"Guitarra Negra": recreación libre de la obra del gran Alfredo Zitarrosa,
a cargo de Bruno "Chito" Ronchi, en guitarra, y de Mauricio Castaldo en
la voz, en el 2do Encuentro "Cuando la palabra y la música se fusionan",
organizado por Marcelo Amorosi en la Escuela Técnica de María Grande,
éste sábado 23 de Marzo
Cómo
haré para tomarte en mis adentros, guitarra… Cómo haré para que
sientas mi torpe amor, mis ganas de sonarte entera y mía… Cómo se
toca tu carne de aire, tu oloroso tacto, tu corazón sin hambre, tu
silencio en el puente, tu cuerda quinta, tu bordón macho y oscuro,
tus parientes cantores, tus tres almas, conversadoras como niñas…
Cómo
se puede amarte sin dolor, sin apuro, sin testigos, sin manos que te
ofendan… Cómo traspasarte mis hombres y mujeres bien queridos,
guitarra; mis amores ajenos, mi certeza de amarte como pocos… Cómo
entregarte todos esos nombres y esa sangre, sin inundar tu corazón
de sombras, de temblores y muerte, de ceniza, de soledad y rabia, de
silencio, de lágrimas idiotas…
Hoy
anduvo la muerte buscando entre mis libros alguna cosa… Hoy por la
tarde anduvo, entre papeles, averiguando cómo he sido, cómo ha sido
mi vida, cuánto tiempo perdí, cómo escribía cuando había
verduleros que venían de las quintas, cuando tenía dos novias, un
lindo jopo, dos pares de zapatos, cuando no había televisión, ese
mundo a los pies, violento, imbécil, abrumador, esa novela
canallesca escrita por un loco...
Hoy
anduvo la muerte entre mis libros (entre los libros que quedaron de
la imperdonable quema), buscando mi pasado, buscando los veranos del
40, los muchachitos bajo la manguera, las siestas clandestinas, los
plátanos del barrio, asesinados, tallados en el alma... Hoy anduvo
la muerte revisando mi abono del tranvía, mis amigos, sus nombres,
las noches de café Montevideo, las encomiendas por la Onda con olor
a estofado, revisando a mi padre, su Berreta, su Baldomir, revisando
a mi madre, su hemiplegia, al Uruguay batllista, a Aristides querido,
a mis anarcos queridos bajo bandera, bajo mortaja, bajo vinos y
versos interminables...
Hoy
anduvo la muerte revisando los ruidos del teléfono (...los mensajes
de celular y los muros de internet)..., distintos bajo los dedos
índices, las fotos, el termómetro, los muertos y los vivos, (...el
recibo de sueldo -que nunca se entiende-, ...el cuadro de José Luis
Toscani, el cartel artiguista en El Espinillo, la escuela pública
que resiste, la bandera mapuche en Zanón)... los pálidos fantasmas
que NOS habitan, sus pies y manos múltiples, sus ojos y sus dientes,
bajo sospecha de subversión...
Y
no halló nada... No pudo hallar a Batlle, ni a mi padre ni a mi
madre, ni a Marx, ni a Aristides, ni a Lenin, ni al Príncipe
Kropotkin, ni a Angel Borda, ni al Zurdo querido, ni a Sampayo, ni a
Sendic, ni al Che, ni a Mejías Collazo, ni a Juan L.Ortíz, ni a
Agustín Sueldo, ni a Petrona Magallanes, ni a los que hacen
asambleas, ni a las listas de paro, ni al Uruguay (...ni a Entre
Ríos, ni a la Bandera Federal que nos une) ... ni a nadie.
Ni
a los muertos Fernández más recientes...
Ni
a Mariano Ferreyra, ni a Carlos Fuentealba, ni a Teresa Rodríguez,
ni a Marita Verón, ni a Diego Poletti, ni a Fernanda Aguirre, ni a
Romina ni a Eloísa ni a José Daniel, ni a los mártires de nuestros
pueblos nativos, mártires de la lucha y la dignidad, y mártires del
hambre..., ni a nadie...
A
mí tampoco me encontró... Yo había tomado un ómnibus al Cerro e
iba sentado al lado de la vida... Pasé frente al Nocturno y la vida
había pintado unos carteles... Pregunté en una esquina por la hora,
y en la bolsa del hombre que me dijo la hora iba la vida, junto con
su almuerzo...
Hoy
dejaré las puertas y las ventanas de mi casa, abiertas... Y la noche
entrará por todas las ventanas de mi casa, por todas las ventanas de
todo el barrio, por todas las ventanas de todos los cuarteles y de
todas las cárceles (...entrará en Bariloche, abrazará a los que
luchan), entrará... por todas las ventanas de los hospitales... La
noche entrará, cabeceando, saltará para adentro, sombra a sombra a
la luz del farol... Y se echará en el piso como un perro... Y
aguardará hasta la madrugada...
30.000
razones latentes de ayer y tantas miles de hoy se levantarán con
nosotros, uniendo los fragmentos de pueblo trabajador, sin veneno en
los cuerpos ni en las cosas, sin dolor, sin miedo, sin monopolios,
sin explotación, sin éxitos en Harvard, sin glifosato, ni semillas
RR2, ni tierra fracturada y saqueada...
...Hoy...
Dejaré las puertas y las ventanas de mi casa, abiertas, para
siempre...
No hay comentarios:
Publicar un comentario