Sr Embajador Óscar Laborde
Hemos leído su nota periodística
titulada Haití, del 29 de junio.
Nuestra Coordinadora por el retiro
de tropas de Haití es una organización social uruguaya que
viene trabajando desde hace años por el objetivo que ese nombre
plantea junto con las principales organizaciones sociales y
sindicales de Uruguay, que comparten todas esta misma idea. Estamos
en permanente contacto con organizaciones haitianas, sindicales y de
Derechos Humanos, y con otras organizaciones de nuestro continente.
Hemos participado también con ellas, en el reciente Foro Social
Mundial de Túnez.
En primer lugar, importa que desde cargos oficiales de un gobierno
latinoamericano que participa en la MINUSTAH, por una vez al menos,
se reconozca como usted lo hace, la enorme deuda que todos los
pueblos de nuestro continente tenemos con el pueblo haitiano que
abrió hace más de doscientos años el camino de la libertad.
Sin duda usted conoce el caso de la
violación del joven haitiano Johnny Jean en julio de 2011 por
militares uruguayos en la base naval de Port-Salut. Sabrá entonces
que lo que primero hicieron los mandos militares uruguayos, el
Ministerio de Defensa y también muchos parlamentarios fue negar
todos los hechos y atribuir las denuncias a calumnias conspirativas
“duvalieristas” o al propósito de obtener indemnizaciones en
dinero.
Estará informado de que a propósito de las
multitudinarias manifestaciones populares exigiendo el RETIRO DE LAS
TROPAS que produjo en Haití esta indignante abuso y el
propio Senado haitiano votó por unanimidad por dicho retiro.
También es importante que se
reconozca que, como usted dice, todos estos hechos han incentivado el
debate sobre esta intervención militar que, para nosotros sí, es
producto de “una repetida intervención extranjera”. Y
es como parte de ese debate que queremos expresarle algunos
comentarios a su nota.
Su expresión “errores y
procedimientos equivocados” (que ya calificamos de eufemismo)
nos hace acordar demasiado a aquello de “errores y
excesos”, de muy triste memoria. Pensamos que lo ocurrido
“merece una reflexión más profunda y no tan simplista”,
precisamente.
Comencemos recordando que esta
intervención militar es continuación de la invasión y golpe de
Estado por parte de esos imperialismos que usted menciona contra el
único gobierno haitiano democráticamente electo en décadas. Que
lejos de restablecer la democracia se impulsaron luego elecciones en
las que estaba proscripto el Partido Lavalas del presidente
derrocado, en las que ocurrieron irregularidades tan grandes que los
resultados fueron definidos por las propias fuerzas de intervención.
No puede decirse que ninguno de los candidatos haya ganado clara y
limpiamente en esas elecciones, instrumentadas por tropas ocupantes,
en las que hubo una bajísima participación electoral de los
haitianos del orden del 20%, lo que demuestra la falta de confianza
popular en su legitimad. Y que el gobierno de Martelly está
totalmente condicionado por una Comisión interventora presidida por
Bill Clinton, entregando ahora derechos de explotacíon de(saqueo
de ricos) yacimientos de oro, plata y cobre a multinacionales
de EEUU y Canadá, en contra del propio Senado haitiano.
¿Es esta una intervención
"antiimperialista", como usted sostiene? Si así es,
resulta extraño que el propio imperio la promueva, que felicite al
gobierno uruguayo por su amplia participación, y que expresamente le
agradezca el gasto y el esfuerzo que le ahorramos a ellos, como lo
han expresado sus voceros en la cumbre de ejércitos en Punta del
Este en octubre pasado, entre otras veces.
Pero si es así y usted tiene razón y hubiese hoy en Haití una
democracia restablecida ¿es admisible entonces que la justicia
haitiana siga impedida de actuar en los casos de violaciones y otros
delitos cometidos en su territorio, como el que mencionamos, uno
apenas de la larga lista de hechos denunciados?
Inhabilitar a la justicia haitiana de
intervenir en los casos de violaciones de derechos humanos y delitos
comunes cometidos en territorio haitiano por las fuerzas de la
MINUSTAH es de hecho otra LEY DE IMPUNIDAD como las que hemos vivido
en nuestro país y en el suyo.
Y es además de una gran bajeza que esa
ley de inmunidad- impunidad sea usada para que la ONU esquive hoy su
responsabilidad en la introducción del cólera en Haití, que ha
provocado más de 8 mil muertos y 800 mil
afectados. Responsabilidad que está más que probada por
la identificación de la cepa viral por varios estudios
independientes, y los testimonios sobre el vertido de aguas fecales
en los ríos de Haití por parte de los cascos azules, acción más
que irresponsable en un país donde todos sabemos que solamente el 2%
tiene acceso al agua potable.
Los países que envían soldados tienen
buen cuidado de vacunarlos contra las enfermedades que puedan
contraer, ni se preocupan en verificar que no sean ellos mismos
portadores de enfermedades que puedan introducir en Haití, ¡tristes
embajadores son!
Esto ha sido denunciado ampliamente por
el pueblo haitiano, por sus organizaciones sociales, por las víctimas
de la epidemia, y por el Senado. Naciones Unidas hace oídos sordos.
Bien lo dice usted, la “ayuda” que
recibió Haití hasta ahora es “proyectos que sólo
implementan políticas asistencialistas, de reparto de alimentos y
ropa, para que no estalle la situación, pero nunca para que
desarrolle el país”. Le faltó decir, además, que solamente
llega al pueblo haitiano, que sigue viviendo en carpas a dos años
del terremoto, la décima parte de los fondos que financiarían esos
proyectos, mientras se gastan 650 millones de dólares anuales en las
tropas y armamentos de la ocupación.
Por último, no podemos acordar
con su concepto de que “el aporte que podemos hacer los países
latinoamericanos... será reenseñar a los haitianos a vivir juntos.”
Esgrimir ahora esos objetivos como
justificación de la intervención militar en Haití, es de hecho
reconocer que ya no se puede seguir sosteniendo la excusa usada hasta
el momento de que sería necesaria para “mantener la paz”.
Eduardo Galeano lo ha dicho con gran claridad junto a muchos otros,
Haití no es una amenaza para nadie, Haití no nos agredió ni
pretende ni puede agredirnos. Pero se lo trata como una amenaza, y se
lo ocupa atropellando su soberanía.
Y luego de nueve años de
ocupación, cuando esa justificación ya resulta demasiado
insostenible, ahora se ensaya esta otra: Estaríamos en Haití para
enseñarles a vivir juntos, para consolidar la democracia,
para ayudar a su desarrollo.
¿No es demasiada soberbia? Para poder
enseñar, primero hay que haber aprendido.
¿Hemos aprendido en nuestro continente aquella lección que empezó
en Haití hace más de doscientos años?
Por eso, hacer algo por los haitianos y
también por nuestra propia dignidad, es, antes que nada y
además cumpliendo con el reclamo de los haitianos, el RETIRO
INMEDIATO DE LAS TROPAS DE OCUPACIÓN.
¿Porque por otro lado, cómo
andamos en casa, en eso de vivir juntos? Argentina, Bolivia, Brasil,
Chile, Ecuador, Guatemala, Paraguay, Perú y Uruguay.
Sabrá usted que Uruguay sigue aún con
el deber incumplido de Verdad, Justicia y Reparación por los
crímenes de la dictadura que han cometido las fuerzas armadas. ¿Y
ahora mandamos a estas mismas fuerzas armadas a "restablecer la
democracia" en Haití?
Y esta situación es similar en todo el
continente. ¿Está usted conforme con la policía argentina sobre la
cual llueven día tras día denuncias por gatillo fácil? ¡Lindos
maestros para mandarles a los haitianos!
Sobre cómo vivir juntos y las
dificultades para eso, los haitianos saben tanto como los uruguayos o
los argentinos. Y no serán en todo caso las ocupaciones militares
las que enseñen a nadie a vivir juntos. Naciones Unidas lleva
cincuenta años de intervenciones de este tipo en África,y bien
conocido es lo que ha pasado y sigue pasando. Ninguna
estabilidad democrática, ningún desarrollo, solamente la
continuidad del genocidio y del saqueo colonial, y el aumento
creciente del odio entre hermanos.
Hoy su trabajo, Sr. Embajador, se orienta hacia las
organizaciones sociales. Escúchelas entonces, comenzando por las
organizaciones sociales del pueblo haitiano.
Montevideo, julio de 2013
COORDINADORA POR EL RETIRO DE TROPAS DE
HAITÍ fuera.tropas.de.haiti@gmail.com
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