Hace diez minutos he confirmado que el
dinero sucio del mundo y de la Argentina en particular, el dinero manchado en
sangre, podrá usarse para seguir despojando de tierras a los campesinos
argentinos a través de los certificados de inversión inmobiliaria, Cedin, mejor
llamados Cochinada Emblemática De la Indecencia.
Robando tierras, lisa y llanamente. Dinero
del robo usado para comprar la tierra es un robo, no a mano armada porque el
gobierno lo permitirá, ni siquiera hay que hacer un boquete, no hay que asaltar
un banco, no: es el gobierno de Fernández viuda de Kirchner el que facilita el
boquete y nos pone contra el piso, para transferir la propiedad que los
honestos no pueden sostener, a manos de los peores delincuentes.
Un campesino no puede hoy comprar la
parcela en que trabaja, no puede hacer planes con sus vecinos, sus compañeros,
porque no hay planes para los desheredados; no puede ampliar su pequeña
parcela, tampoco, porque las políticas del gobierno lo empujan al éxodo al
tiempo que favorecen a los grandes grupos, con su economía de escala que
destruye a la familia trabajadora del campo, no deja margen a los chicos.
Así es como van haciendo de Entre Ríos la
cancha para sus negocios espurios. Así es como Entre Ríos se convirtió en
patria añorada por los desterrados, exprimida por el capital usurero.
Y bien: hoy el que sabe trabajar la tierra
y tiene ganas tampoco puede hacerse de una chacrita porque desde el poder
político lo han puesto a competir con pooles y fideicomisos que distorsionan
los precios. El gobierno dejó a los campesinos en la intemperie para que
enfrenten con hondas y palos a los tanques de guerra y los misiles de la usura.
Se dirá que no hay que esperar otra cosa
de un gobierno de usureros, y es cierto.
No conforme con estas agresiones simultáneas
contra el pueblo, el gobierno de la señora Fernández viuda de Kirchner ahora
facilita que los ladrones del planeta se queden con la tierra de los
trabajadores argentinos. No sólo les aceita el camino sino que los llama, los
invita, les sirve los campos en bandeja.
No negaré que estoy escribiendo con la
sangre caliente, es decir, hago algo que está contraindicado, pero señalo este
ataque de la oligarquía mafiosa y no doy ninguna receta para resistir que no
sea la conciencia.
Fernández viuda de Kirchner ha dispuesto
con su séquito, entre los cuales se encuentran algunos entrerrianos que ya
participaron de la bien recordada era menemista, que los billetes pesados y
ocultados por la lacra de la humanidad sean metidos con legalidad en el
territorio argentino, a competir con el dinero fruto del esfuerzo y el
sacrificio de los trabajadores, es decir, de las víctimas. Canallada, si las
hay.
Parece que festejan varios mercaderes como
la Cámara Argentina de Inmobiliarias Rurales –CAIR-, de la más rancia oligarquía.
El gobierno facilita que ese dinero sucio
que es razón principal del hambre, la muerte y otras miserias de la especie
humana, además de alentar la destrucción de la biodiversidad, ese dinero se use
para acaparar tierra en la Argentina, para hacerse de títulos de propiedad de
la tierra que luego usarán los pooles y las multinacionales, a los que este
gobierno está aliado, y a los que además les ha prometido incluso que les
abrirá las puertas para la apropiación de genes, con cambios a la ley de semillas,
de manera que un grupo de multinacionales puedan cobrar regalías por cada
semilla que plantemos, lo que equivale a privatizar la vida.
La naturaleza hizo los genes durante
millones de años, estos señores le meten mano y se quedan con la semilla entera,
con la venia del gobierno de Fernández viuda de Kirchner, deslumbrada con
firmas como Monsanto en la agricultura, como Barrick en la megaminería.
Colonialismo a la enésima.
Este cóctel de medidas antinacionales y
contrarías a todas luces a los trabajadores le quita a la presidente argentina
su autoridad, y nos llama a resistir sus arbitrariedades.
No, no hay derecho. Es tan violenta esta
arbitrariedad colonial, que la presidenta Fernández viuda de Kirchner está
disolviendo en ella su autoridad. El lavado de dinero sucio, el permiso para
dar tierras a un delincuente es una actitud destituyente, autodestituyente.
Fernández quedará en el poder pero vacía de una autoridad que ella y su esposo
dilapidaron, por indecentes.
Hay
que resistir este embate. No hay que aceptarle el suicidio. No hay que aceptar
más arbitrariedades de Fernández y su séquito de ricos alzados contra la patria
grande. Hay que decirle no a los destituyentes, empezando por el propio equipo
de gobierno.
No señora, usted debe completar su mandato
y sin añadir daños como éste de los Cedin.
Esta nueva entrega contra el pueblo y las
riquezas del territorio se suma ya a un estado de cosas calamitoso, con un
gobierno que ha abandonado los resortes principales de la economía en manos de
las multinacionales, los grupos concentrados, la peor expresión del capitalismo
extractivo que está minando la soberanía de los argentinos.
Hay que resistir, y la primera resistencia
debe ser la conciencia.
Sentarse con serenidad a tomar conciencia
del estado de las cosas es un acto pleno de resistencia, necesario,
esclarecedor, justo. Incluso aquellos que fueron engañados deberán acudir a su
coraje para salirse del brete, como lo hicieron algunos durante el menemismo y
durante el delarruismo, ni qué hablar de los tiempos de la dictadura.
Estamos ante una mafia enquistada arriba,
profesionales y empresarios inescrupulosos reunidos, dispuestos a atacar al
pueblo como una bandada de aves de rapiña, a dejar al pueblo fuera de combate.
Abogados, ingenieros, contadores y empresarios
en una liga capitalista corrupta sin precedentes. No hay precedentes en el país
de una serie de gestiones capaz de talar así las raíces en las que pueden
abrevar y sostenerse los pueblos.
Además de abrirse al capital multinacional
genocida, Fernández viuda de Kirchner ha resuelto, al modo de los déspotas, no
responder siquiera, no defenderse, ante las severísimas y fundadas denuncias
sobre corrupción de su gobierno, de su familia, corrupción de ella y de su
extinto esposo Néstor Kirchner en connivencia con empresarios amigos, los
cuales se quedaron con las obras públicas, los campos y los bancos, incluido el
banco que era del pueblo entrerriano.
El periodismo los ha denunciado con
documentos, con alto grado de verosimilitud, es decir, ese periodismo ha
cumplido con sus preceptos, y el gobierno no responde, calla y otorga.
Gobierno para las multinacionales,
gobierno para el dinero sucio, gobierno para la concentración de las riquezas,
gobierno para entregar títulos de propiedad a los amigos, gobierno para la
agricultura a escala con químicos y transgénicos que si no matan expulsan al
campesinado y a los pueblos cercanos, gobierno para la megaminería. Gobierno
pagador de una deuda externa fraudulenta sin denunciarla e investigarla como
manda la soberanía y exigen los pueblos que quieren salir del sometimiento;
gobierno cómplice de corruptos que hundieron a la Argentina con la deuda
fraudulenta, pero gobernantes, además, enriquecidos al mil por ciento en la
función pública.
La historia de luchas de los trabajadores
argentinos, luchas por la independencia, los derechos obreros, la libertad,
luchas contra las dictaduras, luchas por el ambiente sano, esa historia ancha
de valores y entregas heroicas exige hoy un desagravio, porque un grupo de
ricos mafiosos usa las banderas para ponerlas al servicio de la
contrarrevolución, al servicio del gran capital.
Los pueblos entrerrianos que abrevamos en
la revolución artiguista y en 300 años de resistencia a la invasión, pagada con
sangre de los antiguos pueblos que son nuestra raíz, no podemos sino condenar a
estos gobiernos farsantes, que además manosean los símbolos más sentidos de la
patria grande, cultivando palabras lisonjeras a los oídos de nuestros pueblos a
la vez que le aceitan el camino a Monsanto, Cargill, Barrick, Chevron, los
pooles, los banqueros, Walmart, la patria contratista, entre otros, y el dinero
sucio del planeta tierra, dinero manchado de sangre.
Cualquiera que cobre para matar,
cualquiera que venda armas en forma ilegal, cualquiera que tenga dólares porque
trafica droga prohibida (y eso provoca muerte en masa en muchos países), puede
entrar hoy a la Argentina con sus testaferros y pagar disparates por un campo
que le robará, así, al trabajador. Kirchner lo hizo. ¿Pero es que no hallaremos
en la Constitución un artículo que invalide este despropósito?
Fernández viuda de Kirchner hace hoy en la
presidencia lo mismo que hizo con su marido, aliados a la década menemista,
aunque cambia un poco el discurso para hacerlo potable en estos tiempos. Sigue
entregando a los argentinos al capital imperialista, sigue atando a los
argentinos al colonialismo, y ha derrochado una década de ingresos
extraordinarios puestos por el pueblo, dinero genuino del trabajador argentino,
de modo que lejos de aprovechar el momento para librarnos del peso del
imperialismo, nos ha puesto de rodillas.
Al mismo tiempo, desvía fondos millonarios
a programas banales de entretenimiento, para copar horas picos de audiencia con
fines de propaganda partidaria. Colonialismo, circo y robo con guantes
blancos: Argentina siglo XXI, Argentina kirchnerista.
La noticia de hoy rebalsa el vaso. En el
mismo instante en que tantos argentinos toman conciencia del grave estado de la
biodiversidad, de la necesidad de aplicar políticas que protejan el agua, el
suelo, los árboles, las hierbas, los peces, los pájaros, las abejas, el aire, y
que desalienten inversiones que contaminan o amenazan con destruir nuestros
acuíferos; en este momento en que los pueblos necesitan un pedazo de tierra
donde producir sus frutas, sus verduras, sus hortalizas, sus cereales, y
generar granjas y chacras familiares que aseguren la soberanía alimentaria y el
alimento variado, sano y cercano para todos, en este instante la presidente
Fernández viuda de Kirchner abre la compraventa de los campos al dinero obsceno
del planeta, al dinero del narcotráfico, del tráfico de armas, de la trata de
personas, al dinero de la violencia, al dinero que destruye la dignidad en la
especie humana y que mata al hombre. Esta es una agresión al pueblo, a la
patria grande, una agresión a los hermanos del Abya Yala, nuestra América, una
cachetada a los trabajadores.
Los herederos de la revolución artiguista
no tenemos otro camino que el cuidado de la tierra, el amor a la Pachamama, la
producción sustentable, y el reparto de tierras de modo generoso, solidario,
para que la producción se haga entre cooperativas, campesinos unidos, familias,
emprendedores, pymes, chicas y muchachos de nuestros barrios ávidos de trabajo
decente, con el apoyo de profesionales de convicciones, pero jamás podemos
tolerar este nuevo atropello capitalista. Y menos cuando hace tantos años que
la propiedad y el uso de la tierra están quedando en manos de pocos
terratenientes amigos del gobierno y pocos pooles y fideicomisos amigos del
gobierno, especuladores todos, sin excepción, usureros de la tierra.
Además, los herederos de la revolución
artiguista somos federales en el ADN y debemos resistir también la
concentración del poder en la metrópolis, la continuidad de un gobierno con
características locales, un gobierno portuario y oligarca, que cultiva un
concepto tergiversado de federalismo. Los entrerrianos no aceptamos esa farsa.
Y como si fuera poco, los pueblos que
heredamos la lucha a sangre y fuego por la república, observamos azorados el
ataque del Ejecutivo, de esa mafia, contra lo poco que queda de república, lo
poco que queda, atropellando al Poder Judicial para ganar en impunidad. Ganar
en más impunidad de la que ya tiene.
El ataque al multimedios Clarín, que era
necesario para garantizar a muchos el acceso a la información plural, terminó
siendo una guerra de oligarcas, y el gobierno en vez de facilitar el trabajo de
periodistas y comunicadores concentra los medios en sus manos para ponerlos al
servicio de su farsa. Plata del pueblo al servicio de un partido: otra estafa.
A Clarín le resultó fácil: vio que había
muchos ciudadanos críticos y a algunos de ellos les puso al frente a una
familia de farsantes, les nombró un jefe débil, la familia K, que ahora se
debate en sus enredos y entorpece la lucha.
Hoy, la lucha por el acceso a la
información quedó distorsionada, y los dos contendores principales son en
verdad peones de las multinacionales, los dos por igual, Clarín y el gobierno,
y la actitud aviesa del poder político no ha hecho más que fortalecer al
multimedio, le ha generado aceptación en sectores antes indiferentes.
Así es que nos encontramos frente a un
gobierno contrario a la independencia, contrario al federalismo, contrario a la
república, contrario a la biodiversidad, contrario a la sustentabilidad,
contrario al reparto de la tierra, contrario a la unidad de los pueblos de
nuestra América, contrario a la transparencia, contrario al periodismo,
contrario al interés de los trabajadores, contrario al interés de los
campesinos, y permeable además a la gran mafia internacional de la trata, el
narcotráfico, del trafico de armas, porque recibe su dinero mal habido y
permite hacer con él lo que el mafioso quiera, incluso pegarle otro empujón a
los campesinos, a los pocos que quedan, distorsionando el mercado, es decir: un
gobierno también lavador de mafias.
Debemos resistir. Y tomar conciencia es
resistir.
Uno de los obstáculos para la resistencia
activa radica en la ausencia de partidos con chances electorales que estén
dispuestos realmente a cambiar de raíz este modelo perverso.
Hay críticas al lavado, críticas a la corrupción
personal de presidentes, ministros, secretarios, pero dentro del mismo régimen.
Incluso dirigentes honestos en el plano de su economía personal, pero no
honestos para el pueblo porque son aliados de los grandes grupos, que son
enemigos del pueblo.
Lo acaba de denunciar Olmos Gaona, en un
reproche a legisladores que se rasgan las vestiduras por ruidos molestos y
parecen sordos a sismos magnitud 7 en la escala de Richter, como los negociados
con la deuda fraudulenta.
Entretenidos en cuestionar al gobierno por
la corrupción familiar, y lo bien que hacen, se llaman a silencio ante los
hechos de corrupción y las responsabilidades de varios en el pago de esa deuda
y en los mayores negociados capitalistas.
Es decir, todo lleva a pensar que el
régimen está cultivando dirigentes con otra cara pero con el mismo corazón
capitalista, colonial, extractivo, contaminador, miserable en suma, para la
sucesión.
A no afligirse, hay pueblos que parecen
dormidos y están soñando.
La resistencia no es fácil, debemos
caminar sin camino, lindo desafío. Pero antes, tomarnos unos mates y con los
mates, la conciencia.
Decía Atahualpa Yupanqui, que supo vivir
en las orillas entrerrianas, “mi tierra está llenita de forasteros, /
campesinos sin campo, indios sin cerro, / qué tremendo silencio sobre nosotros
/ hagamos con silencios un nuevo grito”.
Ese es el otro mundo que está también en
nosotros. Cedin: Cochinada Emblemática De la Indecencia. Como diríamos en mi
pueblo: ojála y se les pudra. Para que broten las hojas verdes.
Tirso Fiorotto
Para
el Foro Artiguista Entrerriano
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