La crisis del llamado primer mundo se trata de un prolongado estancamiento antes que una caída de la producción. Sin embargo, eso alcanza para ir deteriorando la calidad de vida de sus habitantes y complicar la situación económica de los Gobiernos. Por Demián Alejandro García Orfanó *CAUCE UBA - La Brecha
Mirando desde lejos...
Como un país capitalista estable, pequeño, subdesarrollado y dependiente que somos, nuestro desenvolvimiento económico local está ligado al movimiento del capital a nivel mundial. Actualmente a nivel global, debemos considerar dinámicas económicas opuestas que se dan en forma simultánea. Por un lado, la persistencia de la crisis en Europa y Estados Unidos, que no han terminado de recomponer un escenario de crecimiento, luego de la implosión de la "burbuja inmobiliaria" del 2007/2008, y que mantienen un estancamiento de su actividad interna crónico. Por otro lado, el crecimiento de una serie de países muy populosos, que requiere ciertas materias primas y productos, y demanda mercados. Estos dos movimientos no están descoordinados, ya que parte de lo que refleja esta crisis en los países centrales (muy especialmente en Estados Unidos) es que una parte importante de la producción mundial ha trasladado su epicentro productivo, hacia el sudeste asiático. Esto no significa que ahora el capital de los países del sudeste asiático tiene mayor poder. Significa que el capital ha mudado sus fábricas hacia ciertos países, porque las banderas hace rato las perdió, en el sin fin de movimientos financieros en los que se juega la propiedad de los grupos económicos.
La crisis del llamado primer mundo se trata de un prolongado estancamiento antes que una caída de la producción. Sin embargo, eso alcanza para ir deteriorando la calidad de vida de sus habitantes y complicar la situación económica de los Gobiernos...
...De impuestos: la “caja” y algo más
Este panorama va frenando suavemente la tasa de crecimiento de la recaudación del Estado Nacional, ya que recibe menos ingresos por los impuestos a las exportaciones, menores ingresos por las ganancias empresarias (Ganancias Sociedades), menores ingresos por la actividad económica local (IVA, Combustibles) presionando así al Gobierno a la “sintonía fina”. Con este eufemismo, ya casi en desuso, se han impuesto ajustes varios desde fines del año 2011, recortes sobre los subsidios –que vuelven a tener impulso luego de haber sido pausados por la masacre de Once-, ajuste nominal y real sobre los salarios estatales, disminución de los envíos de fondos a las provincias.. Esta disminución de los ingresos ha sido parcialmente compensada por los retrasos en la actualización del Mínimo No imponible del llamado Impuesto a las Ganancias (a pesar de que se le cobre también a quienes cobran salarios por su trabajo) y las escalas de dicho impuesto. Es especialmente notorio que en el año 2012 haya sido más dinámico el crecimiento de la recaudación por las retenciones de Ganancias (cuyo principal rubro es lo recaudado por salarios), que el impuesto a las ganancias cobrado a las Sociedades y Personas Físicas: se reemplazan recursos que se tomaban del empresariado por recursos de los trabajadores...
...Eso pone a las luchas salariales de las y los empleados públicos nacionales en un sitio estratégico. De su descoordinación, de su grado de división interna, de su nivel de (des)movilización dependerá que se repita la historia de los últimos tiempos, con los sindicatos burocráticos cerrando los acuerdos de espalda a las necesidades de sus bases. El Gobierno algo seguramente les cederá, ya que saben que se debilita de otro modo su dominio. En el caso de la Administración Pública Nacional, puede tratarse de terminar con el congelamiento de la planta permanente, aunque sea en forma gradual. En el caso de Universidades, la firma de un convenio colectivo sería una posible cuestión a ceder.
En los Estados provinciales, las luchas internas podrían poner contra la espada y la pared a más de un gobernador, que siempre intentarán tirar el problema hacia “arriba”. Si las organizaciones en lucha escapan a la polarización entre el Gobierno Nacional y provincial, se podría aspirar a generar iniciativas de carácter nacional que recojan el descontento y las luchas contra esas medidas.
A modo de conclusión
La disputa contra la megaminería contaminante, las luchas que se entablen contra la producción de YPF en los yacimientos no convencionales, la pelea contra la utilización de paquetes agrícolas con glifosato, la lucha de los pueblos originarios y de los campesinos por la propiedad de sus tierras, las búsquedas ciudadanas de realizar saneamientos ambientales onerosos (Riachuelo, Reconquista, CEAMSE, Papeleras), serán todos elementos que le pegan al modelo donde más le duele. De su acompañamiento y apropiación con (y de) las luchas de la clase trabajadora podrían surgir novedosas propuestas políticas. Volviendo nuestra mirada a una escala mayor, veremos que muchas de esas luchas se dan en diversos países de América Latina, África y Asia que se encuentran traccionados por la demanda de bienes y recursos de China, potencia imperial emergen en una etapa multipolar. No debemos dejar de tener en mente la posibilidad de estructurar movimientos internacionales en defensa de los recursos, coordinando acciones entre diversos sectores de trabajadores de varios países donde operen empresas multinacionales, plantando bandera contra las corporaciones mediáticas, plantando bandera contra la represión estatal y para estatal a nivel internacional, y las posibilidades de resistencia y lucha siguen.
La conciencia del sitio que ocupan en el panorama político todos estos espacios locales en lucha debería ser parte fundamental en organizar una agenda política, de estructurar puntos programáticos y de apostar a tener propuestas que muestren que existe una alternativa a este modelo económico. Alternativa que no se basa en elementos aislados que deban reformarse sino que implican un profundo cambio en la manera de organizar la producción, de relacionarnos entre quienes conformamos esta sociedad y de la relación entre nuestra producción y el medio ambiente. Alternativa que necesita para su construcción al pueblo trabajador movilizado, organizado y politizado.
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