jueves, 15 de julio de 2010

La (d)evaluación de la escuela secundaria: de Onganía a Videla

Por Natalia Alvarez Prieto
ryrusuario@gmail.com
Natalia Alvarez Prieto Grupo de investigación de educación argentina - CEICS Como hemos señalado en varias oportunidades, una de las tendencias que atraviesa al sistema educativo argentino desde mediados del siglo XX es la flexibilización del régimen de evaluación. Fenómeno que cobró renovado impulso recientemente, con la sanción de la obligatoriedad del nivel medio de enseñanza y el establecimiento de los “Lineamientos políticos y estratégicos de la educación secundaria obligatoria”.(1) Analizaremos aquí los primeros pasos que se dieron en ese sentido durante los años '60 y '70 en el nivel medio. Sin embargo, al igual que toda tendencia de largo plazo, veremos que no se trató de un proceso lineal. Por el contrario, la última dictadura militar introdujo reformas de signo contrario al señalado, determinadas en gran medida, por el ascenso de la lucha de clases durante los años previos y por las tareas que se propuso realizar.
La flexibilización educativa

Durante los años '70, diversos estudios alertaban sobre los altos índices de deserción que presentaba el sistema educativo, tanto en el nivel primario como en el secundario. En ese sentido, el Consejo Nacional de Desarrollo (CONADE), una de las instituciones más activas durante aquella época en el desarrollo de diagnósticos y políticas para el sistema educativo, realizó numerosas investigaciones orientadas a determinar la eficiencia y el rendimiento escolar.

En un informe de 1968,(2) el organismo señalaba la existencia de un alto índice de deserción, que producía una merma de la matrícula desde el ingreso hasta los últimos años. A esta problemática debía sumarse un elevado índice de repetición entre grados. A partir del análisis de una cohorte compuesta por mil alumnos del nivel primario en el período 1961-1962, observaba que la deserción escolar ascendía a un 51,1%. Por otra parte, del 48,9% de los graduados, sólo un 19,8% egresaba en tiempo normal (7 años), es decir, sin repetir ningún grado. En el nivel medio encontraron la misma dinámica. De ese modo, llegaba a quinto año menos de la mitad de los inscriptos en primero. Asimismo, en la promoción de 1º a 2º año se reducía a un 67,7% de la matrícula.

El Aromo-Razón y Revolución-Indymedia-15/7-Leer Completo

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