Las disputas en el bloque dominante argentino de cara al 2013
El drama argentino
La inserción periférica de la Argentina en el mercado mundial, junto con lo estrecho de su producción altamente competitiva, limitada en gran parte a su producción agropecuaria y las primeras etapas de su industrialización (aceites, golosinas, etc.), explican la debilidad estructural del país ante los avatares de la economía internacional (1). Ante un panorama de estancamiento del precio de las exportaciones agropecuarias y el aumento de la tasa de interés de los préstamos, el gobierno nacional argentino encuentra problemas para mantener el status quo local, dependiente de las grandes inyecciones de recursos que provienen del gobierno central. La incapacidad histórica de la clase dominante argentina de poder aplicar (y sostener en el tiempo) recortes similares a los griegos y españoles de hoy en día es un proceso de largo aliento que comienza con el primer peronismo. Experiencias concretas como la resistencia obrera y peronista contra el Plan Conintes, los diversos “azos” nucleados en torno al Cordobazo contra la política “económicamente racionalizadora” del Onganiato, las huelgas generales en contra de la última dictadura militar, los saqueos que signaron el fin del gobierno de Alfonsín y la rebelión popular del 2001 han demostrado que cuando un gobierno argentino empieza a realizar ajustes se enfrentará, más pronto que tarde, con la oposición de la gran mayoría de la sociedad, teniendo a la clase obrera como su columna vertebral y punta de lanza. Sabemos que la fuerza social burguesa representada en la actualidad por el kirchnerismo es consciente de esta realidad histórica, como ha ido demostrado ampliamente en sus años de gobierno, ejerciendo toda su capacidad para restaurar la validez del sistema social capitalista para la gran mayoría de la sociedad argentina. La competencia política del kirchnerismo está fuera de toda duda. Es suyo el mérito de recomponer el ritmo de acumulación y la tasa de ganancia de los capitalistas argentinos luego de la impugnación global al status quo representada por la rebelión popular del 2001.
Sin embargo, la base de esta restauración fue la construcción de una paz social basada en el mantenimiento de los determinantes estructurales fundamentales que provocan las crisis argentinas: la gigantesca masa de capitales ineficientes que lastran al capitalismo nacional. Si bien estos capitales cumplen una “función social”, en tanto aseguran la gobernabilidad en períodos importantes de tiempo (puesto que son fuente de empleo), su existencia presupone la constante redistribución de ingresos de las industrias eficientes (el campo argentino y las industrias relacionadas con este mismo) hacia las ineficientes. Sin estos ingresos extraordinarios, los capitales ineficientes se verían condenados a la quiebra y la desaparición por efecto de la competencia con los productos extranjeros.
El proteccionismo es una medida de Estado válida dentro de las reglas de juego capitalistas. Al contrario de lo que sostiene la economía política neoliberal, la intervención estatal en la economía no es un factor universalmente negativo, sino que, por el contrario, es bastante común dentro de la historia del capitalismo y con resultados positivos para él. Casos como el brasilero, el de los tigres asiáticos y el de China son ejemplos de que es lograble la conversión industrial de países con economías primarias aplicando medidas de ese cuño. No obstante, todos estos ejemplos presupusieron, además de las barreras arancelarias y la canalización de parte de las ganancias del agro a la industria a través del Estado, una clase trabajadora que obtuviera una contraprestación por la venta de su fuerza de trabajo muy inferior a la obtenida por la clase obrera de los países del capitalismo central. Estos factores, sumados a una administración estatal que vigilase el cumplimiento de la efectiva inversión de capitales en la industria (en relación con las etapas del proyecto industrializador que se tenía), explican el éxito de estas naciones en posicionarse como actores de peso en el capitalismo mundial.
Estas características no fueron reunidas nunca por el proteccionismo argentino, y las veces que se intentó implementar las medidas político-económicas para reunirlas desembocaron en las explosiones de resistencia popular que ya hemos reseñado. Es que la clase obrera argentina, si bien obtiene por la venta de su fuerza de trabajo una remuneración inferior a la de sus contrapartes de los países centrales, mantiene unos niveles de ingresos que son demasiado altos en relación con las necesidades de la burguesía argentina. Este bienestar (relativo) de los trabajadores nacionales no se debe a la bondad de alguna fracción de la burguesía nacional sino a los resultados de décadas de organización y lucha, que fructificaron en la década reformista del primer gobierno de Perón. Estas victorias fueron las que durante las largas décadas siguientes sumieron a la clase dominante argentina en el enigma de cómo desmontarlas sin provocar con ello el desbarajuste del proceso de acumulación del capital y buscando a la vez evitar que resurjan como proyectos políticos válidos las alternativas socialistas de la clase obrera.
El gobierno y su arma de doble filo: la inflación...
Centro de Estudios Libertarios "Rojo y Negro"
Artigas/ Los martirios del traicionado
José Artigas está hoy vivo e irradiante, por eso medra también junto a él la traición que lo rondó siempre. Comenzó con la Junta Grande de Buenos Aires, en particular con uno de sus miembros, Manuel de Sarratea, que tendría un papel esencial en otra traición mayor, la que lo llevó a un destierro de 30 años en el Paraguay. No es posible ser artiguista y vender el rico patrimonio de los entrerrianos al precio vil de la conveniencia a empresas inglesas para que vengan a destruir el suelo y el subsuelo con el “fracking”.
En la ciudad de Ankara
Grupo turco de extrema izquierda reivindicó atentado en embajada de EEUU
La explosión mató a un agente de seguridad.
Un grupo turco de izquierda se atribuyó la responsabilidad el sábado por un ataque bomba suicida en la embajada de Estados Unidos en Ankara y acusó a Washington de usar a Turquía como su "esclavo", según un comunicado publicado en internet.
El Partido Revolucionario de Liberación del Pueblo (DHKP-C, por su sigla en turco) dijo que realizó el ataque del viernes, en que un atacante suicida detonó explosivos amarrados a su cuerpo en la embajada en Ankara, acabando con su vida y con la de un guardia de seguridad turco.
En un comunicado publicado en el sitio web "Grito del Pueblo", el DHKP-C, que es considerado una organización terrorista por Estados Unidos y Turquía, advirtió al primer ministro turco, Tayyip Erdogan, que él también es un blanco.
"¡Estados Unidos asesino! No escaparás de la ira del pueblo", decía el comunicado, que figuraba junto a la foto del suicida, Alisan Sanli, que vestía una boina negra y ropas de estilo militar y llevaba lo que parecía ser un cinturón de explosivos amarrado alrededor de su cintura.
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