Farfán dice que el verano permitirá reponer fuerzas y planificar un nuevo impulso a la causa estudiantil. Pero esta vez -observa- con mayor conciencia sobre la relación de las demandas estudiantiles con otras, que reclaman cambiar el modelo neoliberal y la institucionalidad heredada de la dictadura. Reconoce diferencias al interior del movimiento estudiantil, que tienen que ver con la exigencia de educación gratuita y con el rol que se asigna al Congreso como lugar para dilucidar las demandas sociales. Farfán se expresa de manera crítica sobre los dirigentes políticos y los parlamentarios, y predice que los estudiantes intervendrán en las próximas elecciones como un grupo de presión, a favor de quienes se comprometan con la transformación no solo de la educación sino también del país.
Sebastián Farfán tiene 23 años, nació en Playa Ancha (Valparaíso) y vive cerca de Quilpué. Estudia historia en la Universidad de Valparaíso y le interesa la investigación, en particular de la historia de Chile. Reconoce que sus profesores han jugado un papel importante en su formación política y en la comprensión de los fenómenos sociales. Pertenece al Colectivo Estudiantes Movilizados, que agrupa a una vasta gama de jóvenes de Izquierda. De manera silenciosa ese colectivo viene agrupándolos para ganar las direcciones estudiantiles de planteles de educación media y superior en todo el país. “Llegué a este cargo -explica- luego de un largo proceso para desplazar a direcciones conciliadoras que representaban al PC y a la Concertación”.
¿Qué significa hoy una “Izquierda revolucionaria”?
“Con la arremetida neoliberal de los 80, hubo una dispersión de la Izquierda y un vacío que aún no se ha llenado. Nosotros somos un colectivo que quiere ocupar ese espacio para contribuir a la transformación radical de las actuales condiciones de vida de chilenos y chilenas.
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