martes, 20 de diciembre de 2011

Las huellas del 2001 y los desafíos presentes

Aquellas jornadas de protesta popular se convirtieron en punto de quiebre para la hegemonía neoliberal en Argentina.

¿Qué saldo actual -vigente hoy, proyectable a futuro- dejó aquella extraordinaria coyuntura política conocida como “la crisis del 2001” o, más precisamente: “la rebelión popular del 19 y 20”?

El repaso histórico será breve, pero indispensable: aquellas jornadas de protesta popular se convirtieron en punto de quiebre para la hegemonía neoliberal en nuestro país; el régimen político se vio arrastrado a una crisis de representatividad y gobernabilidad (un relato más amplio puede leerse en el artículo de Azcurra); amplios sectores de la sociedad se volcaron a la protesta, pero también al ejercicio de la autoorganización en asambleas, en barrios, fábricas, comunidades, experiencias culturales o comunicacionales alternativas (“ensayos instituyentes orientados a devolver el manejo de la cosa pública al pueblo”, según plantea Casas en su artículo).

Colectivo Editorial Marcha - La Haine - Leer Completo


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El largo 21 de Diciembre que construyó el capital y el poder...
“Resulta una ironía que a diez años del 19 y 20 de diciembre, un Gobierno que se dice nacional, popular y progresista, le regale como homenaje a nuestro pueblo y a quienes fueron asesinados en los acontecimientos del 2001 la sanción de una Ley Antiterrorista cuyo único sentido es el de disciplinar y criminalizar la protesta social



Por Sebastián Tafuro. “Lo combativo no tiene por qué estar reñido con la belleza”. En el elegante salón del primer piso de la sede nacional de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE), Víctor De Gennaro recibió a Marcha y comenzó la conversación, que abordaría diferentes temas, reflexionando sobre la estética del lugar de encuentro y su ligazón con el espíritu de lucha de un gremio que supo tener grandes hitos.


Desde la rebelión popular de 2001 hasta su constante apuesta a un movimiento político, social y cultural de liberación, el actual diputado nacional por el Frente Amplio Progresista (FAP) se explayó largo y tendido con su tenaz discurso y un inconfundible estilo.


¿Cuál es tu reflexión sobre la conmemoración que se produce a 10 años de la rebelión popular de 2001?

-Es muy importante recuperar la historia. Para mí es muy bueno que se recupere, aunque hay distintas recuperaciones. El poder lo va a mostrar y va a decir “guarda con el 2001, el caos, la represión”. Para mí el 19 de diciembre terminó la dictadura militar. Aunque quizás los jóvenes no conozcan tanto, fue lo más parecido al 27 de junio de 1975. Esa jornada, conocida como el “Rodrigazo”, hubo paro y movilización y fuimos todos a la Plaza de Mayo. Echamos a Celestino Rodrigo y a López Rega en su intento de hacer vía democrática con un gobierno popular peronista lo que después tuvo que hacer la dictadura. Ese día todos salimos a la calle y la casa de gobierno estuvo vacía. Sin embargo, ese día también comenzó el golpe ya explícito, el genocidio, “hay que darle para que tengan a este pueblo”.

Tardamos tantos años para volver. Y en el 89 cayó el muro y la traición del peronismo con Menem fue terrible. Ahí empezó otro desierto. La resistencia que empezamos en el 90, 91, el 19 de diciembre terminó. Laburamos una década y terminamos en todo el país movilizados contra el estado de sitio para decir “no”. Y al otro día, nadie en la casa de gobierno. Nosotros podemos ser capaces de voltear un gobierno, pero no somos capaces de gobernar. Terminó la dictadura y empezó un tránsito hacia el gobierno nuestro, hacia el gobierno del pueblo y ese es el tránsito en el que estamos.

¿Pensas que pudo haber habido otra salida política al 2001 o las condiciones no posibilitaron que haya ese “gobierno del pueblo” que vos planteas?

-Estábamos más preocupados por defendernos. La mejor experiencia popular se llamó FRENAPO, Frente Nacional contra la Pobreza. Fue impresionante. El poder te va a mostrar la represión y la huida de De La Rúa, pero no te va a contar que ese año por ejemplo hicimos el Matanzazo, 19 días tomada la ruta 3 y Patricia Bullrich (que era Ministra de Trabajo en ese entonces) tuvo que ir a firmar ahí para desactivar el corte. Tres veces llenamos la Plaza de Mayo al mes siguiente, hicimos la marcha contra el ALCA y luego el FRENAPO, una consulta popular con 3.100.000 votos. El 13 hubo un paro nacional conjunto con la CGT, votamos el 14, 15, 16 y 17; el 18 hicimos la conferencia y a la noche empezó el quilombo. Era toda una movilización popular. Había todo un trabajo y una organización, pero estábamos más preocupados por defendernos. Hasta el nombre de la mejor experiencia popular que hicimos es defensivo.

Perteneces a la corriente Unidad Popular que está dentro del FAP y al mismo tiempo impulsas un movimiento político, social y cultural que trascienda esas siglas; ¿Hay un instrumento político específico? ¿Cuál es la relación entre las distintas organizaciones?

-La política es todo, es construcción de poder para hacer lo que uno cree que debe hacer en función de un proyecto, en nuestro caso, recuperar la soberanía de la patria y hacer la felicidad del pueblo. Para eso queremos tener poder. Vos construís política para eso, la política no es un instrumento, no es una organización. Vos vas cambiando y haciendo las organizaciones que te permiten conseguir el objetivo, no hay que enamorarse de la sigla, del aparato, sí de la construcción colectiva. Por eso una constituyente social somos todos, el pueblo, el enemigo no, el que concentra y extranjeriza no tiene nada que ver con nosotros, los que mandan, los que asesinan, ni genocidas ni corruptos, esos ninguno.

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