puede sino apuntar la mirada hacia los campesinos puestos en el camino de la expulsión, del destierro. Hacia los miles de Mártires del país, entrerrianos, santafesinos, chaqueños, campesinos del norte, campesinos de la Patagonia, campesinos hacinados en los barrios de las grandes urbes.
Era un frío 25 de junio de 1912 y cientos de arrendatarios del sur de Santa Fe se agolpaban en la Sociedad Italiana de Alcorta para iniciar una huelga por una rebaja en los arrendamientos y las aparcerías, y para que los contratos fueran a largo plazo. El Grito de Alcorta sembraría conciencia, con el paso del tiempo, por todo el país y es ya un hito de una lucha difícil que todavía está para hacerse porque los logros son pocos.
Por el arraigo
Ese es el Grito de Alcorta. La Revolución de Mayo había provocado cambios, es cierto, y sin embargo las tierras seguían siendo para pocos. Habían pasado cien años y el reparto necesario no llegaba. Al contrario: en las avanzadas contra sociedades originarias, unos pocos habían acaparados las propiedades.
De distintos modos se había convocado a colonos europeos para trabajar, con sus familias, pero con derechos acotados por los intereses desmedidos de los terratenientes.
La lucha no fue sencilla. Empezó con una huelga, se afirmó con la fundación de la FAA el 15 de agosto de 1912, y se hizo histórica con la muerte de Francisco Mena, Eduardo Barros y Francisco Netri años después, por esos ideales del pueblo.
Esta misma semana, jóvenes de la Federación Agraria Argentina confluirán en una Marcha Nacional “Por el Arraigo”, que llegará a Buenos Aires el 28 de junio, para movilizarse hacia el Congreso. “Es necesario que se frene el proceso de migraciones que se está dando, a partir de la virtual desaparición de algunos pueblos, así que marcharemos para que el Arraigo sea una realidad”, dijo el secretario de juventud de FAA, Esteban Motta.
Sin dudas, el plan por el arraigo es una de los reclamos más lúcidos de la FAA y lleva décadas. Hace un lustro se realizó un Congreso de la tierra en Buenos Aires con presencia de pueblos pobres de muchos rincones de nuestra América, y sirvió para mostrar los efectos dañinos de la concentración de la tenencia y el uso de la tierra. La presencia del capital financiero compitiendo con el campesinado es uno de los flagelos de la Argentina, y Entre Ríos la conoce muy bien.
Hoy, esta marcha debe mirarse como un eslabón de las marchas diversas en distintos puntos del país, empezando por las de los pueblos criollos y originarios del Chaco que dan testimonio inigualable de convicción, por los derechos de las familias campesinas, y que encuentran en Mártires López un nuevo símbolo que convoca.
Un campesino de ley
La muerte de Mártires López llenó de luto al campesinado argentino. Por eso del centralismo que todo lo tergiversa, porque las noticias son coladas en la metrópolis, muchos entrerrianos no llegaron a conocer su prédica.
Hace pocos días tuvo un accidente con su moto en el Chaco y luego de permanecer internado en estado grave, se nos fue.
En su despedida se juntaron miles de campesinos chaqueños que veían en él la encarnación de todas las luchas de los sin tierra. Indios, criollos, desheredados. Sus restos fueron velados en un rancho de barro y paja, la casa de un dirigente genuino, honesto, como hacen falta en una Argentina destruida por la corrupción de sus clases dirigentes.
En homenaje al luchador honrado, convencido, codo a codo con los más humildes, recordamos algunas de sus palabras: “los últimos pobres somos nosotros, como originarios. Porque nunca nos facilitan ayuda para seguir trabajando la tierra. Con la retención se puede comprar tierra. Todos los gobernantes dicen que no hay tierra pero en el tesoro nacional hay plata, la presidenta debería comprar tierra o sacar la tierra a los terratenientes. Un terrateniente vecino nuestro tiene 45 mil hectáreas, su nombre es Eurnekian; tenemos la Bunge y Born que está al otro lado de esta ruta, tiene 29.000 hectáreas. Son terratenientes que nos arrebataron la tierra”.
Son palabras de un dirigente qom, de Mártires López, grabadas hace algunos meses, y expresan con sencillez las inquietudes de miles y miles que año tras año realizan marchas agotadoras en el impenetrable para penetrar la conciencia de las clases privilegiadas, esa conciencia impermeable a las voces de los que han sido despojados.
La pérdida de este notable dirigente indio llena de luto y compromete a los luchadores, y nos interpela a los comunicadores, tantas veces escuchando la cantinela de los poderosos y desoyendo el silencio de los de abajo, el silencio que lo dice todo.
“Pedimos alimento para nuestros chicos, hay hambre, chicos desnutridos. Hay muerte, algunos murieron por desnutrición, o perdieron la vida por enfermedades. Queremos mejorar la condición de vida a muchas familias. Estamos pidiendo viviendas rurales para que puedan vivir mejor. La Unión Campesina del Chaco hace este reclamo ante el gobierno, y lo estamos haciendo con todo el corazón y todo el coraje”, dice con voz serena un Mártires López que se convierte, hoy, en la voz de tantos argentinos.
El calor del compañero
Dijo su compañero de luchas Rodolfo Schwartz: “Nos conocimos en los años más difíciles de nuestro pueblo, donde se estaba buscando un camino para salir de esa situación y entendimos juntos que el camino era la unidad y la lucha. Fuimos aprendiendo, compartimos muchas horas, su gran preocupación era cómo servir a su pueblo. Y como dijo alguien de Pampa del Indio, que no es ni originario ni campesino pobre, ‘no sólo ustedes perdieron un líder, todo el pueblo perdió un gran dirigente’”.
“Se fue aprendiendo con el tiempo que hace falta unir a nuestros pueblos para cambiar esta situación. Él tenía muchas virtudes, una de ellas era la valentía y el coraje. Tenía sabiduría, y tenía una gran capacidad por buscar las formas de unir, aún unir con compañeros que tenían diferencias. Él amaba a todo su pueblo y sabía que la posibilidad de cambiar esto que vivimos era con esa unidad, esa lucha.”.
“Venimos de una gran lucha que nos llenó de orgullo, que era poder unir a los compañeros qom, con los compañeros wichi y los compañeros criollos. No es fácil eso, compañeros. No es fácil porque los enemigos del pueblo quieren dividir entre los criollos luchadores y los originarios y quieren dividir a los originarios. Y nosotros hicimos todos los esfuerzos para que así no sea y por eso triunfamos y lamentablemente no pudimos festejar con el compañero”.
“Ha sembrado mucho. Hoy perdemos a Mártires López en su presencia pero no en su ejemplo. De esa siembra tendrán que salir muchos Mártires López. Delante de su cuerpo nosotros reafirmamos ese camino de lucha y unidad para cambiar esta situación de injusticia. Para que los obreros, los campesinos pobres, los estudiantes y nuestros pueblos puedan gobernar la Argentina, para que puedan tener esa tierra prometida. Es la tierra que tienen los terratenientes, que se la robaron a ustedes y no la vamos a recuperar sin una gran lucha y una gran unidad. Ese era el camino que veníamos recorriendo con el compañero Mártires”.
Una agenda ocultada
En la agenda de los campesinos entrerrianos figura también el acceso a la tierra. En plena democracia se han perdido no menos de 10.000 explotaciones medianas y pequeñas, y la columna de grandes propietarios de más de 5.000 hectáreas fue la que más se amplió.
La tierra es ajena. Grupos multinacionales, capitalistas foráneos concentran la propiedad. El obrero, el campesino, tienen vedado el acceso a la tierra. Los valores están distorsionados por una economía de escala que expulsa a los pequeños y medianos y llama, en cambio, a los especuladores.
Decenas de pueblos fantasmas, miles de kilómetros de caminos en soledad, con apenas taperas de tanto en tanto, son testimonios del éxodo. Si Entre Ríos hubiera crecido en su población como creció el país todo, en los últimas seis décadas, hoy seríamos 750.000 más en este territorio. Si hubiera crecido en su demografía al mismo ritmo que lo hizo la provincia de Buenos Aires seríamos 1.600.000 entrerrianos más. Estaríamos pisando los 3 millones de habitantes.
La tenencia de la tierra, el uso de la tierra, son dos problemas que contribuyen al éxodo. No exclusivos, pero sí fundamentales. Por eso nos convoca el nombre de Mártires hoy, junto al nombre Federación Agraria Argentina con vistas al centenario; porque frente a las dificultades que sufrimos no puede haber diferencias en el diagnóstico y en las luchas, si en verdad tenemos como objetivos el trabajo, la dignidad, las oportunidades, el “vivir bien” que nuestros hermanos del norte llaman sumak kawsay.
La agenda campesina ocultada: el arraigo, la tierra, la ley de arrendamientos, la diversificación, la protección del ambiente; la salud del ambiente y en la naturaleza, los chicos, las mujeres, las familias. La desconcentración del comercio, la soberanía alimentaria, la regulación para evitar que unos pocos especulen con el esfuerzo de miles, la erradicación de los pooles que todo lo tergiversan, la encarnación de un principio rector: que la tierra sea para los que la trabajan y que no la quieren con fines de especulación, de acumulación, sino como un lugar, sencillamente, donde desarrollarse en armonía.
Hacia el centenario de la Federación Agraria Argentina, tomar conciencia del estado del campesinado y de miles de familias que fueron campesinas, hacinadas en los barrios y con derecho a un trabajo digno en relación con la naturaleza, es un compromiso que podemos tomarnos, debemos tomarnos, en homenaje a las luchas que se expresan bien en un nombre: Mártires López.

Tirso Fiorotto
Semanario La Ciudad de Diamante
25/6/2011

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