Silvia Pisani
Corresponsal en EE.UU.
WASHINGTON.- A medida que pasan las horas y se toma conciencia de lo que podría haber ocurrido en el frustrado atentado aéreo de Navidad, se multiplica el miedo y se anuncian -con cierto aire de improvisación- nuevas medidas de seguridad que amenazan convertir el viaje en avión en pesadilla.
"Ya nadie sabe qué puede esperar", era, ayer, la queja coincidente entre usuarios de aeropuertos de este país, donde, junto con una psicosis en alza, fueron evidentes una enorme dispersión y la falta de criterio uniforme para adoptar medidas ante la crisis de seguridad que desató el intento terrorista contra un avión que cubría la ruta entre Amsterdam y Detroit.
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