Comprobar que desde el 1985 (año en el que nació el Movimiento dos Trabalhadores Rurais Sem Terra (MST), este movimiento no ha dejado de crecer ni ha abdicado de sus principios, convirtiéndose en un referente, tanto en Brasil como en toda América Latina, es un signo de esperanza en medio de este nuestro desierto lleno de rabia e impotencia.
Bajo el lema de: "Ocupar, resistir y producir", el MST organiza a los campesinos que no tienen tierra para ocupar zonas improductivas. Para ello pueden agruparse desde 300 familias hasta 3.000, normalmente personas que viven en los barrios pobres de las grandes ciudades después de haber sido expulsados del campo. Salir de la pobreza y volver a vivir del trabajo en el campo es lo que empuja a estas familias a agruparse en torno al MST y empezar el proceso de ocupación y resistencia.
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