viernes, 25 de diciembre de 2009

FUERZAS REPRESIVAS Y CAPITAL-CRIMINAL. EL DELITO COMO MERCANCÍA Y LO PUNIBLE COMO TRABAJO

Si el capitalismo transformó a la sociedad en una gigantesca factoría de plusvalor y subordinación de la vida: la naturaleza, la inteligencia, los deseos y el trabajo; el crimen se transfiguró en un trabajo más que valoriza al Capital. Una forma laboral subsumida en dispositivos político estatales. Los robos y hurtos, contra las personas y la propiedad, son la forma hegemónica del delito. Un ejército del crimen, más o menos comandado por uno de los dispositivos represivos del estado: la policía. Inclusive, agentes y oficiales de las fuerzas de seguridad, resultan, ejecutores directos de latrocinios como una forma de trabajo, o de un hacer, como producción criminal. El posfordismo también llegó al delito. Las viejas bandas que asolaban bancos y camiones de caudales, peleadas a muerte con la policía, son una especie en extinción. O se subordinan al control ampliado del capitalismo delictivo, proveniente de los propios aparatos del estado, o son encerrados y desaparecen.

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NUESTRA MEMORIA ARDIDA DEL DIECINUEVE Y VEINTE

¿Habremos nacido flojos para el recuerdo necesario los argentinos y las argentinas? ¿Los dioses nos habrán parido con los ojos entorpecidos al pasado?
¿Qué duele más, el recuerdo o el olvido? De seguro algunos recuerdos duelan más que su olvido, pero los recuerdos nos fortalecen y los olvidos nos traicionan.
Los árboles crecen por el recuerdo de cómo sus abuelos encontraron alimentos, incluso sin moverse demasiados. Las hormigas se hicieron invencibles por sus recuerdos de cómo pervivir en un mundo de gigantes, y hasta el agua es eterna en su recuerdo de haber mojado a tantos dioses.
Pero nuestro pueblo amaneció el viernes y el sábado sin su memoria ardida del dos mil uno.
Repasamos los principales diarios, y nada. Pero nada! En las radios poquito y nada, en la tele nada. Ni títulos pequeños, ni palabras claves, ni zapping de la historia más reciente e influyente de nuestro pueblo.

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