Mientras la puja de poderes entre el gobierno uruguayo y el argentino por la instalación de BOTNIA continúa, en Fray Bentos, con la planta en funcionamiento, los fraybentinos evalúan si el compromiso de la empresa finlandesa de generar más puestos de trabajos es real o solo simples promesas…
A la hora de entender por qué en su mayoría los fraybentinos defienden la instalación de la planta de celulosa y no se atemorizan por las presuntas consecuencias de la contaminación, es necesario conocer la historia de la ciudad, más precisamente, la historia del empleo en la ciudad de Fray Bentos.
Como es habitual en muchas ciudades del interior de Uruguay, durante años, la vida laboral de Fray Bentos giró entorno a un frigorífico (Frigorífico Anglo). Y como también pasó en otras localidades, su cierre sumergió a la ciudad en una fuerte depresión económica, ya que un alto porcentaje de la población vivía entorno a los ingresos que el frigorífico le inyectaba a la ciudad.
Desde que el Anglo cerró y hasta que la empresa finlandesa BOTNIA anunció su instalación, la principal fuente de empleo en Fray Bentos era la Intendencia, es decir, los cargos públicos. Por tanto, no hay que ser muy inteligente para entender lo que significó para el departamento que una empresa europea se interesara por invertir en la ciudad y prometiera la generación de nuevos puestos de trabajo.
En una nota publicada el 26 de julio en el periódico La Diaria, se podía visualizar, a través de diversos comentarios, la ilusión de los habitantes de que con la instalación de BOTNIA la ciudad volviera a vivir la misma prosperidad que cuando estaba funcionando el frigorífico ANGLO.
Después no causó buena impresión que a la hora de empezar a construir la planta, la empresa finlandesa trajera 1000 trabajadores de Europa Oriental, alegando que los plazos de construcción eran perentorios y que nuestro país no contaba con mano de obra especializada para las tareas necesarias. En ese momento, Guayubirá, un grupo ambientalista uruguayo opositor a la instalación, sacó un comunicado en el que cuestionaba la veracidad de las promesa de empleo de la empresa y señalaba: ¿Hasta cuándo seguirán nuestros gobernantes cambiando nuestro rico patrimonio por espejitos y cuentas de colores?
En plena construcción de la Planta llegaron a trabajar 7000 operarios. Hoy, con la planta en funcionamiento y los trabajadores europeos retornando a su país de origen, en BOTNIA trabajan 300 personas en forma directa y 100 más contratados.
El fin de la construcción dejó a mucha gente sin trabajo. Según un informe publicado en el diario El Observador, hace EN NOVIEMBRE DE 2007, casi 1000 personas se agolparon en el Banco de Previsión Social para cobrar el seguro de desempleo.
Y el Sindicato de la madera de Río Negro (Soima) amenazó a la empresa finlandesa con bloquear el acceso de la materia prima si los sueldos de los trabajadores contratados por empresas tercerizadas no aumentan.
Además de los puestos de trabajo que generó la instalación de la propia planta y que ahora no precisa, la llegada de los trabajadores europeos disparó los precios, y mientras estos estuvieron viviendo en Fray Bentos los comerciantes y agentes inmobiliarios vivieron una época dorada. Burbuja que se pinchó y que se comienza a visualizar con la caída de las ventas y alquileres.
Frente a esta realidad, la empresa finlandesa asegura que el número de trabajos aumentará y que habrá 2400 empleos en toda la cadena productiva, desde la plantación del árbol hasta el transporte.
En forma indirecta señala que se generarán 6000 puestos de trabajo. Cifra final que se acerca más a los miles de puestos de trabajos que la empresa había prometido, y no a los cientos que actualmente existen.
Mientras tanto, en Fray Bentos la duda persiste y todavía no está claro si los puestos de trabajos prometidos serán verdad o puros espejitos de colores
No hay comentarios:
Publicar un comentario