Tirso Fiorotto
Bajo el título “Defendamos en serio nuestro país entrerriano” el estudioso Mauricio Castaldo apreció las “gauchadas” del pueblo en un aporte medular sobre el federalismo que analiza la obra de Alberto Gerchunoff con espíritu crítico.
“A la tierra entrerriana y a nuestra cultura le va quedando cada vez menos margen de supervivencia y de desarrollo con justicia y en serio, en los marcos de este sistema político-económico instituido. El centralismo del Estado unitario capitalista argentino no es más que una insoportable máquina burocrática-autoritaria de opresión y de saqueo neocolonial de los pueblos”.
Con párrafos de este tenor empieza el profesor Mauricio Castaldo, de María Grande, un breve ensayo publicado en la revista anual Cuando el Pago se hace Canto, de La Paz, con motivo del gran encuentro cultural que se desarrolla cada enero en la cuna de Linares Cardozo, con la participación gratuita de grandes artistas del litoral.
Dice Castaldo: “Con los discursos de los progres de ocasión y de los federales mediáticos no vamos a ir a ningún lado. Los cuentos políticos para Caperucita seguirán siendo cuentos mediocres para continuar la entrega. El progresismo de mercado aprieta y ahoga: la matriz constitucional conservadora alberdina ha fracasado. No podemos seguir mintiéndonos todo el tiempo tanto tiempo. Hay que rediscutir qué entendemos por entrerrianía y cómo la afirmamos y defendemos en serio, y hay que rediscutir qué entendemos por federalismo, dejando de leer absurdamente a Artigas como antecedente simpático de Rosas, Urquiza y Alberdi. La confederación de pueblos y culturas libres de Nuestra América fue y será otra cosa”.
Ese 3 de Julio
El trabajo elogia las obras de Alberto Gerchunoff y a su vez cuestiona algunas posiciones del notable escritor.
“El Urquiza de Gerchunoff, ese paradójicamente elogiado ‘conde feudal’, es aquel que ‘con el auxilio del gauchaje desgauchaba la provincia, porque después de las guerras de la libertad lo esencial consistía en el desgauchamiento y en esa misión estaban los enemigos de Rosas, los que le sucedieron y le dieron a la Nación coherencia durable, unidad de sentimiento, interna amalgama y uniformidad’”, transcribe Castaldo y luego señala:
“Una pena que Gerchunoff no viera bien los peligros de la londonización también por estos pagos, pero más allá de eso, tal vez sea bueno preguntarnos: ¿hasta dónde nos han desgauchado?, y ¿qué costos y consecuencias han tenido para nuestros pueblos este desgauchamiento político y cultural?”
“Pero ni el propio Urquiza pudo quebrar completamente la entrerrianidad subalterna que utilizó y condujo durante tanto tiempo. Su propia muerte es una prueba de esto, pero mucho más importante es recordar aquí el hecho histórico, popular y revolucionario de la Sublevación del Arroyo Basualdo, en Feliciano, de las milicias gauchas contra su jefe Urquiza, negándose a ser cómplices de la política unitaria, porteña, oligárquica, imperialista y genocida de la Guerra del Paraguay. Las clases subalternas entrerrianas y litoraleñas soñaban otra Entre Ríos y otra América… Ese 3 de Julio de 1865, que debería enseñarse en todas nuestras escuelas y que debería ser una de nuestras más importantes fechas patrias y populares, está en el fondo y nadie nunca podrá borrarlo, en el alma de la entrerrianidad. Ese 3 de Julio fue otro capítulo de afirmación de la ética política entrerriana originaria”.
Castaldo se refiere así al desbande que el historiador Aníbal Vásquez cuenta de esta manera: “en horas de la mañana del día 3, Urquiza abandonó el campamento para entrevistar a Mitre en Concordia, y en esa noche y primeras horas del día 4 se alzaron las divisiones de victorianos y nogoyaceros, sin quedar uno solo. El desbande comprendió 2.154 hombres que importaban la contribución de los departamentos Victoria y Nogoyá y otras fuerzas comandadas por los coroneles Navarro y Caraballo”.
“Urquiza atribuyó la dispersión a su ausencia, falsos rumores sobre su viaje, al alcohol y otras causas. Era tal el estado de sedición y de indisciplina de las caballerías, que sin consultar con el comando general resolvió, el 7 de julio, retroceder al interior de la provincia, licenciándolas hasta nuevo aviso. Meses después las volvió a reunir repitiéndose el desbande en Toledo”.
“Lo ocurrido no constituía un fenómeno reducido al estricto ambiente militar sino una expresión del sentimiento colectivo del pueblo entrerriano adverso a la guerra contra Paraguay”, insiste Aníbal Vásquez.
Muñecos tontos
Pero volviendo al breve ensayo de Castaldo, que estos días se distribuye en La Paz, Paraná y otras ciudades en la revista gratuita que realizan los organizadores del encuentro cultural paceño, lo notable del aporte es la reunión de razones para repensar el federalismo desde las raíces mismas, y con referencias a otras evoluciones de ese sistema en el mundo que sería largo transcribir.
Dice el estudioso mariagrandense, que está al frente de la secretaría de derechos Humanos de la CTA Paraná: “Hay que disputar sin tregua la tergiversación, manipulación y malversación progresista, populista y reaccionaria en todos los casos de las nociones de autonomía y de federalismo, primero, reafirmando la soberanía particular de los territorios en serio y no la complicidad feudal con el saqueo, y segundo, teniendo en claro que cuando Artigas planteó la Liga de los Pueblos Libres, pensaba en pueblos emancipados del centralismo y de cualquier forma de imperialismo y de neocolonialismo. El feudalismo burgués y oligárquico de varios no tiene nada que ver con la soberanía política bioregional, la autonomía social y el federalismo libertario… Necesitamos retomar las riendas para poder decidir nosotros y defender lo nuestro”.
Al final, convoca: “Volvamos a decir con fuerza entrerriana y entrerriano. No podemos seguir siendo más sumisos y entregados peoncitos de estancia en la era del saqueo y de la acumulación imperial ecocida por desposesión a los pueblos. Ni mucho menos muñecos tontos, huecos e ignorantes para entretener a los turistas y sus billeteras. Debemos reiniciar nuestro viaje al país de los matreros, es decir, nuestro camino a nosotros mismos, reafirmando la dignidad en la lucha común soberana”.
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Paradojas en el país de la gauchada
“Las contradicciones de la entrerrianidad oprimida se ven todos los días, se ven en nuestros gurises, tan buenos de bondad entrerriana de pueblo, y tan adictos al celular, al facebook, al chat, a la coca cola, a la tele porteña y norteamericana, y a la gran disneylandia hegemónica. Necesitamos reafirmar lo nuestro en todas las trincheras de lucha y en todos los frentes sociales: la entrerrianidad y nuestra historia deberían enseñarse desde Jardín de Infantes y repasarse, discutirse y profundizarse hasta la Universidad, desde una revolución pedagógica y cultural con una Entre Ríos soberana”, sostiene Castaldo.
“La neocolonización del mundo de la vida entrerriana debe combatirse con cambio de política y con una revolución cultural. Defendamos lo nuestro, potenciemos lo nuestro, y usemos las cosas que democráticamente nos parezca justo y mejor, pero no seamos usados nosotros por las cosas y las mercancías, y no creamos que esa es la única alternativa de nuestras vidas”.
“Todavía nos da vergüenza cobrar un dinero por un trabajo de proximidad, porque en el fondo no queremos que el dinero ni el capital se metan en las relaciones sociales y vitales. Todavía decimos ‘dejalo’, ‘después arreglamos’, y esa es una afirmación ética anticapitalista popular extraordinaria de los buenos entrerrianos, de la gente de pueblo, de la buena gente”.
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