jueves, 20 de enero de 2011

La perenne “oportunidad haitiana” - Beatriz Stolowicz

Correo a Actividad SXXI-FAE:

Estimado Mauricio: la situación haitiana marcha claramente hacia una crisis política de envergadura. Nos parece extremadamente importante en este tiempo, explicar como la invasión imperial y subimperial, tiene por objetivo central aplastar toda posible consolidación de la lucha del pueblo haitiano contra la oligarquía abyecta de su país y por una salida de izquierda y socializante. La lucha por la AUTODETERMINACIÓN Y EL RETIRO DE LAS TROPAS invasivas, debe unir en un haz particularmente a los trabajadores y organizaciones sociales de toda AL y particularmente del SUR. (tiene que empezar a aparecer en los muros de nuestras ciudades el "FUERA Tropas..." en forma generalizada)

Un abrazo
Andrés Olivetti
Montevideo - 20/1/2011


La perenne “oportunidad haitiana” - Beatriz Stolowicz


El terremoto del 12 de enero en Haití -dicen- era imprevisible pues la falla tectónica se conoce pero no tenía movimiento desde el siglo XIX. Pero los efectos de destrucción humana y física no son una pura maldición de los dioses. Los devastadores huracanes de julio-agosto de 2008 sobre Haití y Cuba tuvieron resultados distintos: cuatro personas murieron en Cuba, y 793 en Haití.
Suele repetirse que la causa está en la miseria en Haití, que es un país olvidado. Pero no todos se han “olvidado” de Haití, no los que han ganado y siguen ganando con su miseria. […] Ganaron la Francia colonialista, imponiéndole un bloqueo marítimo total y una “reparación” impagable, por la osadía de los negros de independizarse, en 1804. De esa deuda, que fue transferida a EE.UU., éste ganó desde antes de ocupar Haití, de 1915 a 1934, y siguió ganando con su dominio permanente sobre la isla mediante dictadores títeres, como los Duvalier. Habían ganado Francia y después EE.UU. en la construcción del canal de Panamá, sumando haitianos a los trabajadores esclavos chinos. Con la miseria de los pequeños productores agrarios, expropiados y desplazados a las zonas montañosas desde el siglo XIX, ganó una burguesía criolla servil al imperio, que no cargó con el pago de esas infames “deudas” colonialistas y que se benefició de la economía de enclave del algodón, café y caña de azúcar, explotando a esa mano de obra despojada.
[…] Con la miseria de ese pueblo hambriento también ganan los empresarios dominicanos. Las nuevas olas de desempleo agrícola han empujado a cientos de miles de haitianos a emigrar como ilegales a la producción de caña de azúcar en la vecina República Dominicana. Hoy se calcula en 300 mil los haitianos que son extorsionados por los traficantes de migrantes ilegales (buscones), por las fuerzas policiales dominicanas, por los contratistas. En muchos casos, esos trabajadores son deportados a Haití antes de que cobren por su trabajo.3 Lo mismo ocurre con los que emigran indocumentados a EE.UU. Las masas de desempleados rurales han ido a buscar su subsistencia a las ciudades, donde viven hacinados en sus periferias. Aprovechándose de ese ejército de desempleados, los empresarios pagaban, hasta hace pocos meses, un salario de 1,70 dólares al día.
La violencia que se vive en Haití es generada principalmente por paramilitares [...]. Sin embargo, la “pacificación” de Haití se dirige, cada vez más, a la represión contra los movimientos sociales, de trabajadores, universitarios, de abogados defensores de los derechos humanos. La criminalización de las protestas sociales se encubre con la retórica de la “lucha contra la delincuencia” […]. Represión contra los que protestan; y también en contra de niños, mujeres y jóvenes que sólo son culpables de ser pobres y estar desesperados. […]

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