La Nación
A modo de introducción
Sabemos que el impolítico Borges en su juventud tuvo una deriva anarquista egotista e individualista. Los biógrafos coinciden en una cosa: su padre siempre promovió en el vástago un "anarquismo literario" y que en febrero de 1917 adhirió con entusiasmo y pasión a la caída del Zar y al octubre rojo. Borges que llegaba de Ginebra estaba "ebrio de Whitman, pertrechado de Max Stirner, secuente de Romain Rolland" (cuenta Guillermo De Torre, 1925), sin rubor declaraba mejor poeta alemán de la época al izquierdo-expresionista Johannes Becher, "quien supo rimar la gesta de la guerra y la revolución, compañero de Liebknecht, desde las barricadas de Berlín nos tiende sus poemas" (sic, la revista "Die Aktion" , cuyos poemas tradujo Borges, era totalmente anarquizante) . Borges devoró de la generosa biblioteca familiar la obra de Max Stirner (según Feuerbach, "el escritor más genial y libre que he conocido"), simpatizando con la corriente anarco-sindicalista, que participó ampliamente en la revolución, aunque después su aporte fuera infravalorado. Stirner lo llevó a Schopenhauer y acto seguido a Nietzsche. Quizá el destino de Der Einzige und sein Eigentum ( El Único y su Propiedad ), nos explique algunos comportamientos equívocos o la metamorfosis ideológica del último Borges. Marx escribió un furibundo anti-Stirner en el libro colectivo que redactó con Engels, Die deutsche Ideologie (1845) : en el capítulo "Sankt Max", Stirner, era críticado como parte de la ideologia alemana y como representante del individualismo abstracto de los jóvenes hegelianos que habían abandonado la acción política. A la abstracta antítesis entre "humano" y "único", el joven Marx le contraponía la antítesis concreta e histórica de autonomía y emancipación. No se trata de que "Yo" me desarrolle sino de liberarse de un modo determinado de desarrollo: el de la sociedad clasista.
Rebelión-2/8-Leer
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