En “Perfil” (sábado 20, “¿Qué te pasa, Feinmann, estás nervioso?”) Edi Zunino, autor del reciente “Patria o medios”, sale a refutar al filósofo oficial, quien, en “Página KK” ha calificado a ese libro y a otros referentes a los KK, como “material defecatorio, excremental”, el cual “permite a la Mesa de Enlace, a los garcas de todo tipo, a la ‘oposición’ y a toda la inmensa clase media teflonera tener enhiestas sus esperanzas destituyentes”.
¿Cómo encara su defensa Zunino? Así:
“Después me metí unos años en el Partido Comunista (soy el mismo que figura último en la lista de La Fede, el reciente libro de Isidoro Gilbert). En el 83, cometí el error de votar con disciplina a Herminio Iglesias. Y en las últimas, lo hice por Cristina.
“Igual que vos, pero sin carné.”
“Igual que vos”, así que ojo con lo que decís. Pero Zunino votó a Herminio Iglesias y a Cristina sin siquiera estar convencido de que eso fuera bueno: lo hizo por “disciplina”. Como quien dice, por “obediencia debida”. Y, sin embargo, pretende darnos lecciones. No tiene vergüenza: nos ha metido en los peores lodazales y, como si tal cosa, viene a criticar y pontificar. ¿Cómo pretende orientarnos, éste? ¿Qué confianza le podemos tener a lo que dice y a las alternativas que plantee?
Pensemos en un símil, de los muchos que nos ofrece este asombroso reino de la irracionalidad en que se ha convertido la Argentina: ¿qué puede enseñarnos el reflotado Duhalde, y qué promesa de ventura nos puede formular, si él fue quien nos encajó esta monarquía pingüinera?
En realidad, pensándolo bien, no sólo hay que escucharlos atentamente, sino estimularlos a que den consejos... para que sepamos, al menos, qué es lo que NO debemos hacer.
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