jueves, 13 de junio de 2013

Cedin, o cómo servir la tierra en bandeja a la peor mafia

Hace diez minutos he confirmado que el dinero sucio del mundo y de la Argentina en particular, el dinero manchado en sangre, podrá usarse para seguir despojando de tierras a los campesinos argentinos a través de los certificados de inversión inmobiliaria, Cedin, mejor llamados Cochinada Emblemática De la Indecencia.
Robando tierras, lisa y llanamente. Dinero del robo usado para comprar la tierra es un robo, no a mano armada porque el gobierno lo permitirá, ni siquiera hay que hacer un boquete, no hay que asaltar un banco, no: es el gobierno de Fernández viuda de Kirchner el que facilita el boquete y nos pone contra el piso, para transferir la propiedad que los honestos no pueden sostener, a manos de los peores delincuentes.
Un campesino no puede hoy comprar la parcela en que trabaja, no puede hacer planes con sus vecinos, sus compañeros, porque no hay planes para los desheredados; no puede ampliar su pequeña parcela, tampoco, porque las políticas del gobierno lo empujan al éxodo al tiempo que favorecen a los grandes grupos, con su economía de escala que destruye a la familia trabajadora del campo, no deja margen a los chicos.
Así es como van haciendo de Entre Ríos la cancha para sus negocios espurios. Así es como Entre Ríos se convirtió en patria añorada por los desterrados, exprimida por el capital usurero.
Y bien: hoy el que sabe trabajar la tierra y tiene ganas tampoco puede hacerse de una chacrita porque desde el poder político lo han puesto a competir con pooles y fideicomisos que distorsionan los precios. El gobierno dejó a los campesinos en la intemperie para que enfrenten con hondas y palos a los tanques de guerra y los misiles de la usura.
Se dirá que no hay que esperar otra cosa de un gobierno de usureros, y es cierto.
No conforme con estas agresiones simultáneas contra el pueblo, el gobierno de la señora Fernández viuda de Kirchner ahora facilita que los ladrones del planeta se queden con la tierra de los trabajadores argentinos. No sólo les aceita el camino sino que los llama, los invita, les sirve los campos en bandeja.
No negaré que estoy escribiendo con la sangre caliente, es decir, hago algo que está contraindicado, pero señalo este ataque de la oligarquía mafiosa y no doy ninguna receta para resistir que no sea la conciencia.
Fernández viuda de Kirchner ha dispuesto con su séquito, entre los cuales se encuentran algunos entrerrianos que ya participaron de la bien recordada era menemista, que los billetes pesados y ocultados por la lacra de la humanidad sean metidos con legalidad en el territorio argentino, a competir con el dinero fruto del esfuerzo y el sacrificio de los trabajadores, es decir, de las víctimas. Canallada, si las hay.
Parece que festejan varios mercaderes como la Cámara Argentina de Inmobiliarias Rurales –CAIR-, de la más rancia oligarquía.
El gobierno facilita que ese dinero sucio que es razón principal del hambre, la muerte y otras miserias de la especie humana, además de alentar la destrucción de la biodiversidad, ese dinero se use para acaparar tierra en la Argentina, para hacerse de títulos de propiedad de la tierra que luego usarán los pooles y las multinacionales, a los que este gobierno está aliado, y a los que además les ha prometido incluso que les abrirá las puertas para la apropiación de genes, con cambios a la ley de semillas, de manera que un grupo de multinacionales puedan cobrar regalías por cada semilla que plantemos, lo que equivale a privatizar la vida.
La naturaleza hizo los genes durante millones de años, estos señores le meten mano y se quedan con la semilla entera, con la venia del gobierno de Fernández viuda de Kirchner, deslumbrada con firmas como Monsanto en la agricultura, como Barrick en la megaminería. Colonialismo a la enésima.
Este cóctel de medidas antinacionales y contrarías a todas luces a los trabajadores le quita a la presidente argentina su autoridad, y nos llama a resistir sus arbitrariedades.
No, no hay derecho. Es tan violenta esta arbitrariedad colonial, que la presidenta Fernández viuda de Kirchner está disolviendo en ella su autoridad. El lavado de dinero sucio, el permiso para dar tierras a un delincuente es una actitud destituyente, autodestituyente. Fernández quedará en el poder pero vacía de una autoridad que ella y su esposo dilapidaron, por indecentes.
Hay que resistir este embate. No hay que aceptarle el suicidio. No hay que aceptar más arbitrariedades de Fernández y su séquito de ricos alzados contra la patria grande. Hay que decirle no a los destituyentes, empezando por el propio equipo de gobierno.
No señora, usted debe completar su mandato y sin añadir daños como éste de los Cedin.
Esta nueva entrega contra el pueblo y las riquezas del territorio se suma ya a un estado de cosas calamitoso, con un gobierno que ha abandonado los resortes principales de la economía en manos de las multinacionales, los grupos concentrados, la peor expresión del capitalismo extractivo que está minando la soberanía de los argentinos.
Hay que resistir, y la primera resistencia debe ser la conciencia.
Sentarse con serenidad a tomar conciencia del estado de las cosas es un acto pleno de resistencia, necesario, esclarecedor, justo. Incluso aquellos que fueron engañados deberán acudir a su coraje para salirse del brete, como lo hicieron algunos durante el menemismo y durante el delarruismo, ni qué hablar de los tiempos de la dictadura.
Estamos ante una mafia enquistada arriba, profesionales y empresarios inescrupulosos reunidos, dispuestos a atacar al pueblo como una bandada de aves de rapiña, a dejar al pueblo fuera de combate.
Abogados, ingenieros, contadores y empresarios en una liga capitalista corrupta sin precedentes. No hay precedentes en el país de una serie de gestiones capaz de talar así las raíces en las que pueden abrevar y sostenerse los pueblos.
Además de abrirse al capital multinacional genocida, Fernández viuda de Kirchner ha resuelto, al modo de los déspotas, no responder siquiera, no defenderse, ante las severísimas y fundadas denuncias sobre corrupción de su gobierno, de su familia, corrupción de ella y de su extinto esposo Néstor Kirchner en connivencia con empresarios amigos, los cuales se quedaron con las obras públicas, los campos y los bancos, incluido el banco que era del pueblo entrerriano.
El periodismo los ha denunciado con documentos, con alto grado de verosimilitud, es decir, ese periodismo ha cumplido con sus preceptos, y el gobierno no responde, calla y otorga.
Gobierno para las multinacionales, gobierno para el dinero sucio, gobierno para la concentración de las riquezas, gobierno para entregar títulos de propiedad a los amigos, gobierno para la agricultura a escala con químicos y transgénicos que si no matan expulsan al campesinado y a los pueblos cercanos, gobierno para la megaminería. Gobierno pagador de una deuda externa fraudulenta sin denunciarla e investigarla como manda la soberanía y exigen los pueblos que quieren salir del sometimiento; gobierno cómplice de corruptos que hundieron a la Argentina con la deuda fraudulenta, pero gobernantes, además, enriquecidos al mil por ciento en la función pública.
La historia de luchas de los trabajadores argentinos, luchas por la independencia, los derechos obreros, la libertad, luchas contra las dictaduras, luchas por el ambiente sano, esa historia ancha de valores y entregas heroicas exige hoy un desagravio, porque un grupo de ricos mafiosos usa las banderas para ponerlas al servicio de la contrarrevolución, al servicio del gran capital.
Los pueblos entrerrianos que abrevamos en la revolución artiguista y en 300 años de resistencia a la invasión, pagada con sangre de los antiguos pueblos que son nuestra raíz, no podemos sino condenar a estos gobiernos farsantes, que además manosean los símbolos más sentidos de la patria grande, cultivando palabras lisonjeras a los oídos de nuestros pueblos a la vez que le aceitan el camino a Monsanto, Cargill, Barrick, Chevron, los pooles, los banqueros, Walmart, la patria contratista, entre otros, y el dinero sucio del planeta tierra, dinero manchado de sangre.
Cualquiera que cobre para matar, cualquiera que venda armas en forma ilegal, cualquiera que tenga dólares porque trafica droga prohibida (y eso provoca muerte en masa en muchos países), puede entrar hoy a la Argentina con sus testaferros y pagar disparates por un campo que le robará, así, al trabajador. Kirchner lo hizo. ¿Pero es que no hallaremos en la Constitución un artículo que invalide este despropósito?
Fernández viuda de Kirchner hace hoy en la presidencia lo mismo que hizo con su marido, aliados a la década menemista, aunque cambia un poco el discurso para hacerlo potable en estos tiempos. Sigue entregando a los argentinos al capital imperialista, sigue atando a los argentinos al colonialismo, y ha derrochado una década de ingresos extraordinarios puestos por el pueblo, dinero genuino del trabajador argentino, de modo que lejos de aprovechar el momento para librarnos del peso del imperialismo, nos ha puesto de rodillas.
Al mismo tiempo, desvía fondos millonarios a programas banales de entretenimiento, para copar horas picos de audiencia con fines de propaganda partidaria.  Colonialismo, circo y robo con guantes blancos: Argentina siglo XXI, Argentina kirchnerista.
La noticia de hoy rebalsa el vaso. En el mismo instante en que tantos argentinos toman conciencia del grave estado de la biodiversidad, de la necesidad de aplicar políticas que protejan el agua, el suelo, los árboles, las hierbas, los peces, los pájaros, las abejas, el aire, y que desalienten inversiones que contaminan o amenazan con destruir nuestros acuíferos; en este momento en que los pueblos necesitan un pedazo de tierra donde producir sus frutas, sus verduras, sus hortalizas, sus cereales, y generar granjas y chacras familiares que aseguren la soberanía alimentaria y el alimento variado, sano y cercano para todos, en este instante la presidente Fernández viuda de Kirchner abre la compraventa de los campos al dinero obsceno del planeta, al dinero del narcotráfico, del tráfico de armas, de la trata de personas, al dinero de la violencia, al dinero que destruye la dignidad en la especie humana y que mata al hombre. Esta es una agresión al pueblo, a la patria grande, una agresión a los hermanos del Abya Yala, nuestra América, una cachetada a los trabajadores.
Los herederos de la revolución artiguista no tenemos otro camino que el cuidado de la tierra, el amor a la Pachamama, la producción sustentable, y el reparto de tierras de modo generoso, solidario, para que la producción se haga entre cooperativas, campesinos unidos, familias, emprendedores, pymes, chicas y muchachos de nuestros barrios ávidos de trabajo decente, con el apoyo de profesionales de convicciones, pero jamás podemos tolerar este nuevo atropello capitalista. Y menos cuando hace tantos años que la propiedad y el uso de la tierra están quedando en manos de pocos terratenientes amigos del gobierno y pocos pooles y fideicomisos amigos del gobierno, especuladores todos, sin excepción, usureros de la tierra.
Además, los herederos de la revolución artiguista somos federales en el ADN y debemos resistir también la concentración del poder en la metrópolis, la continuidad de un gobierno con características locales, un gobierno portuario y oligarca, que cultiva un concepto tergiversado de federalismo. Los entrerrianos no aceptamos esa farsa.
Y como si fuera poco, los pueblos que heredamos la lucha a sangre y fuego por la república, observamos azorados el ataque del Ejecutivo, de esa mafia, contra lo poco que queda de república, lo poco que queda, atropellando al Poder Judicial para ganar en impunidad. Ganar en más impunidad de la que ya tiene.
El ataque al multimedios Clarín, que era necesario para garantizar a muchos el acceso a la información plural, terminó siendo una guerra de oligarcas, y el gobierno en vez de facilitar el trabajo de periodistas y comunicadores concentra los medios en sus manos para ponerlos al servicio de su farsa. Plata del pueblo al servicio de un partido: otra estafa.
A Clarín le resultó fácil: vio que había muchos ciudadanos críticos y a algunos de ellos les puso al frente a una familia de farsantes, les nombró un jefe débil, la familia K, que ahora se debate en sus enredos y entorpece la lucha.
Hoy, la lucha por el acceso a la información quedó distorsionada, y los dos contendores principales son en verdad peones de las multinacionales, los dos por igual, Clarín y el gobierno, y la actitud aviesa del poder político no ha hecho más que fortalecer al multimedio, le ha generado aceptación en sectores antes indiferentes.
Así es que nos encontramos frente a un gobierno contrario a la independencia, contrario al federalismo, contrario a la república, contrario a la biodiversidad, contrario a la sustentabilidad, contrario al reparto de la tierra, contrario a la unidad de los pueblos de nuestra América, contrario a la transparencia, contrario al periodismo, contrario al interés de los trabajadores, contrario al interés de los campesinos, y permeable además a la gran mafia internacional de la trata, el narcotráfico, del trafico de armas, porque recibe su dinero mal habido y permite hacer con él lo que el mafioso quiera, incluso pegarle otro empujón a los campesinos, a los pocos que quedan, distorsionando el mercado, es decir: un gobierno también lavador de mafias.
Debemos resistir. Y tomar conciencia es resistir.
Uno de los obstáculos para la resistencia activa radica en la ausencia de partidos con chances electorales que estén dispuestos realmente a cambiar de raíz este modelo perverso.
Hay críticas al lavado, críticas a la corrupción personal de presidentes, ministros, secretarios, pero dentro del mismo régimen. Incluso dirigentes honestos en el plano de su economía personal, pero no honestos para el pueblo porque son aliados de los grandes grupos, que son enemigos del pueblo.
Lo acaba de denunciar Olmos Gaona, en un reproche a legisladores que se rasgan las vestiduras por ruidos molestos y parecen sordos a sismos magnitud 7 en la escala de Richter, como los negociados con la deuda fraudulenta.
Entretenidos en cuestionar al gobierno por la corrupción familiar, y lo bien que hacen, se llaman a silencio ante los hechos de corrupción y las responsabilidades de varios en el pago de esa deuda y en los mayores negociados capitalistas.
Es decir, todo lleva a pensar que el régimen está cultivando dirigentes con otra cara pero con el mismo corazón capitalista, colonial, extractivo, contaminador, miserable en suma, para la sucesión.
A no afligirse, hay pueblos que parecen dormidos y están soñando.
La resistencia no es fácil, debemos caminar sin camino, lindo desafío. Pero antes, tomarnos unos mates y con los mates, la conciencia.
Decía Atahualpa Yupanqui, que supo vivir en las orillas entrerrianas, “mi tierra está llenita de forasteros, / campesinos sin campo, indios sin cerro, / qué tremendo silencio sobre nosotros / hagamos con silencios un nuevo grito”.
Ese es el otro mundo que está también en nosotros. Cedin: Cochinada Emblemática De la Indecencia. Como diríamos en mi pueblo: ojála y se les pudra. Para que broten las hojas verdes.

Tirso Fiorotto

Para el Foro Artiguista Entrerriano

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