Movimiento Teresa Rodríguez
TRABAJO - DIGNIDAD - CAMBIO SOCIAL
Nota editorial publicada en nuestra Revista "TODO O NADA", Año 4 - Nº 12 - Julio/Agosto 2008
Situación Política
Construyamos ¡YA! un poderoso
Frente Contra el Hambre
Después de alrededor de 130 días de conflicto finalmente se derogó la Resolución 125 que establecía las retenciones móviles.
El hecho fue ampliamente festejado no sólo por los terratenientes, la gran burguesía agraria y los que se agrupan en la Federación Agraria, sino también por gran parte de la clase trabajadora.
Era inocultable que mientras el gobierno debía recurrir al clientelismo y las dádivas para llevar gente a su acto, el “campo” -que contaba con las familias de barrio norte y la Recoleta- acaudillaba la simpatía de gran parte de los que vivimos en las barriadas del conurbano como del interior.
¿De donde nacía esa simpatía?
Sin duda de la oposición al gobierno. Del agotamiento de la expectativa en el mismo. De la falta de respuesta a los permanentes y más graves problemas de nuestra clase como de nuestro pueblo.
Si un gobierno para enfrentar a un sector patronal debe recurrir a las dádivas y a la chequera a efecto de movilizar algo, es porque sin duda el pueblo no lo siente como suyo. Y mal puede sentirlo como suyo cuando las condiciones de vida se agravan día a día. Cuando el salario vuelve a perder en la competencia con los precios, los jubilados ven que este gobierno ni siquiera respeta lo dictaminado por la Corte y por la Cámara en el sentido de volver al régimen del 82% móvil; y los desocupados saben que $150 no alcanza para nada. Cuando los estudiantes, docentes y médicos ganan las calles porque las condiciones edilicias y de infraestructura no garantizan el más mínimo servicio pues se vienen abajo.
Sin ninguna duda, no hay motivo para defender a un gobierno semejante.
Parafraseando al poeta el pueblo bien podría decir: 50 mil millones de dólares en el Central y ninguna flor.
¿Y el campo?
El campo expresa –antes que nada- los intereses de los grandes terratenientes, de la gran burguesía agraria y de los llamados pequeños y medianos, todos unidos tras la patria sojera y la lucha contra la 125, o sea, en el reclamo a favor de la “libertad absoluta” de precios, aunque ello signifique el hambre para millones.
En 130 días de conflicto no hubo ni menciones al tema de la propiedad agraria. La cuestión era “su derecho” a vender al precio más alto posible, sin reparar en las consecuencias sociales.
Es indudable que tras el “campo” se alinearon los sectores más conservadores y reaccionarios y una izquierda confundida. La derecha más tradicional encontró nuevamente un punto desde el cual golpear al gobierno para reclamar el fin de la política de juzgamiento a algunos represores.
El anterior había sido la campaña de Blumberg, que terminó con más pena que gloria.
En ambos –y en los que puedan venir- está la intención de montar un movimiento de masas de connotaciones claramente fascistoides; pero claro, se le hace difícil pues el espacio se lo disputa el propio PJ
El carácter anti-popular del reclamo agrario lo desnudaron las palabras del propio De Angelis, cuando dijo que “el que quiera lomo que pague $80”. Un lomo a $80 significa un puchero a $10 el kilogramo.
La pequeña burguesía y la “democracia”
Para un sector importante de comunicadores sociales el “debate” parlamentario revivió al Congreso y por transición a la democracia. No se cansaban de repetir lo mismo y de solazarse una y otra vez con la importancia de los poderes de la República. Quien marcha a la cabeza en este sentido, y en el sentido del sentido común, es sin duda Tenembaun.
Si alguien quisiera –en este país- saber que piensa el medio pelo argentino no tiene más que encender la radio y escuchar a este periodista “progre”.
Para este sector, como por arte de magia la cueva de Alí Babá se había transformado en la reserva moral de la República. No importaba que allí se traficara no ya con los principios, sino sin ningún tipo de principios, al mejor estilo persa. Donde el que prometía un juramento a la hora entregaba una traición.
Sólo el filisteísmo pequeño burgués, aferrado a cualquier ilusión que le haga creer que su “paz” no será tocada puede explicar aquella conducta.
Ver en la “borocotización” de la política el funcionamiento de la democracia es, sin dudas, propio de una clase sin futuro.
La alternativa independiente
Desde el mismo momento que se desató el conflicto nuestro Movimiento, y las demás organizaciones que conforman el Bloque Piquetero Nacional, lo catalogaron –correctamente- como una pelea interburguesa.
De allí que ganáramos las calles con la consigna “ni con el gobierno de los monopolios ni con los monopolios del campo”, luchando por la puesta en pie de una verdadera propuesta obrera y popular.
En ese camino estuvieron el acto por el 1º de Mayo, la jornada frente al Cabildo el mismo 25 de Mayo mientras las distintas fracciones del bloque dominante realizaban concentraciones en Rosario y Salta, y las distintas marchas que promovimos.
Pero sin lugar a dudas fue la movilización del día 7 de Julio -contra el hambre y la inflación- la que permitió que en este país se comenzara a debatir que el verdadero problema en la Argentina no eran las retenciones sino el hambre que empieza a golpear las puertas de millones de familias.
En momentos que esta prensa se encuentra en la imprenta un amplio arco de organizaciones sociales, culturales, políticas y sindicales estamos llamando a una nueva movilización para el día 23 de Julio a la Plaza de Mayo, donde fuimos reprimidos el día 7 por señalar que en este país el verdadero problema es el hambre, el saqueo, la inflación y la miseria creciente.
La reacción del gobierno, de la prensa que apoya “al campo”, y de los mismos voceros de la protesta agraria, mostró claramente que no nos equivocamos en nuestra caracterización.
Ninguno, ni el gobierno que habla de redistribución de la riqueza, ni el “campo” que habla de federalismo y de los derechos del pueblo se pronunciaron a favor del reclamo. Al contrario, todos cerraron filas en torno al reparto de la “caja”.
Perspectivas: el gobierno, que ya venía golpeado, termina el conflicto mucho más debilitado. Con disensiones internas que irán en aumento a medida que la chequera se achique, el poder de los Kirchner se licúe y –fundamentalmente- los asalariados ganen las calles y las plazas por mantener y mejorar sus condiciones de vida.
Quienes consideran que la derecha se posiciona y gana espacio se equivocan porque ven sólo una parte del cuadro. El cuadro lo que muestra es que las brasas del 2001 continúan encendidas. Que si gran parte de nuestra clase y nuestro pueblo simpatizaron con la protesta agraria ello fue, como dijimos más arriba, porque divisaron en la misma la única forma de castigar al gobierno. Pero sacar de allí la conclusión de que esa masa apoya que el kilo de lomo esté a $80 es una conclusión por lo menos errónea.
Esa masa apoya y apoyará toda acción que lastime a los que los privan de sus derechos más elementales, y si mañana para ello debe enfrentar a De Angelis, sin duda que lo enfrentará.
Son los ideólogos de las clases dominantes los que mejor visualizan esta perspectiva, por ello sus llamados continuos a pacificar los ánimos y a alcanzar un acuerdo entre las partes en conflicto. Un acuerdo que obstruya la posibilidad de cualquier desarrollo independiente del campo burgués.
Es tarea de la izquierda revolucionaria dedicar los mayores esfuerzos en poner en pié un poderoso Frente Contra el Hambre, el Saqueo y la Inflación. Por el Trabajo, el Salario, la Soberanía y la Dignidad Nacional.
Allí deben confluir todos los sectores sindicales, sociales, de DD. HH., culturales, intelectuales, etc., dispuestos a organizar la fuerza que complete la tarea que dejó pendiente el 2001.
Movimiento Teresa Rodríguez
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