sábado, 13 de abril de 2013

Poderes populares en América Latina: pistas estratégicas y experiencias recientes

13 de Abril de 2013: Bicentenario del Federalismo - Bicentenario del Proyecto Federal Artiguista Revolucionario (F.A.E)

Compartimos la Introducción del libro colectivo: Amériques latines. Emancipations en construction, del historiador Franck Gaudichaudquien es coordinador de la sección Chile de Rebelión en colaboración con el historiador español Mario Amorós y también participa en el trabajo editorial de la sección Bolivia. Se desempeñó en la Universidad de La Rochelle, Francia, como profesor de Historia de América Latina (2004-2005). En 2005, concluyó su Doctorado en Ciencia Política (sobre el movimiento social chileno) en la Universidad París VIII, bajo la dirección de Michael Löwy. Es actualmente profesor titular en Civilización hispano-americana en la Universidad Grenoble 3, Francia.
Gaudiachaud es autor de “Poder Popular y Cordones industriales. Testimonios sobre la dinámica del movimiento popular urbano en Chile – 1970-1973″, LOM-DIBAM, Santiago, 2004 (www.lom.cl) y de “Operación cóndor. Notas sobre el terrorismo de Estado en el Cono Sur”, Sepha Ed., Madrid, 2005 (www.editorialsepha.com). Y también coordinó el libro colectivo “Le Volcan latino-américain. Gauches, mouvements sociaux et néolibéralisme en Amérique latine”, Paris, Textuel, 2008.
También es miembro del Comité de redacción de la revista “Dissidences” (Francia), dedicada al estudio de los movimientos revolucionarios contemporáneos (www.dissidences.net).
*“Emancipación” (del latín  emancipatio, -onis): Acción de liberarse de un vínculo, de una traba, de un estado de dependencia, de una dominación, de un prejuicio .
El laboratorio latinoamericano [1]
Desde hace más de una década, América Latina aparece como una “zona de tempestades” del sistema-mundo capitalista. La región ha conocido importantes movilizaciones colectivas y luchas sociales contra los estragos del neoliberalismo y sus representantes económicos o políticos y, también, contra el imperialismo; dinámicas de protestas que han llevado en algunos casos a la dimisión o la destitución de gobiernos considerados ilegítimos, corruptos, represivos y al servicio de intereses extraños a la soberanía popular. El cambio de las relaciones de fuerzas regionales, en el patio trasero de los Estados Unidos, se ha traducido también en el plano político e institucional en lo que ha sido calificado por muchos observadores como “giro a la izquierda” [2] (Gaudichaud, 2012) así como, en algunos casos, en una descomposición del sistema de partidos tradicionales:
A comienzos de los años 90, la izquierda latinoamericana agonizaba. La socialdemocracia se adhería al más desenfrenado neoliberalismo. Sólo algunos embriones de guerrillas y el régimen cubano, superviviente a la caída de la URSS en un período de penuria denominado  período especial”, rechazaban el “final de la Historia” tan querido por Francis Fukuyama. Después de haber sido el laboratorio de experimentación del neoliberalismo, desde comienzos de los años 2000 América Latina se ha convertido en el laboratorio de la contestación al neoliberalismo. Han surgido oposiciones en América Latina, con formas diversas y desordenadas: revueltas como el Caracazo venezolano (1898) [3] , ahogado en sangre, o el zapatismo mexicano, luchas victoriosas contra los intentos de privatizaciones como las guerras del agua y del gas en Bolivia, y también movilizaciones campesinas masivas como la de los cocaleros bolivianos y los sin-tierra brasileños. Entre 2000 y 2005, seis presidentes fueron derrocados por movimientos llegados de la calle, principalmente en su zona andina: en Perú en 2000; en Ecuador en 2000 y 2005; en Bolivia, tras la guerra del gas en 2003 y en 2005; además de una sucesión de cinco presidentes en dos semanas en Argentina, durante la crisis de diciembre de 2001. A partir de 1999 se han constituído gobiernos que se reivindican de estas resistencias. En poco más de una década, más de diez países se han inclinado hacia la izquierda, sumándose a Cuba donde los hermanos Castro siguen estando en el poder. Llevados por estos poderosos movimientos sociales, nuevos gobiernos de izquierda con trayectorias atípicas se han instalado en el poder: un militar golpista en Venezuela, un militante obrero en Brasil, un sindicalista cultivador de coca en Bolivia, un economista hostil a la dolarización en Ecuador, un cura de la Teología de la Liberación en Paraguay…”(Posado, 2012).
Aunque el tema del “socialismo del siglo 21” es reivindicado por líderes como Hugo Chávez, la región no ha conocido experiencias revolucionarias, en el sentido de una ruptura con las estructuras sociales del capitalismo periférico, como fue el caso de la revolución sandinista en Nicaragua, el castrismo en Cuba o, en cierta medida, el proceso de poder popular durante el gobierno de Allende en Chile. Sin embargo, en un contexto mundial difícil, caracterizado por la fragilidad relativa de las experiencias progresistas o emancipadoras, las organizaciones sociales y populares latinoamericanas han sabido encontrar los medios para pasar de la defensiva a la ofensiva, aunque no siempre de manera coordinada. Haciéndose eco de las reivindicaciones de las y los “de abajo” y/o al comienzo de la crisis de hegemonía del neoliberalismo, algunos gobiernos llevan a cabo políticas con acentos antiimperialistas y reformas de gran envergadura, sobre todo en Bolivia, en Ecuador y en Venezuela. Más que un enfrentamiento con la lógica infernal del capital, estos gobiernos se orientan hacia modelos nacionales-populares y de transición post-neoliberal, de vuelta al Estado, a su soberanía sobre algunos recursos estratégicos, en ocasiones con nacionalizaciones y políticas sociales de redistribución de la renta dirigidas hacia las clases populares, pero manteniendo los acuerdos con las multinacionales y las élites locales (ALAI, 2012). En estos tres últimos países se han desarrollado también los mayores avances democráticos de esta década en el plano constitucional, gracias a innovadoras asambleas constituyentes; un contexto que ofrece nuevos espacios políticos y un margen de maniobra creciente para la expresión y la participación de los ciudadanos. El “progresismo gubernamental” se viste a veces también con el ropaje de un social liberalismo sui generis , en particular en Brasil (y de manera diferenciada, en Argentina), combinando una política voluntarista y de transferencias de rentas condicionadas, destinadas a los más pobres, favoreciendo a las élites financieras y al agrobusiness .
Según el economista Remy Herrera: “ La inteligencia política del presidente Lula se demostró al haber resuelto un dilema completamente insoluble para sus predecesores de derecha, en su búsqueda de un neoliberalismo “perfecto”: profundizar la lógica de sumisión de la economía nacional a las finanzas globalizadas, ampliando al mismo tiempo la base electoral en el seno de las fracciones desfavorecidas de las clases explotadas contra las cuales se dirige sin embargo esa estrategia. Una explicación puede ser sin duda el modo de gestionar la pobreza que ha adoptado el Estado: cambiar la vida de los más miserables, en concreto, gracias a una renta mínima, sin tocar las causas determinantes de su miseria” (Herrera, 2011).



Veo Verde
El proyecto de megaminería está paralizado completamente por orden judicial de la Corte de Apelaciones de Copiapó. Revisa la Radiografía de un error, que dejó al Valle del Huasco completamente contaminado.
Hoy las comunidades indígenas diaguitas han salido vencedoras. La justicia tarda pero llega. La Corte de Apelaciones de Copiapó prohibió retomar faenas en la cima del Valle del Huasco a la minera Barrick Gold en su proyecto Pascua Lama.

Indymedia - 12/4 - Leer



El movimiento estudiantil marca la campaña presidencial en Chile

Los jóvenes muestran su fuerza en una de las marchas más masivas desde 1990

Bachelet, candidata del centroizquierda, propone una reforma tributaria para financiar la educación pública

Los estudiantes reafirman su independencia de la clase política y los postulantes a La Moneda

El Senado decidirá la suspensión del ministro de Educación de Sebastián Piñera







"El chavismo ha representado una ruptura fundamental"

Además de escribir ficción, el autor alemán Raul Zelik es un reconocido analista de la vida política venezolana desde el arribo al poder de Hugo Chávez. Días antes de llegar a Buenos Aires para participar en la Feria del Libro, habla de sus novelas más recientes y del futuro que aguarda a Venezuela después de las elecciones del domingo.

...En la bonanza petrolera, durante el gobierno de Carlos Andrés Pérez, de 1974 a 1979, el Estado venezolano también gastaba mucho dinero en programas sociales e, incluso, desarrollaba una política de solidaridad petrolera con algunos países caribeños. Pero a diferencia de hoy, esos programas eran meramente asistencialistas, es decir, 'populistas' en el sentido despectivo de la palabra. En el gobierno chavista también existe una fuerte corriente que busca construir relaciones clientelares-asistencialistas entre gobierno y pueblo. Para Chávez, sin embargo, lo principal siempre fue que las clases populares se articulen y organicen. No es una exageración decir que, con Chávez, 'el pueblo' se despertó políticamente."...

...Mi tesis sería que el "socialismo del siglo XXI" hasta ahora no es más que una consigna. En realidad, más que un socialismo, los gobiernos progresistas de América Latina han impulsado el renacimiento (específicamente latinoamericano) de una política "socialdemócrata". Pero el "socialismo" como tal implicaría la socialización de los bienes de producción y la democratización radical de la sociedad. Son contados los gobernantes progresistas en América Latina que piensan transformaciones de esa envergadura. A ello se suma que en los movimientos populares no tenemos en claro cómo impulsar un proceso de cambio. Por eso me parece tan importante impulsar y organizar el debate sobre qué sería hoy, tras los fracasos autoritarios del siglo XX, un proyecto socialista y revolucionario-democrático...

...Usted hablaba también de una "renovación" de la revolución bolivariana. ¿En qué términos debería darse?
-Un Estado rentista como el venezolano automáticamente genera lógicas clientelares y burocráticas. Por lógica económica, los aparatos buscarán reproducirse y expandirse. Es cierto que el Estado venezolano ha sido un instrumento decisivo para garantizar los cambios sociales y democráticos. Sin embargo, insistiría en que el poder popular como verdadero poder democrático siempre hay que construirlo desde la sociedad, desde organizaciones con autonomía frente al Estado. El fenómeno de Chávez permitió una relación productiva: por un lado, su liderazgo personal tenía evidentemente aspectos autoritarios, pero por el otro, Chávez siempre convocó al pueblo a organizarse...



Diez millones de empleadas del hogar conquistan en Brasil dignidad laboral

Los restaurantes de lujo ya no obligarán a estas mujeres a ir uniformadas




Estat Catalá. La soberanía particular catalana:

Mas encarga el diseño de un Estado catalán

La Generalitat pide informes a catorce académicos y personalidades sobre cómo hacer la consulta y garantizar la defensa y la economía de una Cataluña independiente




La sangre derramada

La reedición de los "Cuentos completos" de Rodolfo Walsh, preparada y prologada por Ricardo Piglia para Ediciones de la Flor con textos recuperados, lo confirma en el pináculo de los grandes cuentistas de la literatura.



El derecho a la energía y a los bienes comunes



Es increíble lo que ocurre. El gobierno anuncia el congelamiento de precios de los combustibles por 6 meses, desde abril a octubre y en el mismo día YPF “adecua” sus precios a los máximos permitidos. De hecho un incremento del 7% promedio en el país, que en algunos casos alcanza al 10%. Lo real es que el gobierno legitima a la transnacional Shell que aumentó previamente los precios y resuelve un colchón de ganancias ante el anuncio actual de la Secretaría de Comercio. Es evidente que la estatización parcial de YPF no alcanza para manejar el mercado, ya que la gestión estatal apenas alcanza a un tercio del negocio petrolero, que sigue en manos de transnacionales. No solo eso, sino que en aras del autoabastecimiento, YPF avanza en negociaciones con CHEVRON, una empresa monopólica demandada por 30.000 familias de pueblos originarios del Ecuador por depredación de la naturaleza entre 1965 y 1990. La demanda es por 19.000 millones de dólares.

El asunto es que YPF necesita la tecnología de Chevron, la fractura hidráulica, para extraer gas y petróleo no convencional e intentar resolver el déficit de hidrocarburos de la Argentina, al parecer, a cualquier costo, ya que las denuncias de contaminación por esa tecnología se extiende en todo el mundo, especialmente en EEUU.

En Argentina se destaca el movimiento popular en la Provincia de Entre Ríos y la resolución del Concejo Deliberante de Cinco Saltos que insistió ante el veto de la intendente alineada con el ejecutivo nacional, para declarar a la zona libre del fracking (fractura hidráulica). En rigor, Argentina sufre déficit energético, que significa importaciones por 10.000 millones de dólares anuales en estos últimos años, el equivalente del superávit comercial anual de la Argentina. Es una situación agravada con la explosión sufrida en Ensenada el 2 de abril, a propósito de las inundaciones, que afecta la capacidad de auto abastecimiento y hace presumir un crecimiento de la factura de importación de combustibles líquidos para el presente año y los próximos inmediatos.

El problema es la mercantilización de la energía, utilizada como insumo estratégico para un modelo productivo y de desarrollo sustentado en la super explotación de la fuerza de trabajo y la depredación de los recursos naturales. Es la soja, la mega-minería y la industria de ensamble. Es el conjunto de una política que reproduce la extranjerización y transnacionalización de la economía capitalista argentina. Es la exportación de tierra, nutrientes, agua, minerales y recursos de la naturaleza, los bienes comunes de la actual y futura generación de argentinas y argentinos. Es la mercantilización del agua, de la tierra y todos los bienes comunes.

Más que nunca necesitamos des-mercantilizar nuestras relaciones sociales de producción. Debemos luchar por el derecho a la producción que satisfaga las necesidades populares, que asocie la producción en la Argentina a la soberanía alimentaria en Nuestramérica y los pueblos del mundo; a la soberanía energética asumiendo el planteo de Petroamérica que oportunamente hiciera Hugo Chávez a los países de la región; a la soberanía financiera para denunciar el CIADI, como Venezuela, Bolivia o Ecuador, avanzando en un Banco del Sur que utilice las reservas internacionales cuantiososas de nuestros países para un desarrollo alternativo que coloque por delante la satisfacción de las necesidades de nuestros pueblos.

La consulta popular por los bienes comunes supone construir el sujeto político necesario para instalar el programa de la des-mercantilización, para recuperar nuestros derechos, a los bienes comunes, al conocimiento, a la educación, a la salud, a la tierra, al agua, al petróleo y al gas, a la energía. Necesitamos ser millones para frenar al capitalismo que en crisis exacerba la ofensiva del capital contra el trabajo y por la desposesión de los pueblos sobre los bienes comunes. Ellos luchan por hacer que todo sea una mercancía. Nosotros luchamos, en sentido integral, por los derechos humanos. Por eso la consulta, para que el nunca más alcance al poder, a las clases dominantes, al capitalismo, y hagamos realidad una sociedad emancipada, anti capitalista y por el socialismo.

Julio C. Gambina. Director del Centro de Estudios de la FJA. Integrante de la Dirección del Instituto de Estudios y Formación de la CTA.

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