La secretaría de Cultura de Paraná se conforma con poco. Es que se puede pensar que entre la escalada inflacionaria y la inmensidad de proyectos culturales, todo no se puede hacer. Así que es mejor poner pequeños granitos: funcionarios “copados” como ellos mismos se dicen y otros apretadores, para que los artistas “no jodan”. Y espectáculos de Buenos Aires, que dejan mejores beneficios que aquellos locales que se producen “a pulmón” y sin subvenciones estatales.
Así que van por gestiones chiquititas: pueden prestar la camioneta de la dependencia para la mudanza por cierre del segundo espacio cultural que claudica por falta de ingresos económicos en el año: Elefante.
Ese fue el generoso aporte del subsecretario de Gestión Cultural, Rudy Astudilla, cuando supo del fin de ese espacio en el que nunca aportaron nada, como hacedores de cultura que son por ser parte del Estado, que debe propiciar las áreas que motivan y nutren a la comunidad.
Pero Elefante no aceptó: ya se le había pedido previamente al organismo de cultura aportes para poder armar cursos y seminarios, para sostener el espacio de encuentros de poesía, recitales, entre otras cuestiones, y no recibió nunca nada.
Nidia Peltzer (*) es directora de Agencia de Informaciones Mercosur (AIM)-31/7-Leer Completo
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