domingo, 1 de julio de 2012

"Hay que empezar a construir otro Paro Nacional"


Reportaje a Pablo Micheli

Tras la jornada de Protesta de la CTA, acompañando los reclamos de la CGT, Pablo Micheli realizó para ACTA un balance político sobre lo sucedido el miércoles 27 y sobre lo que vendrá.


-¿Qué balance podés hacer el día despues?

- La jornada de ayer fue un hecho muy importante que permite ver las debilidades y las fortalezas del sector que conduce Moyano. Rescato que fue una movilización muy importante, no cualquiera junta 50.000 personas, y las reivindicaciones y la caracterización que hizo del gobierno las considero correctas.
Las debilidades tienen que ver, a mi juicio, con que repite la vieja historia del sindicalismo tradicional de disputar con el "peronómetro" en la mano y eso le pone límites a la convocatoria, a la participación e, inclusive, a nosotros. Si hubiéramos acordado, si hubiéramos trabajo verdaderamente con la Unidad en la Acción, la convocatoria se hubiera duplicado. Hubiéramos sido 100.000 personas en la Plaza. No solo por la CTA sino por muchas organizaciones que se hubieran sumado.
-¿Moyano seguirá adelante en su disputa con el gobierno ?
- Si había alguna duda, el miércoles quedó claro que no hay vuelta atrás. El fue muy claro, lo planteó sin dejar dudas. El gobierno, en cambio, ya lo tenía claro desde mucho antes porque sabe que Moyano no entra en el esquema del ajuste.
-¿Qué escenario plantea todo esto para la CTA?
- Nosotros tenemos por delante un desafío importante. Pero primero hay que entender que lo de ayer hay que entenderlo a partir de lo que sucedió el 8 de junio con el paro de la CTA. Nuestra central está cada día más instalada y no se la puede obviar a la hora de discutir sobre el sindicalismo en la Argentina. Por su historia y por lo que pasó el 8 de junio, con el quilimbo que hicimos. No lo puede negar el gobierno ni los medios ni Moyano.
-¿Habrá unidad de acción, entonces?
- Para torcer el rumbo de la política económica del gobierno, se necesita mucha gente en la calle. Y está visto que así como nosotros solos no podemos, también se demostró que el sector de Moyano solo tampoco puede. Por eso hay que juntar las fuerzas sin que ninguna tenga que perder su identidad. Y si hacemos esto, los que ganan son los trabajadores.




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Servicio oficialista preocupado:
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Agrotóxicos para todos


LA TRAMA DE MONSANTO, DE CÓRDOBA A PARAGUAY

El kirchnerismo cerró semanas atrás un nuevo acuerdo con la empresa norteamericana de agrotóxicos y semillas transgénicas Monsanto. El negocio supone una inversión de $650 millones (U$$150 millones) y la instalación en Córdoba de un “centro de investigación y desarrollo” para transgénicos de maíz, algodón, arroz y soja.
Monsanto, que monopoliza este sector clave de la producción agrícola a nivel mundial, obtiene beneficios anuales que superan los U$$ 1500 millones. El último año creció 30% y sus acciones cotizan en alza. Sin embargo, no opera y está prohibido en casi toda la UE (Alemania, Francia, Italia, Gran Bretaña). Pero sus ganancias están siendo impulsadas desde América Latina; especialmente por Brasil, México y Argentina.
Monsanto es siembra directa; una forma de agricultura en base a glifosato y semillas transgénicas. Un modo que además de concentrarse en manos imperialistas, fomenta la destrucción de bosques, contamina la naturaleza, y es causa de muerte y enfermedades en varios pueblos. En el país, los agrotóxicos (glifosato y otros) se multiplicaron más de 180 veces, y calculan que para 2015 superarán las 7 millones de toneladas. La base estructural para ello son las políticas y leyes entreguistas implementadas por el menemismo, que (como la minería, gas, petróleo, comercialización de granos, distribución y generación de energía) el kirchnerismo profundiza.

En Paraguay (viva el Roundup)

Esta “corporación” (como le gusta expresar al kirchnerismo) está siendo denunciada por periodistas paraguayos, como responsable junto a los terratenientes del “golpe” contra Fernando Lugo. Aseguran que la mano de Monsanto (y de Cargill) está detrás.
El disparador, expresan, fue la negativa del Ministerio de Agricultura y Ganadería que, presionado por las protestas de campesinos y ambientalistas, negó la “variedad de algodón, doblemente transgénico: BT y RR o Resistente al Roundup, un herbicida fabricado y patentado por Monsanto”; que exige su inscripción en Paraguay, tal como ya ocurrió en Argentina; que se extiende en Chaco, principalmente.
Naturalmente, se trata de la misma empresa a la que Cristina Kirchner le expande sus negocios en Argentina. ¿Cuánto durará, entonces, el relato contra el golpe de la “corporación” norteamericana que encabeza el liberal y colorado Franco en Paraguay? Anticipándose, Lugo ya cambió de opinión y no participará de la reunión del Mercosur.

En Córdoba (viva el glifosato)

Paralelamente, en Córdoba, se realiza el primer juicio penal contra los agrotóxicos de Monsanto y Cia. La causa es impulsada por la contaminación brutal del barrio Ituzaingó Anexo, donde (sobre 142) 114 chicos tienen altas dosis de tóxicos en su cuerpo y varias mujeres embarazadas han sido afectadas.









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