sábado, 22 de junio de 2013

UN PUNTO DE INFLEXIÓN: EL MOVIMIENTO ESTUDIANTIL DEBE HACER UNA MIRADA ESTRATÉGICA.

                                   Taeli Gómez Francisco
Después de años de salir a la calle, de poner los heridos y los muertos, el movimiento estudiantil debe dar un salto cualitativo.
Si la sociedad de manera genérica fuera una comunista, una isla feliz, la ciudad del sol  que plantea Campanella o la sociedad ideal platónica, sería viable sentarse a soñar ¿cómo nos gustaría que fuera la educación?, ¿qué le cambiaríamos para que fuera la educación de calidad que queremos y proclamamos en los pasillos?  Pero el ejercicio es utópico, irrealizable, a lo menos, en esta sociedad.
a-    Formación : educarnos para un tipo de sociedad
La historia nos ha demostrado y bien lo prueba Aníbal Ponce con su libro Educación  y Lucha de Clases, que la educación es un proceso que prepara a los niños y personas para la sociedad; en consecuencia, es fundamental hacerse una pregunta estratégica: la educación actual, la que nosotros cuestionamos, ¿prepara para participar en la sociedad?, la respuesta es afirmativa y lo hace bien. El problema es el tipo de sociedad contradictoria existente.  
Los antiguos que vivían en las comunidades primitivas educaban a sus hijos viviendo; seguro que les enseñaban a sacar los frutos maduros y no los verdes, a hacer el fuego, a cazar, en fin, era una educación para ese tipo de sociedad;  gracioso sería pensar que las pinturas rupestres, eran los pizarrones de antaño. Por su parte, las sociedades esclavistas que supieron de forma brutal de la lucha de clases, preparaban a sus hijos y a las personas para reproducir esas sociedades. Al esclavo le enseñaban a sacar el mineral, a cultivar y a cómo sobrevivir, para seguir haciendo lo mismo, al otro día.  Mientras sus amos aprendían a serlo, y a, lo que es más complejo aún, validarlo. Asistían a escuchar las fundamentaciones que daban sus líderes sobre la diferencia entre hombres y entre estos con las mujeres. Los feudales supieron reproducir por siglos sus sociedades y cultivaron una doctrina religiosa, que mantuvo una pirámide, una diferencia social basada en la ley eterna divina.
Igualmente, en los orígenes de las sociedades capitalistas, surge la necesidad de  preparar a unos para ser obreros y otros para ser burgueses y capitalistas. Esta formación se dio a través de un proceso de disciplinamiento que extrajo a nuestros pobres de la tierra y los puso frente a una máquina; devenir que separó a nuestros hijos de sus padres y les diseñó un espacio particular para recibir la formación, a puertas cerradas. Pero la burguesía no sólo hizo eso, a través, de colegios, sino también se valió de hospitales y cárceles. En fin, una sociedad nueva -la capitalista-, trajo una educación para ella, para reproducirla y validarla. Todos sus valores son enseñados universalmente, así por ejemplo, los niños compiten en las aulas, leen un libro para obtener una nota, hay una utilidad que  reporta su lectura y no precisamente, por placer.
En el caso chileno, y en general, el de las sociedades latinoamericanas, las sociedades republicanas, postindependencia, tuvieron la misión de fundar una nueva nación. Con ella, avanzar a un particular progreso y crecimiento -capitalista-. Había que asentar una sociedad que funcionara en su conjunto, para beneficiar a la  burguesía criolla, y que alejara a los trabajadores de la Pachamama, para ser educados al alero de la dicotómica  Civilización y Barbarie, sarmentiana. 
Este proceso fundacional de la nueva nación bajo el diseño bellista, impuso nuevas reglas para hablar, pensar y escribir, nuevas relaciones sociales reguladas por la ley civil, propició también, una formación diferenciada. Una para las clases dominantes, que debían pasar por las universidades y obtener los títulos de  abogados,  ingenieros, médicos, muy distinta de los obreros, mineros, peones, que seguían  preparándose para cumplir su cometido histórico de sobrevivencia.  Posteriormente, el  capitalismo –desarrollista-, requirió la formación de los recursos humanos indispensables para lograr la industrialización, aumentado la cobertura educacional, por supuesto, se masificó la educación técnica, y la avanzada universitaria de profesionales, sirvió para la investigación de apoyo.
En todo este período, el Estado fue docente, dado que su participación debía desplegarla como un buen administrador de estos procesos. La sociedad docente que vino después,  será aún peor:
b-    La educación: producción de plusvalía.
Con las dictaduras militares, no sólo se eliminaron los peligrosos y terroristas, avalado con políticas públicas aniquiladoras; sino además, la educación pasó a manos privadas. Pero a diferencia de la historia anterior, ya no sólo cumpliría el encargo de formar, educar,  para actuar y participar en las sociedades de clase, sino que ahora, nos cosificaría en su interior como mercancías.
Todo pasó a ser –descarnadamente- una mercancía, la salud humana, el agua, la vida, las pensiones y la educación. Es decir, el estudiante, de ser un futuro trabajador, pasó a convertirse en una mercancía;  lo que implica que, en el proceso de su producción, se extrae plusvalía.
En este contexto, la educación, ella misma se transformó en un lugar de producción de mercancías. Pues anteriormente, de manera más sutil, nos formaban para trabajar  e incorporar valor y producir  mercancías, lo que acontecía después de salir del ámbito educativo. Ahora, de manera violenta, se produce la plusvalía en la actividad misma de estudiar; y en consecuencia, para los dueños de los medios de producción involucrados, la educación en su conjunto, es un pretexto para la ganancia. Que de ello resulte algo interesante ¡bien!, recordemos que las mercancías necesitan acreditarse en el mercado.
En la lógica-productiva financiera del capitalismo mundial, el avance hacia la cobertura y gratuidad en tanto discurso compartido con muchos burgueses, tienen que ver, no sólo con mejorar la mano de obra, sino también, con cumplir con las exigencias de la acreditación que exige la comunidad económica internacional (sucede igual con las normas ambientales y laborales). De otra manera, Chile no puede negociar. El negocio debe ser competitivo y cumplir con las reglas del mercado.
Todo lo que sucede en el ámbito educativo, es en última instancia,  una gama enorme de rubros y negocios adjuntos. Los profesores incorporan valor en sus estudiantes, proceso  no remunerado; producen artículos, investigaciones, incorporan valor a los procesos históricos, naturales, físicos, químicos, y no son retribuidos por su trabajo, sólo se pagan salarios, como dice Marx,  por el desgaste, en este caso, de sus neuronas y los músculos que mueven las manos y la vista. Corren la misma suerte, los cursos de capacitación, libros, carreras de pregrado, los post títulos, etcétera; y todos los negocios pululantes a los que se les da oportunidades, como la construcción, acreditaciones, seguridad, lavanderías, entre otros.
En última instancia, la fórmula de Marx dinero –mercancía –dinero acumulado, se explica con la producción de plusvalía producida en el proceso de “producir la mercancía educación”; en consecuencia,  no es sólo la gratuidad o el lucro, en un sentido banal, de lo que se trata, en tanto ámbito productivo, es de socializar los medios de producción, también, los de laeducación.
UN PUNTO DE INFLEXIÓN: EL MOVIMIENTO ESTUDIANTIL DEBE HACER UNA MIRADA ESTRATÉGICA:
Hay un diálogo imposible de dar en una sociedad, que no lo considera válido. Si hablamos fuerte, producimos desórdenes y violencia;  y cuando nos controlan y callan, hay paz y gobernabilidad.   
En la desesperación por ser escuchados en la lógica de una democracia burguesa, pasa lo siguiente
Nosotros: pedimos una nueva educación, de calidad, con todas las imprecisiones que ello significa (porque podría ser una educación de calidad para mejorar los procesos productivos y no para revolucionarlos), se pide gratuidad (para ser explotado), se pide igualdad, en una base social contradictoria y desigual. Pero de todas formas, estas reivindicaciones, se realizan desde y para el imaginario de una sociedad ideal, utópica platónica.  Se quiere unaeducación ideal, para una sociedad real.
Ellos: quieren mejorar la ganancia, apuestan a la producción de una plusvalía absoluta – aumentan las jornadas-, se incentiva el ingreso temprano de niños al sistema educativo, y de paso, liberan las fuerzas productivas de las madres;  más calidad y nuevos negocios se crean para velar por ello...
La forma de dialogar nuestra, termina con gritos desmoralizados en la calle; sin embargo, ellos, no los escuchan. Somos tan sólo su pretexto de ganancia, tal como lo es el agua, o las semillas, que de ser vida, pasan a ser una cosa que reporta ganancia, al igual que los enfermos, los viejos... Pedirle peras al olmo, es un buen dicho popular, más sabio que mil consignas!.
La crisis está en la sobreproducción, en la apropiación privada de una historia social y natural;  en fuerzas productivas frenadas por las relaciones sociales que se benefician de ellas.[1]
Una educación no nos hará libres, ni cambiará la sociedad, ni propiciará la utópica movilidad social. Esa es la real crisis del movimiento estudiantil, la ilusa reivindicación, y en el mejor de los casos, una conciencia de clase espontanea no asumida, tan vieja como muchas de las enseñanzas del movimiento popular. Asumamos la necesidad de saltos cualitativos. Definitivamente, debemos recuperarnos como clase, sólo desde ahí, se puede avanzar estratégicamente.
La educación, desde una mirada de clase, necesariamente, debe apuntar a transformar una sociedad clasista, sólo ahí terminará la apropiación privada de nosotros y de nuestra educación.
Una educación liberada debe estar al servicio de la vida y no para su destrucción; debe formar seres humanos para desarrollar a las fuerzas productivas y no a las actuales destructivas. Una educación de calidad, no consiste en mejorar la clase de historia o de matemáticas. Hablamos de una verdadera calidad!, de una que nos recupere  como seres humanos-no humanos, no queremos menos.
Para ello, debemos transformar al conjunto de las relaciones sociales, pues hoy nos están arriesgando como humanidad.
Y ahí, solo ahí!, en esa sociedad que conseguiremos luchando, el cambio de la educación, sólo será un trámite hermoso…

TAELI GOMEZ FRANCISCO
Académica de la Universidad de Atacama, (taeli@unete.com)
Doctorante de Filosofía Universidad de La Habana, Cuba


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