domingo, 4 de julio de 2010

Manifiesto Andino: Uma nayraw uñch’ukiskitu - Un ojo de agua me está mirando...

andino_1968@yahoo.com.ar
Mario Vilca, Incahuasi, Quebrada de Humahuaca, enero de 2010.
Rodolfo Kusch en su escrito “Un criollo en Ojo de Agua” nos cuenta de su experiencia con una familia en la localidad del mismo nombre, en Santiago del Estero, Argentina. En ese paraje el colectivo en que viajaba hace una parada. Al frente de ella ve una pequeña casa, y al lado un corral de cabras:

“…nos entró el deseo de tomar leche de cabra (dice Kusch) y se lo pedimos a la mujer que estaba junto al corral…Ya apremiaba la salida del ómnibus y quisimos pagar la leche. Y la mujer nos rechazó el dinero. Apenas si nos pidió unos cigarrillos negros que yo llevaba encima como pago por la leche ofrecida.” Al partir el ómnibus alcanza a ver por la ventanilla una fugaz imagen: en el centro del patio estaba parado un anciano erguido, de expresión noble. “Era alto, bigotes y cabello blanco, delgado, piel cetrina, vestido de paisano, con sombrero de ala ancha.” Al verlo así, desposeído de todo, mirando el horizonte, piensa: “no era un hombre, sino todo un símbolo… (encarnaba, para Kusch, el símbolo de Ojo de Agua)”[1]

Partiendo de esta experiencia Kusch la compara con su vida en la ciudad rodeado de miles de personas y a su paradójica soledad. Entonces conversa con su encendedor recién comprado. Lo esgrime para obligar a los otros a hablar de él. Y se pregunta qué pasaría si se sintiera despojado de él. Y de todos los objetos que dan sentido a su vida urbana. Y piensa en el viejo de Ojo de Agua despojado de objetos, parado allí en el centro de un patio recién barrido. Piensa que ese viejo encarna un significado que trasciende su individualidad, su nombre y apellido, su color, su simple episodio de ser humano.
Entonces recojo la intuición de Kusch, la de un ser humano que encarna el mundo de Ojo de Agua. Me desplazo a los meandros, las opacidades, los caminos, las sombras y claridades que para nuestras culturas andinas depara esa parte generatriz del mundo que llamamos Ojo de Agua, manantial, o laguna, ciénego...espacio sagrado en donde recibimos el agua que nos cría

Uma nayraw uñch’ukiskitu. Un ojo de agua me está mirando… [2]

Indymedia-2/7-Leer Completo

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