NPH
Los delegados y delegadas de las Organizaciones Campesinas, Indígenas, de Mujeres, Sin Tierra, Quilombolas, Pequeños Agricultores y Afrodescendientes de la Vía Campesina Sudamérica convocan a Movimientos Sociales, Colectivos, Organizaciones afines a la Vía Campesina, para el próximo 10 y 11 de agosto, al Foro "Contra el Saqueo y la Contaminación. POR LA SOBERANIA ALIMENTARIA" en la ciudad de Rosario, provincia de Santa Fe.
Invitamos a compartir, reflexionar y debatir, en estos momentos en que multinacionales del agronegocio mercantilizan la vida, es necesario fortalecer la discusión y la práctica de la soberanía alimentaria de nuestros pueblos latinoamericanos.
Los miembros de Vía Campesina y Organizaciones Amigas en Argentina recibirán en Rosario a Compañeros y Compañeras de Organizaciones Campesinas de Brasil como MST, MPA, MAB, Movimientos Campesinos de Paraguay como MCP, MCNOC, CONAMURI; El Frente Nacional Ezequiel Zamora y CANEZ y IALA de Venezuela, Movimientos de Mujeres Bartolinas Sisas, MST de Bolivia, RANQUIL y ANAMURI Mujeres Campesinas Indígenas de Chile; FENSUAGRO y FENACOA de Colombia; CNA y la Central Campesina de Perú, FENACLE, CNC y la Federación de Organizaciones Campesinas Indígenas y Negras (FENOCIN) del Ecuador, Organizaciones Campesinas de la República Dominicana; Poriajhú-COCITRA y el Movimiento Nacional Campesino Indígena –MNCI de Argentina.
Globalicemos la Lucha, Globalicemos la Esperanza!!!
Indymedia
Argentina: Preocupación por la “Madre Tierra”
Por Cecilia Andrade / SSNN - Wednesday, Aug. 06, 2008 at 4:05 PM
Con los permanentes cambios en el sistema productivo, los pueblos originarios sienten que peligra la madre tierra, y piden que pongan fin a la minería contaminante.
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Las comunidades afirman que el hombre es un ser más dentro de la naturaleza y que la tierra refleja su propia identidad, y esa la base de su cultura, es por esto, que los gripos de Jujuy, de Santa Catalina, más específicamente, están defendiendo a gritos la Puna Jujeña y quieren impedir el avance de las empresas mineras.
Es imprescindible destacar que, a nivel social y gubernamental, suelen halagarse la relación del hombre indígena con su tierra, sus explicaciones en torno a la inminente destrucción del planeta por parte del capitalismo salvaje; como también se reconocen las indignas condiciones de vida que sobrellevan tantísimos pobladores originarios.
"Necesitamos que las autoridades tengan en su agenda política interés en los pueblos indígenas, que se creen ministerios y secretarias a cargo de indígenas o interculturales. Con la formación de este nuevo estado, fue violentada nuestra forma de organización social, estamos pidiendo que se nos contemple y considere. En este 2008 reivindicamos el cumplimiento de lo que ya está escrito, ya las palabras sobran", resume Ofelia sobre las demandas de las comunidades.
Es así que los pueblos originarios de Argentina se niegan a adoptar la lógica de la explotación y el usufructo económico. Antes de que se conociera el término "sustentable", los indígenas convivían con su entorno sin destruirlo y hoy luchan para seguir viviendo de esa forma. Para eso se organizan fronteras adentro y afuera y denuncian atropellos de los gobiernos y las multinacionales.
En el país viven entre 450 mil y más de un millón de indígenas -según la fuente de consulta- de más de veinte etnias. Muchos permanecen en el entorno natural que los vio nacer, otros han tenido que migrar a las ciudades, en muchos casos por la creciente devastación en la que era su fuente de subsistencia e identidad, explicaron representantes de los pueblos.
Cabe destacar que, ante la falta de respuestas concretas, estas colectividades han comenzado a recurrir a herramientas legales para poder hacer frente a la mano devastadora de las empresas, que sólo buscan lucrar con la madre tierra. Por eso exigen que se cumpla la Ley Nacional 25.675, sancionada en el 2002, sobre preservación y protección de la diversidad biológica.
A nivel nacional, existen 24 pueblos indígenas que están organizados para suspender a la topadora que arrasa con la naturaleza y la cultura. Pero su accionar no es suficiente, porque lógicamente siguen dependiendo de las decisiones del Estado, que sin dudas debería evitar la destrucción natural, porque tiene las herramientas necesarias para ponerle fin a la depredación ambiental.
Fuentes: APM, Argentina Indymedia, Ecoportal.
www.ssnnonline.com/?module=displaystory&story_id=9776&format=html
Usurpación de tierras de comunidades indígenas y campesinas de Santiago del Estero
Por reenvío agencia walsh - Thursday, Aug. 07, 2008 at 3:21 PM
(AW) Las comunidades de Atamisqui, denunciaron usurpaciones de sus tierras por parte empresarios terratenientes vinculados a la Sociedad Rural y el PRO.
Buenos Aires, jueves 7 de agosto. (AW) Las comunidades indígenas de Puncu Atun y Codo, pertenecientes al Pueblo Diaguita Cacano, y la comunidad campesina de Toro Uman, denunciaron esta semana la usurpación de sus tierras por parte de empresarios relacionados a la Sociedad Rural y al Pro.
Las comunidades, organizadas en la Unión Solidaria de Comunidades (UCS), defienden la única región boscosaexistente en el departamento Atamisqui, El Alto. A esta región de El Alto han llegado "inversores" vinculados a los agronegocios con el propósito de talar el bosque, para destinar los suelos a la cría de ganado vacuno y cultivo de soja.
Desde el año 2006, estas comunidades vienen denunciado reiterados atropellos. Primero fue un empresario de Jesús María, Córdoba, de apellido Sbiglio, quien apoyado por el Comisionado Municipal de Medellín, Julio Abdala y, grupos de guardias armados, pretendió avasallar los derechos territoriales de la comunidad indígena Ayllu Puncu Atun. Un año más tarde, hacia finales del año 2007, otro empresario se presenta aduciendo haber comprado el campo denominado Toro Uman, también en El Alto, el cual se encuentra dentro del territorio de las comunidades Puncu Atun, Codo y Toro Uman. En un primer momento se presenta como Juan Manuel Juaire, denunciando a los pobladores por "hurto de productos forestales", comenzando la policía un sistemático acosamiento a los Atuniykus (caciques) y Consejeros de los Ayllus, algunos de ellos ancianos acusados y sospechados de haberle producido "daños" al alambrado de Juaire.
Hoy, ya no es Juaire el propietario, sino que dice que se trataría de una mujer, Elizabeth Mireya Freidenberg, para quien él trabajaría. La realidad, es que, tanto uno como otro, son testaferros de la familia Bustingorri, propietarios de la Cabaña "Genética del Este" (ex Cabaña San Patricio del Este), ubicada en Punta Indio (Buenos Aires). Por otra parte, José Benito Bustingorri, presidente de la Sociedad Rural de Saladillo, candidato de la Unión Pro, fue uno de los líderes autoconvocados que mantuvo cortada la ruta 205 durante la protesta contra las retenciones.
Estos empresarios han sido denunciados por las comunidades ante la Dirección de Medio Ambiente de la Provincia de Santiago del Estero, la Secretaría de Medio Ambiente de la Nación y, policialmente.
Indymedia
LAS LIGAS AGRARIAS: el otro campo en los 70'
Por J.L.D. - Thursday, Aug. 07, 2008 at 10:21 AM
Entrevista con Osvaldo Lovey, ex-Secretario General de las Ligas Agrarias del Chaco.
GRITA LO QUE SIENTES
Ni tierras sin hombres, ni hombre sin tierra.
Osvaldo Lovey fue secretario general de las Ligas Agrarias del Chaco e integró heroicamente la organización Montoneros. Años después, cuando se crea el Movimiento Peronista Montonero en Roma en 1977, fue designado secretario general de la rama agraria. En la actualidad integra la cooperativa El Zorzal, de Machagay, provincia del Chaco.
--¿Cómo se formaron las ligas?
--Había una necesidad colectiva derivada de las reivindicaciones insatisfechas de los pequeños y medianos agricultores. Las Ligas surgen en el Chaco para expandirse después ampliamente por la región noreste e incluso en parte de la pampa húmeda. En esos años esas provincias venían sufriendo un azote económico muy grande a causa de la caída de los precios de la producción --por ejemplo, el algodón chaqueño--, lo que provocaba un éxodo constante de gente. Obreros rurales, pequeños y medianos productores abandonaban sus campos, sus chacras y se iban a Buenos Aires por falta de futuro.
Las Ligas fueron una herramienta fundamental para defender nuestros intereses, ya que los grandes monopolios que operaban en la compra y venta y en la industrialización de los productos primarios estaban acostumbrados a fijar los precios a su antojo.
Esta es una de las razones vitales que dan origen a las Ligas. Después hubo elementos más sociopolíticos que facilitaron esta construcción. Las políticas de la dictadura militar generaron una fuerte ola de reacciones populares en todos los sectores. No nos olvidemos que las Ligas no fueron un movimiento aislado: tenían que ver con lo que estaba pasando en el país con los trabajadores, el movimiento estudiantil, etc.
-Cómo recordás la asamblea fundacional?
--La asamblea fundacional fue el primer cabildo abierto del agro chaqueño, y así lo llamamos en aquella época. El lema era -grita lo que sientes y se realizó en Roque Saenz Peña, la zona algodonera por excelencia. Pero no fue una cosa que surgiera de un día para otro, ya que tenía sus antecedentes en las primeras movilizaciones encabezadas aquí por la Federación Agraria Argentina.
Yo siempre digo que todo el movimiento de las Ligas lo inició la Federación Agraria Argentina.
Lo que pasa es que después, al defeccionar, la Federación estuvo dirigida por hombres que se prestaron al juego de los sectores monopólicos de esa época, en connivencia con el gobierno de turno.
Entonces a este movimiento lo continuaron los sectores juveniles, como el Movimiento Rural, de la Acción Católica, al que muchos estábamos integrados, además en los centros juveniles cooperativistas.
Esas fueron las dos vertientes de jóvenes que nos pusimos al frente de forma improvisada en las primeras movilizaciones y le dimos continuidad.
Al quedarnos sin una entidad orgánica que dirigiera el movimiento, se formó una nueva entidad, que fueron las Ligas Agrarias.
--En ese marco, ustedes cuestionaron severamente en una asamblea a Di Roco que en ese momento estaba el frente de la Federación.
--Por supuesto. El era el presidente de la Federación y en una de las asambleas fue abucheado espontáneamente por la gente. Casi lo bajan del palco. Había venido a parar la mano, a poner paños fríos. Decía que había que esperar, que las autoridades del gobierno tenían buenas intenciones. Pero eso no tenía ninguna relación con lo que estaba pasando en la realidad.
En premio a esa lealtad de intereses, el presidente Lanusse lo llevó como ministro de Agricultura. Precisamente, la visita de Lanusse a una concentración de las Ligas, dos después del primer cabildo abierto, fue el hecho que les dio una notoriedad de alcance nacional, que hasta ese momento no tenían.
--¿Porqué fue Lanusse a esa reunión?
--El había anunciado una gira por toda la región. Vino al Chaco, fue a Misiones, después fue a Tucumán, donde le tiraron naranjas. En parte era una gira proselitista porque, en ese momento, Lanusse estaba impulsando el Gran Acuerdo Nacional y pretendía postularse como candidato a presidente.
Cuando apareció por Resistencia, nosotros hicimos un planteamiento público: que si el presidente quería conocer los problemas del Chaco tenía que venir a Saenz Peña, porque en la Capital no estaban los problemas.
Lo desafiamos al afirmar que si él no estaba dispuesto a venir al interior del Chaco organizaríamos una caravana a Resistencia con los agricultores para demostrar cuál eran los verdaderos problemas.
Este pronunciamiento público de las Ligas dio origen a una serie interminable de negociaciones. Viajamos a Buenos Aires, nos entrevistamos con Manrique, que en ese momento era ministro de Bienestar Social, para ver de qué modo y en qué marco iría Lanusse a Saenz Peña.
Nosotros planteamos nuestras condiciones: lo invitábamos a una asamblea de productores, pero que esa asamblea la organizaríamos nosotros.
Finalmente, en contra de los consejos que le daba el gobernador Maza para que no concurra, aceptó el desafío y vino. Así fue cómo él estuvo en el palco, frente a cinco mil agricultores convocados por las Ligas Agrarias. Ahí aprovechamos para plantearle públicamente los problemas, algunos de los cuales lo involucraban directamente a él y a su familia.
En el Chaco se habían dado en concesión 1.100.000 hectáreas a un consorcio formado por la empresa Pedro y Antonio Lanusse y una firma norteamericana para explotar el suelo y el subsuelo.
En la asamblea lo hostigamos duramente con este tema y Lanusse se vio obligado a anunciar públicamente que ese proyecto estaba muerto. Fue una de las grandes victorias de las Ligas porque, además, esa pulseada con Lanusse nos significó obtener un montón de reivindicaciones que habíamos acordado previamente como condición para que él pudiera venir.
--¿Monseñor Italo Di Stéfano jugó un rol fundamental en esa época?
--Sin duda. En el primer período, cuando la juventud agraria tomó las banderas que había abandonado la Federación, el rol que desempeñó el obispo Di Stéfano fue fundamental por una razón muy sencilla: la gente descreía de la clase dirigente, se sentía traicionada.
De algún modo, la única autoridad en que la gente confiaba era en el obispo, ya que nosotros cumplíamos un rol de activistas en cuanto a lo organizativo pero nuestra credibilidad todavía estaba siendo puesta a prueba.
El fue uno de los que se puso al frente y cumplió un rol muy importante.
En los acontecimientos posteriores, cuando las Ligas tomaron fuerza orgánica, hubo una serie de discrepancias con Di Stéfano y se alejó del movimiento. Pero nosotros rescatamos su tarea porque en la primera etapa desempeñó un rol fundamental.
--¿Qué sentís, tantos años después, cuando caminás por el Chaco?
-Es una mezcla de muchas cosas. Hay zonas que recorro en las que me agarra una nostalgia muy grande, porque en otros años eso era un hervidero de gente.
Era un Chaco que se sustentaba en la unidad económica familiar, un lote de cien hectáreas lo trabajaba toda la familia y, a su vez, daba trabajo a otros obreros rurales.
Hoy son zonas semi despobladas a causa del proceso de tecnificación y de concentración de la propiedad de las tierras. El Chaco es otro.
En cuanto al Movimiento Rural, cumplió un rol previo muy importante en lo que hace a la formación del material humano.
Ayudó a constituir los fundamentos ideológicos y sociales de toda una generación que después convirtió toda su actividad a la militancia social y política.
--¿Cómo recordás a Carlos Picolli?
--Carlos siempre está presente en mis recuerdos. Aparte de haber sido nuestro compañero de lucha y uno de los principales iniciadores del movimiento en esta región, fue mi amigo más entrañable. Son pérdidas irreparables que a uno le dejan un vacío que, como dice la canción, son muy difíciles de llenar.
*Autor de la nota: Lucho Soria
Rafael Yacuzzi: cura, campesino, las Ligas, nada de eso fue inútil
Por J.L.D. - Thursday, Aug. 07, 2008 at 10:28 AM
Preso y luego exiliado, al regresar a la Argentina Yacuzzi dejó de ejercer el sacerdocio, y hoy como antes, vive como cooperativista en Villa Ana, Santa Fe. En su testimonio hace un balance sobre aquellos años y cuenta cómo fue su militancia social. la construcción del movimiento campesino (Rafael Yacuzzi ya está fallecido)
Por Lucho Soria
Rafael Yacuzzi. Las ligas agrarias. Rafael Yacuzzi, 63 años, campesino, ex cura, fue uno de los gestores de las Ligas Agrarias. Preso y luego exiliado, al regresar a la Argentina dejó de ejercer el sacerdocio. Hoy, como antes, vive y trabaja como cooperativista en Villa Ana, Santa Fe.
--¿Cómo comenzó su militancia social?
--Yo pertenecía a una familia campesina, estaba muy identificado con la vida de los trabajadores rurales y los pequeños productores y, además, trabajaba como trabajo ahora. Me ganaba el pan con el sudor de la frente. Además, como sacerdote, no podía permanecer indiferente al dolor social.
Fue una opción que me trajo el rechazo de los más poderosos. Así como, en su momento, había sentido el llamado de Cristo, sentí el llamado de la gente. Para esa época se acentuaba la presencia de la corriente tercemundista y yo no veía contradicciones entre la militancia y el ejercicio del sacerdocio. No por eso dejaba de celebrar la misa, de confesar, de bautizar, etc.
--¿Cuál era la relación entre dar misa y repartir un volante?
--Eran dos actividades que uno se sentía llevado a realizar. Pero no puedo dejar de confesar que cuando uno repartía un volante que hablaba de la organización del pueblo o del rechazo a las injusticias sociales, en el fondo el mensaje era lo mismo, o sea el mensaje evangélico.
--¿Cuál era la actitud de la jerarquía eclesiástica frente a su militancia?
--Hubo ciertas críticas, ciertas incomprensiones. Pero nunca hubo sanciones. El obispo de mi diócesis me hizo algunas observaciones. Pero entre el criterio de la jerarquía y el criterio del Evangelio, me quedé con lo último porque allí estaba la vida de la gente. En esa época había un auge de las luchas sociales y uno se sentía identificado con eso. La gente veía la presencia de los sacerdotes, lo digo en plural, porque éramos muchos los que estábamos en ese camino, como un respaldo concreto, más aún en el Chaco, con monseñor Italo Di Stéfano, aunque años después él se apartó. La gente requería nuestra presencia, y cuando faltábamos a las reuniones después venías las críticas. Me consideraban uno de ellos.
--¿Cuál es su balance de aquellos años?
--Fundamentalmente la conciencia y la decisión para luchar por los legítimos derechos sociales. Las Ligas fueron el movimiento gremial campesino más importante no sólo porque fueron un instrumento de organización solidaria de la gente, sino por las reivindicaciones alcanzadas, como el precio compensatorio de la cosecha, la creación de los sindicatos de los trabajadores rurales, el acceso a créditos, los cursos de capacitación, etc.
Hubo grandes sacrificios, es cierto, grandes dolores y sufrimientos, pero también alegrías entrañables. Y más allá de los resultados, nada de eso fue inútil. Fueron semillas que con el tiempo dieron y seguirán dando frutos porque siempre hay y habrá gente luchando por sus derechos y por los derechos de todos. Y eso, aunque les pese a muchos, es la continuidad de aquello. Sí, es la continuidad.
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