Boletín quincenal Nº 120 - Por Equipo de Economía Política del Centro de Estudios para el Cambio Social.- En la primer entrega de la nota acerca de la Asignación Universal por Hijo (AUH) discutimos los postulados que justificaron la medida tomada por el gobierno en octubre pasado y porqué debe ser consagrada como un derecho de carácter permanente. En esta segunda parte, pretendemos centrar el debate sobre algunas modificaciones necesarias para encaminarnos en esa senda y lograr que se profundicen los efectos positivos de las 3.7 millones de asignaciones, que permitieron bajar la pobreza en alrededor de un 13% y la indigencia en más de un 50%.
Un primer elemento para debatir es el carácter “universal” de la medida. Nos parece relevante dejar claro que aunque es un plan de amplia cobertura, identifica una población “objetivo”, es decir, hace un recorte donde estarán en condiciones de recibir el subsidio los hijos de desocupados, trabajadores informales que cobren menos del salario mínimo, vital y móvil (que en la actualidad es de $1500) y monotributistas sociales. Los planes sociales focalizados se multiplicaron durante la década de los noventa, ya que forman parte del cuerpo teórico de la teoría neoliberal donde los perdedores del modelo económico deben ser socorridos a partir de la política social, quedando (la mayor parte de las veces) al margen de las consideraciones de la política económica. Entendemos que esta es una tendencia a revertir para aspirar a la consolidación de la AUH como un derecho de todos los niños y niñas menores de 18 años más allá del sector social al que pertenezcan y dejar de entenderla como un auxilio para los sectores sociales excluidos.
Prensa de Frente-5/7-Leer
Un primer elemento para debatir es el carácter “universal” de la medida. Nos parece relevante dejar claro que aunque es un plan de amplia cobertura, identifica una población “objetivo”, es decir, hace un recorte donde estarán en condiciones de recibir el subsidio los hijos de desocupados, trabajadores informales que cobren menos del salario mínimo, vital y móvil (que en la actualidad es de $1500) y monotributistas sociales. Los planes sociales focalizados se multiplicaron durante la década de los noventa, ya que forman parte del cuerpo teórico de la teoría neoliberal donde los perdedores del modelo económico deben ser socorridos a partir de la política social, quedando (la mayor parte de las veces) al margen de las consideraciones de la política económica. Entendemos que esta es una tendencia a revertir para aspirar a la consolidación de la AUH como un derecho de todos los niños y niñas menores de 18 años más allá del sector social al que pertenezcan y dejar de entenderla como un auxilio para los sectores sociales excluidos.
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