viernes, 12 de agosto de 2011

Declaración Final de II Encuentro Continental de Formadoras y Formadores Agroecológicos

Minga Informativa de Movimientos Sociales


El mundo se encuentra enfrascado en múltiples crisis generadas por la codicia inherente al sistema capitalista, caracterizado por la dominación del capital sobre la producción de los bienes de la naturaleza. Entre ellas la Crisis Alimentaria y la Crisis Climática.

El hecho de que el número de personas hambrientas en el mundo haya subido de 800 millones a mil millones en los últimos años, aunado a la terrible hambruna en Somalia, muestra que el sistema alimentario dominante de las corporaciones es incapaz de alimentar al mundo, a la vez de que las emisiones de gases de efecto invernadero producidos por el mismo modelo calientan el planeta y dañan a la Madre Tierra.

El capital, representado por las corporaciones, los medios de comunicación, educación formal, las transnacionales, el latifundio y el agro negocio actualmente han cambiado su discurso apropiándose de términos y concepciones construidas a lo largo de la historia por los pueblos.

La Vía Campesina, por otro lado tiene la propuesta de la agricultura agroecológica, campesina, indígena, comunitaria que se presenta como pilar fundamental en la construcción de la soberanía alimentaria. Este modelo de agricultura produce alimentos sanos, basados en la diversificación de cultivos, en nuevas relaciones entre hombres, mujeres y la naturaleza en la eliminación del uso de agro tóxicos, de transgénicos y la dependencia del capital.





Monte Adentro

I Festival Internacional de Arte y Cultura Campesina Ecuador - Octubre del 2011

Por Vientos del SUR - Indymedia
vientosdelsur.ec@gmail.com



¿Un imperio trasnacional?

No existen evidencias de nivelación capitalista mundial. El globalismo confunde integración con transnacionalización de las clases dominantes





La revuelta de Londres según el antropólogo británico Chris Knight
Entrevista con Chris Knight, expulsado de la East London University por su participación en las protestas contra el G-20 y figura destacada en el anarquismo británico
Hay una forma de autoorganización muy sutil y refinada. Las bandas locales, antes hostiles entre sí, se han unido para luchar contra la policía, en lugar de luchar unas contra otras. Son jóvenes llenos de ira, pero no politizados en el sentido tradicional. Y están organizados mil veces mejor que los anarquistas y otros activistas políticos. La izquierda anticapitalista no ha tenido ningún papel en todo esto, realmente, salvo para ofrecer apoyo a las familias afectadas. En los próximos días, sin embargo, muchos de nosotros participaremos en las asambleas de barrio en un intento de canalizar esta rabia en una dirección más creativa.
Tal vez sea una de las muchas chispas que han de encender la inminente insurrección en toda Europa. Y no solo de las clases trabajadoras, también del lumpenproletariado, impulsado por la pobreza y aún más por la inmoralidad y la codicia del establishment. El capitalismo global de hecho murió en septiembre de 2008: desde entonces, el sistema parece vivo, pero sólo se mantiene vivo artificialmente. Luego vino el nuevo colapso financiero y la máquina que mantiene vivo el sistema dejó de funcionar. La revolución ya ha comenzado: desde el norte de África comenzó a principios de 2011, se ha extendido en el mundo árabe y ahora ha llegado a Londres.








Agencia de noticias Pelota de Trapo


La reforma política tendrá su climax el domingo que viene, cuando estrene las primarias abiertas obligatorias para elegir a nadie. O para pre elegir y entregarles una encuesta precisa a algunos personajes que sólo se deben a su ombligo y apuestan a esa entelequia que llaman ciudadanía. Un todo inexistente que en la realidad se divide en trozos separados por abismos. Un todo que implica una fracción del país mientras que las restantes no saben qué votarán, para qué ni cómo. Las comunidades salteñas que sobreviven en los bosques nativos ni siquiera tendrán ese problema: la mayoría no tiene documentos. Otros, están presos por juntar palos y vender madera, único ingreso para evitar que sus hijos se mueran de hambre.


El país son varios países. En campaña casi hasta fin de año, los candidatos ofrecen en la feria logros de gestión que no han logrado disipar la brecha monstruosa entre unos y otros; una seguridad vestida de uniforme que apunta con facilidad de gatillo a la pobreza criminalizada; discursos vacíos que no incluyen a los olvidados de la historia; agendas donde no aparecen los niños; certezas de que las alianzas serán siempre las mismas, con los mismos mandamases en las sombras, con el cuidado minucioso de garantizar que nada cambiará en lo profundo. Que la riqueza seguirá en las mismas manos y la pobreza, como una noche del mundo, será el destino de millones en los sótanos de la pirámide social.


Todos somos iguales pero algunos somos más iguales que otros, reinterpretaría George Orwell la utopía constitucional de la igualdad de oportunidades y ante las leyes. Los más iguales y los menos iguales conforman el país de la profunda desproporción. De los favorecidos, que están notablemente mejor que hace diez años, y de los condenados, a quienes nada ni nadie les llega.


En sólo cuatro años desaparecieron en el país más de 1.100.000 hectáreas de bosques nativos. Las topadoras impunes arrasaron con forestación de décadas para enriquecer a un sector minúsculo de grandes productores sojeros.



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