martes, 9 de julio de 2013

Instrucciones de 1813: entre el estatuto colonial de enclave y la nación entre todas las provincias

Luego de las intenciones centralistas de la oligarquía porteña se llama a la Asamblea Constituyente. Artigas convoca al Congreso de Abril donde se acuerda impulsar la confederación como forma transitoria de construcción nacional como forma de prevenir las pretensiones de Buenos Aires. Los acuerdos con Rondeau parecen encaminar una salida pero los diputados orientales son rechazados y las hostilidades continúan.
Éxodo, Ayuí y conflicto con el triunvirato
El año de 1812 estuvo signado por la experiencia del Campamento del Ayuí. Este sirvió de cohesionador de los orientales, de democratizador de su experiencia revolucionaria y de articulador de las fuerzas patrióticas y populares de la región.
Dos dificultades ayudaban a esta unificación. La primera fue la invasión portuguesa que con el beneplácito de España, de Buenos Aires y, por sobre todo, de Inglaterra, había tomado por entero el suelo de la Banda Oriental. La segunda era la situación de Buenos Aires. La oligarquía porteña, golpe de estado mediante, había desplazado a la Junta Grande y, conformando un Triunvirato (ejecutivo de tres integrantes) tomó el poder. Desplegando desde esa posición de fuerza un creciente centralismo.
El Campamento del Ayuí, con el Jefe de los orientales a la cabeza se transforma en un catalizador de las fuerzas populares de las provincias que veían amenazados sus intereses, y en un antecedente que cristalizará años más adelante en la conformación de la Liga Federal.
El Triunvirato intentará desarticular la organización de los orientales, pues representaban un desafío de su poder pero por sobre todas las cosas porque eran la punta de lanza de un proyecto federal de nación.
La tensión que se empieza a vislumbrar no es entre una nacionalidad uruguaya y otra argentina sino entre un proyecto de nación federal ligado a los intereses nacionales y populares, y otro proyecto centralista ligado a los intereses británicos y de la oligarquía porteña vinculada a ella.
Retiradas las fuerzas portuguesas, gestión inglesa mediante, y tras los éxitos de Güemes en el norte, se realiza el segundo sitio de Montevideo (bajo control español), las vanguardias orientales por un lado, y las porteñas por otro. Artigas y el resto de las tropas orientales se sumarán, en febrero de 1813, tras la precisión del Yí y el retiro de Sarratea (agente inglés) del lugar, quien dejara el mando a Rondeau.
Asamblea Constituyente e Instrucciones de 1813
En este contexto llega desde el gobierno de Buenos Aires la solicitud de que los orientales reconocieran a la Asamblea Constituyente a desarrollarse en la capital porteña.
El 21 de marzo Artigas hace circular una convocatoria a todos los pueblos para que elijan y manden un delegado a las puertas de Montevideo (sitiado) para participar en el denominado Congreso de Abril por haberse desarrollado en los primeros días del mes de abril de 1813.
Artigas recurre a la convocatoria del pueblo para decidir sobre este asunto tan trascendente para el futuro del pueblo oriental, de allí sus celebres palabras: “mi autoridad emana de vosotros y ella cesa por vuestra presencia soberana”. Y desarrolla los motivos de la convocatoria: “La asamblea general tantas veces anunciada empezó ya sus sesiones en Buenos Aires. Su reconocimiento nos ha sido ordenado. Resolver sobre este particular ha dado motivo a esta congregación, porque yo ofendería altamente vuestro carácter y el mío, vulneraría enormemente vuestros derechos sagrados, si pasase a decidir por mí una materia reservada sólo a vosotros”.
Los temas que se necesitaban resolver eran tres. 1º: si se debía reconocer a la asamblea antes de allanar las pretensiones de los orientales; 2º: proveer de mayor número de diputados que sufraguen por este territorio en dicha asamblea; 3º: Instalar en la Banda Oriental una autoridad que restablezca la economía arrasada por la guerra y la invasión portuguesa.
Sobre el primer punto el dilema yacía en “reconocer la asamblea por obedecimiento o por pacto”. Artigas era partidario de la segunda opción. En el marco del centralismo porteño y de las hostilidades sufridas hasta ese mismo febrero, era oportuno fijar condiciones del acuerdo constitucional que fije la organización que se daría la nación naciente. Pero en seguida aclara: “Esto ni por asomo se acerca a una separación nacional; garantir las consecuencias del reconocimiento no es negar el reconocimiento”. Los recaudos frente a la oligarquía porteña no significaban un intento de separación sino por el contrario expresaban una vocación de construir la nación contemplando a las provincias todas.
Esto se reflejará en las instrucciones emanadas del Congreso de Abril para ser defendidas por los diputados orientales en la Asamblea Constituyente que se desarrollaba en Buenos Aires.
Del 5 de abril es el Acta con las condiciones para aceptar dicha asamblea y los puntos centrales son los siguientes: respaldo a Artigas y tropas orientales en general frente a la conspiración dirigida por Sarratea, no levantar el sitio puesto a Montevideo, enviar refuerzos desde Buenos Aires y no remover al jefe actual del ejército auxiliador, devolución de armamento, ser “reconocida y garantida la confederación ofensiva y defensiva de esta Banda con las demás Provincias Unidas, renunciando cualquiera de ellas la subyugación a que se ha dado lugar por la conducta del anterior gobierno”, dar a la Banda Oriental la libertad que corresponde a dicha confederación pero queda sujeta a la constitución que emane del Congreso General de la Nación, y reconocimiento de cinco diputados a la asamblea en lugar de dos. Estas eran las condiciones.
La preocupación de los orientales se centra en protegerse de las aspiraciones de la oligarquía porteña de construir un enclave portuario con todo el país sometido a sus intereses. Su estrategia de dos etapas: una confederativa por pacto, y otra, para después de la guerra, federativa con un gobierno central, responde a este desvelo de poder construir una nación que exprese a todas las provincias.
El 13 de abril se redactan las Instrucciones que defenderán los diputados orientales en la mencionada asamblea. Los primeros capítulos de las mismas son clarificantes en cuanto al espíritu de las mismas.
En el primero sostiene que “pedirá la declaración de la independencia absoluta de estas colonias”. Recordemos cuan valiosa es esta puntualización cuando en Buenos Aires seguían anunciando la defensa de los intereses de Fernando VII unos, mientras otros recorrían Europa buscando corona para seguir siendo colonia. Por algo será recién en 1816 que el congreso de Tucumán declarará la Independencia.
El segundo: “no admitirá otro sistema que el de confederación para l pacto recíproco con las provincias que formen nuestro estado”.
Tercero: “Promoverá la libertad civil y religiosa en toda su extensión imaginable”. Este punto nos habla de la inclusión, en las consideraciones, de las fuerzas populares diversas que se expresaban en la voluntad oriental.
Otro asunto es el referido a la relación entre la provincia y el gobierno de la nación. Cada provincia formaría su gobierno además del de la nación. “El gobierno supremo entenderá solamente en los negocios generales del estado. El resto es peculiar al gobierno de cada provincia”.
A partir de aquí el nombre de esta provincia sería Provincia Oriental.
También reclama que se habiliten los puertos de Colonia y Maldonado para comerciar, evitando el monopolio de Buenos Aires. A su vez, plantea la eliminación de tasas y diferencias en el comercio entre provincias.
También señala el derecho de esta provincia a organizar su defensa, señalando “que no podrá violarse el derecho de los pueblos para guardar y tener armas”.
Otro asunto relacionado directamente con la preocupación central de los orientales es que “indispensablemente sea fuera de Buenos Aires donde resida el sitio del gobierno de las Provincias Unidas”. Y nuevamente: que se asegure a las provincias de las usurpaciones “que con la fuerza armada intente alguna de ellas sofocar los principios proclamados”.
Con estas pretensiones los diputados orientales fueron rechazados pero signaron para si y para las demás provincias una forma particular para transitar en el arduo camino de construir la nación.
Lejos de ser una copia a modelos liberales importados es una formula adecuada a la peculiaridad histórica del Río de la Plata donde se debía frenar el centralismo porteño. No proviene del derecho abstracto sino que proviene de la voluntad colectiva de un pueblo.
Acuerdos entre Artigas y Rondeau durante el sitio
El 19 de abril, en pleno sitio a Montevideo se firmaron tres pactos entre Artigas y Rondeau.
José Rondeau era el general en jefe del ejército sitiador enviado por el Poder Ejecutivo desde Buenos Aires.
El primero llamado “Pretensiones de la Provincia Oriental” recoge muchas aspiraciones ya enunciadas en las Instrucciones. Entre ellas que no se levantará el sitio, que se reconozca la legitimidad de Artigas, de sus tropas y del pueblo oriental, que se devuelvan las armas y soldados.
El segundo: “Pretensiones de las tropas orientales”. Este pacto refiere a un tema delicado y crucial. Prevenir que las tropas de Buenos Aires no se transformen en ejército de ocupación. Por eso se dispone que a las fuerzas enviadas desde Buenos Aires se les llame ejército auxiliador, así como las tropas orientales son auxiliadoras de las demás provincias. Y solicitan que “se les llame Ejército de las Provincias Unidas sobre dicha plaza”. Y para garantizar la voluntad de los orientales expresan que “militarán bajo las órdenes inmediatas del ciudadano José Artigas”.
Y la última: “Convención de la Provincia Oriental”. Aquí se incluyen otros aspectos señalados en las mencionadas Instrucciones. Aclara que es “parte integrante del estado denominado Provincias Unidas del Río de la Plata”, mediante pacto de confederación. Todas las provincias tendrán igual derecho y ninguna podrá subyugar a otra. Además se vuelven a incluir los cinco diputados elegidos por los orientales.
Cuerpo municipal y juramento de la independencia
Recordando otro de los temas pendientes el 21 de abril se resuelve la conformación de un cuerpo municipal “que entendiese en la administración de la justicia y demás negocios de la economía interior del país” para revertir la dura situación luego de dos años de constante tensión bélica que viene conmoviendo a todo un pueblo.
Pero en particular debe destacarse la manifestación frente a las ambigüedades porteñas de jurar la vocación de independencia en estas palabras: “por derecho debe ser un estado libre, soberano e independiente y que debe ser reprobada toda adhesión, sujeción y obediencia al rey, reina, príncipe, princesa, emperador y gobierno español y a todo otro poder extranjero cualquiera que sea”. Saliendo al cruce de los que saltaban de Francia, a Inglaterra y luego a Portugal pidiendo la protección de su reinado, ya evidenciando su impotencia para construir una nación, conformándose con ser socio menor de las potencias, adelantando el camino que seguirían nuestros países. Los orientales con grandeza asumían la voluntad de un pueblo de ser nación.
Rechazados los diputados orientales a la Asamblea, estando cercados en el Uruguay y el Paraná por fuerzas porteñas, Artigas escribe al gobierno de las Provincias Unidas para manifestándole abiertamente que desista en su plan de subyugar a las provincias y que entre con ellas en la confederación. Para concluir esas gestiones se envía a Dámaso Antonio Larrañaga.
Esta situación crítica que vive la Provincia Oriental al nacer el nuevo estado Provincias Unidas del Río de la Plata es una situación compartida por las demás provincias. Están en cuestión las dos formas de construir la nación, antes mencionadas, y no por capricho formalista, sino por los intereses que se expresan, o los de la oligarquía porteña ligada a Inglaterra, o los del pueblo de la nación naciente.

Revista Patria Libre - R.O.del Uruguay
Para el Foro Artiguista Entrerriano



Ya está disponible Patria Libre Nº 7 Invierno 2013

Sumario:
Editorial: – Resistir el saqueo. Defender la soberanía.
- El movimiento nacional y su base social.
Tierra: – Una historia preocupantemente repetida, por Confederación de Pueblos Costeros.
- Tierra y soberanía, por José Rocca.
- Razones de una lucha IV, por Julián Cabrera.
Barrial: – El Parque automotor crece y lo pagamos todos aunque andemos a pie.
- Campamento particular se destaca por armonía ejemplar.
Educación: – “La educación pública, la vuelta a la calesita y la defensa de la soberanía”.
Patria Grande: – Entrevista exclusiva a Juan Contreras, de la Coordinadora Simón Bolívar, sobre la situación en Venezuela.
Internacional: – El conflicto olvidado. La heroica lucha del pueblo saharaui, por Federico Cantera.
Historia: – Instrucciones de 1813: entre el estatuto colonial de enclave y la nación entre todas las provincias.
Cultura: – Argo: una nueva operación de Hollywood al servicio de la política estadounidense.
Para comunicarse: patrialibre@adinet.com.uy

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