Son profesionales pero están estudiando. Trabajan a destajo. La formación teórica sólo es posible si le quitan horas al sueño. Hasta hace poco tenían otra vida, mantenidos económicamente, en Rosario, en Córdoba. Hoy vuelven a vivir con los padres o deben acudir a su ayuda económica para sostener su casa. La mayoría tiene hijos.
Son los residentes que en las últimas dos semanas hicieron suficiente ruido como para que se preste atención a sus reclamos de incremento salarial, entre otros planteos.
Estos jóvenes, que son 238 en toda la provincia y que tienen, en promedio, 30 años de edad, suelen portar un cartel en sus manifestaciones callejeras. Dice: “Su salud, en nuestras manos, por $5,80 por hora”.
El Diario-25/10-Leer
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