Ricardo Leguizamón
El jueves 14 de mayo de 2009 el Consejo General de Educación (CGE) botó dos escuelas flotantes que, entonces, iniciaron su marcha hacia sus destinos ya establecidos: una al Arroyo Sepultura, en la zona de las islas Lechiguanas, en el departamento Gualeguay, la Escuela Nº 70 Crucero General Belgrano; la otra, a la isla El Pillo, en el departamento Victoria, la Escuela Nº 37 General José de San Martín.
Las dos estructuras fueron construidas especialmente para la zona de islas. Debieron ser remolcadas hacia sus destinos últimos debido a que ambas carecen de propulsión, aunque tienen un beneficio clave: en caso de inundación o emergencias, el establecimiento no tiene más que ser trasladado al sitio más adecuado, y así dar continuidad al dictado de clases.
Se trata de edificaciones con capacidad, cada una, para 25 alumnos, un camarote para el docente, con baño y con cocina, además de paneles solares que le permiten la provisión de energía eléctrica, y agua potable.
La cubierta principal y la superior se realizaron con chapa de un espesor de 4.75 milímetros y 3 milímetros, respectivamente, con color en ambas caras. En tanto, en la interior se aplicó un aislante térmico-acústico e ignífugo, poliuretano expandido, con un espesor de 10 milímetros.
Claro que la ingeniería no pudo sortear los imponderables de la naturaleza, y los anudamientos de la burocracia: la Escuela Nº 37 nunca alcanzó su destino final, y desde junio de 2009 permanece amarrada en el Puerto de Victoria, en la zona del Club de Pescadores, frente al imponente casino que se levanta sobre una de las colinas que balconea al río.
El Diario-15/7-Leer
El jueves 14 de mayo de 2009 el Consejo General de Educación (CGE) botó dos escuelas flotantes que, entonces, iniciaron su marcha hacia sus destinos ya establecidos: una al Arroyo Sepultura, en la zona de las islas Lechiguanas, en el departamento Gualeguay, la Escuela Nº 70 Crucero General Belgrano; la otra, a la isla El Pillo, en el departamento Victoria, la Escuela Nº 37 General José de San Martín.
Las dos estructuras fueron construidas especialmente para la zona de islas. Debieron ser remolcadas hacia sus destinos últimos debido a que ambas carecen de propulsión, aunque tienen un beneficio clave: en caso de inundación o emergencias, el establecimiento no tiene más que ser trasladado al sitio más adecuado, y así dar continuidad al dictado de clases.
Se trata de edificaciones con capacidad, cada una, para 25 alumnos, un camarote para el docente, con baño y con cocina, además de paneles solares que le permiten la provisión de energía eléctrica, y agua potable.
La cubierta principal y la superior se realizaron con chapa de un espesor de 4.75 milímetros y 3 milímetros, respectivamente, con color en ambas caras. En tanto, en la interior se aplicó un aislante térmico-acústico e ignífugo, poliuretano expandido, con un espesor de 10 milímetros.
Claro que la ingeniería no pudo sortear los imponderables de la naturaleza, y los anudamientos de la burocracia: la Escuela Nº 37 nunca alcanzó su destino final, y desde junio de 2009 permanece amarrada en el Puerto de Victoria, en la zona del Club de Pescadores, frente al imponente casino que se levanta sobre una de las colinas que balconea al río.
El Diario-15/7-Leer
Docentes privados piden a Giano por la cobertura médica
La situación de zozobra creada respecto de la cobertura médica de 4.000 docentes que se desempeñan en escuelas públicas de gestión privada todavía se mantiene, a pesar de las declaraciones oficiales que tienden a echar un manto de tranquilidad. Entre los apoderados de escuelas públicas de gestión privada hay dudas respecto de cómo se aplicaron los descuentos, ya qué obra social se destinaron.
Educación cometió un serio error en la liquidación de los sueldos de junio, cuando debió producirse la mudanza del Instituto Obra Social de la Provincia de Entre Ríos (Iosper) a una obra social nacional, elegida libremente por cada docente. En vez de descontar un aporte personal del 3 %, retuvo el 6 %, y en lugar de girar ese dinero a las escuelas, para que estas a su vez realizaran la tramitación ante la Administración Federal de Ingresos Públicos (Afip), lo depositó en las cuentas de la Obra Social de Docentes Privados (Osdop).
Las autoridades prometieron corregir el desacierto, pero en medio apareció un dictamen de la Superintendencia de Servicios de Salud, que ordenó mantener la cosas tal y como estaban. Esto es, depositar el aporte al Iosper hasta dando se resolviera un planteo de fondo de las escuelas privadas.
El Diario-15/7-Leer
La situación de zozobra creada respecto de la cobertura médica de 4.000 docentes que se desempeñan en escuelas públicas de gestión privada todavía se mantiene, a pesar de las declaraciones oficiales que tienden a echar un manto de tranquilidad. Entre los apoderados de escuelas públicas de gestión privada hay dudas respecto de cómo se aplicaron los descuentos, ya qué obra social se destinaron.
Educación cometió un serio error en la liquidación de los sueldos de junio, cuando debió producirse la mudanza del Instituto Obra Social de la Provincia de Entre Ríos (Iosper) a una obra social nacional, elegida libremente por cada docente. En vez de descontar un aporte personal del 3 %, retuvo el 6 %, y en lugar de girar ese dinero a las escuelas, para que estas a su vez realizaran la tramitación ante la Administración Federal de Ingresos Públicos (Afip), lo depositó en las cuentas de la Obra Social de Docentes Privados (Osdop).
Las autoridades prometieron corregir el desacierto, pero en medio apareció un dictamen de la Superintendencia de Servicios de Salud, que ordenó mantener la cosas tal y como estaban. Esto es, depositar el aporte al Iosper hasta dando se resolviera un planteo de fondo de las escuelas privadas.
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